EL VIEJO REALISMO COMO HOJA DE RUTA DEL «NUEVO» MUNDO

Alberto Hutschenreuter*

Imagen geralt en Pixabay

 

Cuando echamos una mirada a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo actual, difícilmente podríamos sostener que los mismos respaldan la predominancia de enfoques centrados en el multilateralismo, los valores colectivos y la cooperación desinteresada.

Desde hace tiempo que el denominado modelo relacional, es decir, el que se funda en el poder, la jerarquía, las capacidades, el interés nacional y la incertidumbre de las intenciones entre Estados, predomina en el mundo, llegando incluso a establecerse hoy un inquietante estado de beligerancia latente o de no guerra entre los principales actores preeminentes, esto es, los centros que deberían dar forma a una estructura o configuración internacional.

El estado de disrupción internacional es tal que hasta se podría dudar si hay posibilidades de llegar alguna vez a un orden, pues incluso entre aquellos poderes mayores que tienden hacia una alianza, como China y Rusia, las concepciones relativas con un orden internacional son diferentes. En estos términos, sólo quedaría como garantía relativa de un orden el comercio entre Estados, un sustituto de un orden, pero que no llega a serlo.

¿Estamos, por tanto, en un estado de retroceso en las relaciones internacionales? La pregunta resulta pertinente, pues desde 2014, cuando se produjo la anexión o recuperación de Crimea por parte de Rusia y la desconfianza y fragmentación internacional se profundizó, se habló, primero, del retorno de la geopolítica y luego, del regreso de la guerra; dos cuestiones vinculadas a la obtención de ganancias de poder por parte de los Estados, es decir, «sustancias» de la concepción realista en política internacional, que deprime la cooperación desinteresada entre los Estados mientras que afirma la competencia y la rivalidad entre los mismos. Pero ello no supone ninguna novedad. De modo que, más que retroceso, tal vez sería más apropiado referirnos a una regularidad.

El final de la contienda bipolar, la desaparición de la URSS, la reacción internacional contra la invasión iraquí a Kuwait y el fenómeno de la globalización fueron cuatro hechos que fundaron un clima favorable en relación con el curso de las relaciones internacionales y ello se constató en las hipótesis esperanzadoras que se desplegaron por entonces. Además, la contundencia de las tres victorias estadounidenses (Guerra Fría, guerra del Golfo y modelo económico) afirmó la percepción sobre el triunfo de cierta idea de benevolencia frente a los dogmas casi totalitarios que capitulaban o se encontraban en fase terminal.

La globalización fue, acaso, el epítome, del nuevo clima: una idea cuya práctica aseguraba velozmente el ascenso hacia el desarrollo. Nunca hubo por entonces posiciones que concibieran la globalización como un proceso de oportunidades, que era algo cierto, pero también como un fenómeno no neutro, es decir, como un régimen de poder, algo que era más cierto todavía. Sin duda, si se hubiera considerado la experiencia, seguramente se habría concluido que eran necesarios más reparos por parte de los países frente a las expectativas desmedidas.

En este contexto, las corrientes de pensamiento que consideraban que las relaciones internacionales cambiaban hacia formas menos descentralizadas y más regimentadas, sintieron que sus esperanzas en la afirmación de una sociedad internacional eran prácticamente irreversibles. Si hasta hacía poco el mundo mantenía características hobbesianas, es decir, de ineluctable pugna por el poder, el nuevo escenario tendría rasgos más lockeanos y kantianos, es decir, de creciente comercio y cooperación, y allí todos (poderosos, intermedios y débiles) lograrían márgenes de ganancias. Consecuentemente, se afirmaría «la paz», es decir, el orden.

A pesar de numerosas situaciones, que examinadas con rigor estratégico resultaban categóricas en relación con aquellos fundamentals del realismo, por caso, expansión de la OTAN, proyección regional y global de poderes mayores, movimientos internos en países ubicados en zonas selectivas, etc., tuvieron que suceder los hechos en Siria y en Ucrania-Crimea para que se reconsideraran premisas y se admitiera que la geopolítica estaba de regreso, lo cual era un desacierto, pues nunca podía estar de vuelta aquello que nunca se había marchado.

Desde entonces, aquellas pocas, pero convincentes explicaciones que proporcionaba el realismo, para exponerlo casi en las mismas palabras de Kenneth Waltz, se hicieron frecuentes cuando se hablaba del estado o panorama estratégico del mundo. Los documentos e informes de foros internacionales, organizaciones intergubernamentales y de actores preeminentes describían contextos cada vez más inquietantes (por ejemplo, los Global Risks Report del World Economic Forum, o las Global Trends de las agencias de inteligencia de Estados Unidos).

Finalmente, la pandemia, el nacionalismo de las vacunas, la rivalidad chino-estadounidense y la guerra en Ucrania terminaron por recentrar al realismo en la política internacional y mundial, quedando apenas, como se dijo antes, el comercio internacional, afectado por las tensiones provocadas por tales acontecimientos, como un frágil esquema de relativo orden.

