TODA LA ATENCIÓN DEL MUNDO PESQUERO EN EL ATLÁNTICO SUR ¿Y QUIÉN ESTABLECE LA POLÍTICA PESQUERA NACIONAL (Artículo 9º de la Ley 24.922)?

César Augusto Lerena*

La actividad pesquera no puede tener como referente en la estructura del gobierno a un Subsecretario, funcionario que a pesar de lo que indica la Ley 24.922 no fija la política pesquera, entre otras cosas, porque en esa misma Ley estaba prevista como Autoridad de Aplicación una Secretaría de Estado, que el ex Presidente Menem vetó en 1998 (y bien sabemos qué cuestiones de poder lo motivaron), razón por la cual, el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca debe delegar sus funciones (de dudosa legalidad el procedimiento) para que el Subsecretario pueda presidir el Consejo Federal Pesquero (CFP). Ahora, es un secreto a voces que la Pesca poco tiene que ver en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (luego de Pesca y Alimentación), generalmente manejada por gente vinculado al campo, nada más alejado del mar, a lo sumo cercanos a las costas del Paraná, al Surubí, el Pacú y al Dorado o al Pejerrey de la Laguna de Chascomús.

La Pesca, es la prima pobre y fea en ese Ministerio. La política, la maneja (se podría decir) gente que —con razón— está preocupada por la climatología, las hectáreas sembradas, el precio del grano en Chicago, las retenciones… y las retenciones. Si estuviéramos en España sería distinto, pero aquí se agrega que en la Argentina no se consume pescado (5/6 kg/per cápita, cuando el promedio mundial es de 21kg), mientras que los que han dirigido y dirigen (¿?) este sector, se creen que con decirles (alguna vez) a los argentinos que debieran comer pescado los días 19 la cuestión está resuelta; bue… la razón para elegir un determinado día al mes (¿un día al mes?) lo dice todo: el número 19 en la quiniela corresponde al pescado (¡!). Que tal si agregamos, por su afinidad con el pescado, también el día 5, que en la quiniela es el “gato”, así duplicamos el consumo. ¡Todo el ingenio argentino aplicado a aumentar el consumo! El nivel de nuestros funcionarios debiera preocuparnos, más aun teniendo en cuenta, que está en juego una exportación de unos 2.100 millones de dólares por año y decenas de miles de trabajadores, proveedores y de pueblos del litoral que viven de esta actividad.

No. Nunca en el Ministerio del Campo entenderán que éste, es un Estado Marítimo, que la actividad pesquera no debe ser una actividad extractiva sino industrial y que la Pesca es una herramienta no solo productiva y alimentaria, que debiera formar parte de la política de salud de la Nación, de ocupación territorial marítima y, de desarrollo industrial, en todo el litoral marítimo nacional y, especialmente patagónico, estratégico y de bajo índice poblacional.

Dicho esto, tampoco los Subsecretarios de Pesca han estado a la altura de las circunstancias. No han sido capaces, ni siquiera, de administrar la crisis sectorial —hoy es un ejemplo más— y, si bien desde la administración de las cuotas se puede hacer política, los números indican lo contrario, ya que la concentración ha sido creciente a través de los años, contrario a lo que cualquier administración del recurso del Estado requeriría: investigación, conservación y distribución adecuada de los recursos.

Ahora, cómo se ve el accionar de un Subsecretario, que es a su vez presidente del CFP, que dedica su tiempo a aplicar los artículos 7d, 9d y 27 de la Ley 24.922 (los permisos, las cuotas y las autorizaciones) y desatiende la aplicación de los artículos 4, 5d y 22 de esa misma ley (los recursos migratorios de la ZEE y de Alta Mar más allá de las 200 millas). ¿Alguien podría creer que con solo aumentar las multas a los buques extranjeros que pesquen ilegalmente dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina se resolverá el problema? O nos olvidamos que la Armada y la Prefectura no tiene los suficientes medios y que, en los últimos 40 años, solo se capturaron un promedio de dos buques por año y que el problema no se resuelve controlando solo la ZEE Argentina, sino administrando el conjunto de la biomasa, es decir también el control de nuestros recursos migratorios, transzonales y las especies asociadas en la Alta Mar, no solo por una cuestión económica y social, sino también de soberanía nacional, en relación con nuestros derechos marítimos y los vinculados a los archipiélagos (entre ellos Malvinas) y la Antártida.

