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EL MATRIMONIO ENTRE NARCOTRÁFICO Y SIONISMO EVANGÉLICO EN BRASIL

Rafael Machado*

Ignorar las religiones como si fueran actividades puramente privadas y sin repercusiones graves en la esfera pública impide al Estado anticipar el surgimiento de sectas peligrosas, lo que facilita fenómenos como el narcopentecostalismo.

 

¿Qué pasaría si te dijera que en cierto lugar un grupo de narcotraficantes fuertemente armados gobierna un territorio de aproximadamente 200 mil habitantes, es dirigido por un sacerdote, tiene sus armas bendecidas en templos y justifica sus actividades criminales con discursos y narraciones sacadas de un libro sagrado?

Probablemente pensarías que estoy hablando de algún lugar del Medio Oriente o África gobernado por otro grupo terrorista salafista-wahabí, que habría encontrado su principal fuente de financiación en el tráfico de drogas.

Pero si te dijera que me refiero a un grupo supuestamente cristiano, entonces dirían que debe ser la trama de una nueva película. Y si les dijera que se trata de un grupo de narcotraficantes evangélicos neopentecostales liderados por un pastor que bautizó su territorio como «Complejo de Israel», entonces dirían que estoy delirando.

Sin embargo, este grupo y este lugar existen justo en Río de Janeiro, Brasil.

El proyecto del «Complejo de Israel» no surgió ahora. Es el resultado del esfuerzo concentrado de uno de los líderes del Tercer Comando Puro (una de las principales facciones criminales de Río de Janeiro), Álvaro Malaquias Santa Rosa, también conocido por los apodos «Aarão» (Aarón) y «Peixão» (Pez Grande), el primero como referencia al patriarca hebreo del Antiguo Testamento y el segundo como referencia a uno de los símbolos más importantes del cristianismo, el pez. El proyecto en cuestión comienza en la favela de Parada de Lucas, para de allí anexar las favelas de Vigário Geral, Cidade Alta, Pica-Pau y Cinco Bocas. Y si la región en cuestión ya pasó por las manos de innumerables líderes criminales diferentes, la mayoría de los cuales ya están muertos, «Peixão» comanda esta fracción del TPC desde 2015, volviéndose cada vez más fuerte.

Este territorio controlado por el narcotráfico sigue la lógica típica de modelos similares: terror y violencia contra quienes se resisten al dominio de los criminales, soborno y cooptación de policías corruptos para ignorar las acciones de las pandillas, y asistencia social para que la «comunidad» tolere o incluso valore a los criminales.

Lo innovador aquí es la dimensión abiertamente religiosa que se da a la acción criminal.

La primera evidencia de algo que podríamos llamar «narcopentecostalismo» en el que están implicados los mismos actores apareció también en 2019, con la llamada «Bonde de Jesús», un grupo de traficantes que realizaba ataques a templos religiosos afrobrasileños. El grupo, liderado por el propio «Peixão», identificado simultáneamente como «jefe del narco» y «pastor evangélico», iba de templo en templo ordenando clausuras, vandalizando y amenazando de muerte a los fieles y líderes.

Era común en estas acciones que los criminales destruyeran específicamente las estatuas e imágenes de las entidades veneradas en estos templos. Antes de eso, este tipo de situaciones solo se veían esporádicamente, también por parte de fanáticos neopentecostales contra imágenes incluso de santos católicos.

Esta iconoclasia evoca,  casi inmediatamente, imágenes de la iconoclasia salafista en algunos países de Oriente Medio y Asia Central, como el trágico caso de la destrucción de las estatuas de Buda en Afganistán.

La iglesia donde «Peixão» es pastor es la Assembleia de Deus Ministério de Portas Abertas, una entre las miles de diferentes denominaciones cristianas existentes en Brasil, ya que el Estado no regula ni siquiera supervisa la actividad de las religiones y sectas, siendo posible que cualquier persona cree una nueva religión, secta o denominación religiosa, lo que implica el acceso a diversos beneficios, como la exención de impuestos para sus actividades «religiosas».

