La séptima parte de nuestra extensión territorial —la que nos despojaron— la reclamamos con suficiente fortaleza y asidero jurídico; por cuanto, somos herederos del mencionado espacio.
El Ente Juzgador de La Haya ha privilegiado —en todas sus resoluciones— el Principio de la Intangibilidad de las fronteras heredadas en los asuntos contenciosos entre Estados.
En nuestro caso no será la excepción.
Hay un respeto pleno a la demarcación fronteriza, conforme al Derecho Internacional, sostenido permanentemente por la Corte; dado que, la delimitación inalterada establece el ámbito propio y correspondiente de cada Estado, y todo lo que implica su componente territorial.
Nos afianzamos también en el enunciado doctrinal que refiere la estabilidad fronteriza y asiento de un Estado en la Declaración del 6 de enero de 1916 del Instituto Americano de Derecho Internacional, cuando consagra:
“…Toda Nación tiene derecho a poseer un territorio dentro de límites determinados y de ejercer una jurisdicción exclusiva sobre ese territorio, igualmente sobre las personas extranjeras que en él se encuentren…”
Digamos sin equívocos que al establecerse históricamente un límite, sin protestas, debe aceptarse su permanencia inalterable —salvo arreglo pactado entre los Estados concernidos–; porque intentar torcer las determinaciones limítrofes de manera unilateral, arbitraria y abusiva se quebrantaría el Principio de Estabilidad de las fronteras; trayendo graves consecuencias a los Justos Títulos que respaldan y soportan la consolidación espacial de los Estados; igualmente, tal hecho irrumpe contra al valor de la geografía, desnaturaliza la política y la historia en la comprensión del fenómeno limítrofe, el cual siempre ha sido abarcativo en muchos aspectos.
Hemos sostenido la contención que nos ocupa —y dispuestos a alegar en la narrativa de los hechos sociohistóricos y probar en derecho en La Haya— con suficientes elementos: históricos, jurídicos, cartográficos, sociales, políticos y morales que nos asisten. No son elucidaciones trasnochadas o caprichos antojadizos.
La mayoría de los jueces de la Corte conocen, además, que nos encontramos apertrechados y munidos con los Justos Títulos (iuris et de iure —no admiten pruebas en contrario) que avalan la histórica propiedad incuestionable de Venezuela sobre la Guayana Esequiba.
Ha habido innumerables jurisprudencias —a partir de anteriores resoluciones sentenciales de la Corte Internacional de Justicia— que refuerzan la posición de mantener con firmeza los límites heredados por nuestro país.
Rememoremos aquel ancestral y sabio adagio: “Lo que se hereda no se hurta”.
La Cesión de Derechos (en nuestra específica situación) se impone a cualquier dictamen de fuerza.
La resolución sentencial de la Corte, en este pleito centenario, debe favorecernos; siempre y cuando el fallo de la CIJ se circunscriba a estricto derecho.
Por lo pronto, pasemos revista entre muchos otros casos al siguiente. El 29 de noviembre de 1999, Nicaragua presentó ante la Corte Internacional de Justicia una demanda contra Honduras, junto con una solicitud de medidas provisionales.
Tal hecho ocurrió después de que Honduras expresara su intención de ratificar un Tratado de 1986, sobre delimitación marítima con Colombia.
En su pretensión procesal Nicaragua pidió a la Corte que determinara la frontera marítima; así como, el mar territorial, plataforma continental y zona económica exclusiva pertenecientes, respectivamente, a Nicaragua y Honduras en el Mar Caribe.
Nicaragua argumentó que había sostenido constantemente la posición de que su frontera marítima con Honduras en el Mar Caribe no estaba delimitada.
La Sala observó que Honduras invocó el principio del Uti possidetis juris como base de su soberanía sobre los espacios controvertidos. Posición contradicha y replicada por Nicaragua, que afirmó que tal soberanía no puede atribuirse a una u otra de las Partes sobre la base de dicho Principio; porque el mismo puede regir para ambos. Principio que es común y válido para los dos países
Nótese que el Uti possidetis Iuris ha constituido un blasón importante en las contenciones. Y en este pleito fue invocado por ambas partes conflictuadas.
¿Qué hizo la Corte? Decidir en base a la compulsa de los justos títulos traslaticios.
Confirió suficiente prioridad, preponderancia y equilibrio al Principio del Uti possidetis Iuris, que aquí amparaba y asistía a los dos Estados concernidos; como lo había tenido en rigor en dictámenes idénticos.
Desde siempre, la Corte ha señalado:
“el principio del Uti possidetis ha mantenido su lugar entre los principios jurídicos más importantes, fundamentalmente en lo tocante a los títulos territoriales y la delimitación de las fronteras en el momento de la descolonización”
(Controversia fronteriza (Burkina Faso/ República de Malí), Fallo, I.C.J. Reports 1986, pág. 567, párr. 26).
Otra situación contenciosa que ya se había decidido en juicio, en La Haya, El 19 de noviembre de 2012, la Corte Internacional de Justicia dictó su fallo (conocido por todos) en la Causa de controversia territorial y marítima entre Nicaragua y Colombia.
En esa decisión, ajustada a derecho, favoreció a Nicaragua, al reconocerle 75.00 Km2 de aguas territoriales, frente a las islas San Andrés y Providencia que continuaron perteneciendo a Colombia por herencia desde el Virreinato de Nueva Granada.
