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LA PRODUCCIÓN PESQUERA SOSTENIBLE VERSUS SOSTENIBILIDAD SIN PRODUCCIÓN

César Augusto Lerena*

En el mundo y, por cierto, en Argentina, se ha instalado una discusión que es incongruente: el de producir en forma sostenible versus reservar espacios marinos sin producir. En estos días hemos visto una publicación en Clarín que con el título catástrofe “La muerte del mar”; una activista ambientalista y una técnica promueven la instauración de Áreas Marinas Protegidas (AMP) como medio para dar sostenibilidad al medio marino y sus especies, en lugar de contribuir a que la pesca sea sostenible. Es tan reprochable la pesca insustentable como impedir la captura sostenible.

Quienes se ocupan de cuestiones ambientales, tan importantes para el cuidado del planeta, debieran estar muy capacitados en la materia que aconsejan como para contribuir a interiorizar en los productores de alimentos la necesidad de armonizar entre la generación de proteínas y el cuidado de “la Casa Común”: el ser humano y su entorno. Pero ello no parece resultar de esta nota, desde el mismo momento en que una de las opinantes, la activista Lucia Castro manifiesta, con suficiencia: «nadie sabe que una tercera parte del territorio nacional es agua» (sic); cuando la Argentina sólo de Zona Económica Exclusiva (ZEE) tiene 3.146.345 Km2 y su porción en el continente americano alcanza a 2.791.810Km2. La nota esta plagada de errores y contradicciones.

Atrasaría tanto el empresario que explote los recursos sin sostenibilidad como los fundamentalistas ambientalistas que pierden de vista que el ser humano es el administrador de la naturaleza y debe vivir en forma sostenible de ella. Gran parte de quienes estamos vinculados a esta actividad productiva, generadora de pueblos, industrias y mano de obra intensiva en el sudeste de Buenos Aires y el área del litoral patagónico de Argentina, estamos muy interesados en dar sostenibilidad y sustentabilidad a la actividad pesquera, ya que de otra manera no se podría garantizar la disponibilidad del recurso a perpetuidad. Sin producción no hay sostenibilidad y sin ésta no hay producción futura.

Para dar sustento a esto, indicaremos algunas líneas del texto comentado que realizáramos de la Encíclica Laudato Si’ “El Cuidado de la Casa Común” (César Lerena “Argentina. La Casa Común”, 512 pág. 2021) donde junto al Papa Francisco, cientos de científicos, filósofos, teólogos y organizaciones ambientalistas y sociales tratan a la naturaleza no como un hecho aislado, sino como una parte, donde se tiene a la humanidad como administradora y responsable principal en asegurar la ecología, la ecología trófica y el medio ambiente.

El mensaje de la Encíclica es suficientemente claro, la Casa Común en el sentido más amplio es el bien a proteger y el ser humano es su cuidador responsable, entendiendo por tal, a quién protege el ambiente para las generaciones venideras per sécula seculorum. Francisco pone en un justo lugar las cosas: «Si bien, no es posible aceptar un antropocentrismo depredador tampoco un biocentrismo que implicaría incorporar un nuevo desajuste que no sólo no resolverá los problemas, sino que añadirá otros». Los seres humanos son los responsables de administrar sostenidamente el planeta y, si bien son parte de éste, “el todo” carecería de sentido si el conjunto de la naturaleza no estuviese destinado a satisfacer sustentablemente sus necesidades.

Desde la ciencia “un ecosistema está constituido por seres vivos interdependientes que comparten el mismo hábitat y cuyos procesos vitales se vinculan entre sí. Este involucra a todos los elementos bióticos: los seres humanos, los animales y las plantas que conviven con los factores abióticos (temperatura, luz, humedad, etc.) del medio ambiente, de modo tal, que el ecosistema es una unidad compuesta por organismos interdependientes de cadenas tróficas o alimenticias que dependen entre sí para su supervivencia, por lo cual, cualquier desequilibrio atenta al ecosistema en su conjunto» (Tansley, A. G., 1939) y «la protección del medio ambiente debe constituirse en parte integrante del proceso de desarrollo y no considerarse en forma aislada» (Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 14/06/1992). En este sentido, el Papa es muy preciso respecto al rol fundamental del ser humano en relación al Cuidado de la Casa Común al entender que «no puede exigirse al ser humano un compromiso con respecto al mundo si no se reconocen y valoran al mismo tiempo sus capacidades peculiares de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad».

Frente a ello, parece una actitud empírica y paternalista que quienes no tienen la responsabilidad de sostener las estructuras productivas del país y el desarrollo de las regiones más postergadas y desconocen estas actividades, sean los que proponen acciones para supuestos efectos negativos, que ellos mismos indican, no estar suficientemente probados. En la Argentina, es el Estado, los empresarios, trabajadores y expertos —en esa visión del Papa— quienes deben hacer la actividad sostenible y “sustentable” y las opinantes en la nota de Clarín, flaco favor le hacen a la causa de proteger ambientes y especies cuando, por un lado, fundan en forma errónea los motivos por los cuales el mar argentino estaría en peligro y, por el otro, omiten las más importantes razones de depredación marina y pesquera en la región. En realidad, con un planteo tremendista, el objetivo de las ambientalistas opinantes en este medio, no parecieran tener otro objetivo que el de establecer Áreas Marinas Protegidas (AMP) en el mar argentino, debilitando la capacidad de generación de proteínas de Argentina, mientras en paralelo el Reino Unido ocupa y explota sin control alguno 1.639.900 Km2 del mar argentino, proponiendo a la par la creación de AMP alrededor de todas las colonias de ultramar que forman parte de la llamada Comunidad de Naciones.  

Recordemos que el recurso pesquero es del Estado. Este otorga en concesión la explotación a empresas que deben cumplir con las normas legales (Ley de Pesca 24.922, resoluciones del CFP y leyes provinciales) que, en su articulado, establecen claramente, que la Autoridad de Aplicación es la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, quien preside el Consejo Federal Pesquero que, como en casi ninguna otra actividad productiva, tiene entre sus miembros a un experto en medio ambiente en representación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la legislación que cuenta el país, además de explicitar las especies, el estado de desarrollo, las formas de captura, zonas, épocas y tiempos, tiene en el Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) los científicos y expertos más importantes de Suramérica, quienes anualmente determinan, en base a la investigación de las especies y el ecosistema, la Captura Máxima Sostenible, según la especie que se trate; es decir, lo máximo que se puede capturar de cada especie por año para asegurar su reproducción, desarrollo y descendencia. Parece que anunciar una supuesta “muerte en el mar”, prediciendo una catástrofe ambiental con la expresión de meras generalidades y sin información, es poco serio y desacredita el muy útil trabajo de cuidado ambiental.