¿Sabrá el Señor Subsecretario, que convivió varios años en el CFP sin oposición alguna a las políticas del gobierno de Macri que —entre otras cosas— firmó el Pacto de Foradori-Duncan y, con él, aprobó las investigaciones conjuntas de pesca con los británicos y puso al INIDEP al servicio de la Reina del Reino Unido y que ahora el Canciller Felipe Solá suspende, porque entiende “que es uno de los temas soberanos, (y) no podemos entregar datos estratégicos a quien nos usurpa”, gobierno de cesión de los recursos nacionales, en el que también se profundizó la extranjerización y concentración de la actividad? No, no veo que en las Actas del CFP estas cuestiones centrales de la actividad se hayan tratado o se traten antes (y nunca) que el Poder Ejecutivo de la Nación anuncie hechos que inciden sobre la actividad pesquera; motivo por el cual, habría que preguntarse ¿quién establece y conduce la política pesquera nacional? ¿La que obligan los artículos 7º y 9º de la Ley 24.922?

Los hechos, sobre la política de fondo, han colocado, al Subsecretario y presidente del CFP, en el mejor de los casos, en el rol de vocero. Tranquilos, no es de ahora; pero, el Subsecretario de Pesca está desde hace tiempo y hoy en una dificultad superlativa y, con él, todo el sector pesquero nacional. La estrategia no la elabora y, a los problemas graves de administración interna del recurso (la rentabilidad, baja de precios y de consumo, pérdida de empleos, etc.) le debe agregar la política internacional, que ha resuelto hacerse de los recursos pesqueros del Atlántico Sur, por sus propias necesidades y ante la ausencia manifiesta del poder político pesquero nacional. El empresario y el trabajador producen y el gobernante ejerce la dirección y el control de Estado y en una actividad interdependiente internacionalmente debiera adelantarse a los hechos. El poder, si se dispusiese, ¡se ejerce! ¡Tamaña responsabilidad para un Subsecretario! Pero no es un lote del continente donde se realiza actividad y las decisiones que se toman en la UE o las necesidades alimentarias de los países asiáticos interfieren en la explotación y el comercio nacional, ya que estos países, no solo compran productos, sino que se apoderan de ellos con importantes flotas que pescan a distancia. Ya vimos hace días unos treinta buques chinos por el Estrecho de Magallanes, unos pocos, de los miles que tienen.

En la XXVII EXPOMAR reunidos bajo el lema ¿Y ahora qué?, la Comisión Europea anunció que restringiría la pesca en un 30% en las aguas comunitarias e incluso la declararía actividad non grata en el 10 % de las mismas. Aquí, la Secretaria General de Pesca Alicia Villauriz explicó “los retos que tiene por delante el sector y la necesidad de integrar las dos vertientes (económica y social) en un mensaje de tono verde que no se limitaría a las aguas de la UE, sino que extendería hasta alta mar. El Tratado sobre Biodiversidad que se negocia en Naciones Unidas, advirtió Villauriz, no debe dejar al margen a las ORP (organizaciones regionales de pesca), expertas en pesca y capaces de matizar el sesgo verde que amenaza al sector pesquero”. Toda una definición la de esta secretaria: la restricción de la pesca en aguas comunitarias se compensaría en aguas extracomunitarias (el Atlántico Sur, por ejemplo) y para los amantes de las OROP, éstas se ocuparían de matizar el color verde del pretexto conservacionismo con que se las promueven. Es decir, capturar fuera de Europa lo que no pueden hacer allí.

Pero, para que los españoles estén aún más seguros, el Secretario General de CEPESCA Don Javier “Paz y bien” Garat, sí, el mismo que les vino a vender espejitos de colores a las Cámaras de Argentina, aprovechó la ocasión para pedir nuevamente “Ayudas” al gobierno “medidas de choque que garanticen la liquidez de las empresas, así como seguridad jurídica y estabilidad presupuestaria, para afrontar la que ha definido como la ‘hecatombe económica y social’ que ocasionó el Covid-19”. Señalando que “la recuperación pasa por el incremento del endeudamiento y medidas de estímulo fiscal y de aplazamiento de impuestos (…) y aportar liquidez (…) la reducción urgente del IVA del 10% al 4% (…) y realizó un “llamamiento, a la gran distribución para priorizar la producción pesquera española y comunitaria y promover así la conocida como soberanía alimentaria”. Esto se llama juntar al gobierno y los empresarios para defender el interés de los españoles, por cierto, en un evidente perjuicio para el sector empresario y laboral argentino.