En cuanto a los nuevos tópicos, esto es, conectividad, robótica, biogenética y, particularmente, inteligencia artificial, sin duda que se trata de tecnologías mayores que aportan oportunidades para muchas situaciones, por caso, una diplomacia (quizá) menos equívoca y más precisa para resolver crisis. Pero también existe aquí un ancho margen de posible conflictividad (en buena medida, con desenlaces desconocidos).

La experta australiana Kate Crawford ha venido advirtiendo lo aterrador que sería que un programa de IA adopte decisiones en materia de empleos a partir del reconocimiento emocional de las personas en función de su rostro. Estaríamos ante nuevas y tal vez incontrolables formas o pautas de desigualdad social. Y esto es solo una hipótesis, por no referirnos a otras que nos harían considerar los riesgos que corren las mismas democracias.

Pero desde nuestro lugar (las relaciones entre Estados), la posesión de tecnología mayor profundizaría la desconfianza, la competencia y la rivalidad entre Estados, al punto que se reafirmaría una de las principales marcas del realismo: la anarquía internacional; precisamente, una de las cuestiones que más ha sido criticada por las corrientes que consideran que se trata de una obsesión del realismo, pues ante la vitalidad de nuevos movimientos sociales conscientizantes de nuevas cuestiones colectivas, cuya incesante actividad va erosionando la autoridad del Estado y creando una nueva arena no internacional sino global, la anarquía se habría vuelto una realidad cada vez más anacrónica; un hecho que ha sido útil para explicar el mundo de ayer, pero que no se ha modernizado.

Considerando las nuevas tecnologías en relación con el terreno militar, ¿qué garantiza que las mismas no dejarán al mundo más cerca de una catástrofe como consecuencia de decisiones equivocadas?

En un reciente artículo publicado en la revista Foreign Affairs, la investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores, Lauren Khan, se refiere al incidente que tuvo lugar en marzo pasado sobre el Mar Negro, cuando un dron estadounidense MQ-9 Reaper fue seguido y acosado por dos aviones de combate rusos. El Reaper arrojó combustible sobre las alas y sensores de uno de ellos, el caza cortó la hélice del dron dejándolo inoperante y obligando a sus controladores a precipitar el dron sobre el mar.

Todos los movimientos del dron, incluida su destrucción, fueron supervisados y dirigidos por fuerzas norteamericanas desde una muy lejana sala de control. La experta se pregunta qué hubiera sucedido si el dron no fuera piloteado por humanos, sino por un software independiente con inteligencia artificial. «¿Y si ese software hubiera percibido el “toque” del caza ruso como un ataque?». La pregunta planteada es aterradora.

Como vemos, no parece que quedara demasiado lugar para abordar estos temas desde categorías que no partan y se analicen desde aquellas que nos proporciona el realismo, es decir, desde aquello que muy bien Stanley Hoffmann ha denominado «políticas como de costumbre», es decir, planteos y respuestas que nunca se alejan del poder, las capacidades, el interés nacional, el multipolarismo, el temor, la ambición, la geopolítica, la jerarquía y las vacilaciones sobre las intenciones.

Al menos en lo que queda de la tercera década del siglo XXI, pensar el mundo fuera de esas categorías es pensar un mundo que no es. En otros términos, se corre el alto riego de realizar diagnósticos fallidos.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

 

Artículo publicado el 12/06/2023 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/

GUAYANA ESEQUIBA: NUESTRA COMPLEJA CONTESTACIÓN FRENTE A UNA CAUSA INEFICAZ

Abraham Gómez R.*

Hemos estado reclamando con ímpetu para nuestra Nación la restitución de toda esa inmensa extensión territorial, que vilmente nos despojaron. Ha habido desde hace muchos años y gobiernos —lo reconocemos— algunos deslices e impropiedades; no obstante, la fuerza contencional ha sido indetenible e implacable.

Las peticiones reivindicativas que hemos intentado por vías diplomáticas, políticas y jurídicas no están sustentadas en caprichos, malcriadeces diplomáticas, reacciones intemperantes, desproporcionadas o injustas.

Se conoce suficientemente que cuando se negoció, suscribió y ratificó —por las delegaciones estatales— el Acuerdo de Ginebra el 17 de febrero de 1966, por la representación del Reino Unido (Sr. Michael Stewart); así también admitido por el Sr. Forbes Burnham (para entonces, primer ministro de la colonia llamada Guayana Británica) y por nuestro país el excelso canciller Ignacio Iribarren Borges; en ese acto e instante quedó sepultado —per saecula saeculorum— el ominoso laudo, gestado mediante una tratativa perversa en contra de los legítimos derechos de Venezuela sobre la Guayana Esequiba.

Ya hay algunas opiniones, a lo interno de la Corte Internacional de Justicia, que señalan el desacierto procesal de Guyana, por insistir con el tramposo “laudo”, como causa de pedir; asimismo, dicen los honorables magistrados que con tales recursos argumentativos la delegación de la excolonia británica jamás ganaría este juicio.

