2020 ANNUS HORRIBILIS

F. Javier Blasco*

Suelo realizar un pequeño análisis recordatorio político-social a nivel global cuando el año termina. En este caso, tengo que decir, sin lugar a dudas, que ha sido el peor y más largo año de mi vida, y creo no ser una excepción en esta percepción. Mala percepción que me lleva al convencimiento de que al igual que ya pasó con el cambio de milenio, no cambiará nada al sonar las últimas doce campanadas, extrañamente huecas, en una Puerta del Sol vacía y desolada. Pensar que con arrancar con ilusión la última hoja de un calendario demasiado manoseado, millones de veces consultado y muy usado con muchas anotaciones, deseos y encuentros forzosamente cancelados, todo va a cambiar, es como creer en que los burros vuelan o que mañana nos va a tocar la lotería.

Generalmente, las tragedias se suelen crear y encauzar desde un cierto tiempo atrás y una vez logrado el periodo de madurez, suelen explotarnos en la cara; seguidamente, crecen hasta que alcanzan su cenit o momento de máximo esplendor, desde donde inician la rama descendente de una curva que, no tiene por qué ser obligatoriamente simétrica a la anterior.

De hecho, creo que nadie pone en duda que 2020 será recordado como el año de las mascarillas obligatorias y de la pandemia del Covid; pandemia, que no en vano se conoce como Covid-19 por haberse empezado a detectar en dicho año. También será recordado por la obtención de una serie de vacunas tras una gran inversión, un esfuerzo titánico y mucha presión sobre la industria farmacéutica y los órganos de control de la salud y los medicamentos, que dicho sea de paso, se han “cubierto de gloria” como la Organización Mundial de la Salud que en toda la gestión, ha sido un auténtico fracaso; esfuerzos, prisas y presiones, que ya veremos si no nos saldrán aún más caros por no haberse respetado los plazos y algunos procedimientos. Vacunas que también, forzando la máquina, en las postrimerías del año, asistimos a su espectacular y publicitada inoculación; cosa, que pretendiendo ser masiva y de manos de la UE para toda Europa, se ha convertido más bien en otro apoyo a la sui generis y permanente campaña de propaganda de cada gobierno a poco que haya intervenido en su gestión, producción y acceso; que exalta la tremenda ilusión de las gentes por salir del pozo, a la vez que invade de dudas las mentes de muchas personas sobre su efectividad e inocuidad. Es una oportunidad para que los políticos puedan colgarse medallas ajenas como una vía para resarcir u ocultar previos y graves errores. Yo personalmente, tengo mis dudas sobre el alcance real de esta campaña masiva ya que, en realidad, somos tantos los millones de habitantes en el mundo, que a simple vista, manteniendo el ritmo, resulta casi imposible llegar a alcanzar cifras alegremente especuladas en tan corto espacio de tiempo; algunos especialistas lo estiman en tres años para cumplirlo.

2020 también será recordado porque, como consecuencia de la mencionada pandemia y en parte porque ya se venía anunciando, hemos entrado en la peor crisis económica mundial jamás vista hasta la fecha ni tras momentos pretéritos de gran desasosiego y dificultad para la humanidad; crisis que precisará fuertes inversiones durante más de tres años para ser superada. Casualmente en uno y otro caso, España —con el gobierno social comunista que nos mal gobierna— es el segundo país europeo con mayor número de decesos por millón de habitantes tras Italia y el penúltimo país en el ranking mundial de las riquezas y deudas públicas en relación con su PIB, siendo sólo superados negativamente por Argentina.

Es el año en el que contra todo pronóstico avanzado y reiterado por multitud de encuestas y medios, Trump ha perdido la posibilidad de ser reelegido para su segundo mandato consecutivo y que, por mucho que insista él mismo, su menguante cohorte de convencidos o paniaguados y una caterva de gentes que, aunque puedan estar bien formados, han caído en la trampa saducea del burlón gánster norteamericano por la que promulga que han hecho trampas y le han robado muchos de sus votos, aunque la justicia, incluida la Corte Suprema —amoldada a su imagen y conveniencia— parece no darlo por cierto ni probado. No sé si esta teoría será fruto de su invención o algo de veraz tendrá, aunque todo apunta a que de ser así, pocos votos serán. Su caída en desgracia es una realidad, que algunos anunciábamos allá por marzo o abril cuando las cosas se empezaron a poner serias y se veía claramente que algunos dirigentes políticos no se tomaban la pandemia con la suficiente y necesaria atención. En EEUU, al contrario de lo que parece, su electorado es muy exigente y bastante formado, que cambia de criterio según los aciertos o errores de quienes les gobiernan; por lo que, a pesar de determinados aciertos en el área económica y laboral, que nadie se los puede quitar, no perdonan hechos como la xenofobia o el racismo interno y el tomarse la vida o su seguridad y protección a la ligera, riéndose palpable y estúpidamente de las medidas que al respecto, toman los demás.

