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RECORDANDO NUEVAMENTE AL TRIÁNGULO ALIMENTARIO MUNDIAL

Agustín Saavedra Weise*

 

A ratos uno no sabe qué pensar cuando noticias y datos de interés pasan acá desapercibidos. Al respecto, y como estamos ingresando a la primera mitad del mes de Santa Cruz, yo sí quiero recordar un acontecimiento en Buenos Aires de julio 2016, importante para nuestro departamento y para Bolivia en general. Fueron unas jornadas de análisis agropecuario con protagonistas de alto nivel y dónde se habló de la mejor manera de alimentar a la humanidad. Al respecto y salvo la modesta opinión del suscrito, jamás escuché ningún comentario, ni siquiera de los sectores directamente interesados: ganaderos y agricultores.

Hoy en día el campo oriental se encuentra en jaque por efecto de organizaciones de naturaleza teóricamente ecológica que prácticamente buscan paralizar —si es posible— la producción agraria y ganadera, so pretexto de temas que tienen que ver con el medio ambiente.

No perciben que ellos se alimentan de lo mismo que se produce acá y sin eso no podrían sobrevivir; el mundo necesita también comer y como estado, necesitamos generar divisas mediante la exportación de productos alimentarios. Si hay que controlar que así sea, pero no satanicemos a nadie, más bien hay que generar pautas consensuadas de desarrollo sostenible sin disminuir la producción de alimentos. Al contrario: debemos expandir la frontera agropecuaria al máximo posible.

En el mencionado evento de julio 2016, grupos empresariales y multinacionales de alto nivel definieron un triángulo de la alimentación mundial, cuyo vértice era Santa Cruz de la Sierra. El triángulo estaba formado por nuestra capital oriental, San Pablo y Bahía Blanca. Cada parte tiene su razón de ser.

Santa Cruz de la Sierra representa la potencialidad productiva del interior subcontinental ¿Por qué eligen a nuestra tierra natal? ¿Por qué no elegir otras ciudades tan o más importantes del hinterland? Si desde el exterior eligen a Santa Cruz de la Sierra es por su privilegiada ubicación como área estratégica de la región y también por la capacidad que tiene para producir alimentos capaces de alimentar, no solamente a las Américas, sino al mundo entero. Bahía Blanca es un puerto argentino de aguas profundas —ubicado al sur de la pampa húmeda— por el cual se exporta gran cantidad de granos y San Pablo es el centro económico e industrial de América Latina. Dibuje el lector el triángulo sobre esos tres vértices y verá la sabiduría de lo planteado.

Estos grupos multinacionales de expertos cuando dicen algo lo dicen muy en serio. Empero, nadie en Santa Cruz ni en Bolivia se preocupó de enterarse, alegrarse y asombrarse de que nuestro terruño figure como vértice clave del triángulo de la alimentación mundial. Modestia aparte yo sí me ocupé del tema y divulgué el evento mediante un artículo publicado el 31 de julio de 2016, pero no es eso lo que me inquieta, finalmente la gente es libre de leer (o no) una nota periodística. Me preocupa hasta ahora el tema de fondo: nadie ha percibido —ni siquiera políticos y productores— la importancia de lo expresado en esa reunión ni la potencialidad geopolítica de Santa Cruz de la Sierra.

Pero algunos nos preocupamos, por eso vuelvo a mencionar el evento, recalco mi nota al respecto y ahora reitero nuevamente lo expresado hace 4 años en las conclusiones de esa histórica jornada agropecuaria: “Los organizadores y participantes se dieron cuenta de que el futuro de la agricultura del mundo pasa por América del Sur: Estados Unidos consume todo lo que produce, Europa cada día es más un gran jardín y África, si bien tiene agua y tierra, no tiene todavía muchos elementos que le harían falta para ser un lugar productivo. Por eso se proyecta un triángulo imaginario entre San Pablo, Santa Cruz de la Sierra y Bahía Blanca, que es desde donde saldrá la comida del mundo porque hay espacio y una población lo suficientemente educada para entender las nuevas tecnologías».

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/recordando-nuevamente-al-triangulo-alimentario-mundial_200139

SIERRA GRANDE, OTRA FRUSTRACIÓN ARGENTINA O EL DESMANTELAMIENTO DE LA SIDERURGIA ARGENTINA

Marcelo Javier de los Reyes*

 

Foto: Diario Río Negro

Entendemos que la industrialización del país es imprescindible e impostergable como factor de equilibrio económico social.

