El día 6 de mayo el IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, presidido por el Mag. Daniel González Palau ―también investigador de la SAEEG―, presentó en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela el IGADIAnnual Report 2023/2024 bajo el título «Elecciones y guerras perfilando la multipolaridad». El anuario presenta las Claves de 2023 y las Perspectivas para 2024, acompañado de 10 análisis por áreas geográficas y transversales que abordan la nueva naturaleza y formas de la multipolaridad en curso, proceso que el IGADI Annual Report retrata en sus ediciones anuales desde 2008.
La versión 2023-2024 de este Anuario cuenta con la participación de 12 investigadores y analistas del IGADI que, desde Galicia, Estados Unidos, México o Argentina, ponen la lupa sobre los principales acontecimientos globales de 2023, que están configurando los acontecimientos en este 2024. El IGADI Annual Report 2023/2024 o IAR ―como suele abreviarse su nombre― concluye la identificación de los Personajes del año 2023: Prigozhin, Jennifer Hermoso, Elon Musk, Binyamin Netanyahu y Javier Milei.
Como miembro del IGADI, el director ejecutivo de la SAEEG, Dr. Marcelo Javier de los Reyes, quien participó del Anuario con el artículo titulado África reoriéntase ante os cambios globais (publicado en gallego), fue invitado a enviar un video para la presentación, el cual puede verse en YouTube, en el canal de Encuentro de Patriotas.
A mediados de septiembre, los medios de Galicia y de Argentina difundieron que el Presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, llevará a cabo una visita a la Argentina y Uruguay entre los días 13 y 17 de octubre.
Se trata de un viaje oficial cuyo objetivo es reforzar los lazos con la colectividad gallega y estrechar las relaciones con ambos países. Llama la atención que ambos países constituyan del destino de su primer viaje oficial, más allá que Argentina sea uno de los principales destinos elegidos por la diáspora gallega.
Alfonso Rueda ha sido el Vicepresidente de la Xunta como sucesor de Alberto Núñez Feijóo —Presidente entre 2009 y 2022—, quien asumió en abril la presidencia del Partido Popular (PP) y debió establecerse en Madrid. El nuevo titular de la Xunta, quien asumió el cargo el 12 de mayo, es un gran conocedor de la acción exterior de Galicia, ya que tuvo a su cargo esa función y la cooperación internacional entre sus competencias directas mientras ejerció la vicepresidencia. Debe destacarse, del mismo modo, que es un apasionado del Camino Xacobeo, del Camino de Santiago, el cual lo ha transitado docenas de veces en bicicleta, deporte del cual es un apasionado. De hecho, esta visita oficial tiene por propósito promocionar a Galicia y al Camino de Santiago.
Alfonso Rueda Valenzuela nació en Pontevedra en 1968 y su primer cargo público fue el de secretario municipal en A Cañiza, a la vez que era concejal del Partido Popular.
Es el sexto presidente autonómico de Galicia, cargo al que llegó con el apoyo de la mayoría absoluta del PP y si bien manifestó que continuará con la política delineada por Núñez Feijóo se preocupó por aclarar que no se tratará de «continuismo».
La agenda de su visita a la Argentina y a Uruguay incluye reuniones con representantes diplomáticos españoles y con altas autoridades de ambos países. Como un anticipo de este viaje ha mantenido videoconferencias con algunos funcionarios, como por ejemplo con el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta, a quien ha invitado a visitar Galicia antes de que finalice este Año Santo Xacobeo.
Rueda tomará contacto con las numerosas instituciones de la colectividad gallega de Argentina «ya que este será un asunto prioritario en la primera visita de Rueda a los dos territorios».
La gran cantidad de gallegos que llegaron a la Argentina se estima que ronda el 17% de la inmigración europea, de ahí que de manera afectiva —y no despectiva como suele creerse— se les ha denominado a los españoles genéricamente como «gallegos». Aproximadamente 1.110.000 gallegos arribaron a la Argentina entre 1857 y 1960, por lo que se la denomina la «quinta provincia gallega». El escritor gallego Manuel Rivas estima ese número en 1.180.000 y la considera «una de las mayores diásporas de la humanidad»[1]. En la entrevista de referencia cuenta lo que llevó a que muchos gallegos vinieran a la Argentina y el desgarro que significó para las familias, hermanos y familiares que jamás volvieron a encontrarse.
Haré aquí una digresión. En mi caso, que también soy español, tres de mis abuelos han venido de España, pero ninguno de ellos de Galicia, sino de Castilla León (Soria), de Asturias (Soto de Caso) y de Cádiz. Mis abuelos maternos contrajeron matrimonio en Uruguay, con lo cual la visita del Presidente de la Xunta visitará los dos países a los que mis antecesores en el camino de la vida se vincularon a partir de su exilio. No obstante, en mi niñez tuve la oportunidad de tener varios compañeros de escuela cuyos padres eran gallegos.
El aporte gallego a la Argentina ha sido de gran consideración, pues han fundado numerosas asociaciones, tanto culturales, como educativas —por ejemplo el Instituto Argentino Gallego Santiago Apóstol de Buenos Aires—, como así también en el marco del sistema de salud, en el que cabe mencionar el Centro Gallego, cuyo origen se remonta a 1907 para darle contención a la colectividad gallega y bien pronto comenzó a brindar una atención médica básica hasta que en 1917 se estableció en el edificio en el que actualmente funciona el reconocido hospital privado «Centro Gallego».