¿Eso es todo? No. El Brexit es una preocupación de británicos, de los isleños en Malvinas y de los españoles que pescan tanto al norte, como con licencia ilegal británica en el Área de Malvinas de la ZEE Argentina. El Reino Unido (RU) pretende acordar en forma anual el acceso a las aguas, contrario a lo que piensa el presidente de la Alianza Europea de la Pesca (EUFA) Gerald van Balsfoort, de que “no habrá acuerdo de libre comercio si no se cierra un arreglo de largo plazo sobre la pesca”.

El calamar de las islas Malvinas es un objetivo de negociación británica con Bruselas, ya que esta especie (Illex y Loligo) junto a otras, tienen como principal destino la UE (90%) a través del puerto español de Vigo, motivo por el cual, si no se mantiene libre de aranceles la importación habría un impacto negativo en Malvinas, pudiendo sufrir estos productos aranceles del 6% al 18%, aunque, el Reino Unido argumente que hay un interés compartido con la UE ya que los buques españoles son responsables en gran parte de las capturas en aguas de las islas y, que “Reino Unido actuaría en nombre de todos sus territorios de ultramar y buscaría resultados que apoyen su seguridad e intereses económicos”. Es decir, el Reino Unido no solo buscará fortalecer los negocios de Malvinas, sino a través del otorgamiento de licencias ilegales en el área de Malvinas de la ZEE de Argentina profundizará las capturas en el Atlántico Sur y seguramente los españoles —los primeros licenciatarios en las islas— les servirán de acceso a las materias primas a la UE, procurando compensar las restricciones de pesca en las aguas comunitarias.

A lo dicho habría que agregar las tradicionales y crecientes capturas ilegales de los buques chinos y de otros países asiáticos que a cientos depredan los recursos pesqueros en el Atlántico Sur.

Pero, si falta algún detalle más, los buques de todos estos países son construidos con créditos a baja tasa de interés y sus buques operan a distancia con fuertes subsidios.

En este escenario, Señor Subsecretario de Pesca, debería mutar del papeleo a la imprescindible e impostergable tarea, de establecer la política pesquera nacional, como lo obligan los art. 7º y 9º de la Ley 24.922. A mi juicio, y en lo inmediato:

  1. Llamar a Concurso para explotar en Alta Mar. El Estado Argentino en base a lo previsto en la CONVEMAR y la Ley 24.922 debiera constituirse en Estado Ribereño Administrador de los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina y asociados en la Alta Mar y, hacer un llamado público a empresas nacionales y extranjeras interesadas en su explotación en la Alta Mar, en base a un pliego de condiciones, con la limitación prevista en la ley 26.386 para las empresas de aquellas nacionalidades que al momento del llamado pesquen con licencia británica en el área de Malvinas de la ZEE Argentina.
  2. Poner la flota argentina a pescar en la Alta Mar. Promover e incentivar fuertemente y dar todo el apoyo de seguridad necesario a los buques argentinos que pesquen en Alta Mar, quienes no deberían pagar derecho alguno de captura, ni impuestos internos y de exportación sobre las extracciones efectuadas en la Alta Mar. Accesoriamente y para equiparar su actividad a la de los buques extranjeros, los buques nacionales que extraigan los recursos en la Alta Mar no deberían pagar impuesto alguno al gasoil y otorgar otros incentivos a la flota potera argentina que pesque en la zona límite con el área de Malvinas de la ZEE Argentina.
  3. La construcción nacional de buques. El CFP debe abocarse a la búsqueda de fuentes de financiación para facilitar la construcción de buques en el país, reactivando los Astilleros Públicos y apoyando a los privados para modernizar la flota pesquera nacional.

Nada está hecho mientras quede algo por hacer (Romain Rolland).