No tienen la menor posibilidad jurídica para salir airosos; por eso la desesperación de los representantes de la cancillería guyanesa al ejercer presión a todos los niveles; incluso solicitar —como ya lo hemos denunciado— a las plataformas Facebook, Instagram y Twitter que se abstengan de publicar la Guayana Esequiba en la cartografía referida a Venezuela.

Vistos y analizados así los acontecimientos, calificamos de muy mala fe y de temeridad procesal de Guyana al insistir en sostener su Pretensión, en este juicio, en el reposicionamiento de un Laudo que quedó desterrado —ipso jure—: sin validez, sin eficacia jurídica y sin ser oponible a nada.

¿Cómo se les ocurre afirmar en la interposición de acciones contra Venezuela —en procura de acreditación de la Sala Juzgadora— que el inefable “Laudo” es cosa juzgada y debe configurarse (y aceptarse) como válido y vinculante para nosotros?

Han dicho, sin escrúpulos, que la cuestionada “sentencia” arbitral, ha sido ejecutoriada por nuestro Estado, a partir de la demarcación hecha en 1905; y que —por lo tanto— conlleva implícita los elementos impeditivos de impugnaciones.

Desde que se conoció la vil tropelía perpetrada contra Venezuela no escatimamos circunstancias ni tiempos para calificar razonada y enfáticamente, que la citada tratativa política-diplomática fue un ardid urdido entre ingleses, estadounidenses y el ruso De Martens. Por lo tanto, dicha sentencia nace viciada de forma y fondo y sin eficacia jurídica. Por tal carácter nunca ha sido admitida como Res Judicata.

Con esa patraña no nos ganarán jamás, en justo derecho.

Hemos insistido en advertir que no es poca cosa la Pretensión Procesal de Guyana; y detrás de ello, incontables empresas transnacionales en una lúdica de intereses de múltiples aristas.

Al tiempo que mencionamos —reiteradamente— la obligatoriedad nuestra de concitar una verdadera Unidad Nacional. Aquí si cabe, vale y es propicia la expresión Unidad Nacional.

Este caso trasciende a los gobiernos y a las oposiciones; va mucho más allá de las confesiones religiosas y los intereses sociales o económicos.

Debe haber una voz y posición única reclamando a través de una vertebración estratégica diseñada por la Cancillería venezolana, bajo las directrices del jefe de Estado, para seguir enfrentando, con suficientes elementos —en las fases postulatoria (abril 2024) y probatoria— la demanda del gobierno guyanés en la Sala Jurisdicente, donde ahora se dirime el caso.

Siendo un asunto de Estado —volvemos a mencionar— hay que evitar las incongruencias y opacidades.

Entendemos que no todo deba debatirse a luz pública; sin embargo, admitida la “Diplomacia Abierta”, según las bases teóricas de Woodrow Wilson, afloran ciertas informaciones que la población debe conocer con anticipación, para sensibilizar un despertar de conciencias y solidaridades. Y con eso no se le están mostrando nuestras cartas de juego al adversario.

Por ejemplo, decirle a la opinión pública nacional que estamos concentrados en la elaboración del memorial de contestación de la demanda que debemos consignar el próximo año.

Que, para tales efectos, se requiere la cooperación y participación de todos los sectores —de nuestro país— especializados en la materia: las Academias, las Universidades, las Instituciones que han trabajado la controversia objetivamente, las Fundaciones, las organizaciones no gubernamentales, las personalidades estudiosas permanentes del litigio.

Celebramos la iniciativa de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de incorporarse a dar su aporte en las indagaciones y redacción de la contestación y donde sea menester. Así también, pronto otras universidades harán lo propio.

Tales hechos constituyen gestos hermosos que engrandecen nuestra patria.

Estamos obligados a realizar todas las investigaciones documentales que refuercen la cadena titulativa histórica y jurídica, en nuestro acervo de probanza; con la finalidad de hacerlo irrebatible, cuando llegue el momento.

Toda Venezuela se encuentra a la expectativa de lo que se ha adelantado para contestar la acción interpuesta contra nosotros.

Debemos disponernos —sin demoras— y declararnos a trabajar tiempo completo, mediante la estructuración de una comisión multidisciplinaria, para la discusión, análisis, las investigaciones documentales (aludidas), armar la narrativa de los hechos fundamentales y verdaderos, compendiar las alegaciones de derecho; hacer las precisas  consultas públicas y privadas; en fin, todo cuanto haya que diligenciar para densificar el Memorial de Contestación; es decir, tener nuestra carta de remate, suficientemente compacta e inatacable.

Para alcanzar tales objetivos con satisfacción y que arrojen resultados concretos, nos obligamos a trabajar duro e incansable; sin distraernos en otros objetivos que distorsionen o nos hagan perder un tiempo valiosísimo.

