MIS PESOS, TUS PESOS, NUESTROS PESOS

Iris Speroni*

El dinero electrónico, más allá de un excelente negocio para los bancos, es una cárcel para nosotros, los comunes.

Hace años que las patronales del mundo (WEF por ejemplo) quieren imponer el dinero electrónico. Funcionarios argentinos promocionan el sistema. Durante el gobierno de Macri se obligó a todo comercio minorista a aceptar tarjetas de débito. La semana pasada el gobernador del Chaco propuso que dejemos de lado la moneda física de curso legal. Obviamente, son restricciones para los plebeyos. los funcionarios tienen su tesoro en moneda extranjera.

Los ciudadanos de a pie debemos defender el efectivo con uñas y dientes y rechazar todo intento de políticos y banqueros de querer controlarnos con dinero electrónico. MI AMIGO EL EFECTIVO.

El artículo de hoy va a dar algunas cifras sobre las ganancias de la banca con el manejo del dinero. Es mucho dinero, pero es sólo dinero.

El reemplazo del efectivo por el dinero electrónico restringe nuestros grados de libertad. Es algo mucho más grave que los bancos ganen una rupia más. Quien maneje el dinero electrónico puede decidir que uno no pueda comprar pan o pagar la luz. El Poder —lo que esto sea— puede cancelar a determinados individuos en forma arbitraria como represalia, si así lo desease.

El dinero electrónico amenaza nuestra libertad. Nuestro Himno Nacional marca lo importante: “Libertad, Libertad, Libertad”. Para aquellos de ustedes que sean peronistas, recuerden que el lema del partido es “Patria Libre, Justa y Soberana”. No dice “soberana, justa y libre” o “justa, soberana y libre”. Primero, libre.

Nada es más importante que defender nuestra libertad. El dinero electrónico, más allá de un excelente negocio para los bancos, es una cárcel para nosotros, los comunes.

 

Este artículo no es sobre el dinero electrónico sino sobre la cuenta sueldo para trabajadores activos y pasivos.

El BCRA toma pesos del público y ofrece a cambio de ellos una tasa de interés; se denominan “pasivos remunerados”. El supuesto objetivo es inmovilizar dichas sumas para que “no se vayan al dólar”. Lo que el BCRA (supuestamente) persigue es que haya menos pesos libres en el mercado y que los privados —personas físicas o jurídicas— no compitan con el propio BCRA en la compra de dólares, lo cual provocaría un aumento de la cotización. Dicho de otra manera, remunerar los pesos sería, según lo que alegan las autoridades, una forma de controlar la cotización de la divisa.

Como he dicho innumerables veces, este relato público es mentiroso. El objetivo es el pago de intereses en sí. Dinero que emite el BCRA y que se reparte entre diez bancos. Cuidar el precio del dólar es sólo la excusa para poder ejecutar esta maniobra la cual consiste en transferir dinero, mucho dinero, desde el BCRA a la banca. El segundo mejor negocio del mundo luego de comprar dólares a $ 120 cuando valen $ 280.

Esta relación del BCRA con los bancos convierte a estos últimos en proveedores del estado sin límite ni control de ningún tipo. Si somos rigurosos, es una relación que debería ser supervisada por el Congreso (art. 75 de la CN), pero en los hechos el Poder Legislativo brilla por su ausencia. 

Los intereses diarios son de más de 1.000 millones de pesos. Eso se paga con emisión. Es la razón por la cual todos nosotros podemos comprar menos cosas cada día. SEIS LATITAS DE ATÚN.

¿Qué hacen los bancos con esas ganancias? Una parte se la dan a sus clientes, otra se la quedan (como ganancia propia). El dinero que sí queda en el banco es usado para cubrir gastos como sueldos, alquileres, electricidad, sistemas. Si quedara un remanente eventualmente se distribuiría en forma de dividendos.

¿De dónde sacan los bancos el dinero que le prestan al BCRA?