En 2020, Peixão anunció la creación del Complejo de Israel, a partir de las favelas de Parada de Lucas, Cidade Alta y Vigário Geral, con el objetivo de expandirse a otras favelas vecinas. En esta búsqueda de expansión, la retórica es la de una «guerra santa». Durante la invasión de la favela de «Cidade Alta», por ejemplo, la retórica fue que iban a «liberar al pueblo de Cidade Alta».

Las fuerzas del pastor «Peixão» también tienen sus propios apodos, además del temporal y ya superado «Bonde de Jesús». Sus hombres, que se cuentan por centenares, también se autodenominan «Ejército del Dios Vivo», «Tropas de Aarón» y «Bonde de la Cábala”. En varios lugares del Complejo de Israel se izan banderas israelíes, así como grafitis en las paredes en homenaje al Estado sionista.

No se sabe si existen vínculos directos entre este fenómeno y el lobby sionista en Brasil, pero como ya hemos señalado en otro artículo para la Fundación Cultura Estratégica, la difusión del neopentecostalismo en Brasil tiene su origen en un proyecto estadounidense para suavizar el natural rechazo brasileño al neoliberalismo, al atlantismo y al sionismo.

En cierto sentido, tal vez este fenómeno deba considerarse inevitable. El crecimiento demográfico desordenado de las zonas urbanas periféricas de Brasil, las favelas, se produjo precisamente en un momento de crisis «vocacional» en la Iglesia Católica (la religión más tradicional en la formación cultural brasileña), en un momento en que la Iglesia luchaba por formar sacerdotes en cantidad suficiente para hacer frente al crecimiento demográfico.

Pero como el ser humano tiene anhelos espirituales que deben ser satisfechos (y en este sentido el hombre también es «homo religiosus»), alguien debería llenar ese vacío y era precisamente el protestantismo neopentecostal el que estaba mejor preparado para hacerlo. Con un menor tiempo de formación y menos formalidades, las iglesias evangélicas pueden producir pastores en cantidades mucho mayores para ocupar el espacio dejado por la Iglesia Católica.

La forma en que esto se ha mezclado con la violencia es algo más complejo. Las iglesias siempre han tenido que mostrar cierto grado de connivencia y tolerancia con la criminalidad para poder operar en esos territorios. Los pastores también han hecho de las cárceles un lugar de predicación, con el objetivo de convertir a los presos. Muchos se han convertido a la religión; es cierto que algunos de ellos realmente han cambiado sus vidas. Pero muchos presos neopentecostales han vuelto a la vida delictiva sin abandonar su nueva fe.

Con el crimen y el neopentecostalismo ya normalizados y coexistiendo durante décadas en el mismo espacio, tal vez era sólo cuestión de tiempo hasta que convergieran en una figura que desempeñara un papel de liderazgo criminal y religioso a la vez. Esto es lo que permitió el surgimiento del Complejo de Israel. Y tal vez también era sólo cuestión de tiempo hasta que esa peligrosa fórmula desembocara en una persecución religiosa contra los católicos, como años atrás ya había afectado a los seguidores de las religiones afrobrasileñas.

Este mes, sin embargo, sucedió lo mismo: el jefe evangélico del narcotráfico ordenó el cierre y fin de las actividades de las parroquias católicas que aún funcionaban en el Complejo de Israel, prohibiendo la celebración de misas, bautismos, casamientos y festividades. Tres parroquias católicas fueron afectadas: las de Santa Edwiges, Santa Cecília y Nossa Senhora da Conceição e Justino, cuyos sacerdotes y fieles fueron amenazados de muerte.

La policía respondió en los últimos días con un operativo policial a gran escala en la región, pero teniendo en cuenta la historia de Brasil en la lucha contra el crimen organizado, es difícil creer que estas medidas eliminarán definitivamente el Complejo de Israel.