Grl. Ing. Manuel Savio

 

Días atrás, en un editorial del diario El Deber de Santa Cruz de la Sierra se hacía referencia a la suerte corrida por la planta siderúrgica de Mutún, donde está localizada una de las mayores reservas mundiales de hierro. El editorial alude a que hace cuatro años el gobierno del MAS suscribió un contrato por US$ 422 millones con un crédito chino del Eximbank para la ejecución del diseño, construcción, puesta en marcha y operación de la planta, cuya reactivación estaría a cargo de la constructora Sinosteel de China, encomendándose la fiscalización a Cisdi, otra empresa china. La planta debía estar terminada para procesar 150 mil toneladas de acero desde 2018 y la primera tonelada de acero laminado a partir de 2019, pero a julio de 2020 no ha producido nada[1].

El caso de Mutún recuerda al de Sierra Grande, ciudad localizada al sudeste de la provincia de Río Negro, Argentina. Sus orígenes como poblado se remontan a 1890 pero su suerte habría de cambiar cuando, en 1944, se descubrieron yacimientos de hierro en la región. Hacia 1960 se hicieron estudios de Geología Estructural de los yacimientos Sur y Este de Sierra Grande por parte de la Dirección General de Fabricaciones Militares[2].

A los efectos de explotar los yacimientos de hierro se creó la empresa Hierro Patagónico Sociedad Anónima (HIPASAM SA), de propiedad estatal, la que se estableció en Sierra Grande en 1969. Esta empresa fue el centro del desarrollo de la localidad que llegó a tener una población de 20.000 habitantes, de los cuales más de 1.500 trabajaban en la empresa. Sierra Grande llegó a convertirse en la mina de hierro más grande de América del Sur. La mina sumaba unos 96 kilómetros de túneles y una profundidad de más de 500 metros.

Foto: Diario Río Negro

La creación de HIPASAM SA tuvo su origen en una Argentina que aún contaba con una dirigencia que planificaba estratégicamente el futuro de la Nación. El hierro extraído por HIPASAM era destinado a los hornos siderúrgicos de SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina), empresa siderúrgica estatal argentina creada en 1947 en el marco del Plan Siderúrgico Nacional, impulsado por el general Manuel Savio, quien fuera presidente de SOMISA y fundador de Fabricaciones Militares SE (1941), considerado el padre de la siderurgia argentina. El general Savio afirmaba que “la industria del acero es la primera de las industrias y constituye el puntal de nuestra industrialización y sin ella seremos vasallos”.

Por esos años, el descubrimiento de yacimientos de hierro en Jujuy llevó a la construcción del complejo Altos Hornos Zapla, también a cargo del Estado a través de Fabricaciones Militares, dando así inicio a la producción de arrabio en 1945. Inmediatamente finalizada la Segunda Guerra Mundial, una parte de la oficialidad del Ejército Argentino promovió la producción de material bélico fabricado en el país mediante la creación de una fábrica de acero propia. Con ese acero se procedería a la construcción de buques y aviones. Esa producción siderúrgica posibilitó que en la década de 1950 se constituyera un polo de desarrollo en torno a la ciudad de Córdoba, con la instalación de industrias metal-mecánicas, para la producción de motores, automotores, locomotoras y aviones, entre las que cabe mencionar la Fiat —con su filial ferroviaria—, Materfer, IKA (Industrias Kaiser Argentina, 1955) y la transformación de la Fábrica Militar de Aviones en I.A.M.E. (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) y posteriormente en DINFIA (Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas).

La creación de SOMISA originó el desarrollo de los complejos mineros en donde se localizaban los yacimientos de hierro y carbón, en Sierra Grande y Río Turbio.

En 1960 fue inaugurada la planta durante la presidencia del Dr. Arturo Frondizi pero fue privatizada en 1991, cuando el grupo Techint se hizo cargo de la misma durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, responsable del desmantelamiento de áreas estratégicas del Estado Argentino.

Con el cierre de la planta, muchos pobladores de Sierra Grande emigraron, al igual que lo hicieron otros ante el cierre de los ramales ferroviarios, de unidades militares y empresas que daban trabajo a los habitantes de numerosos pueblos y ciudades.

En 1990 SOMISA era una de las empresas de mayor facturación anual del país, la principal productora de acero a nivel nacional, con una relevante presencia en la fabricación de bienes finales. Durante el gobierno de Menem se redujo el personal de planta y se la hizo deficitaria para, finalmente, venderla a un 10% de su valor.