Inventar otras salidas sería cometer errores. Nuestro deber absoluto —en los próximos meses— estriba y se apoya firmemente en la elaboración de la compleja contestación, que de manera responsable presentará Venezuela en el Ente Juzgador de la ONU.

En la acción interpuesta por Guyana contra Venezuela no hay —hasta esta fecha— en sus anexos documentos históricos que demuestren o prueben nada. Ni los presentarán porque no los tienen.

Permítanme esta aparente digresión: Guyana ha querido impresionar, en sus tres comparecencias ante la Corte, con unos mapas raros y sospechosos.

¿Por qué no le tememos a esa develada estrategia de la excolonia británica? Porque, justamente, un factor interesante que coopera para nuestro favorecimiento viene relacionado con que las fronteras han tenido una vinculación estrecha con la cartografía.

En este aspecto también salimos airosos.

La Corte sentó la jurisprudencia de que la cartografía alegada por un Estado-Parte, en un proceso de litigación, constituye —ciertamente— una expresión física de la voluntad del Estado concernido; pero no es suficiente como elemento de probanza definitiva.

Prestemos mucha atención a lo siguiente: la propia Sala sentenciadora de la ONU ha dictaminado siempre que las cartografías constituyen —apenas— elementos auxiliares en una controversia interestatal.

Todo lo anterior lo decimos porque en el caso litigioso que nos ocupa frente a la pretensión guyanesa, nos atrevemos a exponer el carácter irrebatible de nuestros justos títulos —juris et de jure— que acompañan a la densa cartografía que nos respalda.

Los Justos Títulos y los mapas nos han dado siempre la razón.

Nuestro equipo tiene que abocarse a demostrar (absoluta voluntad a toda prueba) —en su debida ocasión y lugar— por qué calificamos (declaratoria) ese Laudo de írrito, nulo; y además sin eficacia jurídica. Al tiempo que, nos obligamos a concordar los discursos en idéntico sentido con la voluntad de lo que perseguimos. Evitemos las incoherencias o contradicciones.

Ahí, justamente, es donde debemos mantener nuestra expectativa y foco de atención.

Lo que nos corresponde hacer (preparar la contestación) sin perder tiempo ni perspectiva. Ir afinando nuestras estrategias para desplegarlas en el momento exacto cuando nos presentemos al acto de consignación, para hacernos parte del juicio con nuestra manifestación de consentimiento y posición inequívoca de obligarnos.

En tal Memorial de contestación ratificaremos el contenido parcial (artículo primero) del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 (que tiene pleno vigor jurídico) que ellos suscribieron (sin intimidación ni coerción): aceptaron que el Laudo es nulo e írrito; por tanto, sobre ese adefesio no hay nada que discutir, no es oponible a nada. Es una causa ineficaz; porque ha resultado insubsanable, históricamente.

El laudo tramposo es inválido, no surte ningún efecto. Así lo dejaremos sentado en nuestra contestación.

La nulidad absoluta —ipso jure— en la citada sentencia arbitral se generó desde el mismo momento cuando se omitieron los requisitos necesarios para lograr su objetivo y se burlaron los procedimientos. También ocurrió cuando se nos colocó, en tanto parte interesada y concernida en una situación de indefensión, inclusive a partir del Tratado de Washington de 1897.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la ONG Mi Mapa.

„QUADRATISCH. PRAKTISCH. SCHLECHT“ (“CUADRADO. PRÁCTICO. MALO”). LOS POLÍTICOS ARGENTINOS NO SON COMO EL FAMOSO CHOCOLATE ALEMÁN.

Marcelo Javier de los Reyes*

Bolsa de la compra de Ritter Sport. Origen/derechos: Landesmuseum Württemberg, Stuttgart [CC BY-SA]. https://bawue.museum-digital.de/object/56427

La fórmula publicitaria de los famosos chocolates alemanes Ritter Sport es „Quadratisch. Praktisch. Gut“, «Cuadrado. Práctico. Bueno», el cual llegó a ser incorporado como un dicho por los propios alemanes. La empresa tuvo su origen en 1912 pero el chocolate no siempre fue cuadrado y respetaba el peso habitual de 100 gramos que tenían los chocolates. Recién en 1932 adoptó ese formato cuando Clara Ritter se dio cuenta que a los fanáticos del club de fútbol de Waldenbuch —donde se reinstaló la empresa en 1930— les gustaba meterse uno de los chocolates de Ritter en los bolsillos de sus chaquetas deportivas camino al campo de deportes, donde se rompía fácilmente. Entonces Clara Ritter pensó: «Hagamos un chocolate que quepa en cualquier bolsillo de una chaqueta deportiva sin romperse y que tenga el mismo peso que una barra larga normal»[1]. Este sencillo razonamiento marcó el éxito de la empresa.