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

 

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CAMBIO CLIMÁTICO Y TERRORISMO EN IRAK EN TIEMPOS DE COVID

Estefanía Belén Ducasse*

 

 Imagen de David Peterson en Pixabay 

Introducción

La pandemia ocasionada por el covid-19, popularmente conocido como coronavirus, es el tema que centralizó los focos de atención en la primera mitad del año 2020. No obstante, incluso antes de que la pandemia se expandiera hacia Europa, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ubicaba al cambio climático como uno de los puntos más importantes para tratar el presente año. A esto se suma la advertencia de parte de la ONU, en febrero del 2020 sobre el rearme del Estado Islámico (ISIS) para abordar a Irak y Siria.

Irak cuenta con el antecedente de haber experimentado una simil guerra por el agua en el año 2014 mientras se conformaba como campo de batalla del Estado Islámico. Cuatro años más tarde, este grupo terrorista se ve disgregado y pierde varios territorios que había conquistado a lo largo del país. Sin embargo, la situación iraquí podría cambiar con el reagrupamiento de ISIS en busca de su revancha en el establecimiento del califato en Siria e Irak que advierte la ONU. Esto se presenta en el 2020 dentro de un escenario de disconformidad política de la población iraquí y una nueva ola de sequías en su territorio y pone nuevamente como foco de conflicto al agua. De esta forma, Irak se enfrenta con múltiples dificultades para garantizar la seguridad humana de su población. Como resultado, el cambio climático puede contribuir con las condiciones para la nueva conquista de un grupo terrorista en el territorio de Irak. Esto en un contexto de retiro de las tropas de las Fuerzas Armadas pertenecientes a la coalición anti Daesh ubicadas en Irak ante el pedido del parlamento iraquí en enero e impulsado, también, por el riesgo de la pandemia.

Escenario de Irak

La República de Irak se caracteriza por ser un área relativamente fértil dentro de Medio Oriente, una región conocida por su suelo árido. En el siguiente mapa se puede observar la geografía de Irak en la que las llanuras del Tigris y del Éufrates componen un terreno cultivable y con agua abundante. La zona de Chatt el-Arab, donde desembocan los ríos, forma un área pantanosa con abundancia de agua que riega grandes palmerales. Una condición similar la tiene la meseta de Al-Jazeerah que dispone de terreno cultivable pero, a diferencia de las zonas anteriores, sufre problemas de sequía. En contraposición con esto, el norte y noroeste se caracterizan por ser regiones montañosas en correlación con el oeste y suroeste que es desierto[1]. Sin embargo, el aceite crudo de petróleo es la exportación principal del país acaparando casi la totalidad de las exportaciones, Irak posee la quinta mayor reserva de petróleo del mundo y es el segundo mayor productor de la OPEP.

Mapa 1. Geografía de la República de Irak

Fuente: Maps Iraq (https://es.maps-iraq.com/irak-geografía-mapa)

Uno de los factores que tiene gran influencia en las problemáticas y la toma de decisiones de Irak es la amplitud de composición étnico-religiosa de su población. La religión preponderante es el Islam que concentra el 95% de los habitantes del país siendo en su mayoría chií (60-65%), y le sigue la rama sunni (32-37%), el 5% restante se divide en cristianos caldeos y asirios, yazidíes, sabeanos. Cabe destacar que a raíz de la diversidad poblacional del país, desde el año 2005 existe un acuerdo por el que el presidente debe ser kurdo, el presidente del Parlamento suni y el primer ministro shii[2]. A su vez, la población iraquí convive con fuerzas internacionales asentadas dentro de su territorio como las bases estadounidenses y personal de la coalición anti-Daesh, formada por un grupo de países europeos y Estados Unidos para combatir al Estado Islámico.

La economía en Irak progresó luego de la derrota del Estado Islámico por los esfuerzos de reconstrucción, demanda interna y mejores condiciones de seguridad así como mejoró el clima social y político. A pesar de estas mejorías, según UNICEF, uno de cada 4 niños son pobres y el acceso a la electricidad, combustible y agua es muy limitado. La tasa de desempleo es alta, especialmente en mujeres y jóvenes adultos, en un contexto en el que el Estado es el principal empleador[3]. En adición, con la llegada del coronavirus, la economía iraquí se vio estancada por la baja de la producción y la caída del precio del petróleo, con lo que las protestas políticas se mantienen latentes. 

