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PRESENTACIÓN DEL ANUARIO DEL CEID 2023

Los Equipos del CEID y de la SAEEG

Quienes integramos el Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID) y la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEGG) tenemos el agrado de presentar el Anuario del CEID 2023, el que contó con la contribución de diecinueve autores de Argentina, Bolivia, Cuba, España, Jordania, Perú y Venezuela.

El Anuario del CEID 2023, ahora bajo la dirección de la Dra. Isabel Stanganelli ―quien también tiene bajo su comando al CEID― aborda algunos de los tantos y tan importantes temas que acapararon la atención internacional durante 2023. Los artículos abarcan diversas cuestiones que se encuentran en sus diferentes secciones geográficas y temáticas.

Como lo ha expresado la Dra. Stanganelli, «intentamos aportar con este Anuario elementos de análisis y reflexión con el objetivo de colaborar en el intercambio de ideas y, en lo posible, de propuestas».

El Anuario del CEID 2023, como siempre se destaca en su tapa, constituye «un análisis del mundo desde el sur», una visión que procura favorecer la comprensión de un escenario mundial profundamente complejo.

Expresamos nuestro enorme agradecimiento a los prestigiosos investigadores que nos acompañaron en esta versión de 2023:

Salam Al Rabadi (Jordania, España), C. María Elena Álvarez Acosta (Cuba), Francisco Carranza Romero (Perú), Miguel Ángel Cúneo (Argentina – España), Sunamis Fabelo Concepción (Cuba), Daniel González Palau (España), Ruvislei González Sáez (Cuba), Yoslán Silverio González (Cuba), Alberto Hutschenreuter (Argentina), Roberto Mansilla Blanco (Venezuela – España), Elio Perera Pena (Cuba), Octavia Quiroga Mendizabal (Bolivia), Marcelo Javier de los Reyes (Argentina), Xulio Ríos (España), Lía Rodríguez de la Vega (Argentina), Gleydis Sanamé Chávez (Cuba), Claudia Sánchez Savín (Cuba), Juan José Santander (Argentina – España) e Isabel Stanganelli (Argentina – España).

Finalmente, deseamos informar que el Anuario del CEID 2023 puede ser descargado gratuitamente  desde la página https://saeeg.org/wp-content/uploads/2024/05/CEID-ANUARIO-2023.pdf.

Agradecemos su difusión.

ZORZAL ANDINO: YUKRIS.

Francisco Carranza Romero*

El zorzal andino de color marrón negruzco (Turdus chiguanco, Turdus serranus) tiene muchos nombres en quechua: yukris, yukis, yukyuk, chiwanku. Los tres primeros hacen referencia a la buena calidad de su siringe que produce canto sonoro y variado según las circunstancias; la cuarta es la referencia a su color. Avisa el amanecer y el anochecer, la lluvia, la presencia extraña que puede ser peligro (zorro, puma, serpiente, gente extraña). Su sustento alimenticio consiste, principalmente, en gusanos y frutos ácido-dulces como la zarzamora, arrayán, porocso o poroporo (curuba en Colombia). Mientras come va defecando. En la parte trasera tiene buba (wanti); por eso, se desecha la parte bubosa al aprovechar su carne.

Este pájaro está presente en muchos relatos andinos; aquí está un relato mítico.

1. Zorzal, autor del mundo al revés

(El relato extenso aparece en Carranza 2000, p. 12-14).

En tiempo remoto dios convocó al zorzal, le entregó una olla tapada para que inmediatamente la arrojara al río. El presumido zorzal, apenas recibió la olla, se dirigió al río; pero, estando ya en la orilla, quiso conocer el contenido. Apenas destapó la olla salieron toda laya de parásitos y pestes. Asustado arrojó la olla vacía al río.

Volviendo ante la presencia de la divinidad informó que había arrojado la olla al río. Pero, en ese momento, comenzó a sentir las picaduras de los piojos. Avergonzado, comenzó a rascarse y a despiojarse. La divinidad azotó al zorzal mentiroso en el trasero. Desde entonces este pájaro tiene la llaga bubosa. Es el azote divino.