En abril 2022 el BCRA publicó un informe periódico denominado “Inclusión Financiera”. El mismo monitorea la cantidad de sucursales existentes, la cantidad de localidades con servicio bancario, la cantidad de cuentas a nombre de personas físicas y el tipo de interacción bancaria.

El 95% de la población adulta tiene algún tipo de cuenta. Forzarnos al pago electrónico provocó que se hubiera reducido el retiro de efectivo de los cajeros automáticos.

Las personas físicas en su conjunto colocan el 50% de su dinero bancario en cajas de ahorro (la pueden retirar en cualquier momento), el 41% en plazos fijos, un 5% en fondos de inversión y el resto en otras modalidades.

La mitad del dinero que las personas físicas dejan en manos del banco perciben una tasa mínima: cuentas corrientes 0% y  cajas de ahorro 1%/2% anual.

Página 43:

La mayor parte de los depósitos del sector privado se asocia a un perfil minorista (con cierto sesgo a una mayor estabilidad relativa), ya que la proporción de los depósitos de las personas humanas y PyMEs se ubicó en torno a 58,4%.

Del total de depósitos en los bancos el 48% corresponde a plazos fijos y depósitos a la vista del sector privado. De esos montos, el 58% son ahorros minoristas: 45% personas físicas y 13% pymes.

Ese dinero las personas se lo dejan a los bancos y éstos: a) se lo prestan al BCRA a la tasa de Leliq del momento (40% anual a julio 2022) o b) se lo prestan a los deudores de tarjeta de crédito (110% anual julio 2022), c) se lo prestan a empresas a tasas superiores a a).

El dinero de los trabajadores

El monto de depósitos de todo tipo de las personas físicas en el sistema bancario proviene del pago de sueldos, jubilaciones y pensiones, beneficios sociales, ahorros personales, pagos de todo tipo (indemnizaciones, acuerdos judiciales, rentas de alquiler, venta de automóviles o inmuebles, servicios personales), ingresos de los profesionales autónomos.

Dicho esto, sí sabemos, gracias a la información que brinda el ANSES, cuánto dinero se deposita todos los meses en las cuentas de los trabajadores, tanto activos como pasivos.

Trabajadores Activos

El ANSES computa 9.905.314 de aportantes a noviembre 2021, de los cuales 7.447.769 están en relación de dependencia.

El monto salarial abonado a noviembre 2021 rondaba los 634.752 millones de pesos mensuales, si tomamos la suma bruta menos los descuentos.

Esta suma de dinero es administrada en forma diferente por cada familia. Algunos retiran ese dinero casi inmediatamente (pago de alquiler, cancelación tarjeta de crédito, pago de abonos y servicios). Otros lo retiran parcialmente a lo largo del mes. 

Trabajadores Pasivos

En noviembre 2021 entre jubilaciones y pensiones se abonaron 6.562.993 beneficios por un total de 231.257 millones de pesos mensuales.

Ambos grupos listados suman:

  • 634.752 millones de pesos
  • 231.257 millones de pesos
  • 865.909 millones de pesos

Este número no incluye empleados provinciales y municipales fuera del SIPA ni autónomos, ni beneficiarios de planes sociales. 

 

No está bien comparar stock con flujos. Stock es lo que está (ej. total dinero prestado al BCRA “pasivos remunerados”) y flujo es lo que va y viene todo el tiempo (ej.: monto de pago de sueldos).

Ahora bien, el dinero de sueldo depositado queda brevemente en la cuenta de la persona hasta que ésta lo gasta. Mientras permanece quieto en la cuenta es un stock (porque no se mueve).

Supongamos que las personas retiran el 70% el primer día y dos semanas después un 20%, languideciendo hasta fin de mes con un 10%. Es una curva imaginaria. La real la conoce el BCRA (porque tiene la totalidad de los datos individuales en forma diaria) y cada uno de los bancos respecto a sus propios clientes.