Se preguntará el lector: «¿Qué tiene que ver eso con los políticos argentinos?». Bien, creo que los políticos argentinos tienen dos de esas cualidades de ese slogan pero no en su versión positiva. Lo digo claramente: los políticos argentinos son «cuadrados y prácticos». Obviamente tomo a los dos términos con una connotación peyorativa. Entiendo que el diccionario de la Real Academia Española no da la acepción de «cuadrado» que a veces le damos comúnmente los argentinos al referirnos a alguien poco inteligente o de pocas luces. En líneas generales, tienen un denominador común que es la ignorancia; la ignorancia acerca de cuestiones culturales, de política internacional, ni hablar de geopolítica o de estrategia nacional e incluso a veces hasta de cosas triviales. En el peor de los casos apenas si conocen su barrio y lo más grave es que algunos intendentes del conurbano bonaerense ni siquiera viven dentro del distrito que gobiernan, lo cual habla de su escaso o ningún interés por las cuestiones básicas que aquejan a los ciudadanos de sus respectivos municipios: seguridad, salud, educación, etc.

El desconocimiento de la política internacional, del escenario global y del escenario regional, les impide diseñar una política estratégica para la Argentina. Sólo se limitan a mirarse el ombligo. Y esto nos lleva al segundo término: «práctico».

Son «prácticos» pero de un pragmatismo burdo mediante el cual, despojándose de todo principio o valor, intentan conservar su poder aun en el más miserable de los espacios que puedan abarcar. No tienen valores ni principios, porque si los tienen, los tienen con la misma flexibilidad de una sentencia que se le atribuye incorrectamente a Groucho Marx: «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». En realidad, esta expresión fue publicada por un periódico de Nueva Zelanda el 18 de octubre de 1873. Textualmente decía «Estos son mis principios, pero si no les gustan, yo los cambio» y con ello se describía al político que al instante acomodaba su discurso a la oportunidad del momento o para no desentonar con la mayoría ocasional[2].

Si esa expresión la hubiera dicho Groucho Marx podríamos considerarlos a casi todos de «marxistas» pero la realidad es que no tienen ideología. Cruzan de vereda y cambian sus camisetas partidarias con una sorprendente frecuencia.

En una entrevista con el periodista Luis Novaresio, Julio Bárbaro ha expresado que «en el país fue más la corrupción que la ideología». Claramente fue así y este no es sólo un sayo que se puede poner el kirchnerismo sino también a los que se exhiben como diferentes que, cuando tuvieron la oportunidad de diferenciarse no lo hicieron. No creo que sea necesario aclarar que con esto no defiendo a los kirhneristas que —como decía un embajador amigo— son como los bárbaros que bajan desde la montaña para arrasar al pueblo. Los de enfrente no son mejores, sólo que hay que informarse, leer, conocer sus perfiles, ser un buen observador o haber trabajado en el Estado para conocer sus pecados.

La política y el sindicalismo ha enriquecido a unos cuantos y ni hablar si además esos personajes se han involucrado en las direcciones de los clubes de fútbol; quizás una cosa haya llevado a la otra. Como decía Mafalda: «Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás». En nuestro país se ha hecho «harina» a un 50% de los argentinos que hoy viven en la pobreza o al día, en un país empobrecido por los mismos que en esta campaña —como en anteriores— vienen con las soluciones a nuestros problemas. ¡Paso! Quienes nos trajeron a esta situación no nos pueden ofrecer las soluciones: son los protagonistas de nuestros fracasos republicano, económico y por sobre todo ético.

Si uno observa al oficialismo y a la oposición, todos abrevan en la maquiavélica Agenda 2030, revestida de buenas intenciones pero que quiere que no tengamos nada y seamos felices, que quiere que comamos insectos en lugar de proteínas de origen animal, la que promueve el control de población, etc. Para eso se impone el aborto, la eutanasia, la homosexualización inducida en los niños y adolescentes, las operaciones de cambio de sexo, nada menos que a menores que por ley no pueden votar o no pueden conducir un auto. En el ámbito de la sexualidad pueden lograr su emancipación. Los kirchneristas la ejecutan desde el gobierno, pero no hay que olvidar que Macri adhirió abiertamente a la Agenda 2030, quien también impuso infelizmente el tema del aborto durante su gobierno; Patricia Bullrich también adhiere y está claro en su discurso, coherente con esa perversa agenda. Ni hablar de Horacio Rodríguez Larreta, personaje blindado ante los medios gracias a la pauta publicitaria que pagan los porteños.