La Argentina tiene habilitados unos 520 buques pesqueros de distinto porte que desembarcan unas 800 mil toneladas de pescados, crustáceos y moluscos por año. Un número similar al de las embarcaciones chinas, coreanas, taiwanesas, españolas y británicas, etc., que pescan un millón de toneladas anuales en forma ilegal (INDNR) en alta mar y Malvinas; al que deberíamos agregarle otras 300 mil toneladas por descarte ilegal si se equiparase la información disponible en la ZEE (INIDEP, AGN, FAO), a la par de la gravísima depredación que implica; tratándose de un único ecosistema, provoca un daño impredecible a los recursos migratorios originarios de la ZEE, pero también sobre stock disponible en ésta. Cuestión, que está totalmente fuera de control por parte de la Argentina (al menos sin acuerdos) y accesoriamente, pero muy importante, cuando unas pocas potencias desarrolladas se hacen de los recursos de los Estados ribereños, se les quita los alimentos para la sobrevivencia a una Argentina con 40% de pobres e impiden el normal desarrollo intelectual de las futuras generaciones. Nos preguntamos dónde están los ambientalistas cuando estas naciones le extraen recursos a Suramérica y el Caribe por un valor de 12.000 millones de dólares anuales. Ciertamente, un hecho depredador, muchísimo más grave que todas las capturas, cualquiera fuese la forma que se realicen en la ZEE; donde la Autoridad de Aplicación cuenta con mayores herramientas de fiscalización, tanto a partir de sistemas satelitales o acciones directas que se realizan durante las extracciones y en el desembarco; aunque tampoco se deba tolerar.

Podemos coincidir que los controles en la ZEE son insuficientes y deficientes y podríamos dar una larga lista de motivos; pero en alta mar o en Malvinas directamente no existe ningún tipo de control presencial. Aquí incluiríamos la presencia de redes, cajones y otros elementos en el mar y sus playas, cuya responsabilidad podría resolverse con la identificación de todos los elementos que se usen en el mar. Sin embargo, afirmar, como lo hace la activista Castro que: «es parte del trabajo en alta mar echar al agua aquello que no sirve y se encuentran cajas plásticas en las playas de Chubut o redes que aparecen flotando que matan ballenas» parece de charla de café y no una nota técnica. Manifestar temerariamente que «descartar es parte del trabajo»; además de no distinguir entre ZEE y alta mar y englobar todo bajo el término “descarte” que, en la pesca se utiliza para referirse a la devolución ilegal de especies no comerciales o resultantes de la pesca incidental y, no para describir a aquellos deshechos plásticos (cajones, redes, etc.) que voluntaria o accidentalmente pueden ser tirados al mar, es al menos desconocer la actividad y el entorno. Ambas prácticas están prohibidas por Ley, pero no son lo mismo. Como no es de la misma responsabilidad la pesca en la ZEE que en alta mar, donde la Argentina no tiene jurisdicción, aunque le asistan derechos respecto a los recursos migratorios originarios de la ZEE en ese espacio marítimo.

Refiere el artículo a las “Redes de Arrastre” y no indica si las que se cuestionan son las “Redes de Arrastre de Fondo”, lo cual es una importante imprecisión, porque esta última clasificación, a la que no refieren las ambientalistas, está relacionado a las especies que se capturan y su eventual acción sobre los fondos.

Por su parte, la Coordinadora Diana Friedrich del Proyecto Patagonia Azul de la Fundación Rewilding de Douglas (1943-2015) y Kristine Tompkins, indicaron en la nota que la Argentina se comprometió en 2010 a proteger el 10% del mar y en 2022 el 30%, como si hubiese incumplido, sin ponderar que en la actualidad la Argentina de los 6.247.842km2 que conforman la ZEE continental e insular y, la parte meridional del Atlántico Sur que linda con la Antártida, tiene un 51,26% vedada o restringida la captura como producto de la ocupación británica de Malvinas; su unilateral reserva ecológica de 1,07 millón de km2 alrededor de las Georgias y Sándwich del Sur; los 100.000 Km2 de las AMP Namuncurá-Banco Burdwood I-II y Yaganes y producto de la conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA). Es decir, ha superado largamente cualquier pauta razonable de conservación aunque, erróneamente, Castro refiera que Argentina tiene solo protegido un 8% del mar; ignorando los espacios referidos y los que el propio INIDEP tiene en veda permanente o transitoria. Destacar a la panameña Shirley Binder, a la que Castro califica como una de las responsables de la “gran gesta panameña” en la protección de más de la mitad de su ZEE (54,33%) es un hecho mucho menor a lo que ocurre en la Argentina que, como dijimos, tiene muchos más km2 vedados a la captura nacional. La ZEE panameña alcanza a un 10% del total de la ZEE Argentina. Aunque, para evaluar con rigor científico a las AMP/Vedas, deberíamos referirnos a la carga biológica que protegen y no a una mera proporcionalidad de territorio, que podría carecer de todo efecto biológico. La propia Friedrich lo ratifica: «Las dos únicas áreas protegidas que tenemos, están en una zona donde casi nadie pescaba» (sic); aunque hay quien entiende que esos espacios son reservorios de especies que migran a Malvinas y son capturadas con licencia británica. A esta altura, uno debería preguntarse para qué se estableció un AMP “donde casi nadie pescaba”. En vez de sancionar leyes habría bastado una Resolución del Consejo Federal de Pesca, con el aval del INDEP, estableciendo las vedas que fueran necesarias.