La divinidad, viendo al avergonzado zorzal, se compadeció; lo reconvocó y dijo: Yendo a la cima de aquella colina avisa a la humanidad: El hombre comerá sólo una vez en tres días. Sus dientes serán como la dura piedra; no se podrirán como el grano de maíz.

El venado comerá al hombre; por eso, el hombre andará con honda y garrote.

El zorzal, al sentirse muy importante, no escuchó con atención el mensaje de dios. Y esto fue lo que avisó: El hombre comerá tres veces en un solo día. Sus dientes no serán como la dura piedra; se podrirán como como el grano de maíz.

El hombre andará con honda y garrote; matará al venado y lo comerá.

Dios le dijo al mal mensajero: Desde hoy darás bien los mensajes a la humanidad. Ojalá que así aprendas.

Desde entonces el zorzal, cuando ve al zorro, puma, serpiente y cachaco, pataleando encima de árbol grande, avisa: ¡yucyuc!, ¡yucyuc! 

Mana alli ruraq yukris

Wiñay punchaw qapaqqa yukrista qayarqan, huk tsapashqa mankata makyarqan mayuman sas hitarinanpaq. Aypa tukushqa yukrisqa, mankata chaskiskir, mayuman aywarqan; mayu kuchunchawnaqa, ima mankachaw kanqanta musyayta munaskirqan. Mankata kichchanqan patsa tukuy usakuna, qishyaykuna yarquyarqan. Mantsakashqa, haaku mankata mayuman hitarirqan.

Qapaqpa ñawpanman chaykurnin, mankata mayuman hitanqanta willakurqan. Tsay patsa, usakuna kaninqanta maakurirqan. Pinqakushqa achpipakuyta, usapakuyta qallarqan. Qapaqqa llulla yukrista sikinchaw astarqan. Tsay punpitam kay pishquqa wanti siki. Qapaqpa astayninmi.

Qapaqqa, pinqakushqa yukrista rikar, llakiparqan; huk kuti qayaykur nirqan: Taqay hirkaman aywaykur runakunata willakuy: Runam kimsa punchaw huk kutilla mikunqa. Kirunkuna chukru ruminaw kayanqa; haranawtsu ismuyanqa.

Lluytsum runata mikunqa; tsaymi runaqa, warakanwan, wirunanwan purikunqa.

Yukrisqa, aypa tukushqa, qapaqpa shiminta alli wiyachakurqantsu. Kaynaw willakurqan:

Runam huk punchawlla kimsa kuti mikunqa. Kirunkuna chukru ruminawtsu kayanqa; haranaw ismuyanqa.

Runam warakanwan, wirunanwan purinqa; lluytsuta wañutsinqa, mikunqa.

Qapaqqa, mana alli willakuqta, nirqan: Kananpita runakunata alli willakunki. Itsapis tsaynaw yachakunki.

Tsaypunpita yukrisqa, atuqta, pumata, amaruta, kachakuta rikarnin, hatun hacha hananchaw patataykachar willakun: ¡yukyuk!, ¡yukyuk!

2. Comentario

2.1. La atención es necesaria. Cuando alguien aconseja, ordena o hace una petición hay que poner atención para hacerla bien.

2.2. El mundo al revés. El zorzal, por no haber estado atento a las órdenes de la divinidad in illo tempore, o por una inocente curiosidad, es el causante del caos en el mundo andino. En otras culturas es la mujer: Pandora, por curiosidad abrió la jarra que contenía los males. Eva, por curiosidad, comió la manzana prohibida.

2.3. Informador de los peligros. Si en el pasado arcano el zorzal no cumplió bien las órdenes divinas; ahora es un informador puntual del tiempo (como reloj y termómetro) y de la presencia de visitantes peligrosos como el puma, zorro, serpiente y cachaco (gente con arma y uniforme). Así cumple su castigo.

2.4. Símbolo del falso juramento. Cuando revolotea y trina con exageración, es como si repitiera el juramento: ¡Por Dios! ¡Por Dios! de las autoridades y políticos mendaces que prometen cielo y tierra para agradar a los oyentes. Un verso de una canción ancashina alude al amante mentiroso:

Tamya killa yukrisnawmi, ¡Purdius! ¡Purdius!, nimarqayki

Como zorzal del mes de lluvia, ¡Por Dios! ¡Por Dios!, me dijiste.