Fenómenos extraños como el del narcopentecostalismo pueden verse facilitados por el hecho de que Brasil aún no cuenta con ninguna política pública específica ni con un organismo estatal especializado en supervisar las actividades religiosas.

El hecho de ignorar las religiones como si fueran actividades puramente privadas y sin repercusiones serias en la esfera pública impide al Estado anticipar el surgimiento de sectas peligrosas, lo que facilita fenómenos como el narcopentecostalismo. En el mismo sentido, preocupan las noticias recientes que indican que también puede haber un cierto crecimiento, aunque modesto, del salafismo en las favelas brasileñas.

 

* Editor, analista geopolítico y político, escritor especializado en asuntos latinoamericanos.

 

Artículo publicado en inglés el 22 de julio de 2024 por Strategic Culture Foundation, https://strategic-culture.su/news/2024/07/21/the-marriage-between-drug-trafficking-and-evangelical-zionism-in-brazil/.  

 

PARECÍA IMPOSIBLE, PERO ES CIERTO

F. Javier Blasco*

 

Llegado al punto y momento político actual, me vuelvo a preguntar una vez más ¿cuántas veces habremos pensado y concluido que los desmanes, exabruptos y excesos de Sánchez no daban para más? Hace tiempo que muchos, movidos por la buena fe, pensábamos que había llegado al punto máximo y que no se atrevería a dar un paso más allá.

Pero no, nunca es suficiente para saciar las ansias de poder a un hombre débil por naturaleza, que debe sobrevenirse y que además es egocentrista, narcisista, totalmente dependiente de los demás y sin ningún tipo de escrúpulos para usar todo y a todos lo y los que sean necesarios con tal de salvar su continuidad en la Moncloa para, de ese modo, seguir ejerciendo el poder omnímodo en España, aunque sin, verdaderamente, gobernar.

En los últimos tiempos su propia mente y la enorme cohorte de sesudos y mal pensados asesores y de malvados azuzadores de la perversidad que le rodean y mal piensan sin cesar, insisten en aconsejarle o poner sobre el mantel nuevas, espeluznantes y estrambóticas actuaciones o medidas rayanas con la ilegalidad, mediante la producción de bulos, mentiras, slogans, directorios, guiones, prontuarios y mensajes colectivos con los que tapar los problemas que le rodean y aprietan el cuello de verdad.

Su vida privada y más cercana está empezando a mostrar que parte de sus traseros no son limpios ni puros en su totalidad; incluso, a pesar de cubrirles las espaldas con frases como la máquina del barro o tretas como la de inducir a la derivación de la causa contra su esposa a la fiscalía europea donde, por si hiciera falta y desde hace tiempo, ya tiene asentado un fiscal de su total cuerda y acomodo como representante de España y que por tanto sea el obligado  ponente de las causas que procedan de aquí; pero, parece que, en esto, le ha salido un hueso duro de roer y no toda la causa será trasladada a otro lugar.

Por otro lado, el eminente músico, su hermano, al que nadie ve currar, ni tributar y ni siquiera vivir en una residencia de verdad en España, sino en Portugal, que además cobra sus pingües sueldos y ayudas del erario público nacional español, también parece que se puede encontrar con problemas para explicar su elevado patrimonio económico (unos 1,8 millones de €) cuando no se le conocen grandes empleos, importantes conciertos, contratos o herencias que le hayan podido económicamente engordar.

Su cercano entorno político tampoco está limpio de verdad sino muy sucio e implicado en la ciénaga del mal; el caso Koldo, entre otros muchos más hace que sus mozos de estoques y hombres de toda confianza puedan, con mucha probabilidad, resultar salpicados de ciertas corruptelas. Corruptelas o robos de verdad, que sumados uno a otro pueden llegar a cantidades importantes muy difíciles, a simple vista, de imaginar y mucho menos, de justificar.