Afirma también Friedrich que «el sector pesquero insiste con que las zonas de veda permanente son como AMPs», lo que rechaza: “las zonas de veda no son AMPs» y, por su parte, Castro indica: «no se conoce ni se ha probado un método que las suplante». Respetuosamente, estas ambientalistas muestran una cierta dificultad para interpretar textos, ya que la Ley 27.037 establece en sus artículos 2º y 4º que «se consideran AMPs a los espacios naturales establecidos para la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos (…) que en razón de su rareza, fragilidad, importancia merecen una protección especial para el aprovechamiento y goce de las presentes y futuras generaciones…», nada diferente a una Veda que es un acto administrativo establecido por la Autoridad de Aplicación con dictamen del INIDEP, en el que está prohibido capturar o extraer un recurso hidrobiológico en un área determinada por un espacio de tiempo (temporaria o permanente). Habiendo varios tipos de veda: biológica: prohíbe capturar/extraer con el fin de resguardar los procesos de reproducción y reclutamiento de una especie hidrobiológica. Entendiéndose por reclutamiento la incorporación de individuos juveniles al stock; extractiva: prohíbe capturar/extraer en un área específica por motivos de conservación; extraordinaria: prohíbe capturar/extraer, cuando fenómenos oceanográficos afecten negativamente una pesquería. Nosotros entendemos que Mientras el AMP es una fotografía tomada sobre un área, en un determinado tiempo, la veda permite a la Autoridad de Aplicación efectuar las acciones correctivas correspondientes no solo sobre los espacios sino, fundamentalmente, sobre el comportamiento de las especies en el área vedada.

Para extrañeza total, la técnica citada indica: «no hay estudio de impacto ambiental» y acota la activista Castro: “la ley federal de pesca no prohíbe la pesca de arrastre…está poco estudiado el impacto que hay sobre el fondo marino argentino»; pero, a renglón seguido se contradice: los efectos son «equivalentes a la tierra deforestada». Cabe, entonces preguntarse: si no hay estudios de impacto ambiental o son insuficientes ¿con que rigor científico determinan que la red de arrastre ocasiona un efecto equivalente a la deforestación? Y en este punto, termina diciendo Castro: «la pesca de arrastre es 100% legal, pero el descarte está prohibido». Y no necesariamente la pesca de arrastre supone descarte. Deberían leer estas ambientalistas, entre otros, los incisos n) y ñ) del artículo 21 de la Ley 24.922; porque el desembarque en porcentuales más altos de los permitidos puede implicar una penalización. Un cuento de la “buena pipa” que la Autoridad de Aplicación no ha sabido resolver: si se desembarcan especies de tamaño chico o mayor volumen se penaliza y si se descarta en el mar se penaliza.

Por si faltaba algo, la activista Castro concluye: «se necesitan AMP en estos frentes productivos», denominación que se parece más a la de un espacio político pero que no buscaría una producción sostenible sino atacarla. Absolutamente distinta a la mirada evolucionada del Papa y de los más de quinientos técnicos que elaboraron la Encíclica “El Cuidado de la Casa Común”; una Encíclica que, modestamente, considero un compendio extraordinario socio-ambiental donde se designa al ser humano administrador universal para el aprovechamiento sostenible de la naturaleza. No guardar un debido equilibro, no contar con una información científica rigurosa e impedir la pesca en los “frentes productivos” sería provocar un daño más grave aún que el que se pretende proteger.  

Que el árbol no les impida ver el bosque.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

 

LA ENAJENACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN MARÍTIMA, FLUVIAL Y PORTUARIA

César Augusto Lerena*

Ya nos referimos tiempo atrás al emplazamiento de un puerto en Río Grande que podría servir —según la ministra de Producción de Tierra del Fuego— de apoyo a la flota china que pesca ilegalmente los recursos pesqueros argentinos César Lerena, “Ministra de Tierra del Fuego facilitaría la pesca ilegal…”, 26/11/2022). Ahora nos enteramos de un Memorando de Entendimiento para la construcción de un puerto multipropósito en Rio Grande por parte de la estatal china Shaanxi Chemical Group que retoma un viejo proyecto que transitó por los gobiernos de Fabiana Ríos (PSP, ex ARI, 2007-2015) y Rosana Bertone (PJ, 2015-2019) y también que China estaría presionando al gobierno nacional para abrir nuevamente la licitación para “controlar” la vía fluvial Paraná-Paraguay, el canal de navegación y comercio más importante de la Argentina, conocido erróneamente como “Hidrovía”.

Ya hemos dicho que la Argentina podría buscar financiamiento extranjero (de cualquier Estado, organización de crédito o empresa) para construir puertos, remodelarlos o llevar adelante instalaciones logísticas, depósitos o cámaras de conservación; instalar astilleros o mercados concentradores y de distribución, etc., pero el Estado argentino no puede delegar en terceros la administración ni el poder de policía y defensa y, en ningún caso, habilitar el uso de los espacios marinos y/o fluviales y sus puertos, a quienes no se ajusten a la legislación nacional, realicen pesca ilegal (incluso lleven adelante trabajo esclavo, tráfico de drogas o contrabando) y/o pongan en riesgo la soberanía nacional. Ello alcanza por igual a la Administración del Atlántico Suroccidental, como a la regulación de la navegación y el comercio a través del Río Paraná-Paraguay y el Río de la Plata.

Es muy entendible que el Estado pueda conceder espacios u otros beneficios a quienes se deciden invertir y realizar actividades en áreas vinculadas a los puertos para facilitar sus operaciones, sus procesos comerciales e incluso industriales y de servicios. Son comunes, por ejemplo, las concesiones destinadas a la utilización de tierras para el emplazamiento de astilleros, oficinas de control de SENASA, Aduana o despachantes, incluso las de Prefectura; silos o depósitos de todo tipo y la mayoría de la actividad industrial pesquera (incluso extranjera) se instaló originalmente en el ámbito portuario. Y, por cierto, otorgar permisos, autorizaciones y/o cuotas a empresas nacionales para la explotación de los recursos naturales.

Reitero. Todo lo que sea necesario para facilitar la producción, industria, almacenamiento, tránsito, comercio y servicios de la actividad privada es posible y hasta necesario; pero, la administración general y la política de los puertos y de los espacios marinos y fluviales deben estar en manos de Estado. La Argentina no puede admitir el aprovechamiento de sus mares y ríos y por supuesto sus puertos y otras instalaciones para debilitar la soberanía nacional.