Cambio climático y terrorismo

A pesar de que con el desarrollo de la pandemia se ha hablado sobre el efecto positivo en el cambio climático con la rotura de la “normalidad” en varios Estados, este fenómeno sigue existiendo y continuará avanzando. Diversos expertos enfatizan en el presente y el futuro del cambio climático junto con las consecuencias negativas sobre el suministro de agua y alimentos, sector agrícola y bienestar social, especialmente en Medio Oriente.

Una prueba de los efectos del cambio climático es la situación que tiene Irak respecto al agua. Ya para mediados del 2019 los niveles de los ríos iraquíes se redujeron a menos de una tercera parte de su capacidad normal. Dos de los ríos más importantes del país, Tigris y Éufrates, contienen el 98% del suministro de agua usado para saneamiento, irrigación y como bebida, y se espera que disminuyan su descarga en un 50% hacia el 2030. A su vez, el segundo lago más grande de Irak, el Lago Milh, prácticamente ya no existe[4]. Por ende, los suministros de agua más importantes del país de Medio Oriente están en peligro de agotarse dejando toda el área dependiente de formas secundarias de abastecimiento. Sumado a esto, la calidad del agua restante está deteriorada debido a la salinización que deviene, junto con la evaporación el agua, en la desertificación de un valor estimativo de 92% del territorio iraquí y en la pérdida de 100 km2 de tierra fértil por año[5].

Como consecuencia de la escasez y salinización del agua que viene de la mano de la degradación de la tierra, las tormentas de arena se vuelven más usuales lo que repercute en diversas áreas. Esta situación perjudica, por un lado a la industria de la aviación cuyos vuelos se tornan dificultosos y cuya maquinaria requiere mayor mantenimiento y, por el otro, afecta a la biodiversidad generando pérdidas en la vida silvestre y agricultura.

De esta forma, nuevamente confluyen en el escenario iraquí las amenazas del cambio climático y el terrorismo que, si bien fue en gran parte derrotado en el año 2018, la ONU advirtió sobre el posible resurgimiento de las actividades del Estado Islámico. Se debe considerar que con la aparición de la pandemia algunos grupos terroristas pudieron no hacerse visibles lo que no significa que desaparecieran sino al contrario, estos grupos se verán fortalecidos con el contexto actual. El Estado Islámico incrementó su presencia en redes sociales a causa del retraimiento de las actividades y desde abril recrudeció sus ataques en el territorio iraquí.

Aquí se considera terrorismo a aquellos “actos de violencia cometidos contra personas inocentes o no combatientes, con la intención de obtener fines políticos a través del terror y la intimidación”[6]. En este sentido, el Estado Islámico encontró en Irak un campo susceptible para implantar el califato utilizando las vulnerabilidades causadas por la diversidad en la composición poblacional, por la inestabilidad política y por los antagonismos entre los mismos habitantes.

Con la retirada de las tropas de la coalición anti Daesh a raíz del cese de actividad terrorista percibida en la zona y el coronavirus como valor agregado, el Estado Islámico tiene mayor libertad de acción. Según un informe de Adelphi, el cambio climático funciona como un “multiplicador de amenazas”, es decir, da lugar a un contexto en el que el terrorismo puede crecer debido a dos mecanismos principales: primero, contribuye a crear un ambiente frágil que permite al grupo terrorista operar en forma más libre y, segundo, impacta en forma negativa sobre el sustento de la población local de manera que facilita el reclutamiento de personas a estos grupos[7]. La reducción abrupta del caudal de agua genera la necesidad de abastecerse de este insumo elemental en formas alternativas de manera que ante un Estado que no logra saciar la demanda, un grupo terrorista puede ocupar el vacío de poder. De la misma forma, el impacto del cambio climático sobre el suelo junto con la proliferación de las tormentas de arena dificultan la actividad económica de los sectores más precarios, elemento que los grupos terroristas usan para conseguir integrantes a cambio de solventar sus necesidades.