Según los números del ANSES noviembre 2021 y la curva imaginada el promedio diario es de 193.609 millones de pesos de stock inmovilizado propiedad de trabajadores activos y pasivos. Sobre ese dinero los bancos remuneran cero o 1% de interés anual.

Por todo ese dinero los bancos le cobran 40% anual al BCRA y 110% anual a los deudores de tarjetas de crédito.

La brecha que ganan los bancos en forma diaria (40%-1%) es de 206 millones de pesos. [193.609 x 39% /356]

La brecha que ganan los bancos (calculada al 39%) es de pesos 75.429 millones anuales. Según el tipo de cambio de diciembre 2021, un total de 377 millones de dólares. Sobre dinero gratis para ellos.

Cada día que usted deja su dinero en su cuenta y no retira el efectivo, es ganancia para el banco.

Ahora se entiende el interés de los bancos para convencer a los usuarios de usar el dinero electrónico.

¿Realmente usted quiere que su dinero se lo maneje el banco?

 

Lecturas relacionadas:

Mi amigo el efectivo

https://restaurarg.blogspot.com/2022/03/mi-amigo-el-efectivo.html

Seis latitas de atún.

https://restaurarg.blogspot.com/2022/04/seis-latitas-de-atun.html

Progretudos

https://restaurarg.blogspot.com/2022/07/progretudos.html

La lucha contra el efectivo

https://restaurarg.blogspot.com/2018/11/la-lucha-contra-el-efectivo.html

Control y explotación, las verdaderas intenciones de la guerra contra el efectivo

https://restaurarg.blogspot.com/2018/04/control-y-explotacion-las-verdaderas.html

 

Referencias

BCRA – Informe inclusión financiera

http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/PublicacionesEstadisticas/IIF-segundo-semestre-2021.pdf

BCRA – Informe de estabilidad financiera julio 2022

http://www.bcra.gob.ar/Pdfs/PublicacionesEstadisticas/ief0122.pdf

 

Artículo publicado originalmente el 16/07/2022 por Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/07/mis-pesos-tus-pesos-nuestros-pesos.html

UN 17 DE JULIO NACIÓ UN ESTADISTA: JULIO ARGENTINO ROCA

Marcelo Javier de los Reyes*

Cuando evoco mi niñez tucumana y comparo aquellos tiempos con los actuales, lo que salta a la vista con más nitidez es la pobreza que envolvía a todos sin que nadie lo advirtiera. Era una pobreza que no molestaba ni ofendía porque se compartía por igual. Aquellos a quienes se consideraba ricos vivían de manera idéntica al resto. Podían ser propietarios de tierras, tener algunos buenos caballos o un carruaje, pero sus hábitos domésticos, su indumentaria y las apariencias de su posición no diferían de los demás: me refiero, naturalmente, a la «gente decente», el pequeño núcleo social formado por las viejas familias locales y las que se habían agregado a través del tiempo en el desempeño de profesiones y oficios honorables. El resto no contaba. […]

Ahora la gente rica exhibe su riqueza. No digo ya en Buenos Aires, donde la prosperidad se instaló hace décadas; en Tucumán mismo me han llamado la atención las casas de estilo francés con su derroche de mármoles y bronces, los ingenios azucareros donde las residencias de sus dueños son verdaderos palacios o el Jockey Club, que es una pasarela para que los ricachos luzcan las joyas y vestidos de sus mujeres, las calidades de sus fracs, sus landós y automóviles. Yo mismo soy un hombre rico: tengo varias estancias y dispongo de una hermosa mansión, con toda clase de refinamientos.

Sí: ahora somos todos muchos más ricos. Pero me pregunto a veces si los argentinos hemos enriquecido parejo.[1]

Estos párrafos corresponden a la historia novelada sobre la vida de Julio Argentino Roca escrita por Félix Luna, un homenaje humanizado de quien fue dos veces presidente de la República Argentina (su primer mandato entre 1880 y 1886 y su segundo entre 1898 y 1904) y fundador de la Argentina moderna.