Según el portal Argentina.gob.ar (13/06/23) «a excepción de Buenos Aires, todos los puertos estatales fueron transferidos, a partir del año 1992, a las respectivas provincias, que asumieron así el nuevo rol de propietarias de las puertas que, por vía fluvial o marítima, las une con el resto del mundo. En varios de los puertos provinciales se constituyeron organizaciones y en algunos se conformaron Consorcios de Gestión Portuaria, constituidos con la participación de los usuarios del puerto, así como de la provincia y municipios donde esté ubicado». Pero aún, en el espíritu privatizador del gobierno de Menem que llevó al dictado de la Ley 24.093, ésta dejó en claro (Art. 4º) que “requieren habilitación del Estado nacional todos los puertos comerciales o industriales que involucren al comercio internacional o interprovincial”; (Art. 5º) “La habilitación de todos los puertos debe ser otorgada por el Poder Ejecutivo, según lo establecido en esta ley, comunicando dicha decisión al Congreso dentro del plazo de diez días hábiles, contados a partir de la fecha del decreto respectivo” y, tener en cuenta (Art. 6º) entre otras, la ubicación del puerto; los aspectos vinculados con la defensa y seguridad nacional; la incidencia en el medio ambiente y afectación del puerto al comercio interprovincial y/o internacional; el control aduanero y de migraciones y, la policía de la navegación y seguridad portuaria. Es decir, en la situación de disputa e invasión territorial argentino de un total de 5.497.178 km2 por parte del Reino Unido de Gran Bretaña del territorio continental antártico, la plataforma continental extendida, archipiélagos (Malvinas, etc.) y las aguas correspondientes a la ZEE e insular, sería un despropósito otorgar “la administración” de cualquier puerto del litoral marítimo —no solo de Tierra del Fuego— al Estado chino o de cualquier otra nacional, o a sociedades del Estado (como es el caso chino) o con capitales extranjeros e incluso nacionales. Esto alcanzaría, por supuesto a España y a todos los países cuyos buques operan en Malvinas.

Dicho esto, hay que concluir que el Puerto de Río Grande como el de Ushuaia son estratégicos, por lo tanto, el gobierno nacional que se ha desentendido de los puertos al sancionar la referida Ley 24.093, debería, dentro de su Plan de Desarrollo y Soberanía Nacional (¿?) destinar los fondos adecuados para su construcción y modernización y, en todo caso, el gobierno provincial, en lugar de autorizar la explotación de los puertos a extranjeros (cualquiera sea su origen, figura jurídica o participación) podría mejorarlos con el aporte privado, en tanto y en cuanto ello no signifique delegar su administración, el control y la seguridad.

Entonces, tres cuestiones básicas deben definirse. La primera, cuáles son los fundamentos de China o cualquier otro país, para pretender administrar directa o a través de empresas vinculadas, los puertos o espacios marinos o fluviales, ya que el Estado argentino puede y tiene capacidad técnica y humana suficiente para garantizar que todas las empresas radicadas en su territorio, tengan el soporte y el debido control para que las importaciones o exportaciones se realicen en forma eficiente y eficaz y, dentro del marco de la legislación vigente. La Administración no puede ser negociable, cuando están en juego intereses superiores de la nación. La segunda, es que el Estado debe facilitar el esfuerzo económico de quien se trate y acordar claramente las condiciones de inversión o financiación y, no con la generalidad que se indican en el citado Memorando. Es decir, precisar en forma concreta la inversión y los plazos para hacerla efectiva y los beneficios directos o indirectos que recibirá la Provincia, teniendo muy en cuenta, que las condiciones que puedan establecerse entre los inversores y el gobierno, no afecten la soberanía nacional o los intereses del conjunto de los actores de la comunidad. La tercera, es que se entiende como inadmisible y es -tal cual se ventila- que terceros países u organismos puedan fijar la política del Estado Nacional en materia de inversiones, adjudicación de licitaciones o concesiones y/o administración de los negocios en Argentina. Los argumentos que se utilizan en el Memorando que la cesión podría aumentar las exportaciones nacionales, es extorsivo y, si bien, cualquier negocio suele ir acompañado de presiones, es gobierno argentino, quien debe establecer el límite, teniendo la balanza comercial, pero, sobre todo, la soberanía política nacional.

Por ejemplo, en el caso de la administración del Río Paraná, es un argumento poco serio que se requiera contar con el control de esa vía para asegurar que “el dragado sea lo suficientemente amplio para los buques”. Eso lo debe garantizar el Estado argentino y, por cierto, si no lo hiciese, estaría dificultando el comercio; pero, más allá de asegurar la navegación y el tránsito de mercaderías, la vía debe administrarse para favorecer el desarrollo regional. Una cosa es adjudicar a terceros el dragado, donde en lugar de resolver una supuesta falencia del Estado se regalan recursos económicos a empresas extranjeras y, otra cosa, es ceder la administración general de la vía; el poder de policía y la política de desarrollo de las provincias del litoral.    

Sobre el Memorando de Entendimiento firmado el 16/8/22, ratificado el 7/12/2022 por el gobierno de Tierra del Fuego con la Provincia Shaanxi de China recientemente ingresado (5/6/23) a la legislatura provincial, el secretario de Asuntos Internacionales de la Provincia Andrés Dachary manifestó (Youtube, 2/6/23, 2.07m): «China propuso la construcción de un puerto, pero esto no se aceptó. Nosotros entendemos que todo lo que tenga que ver con los puertos y la infraestructura estratégica, primero deben asignarse al sector público y en el caso del sector privado a empresas nacionales»; sin embargo, de la lectura del Memorando surgiría «la construcción de un puerto multipropósito, junto a una planta química y una central eléctrica», una inversión estimada en 1.250 millones de dólares por parte de empresa de la citada china. Un proyecto de “cooperación” para la producción de un millón de toneladas de químicos en la Provincia y, la construcción en el área de Río Grande de una central eléctrica de 100 MW; una planta de producción de 900 toneladas de urea; 100 mil toneladas de glifosato y 600 mil toneladas de amoníaco sintético y una “terminal portuaria multipropósito con recinto interno con una capacidad para atender buques de unas 20 mil toneladas”, lo que estaría demostrando, la importancia de la obra.

Este puerto, al igual que cualquier iniciativa de este tipo en Ushuaia, debería ser rechazada sin más, ya que dejaría al acceso de China la Antártida y el control de los pasos al Pacífico y el Indico. Las propias declaraciones del propio gobernador Gustavo Melella, al rubricar un convenio estratégico junto al representante legal de Powerchina, Tu Shuipin, para el desarrollo de proyectos energéticos en Tierra del Fuego, lo ratifican: «Tenemos varios desafíos, y se debe a nuestro posicionamiento estratégico, porque somos la puerta de entrada a la Antártida» (Ushuaia24.com, 19/9/2022). El espejo de lo que piensa China que; además, tiene interés en esta región marítima, no solo porque el control de Canal de Panamá se encuentra en manos de Estados Unidos, sino también por la importante presencia de buques chinos que realizan pesca ilegal en el Atlántico Suroccidental y requieren de apoyo logístico.