Dicen que Trump es un hombre de éxito y ha sido un buen mandatario porque en sus cuatro años de gobierno ha cerrado varios conflictos, no ha llevado a su país a alguno nuevo y que, como suele ser tradición de la Casa Blanca, se ha esforzado en ampliar las relaciones amistosas entre Israel y los países árabes. Puntos estos de los que discrepo directamente porque, si bien a simple vista son ciertos, todos aquellos conflictos, que son varios, que él ha dado por cerrados lo han sido en falso y dando lugar a otro tipo de abusos derivados de abandonar a su suerte a aquellos que durante años y con muchos sacrificios fueron sus aliados y que han dado todo mientras permanecieron en coalición o bajo su paraguas y amparo. Conviene recordar que el país que lidera el mundo, no es que tenga que entrar en guerra con todo aquel que se le suba a la espalda o se ría en sus barbas, pero si cumplir con sus amenazas una vez lanzadas oficialmente y ejercer plenamente el papel que se espera de él; sobre todo, si las amenazas a la paz mundial son directas, públicas y notorias como ha ocurrido con Irán y Corea del Norte en más de una ocasión. Países que a pesar de todas las fanfarronadas, amenazas y movimientos de distracción o acercamiento de Trump, han seguido con sus respectivos programas de armamento, nucleares o de mejora de sus misiles; siendo mucho más prósperos y eficaces ahora que hace cuatro años. Y por último, en lo referente al fomento de las relaciones entre Israel y los países árabes, a nadie se le escapa que este fenómeno suele traer efectos nocivos; es un arma de doble filo, porque mejorarlas siempre tiene un precio, supone un peligro para otros que están al margen y puede ser el germen de posteriores alianzas contrarias o de conflictos de mayor envergadura.

En este año, tras algo más de dos años de conversaciones, finalmente se ha consumado el Brexit; una pésima estrategia y peor maniobra táctica de unos malos políticos que por exceso de confianza de unos o un celo mal interpretado aderezado de un chovinismo exacerbado de otros, han tirado por la borda el sueño europeo del que fueron arte y parte importante y fundacional allá en los tiempos en los que la miseria y la necesidad recorrían como la muerte con su guadaña las tierras de Europa, asoladas tras dos incomprensibles e inhumanas guerras mundiales. Sólo la habilidad y la constancia de una mujer alemana (otra vez una alemana al rescate de Europa), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von del Leyen, su saber hacer y un buen equipo liderado por ella misma, han conseguido, aunque in extremis, que dicha ruptura no fuera tan brutal y dura, como se vaticinaba. Sin llegar a ser así, ya estamos viendo el caos internacional creado con los transportes en Dover, lo que demuestra que los británicos son incapaces de manejar por si solos estas situaciones y augura que las consecuencias para ambas partes, aunque se cumpla lo acordado, serán muy graves y difíciles de enmendar, por lo auguro que todos los implicados en esta lucha tendremos más que perder que ganar.

La inmigración natural o por persecuciones y la falta de agua como consecuencia del cambio climático, son factores que no son nuevos, pero sí que han sido incrementados por la ausencia de entendimiento y voluntad para paliarlos entre los principales países contaminantes (EEUU, China, India y Rusia) y porque la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26), que iba a tener lugar en Glasgow el pasado noviembre, tuvo que ser pospuesta debido a la pandemia del Covid-19. Baste recordar, que la última, celebrada a finales de 2019 en Madrid y que debía ser auspiciada por Chile, debido al boicot de los mencionados países, acabó francamente mal y hasta obligó a maratonianas reuniones para elaborar un papel “vacío de contenido” para salir del paso.