 

* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.

 

Referencia

Carranza Romero, Francisco. Madre Tierra, Padre Sol. Perú, Trujillo: Edit. Computer Age, 2000.

LA VEJEZ ENTRE LA COMPRENSIÓN E INCOMPRENSIÓN

Francisco Carranza Romero*

Imagen: cottonbro studio en Pexels.

«Niños y ancianos son seres que no pueden sobrevivir sin la ayuda familiar».

Se atribuye a Sidarta Gautama (Siddhartha Gautama o Sakyamuni, el último Buda, siglo V antes de Cristo) este pensamiento: «El ser humano tiene cuatro sufrimientos: nacimiento, enfermedad, vejez y muerte. Todos, sin excepción, cumplimos los procesos de nacer, enfermarnos y morir; pero muchos, desgraciadamente, mueren antes de llegar a la vejez».

Bendita vejez

Juzgando con otra óptica, la vida no es sólo una continuidad de sufrimientos. Cada cumpleaños lo celebramos con alegría. Después de 50 años, cada década es motivo de fiesta y reunión familiar. Y el aniversario de los 100 años es un gran acontecimiento porque es el encuentro hasta de cinco generaciones.

La senectud es la resistencia y superación a enfermedades y problemas. En muchas familias los abuelos conviven con los nietos compartiendo la vida, aunque sea en un espacio reducido e incómodo. La convivencia con los menores también da vida. Es la demostración de que la familia está unida y en pleno diálogo de las generaciones. Los longevos que viven con sabiduría y práctica de las virtudes tienen momentos de alegría por los éxitos de los menores porque los consideran sus proyecciones. Así se merecen el respeto.

Por suerte, hay países donde hay atención preferencial a los adultos mayores. Los programas de atención a los ancianos es una buena ayuda. Así, la longevidad es bendición.

En Corea del Sur, fuera de las casas de retiro, en cada barrio hay un local para los adultos mayores donde ellos se reúnen, conversan, juegan, leen periódicos, ven la televisión y programan fiestas y paseos. Ahora oigamos el canto del poeta coreano Jeong Cheol (1536-1594), «Cantos didácticos para el pueblo»:

Anciano, deme sus bultos de cabeza y espalda. 

Como soy joven, para mí, ni las piedras pesan.

Es triste envejecer y todavía cargar bultos.

(Kim Cheon-taek, canto 54, p. 55)

Triste vejez

Sin embargo, algunos menores evaden la responsabilidad de cuidar a sus padres y abuelos cuando éstos tienen achaques de enfermedades al quedar solos por la viudez, y ya no pueden ayudarles en el cuidado de la casa y los nietos ni aportan económicamente. Prefieren recluirlos en «casas de retiro». Así la alegría de longa vida se convierte en tristeza y soledad interna.

Ahora relato una experiencia que viví en 2017 (texto completo en mi blog: Francisco Carranza Romero, universo quechua, la longevidad es bendición, pero también problema). Antes de viajar a la ciudad de Seúl (Corea), mi esposa y yo buscamos por internet un hospedaje. Una propaganda mostraba Jarden in Palace, un local con muchas comodidades: habitación con cocina y refrigeradora; gimnasio, sauna, comedor, juegos de mesa y cerca de una biblioteca. Hicimos la reservación. En la cálida noche lluviosa del mes de julio llegamos cansados al alojamiento después de muchas horas de vuelo y una hora y media por tierra desde el aeropuerto. Esa noche descansamos sacando sólo lo necesario de las maletas.