En el Memorando, se observan una serie de promesas imprecisas: «impulsar activamente a las empresas chinas a invertir en Tierra del Fuego, sumar a la fortaleza en materia científica y tecnológica, esforzase por aumentar el valor agregado a los recursos energéticos locales, contribuir al desarrollo económico de Tierra del Fuego (…) generar tantos puestos de trabajo como sean posibles (…) intercambios tangibles entre ambas provincias (…) implementar la nueva filosofía corporativa de protección ambiental». Chan-chan. Expresiones de voluntad que no precisan absolutamente nada. Habría que comenzar por decirles a los chinos que sus empresas pesqueras radicadas en la Argentina agreguen valor y mano de obra argentina a los productos pesqueros que exportan y dejen de pescar los recursos migratorios argentinos en el Atlántico Sur, con ello solo la Argentina dispondría de varios miles de millones de dólares por año para producir el más importante desarrollo de Tierra del Fuego.

En el Capítulo 3 del Memorando, las partes se comprometen a “resolver adecuadamente los problemas remanentes de la Inversión original, con el fin de desarrollar nuevos proyectos” y en este tema, que no se detalla, deberían dar precisiones, además del Gobernador Melella, las ex gobernadoras Ríos y Bertone y, la propia legislatura provincial, porque -según se ventila- estarían en danza 30 millones de dólares que ya habrían sido adelantados por la empresa estatal china al gobierno fueguino en concepto de pago de regalías de gas (Ley 774, 23/12/2008. “Acuerdo de gas entre la provincia de Tierra del Fuego y la Empresa Tierra del Fuego Energía y Química”). El gobierno además se comprometería a actuar de “gestor del proyecto”, el que estaría alcanzado por los beneficios fiscales de la Provincia y, ambas partes se comprometen a “seguir” colaborando en la “cooperación pragmática” (¿?).

La revista británica “The Economist” publicó que «China invirtió en los últimos 20 años más de 20 mil millones de dólares en comprar o ampliar más de 100 puertos en 50 países». Que lo digan los ingleses, es una confesión de parte, ya que los británicos a través de la “Comunidad de las Naciones” tienen puertos estratégicos en todo el mundo, entre ellos en Malvinas y Georgias del Sur y, van por más, ya que bajo el pretexto de cuidar los mares y sus recursos, extendieron “el cinturón azul” a 50 Áreas de Conservación Marinas bajo su control (FIS, SeafoodMediaGroup, 9/1/2016) con lo que alcanzaron un control de millones de km2 y recursos muy superiores a los de la pequeña isla del Reino Unido de escasos 243.610 Km2.

No se conoce, si una eventual construcción de un puerto en Río Grande por parte de empresa estatal china dejaría sin efecto el otro que en la misma región promovía la ministra de Producción Castiglioni, quién refirió (RevistaPuerto, 24/11/2022) que sería «una inversión de 210 millones de dólares de la firma argentina Mirgor SACIFIA, cuyo principal accionista es el empresario Nicolás Caputo…» quien a pesar de manifestar que no había capitales reconoció que «una de las empresas inversoras es de Hong Kong, además del ANSES y que, la citada Mirgor cuenta con algunos socios estratégicos internacionales (…) el puerto multipropósito, está planteado así porque la cantidad de servicios que pueda dar un puerto en estas latitudes a todo el Atlántico Sur es importante. Respecto de la milla 201 yo lo veo como una oportunidad de trabajo en los territorios: hoy Malvinas, Punta Arenas y Uruguay ofrecen servicios y nosotros la vemos pasar» y, remató, me parece que es una oportunidad que estamos perdiendo…». Léase, si se portan bien en el puerto, lo que hagan en el mar es cosa de ellos, porque Tierra del Fuego carece de capacidad cierta de control en el mar.  

Muchas veces la falta de una política nacional clara y la desesperación por hacer una Provincia sustentable, menos dependiente de los beneficios fiscales, no es la mejor consejera. Entregar la administración del puerto de Río Grande a extranjeros atentará contra la soberanía política, económica, ambiental, alimentaria y social de la Nación y de Tierra del Fuego. El Río Paraná, por su parte, debe transformarse en un instrumento de desarrollo del litoral, cuya estrategia debe estar en manos de los argentinos.   

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

„QUADRATISCH. PRAKTISCH. SCHLECHT“ (“CUADRADO. PRÁCTICO. MALO”). LOS POLÍTICOS ARGENTINOS NO SON COMO EL FAMOSO CHOCOLATE ALEMÁN.

Marcelo Javier de los Reyes*

Bolsa de la compra de Ritter Sport. Origen/derechos: Landesmuseum Württemberg, Stuttgart [CC BY-SA]. https://bawue.museum-digital.de/object/56427

La fórmula publicitaria de los famosos chocolates alemanes Ritter Sport es „Quadratisch. Praktisch. Gut“, «Cuadrado. Práctico. Bueno», el cual llegó a ser incorporado como un dicho por los propios alemanes. La empresa tuvo su origen en 1912 pero el chocolate no siempre fue cuadrado y respetaba el peso habitual de 100 gramos que tenían los chocolates. Recién en 1932 adoptó ese formato cuando Clara Ritter se dio cuenta que a los fanáticos del club de fútbol de Waldenbuch —donde se reinstaló la empresa en 1930— les gustaba meterse uno de los chocolates de Ritter en los bolsillos de sus chaquetas deportivas camino al campo de deportes, donde se rompía fácilmente. Entonces Clara Ritter pensó: «Hagamos un chocolate que quepa en cualquier bolsillo de una chaqueta deportiva sin romperse y que tenga el mismo peso que una barra larga normal»[1]. Este sencillo razonamiento marcó el éxito de la empresa.

Se preguntará el lector: «¿Qué tiene que ver eso con los políticos argentinos?». Bien, creo que los políticos argentinos tienen dos de esas cualidades de ese slogan pero no en su versión positiva. Lo digo claramente: los políticos argentinos son «cuadrados y prácticos». Obviamente tomo a los dos términos con una connotación peyorativa. Entiendo que el diccionario de la Real Academia Española no da la acepción de «cuadrado» que a veces le damos comúnmente los argentinos al referirnos a alguien poco inteligente o de pocas luces. En líneas generales, tienen un denominador común que es la ignorancia; la ignorancia acerca de cuestiones culturales, de política internacional, ni hablar de geopolítica o de estrategia nacional e incluso a veces hasta de cosas triviales. En el peor de los casos apenas si conocen su barrio y lo más grave es que algunos intendentes del conurbano bonaerense ni siquiera viven dentro del distrito que gobiernan, lo cual habla de su escaso o ningún interés por las cuestiones básicas que aquejan a los ciudadanos de sus respectivos municipios: seguridad, salud, educación, etc.