Cualquiera de los posibles ganadores de la próxima elección, me refiero a los de la oposición, responden a los intereses atlantistas, globalistas. Milei y Bullrich lo expresan abiertamente; nuestros socios deben ser Estados Unidos, Europa, el Reino Unido, Israel. En una entrevista dijo Bullrich:

Nosotros a los BRICS no vamos. Creemos que el mundo tiene dos dimensiones. Una, que tiene que ver con la democracia, con los valores, en la que la democracia es parte de la vida de las sociedades, como Estados Unidos, Europa, Israel, una parte importante de América Latina y otro mundo que tiene una mirada más autocrática. Nosotros vamos a ser claros en los principios y abiertos en el comercio. Es decir, podemos comerciar con todos los países del mundo, pero nuestra idea está siempre en lo que se llama tradicionalmente el mundo occidental.[3]

Es una visión perimida de aquel mundo occidental, con sus valores cristianos sostenidos por Europa en otra época hasta que Estados Unidos le arrebató el concepto de «Occidente» a los europeos. Occidente ya no es un patrimonio exclusivo de Europa como bien plantea Giancarlo Elia Valori[4] y mucho menos ha resguardado los valores de la civilización cristiana ya que la angloesfera en realidad no ha compartido los valores cristianos que tenían los tradicionales países europeos; ese Occidente «ampliado», está perdiendo el protagonismo a escala global pero se encuentra manipulando hilos peligrosos para toda la humanidad en todos los escenarios mencionados como lo he afirmado anteriormente en otro artículo en el que analizo los escenarios global y regionales[5].

Quizás Bullrich desconozca que entre ese mundo que calificó de «autocrático» y que conforman los BRICS se encuentran Brasil, la India y Sudáfrica, países que tienen una democracia como la que supuestamente tiene la Argentina. Por su población la India es una democracia mucho más potente que la de Estados Unidos, país que no se encuentra al margen de las dudas al momento de contar los sufragios como nos recuerda el polémico recuento que dio a Bush la victoria en el año 2000 o incluso las dudas que dejó en algunos sectores del electorado la elección de 2020.

Milei, por su parte, ha manifestado, además del mercado de órganos y otras propuestas insólitas, que si llega a la presidencia su primer viaje será a Israel y que su primera medida de gobierno será trasladar la embajada argentina a Jerusalén, metiendo de lleno a una Argentina absolutamente vulnerable, con atentados terroristas no esclarecidos, en uno de los peores conflictos internacionales. Por otro lado, ¿en qué medida «tan relevantes» acciones de gobierno contribuirían a solucionar los problemas de los argentinos?

Palmariamente, todas esas expresiones obedecen no sólo a un desconocimiento de los cambios que se están produciendo en el gran tablero mundial sino de la propia historia argentina, pasada y reciente.

Si la Argentina es el único país de América que tiene una parte de una de sus provincias y de su mar territorial ocupados por una potencia colonialista y atlantista, miembro importante de la OTAN, mal puede un argentino —patriota— estar a favor de esa alianza imperialista.

Ya en diciembre de 1831 Estados Unidos dejó el camino expedito para que el Reino Unido usurpara las islas Malvinas en 1833 y ciento cincuenta y un años después contribuyó con el usurpador en la guerra del Atlántico Sur, a la que puede considerarse la primera guerra por la Antártida. Esto hoy se aprecia claramente.

Cuando en 1820 las Provincias Unidas del Río de la Plata enviaron al capitán estadounidense David Jewitt al mando de la fragata Heroína a tomar posesión de las islas Malvinas como herederas de los territorios del Imperio español, lo hizo además considerando regular la depredación que los barcos de las potencias, particularmente de Estados Unidos y del Reino Unido, estaban llevando a cabo en el Atlántico Sudoccidental[6]. Así puede leerse en la transcripción de la circular de Jewitt realizada por el capitán James Wedell del buque Jane . Los intereses de Estados Unidos no aceptaron esa autoridad en el Atlántico Sur y envió a la fragata USS Lexington a atacar Puerto Soledad y destruir las instalaciones de las Provincias Unidas en las islas. De ese modo se abrió la puerta a los usurpadores británicos.

El resto de la historia es conocida pero bien vale recordar que el día 10 de junio se conmemora un nuevo aniversario de la promulgación del Decreto que creaba la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos, firmado en 1829 por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez.

Decreto manuscrito de creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos, firmado en 1829 por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez.

En la actualidad el gobierno estadounidense manifiesta su preocupación por la pesca ilegal y envía su guardacostas al Atlántico Sur[7], para proteger lo que sus aliados, el gobierno de Londres y el gobierno ilegal de las islas permiten otorgando licencias de pesca o impidiendo el control soberano de nuestro mar territorial por parte de nuestra casi inexistente Armada Argentina.

¿Cómo puede un político argentino estar a favor de los «atlantistas»? ¿Cómo puede estar a favor de la OTAN que ha sido nuestro enemigo en 1982? ¿Desconocen nuestros políticos «atlantistas», «globalistas», que soldados kosovares vinieron a entrenar a nuestras islas usurpadas?

La presencia de los militares kosovares como de otros pertenecientes a la OTAN son una violación a la Resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que insta a la Argentina y al Reino Unido a que se abstengan de adoptar decisiones unilaterales que entrañen la introducción de modificaciones en la situación mientras las islas están atravesando el proceso de negociación recomendado por la misma Asamblea y de la Resolución 41/11 de la Asamblea General que dio origen a la Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur.