El fallo exigió a Colombia “cesar inmediatamente” las actividades pesqueras en territorio nicaragüense.
Sin embargo, en la más reciente —y definitiva— decisión (de fecha 13 de julio de 2023) de la sala Jurisdicente de la ONU, por otro complementario asunto litigioso entre Nicaragua y Colombia; en esta oportunidad falla a favor de Colombia frente a la pretensión de Nicaragua de extender su plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas, con lo cual se sobrepondría en la soberanía marítima del país suramericano.
El fallo pone fin a una disputa iniciada en 2013.
La determinación de la corte fue justa; y varias veces aseguró que Nicaragua no tenía razón en sus demandas.
La Haya utilizó las bases del aceptado Derecho Internacional consuetudinario para refutar los reclamos de Nicaragua; ya que, al admitirse – internacionalmente– las 200 millas náuticas como límite estandarizado para todas las naciones costeras, el tribunal consideró que Managua no tiene base legal ni precedentes que respalden la extensión.
Por los resultados del caso in comento, coincido con la brillante posición del estudioso del Derecho Internacional, Dr. Julio Peña Acevedo, quien expone, acertadamente:
“Se mantiene la tesis de que en el Caribe no hay Alta Mar; todas las Plataformas y Zonas Económicas Exclusivas se solapan. Si la CIJ hubiese decidido a favor de Nicaragua, vendrían otras solicitudes similares ante esa Sala; así también, pudimos percibir que la equidad sigue siendo el Principio de las decisiones de la Corte”.
Complemento diciendo: se aplicó el derecho y se hizo justicia. Exactamente lo que Venezuela reivindica y espera de la Corte, una vez que haga la examinación de nuestro acervo de probanza y proceda a dictar sentencia.
* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la ONG Mi Mapa. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial.
Este artículo se propone analizar el discurso de Gazimestán, pronunciado por Slobodan Milosevic el 28 de junio de 1989, y sus implicancias en la reconstrucción de la identidad serbia en un momento clave de la historia de los Balcanes como paso previo a la actuación política en torno a la cuestión de Kosovo. El contenido y el contexto en que fue pronunciado el discurso, son variables que nos ayudarán a entender el proceso de esa reconstrucción identitaria a partir del análisis del contenido y su uso de la historia como factor aglutinante en un contexto de creciente tensión en lo que por entonces fue Yugoeslavia. Los sucesos posteriores que desembocaron en una brutal guerra que terminó por desmembrar el Estado yugoeslavo fue el epílogo de lo que sucedió aquél día de 1989. El objetivo de este trabajo es abordar la cuestión de las identidades y la conformación de un sentimiento de pueblo a partir de una articulación entre el discurso y los factores históricos, políticos y sociales. El artículo, enfocado desde la perspectiva constructivista[i] y a través del método analítico-descriptivo, se estructura de la siguiente manera: en la primera parte abordaremos el contexto yugoeslavo hacia 1989 en el marco del desmembramiento del bloque comunista de Europa del Este. El segundo apartado se enfoca en el discurso y el uso de la historia en la reconstrucción de la identidad serbia. Por último, en una tercera parte haremos una reflexión final sobre el tema abordado y la importancia de este en un contexto en donde las tensiones nacionalistas basadas en consideraciones étnicas amenazan con reiniciar las hostilidades en los Balcanes, hostilidades que vienen desestabilizando el este de Europa a partir de la guerra en Ucrania, la posible desintegración de Moldavia y las tensiones en el Cáucaso.
Slobodan Milosevic y el discurso de Gamezistan en la reconstrucción de la identidad serbia
“La historia de un grupo humano es su memoria colectiva y cumple respecto de él la misma función que la memoria personal en un individuo: la de darle sentido de identidad”.
Joseph Fontana
“La magia del nacionalismo es la conversión del azar en destino”.
Perry Anderson
«No hay emblema de la cultura moderna del nacionalismo más imponente que los cenotafios y las tumba de los Soldados Desconocidos”.
Benedict Anderson
“Es falso decir que la historia no es previsible”
José Ortega y Gasset
Introducción
Kosovo, provincia o nación-estado depende desde que perspectiva[i], atraviesa en estos momentos, transcurrido gran parte del 2023, una situación de tensión solo comparable a la que se vivió en la última década del siglo XX siendo una de las cuestiones aún no resueltas en ese entramado geopolítico que son los Balcanes. En 2008 la antigua provincia de Serbia y corazón de la identidad del pueblo serbio pero de mayoría albanesa, declaró su independencia apoyada por los Estados Unidos y gran parte de Europa Occidental, Rusia nada pudo hacer en ese juego de ajedrez. A partir de ese momento el nuevo estatus de la antigua provincia serbia se fue afirmando a medida que las negociaciones con el gobierno de Belgrado fluctuaban entre momentos de tensión y relajación en las relaciones bilaterales entre aquél y las autoridades de Pristina.