El desconocimiento de la política internacional, del escenario global y del escenario regional, les impide diseñar una política estratégica para la Argentina. Sólo se limitan a mirarse el ombligo. Y esto nos lleva al segundo término: «práctico».

Son «prácticos» pero de un pragmatismo burdo mediante el cual, despojándose de todo principio o valor, intentan conservar su poder aun en el más miserable de los espacios que puedan abarcar. No tienen valores ni principios, porque si los tienen, los tienen con la misma flexibilidad de una sentencia que se le atribuye incorrectamente a Groucho Marx: «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». En realidad, esta expresión fue publicada por un periódico de Nueva Zelanda el 18 de octubre de 1873. Textualmente decía «Estos son mis principios, pero si no les gustan, yo los cambio» y con ello se describía al político que al instante acomodaba su discurso a la oportunidad del momento o para no desentonar con la mayoría ocasional[2].

Si esa expresión la hubiera dicho Groucho Marx podríamos considerarlos a casi todos de «marxistas» pero la realidad es que no tienen ideología. Cruzan de vereda y cambian sus camisetas partidarias con una sorprendente frecuencia.

En una entrevista con el periodista Luis Novaresio, Julio Bárbaro ha expresado que «en el país fue más la corrupción que la ideología». Claramente fue así y este no es sólo un sayo que se puede poner el kirchnerismo sino también a los que se exhiben como diferentes que, cuando tuvieron la oportunidad de diferenciarse no lo hicieron. No creo que sea necesario aclarar que con esto no defiendo a los kirhneristas que —como decía un embajador amigo— son como los bárbaros que bajan desde la montaña para arrasar al pueblo. Los de enfrente no son mejores, sólo que hay que informarse, leer, conocer sus perfiles, ser un buen observador o haber trabajado en el Estado para conocer sus pecados.

La política y el sindicalismo ha enriquecido a unos cuantos y ni hablar si además esos personajes se han involucrado en las direcciones de los clubes de fútbol; quizás una cosa haya llevado a la otra. Como decía Mafalda: «Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás». En nuestro país se ha hecho «harina» a un 50% de los argentinos que hoy viven en la pobreza o al día, en un país empobrecido por los mismos que en esta campaña —como en anteriores— vienen con las soluciones a nuestros problemas. ¡Paso! Quienes nos trajeron a esta situación no nos pueden ofrecer las soluciones: son los protagonistas de nuestros fracasos republicano, económico y por sobre todo ético.

Si uno observa al oficialismo y a la oposición, todos abrevan en la maquiavélica Agenda 2030, revestida de buenas intenciones pero que quiere que no tengamos nada y seamos felices, que quiere que comamos insectos en lugar de proteínas de origen animal, la que promueve el control de población, etc. Para eso se impone el aborto, la eutanasia, la homosexualización inducida en los niños y adolescentes, las operaciones de cambio de sexo, nada menos que a menores que por ley no pueden votar o no pueden conducir un auto. En el ámbito de la sexualidad pueden lograr su emancipación. Los kirchneristas la ejecutan desde el gobierno, pero no hay que olvidar que Macri adhirió abiertamente a la Agenda 2030, quien también impuso infelizmente el tema del aborto durante su gobierno; Patricia Bullrich también adhiere y está claro en su discurso, coherente con esa perversa agenda. Ni hablar de Horacio Rodríguez Larreta, personaje blindado ante los medios gracias a la pauta publicitaria que pagan los porteños.

Cualquiera de los posibles ganadores de la próxima elección, me refiero a los de la oposición, responden a los intereses atlantistas, globalistas. Milei y Bullrich lo expresan abiertamente; nuestros socios deben ser Estados Unidos, Europa, el Reino Unido, Israel. En una entrevista dijo Bullrich:

Nosotros a los BRICS no vamos. Creemos que el mundo tiene dos dimensiones. Una, que tiene que ver con la democracia, con los valores, en la que la democracia es parte de la vida de las sociedades, como Estados Unidos, Europa, Israel, una parte importante de América Latina y otro mundo que tiene una mirada más autocrática. Nosotros vamos a ser claros en los principios y abiertos en el comercio. Es decir, podemos comerciar con todos los países del mundo, pero nuestra idea está siempre en lo que se llama tradicionalmente el mundo occidental.[3]

Es una visión perimida de aquel mundo occidental, con sus valores cristianos sostenidos por Europa en otra época hasta que Estados Unidos le arrebató el concepto de «Occidente» a los europeos. Occidente ya no es un patrimonio exclusivo de Europa como bien plantea Giancarlo Elia Valori[4] y mucho menos ha resguardado los valores de la civilización cristiana ya que la angloesfera en realidad no ha compartido los valores cristianos que tenían los tradicionales países europeos; ese Occidente «ampliado», está perdiendo el protagonismo a escala global pero se encuentra manipulando hilos peligrosos para toda la humanidad en todos los escenarios mencionados como lo he afirmado anteriormente en otro artículo en el que analizo los escenarios global y regionales[5].

Quizás Bullrich desconozca que entre ese mundo que calificó de «autocrático» y que conforman los BRICS se encuentran Brasil, la India y Sudáfrica, países que tienen una democracia como la que supuestamente tiene la Argentina. Por su población la India es una democracia mucho más potente que la de Estados Unidos, país que no se encuentra al margen de las dudas al momento de contar los sufragios como nos recuerda el polémico recuento que dio a Bush la victoria en el año 2000 o incluso las dudas que dejó en algunos sectores del electorado la elección de 2020.

Milei, por su parte, ha manifestado, además del mercado de órganos y otras propuestas insólitas, que si llega a la presidencia su primer viaje será a Israel y que su primera medida de gobierno será trasladar la embajada argentina a Jerusalén, metiendo de lleno a una Argentina absolutamente vulnerable, con atentados terroristas no esclarecidos, en uno de los peores conflictos internacionales. Por otro lado, ¿en qué medida «tan relevantes» acciones de gobierno contribuirían a solucionar los problemas de los argentinos?