Como consecuencia de lo anterior, y debido a otro tipo de presiones de índole político o religioso, los que no tienen nada que perder y mucho que ganar y los que se sienten verdaderamente oprimidos continúan sus movimientos masivos hacía el Norte tanto en África como en América en busca de un trabajo, su familia desplazada anteriormente o la seguridad frente a las persecuciones que algunos sufren; movimientos que aprovechan las mafias e incluso determinados países para obtener pingües beneficios con dinero manchado de sangre y sudor de unos pobres desgraciados que se ven forzados a inhumanas emigraciones o también y como no, para someter a irresistibles presiones a sus países vecinos con los que mantienen acuerdos o relaciones de “vecindad”, que suelen ser francamente lucrativos para una parte en los aspectos económicos, mejoran su prestigio zonal o ayudan en la búsqueda de mejores posiciones en el dominio territorial.

En este sentido, cobra un especial protagonismo Turquía, un país que lleva años reteniendo a millones de emigrantes procedentes de Asia, Oriente Medio y África a cambio de apoyos multimillonarios y determinadas tibias esperanzas de una potencial integración aunque muy lejana y prácticamente imposible por parte de la UE. Situación, a la que hay que añadir un exacerbado afán de expansionismo de la mano del omnipotente Erdogan, un nuevo sultán dictador y sátrapa —en su segunda afección aprobada por la RAE (Persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder)— que desde hace años maneja a su antojo un país al que progresivamente ha ido cambiando en todos sus aspectos políticos, religiosos y sociales y que no ha dudado en protagonizar un autogolpe de Estado para poder detener y juzgar impunemente a todo aquel político, militar o religioso que se oponía a los grandes cambios que ya había hecho o a introducir en su país y sociedad. Trata de recuperar el esplendor y el poder del antaño Imperio otomano y para ello, no duda en aliarse o litigar por sus cuatro costados, crear conflictos donde no los hay y buscar o renacer todo tipo de enemigos o aspiraciones territoriales o como últimamente sobre recursos energéticos en el Mar Mediterráneo. Es capaz de realizar alianzas comerciales y de otro tipo con potenciales enemigos como Irán o Rusia aún a costa de poner en peligro su importante papel en la OTAN y su relación bilateral con EEUU y otros países musulmanes.

En el campo del expansionismo y las satrapías no debemos olvidarnos de papel jugado por Putin y Xi Jinping; dos caudillos que se encuentran cada vez más implicados en la lucha por el liderazgo mundial en los aspectos políticos, económicos y militares mientras en EEUU se produce el relevo presidencial y se decide claramente el papel a realizar por Biden; cosa que no tiene nada fácil si se dedica a enderezar o desatar todos los entuertos y nudos dejados atrás por su antecesor.

Todo apunta a que en este aspecto de mantenerse preparados para asaltar el podio mundial al menor descuido norteamericano, es el chino el que más papeletas tiene de ganar. Una vez pasados los apuros económicos provocados por Trump y casi superados los agobios derivados del origen de la pandemia, nacida en aquellas tierras de forma natural o provocada, mantiene su política de expansión por el Mar del Norte de China, la reconstrucción de sus viejas y nuevas rutas de la seda, una serie de acuerdos bilaterales económicos de extrema importancia y presiones específicas sobre territorios que le son adversos a sus intereses, como Hong Kong. Azuza con determinadas alianzas los rescoldos del siempre encendido brasero entre la India y Pakistán, países nucleares, en permanente liza y que no paran de mejorar e incrementar sus capacidades militares, sobre todo, la India.

Latinoamérica se mantiene en su constante ebullición como durante hace ya demasiado tiempo; un continente que ofrece tierras ricas en recursos naturales, gentes amables y trabajadoras; pero al mismo tiempo y en demasiados casos, se ha convertido en un nido y maternidad de los peores sátrapas, dictadores y corruptos políticos de la actualidad, que en muchos casos, subyugan o someten a sus pueblos de forma física y en otros, los más, les expolian sus riquezas de forma habitual; así como usan todo tipo de corruptelas y amañan resultados electorales sin pudor ni dignidad; países a los que sus corruptelas, sin el mínimo reparo, les llevan a asociar entre ellos. Cómo guinda que adorna el pastel, solo les faltaba que algún iluminado exdirigente político o aprendiz de brujo de determinado país europeo, como España, aparezca por aquellas tierras más de vez, que de en cuando, para con extrañas y posiblemente suculentas o rentables agendas, remover, aún más si cabe, la porquería almacenada en los rincones de los países sumergidos en profundas crisis políticas.