Pero todo esto, si bien no deja de ser importante y preocupante de verdad, no es nada comparado con dos temas, que tienen mucha más enjundia y trascendencia política, económica y personal; como puede ser la enorme podredumbre amasada entorno a la escabrosa venta de mascarillas en los primeros tiempos de la pandemia. Tiempos, en los que se derivaron grandes sumas de dinero a manos y bolsillos socialistas de toda su confianza, personas o entidades que, además de enriquecerse de forma miserable, pusieron en peligro la vida de miles o millones de españoles en momentos en que nos moríamos a chorros por todas las esquinas y sin saber que profilaxis debíamos adoptar, ya que, sin saberlo oficialmente, las mascarillas suministras por las autoridades no cumplían su cometido, eran muy caras y tremendamente nocivas en su totalidad.

El otro gran problema y muy difícil de ocultar es el ignominioso trato de favor que ha tenido que realizar con un prófugo de la Ley y sus mosqueteros para obtener siete envenenados  apoyos (votos) que le mantengan en su sillón del poder y que se plasma en dos documentos o hechos oficiales que nunca se podrán borrar; la Ley Orgánica 1/2024, de 10 de junio, de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña y la reciente decisión que se ha visto forzado a adoptar tras un mes «horribilis»  del PSOE en el Congreso, al haber renunciado ni siquiera a presentar los presupuestos para este primer año de mandato y perder hasta seis votaciones de forma consecutiva. Y todo ello, tras la consiguiente cesión a Puigdemont de una insólita «cláusula Cataluña» para garantizar todas las votaciones que vendrán.

Con respecto a la Ley, basta con leer con detenimiento su vergonzoso e irreverente nombre o título para darse cuenta de que es una alcaldada y engaño para bobos, poco o nada democrática dirigida en claro favor y beneficio de unos delincuentes que no solo incumplieron la Ley vigente en su día, sino que ahora, consiguen que, con este bodrio legislativo, se les borre todo su pasado delictivo sin más y se les pida perdón por haberles acusado y juzgado siendo «hombres de paz», como colofón y ejemplo de que el texto de la misma se ha confeccionado al dictado de ellos mismos, sin el menor rubor ni vergüenza definitiva o pasajera por parte de ninguno de los implicados en este valladar.

La otra medida específica para Cataluña, supondrá de hecho una serie de grandes condonaciones de un dinero, por cierto, malgastado por los propios dirigentes, antaño golpistas y hoy gente de paz y que, para más inri, deberemos pagar todos los españoles de nuestros bolsillos; amén de una serie de privilegios, ventajas y subvenciones unilaterales, si es que Sánchez quiere cumplir su promesa de convertir a Salvador Illa en el presidente de la generalidad. Inversiones y gastos desproporcionados ―que ya se han bautizado con el flamante nombre de «financiación singular»―, aún por venir y especificar, que, sin duda, supondrán un enorme desequilibrado y una mayor separación en los derechos de todas las regiones y los habitantes de las mismas, ante lo que ignominiosamente se nos impone el no poder opinar.

A estas medidas centradas en Cataluña hay que añadir que, una vez pasado el largo periodo electoral de tres recientes comicios enlazados en el tiempo, Sánchez ya ha se ha quitado la careta de forma definitiva porque ya no hay que engañar a nadie más. Ahora sus direcciones principales de esfuerzo de ataque se dirigen de forma plena e inmisericorde a la oposición, encabezada por el principal partido en ella, que ya no le sigue de cerca, sino, que le sobrepasado claramente en varios de los principales comicios recientes; acabar con la libertad de prensa y expresión para todos aquellos medios que no le rinden pleitesía y fidelidad y un ataque y asalto sin miramientos ni cortapisas al poder judicial desde el más humilde juzgado hasta las más altas instituciones de la judicatura.

Para salvar el tipo y llevar a cabo a buen puerto esta tereas, al igual que para todas las anteriores despreciables y poco democráticas acciones de abuso de poder recientes o no, se valdrá de los hombres de barro y de paja ya colocados en puestos clave como el Tribunal Constitucional, la Fiscalía y Abogacía general del Estado, el Consejo de Estado, el CIS y otros muchos más, quienes, por diversos  y nada justificables motivos, cual muñecos del pim, pam, pum, prestan sus rostros, personalidad y prestigio profesional para salvar el tipo a su amado líder, sin importarles los escupitajos que reciban ni los ataques personales o colectivos de los que serán objeto en todo su oscuro y sucio caminar.  