Nació el 17 de julio de 1843 en San Miguel de Tucumán, quinto de los ocho hijos del coronel José Segundo Roca y Agustina Paz. A sus doce años falleció su madre y su padre fue reconocido por sus servicios por el gobierno de la Confederación, adscripto al ministerio de Guerra en Paraná. Dado sus escasos recursos, su padre repartió a sus hijos y a Julio lo ubicó en el Colegio de Concepción del Uruguay.

En 1858 ingresó a la carrera militar, lo que fue forjando lo que sería su vida al servicio de la Nación.

Como ministro de Guerra del presidente Nicolás Avellaneda (1874-1880), sucediendo a Adolfo Alsina tras su muerte, se le encargó la misión de poner fin al azote que sufrían las propiedades rurales y las ciudades que estaban en el sur, las cuales eran arrasadas por los malones de los aborígenes, los que secuestraban mujeres, robaban ganado, parte del cual era enviado a Chile. Cumplió con el mandato que le encomendó el gobierno nacional llevando a cabo la Campaña del Desierto.

Roca entonces puso en práctica su teoría expuesta en 1875 a Alsina, de avanzar sobre el desierto para lo cual había solicitado un año para prepararlo y otro para lograrlo. Efectivamente, el plan de Roca fue el que permitió que las tropas del Estado Nacional llegaran al río Negro el 25 de mayo 1879[2].

Es justo recordar que el Ejército Argentino enfrentó a los araucanos quienes estaban armados con fusiles Remington que traían de Chile, donde se los entregaban los británicos a cambio del ganado robado por los malones en territorio argentino. De tal modo que la Campaña del Desierto fue la manifestación más eficiente del rol del Estado moderno, velando por la seguridad de su población[3].

Como Ministro de Guerra y Marina, Roca dio cumplimiento a lo que ordenaba la ley de 1867 sancionada por el Congreso de la Nación, el cual había recibido una fuerte presión de la opinión pública para impulsar el traslado de la frontera al río Negro. Los senadores Gerónimo del Barco, Juan Llerena y Mauricio Daract presentaron un proyecto de ley que fijaba como línea de frontera el río Neuquén, desde su nacimiento en los Andes hasta su confluencia con el río Negro y desde allí hasta la desembocadura del Negro en el Atlántico. En buena medida, esa ley fue el resultado de las gestiones del diputado Nicasio Oroño. En su momento, no pudo cumplimentarse debido a la simultánea guerra del Paraguay, que recién finalizó en 1870[4].

Le cupo al general Roca terminar la tarea que en su momento inició el brigadier general Juan Manuel de Rosas, quien llevó a cabo su propia Campaña al Desierto, ocasionando un mayor número de muertes entre los aborígenes que las que se le atribuyen a Roca. Sin embargo, resulta aún más extraño que muchos argentinos omitan la campaña de Rosas y fustiguen a quien finalmente aseguró la Soberanía Nacional sobre el territorio de la Patagonia. Sin duda, toda una visión ideologizada de la historia que solo favorece ciertos intereses externos.

La visión de estadista de Roca no puede quedar limitada a la Campaña del Desierto. Gracias a ella se lograron los tratados con Chile que nos aseguraron la Patagonia y Tierra del Fuego, así como el reconocimiento de la Cordillera de los Andes como límite entre ambos países y la solución pacífica de la controversia por los estrechos.

En 1884 se sancionó la Ley Nº 1.532 de Territorios Nacionales que estableció las jurisdicciones de todos los territorios nacionales del país, mediante la cual se dispuso la división de la Gobernación de la Patagonia, en seis territorios nacionales o gobernaciones y se garantizó la Soberanía Nacional también sobre los territorios del norte del país.