El continente africano siempre sumido en un caos perfecto en su ribera mediterránea donde diversos países foráneos quieren meter su cuchara; en busca de liderazgos zonales entre Argelia y Marruecos; con un Sahara a punto de estallar una guerra internacional con implicaciones directas o indirectas para varios países, entre ellos España; donde las filiales del Estado Islámico como Boko Haram, siembran el pánico y la muerte entre los cristianos de diversos países de franja central, Nigeria, Chad y Camerún entre ellos y con una abundante y muy joven población que sin cesar, busca su acomodo en Europa para lo que se lanza a las pateras o a asaltar las vallas de Ceuta y Melilla sin pensar en los peligros que les puedan acarrear. Un continente rico y floreciente, mal dirigido y peor explotado desde la época colonial, que no ha pasado desapercibido ni a Rusia ni a China para asentar sobre él sus bases comerciales, totalmente rentables y ya veremos cuáles serán las consecuencias de estas hazañas.

Sobre España, asegurar que anteriormente quedó bien claro el nivel de prestigio mundial en los aspectos de gestión económica y sanitaria; solo falta añadir que su gobierno social-comunista, aliado o apoyado por los peores enemigos de la nación, se ha empeñado en cambiar las reglas del juego y ponerlo todo patas para arriba aunque afirma lo contrario; tomaron al asalto los medios de comunicación, controlan lo que se publica en las redes sociales, invaden y acosan permanentemente a la justicia y tienen anulado al poder legislativo de tal forma y manera, que es totalmente imposible introducir ni una sola modificación o enmienda a la ingente cantidad de Leyes o Reales Decretos emanados al amparo de una situación de emergencia derivada del Estado de Alarma más largo y escandaloso de la historia mundial. Con escaso o nulo prestigio internacional; acosada por su vecino del Sur; con no pocos problemas con Gibraltar a resolver a marchas forzadas; pendiente de la llegada de las limosnas europeas para poder respirar y a la espera de que, cuando el gobierno acabe sus destructivos mandatos, alguien vendrá para arreglar las cosas a base de restricciones y recortes y poder paliar el desproporcionado y caprichoso gasto y las costosas alegrías que nos dejaron tan mal. Un año, en el que el engolado presidente ha cerrado, hoy mismo, su programa político para el periodo anual efectuado su enésima plática a la nación con su habitual aspecto chulesco, excesivo maquillaje, mintiendo a manos llenas y amparándose en ciertos informes de aduladores rebuscados adrede para la ocasión, que ya no se conforman con adularle solo en privado.

Las previsiones meteorológicas para estos últimos días del año y los primeros del próximo, anuncian que la mayor parte del territorio europeo y español en particular se mantendrá nevando y espero que en esta ocasión se haga realidad aquello de “año de nieves, año de bienes”; aunque tal y como está el mundo y para nosotros con las ocurrencias y actuaciones del gobierno, nunca se sabe que puede pasar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.                       

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Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/2020-annus-horribilis

GUAYANA ESEQUIBA: LITIGIO TRASCENDENTE Y DILEMÁTICO

Abraham Gómez R.*

Hemos escuchado cualquier cantidad de opiniones, propuestas y conjeturas luego de la determinación sentencial de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en cuya dispositiva se asume con jurisdicción y competencia para conocer fondo y forma del caso controversial, suficientemente conocido, del nulo e írrito Laudo Arbitral de París del 03 de octubre de 1899.