Para 1995 cuando ya finalizaba la primera parte de la guerra que desintegró Yugoeslavia se advertía el problema de Kosovo, “la cuestión de Kosovo”, es decir, “la cuestión de Albania” ha estado preocupando y sacudiendo al Estado serbio desde el Congreso de Berlín y la fundación de la Liga de Prizren (la Kongra albanesa 1877-1878) y en la antigua República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY) asumió el carácter y significado de indicación vital para la supervivencia de la República de Serbia en sus límites establecidos en 1945”. (Radovanovic, 1995, p 1)
Pero debemos remontarnos hacia fines de los años ‘80 para comenzar a hacer una genealogía del actual conflicto a partir de la reconstrucción de la identidad serbia y su identificación con Kosovo. Por entonces la situación en Yugoeslavia era cada vez más tensa en lo económico y en lo político; con la crisis del comunismo, muchos antiguos dirigentes del partido comenzaron a replegarse hacia posturas más nacionalistas; la muerte del Mariscal Tito en 1980 había acelerado ese proceso. Yugoeslavia era un complejo Estado nacido en 1929[ii], como Estado monárquico y reconstruido luego del fin de la II Guerra Mundial como república comunista.
Un complejo mosaico de nacionalidades convivieron bajo el férreo régimen de Tito[iii] no obstante ciertos atisbos de libertades como la de los viajes al exterior, la recepción de turistas o cierta libertad de opinión, contrario a lo que se respiraba en el resto de los Balcanes en especial en la Albania de Enver Hoxa y la Rumania de Ceaușescu.
En ese contexto se desarrolló la creciente tensión entre los dirigentes nacionalistas al interior de Yugoeslavia, en especial entre la elite serbia y las del resto de las repúblicas, en especial croatas y albaneses. Ya en 1986 la Academia de Ciencias de Serbia había redactado un memorándum[iv] en donde se explicitaba en sus páginas la noción de la Gran Serbia y el destino histórico de los serbios. Belgrado, capital de Serbia, era también la capital de Yugoeslavia además de ser los serbios mayoría en la distribución demográfica del país.
Esos factores y el dominio que ejercían los serbios de los altos mandos en el ejército yugoeslavo acrecentó los recelos en el resto del país, especialmente entre los kosovares, musulmanes y de origen albanés, mayoría en Kosovo. El ascenso de Slobodan Milosevic, un antiguo dirigente comunista devenido en nacionalista aceleró el deterioro de las relaciones entre Serbia y el resto de las entidades que formaban Yugoeslavia, en especial con Kosovo al cual le quitó la autonomía de la que gozaba la provincia desde la época de Tito, quien para equilibrar el factor demográfico y las aspiraciones nacionalistas serbias y croatas le otorgó además a los musulmanes de Bosnia el estatus de nación. La política de Milosevic con respecto a la autonomía de Kosovo fue vista por los albano-kosovares como una demostración del autoritarismo serbio. En ese contexto no debemos ver las decisiones políticas como algo objetivo y externo al campo social, las decisiones de Milosevic debían estar fundamentadas y construidas dentro de ese campo.
El discurso de Gazimestán
Como señala Robert D. Kaplan en “Fantasmas Balcánicos”, el 28 de junio de 1988 comenzó la cuenta atrás, de un año de duración, hasta el martirio de Lazar en Kosovo”. (Kaplan, 1998, p 89).
En la mañana del 28 de junio de 1989, según algunos datos, asistieron 1 millón de personas, Slobodan Milosevic pronunció en lo que a la postre y en relación a los acontecimientos venideros sería un discurso crucial en el ocaso de Yugoeslavia como Estado plurinacional. Milosevic se había convertido en el político más poderoso no solo de Serbia sino también de Yugoeslavia, en su rol de líder. Gazimestán era la gran oportunidad para reafirmar ese liderazgo; en este sentido Jiménez Diaz (2008) sostiene que “el habitus del líder político consiste en las estructuras sociales de su subjetividad, la interiorización de las estructuras sociales y de las instituciones por el líder. El líder representa la historia de un grupo de personas o asociación, sea en sentido territorial (Estado, región o municipio), sea en sentido funcional (partido, sindicato u organización socio-política)”. (Jimenez Diaz, 2008, p. 20)
Ese día en Kosovo Polje, en el campo de Gazimestán, Milosevic recordaba un hecho fundamental de la historia, la derrota de los serbios a manos de los ejércitos del Imperio Otomano que por entonces dominaba gran parte de los Balcanes, la batalla se dio en lo que se conoce como “Campo de los Mirlos”; fue en este lugar donde Milosevic, la figura ascendente de la política serbia pronunciaría su ferviente discurso 600 años después. Kosovo representa para los serbios el corazón de su nación, comparable a lo que representa en el folklore nacional el Álamo para los Estados Unidos o las Malvinas para el pueblo argentino.