Por si no nos habíamos enterado de sus tejemanejes de carácter personal, golpista y de sus acciones autocráticas dentro y fuera de España donde cada vez se le escucha y recibe menos y tras haber culminado la ruptura de relaciones con Argentina e Israel, termina esta semana en casa ―mientras el resto del mundo se reúne entorno al G7― recibiendo a bombo y platillo a Erdogan, el más que cuestionable presidente de Turquía, famoso por sus golpes de efecto de carácter religioso, político, educativo o moral y de auténticos y cruentos autogolpes de Estado como una forma de presentar ante «el maestro» los logros de su discípulo o para recibir de aquel, consejos y directrices con los que pueda perfeccionar su obra maestra actual.  

Por último, ya fuera de casa, Sánchez ha participado en la Conferencia sobre la Paz en Ucrania, organizada durante este fin de semana en Suiza a propuesta y con un plan de diez puntos trazado ya en 2022 por el propio Zelenski. Para dar la nota de importancia, Sánchez hizo su aparición escénica escoltado por el octogenario Alto representante de la UE para asuntos exteriores (Borrell), quien está en sus últimos estertores de mandato con muy pocos o ningún objetivo cumplido durante el mismo. Es poco probable que la conferencia produzca resultados importantes ya que ni Rusia ni China han formado parte de la misma y, por tanto, se la puede considerar como un esfuerzo simbólico de Kiev para ganarse a la comunidad internacional y más dinero para alimentar la guerra.

Como ya he mencionado en muchas ocasiones, España bajo el mando de Sánchez, camina, a pasos agigantados, hacia una autocracia de puro corte y estilo bolivariano y muy pronto, solo esos «países hermanos», los antisistema y grupos terroristas como Hamás, nos darán la mano con aplausos y esperaran de nuestros actos y medidas  ―realizados por pura hipocresía  y necesidades del guion a fin de mantener el tipo gubernamental― algún fulcro del que se puedan agarrar o apoyar y justifiquen, con ello, que al menos hay alguien en la arena internacional que les comprende y apoya como si fueran de igual a igual.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

EL MOMENTO PALESTINO

Roberto Mansilla Blanco*

Imagen: hosnysalah en Pixabay, https://pixabay.com/es/photos/palestina-gaza-banda-7360944/

El anuncio de Irlanda, Noruega y España de reconocer oficialmente al Estado de Palestina el próximo 28 de mayo, las protestas pro-palestinas en universidades estadounidenses y europeas, el prudente distanciamiento por parte de Washington hacia Israel, el repudio de la mayor parte de la opinión pública internacional ante el drama humanitario en Gaza y la decisión de la Corte Penal Internacional de dictar acto de detención contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y otros altos cargos de su gobierno son aspectos que evidencian la dañada imagen internacional de Israel en medio de una guerra donde, con más de 35.000 palestinos muertos, comienza también a perder la batalla narrativa sobre su legitimidad.

«Un premio al terrorismo». Así calificó el pasado 22 de mayo el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu la decisión de Irlanda, Noruega y España de reconocer conjuntamente al Estado de Palestina el próximo 28 de mayo, que provocó  inmediatamente una crisis diplomática con esos países. En vísperas de unas decisivas elecciones parlamentarias europeas (9 de junio), otros países europeos podrían sumarse a ese reconocimiento oficial palestino.

Un día antes, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) Karim Khan, dictó una orden de arresto contra Netanyahu, el ministro israelí de Defensa Yoav Gallant así como también contra los líderes de Hamás por violaciones de derechos humanos con el trasfondo de la guerra de Gaza.