Nuestros políticos están llevando a la Argentina a un punto sin retorno. En la 47ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, a la que fui invitado como expositor por la Editorial Almaluz, que ha publicado mi libro Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones, hice público por primera algo que expresé en el año 2000 en el marco de una reunión académica realizada en la Escuela Nacional de Inteligencia, de la que era docente: «Argentina primero va a pasar por Colombia y luego va a terminar como Yugoslavia». Cuando se me solicitó una mayor precisión me referí al crecimiento del narcotráfico en la Argentina y a una potencial disolución territorial de la Nación. Obviamente, quienes no compartían mi visión alegaban que nuestro país no tenía divisiones étnicas como la ex Yugoslavia, a lo que respondí que ya las iban a crear. Miremos hoy como el indigenismo es financiado desde el exterior, como han potenciado un conflicto con los autodenominados «mapuches», tema sobre el que no me explayaré aquí porque ya he escrito bastante en otros artículos.

El país se encuentra en una situación aún más grave que el del narcotráfico: el de la «narcopolítica». Éste es hoy el término más apropiado que debe emplearse para nuestro país, es decir, la connivencia del narcotráfico con sectores de la política, de la justicia y de las fuerzas de seguridad. Ninguno de los políticos que amenaza con enfrentar esta realidad lo ha hecho ni lo hará, tanto de uno como de otro espacio político.

Respecto a mi referencia a la ex Yugoslavia, ¿no recuerdan, al menos los radicales, que el entonces presidente Alfonsín se refirió al peligro de la «libanización» de la Argentina en 1984? Dijo textualmente:

«…estamos afrontando una circunstancia difícil, tal vez la crisis más dura de la historia argentina. Hay que asumir el compromiso de reconstruir la nación con sentido moral, con fuerza y con las mismas convicciones con que hace 100 años lo hicieron los pioneros que vinieron a construir nuestra patria. […] Yo pienso que o levantamos las banderas nacionales u otros levantarán en nuestra nación banderas que no son las nuestras, como ha pasado en Líbano”.[8]

Lo que Alfonsín denominó «libanización» los historiadores solemos conocerlo como «balcanización». No entraré en cuestiones semánticas porque el ejemplo de El Líbano no es el más adecuado para la Argentina y los casos de estudio podrán demostrar similitudes pero cada proceso es particular. Del mismo modo deseo aclarar que la alusión a Alfonsín no significa una apología de su gobierno y agrego que tampoco lo considero el «padre de la democracia».

Aun peor, fue un radical, don Alfredo Cornejo, quien advirtió: «Mendoza puede ser un país independiente»[9]. Las expresiones de este defensor de la ley de eutanasia, que se abstuvo cuando se trató la ley del aborto en la Cámara de Diputados, lejos de haber dado lugar a un procesamiento judicial por el delito de secesión, dieron origen a la expresión «Mendoexit» y a paneles de la que participaron expositores extranjeros, más precisamente cónsules para debatir sobre la potencial secesión. Estas expresiones fueron de una gravedad inusitada pero don Cornejo sigue jugando en primera en la liga política nacional. No fue el único que hizo esa amenaza, pues bien vale recordar que en 2016 Alberto Rodríguez Saa hizo lo propio desde San Luis[10]. Cabe recordar que en 2001 el otro señor feudal de San Luis, Adolfo Rodríguez Saa, denunció el convenio para que la Gendarmería Nacional actuara en la provincia y los efectivos y puestos de la fuerza tuvieron que retirarse y desmantelar sus unidades del territorio puntano[11].

Cuánta razón tuvo el humorista Luis Landriscina cuando propuso evaluar a los diputados y senadores en la mesa de Mirtha Legrand en 2017:

Un tipo que quiere ser diputado o senador tiene que saber por lo menos antecedentes de cómo se hizo la patria. Entonces le dije el otro día a mi amigo Felipe Solá (67): «Se me ocurrió algo, poner un curso para que el que quiera ser diputado o senador. Un curso de seis meses de historia, de rigor histórico, con cuatro o seis profesores de la universidad que tomen examen».

Necesitamos tipos que estén involucrados con el sentimiento de la patria, no con el sentimiento del partido. Hay gente que va (al Congreso) a pelear cosas para que se prestigie el partido. A mí me importa el país. Y si va para que estemos mejor tiene que olvidarse a qué partido pertenece. Los que somos de a pie, como se dice comúnmente, nos molesta mucho cuando hablan de política. Sentimos como que estamos en el país para pagar impuestos. [12]

De la mesa participó el incombustible Sergio Massa, quien respondió: «La orquesta suena mal», a lo que Landriscina le retrucó: «Eso pasa en el Congreso, a mi manera de ver. ¿Saben por qué? Porque algunos no saben música»[13].

De tal manera que al desconocimiento de los políticos al que me referí al comienzo de este artículo podemos agregar la música, como dijo metafóricamente Landriscina.