Gracias a Roca también se procedió a la extensión de las redes ferroviarias desde su primera presidencia[5] y, en 1884, a la sanción de la Ley 1.420 sobre enseñanza universal, obligatoria, gratuita y laica, como consecuencia del Congreso Pedagógico Internacional de 1882, el cual fue trascendental para debatir los lineamientos que llevaron al establecimiento del sistema de instrucción pública en Argentina.

Su política territorial hacia las islas del sur y el territorio antártico es lo que nos permite hablar hoy de una Argentina bicontinental.

Enumerar la obra de las presidencias de Roca excede de manera formidable lo que se pueda expresar en un artículo como éste, el cual solo procura hacer un poco de justicia sobre uno de los más importantes presidentes de la Nación, si no el más importante.

Es oportuno hacer este reconocimiento en un tiempo en que la memoria de muchos de los hombres que tuvieron una visión estratégica para la Argentina y que nos dieron la soberanía efectiva sobre la Patagonia —tal el caso del propio general Julio A. Roca y de Estanislao Zeballos— es cuestionada desde ciertos sectores ideológicos y con una absoluta incomprensión de que la historia no se juzga a partir de los valores actuales sino que debemos situarnos en el contexto de la época que vamos a analizar[6].

Recapacitando sobre las presidencias de Roca y sobre esa pregunta que el «Roca narrador» se hace en el libro de Felix Luna, acerca de «si los argentinos hemos enriquecido parejo», cabe aquí una severa crítica a los gobiernos de esta democracia que emergió en 1983, en la que solo unos pocos se han enriquecido a costas del empobrecimiento de amplios sectores de la población nacional. Bien les vendría leer la historia de aquellos presidentes que, con virtudes y defectos, pensaron en una Argentina grande y próspera, sentando las bases de una Nación que prometía un futuro, que hoy nos ha sido robado.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Bibliografía

[1] Felix Luna. Soy Roca. Buenos Aires: Sudamericana, 1992 (16ª ed.), p. 19-20.

[2] Marcelo Javier de los Reyes. “19 de octubre. Fallecimiento de Julio Argentino Roca”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 19/10/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/10/19/19-de-octubre-fallecimiento-de-julio-argentino-roca/

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] Mario Justo López. “Los ferrocarriles argentinos durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca”. Revista Cruz del Sur, 2013, año III, n{um. 4, p. 77-118, ISSN: 2250-4478.

[6] Marcelo Javier de los Reyes. “Los hombres que nos dieron la Patagonia. Estanislao Zeballos y los derechos soberanos de la Argentina”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 20/10/2017, https://saeeg.org/index.php/2017/10/20/los-hombres-nos-dieron-la-patagonia-estanislao-zeballos-los-derechos-soberanos-de-la-argentina/.

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ESPAÑA. EL ESTADO DE LA NACIÓN.

F. Javier Blasco*

El pasado día 12, nuestro ínclito y nunca bien ponderado presidente del gobierno protagonizó un acto más en su desbocada carrera hacia el populismo, el marketing y la improductividad. Llevábamos desde 2015 sin que, por diversos motivos ajenos a su voluntad y no tanto, se produjera este tipo de debates que, además de ser más que necesarios, si se hacen como Dios manda, deben servir para que los españoles sepan de verdad cómo estamos, hacia donde vamos y que es lo que nos espera a medio y corto plazo.

Eso es lo que se suponía que debía suceder en esta ocasión; máxime tras tantos años de espera y debido a lo negro que se está poniendo el cielo por culpa de los grandes y compactos nubarrones que, a marchas forzadas, se acercan por doquier y sin posibilidad de escape de tamaña tormenta; pero a pesar de ello, una gran mayoría temíamos o intuíamos que no iba a ser así.