La idiosincrasia serbia y los recuerdos como nación tienen su firmamento en los hechos sucedidos en Kosovo en 1389. La construcción y el mantenimiento de la identidad serbia estaría atada por lo tanto a lo que los serbios consideran como su provincia, como señala Kaplan, “la derrota y el martirio atrae a los serbios”. (Kaplan, 1998, p. 81)
El discurso de Milosevic[v] fue un mensaje directo a la audiencia para la reconstrucción de la identidad serbia oscurecida primero por los otomanos y luego, aunque no explicitada por aquél, por los años en que el comunismo gobernó Yugoeslavia; de esa manera se refería a que “cuando se creó la Yugoslavia socialista, en este nuevo Estado los dirigentes serbios seguían divididos, con tendencia a contemporizar, en detrimento de su propio pueblo. Las concesiones que muchos líderes serbios hicieron a expensas de su pueblo no pueden aceptarse, ni histórica ni éticamente por ninguna nación en el mundo”. En este sentido Levy-Strauss sostiene que “el significado básico del mito no está ligado a la secuencia de acontecimientos, sino más bien, si así puede decirse, a grupos de acontecimientos, aunque tales acontecimientos sucedan en distintos momentos de la historia”. (p. 68). La importancia simbólica de Gazimestán fue el resurgimiento del pueblo serbio en tanto actor social o en términos de Alexander Wendt, “agente”. Como sostiene Laclau, “la emergencia del «pueblo» como actor histórico es, entonces, siempre una transgresión respecto de la situación precedente”. (Laclau, 2005, p. 248)
En las primeras décadas del siglo XX, de forma profética, Ortega y Gasset, en medio de una Europa convulsionada escribió que “hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social”. Milosevic en una especie de construcción del tiempo histórico, en términos de Reinhardt Koselleck, como nexo entre la experiencia del pasado y las expectativas futuras, sostuvo que “por una serie de circunstancias sociales, este grandioso 600 aniversario de la Batalla de Kosovo tiene lugar en un año en el que Serbia, después de mucho tiempo, después de muchas décadas, ha recuperado su estado y su integridad nacional y espiritual. Por lo tanto, no es difícil hoy día para nosotros contestar a la vieja pregunta: ¿cómo vamos a enfrentar a Miloš ?[vi]. A través del juego de la historia y de la vida, parece como si Serbia, precisamente en este año, en 1989, ha recuperado su estado y su dignidad, y así celebra un evento distante en el pasado, que tiene un significado histórico y simbólico para su futuro”. (Slobodan Milosevic, Discurso de Gazimestán, 28 de junio de 1989).
El relato de Milosevic, acudiendo a la perspectiva de Levy-Strauss en cuanto a la noción de “mito”, lo real y la leyenda se confunden. De esta manera el líder serbio refiere a que “es difícil decir qué es verdad histórica y qué es leyenda sobre la batalla de Kosovo. Hoy esto ya no es importante”. Según las crónicas serbias basadas en las “Enconium to Prince Lazar” escritas de forma anónima luego de la batalla, aquella mañana del 28 de junio de 1389 el príncipe recibió un mensajero de parte del Santo Elías. Lazar debería elegir entre la derrota y un reino celestial o la victoria y un reino terrenal. El Príncipe Lazar eligió la segunda opción, la derrota y el reino celestial, por lo que construyó una iglesia, llamó al patriarca, bautizó su ejército y se enfrentó a las fuerzas otomanas. La derrota y el ascenso al reino celestial le asegurarían al Príncipe Lazar un lugar privilegiado en la historia serbia.
El discurso de Gazimestán, en un contexto político de creciente tensión entre serbios y albaneses fue una conjugación de factores políticos, económicos y sociales, Milosevic, hábilmente, logró captar la atención de un público azotado por la crisis que vivía el país y lo tradujo en un discurso de tinte nacionalista En este sentido, la recurrencia a los mitos de la historia serbia y de un pasado glorioso sirvieron como sutura para cerrar la reconstrucción de la identidad serbia, Slobodan Milosevic apelaba al pueblo serbio y a su conciencia colectiva. Como señala Benedict Anderson “la nacionalidad, o la “calidad de nación» —como podríamos preferir decirlo, en vista de las variadas significaciones de la primera palabra—, al igual que el nacionalismo, son artefactos culturales de una clase particular”. (Anderson, 1983, p 21).
En este contexto, ¿podría denominarse al régimen de Milosevic como un régimen populista? Laclau (2005) sostiene que acerca del «”populismo” no entendemos un tipo de movimiento —identificable con una base social especial o con una determinada orientación ideológica—, sino una lógica política».(Laclau, 2005, p 21). Desde ésta perspectiva y como señala el mismo autor, “sabemos que el populismo requiere la división dicotómica de la sociedad en dos campos —uno que se presenta a sí mismo como parte que reclama ser el todo—, que esta dicotomía implica la división antagónica del campo social, y que el campo popular presupone, como condición de su constitución, la construcción de una identidad global a partir de la equivalencia de una pluralidad de demandas sociales”. (Laclau, 1985, p 93). Hacia 1989, la situación en Yugoeslavia se había deteriorado lo suficiente para crear descontento social que podría desembocar en la conformación de un movimiento populista, la crisis económica del régimen yugoeslavo, las diferencias cada vez más grandes entre Belgrado y el resto de las repúblicas, la agitación social entre los albaneses a medida que Milosevic recortaba derechos y garantías en Kosovo se convirtieron en un caldero lo suficientemente importante para la desviación hacia el nacionalismo, Milosevic advirtiendo ese peligro recurriría a posturas nacionalistas como síntesis definitiva, como señala Wendt «los procesos de formación de la identidad en condiciones de anarquía afectan primero y principalmente a la preservación de la “seguridad” del yo». (Wendt, 1999, p 24)
Milosevic se refirió en estos términos ante la enorme multitud presente aquél 28 de junio de 1989: “si perdimos la batalla, no fue sólo por la superioridad social y la ventaja militar del Imperio otomano, sino también por la trágica desunión en el liderazgo del estado serbio en esa época. En ese lejano 1389, el Imperio otomano era no sólo más fuerte que los serbios, sino que también era más afortunado”. (Slobodan Milosevic, Gzimestán, 28 de junio de 1989)
Para Milosevic, apelar al nacionalismo era la condición necesaria dentro de la cual se podrían encuadrar las demandas sociales; como sostenía el líder serbio, “la crisis que ha golpeado en Yugoslavia y ha traído divisiones nacionales, pero también sociales, culturales y religiosas y otras de menor envergadura. De todas estas divisiones, han sido las nacionales las que han resultado ser más dramáticas. Resolverlas hará más fácil mitigar las consecuencias del resto de divisiones por ellas creadas”. (Slobodan Milosevic, Gazimestán, 28 de junio de 1989). En ese contexto una multiplicidad de factores históricos y sociales sirvió de armazón para el discurso de Milosevic, desde esa perspectiva, la identificación del enemigo, que Milosevic evitó referirse en su alocución, fue condición necesaria para aglutinar al pueblo serbio frente a la nueva coyuntura que se presentaba en el país. Adoptando la perspectiva de la post-política de Slavoj Žižek, el líder serbio sostuvo que “la amenaza que esas divisiones generan en la patria común han generado una ola de sospechas, acusaciones e intolerancia. Una ola que invariablemente crece y es difícil de parar. Esta amenaza nos ha colgado como una espada de Damocles durante demasiado tiempo. Los enemigos externos e internos de comunidades multinacionales son conscientes de ésta y por tanto han organizado su actividad contra nosotros fomentando conflictos nacionales”. Como señala Žižek, la post-política “se basa en la manipulación de una multitud u ochlos paranoide: es la atemorizada comunión de personas atemorizadas”. (Žižek, 2008, p. 102)
Mapa étnico de Kosovo.