La situación de la Argentina es de una gravedad extrema y disponemos de poco tiempo para revertir la situación. En este contexto la dirigencia de Juntos por el Cambio agudiza su interna encarnizada y cada candidato sólo mira cómo incrementar su poder para enfrentar y vencer al otro mientras la Patria se diluye ante nuestros ojos.

Con esta clase dirigente no necesitamos enemigos externos. Ellos por sí solos son un ejército de ocupación que destruye las instituciones, como han destruido a las Fuerzas Armadas, a las Fuerzas de Seguridad, a la Justicia, así como a la educación y a la salud, de la que en otra época los argentinos estábamos orgullosos.

No me cabe duda que desde afuera los dejan «trabajar», o les acercan alguna fundación o alguna ONG con alguna idea genial, como hicieron con la propuesta de creación del Área Marina Protegida Bentónica «Agujero Azul» que presentó la diputada Graciela Camaño.

En 2023 volveremos a optar por el mal menor entre Drácula, Frankenstein o el Hombre Lobo.

Mezquindad e ignorancia son los atributos de nuestra dirigencia política.

Ninguno parece tener la creatividad —al menos en un sentido positivo— de Clara Ritter. Por eso, a diferencia del chocolate alemán, el slogan para un político argentino sería „Quadratisch. Praktisch. Schlecht“ («Cuadrado. Práctico. Malo»).

Es urgente para la Argentina desterrar del escenario político a los que han hecho de la política un negocio para vivir y reemplazarlos por una nueva dirigencia, figuras nuevas, personas maduras y jóvenes, pero por sobre todo idóneos, creativos y con amor a la Patria.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] „Warum ist die Ritter Sport quadratisch?‟ Michael Heitkötter. Ideen, Strategien, Umsetzung, https://www.michaelheitkoetter.de/warum-ist-ritter-sport-quadratisch/ [consulta: 07/06/2023].

[2] «Estos son mis principios». El Periódico de Aragón, 10/03/2018, https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2018/03/10/son-principios-46809323.html, [consulta: 10/10/2019].

[3] «AMCHAM Summit. Bullrich dijo cuál será su política exterior, qué requisitos debe tener su vice y cuántos ministerios eliminará». El Economista, 09/05/2023,  https://eleconomista.com.ar/politica/bullrich-dijo-sera-su-politica-exterior-requisitos-debe-tener-su-vice-cuantos-ministerios-eliminara-n62259, [consulta: 10/05/2023].

[4] Giancarlo Elia Valori. «El concepto de occidentalización». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 17/03/2023, https://saeeg.org/index.php/2023/03/17/el-concepto-de-occidentalizacion/ .

[5] Marcelo Javier de los Reyes. «2023: Escenarios regionales, escenario global. Repersuciones de los mismos en Argentina.». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 30/03/2023, https://saeeg.org/index.php/2023/03/30/2023-escenarios-regionales-escenario-global-repersuciones-de-los-mismos-en-argentina/.

[6] Marcelo Javier de los Reyes. «A doscientos años de la toma de posesión de las-Malvinas por las Provincias-Unidas. Ayer-y hoy». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG,  04/04/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/04/04/doscientos-anos-de-la-toma-de-posesion-de-las-malvinas-por-las-provincias-unidas-ayer-hoy/.

[7] Marcelo Javier de los Reyes. «Atlántico Sur: un nuevo aniversario de la usurpación británica  y el envío de un guardacostas estadounidense». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 03/01/2021, https://saeeg.org/index.php/2021/01/03/atlantico-sur-un-nuevo-aniversario-de-la-usurpacion-britanica-y-el-envio-de-un-guardacostas-estadounidense/ .

[8] Martín Prieto. «Alfonsín teme una posible libanización de Argentina». El País (España), 25/04/1984, https://elpais.com/diario/1984/04/26/internacional/451778406_850215.html, [consulta: 12/04/2000].

[9] «Alfredo Cornejo advirtió: “Mendoza puede ser un país independiente”». Infobae, 30/06/2020, https://www.infobae.com/politica/2020/06/30/alfredo-cornejo-advirtio-mendoza-puede-ser-un-pais-independiente/, [02/07/2020].

[10] «¿San Luis se independiza? La curiosa propuesta de Alberto Rodríguez Saá». La Nación, 05/11/2016, https://www.lanacion.com.ar/politica/san-luis-se-independiza-la-curiosa-propuesta-de-alberto-rodriguez-saa-nid1953721/, [02/07/2020].

[11] «Por enojo del gobierno, Gendarmería nacional ya no actuará en provincia». Ámbito, 09/04/2001, https://www.ambito.com/portada-principal/por-enojo-del-gobierno-gendarmeria-nacional-ya-no-actuara-provincia-n3115696, [06/06/2016].

[12] «La propuesta de Luis Landriscina para evaluar a los diputados y senadores». Infobae, 31/07/2017, https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2017/07/30/la-propuesta-de-luis-landriscina-para-evaluar-a-los-diputados-y-senadores/, [consulta: 02/07/2020].

[13] Ídem.

 

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