El Alto Tribunal desestimó los otros tres elementos —que detallo de seguidas— los cuales se encontraban contenidos en la Pretensión Procesal del recurso interpuesto por Guyana: retirada del ejército venezolano de toda el área este de la Isla de Anacoco. Además, en el escrito, los coagentes de la Contraparte pedían que se impusiera una medida a Venezuela para que deje de “hostilizar” a las (39) empresas transnacionales que han estado esquilmando los incuantificables recursos de la Zona en Reclamación y su proyección atlántica; operaciones que efectúan en contravención al Acuerdo de Ginebra de 1966. Así también, habían solicitado que la citada Autoridad internacional acordara restricciones a nuestro país, para que no “obstaculice” a la excolonia británica ninguno de sus proyectos económicos; aunque pretenden desarrollarlo en la zona objeto del litigio.

La Corte, en la narrativa de los hechos y en la fundamentación de derecho, dejó sentado que esas “menudencias” se podían resolver por otras vías pacíficas, y no en ese Tribunal.

La CIJ consideró que su tarea jurisdiccional, en adelante, se circunscribirá a solicitar a las Partes a que presenten sus respectivos alegatos en cuanto a la eficacia jurídica del Laudo.

Nos están invitando (obligando) a mostrar y demostrar, con Comparecencia plena de nuestra representación, cómo fue que la cuestionada decisión arbitral de 1899 —poco menos que un adefesio jurídico, producto de añagazas y tratativas tramposas— nos despojó con vileza de una séptima parte de nuestra geografía nacional.

Quienes hemos estudiado este asunto por años sostenemos, de muchas maneras, que el mencionado Laudo es desmontable. Pero, estamos contestes que nos encontramos nada más y nada menos que ante un insalvable dilema.

La disyunción se planteará y sostendrá en estos términos: hasta dónde puede llegar a ser considerado el citado centenario documento con “carácter válido y vinculante”.

Podrá la delegación guyanesa convencer que la decisión arbitral de 1899 ha sido ejecutoriada por Venezuela, y recibir —eo ipso— la impronta de Cosa Juzgada, con los respectivos soportes impeditivos de impugnaciones. Por eso les digo, no es poca cosa tal desafío.

Estamos muñidos de los Justos Títulos, en tanto recursos probatorios de la propiedad y legitimidad histórica, jurídica, cartográfica de Venezuela. No hay nada que temer; dado que los documentos que nos respaldan no son expedientes con presunciones caprichosas, empecinamientos de malcriadez. Son legajos iuris et de iure.

Expresamos absoluta coincidencia con quienes han expuesto que las sentencias de la Corte deben ser acatadas, inclusive así el veredicto no haya sido del todo favorable para alguna de las Partes en la controversia. Lo decimos más claro aún, con el artículo (60) del Estatuto de la Corte: “el fallo será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o el alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes”. Vamos a prepararnos por lo que vendrá muy pronto.

Si ya el litigio tomó el rumbo y calificación que la propia Corte le confirió, qué nos queda entonces, sino apertrecharnos con nuestros recursos históricos para exponerlos con justeza en la debida ocasión ante la entidad juzgadora.

Invitamos a nuestra Cancillería para que haga la debida examinación de los hechos y todo lo que consecuentemente devino a partir del 18 de este mes en La Haya.

¿Por qué lo manifestamos, casi como clamor generalizado escuchado en muchas partes?

Veamos: es verdad que nuestro país había invocado siempre el Acto procesal de No Comparecencia; por cuanto, no le reconocíamos Jurisdicción a la Corte, como instancia idónea para dirimir la controversia; y menos conocer forma y fondo de este asunto, pero la realidad ha cambiado inmensamente, tras la sentencia que estamos comentando.

Frente al panorama que nos anuncian (y acecha) hay que actuar con inteligencia.

Prestemos atención a lo siguiente: cumplida la etapa preliminar y habiéndose evaluado la primera decisión de la Corte, por rara que nos haya parecido, nos corresponde reflexionar lo que debemos hacer en las fases sucesivas, siempre como Política de Estado.

Los propósitos en la Política Exterior de Venezuela, por la reclamación de la Guayana Esequiba tienen que seguir con seriedad y al amparo de una iniciativa con las características que describen la fortaleza de una diplomacia abierta, para que avance de manera franca a los ojos de la opinión pública. Que la gente participe y dé sus consideraciones; por eso me atrevo a proponer que se someta a referendo consultivo ante el país (artículo 71 de la Constitución Nacional) la posible comparecencia de nuestros agentes en las próximas sesiones de la Corte Internacional de Justicia; considerando que es una materia de especial trascendencia para la vida y futuro de la nación.