Palmariamente, todas esas expresiones obedecen no sólo a un desconocimiento de los cambios que se están produciendo en el gran tablero mundial sino de la propia historia argentina, pasada y reciente.

Si la Argentina es el único país de América que tiene una parte de una de sus provincias y de su mar territorial ocupados por una potencia colonialista y atlantista, miembro importante de la OTAN, mal puede un argentino —patriota— estar a favor de esa alianza imperialista.

Ya en diciembre de 1831 Estados Unidos dejó el camino expedito para que el Reino Unido usurpara las islas Malvinas en 1833 y ciento cincuenta y un años después contribuyó con el usurpador en la guerra del Atlántico Sur, a la que puede considerarse la primera guerra por la Antártida. Esto hoy se aprecia claramente.

Cuando en 1820 las Provincias Unidas del Río de la Plata enviaron al capitán estadounidense David Jewitt al mando de la fragata Heroína a tomar posesión de las islas Malvinas como herederas de los territorios del Imperio español, lo hizo además considerando regular la depredación que los barcos de las potencias, particularmente de Estados Unidos y del Reino Unido, estaban llevando a cabo en el Atlántico Sudoccidental[6]. Así puede leerse en la transcripción de la circular de Jewitt realizada por el capitán James Wedell del buque Jane . Los intereses de Estados Unidos no aceptaron esa autoridad en el Atlántico Sur y envió a la fragata USS Lexington a atacar Puerto Soledad y destruir las instalaciones de las Provincias Unidas en las islas. De ese modo se abrió la puerta a los usurpadores británicos.

El resto de la historia es conocida pero bien vale recordar que el día 10 de junio se conmemora un nuevo aniversario de la promulgación del Decreto que creaba la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos, firmado en 1829 por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez.

Decreto manuscrito de creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos, firmado en 1829 por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Martín Rodríguez.

En la actualidad el gobierno estadounidense manifiesta su preocupación por la pesca ilegal y envía su guardacostas al Atlántico Sur[7], para proteger lo que sus aliados, el gobierno de Londres y el gobierno ilegal de las islas permiten otorgando licencias de pesca o impidiendo el control soberano de nuestro mar territorial por parte de nuestra casi inexistente Armada Argentina.

¿Cómo puede un político argentino estar a favor de los «atlantistas»? ¿Cómo puede estar a favor de la OTAN que ha sido nuestro enemigo en 1982? ¿Desconocen nuestros políticos «atlantistas», «globalistas», que soldados kosovares vinieron a entrenar a nuestras islas usurpadas?

La presencia de los militares kosovares como de otros pertenecientes a la OTAN son una violación a la Resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que insta a la Argentina y al Reino Unido a que se abstengan de adoptar decisiones unilaterales que entrañen la introducción de modificaciones en la situación mientras las islas están atravesando el proceso de negociación recomendado por la misma Asamblea y de la Resolución 41/11 de la Asamblea General que dio origen a la Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur.

Nuestros políticos están llevando a la Argentina a un punto sin retorno. En la 47ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, a la que fui invitado como expositor por la Editorial Almaluz, que ha publicado mi libro Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones, hice público por primera algo que expresé en el año 2000 en el marco de una reunión académica realizada en la Escuela Nacional de Inteligencia, de la que era docente: «Argentina primero va a pasar por Colombia y luego va a terminar como Yugoslavia». Cuando se me solicitó una mayor precisión me referí al crecimiento del narcotráfico en la Argentina y a una potencial disolución territorial de la Nación. Obviamente, quienes no compartían mi visión alegaban que nuestro país no tenía divisiones étnicas como la ex Yugoslavia, a lo que respondí que ya las iban a crear. Miremos hoy como el indigenismo es financiado desde el exterior, como han potenciado un conflicto con los autodenominados «mapuches», tema sobre el que no me explayaré aquí porque ya he escrito bastante en otros artículos.

El país se encuentra en una situación aún más grave que el del narcotráfico: el de la «narcopolítica». Éste es hoy el término más apropiado que debe emplearse para nuestro país, es decir, la connivencia del narcotráfico con sectores de la política, de la justicia y de las fuerzas de seguridad. Ninguno de los políticos que amenaza con enfrentar esta realidad lo ha hecho ni lo hará, tanto de uno como de otro espacio político.

Respecto a mi referencia a la ex Yugoslavia, ¿no recuerdan, al menos los radicales, que el entonces presidente Alfonsín se refirió al peligro de la «libanización» de la Argentina en 1984? Dijo textualmente:

«…estamos afrontando una circunstancia difícil, tal vez la crisis más dura de la historia argentina. Hay que asumir el compromiso de reconstruir la nación con sentido moral, con fuerza y con las mismas convicciones con que hace 100 años lo hicieron los pioneros que vinieron a construir nuestra patria. […] Yo pienso que o levantamos las banderas nacionales u otros levantarán en nuestra nación banderas que no son las nuestras, como ha pasado en Líbano”.[8]

Lo que Alfonsín denominó «libanización» los historiadores solemos conocerlo como «balcanización». No entraré en cuestiones semánticas porque el ejemplo de El Líbano no es el más adecuado para la Argentina y los casos de estudio podrán demostrar similitudes pero cada proceso es particular. Del mismo modo deseo aclarar que la alusión a Alfonsín no significa una apología de su gobierno y agrego que tampoco lo considero el «padre de la democracia».

Aun peor, fue un radical, don Alfredo Cornejo, quien advirtió: «Mendoza puede ser un país independiente»[9]. Las expresiones de este defensor de la ley de eutanasia, que se abstuvo cuando se trató la ley del aborto en la Cámara de Diputados, lejos de haber dado lugar a un procesamiento judicial por el delito de secesión, dieron origen a la expresión «Mendoexit» y a paneles de la que participaron expositores extranjeros, más precisamente cónsules para debatir sobre la potencial secesión. Estas expresiones fueron de una gravedad inusitada pero don Cornejo sigue jugando en primera en la liga política nacional. No fue el único que hizo esa amenaza, pues bien vale recordar que en 2016 Alberto Rodríguez Saa hizo lo propio desde San Luis[10]. Cabe recordar que en 2001 el otro señor feudal de San Luis, Adolfo Rodríguez Saa, denunció el convenio para que la Gendarmería Nacional actuara en la provincia y los efectivos y puestos de la fuerza tuvieron que retirarse y desmantelar sus unidades del territorio puntano[11].