Estos dos mecanismos se vinculan con tres tipos de relaciones causales entre el cambio climático, terrorismo y radicalización: las “causas instigadoras” se fundan en causas profundas del terrorismo que refieren a la pobreza, desigualdades entre grupos sociales, entre otros; los “factores permisivos” refieren a elementos que facilitan los actos de violencia como los vacíos de poder de un Estado; y los “eventos precipitantes” son los desencadenantes finales del acto de violencia, por ejemplo, un desastre natura[8]. Por ende, estos mecanismos y relaciones causales aglutinan los fundamentos por los que Irak se conforma como un escenario ideal para la proliferación del terrorismo en un contexto de cambio climático. Este Estado de Medio Oriente presenta una inestabilidad política instalada junto con profundas desigualdades económicas y sociales, condiciones que se ven exacerbadas por la vulnerabilidad ocasionada por la falta de agua y la pérdida de recursos y por un Estado que no garantiza la seguridad humana de sus habitantes. Estas causas componen las condiciones propicias para que un grupo terrorista ocupe el vacío de poder, sacie necesidades y aumente sus filas. De esta forma se puede ver que la confluencia de variables que caracterizan la realidad iraquí proporciona las bases para que el Estado Islámico se asiente y busque continuar con su objetivo de establecer un califato.

Tanto el cambio climático como un grupo terrorista como el Estado Islámico no quedan restringidos a límites políticos sino que son amenazas transnacionales. Esto conlleva a que puede tener repercusiones en el ámbito doméstico e internacional, es decir, la realidad producto de los efectos ocasionados por estas amenazas puede generar migraciones masivas hacia otros países e incluso conflictos a raíz de la lucha por los recursos perdidos a causa del deterioro ambiental, por ejemplo el agua. 

Conclusiones

La República de Irak atraviesa una situación doméstica propicia para la proliferación de grupos terroristas y esto se debe, en parte, a los efectos que tiene el cambio climático en el país, lo que no solo afecta al suelo y recursos naturales como el agua sino que repercute en los habitantes. A raíz del cambio climático, se ven truncadas algunas actividades económicas, sumado a la dificultad de obtener insumos básicos como el agua. Por otro lado, la debilidad estatal no garantiza la seguridad humana de su población. En este contexto, los grupos terroristas hacen uso de la disconformidad, necesidades insatisfechas y vacíos de poder para conseguir seguidores al grupo.

Esta condición se ve reforzada con la figura del coronavirus siendo que como efecto colateral de las decisiones tomadas durante la pandemia el precio del petróleo cayó y las actividades del país junto con él. La retirada del Estado Islámico en 2018 junto con el repliegue de las tropas anti Daesh sumado a que la pandemia ocasionó que la población en general se resguarde, devino en el fortalecimiento de este grupo terrorista y el retorno a sus ataques.

En conclusión, el cambio climático junto con un Estado que no puede responder a las necesidades de la población generan las condiciones propicias para la actuación y crecimiento de grupos terroristas. Por otro lado, se da lugar a estudiar otra línea dentro consecuencias de la relación entre ambas amenazas transnacionales como es la generación de un conflicto entre países limítrofes por los recursos y las migraciones masivas en pos de mejores condiciones de vida.

 

* Investigadora en CEMOC – CARI.

 

Referencias

[1] Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores (2017), Ficha país: Irak, <http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/IRAQ_FICHA%20PAIS.pdf>.

[2] Ibídem.

[3] Nordea Trade. Iraq: Economic and Political Overview. Nordea, <https://www.nordeatrade.com/fi/explore-new-market/iraq/economical-context>.

[4] Karasik, T. y Spezia Depretto, J. “Climate Change Is Exacerbating Iraq’s Complicated Water Politics”. ECC Platform Library, 14/08/2019, <https://www.climate-diplomacy.org/news/climate-change-exacerbating-iraq%E2%80%99s-complicated-water-politics>.

[5] Ibídem.

[6] Bartolomé, M. La Seguridad Internacional en el año 10 D.G.(después de la Guerra Fría). Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 1999.

[7] Adelphi. Climate change will see terrorism thrive. 2016, <https://www.adelphi.de/en/publication/insurgency-terrorism-and-organised-crime-warming-climate>.

[8] Telford, A. “A climate terrorism assemblage? Exploring the politics of climate change-terrorism-radicalisation Relations”. Political Geography, volume 79, May 2020, 102150, <https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2020.102150>.