El mayo horribilis de Israel

Visto el panorama, ha sido un mes de mayo muy difícil para Netanyahu. El momento es simbólico porque el 15 de mayo conmemora un aniversario más de la creación del Estado de Israel en 1948. Pero también recuerda  la Nakba, la tragedia palestina fraguada por la expulsión de cientos de miles de refugiados lejos de su hogar histórico. Dos onomásticas diametralmente opuestas que, en el contexto de 2024, adquieren una nueva dimensión.

Hay síntomas de desesperación en Israel. El 10 de mayo, en medio de una votación en la Asamblea General de la ONU en la que 143 países aprobaron ampliar los derechos de Palestina para ser miembro pleno del organismo, el embajador israelí Gilad Erdan trituró literalmente la Carta Fundacional de la ONU.

Durante años empoderado por el tradicional veto estadounidense a cualquier resolución contraria a Israel acrecentando así su impunidad, Tel Aviv ya no esconde su desprecio por la ONU: ha cortado los fondos para la Agencia de Refugiados Palestinos (UNRWA), atacando desde sus convoyes hasta alguna de sus sedes mientras hostiga a otros cooperantes de esa Agencia por una supuesta participación en los atentados de Hamás del pasado 7 de octubre.

Tampoco se salvó Eurovisión, cuya edición celebrada el pasado 11 de mayo en Suecia (por cierto sumamente politizada, como viene siendo costumbre en este certamen en los últimos años) constituyó prácticamente un foro de críticas y desprecios por parte del público hacia la representación israelí.

Por otro lado está la opinión pública internacional. Principalmente desde Occidente, su tradicional aliado y fuente de legitimidad exterior, la imagen israelí se está viendo seriamente afectada por la guerra en Gaza iniciada por Netanyahu en octubre de 2023.

Las atrocidades de la operación militar israelí crean estupor en el exterior, con protestas cada vez mayores en campus universitarios desde EEUU hasta Europa y una orientación más propalestina en diversos sectores de la opinión pública que está paralelamente propiciando este auge en el reconocimiento oficial del Estado de Palestina. Todo ello constituye un golpe sensible para Israel, que observa cómo va perdiendo la narrativa a su favor de una legitimidad que hasta ahora se pensaba que conservaba casi intacta.

También está la tensión militar regional. Por primera vez tras el esporádico ataque iraquí a ciudades israelíes durante la guerra del Golfo de 1991, el territorio israelí recibió el 13 de abril un teatral ataque directo de parte de un enemigo regional, en este caso Irán.

Precisamente, el accidente aéreo que cobró la vida el pasado 19 de mayo del presidente iraní Ibrahim Raïsi y otros cargos de su gobierno recrea suspicacias ante lo que podría suceder en el Irán post-Raïsi así como sus repercusiones en un panorama regional cada vez más condicionado por el clima de confrontación directa entre Irán e Israel. Este contexto tendrá obvias implicaciones geopolíticas para los aliados regionales de Teherán, en particular el propio Hamás, el partido islamista libanés Hezbolláh y los rebeldes hutíes en Yemen, otra guerra silenciada que provoca riesgos geopolíticos y económicos para los intereses occidentales e israelíes.

Así mismo, Hamás ha logrado desnudar el mito y la aureola de invencibilidad militar israelí. Tras ocho meses de guerra, y si bien Israel ha logrado recuperar el control del norte de Gaza, no se aprecia una derrota militar significativa para Hamás. Más allá del drama humanitario con más de un millón de palestinos desplazados y hacinados hacia el puesto fronterizo de Rafah, en la frontera con Egipto, Hamás parece estar consolidando su posición como el único movimiento político palestino de resistencia capacitado para imponer también sus demandas políticas.

No obstante, el movimiento islamista puede igualmente observar una erosión en las simpatías que podría tener dentro de la población palestina si la tragedia humanitaria se prolonga hasta límites insoportables.