Cuánta razón tuvo el humorista Luis Landriscina cuando propuso evaluar a los diputados y senadores en la mesa de Mirtha Legrand en 2017:

Un tipo que quiere ser diputado o senador tiene que saber por lo menos antecedentes de cómo se hizo la patria. Entonces le dije el otro día a mi amigo Felipe Solá (67): «Se me ocurrió algo, poner un curso para que el que quiera ser diputado o senador. Un curso de seis meses de historia, de rigor histórico, con cuatro o seis profesores de la universidad que tomen examen».

Necesitamos tipos que estén involucrados con el sentimiento de la patria, no con el sentimiento del partido. Hay gente que va (al Congreso) a pelear cosas para que se prestigie el partido. A mí me importa el país. Y si va para que estemos mejor tiene que olvidarse a qué partido pertenece. Los que somos de a pie, como se dice comúnmente, nos molesta mucho cuando hablan de política. Sentimos como que estamos en el país para pagar impuestos. [12]

De la mesa participó el incombustible Sergio Massa, quien respondió: «La orquesta suena mal», a lo que Landriscina le retrucó: «Eso pasa en el Congreso, a mi manera de ver. ¿Saben por qué? Porque algunos no saben música»[13].

De tal manera que al desconocimiento de los políticos al que me referí al comienzo de este artículo podemos agregar la música, como dijo metafóricamente Landriscina.

La situación de la Argentina es de una gravedad extrema y disponemos de poco tiempo para revertir la situación. En este contexto la dirigencia de Juntos por el Cambio agudiza su interna encarnizada y cada candidato sólo mira cómo incrementar su poder para enfrentar y vencer al otro mientras la Patria se diluye ante nuestros ojos.

Con esta clase dirigente no necesitamos enemigos externos. Ellos por sí solos son un ejército de ocupación que destruye las instituciones, como han destruido a las Fuerzas Armadas, a las Fuerzas de Seguridad, a la Justicia, así como a la educación y a la salud, de la que en otra época los argentinos estábamos orgullosos.

No me cabe duda que desde afuera los dejan «trabajar», o les acercan alguna fundación o alguna ONG con alguna idea genial, como hicieron con la propuesta de creación del Área Marina Protegida Bentónica «Agujero Azul» que presentó la diputada Graciela Camaño.

En 2023 volveremos a optar por el mal menor entre Drácula, Frankenstein o el Hombre Lobo.

Mezquindad e ignorancia son los atributos de nuestra dirigencia política.

Ninguno parece tener la creatividad —al menos en un sentido positivo— de Clara Ritter. Por eso, a diferencia del chocolate alemán, el slogan para un político argentino sería „Quadratisch. Praktisch. Schlecht“ («Cuadrado. Práctico. Malo»).

Es urgente para la Argentina desterrar del escenario político a los que han hecho de la política un negocio para vivir y reemplazarlos por una nueva dirigencia, figuras nuevas, personas maduras y jóvenes, pero por sobre todo idóneos, creativos y con amor a la Patria.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] „Warum ist die Ritter Sport quadratisch?‟ Michael Heitkötter. Ideen, Strategien, Umsetzung, https://www.michaelheitkoetter.de/warum-ist-ritter-sport-quadratisch/ [consulta: 07/06/2023].

[2] «Estos son mis principios». El Periódico de Aragón, 10/03/2018, https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2018/03/10/son-principios-46809323.html, [consulta: 10/10/2019].

[3] «AMCHAM Summit. Bullrich dijo cuál será su política exterior, qué requisitos debe tener su vice y cuántos ministerios eliminará». El Economista, 09/05/2023,  https://eleconomista.com.ar/politica/bullrich-dijo-sera-su-politica-exterior-requisitos-debe-tener-su-vice-cuantos-ministerios-eliminara-n62259, [consulta: 10/05/2023].

[4] Giancarlo Elia Valori. «El concepto de occidentalización». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 17/03/2023, https://saeeg.org/index.php/2023/03/17/el-concepto-de-occidentalizacion/ .

[5] Marcelo Javier de los Reyes. «2023: Escenarios regionales, escenario global. Repersuciones de los mismos en Argentina.». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 30/03/2023, https://saeeg.org/index.php/2023/03/30/2023-escenarios-regionales-escenario-global-repersuciones-de-los-mismos-en-argentina/.

[6] Marcelo Javier de los Reyes. «A doscientos años de la toma de posesión de las-Malvinas por las Provincias-Unidas. Ayer-y hoy». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG,  04/04/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/04/04/doscientos-anos-de-la-toma-de-posesion-de-las-malvinas-por-las-provincias-unidas-ayer-hoy/.

[7] Marcelo Javier de los Reyes. «Atlántico Sur: un nuevo aniversario de la usurpación británica  y el envío de un guardacostas estadounidense». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG, 03/01/2021, https://saeeg.org/index.php/2021/01/03/atlantico-sur-un-nuevo-aniversario-de-la-usurpacion-britanica-y-el-envio-de-un-guardacostas-estadounidense/ .

[8] Martín Prieto. «Alfonsín teme una posible libanización de Argentina». El País (España), 25/04/1984, https://elpais.com/diario/1984/04/26/internacional/451778406_850215.html, [consulta: 12/04/2000].

[9] «Alfredo Cornejo advirtió: “Mendoza puede ser un país independiente”». Infobae, 30/06/2020, https://www.infobae.com/politica/2020/06/30/alfredo-cornejo-advirtio-mendoza-puede-ser-un-pais-independiente/, [02/07/2020].

[10] «¿San Luis se independiza? La curiosa propuesta de Alberto Rodríguez Saá». La Nación, 05/11/2016, https://www.lanacion.com.ar/politica/san-luis-se-independiza-la-curiosa-propuesta-de-alberto-rodriguez-saa-nid1953721/, [02/07/2020].

[11] «Por enojo del gobierno, Gendarmería nacional ya no actuará en provincia». Ámbito, 09/04/2001, https://www.ambito.com/portada-principal/por-enojo-del-gobierno-gendarmeria-nacional-ya-no-actuara-provincia-n3115696, [06/06/2016].

[12] «La propuesta de Luis Landriscina para evaluar a los diputados y senadores». Infobae, 31/07/2017, https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2017/07/30/la-propuesta-de-luis-landriscina-para-evaluar-a-los-diputados-y-senadores/, [consulta: 02/07/2020].

[13] Ídem.

 

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