Reflexiones finales
Alexander Wendt señala que la identidad «se refiere a una categoría social o etiqueta aplicada a personas que comparten (o se cree que comparten) alguna característica o características, en apariencia, rasgos de comportamiento, actitudes, valores, habilidades (por ejemplo, lenguaje), conocimiento, opiniones, experiencia, puntos en común históricos (como región o lugar de nacimiento), etc.». (Wendt, 1999, p. 225). Desde esa perspectiva analizamos de forma el discurso de Slobodan Milosevic intentamos reflejar como los factores históricos a través de variables políticos, sociales y económicas sirvieron como argamasa en la construcción de un discurso que tuvo como objetivo la reconstrucción de la identidad serbia en un momento clave de la historia balcánica en lo que podría denominarse en término de Mann el «aspecto colectivo del poder». (Mann, 1999, p. 21)
Lo que sucedería luego reafirmarían la importancia de ese discurso. ¿Debemos tomar las palabras de Slobodan Milosevic en Gazimestán como una premonición o como parte de una política tendiente a cambiar el estatus quo impuesto desde 1946 e instaurar el dominio serbio sobre Kosovo y el resto de las repúblicas yugoeslavas ?. En este trabajo intentamos esbozar que las decisiones políticas están construidas socialmente por una argamasa en la que se conjugan la historia, la economía y la identidad, identidad que en nuestro caso se vio reconstruida o reafirmada a través de la retórica nacionalista de Milosevic como paso previo a la política.
Esa mañana de 1989 Milosevic afirmó que «seis siglos más tarde, estamos comprometidos en nuevas batallas, que no son armadas, aunque tal situación no puede excluirse aún. En cualquier caso, las batallas no pueden ganarse sin la resolución, el denuedo y el sacrificio, sin las calidades nobles que estaban presentes en los campos de Kosovo en aquellos días del pasado. Nuestra batalla principal es ahora implementar el bienestar económico y el progreso político cultural y prosperidad social general, para encontrar un más rápido y exitoso para la civilización que vivirá en el siglo XXI».
Desde el discurso de Gazimestán han pasado 34 años; las advertencias de Milosevic sobre la posibilidad «del uso de las armas» se cumplieron rápidamente; dos años después de esa fecha Yugoeslavia se desintegró en una brutal guerra inter-étnica, la primera; finalizada ésta en 1995, le siguió en 1998 el inicio de la guerra de Kosovo; la segunda, tan brutal como la anterior y que sería el golpe definitivo a la existencia de esa experiencia política que fue la república yugoeslava.
Los recientes acontecimientos de Kosovo demuestran que la cuestión planteada en los años ‘80. Aún no está resuelta y lejos de alcanzar una solución. Los crecientes enfrentamientos entre la mayoría albano-kosovar y la minoría serbia en el norte de Kosovo, solo contenida por los esfuerzos de la Unión Europea, los Estados Unidos y la ONU, amenazan con alterar el precario statu quo en la región. En ese contexto, el Discurso de Gazimestán cobra en la historia reciente, un valor fundamental para la comprensión de los hechos actuales no solo en los Balcanes sino también como, desde la construcción de una retórica identitaria, se puede llegar a la comprensión de otros fenómenos similares como lo mencionamos al comienzo de éste artículo, Ucrania, Georgia, Moldavia entre otros.
Notas
[1] La premisa básica del enfoque constructivista es que los seres humanos viven en un mundo que construyen, en el cual son protagonistas principales, que es producto de sus propias decisiones. Este mundo, en construcción permanente, es constituido por lo que los constructivistas llaman “agentes”. (Sánchez, 2012, p. 118 ).
[2] Para Serbia, Kosovo es una provincia rebelde, países como Argentina, España o Rusia consideran a Kosovo parte de Serbia mientras que la mayoría de los Estados de la Unión Europea y los EE.UU. reconocen a Kosovo como país soberano.
[3] La I Yugoeslavia fue una unión de croatas, eslovenos y serbios bajo un régimen monárquico. La II Yugoeslavia amplió el concepto de nación a los bosnios de origen musulmán, mayoría en Bosnia-.Herzegovina.