Al día siguiente, a las 6.30 am, al bajar a la sauna vimos a ancianos de rostros inexpresivos sentados ante la puerta del comedor aun viendo la hora de atención: 7.20 am. Nuestros saludos con palabras y venias, para nuestra sorpresa, no tuvieron respuesta. Sospechamos que nos habíamos alojado en una residencia de ancianos que, como es negocio lucrativo para laicos y religiosos, se presenta con nombres encantadores: silver town, casa de retiro, casa de reposo, casa de paz… Es el local a donde los hijos muy modernos y ocupados llevan a sus padres cuando ellos necesitan más ayuda y comprensión por sus limitaciones físicas y mentales. «Los mayores están mejor con los de su edad, no están abandonados», justificación de los hijos que se liberan de sus padres considerados como cargas. Pagando la mensualidad creen que están cumpliendo su deber de hijos. Estos ancianos, aun con comida y habitación, habían sido excluidos por sus familiares.

El domingo aparecieron los hijos y nietos con carros de marcas y modelos caros para sacar al anciano o anciana por unas horas para luego devolverlos. Otros ancianos seguían mirando hacia el exterior sin localizar un familiar o conocido. Después de la vana espera, cada uno sacaría su conclusión: «Estoy abandonado y olvidado». Con suspiros largos y profundos se marchaban a sus cuartos con o sin bastón arrastrando los pies, silenciosos y cabizbajos. «No hay dolor más grande que la soledad», verso de un canto andino.

«Qué lección a los menores. Los años pasarán; estos nietos también enviarán a sus padres a los depósitos de ancianos», comentamos contrariados y decididos a salir del lugar.

Recordamos la tradición coreana koryochang de la época de Koryo (918 – 1392): Cuando uno de los progenitores llegaba a la vejez con degradación física y mental y en estado de viudez, el hijo lo llevaba a la montaña o isla lejanas donde lo dejaba con la ración de comida para unos días. Luego se marchaba sin tornar la mirada atrás. El abandonado se quedaba mirando la espalda del hijo que se alejaba hasta perderse de su vista. Era la forma de acabar la vida en aquellos tiempos y lugares. Después del tiempo calculado de sobrevivencia del solitario abandonado, el hijo volvía a recoger y envolver el cadáver para cargarlo en la espalda y entrar al pueblo llorando a gritos como expresión de su amor filial.

En la cultura asiática el cuervo es el símbolo de la piedad filial. Cuando sus padres envejecen, les lleva la comida. Un buen ejemplo frente a tantos pajarracos vanidosos y egoístas que se olvidan de sus padres ancianos y hasta los botan del nido para dejarlos a sus suertes.

Otro canto coreano de autor anónimo:

Jóvenes, no os burléis de los viejos canosos.

Bajo el justo cielo, ¿creéis que siempre estaréis jóvenes?

Parece ayer nuestra alegría de la juventud.

(Kim Cheon-taek, canto 354, p. 142)

Comentario final

Lo que se siembra, se cosecha. Murunqantsikta pallantsik (en quechua). Proverbio universal de los agricultores. La gente de negocios dice algo similar: Tal como se invierte, se gana.

Los que invierten bien en los menores, gozan la ancianidad. Porque los hijos educados con los principios y la práctica del amor filial y gratitud tratan bien a sus padres ancianos. Pero, quienes viven sólo mirando los logros materiales, que no se quejen de los menores por el mal trato en la ancianidad. Ya el peruano Manuel González Prada había lanzado su proclama de joven imprudente: «Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra».

El desarrollo económico y tecnológico da muchas comodidades; pero éstas no significan la verdadera felicidad ni la madurez espiritual mientras haya niños recluidos en los orfanatos y ancianos depositados en los ancianatos. Niños y ancianos son seres que no pueden sobrevivir sin la ayuda familiar.

Y todos debemos prepararnos para asumir la vejez con dignidad, dando buenos ejemplos, sin repetir la cantaleta de que el tiempo pasado fue mejor. Wamram yashqakunata rikar, wiyar yachakun. Yashqam qipa kaqkunata rikar, wiyar yachakun (El niño aprende viendo y oyendo a los mayores. El adulto aprende viendo y oyendo a los menores). Así también llegaremos preparados y serenos a la última evaluación: la muerte.

 

* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.

 

Referencia

Kim Cheon-taek. Antología del canto coreano Sijo. Madrid: Verbum, 2021, (traducción de Hyesun Ko, Francisco Carranza Romero).

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