Sánchez, como buen y más que probado escapista, trató de eludir contarnos en qué situación nos encontramos y qué es lo que realmente nos espera, salvo unas pequeñas pinceladas, sin aclarar ni profundizar lo más mínimo, en las que nos puso negro sobre blanco -—para que en su día no se le pudiera achacar el mismo error que a su maestro Zapatero— que la situación económica ya es grave, que va a ir a peor y que por lo tanto, todos, menos casualmente el macro y súper abultado gobierno, su estructura derivada ni su máquina de propaganda, deberemos adelgazar para trata de reducir gastos y economizar esfuerzos que, para todos, menos para los políticos, son superfluos e innecesarios y por lo tanto, fácilmente, podemos pasar sin ellos.

La deuda, el abultado déficit, el paro real no camuflado, el IPC y la consiguiente inflación han llegado a cotas de vértigo a pesar de estar en pleno verano y sin pandemia «oficialmente» y para no salirse del guion, últimamente se nos venía anunciando que Sánchez, el salvador de las situaciones de crisis, a modo de justificación a su «magnífico doctorado en economía», en estas fechas iba a mostrarnos su fórmula magistral con la que salvar a España de todos su males y volver a la normalidad económica y social.

Mientras tanto, y por no seguir sus mismos pasos, el resto de países de nuestro entorno y allende los mares, continuarán sumiéndose en las lagunas turbias y profundas de la desesperación económica y la improductividad. Situación falaz e inventada que, para darle mayor verosimilitud, ya se encargaría de sacar en los momentos oportunos, unos gráficos que apoyaran su teoría, aunque estos se basaran en datos falsos y no citara su autoría, fecha y grado de fiabilidad.

Comenzó llorando a su modo habitual, mostrando la soledad y la incomprensión que le rodea en sus tareas de gobierno, la encarnizada lucha interna en el seno del mismo y las recetas de «brujo» que le llueven desde la bancada contraria, que, según su opinión, solo sirven para confundir y marear al público; mientras él y solo él, se erigía en el «buen doctor» que sabe y conoce bien su trabajo y que siempre aplica una adecuada, efectiva y mesurada forma de actuar.

Tras sus habituales fuegos de artificio, tratando de ofuscar al personal y poner como malos y perversos a la oposición que no le quiere ayudar ni obedecer o seguir a pies juntillas sus propuestas por arcaicas, improductivas y hasta inanes o nefastas para atajar tanto y abultado mal, llegó al momento del «más difícil todavía». Precedido por redobles de tambor y esperando ser objeto de una gran sorpresa que, inicialmente, impidiera evaluar la enjundia, realidad y el calado de sus propuestas, nos lanzó todo el fuego de su artillería.

Una artillería que, tras estudiarla someramente, resultó ser una traca de barrio humilde valenciano en épocas de penurias y recortes presupuestarios, disimulada con algún mediano petardo, intercalado en la tira, para que nos sonara a nuevo, enérgico y original.

Todos esperábamos y sabíamos a ciencia cierta que sus iniciativas no iban a ser sufragadas por un adelgazamiento de su macro aparato gubernativo, estructural y publicitario que alberga a centenares de personajes inútiles, ineptos y paniaguados, aunque eso sí, más que bien pagados, escondidos en ministerios, asesorías y organismos oficiales, mientras España se desangra por sus cuatro costados y que cuando llegue el otoño veremos que sucede con aquellos esos parados reales, aunque denominados ‘fijos discontinuos’ y los cientos o miles de empresas que no puedan afrontar los pagos de sus créditos ICO; aquellos, que con tanta alegría, desenfado y cierta imprudencia se prestaron durante la pandemia y que ahora sus plazos de pago empiezan a vencer irremisiblemente y sin posibilidad de un nuevo aplazamiento que les alivie del mal trago y les permita recuperarse en algo, si es que lo pueden hacer de verdad.