[4] Josip Broz “Tito”, mitad esloveno mitad croata, gobernó Yugoeslavia al frente del Partido Comunista yugoeslavo desde 1946 a 1980 año en el que falleció. El gobierno se instauró luego de la derrota de las fuerzas alemanas que habían invadido el país en 1941.
[6] Discurso completo en castellano disponible en: https://www.ersilias.com/discurso-de-gazimestan/
[7] Miloš Obilić, fue un noble serbio que terminó con la vida del sultán otomano Murad I en el transcurso de la Batalla del Campo de los Mirlos aunque la historia no está ajena a las controversias.
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* Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades. Licenciado en Historia. Córdoba. Argentina
La Dirección Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera (la Dirección) dictó la Disposición 26 el 25/10/2022 por la que crea el Sistema Federal de Información de Pesca y Acuicultura (SiFIPA); por su parte, en la Orden del Día 720/2023, la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios y, la de Presupuesto y Hacienda, aprobaron un proyecto de ley de “Sistema Único de Trazabilidad de los Productos de la Pesca y la Acuicultura (SUTraP), al consensuar los proyectos de los dip. García (76-D-2022) y Selva (1708-D-2022).
Los mecanismos de ordenamiento de estas dos iniciativas son, a nuestro juicio, inadecuados; por un lado, una Disposición de una simple Dirección para ser aplicada a terceros, cuando la Autoridad de Aplicación (la Secretaría de AGyP) y el Consejo Federal Pesquero, debieron hacerlo y, por otro, un proyecto de Ley para legislar sobre una simple herramienta operativa, encorsetando un instrumento que puede requerir adecuaciones periódicas. Como nota de color: ¿Para qué se titula a estos Sistemas con nombres rimbombantes, si después terminan abreviándolos con las rebuscadas siglas de SiFIPA y SUTraP? que recuerdan a los gremios de los pasteleros o tranviarios, con todo el respeto por éstos.
Ambas iniciativas, además de ser absolutamente burocráticas, no solo desnaturalizan el destino y el objeto para la que fue diseñada la Trazabilidad y Recall, sino que, además, a los efectos buscados de controlar la legalidad son igualmente ineficaces. Como están planteadas, no se resolverá con ninguna de estas normas la pesca ilegal (INDNR) extranjera sobre los recursos migratorios argentinos. A ambos proyectos, les faltaría transitar la banquina de pescadores y, después, unificar criterios entre estas iniciativas, antes de ponerlas en vigor, de otro modo, dificultan la tarea de producir más y mejor.
Con la aparición en 1986 de la Encefalopatía Espongiforme Bovina en la Unión Europea y la sanción de la Ley de Bioterrorismo del Gobierno de Estados Unidos, se revitalizó la aplicación de sistemas de trazabilidad, como una herramienta fundamental para dar mayor seguridad al consumidor, ante un incidente alimentario.
La trazabilidad es una metodología mediante la cual se establece y mantiene procedimientos documentados de identificación permanentemente en el rótulo del alimento, desde su origen y durante todos los procesos, que incluyen la captura o producción, industrialización, almacenamiento, comercialización y consumo; de tal forma, que en cualquiera de estas etapas, pueda conocerse en forma rápida y segura, el origen de la materia prima y los procesos sufridos previos al consumo, para actuar en consecuencia y proteger la salud del o los consumidores afectados y los que potencialmente pudieran verse aquejados por haber adquirido o ser potenciales adquirentes del alimento en cuestión (César Lerena “Calidad y Seguridad Alimentaria”, Ed. Fundación Agustina Lerena, 2013).
Esta trazabilidad se logra mediante procedimientos y registros de identificación de un producto único o en lotes, según se trate, y a su vez la identificación se realiza sobre un rótulo, accesible a todos, relacionando en forma inequívoca el documento con la materia prima o producto allí descrito.
La rotulación o identificación que acompaña a la materia prima o el producto indica, mediante el código que se utilice, la totalidad de la traza. Una codificación numérica o alfanumérica adecuada, desde el origen hasta al consumidor lleva unos sesenta (60) caracteres que permiten conocer a todos los usuarios en detalle, la especie, el buque, el lugar de captura y/o proceso, el tipo de proceso, el año, día y hora de todas las etapas, hasta el comercio minorista y, puede llevar setenta (70) caracteres cuando se agregan servicios de alimentación en comedores industriales, escolares, etc. En cualquier caso, la codificación asegura el conocimiento preciso de todas las etapas en cualquier momento que se requiera a cualquier lector del rótulo. Es decir, una visión retrospectiva del producto, rastreabilidad, tracking o trazabilidad.
Para garantizar la aplicación de la Trazabilidad, se requieren auditorías que incluyan una certificación continua de las etapas de captura, desembarque y procesamiento industrial y el posterior control de policía sanitaria habitual.
La aplicación de la Trazabilidad y el Plan de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP, por su abreviatura en inglés) son una de las formas más eficaces de tener bajo control las acciones accidentales o intencionales que provocan consecuencias negativas graves para la salud o la muerte de personas u ocasionan daños a las economías de los países, como consecuencia de restricciones comerciales internacionales, derivadas de la aparición de enfermedades humanas o animales, o por la falta de confianza extranjera en los controles sanitarios locales. La trazabilidad no es en sí mismo un mecanismo que asegura inocuidad, pero en forma indirecta, por la información a consumidores y/o empresas, puede ser una interesante herramienta de mejora continua de calidad.