Biden toma distancia; Netanyahu se «atrinchera»

Toda vez es apreciable el distanciamiento de la Administración Biden con respecto a Netanyahu. La reciente aprobación de la ayuda financiera y militar estadounidense a Israel ha colocado en el centro de atención una unidad militar, en este caso la Netzah Yehuda, literalmente en idioma hebreo «Judea por Siempre», acusada de cometer atrocidades y violaciones de derechos humanos en Cisjordania y ahora con su participación en Gaza desde enero pasado.

De acuerdo con la ONG israelí  Yesh Din, esta unidad militar tiene «la tasa de condenas más alta de cualquier unidad del Ejército israelí por delitos contra palestinos desde 2010». Washington está debatiendo la posibilidad de sancionar a esta unidad militar para dejarla por fuera del paquete de ayuda.

Este contexto ha provocado una especie de «atrincheramiento» para los miembros del gobierno de Netanyahu, cada vez más dependiente de los «halcones» militaristas y los sectores de ultraderecha y ultrarreligiosos. Incluso han buscado «lavar la imagen» de Netzah Yehuda: el ministro de Defensa Gallant y el líder opositor Benny Gantz mostraron su sintonía con el primer ministro israelí, muy probablemente preocupados porque estas eventuales sanciones terminen dañando la imagen de un pilar básico de legitimidad del Estado de Israel como son sus fuerzas armadas y el complejo militar industrial en un contexto de seguridad nacional tan delicado como el actual.

También están las protestas en Israel, que no implican en absoluto algún tipo de solidaridad hacia el drama palestino. Desde 2023, Israel vive permanentes episodios de protestas internas toda vez la sociedad israelí está observando cómo la guerra en Gaza está afectando seriamente su imagen internacional. La huida hacia adelante de Netanyahu y su gobierno están polarizando cada vez más a una sociedad israelí que incluso comienzan a observar cómo cercenan sus derechos de libertad de expresión ante el estado de excepcionalidad trazado por la guerra en Gaza. Con síntomas de hartazgo, la sociedad israelí comienza a cuestionar los fundamentos y la eficacia de la operación en Gaza. Sabe que el costo a pagar está siendo elevado, especialmente en cuanto a su imagen internacional.

Netanyahu ha aplicado en Gaza una estrategia de «tierra arrasada» con tintes de genocidio que difícilmente podrá borrar ante el mundo. A pesar del desequilibrio militar a su favor, no se perciben avances significativos en ese terreno que permitan inferir una derrota estratégica para Hamás.

Por otro lado, la táctica israelí de intentar sepultar militarmente a Hamás para fortalecer políticamente a la anquilosada elite del poder dentro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con un octagenario presidente Mahmud Abbas sin prácticamente margen de maniobra, tampoco está dando sus frutos. La división política sigue siendo latente en una ANP atomizada, toda vez que la eficaz resistencia de Hamás parece convertirle, al menos moralmente, en el interlocutor más capacitado para defender las demandas palestinas.

Esta condición de movimiento de resistencia le permite a Hamás despojarse, al menos  ante la sociedad palestina, de cualquier proyecto de tipo ideológico definido por su naturaleza islamista. En el actual contexto de guerra de resistencia ante la agresión israelí, esta variable islamista poco o nada tiene que ofrecer.

El aumento del reconocimiento internacional al Estado de Palestina se prevé como un efecto más simbólico que real, una reivindicación histórica en medio de otra Nakba en Gaza. Pero la obstinación de Netanyahu por llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias puede también tener dos objetivos geopolíticos estratégicos: uno, condicionar de facto por la vía de la ocupación militar cualquier tipo de viabilidad y demanda en cuanto a las presiones internacionales por resucitar el fracasado esquema de «dos Estados» israelí y palestino, tomando en cuenta la actual coyuntura de aumento de apoyos internacionales para el reconocimientos de Palestina.

El segundo objetivo para Netanyahu es ganar tiempo esperando una posible victoria de su aliado Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre próximo. De este modo, alargar la guerra hasta observar el eventual regreso de Trump a la Casa Blanca en 2025 supondrá para Netanyahu una victoria política estratégica que, al menos a priori, logre amortiguar el aislamiento y el repudio internacional.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina.

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