Con respecto a Sierra Grande, la mina fue entregada en 2005, mediante un contrato de concesión por noventa y nueve años, a la firma minera china MCC (MCC – China Metallurgical Group Corp). Desde octubre de 2016, la empresa permanece paralizada debido a que los costos de producción o de logística superan lo que obtendrían como ganancia, por lo que no vende ni en el mercado interno ni exporta. Actualmente, la empresa está totalmente inactiva y sólo hace mantenimiento[3]. El mineral de hierro llegó en su mejor momento a los US$ 160 pero en la actualidad vender al exterior le generaría un déficit de US$ 43 por tonelada.

La empresa tiene un plantel laboral mínimo y el contrato por 99 años representa un gran obstáculo. No existen nuevos interesados en la concesión y al menos la empresa asume el costo del mantenimiento del yacimiento que, de ponerse fin al contrato, pasaría a ser un costo para la provincia[4].

El valor del hierro está sujeto al mercado internacional y de no operarse un cambio en dicho mercado la situación no variará. Sin embargo, no se trata solo del valor de mercado del hierro sino de la destrucción integral de la industria siderúrgica argentina, la que debía abastecer a un sistema ferroviario que fue destruido, a astilleros que no producen y a industrias que ya no existen… porque la economía argentina ha sido deliberadamente reprimarizada.

El pasado 31 de julio se conmemoró el 72° aniversario del fallecimiento del general Manuel Savio. Uno más de los prohombres y visionarios de la Argentina al que le hemos fallado.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] “Mutún, ¿nueva frustración?”. El Deber (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia), 14/7/2020, <https://eldeber.com.bo/189956_mutun-nueva-frustracion>.

[2] Navarro, Hernán, 1960. Geología Estructural de los yacimientos Sur y Este de Sierra Grande. Sierra Grande, Provincia de Río Negro. 36p. Rio Negro, Dirección General de Fabricaciones Militares. SEGEMAR (Servicio Geológico Minero Argentino), <https://repositorio.segemar.gov.ar/handle/308849217/3085>.

[3] Ver: Vanesa Miyar. “La mina de hierro de Sierra Grande, sin presente y sin proyectos”. Río Negro, 02/11/2019, <https://www.rionegro.com.ar/la-mina-de-hierro-de-sierra-grande-sin-presente-y-sin-proyectos-1160059/>.

[4] Ídem.

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17 DE AGOSTO

“San Martín en Boulogne-Sur-Mer” por Antonio Alice (1886-1943)

La anécdota de don José de San Martín reprendiendo a su yerno por no dejar a su hija jugar con las medallas de sus condecoraciones indica claramente qué valor concedía él a los honores, casi con un eco de Camoëns y su

mejor es merecerlos sin tenerlos

que poseerlos sin merecerlos.

Y hoy que tanta vocinglera alharaca se organiza en defensa presunta de la dignidad de la mujer, recordar el epitafio que elige para despedir a Remeditos:

mi amiga.

Tanta nobleza, liberalidad y generosidad, como la manifiesta en su correspondencia con el pretencioso Bolívar (cuyo retrato pidió a su nieta, la que jugaba con las medallas, que le copiara de una miniatura que le había pedido en Guayaquil), previo a su exilio para no mezclarse con las luchas mezquinas que desgarraban el continente que había contribuido singular y paladinamente a liberar, su elección de Francia para ese retiro —y no la pérfida Albión que sí recibirá encantada a Rozas cuando llegue el momento—, su intento de obtener la aquiescencia de un español de estirpe real para gobernarnos, convicción monárquica compartida con otro inmarcesible, don Manuel Belgrano, sólo que éste, adelantándose como en tantos otros aspectos a su tiempo, propone revivir la dinastía inca. Todo para que fuera lo mejor para todos:

no es para mal de ninguno

sino para bien de todos.

concluirá su epopeya años después don José Hernández.

Y estudia en París guitarra con Fernando Sor, y recibe a un don Juan Bautista Alberdi en casa de Guerrico que antes de serle presentado describe su voz desde el vestíbulo como la resonancia de un clarín de libertad.

Parafraseando a don Jorge Luis Borges:

Lo que se cifra en un hombre.

Recordémoslo y honremos su memoria siendo dignos de ella.

 

Juan José Santander* 

* Diplomático retirado. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de la República Argentina en Marruecos (1998 a 2006). Ex funcionario diplomático en diversos países árabes. Condecorado con el Wissam Alauita de la Orden del Comendador, por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, M. Benaissa en noviembre de 2006). Miembro del CEID. 

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