A partir de un referendo consultivo el pueblo venezolano se expresará libremente y dirá si está de acuerdo que vayamos a la sede del Alto Tribunal donde se dirime nuestra contención y hagamos las alegaciones que nos asisten.

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro del Instituto de Estudios de la Frontera Venezolana (IDEFV).

GENGIS KHAN Y LOS PRIMEROS MISILES DE LA HISTORIA

Agustín Saavedra Weise*

Mongolia es un país de Asia Central, independiente desde 1921 del dominio chino. Este estado mediterráneo se encuentra estratégicamente ubicado entre la frontera sino-rusa; tiene 1.564.000 kilómetros cuadrados de superficie, con poco más de tres millones de habitantes. La Mongolia relativamente atrasada de hoy poco tiene que ver con la del lejano pasado, cuando sus jinetes —liderados al inicio de su epopeya por el legendario Gengis Khan (1162-1226)— llegaron a formar el mayor imperio terrestre de la historia, ocupando luego Rusia y Ucrania por trescientos años, además de dominar en China, Persia y otras regiones euroasiáticas. Los mongoles llegaron inclusive hasta las puertas de Europa occidental en sus feroces arremetidas.

Nómadas y con la infinita estepa por delante, los mongoles aprendieron a utilizar el caballo no solamente como medio de transporte sino como formidable elemento bélico. Perfeccionaron el estribo para poder sostenerse firmemente en el corcel y desde sus monturas apuntaban letalmente al enemigo con sus arcos y flechas. Para la época, era una combinación mortal; asimismo, un desarrollo tecnológico sorprendente e imparable.

El nombre auténtico de Gengis Khan era Temudjin (“el acero más fino”). Sus victorias lograron que le otorguen el título principesco de Gengis Khan, algo así como “el emperador de todos los hombres”. Con este apelativo pasó a la historia. Gengis Khan era extremadamente despiadado, aunque algunos historiadores afirman que luego de vencer a sus enemigos ocasionalmente tenía un poco de tolerancia hacia los sobrevivientes.

Según fuentes históricas confiables Gengis Khan inventó la base de lo que hoy son los modernos misiles, es decir, proyectiles autopropulsados y dirigidos hacia blancos determinados. Se cuenta que cuando el guerrero mongol inició la invasión del imperio chino (1211) debió tomar previamente varias ciudades amuralladas para proseguir su marcha. En una de esas localidades —que ya venía soportando por largo tiempo el asedio— Gengis prometió levantar el sitio si le entregaban 1.000 gatos y 10.000 golondrinas. Ante la posibilidad de lograr clemencia y salvar vidas, las autoridades le brindaron lo que pedía. Pues bien, una vez en poder de lo solicitado, el Khan ordenó que se aten antorchas encendidas en las colas de gatos y golondrinas, soltándolos luego de tan malvada acción. Los pobres animalitos, despavoridos, doloridos e incendiados, salieron disparados (literalmente) como cohetes y retornaron por instinto a su lugar de origen: los gatos corriendo, las golondrinas volando. Los desventurados animales llevaron fuego por tierra y aire al pueblo sitiado; lo destruyeron casi por completo. Luego entró el ejército de Gengis Khan para completar la tarea, matando a los escasos sobrevivientes. Con tal lección de terror y crueldad suprema, el camino hacia la conquista total de China quedó expedito.

El ejemplo de estos primeros misiles vivos no fue desaprovechado en la historia de los conflictos. Desde entonces hasta nuestros días se han ido perfeccionando mecanismos de bombardeo a distancia por tierra y por aire, culminando en nuestros días con sofisticados sistemas electrónicos de guía para ser usados por misiles de diversa naturaleza.

Gengis Khan es hasta ahora una de las figuras militares más importantes de la historia, pero el imperio que creó apenas le sobrevivió, unido, por unos cuantos años. Aunque ya divididos, los mongoles aún siguieron por un tiempo con sus conquistas. A partir del siglo XIV, al no haber sido capaces de crear una estructura política sólida, el dominio mongol colapsó progresivamente. Y así, durante varios siglos posteriores, los conquistadores de otrora pasaron a ser los conquistados.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/gengis-khan-y-los-primeros-misiles-de-la-historia_213566

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

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