Ahora, suponiendo que el Estado quisiese aprovecharse de esta herramienta —creada originalmente para ser usada por los empresarios— con el objeto controlar la pesca ilegal; evitar la pesca por encima de las cuotas o autorizaciones otorgadas; impedir las subdeclaraciones de captura y desembarco; controlar eventuales evasiones fiscales, etc. las normas citadas (Disp. 26 y proyecto de Ley) no lo hacen y tampoco cumplen con el objeto principal del destinatario de la primera venta y los posteriores destinatarios (nacionales o extranjeros) de conocer con certeza el origen y las distintas operaciones y procesos sufridos por la materia prima original.
El sistema cuya aplicación impone la Disposición 26 (SiFIPA), como hecho positivo, digitaliza lo que PESCA y SENASA hacen en versión papel desde hace 50 años; pero, sus resultados son inciertos. Puede que contribuyan a evitar la evasión, pero, de ninguna manera, puede entenderse como un Sistema de trazabilidad.
Los “Considerandos” de esta Disposición de la Dirección refieren a emitir el Certificado de Captura Legal «una vez constatadas las condiciones en las que fuera realizada la captura» (sic), cuestión que de no contar con inspectores profesionales o auditores independientes, muy bien remunerados, garantizados en su seguridad y que cuenten con suficiente respaldo tecnológico a bordo, “la constatación” resulta de cumplimiento imposible y, ello queda de manifiesto cuando los mismos considerandos de la Disp. 26 indican: «se han manifestado las diversas complejidades que existen al momento de determinar los efectivos volúmenes de captura a bordo» y amplía, se busca «que las cantidades y la identificación de los numerosos recursos pesqueros efectivamente obtenidos sean determinados con un mayor grado de precisión en las plantas de procesamiento pesquero», seguramente, analizando los rendimientos hipotéticos o el ingreso a las plantas, tareas que nadie realiza en forma permanente en todos los horarios de producción. No es posible asegurarlo, con la metodología de control imperante que -en muchos casos- tolera el procesamiento de mercaderías fuera de todo control en establecimientos de terceros, que dan lugar a la circulación de mercaderías en “negro”; en perjuicio, de las empresas que tienen todos sus procesos registrados, al igual que su personal, que deben competir con mayores costos. La dificultad se agrega por el alto número de operarios no registrados, ya que del control de sus rendimientos se conocería la producción cierta.
La trazabilidad sin control presencial no es viable. No solo porque sería inaplicable; sino, porque mientras se certifica la trazabilidad a productos sin control, se podría estar descartando al mar. La trazabilidad sin acuerdos sobre la pesca ilegal (INDNR) de los recursos migratorios originarios de la ZEE en alta mar, en el mejor de los casos, ordenará el 50% de stock disponible en el Atlántico Suroccidental.
Referir, como dice la Disposición 26: “Que ello dará lugar a concentrar los datos sobre la materia prima capturada, el registro de la información sobre las actividades relacionadas con estos productos durante el procesamiento y la identificación final de los productos salientes y sus destinos”; es ciertamente desalentador. Que a esta altura, la Subsecretaría de Pesca y la Dirección de Fiscalización no tenga una información promedio precisa; sin tener en cuenta, además, los procesos industriales que se realizan, como el glaseado (agregado de agua); la incorporación de otros componentes vegetales u otros (harinas, rebozadores, aceites, quesos, etc.) en un sistema de control integrado y confiable, debería permitirnos precisar el volumen total por especie capturada, procesada y comercializada, “blanqueando” no solo las operaciones desde el punto de vista biológico, sino también evitar la evasión fiscal, uno de los principales sostenes de la pesca ilegal (INDNR).
El entrecruzamiento de información, que en la actualidad no se efectúa en forma exhaustiva, debería ser muy útil para reducir la evasión y/o la subdeclaración en los desembarques y/o el ingreso de productos elaborados en plantas fasoneras no controladas, etc., incluso, cuáles puedan ser los volúmenes irregulares; pero, de ninguna manera asegurar la aplicación de un sistema de trazabilidad.
Igualmente, no es viable que, «a efectos de comprobar el origen legal de las capturas en aguas jurisdiccionales argentinas, el procesamiento o reprocesamiento a bordo…tener en cuenta la verificación por parte de la Dirección de la vigencia de los permisos y la composición de las capturas» y, menos aún, dar certeza a un sistema de trazabilidad. Lo mismo puede decirse respecto a al uso de “monitoreo satelital” que, en el mejor de los casos, podría aplicarse a determinar el origen de una no constatada captura. Otro tanto podría observarse, respecto a la probabilidad de comprobación por parte de la Dirección de la veracidad de las declaraciones juradas.
La utilización de cuatro módulos de acceso denominados “Parte de Pesca Electrónico”, “Actas de descarga”, “Transacciones Comerciales” y “Distritos”, más allá de digitalizar un mecanismo ya aplicado, no garantiza la trazabilidad del producto que se captura, desembarca, transporta, procesa, almacena y comercializa.
Luego, se recuerda, que por Res. 514/2009 de la SAGPyA se aprobó el Régimen de Inscripción; cuestión que ya se había establecido en la Ley 24.922 en 1998 y, ahora, el proyecto de Ley citado crea otro, generando nuevos registros duplicados para alegría de escribanos y fotocopiadores, etc., pérdida de tiempo y dispersión de la información. Tal vez ha llegado la hora de que el Estado tenga un solo Registro para cualquier efecto.