No, sus iniciativas, como era de esperar, esta vez deberían agradar a sus socios de coalición para mantenerlos unidos a su vera para el resto de legislatura y, por ello, venían de la mano de tres parámetros fundamentales: nuevos impuestazos indiscriminados y sin datos reales para evaluar y sangrar los desconocidos beneficios de las empresas energéticas y de los bancos (sorpresa o novedad esta última que a estos les costo más de 6.000 millones de euros en el mismo momento de su anuncio); impuestos, que podemos asegurar que finalmente seremos los españoles de a pie los que, cómo siempre, tendremos que sufragar, de forma más o menos solapada, disfrazados de subidas en las gestiones y en nuevas comisiones que mañana mismo comenzarán a funcionar y que para siempre se quedarán. Por otro lado, volcar dichas ganancias en dadivas o bagatelas que, por su naturaleza y alcance, no favorecen al conjunto de la sociedad y, por último, en desempolvar viejos, costosos y casi irrealizables planes urbanísticos (de la época de Gallardón —el del PP— en la alcaldía de Madrid), en los que, a principios de los noventa, yo mismo jugué un papel de cierta importancia ya que -siendo un joven comandante de Estado Mayor- se me encargó la supresión o el traslado y acomodo a otros acuartelamientos de la mayoría de las unidades ubicadas allí durante muchos años.

Un plan, que todos los presidentes de la democracia, menos Rajoy, han esgrimido profusamente como una suculenta caña de azúcar y que nunca, ni en épocas de bonanza económica, dado sus grandes costos e inversiones, han llegado a convertirse en nada real o formal.

En resumen y por no cansar, ha vuelto a vendernos una mercancía averiada, no basada en cálculos reales y a un plazo superior a dos años, con la que pretende sacar una cantidad suficiente para dar gratis (durante tres meses) los billetes en cercanías y trenes regionales en medios del Estado y aumentar en cien pavos la cuantía de las becas de los jóvenes, que ya disponen de ellas, pero que con la subida del coste de la vida no les llega ni para comer dignamente todos los días.

Está más que claro su guiño hacia Madrid para intentar poder recuperar un espacio perdido; pero aún con todo, no es más que un intento falaz, porque volver a poner hoy sobre la mesa el empolvado y lleno de telarañas Plan Campamento es mucho más inviable por estar embebidos en momentos de crisis que animan a los grandes encarecimientos de la mano de obra y de los materiales de construcción y a que, hoy en día, se enfrenta a una iniciativa similar, y de mayor envergadura, en la parte norte (Chamartín) en la misma ciudad.

Y yo me pregunto si realmente Sánchez cree que, con estas escasas medidas, selectivas, incompletas y muy localizadas, que dejan a más del ochenta por ciento de la población nacional al margen de recibir un céntimo siquiera, se van a solventar los problemas enunciados y los aún peores temas y problemas profundos y reales a los que todos nos vamos a enfrentar.

Desde luego que no; porque si él está convencido de lo contrario, sería para quitarle su título de doctor en economía -que jamás debió ostentar- y para mandarle a galeras por muchos años por prevaricador, abusos de poder y engaños reiterados a un pueblo que lo está pasando muy mal.

Pero si vergonzosa fue, es y será su actitud de autocomplacencia, aún es mucho más reprochable la de sus conmilitones en el parlamento que le aplaudieron hasta con las orejas, mientras y tras anunciaba y desgranaba unas infumables e irrelevantes medidas, que dejan fuera a una inmensa mayoría de los españoles; qué no sirven de nada efectivo ante la gravedad de la situación que afrontamos; que obvian enfrentare cara cara a los problemas reales; que son pasajeras e inútiles por improductivas y que, sin ningún lugar a dudas, aumentarán los costos de la energía y los gastos bancarios a todos los españoles, sin misericordia ni piedad. Mientras, que por otro lado, no se obtendrá nada a cambio ni se reducirá parte o toda aquella grasa y despilfarro, que tras tantos años de brindar con cava a diario y mirar para otro lado, nos sobra y nos lastra de verdad.

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

Publicado 2l 13/07/2022 en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/el-estado-de-la-naci%C3%B3n

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

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