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LA MADRE DE TODOS LOS MALES BOLIVIANOS: LA CORRUPCIÓN

Franklin E. Alcaraz Del C.*

 

Imagen: by Getty Images

No es nuevo. Todos los bolivianos estamos asqueados de la corrupción. ¿Por qué persiste? Aparece un candidato que jura, rejura y requetejura que luchará contra la corrupción…y sus dependientes, con la señal de la cruz y la mano en la Biblia, jurando por la Patria y “lo más sagrado” … roban, extorsionan, mienten, engañan… en fin. ¿Que antes “también había corrupción”? ¡Claro que sí! ¿Quién lo niega? Que la corrupción del MAS fue descarada, sucia, cínica y probablemente la más grande de la historia de Bolivia. Claro que sí. ¿Alguien puede meter la mano al fuego por ese conglomerado de corruptos? No creo. Ni los mismos masistas. Entonces ¿qué falta? ¿Leyes contra la corrupción? Tampoco creo. Tenemos, por ejemplo, desde el 7 de febrero de 2009, un Ministerio de Transparencia Institucional y Lucha contra la corrupción” (DS N.º 29894) o, desde el 22 de julio del mismo año, tenemos también una Política Nacional de Transparencia y Lucha contra la corrupción (DS N.º 0214); tenemos la Ley 004 del 31 de marzo de 2010 de Lucha contra la corrupción, enriquecimiento ilícito e investigación de fortunas ´Marcelo Quiroga Santa Cruz’. Paradójicamente, el gobierno probablemente más corrupto, promulgó todas las leyes y disposiciones anteriormente mencionadas, que además las cita para dejar establecido que fue el gobierno que luchó más contra la corrupción. Para aclararlo: no funcionó. Punto. Hay más disposiciones anteriores que, a la luz de los hechos, tampoco funcionaron. ¿Qué falla entonces?

No hace mucho, hacíamos nuestras compras, con mi esposa, en el mercado Abasto de Santa Cruz. Delante de nosotros, iba una pareja con un niño de unos 11-12 años de edad. De pronto el niño levantó un walele (plátano) de una vendedora distraída. Le mostró a su papá: “Papá, papá, mirá, mirá, me levanté este walele de acá…” Y el papá: “Qué bien hijito, comételo”. El padre, y la madre que miraba con indiferencia, sabían que el niño había robado el walele, pero lo que dijeron fue estremecedor: “Qué bien hijito…” ¿Se darían cuenta que estaban (¡están!) formando un corrupto en potencia? ¿No era su deber hacer que el niño, por nimio que parezca, devuelva el walele pidiendo disculpas? ¿No debían los padres decirle al niño, por lo menos: “Hijito eso no se hace”?

No son solo las leyes las que nos sacarán de la corrupción. Es, pero tampoco solo, la educación también.  Y no solo la educación digo, porque, si la educación se la aprende en casa, debe consolidarse con la instrucción en la escuela. Porque la presión de grupo en la escuela (de los amigos) en los colegios y universidades es increíblemente fuerte, como lo saben psicólogos y psiquiatras. La presión de pares (así se llama técnicamente) es capaz de destruir lo aprendido en la familia.

¿Y en el colegio y las universidades? ¿Se aprende ética, por ejemplo? Ah, no. ¿Los abogados? ¡Ups! Creo que ahí toco un tema sensible y sin decir absolutamente nada, creo que todos saben de lo que hablo. Y otra vez, no solo los abogados. Todos los profesionales. ¿Qué falla entonces? Ya va apareciendo la mayor deficiencia. Sí, la educación y la instrucción son la mayor deficiencia que tenemos.

Así que, si el sistema de justicia es lo más podrido que tenemos, su completa reestructuración no va a solucionar el problema, si no va acompañado de un fuerte programa de educación e instrucción a todo nivel. Pero sobre todo en los hogares, las familias, la escuela, el colegio, las universidades, las instituciones, en fin, todo y en todas partes. Lo que frenó, frena y frenará el progreso del país, es la corrupción. La corrupción es la madre de todos nuestros males.

 

* Médico, investigador, ensayista y escritor. 

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/187472_la-madre-de-todos-los-males-bolivianos-la-corrupcion