Refieren también los considerandos «que la trazabilidad de los recursos, productos y subproductos pesqueros debe entenderse como la capacidad de consultar el movimiento de un alimento a través de etapas específicas…». No. No puede entenderse ello si no se identifica el rótulo del producto, desde su origen y durante todas las operaciones hasta el consumo; de forma tal, que, cualquiera de estas etapas, se puedan conocer en forma inmediata y segura las operaciones. La rotulación o identificación -como hemos dicho- debe indicar mediante el código que se utilice, la totalidad de la traza (desde el origen hasta el consumo) sin tener que apelar a ningún registro, sea éste de papel o digital. La Disposición 26 es absolutamente imperfecta y no puede considerarse ésta un Sistema de Trazabilidad, ya que no cuenta con varias cuestiones centrales:
La primera, —como dijimos— verificadas a bordo todas las operaciones y los partes por inspectores o auditores independientes; la segunda, debe prohibir los transbordos fuera de los puertos; la tercera, debe contar con un sistema de control confiable a la descarga, ya que un control “débil” contribuye a “blanquear” el origen o sustituir especies; operación que debe estar coordinada con el control al ingreso a la planta industrial o transbordo en puertos; la cuarta, control efectivo del proceso en las plantas e ingreso en cámaras; quinto, el análisis de los stock y los rendimientos probables y admitidos; sexto, contemplar los aspectos relativos al trabajo esclavo y el tráfico de drogas, los que junto a la pesca subsidiada están tipificadas como pesca ilegal (INDNR) y séptimo, y lo más importante, para garantizar la trazabilidad, no alcanza con registros documentales anexos a la materia prima y/o el producto en la góndola; ambos, materias primas y productos, deben por sí, en sus rótulos, identificar en forma suficiente, mediante un sistema de códigos, todas y cada una de las operaciones y procesos, desde el origen hasta el consumidor, que solo accesoriamente se registran en documentos ahora digitales.
La trazabilidad supone mayores garantías a los compradores primarios, importadores y consumidores; ahora, implica un mayor costo agregado. Si no se diseña un sistema sencillo y de fácil implementación hará menos accesible el producto en el mercado interno y le quitará competencia en el mercado internacional. Con el agravante que la Disposición 26 no evitará la Pesca ilegal (INDNR) de los recursos migratorios originarios de la ZEE por parte de buques extranjeros, a pesar de referirse en varios párrafos al “área adyacente de la ZEE”. Ni siquiera, tiene previsto controlar los buques en tránsito (en supuesto paso inocente) que transportan productos pescados ilegalmente y, por supuesto, los buques extranjeros no estarán incorporados al registro nacional.
La certeza de la información agregada, será útil para contrastar con la identificación de la materia prima/producto si se efectúa en un parte de pesca electrónico antes de ingresar a puerto (y su posibilidad en las embarcaciones con escasa tecnología) destinada a un control central e, independiente, a los controles en el desembarco y, la información la fiscaliza un inspector a bordo (Decreto 4238/68; Ap. 1.1.2. Dec 1714/83 Res. exSENASA 206/95); luego se registra en el desembarque bajo control “ciego”; se verifican los transportes, acceso a plantas, procesos, almacenamiento y comercio. “El hombre es bueno, mejor si se lo controla”. Las empresas competitivas se sacan de encima a sus competidores agregando exigencias a las reglas de juego.
Las estadísticas pueden resultar más eficientes con este sistema, en tanto y en cuanto se incorporen todos los controles que no se realizan en la actualidad y los que se realizan sean “seguros”. No alcanza con cambiar papeles por un sistema digital con carácter de declaración jurada. Muchas veces “los documentos” no reflejan los verdaderos procesos. Conocemos casos de utilizar la pesca para enmascarar la exportación de drogas que se detectan al ingreso en el país importador (Caso Langostino, etc.). Suponiendo que mejoren las estadísticas de las actividades registradas, ello no habrá de significar estar aplicando un sistema de trazabilidad y, menos aún, controlando la pesca ilegal (INDNR) extranjera, como dijimos.
La implementación de un Sistema de Trazabilidad supone un procedimiento de Recall, es decir las acciones planificadas frente a la denuncia de un incidente o accidente, que no está explicitado en la Disposición 26 citada ni en el proyecto de Ley. “No hay Trazabilidad sin Recall” (Lerena, César y Lerena, Joaquín “Manual de Procedimientos de Trazabilidad y Recall”, 10/2/2013).
En la Parte II, nos referiremos al proyecto de ley de “Sistema Único de Trazabilidad de los Productos de la Pesca y la Acuicultura, aprobado en las Comisiones de Intereses Marítimos y Presupuesto de la Honorable Cámara de Diputados.
Finalmente, a los efectos de la exportación, además de determinar en forma fehaciente el origen, la trazabilidad, la aplicación de planes HACCP y otros de calidad, la Argentina, —en forma directa o a través del MERCOSUR— debe acordar con los países importadores para que no adquieran productos pesqueros, donde no esté garantizado, que los productos no proceden de la pesca ilegal (INDNR) como es el caso, de los extraídos en el Atlántico Suroccidental por parte de China, el Reino Unido de Gran Bretaña, España, Corea y Taiwán entre otros. Las autoexigencias mal diseñadas pueden resultar barreras paraarancelarias.
* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).
Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).