Tan relevante ha sido la inmigración gallega que hace unos años atrás Aerolíneas Argentinas tenía vuelos directos a Santiago de Compostela además del destino a Madrid.
Sin embargo, no todas son flores en la relación actual entre Galicia y Argentina y esto debido al conflicto que nuestro país tiene en el Atlántico Sur con motivo de la usurpación de nuestro territorio por parte del Reino Unido, más precisamente nuestras islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. En nuestra página web de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales(SAEEG), el Dr. César Augusto Lerena ha publicado numerosos artículos sobre la soberanía argentina en ese espacio geográfico que abarcan incluso la cuestión de la pesca con críticas a España y en especial a las flotas pesqueras gallegas. La razón no es que la Argentina no desee las inversiones españolas sino que, en particular, la flota gallega pesca con las licencias que el gobierno ilegal británico le otorga sin beneficios para nuestro país[2]. En 2019 estimaba que de los 500 barcos que operan el Atlántico Sur, unos 250 fueron construidos en astilleros gallegos[3].
No es necesario leer los medios argentinos para informarse sobre esta cuestión. Los medios de Galicia también lo reflejan, como puede leerse por ejemplo en La Voz de Galicia, en un artículo que se refiere a la flota de buques de altura de Vigo y Marín que zarparon este año hacia las islas Malvinas para iniciar la temporada de pesca del calamar:
En el caso de las Malvinas, trabajan más de 900 tripulantes directamente, cada uno de los cuales genera entre cuatro y cinco puestos de trabajo en tierra. Cada barco puede llevar entre 45 y 65 personas a bordo, dependiendo del tamaño.[4]
En el artículo se menciona que en 2021 tuvo lugar «la segunda mejor temporada de la historia con unas capturas del calamar de Malvinas de 95.620 toneladas, solo superadas por las 98.409 del año 1995» y que se esperan similares resultados para el presente año. Asimismo menciona que la flota gallega cuenta con la tranquilidad del acuerdo con el gobierno ilegal de las islas, pues está vigente hasta el año 2030.
En 2021, en la primera campaña a las Malvinas, se descargaron en los puertos de Galicia 58.000 toneladas de calamar patagónico[5].
Sería positivo que el Presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, tome nota de esta situación porque las empresas gallegas no solo convalidan la presencia británica que usurpa territorio argentino —a pesar del Brexit— sino que también implica la extracción de recursos argentinos sin, al menos, generar puestos de trabajo en astilleros o empresas procesadoras del producto que extraen sus buques.
Esto no sería tan grave si no fuera porque, además, Galicia está avalando que sus empresas firmen acuerdos con los mismos que usurpan Gibraltar.
Quizás haya que repensar más seriamente que los países hispanoamericanos y España deban, necesariamente, estrechar sus relaciones al punto de organizar una «mancomunidad de naciones» a imitación de lo que ha hecho el Reino Unido, pero ecuánime, de modo tal que pueda establecerse un nuevo modelo de desarrollo de beneficio mutuo.
Esto podría ser incorporado a la agenda de temas entre Galicia y Argentina, las que podrían constituirse en las promotoras de una nueva asociación estratégica en un mundo en el que conviven el globalismo y la fragmentación y así trabajar para que se haga realidad lo que tanto proclamamos: «Gibraltar español, Esequibo venezolano y Malvinas argentinas».
* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.
Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.
Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).
Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.
Según la Real Academia Galega, la «intelixencia» es «la capacidad de conocer, comprender y de formarse ideas» y acompaña la palabra de un ejemplo en la versión digital de su diccionario: «La inteligencia se considera una facultad exclusiva del ser humano». Desde los inicios de la psicología como ciencia en el siglo XX y especialmente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la discusión en torno a las formas y profundidad de la inteligencia ha sido muy fructífera, popularizándose entre el gran público términos como inteligencias múltiples o inteligencia emocional, complementarias a las tradicionales inteligencia matemática o relacional.
En ese contexto y ambiente que definió el método científico en las ciencias sociales occidentales es cuando se atribuye la paternidad del concepto, Inteligencia Estratégica, a Sherman Kent, analista estadounidense entre los años 40 y 60. Desde la Oficina de Servicios Estratégicos, núcleo de la formación de la CIA, Sherman Kent construyó los cimientos y las ideas fuertes que impregnarían el desarrollo de los actuales servicios de inteligencia estadounidenses, de gran ascendencia en todo el mundo. Así lo definió en el manual fundacional de la disciplina, «Inteligencia Estratégica para una Política Mundial Americana» (1949) «La inteligencia, tal y como la describo, es el conocimiento que nuestros hombres, civiles y militares, que ocupan altos cargos, deben poseer para salvaguardar el bienestar nacional».
Para tener una visión histórica y panorámica de la relación entre los servicios de inteligencia y las relaciones internacionales, tuve la suerte de contar con el libro «Inteligencia y Relaciones Internacionales: un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones» de Marcelo Javier de los Reyes (Editorial Almatuz, 2019, Buenos Aires), Director de la Sociedad Argentina de Estudios Globales y profesor de Inteligencia Estratégica en la Universidad Nacional de la Plata y hasta su retiro de la Escuela Superior del Ejército Argentino. Además, Marcelo, entre muchas otras cosas, es investigador asociado del IGADI desde principios de siglo, lo que nos honra mucho.
El libro, que puede considerarse un manual sobre el tema, parte primero de la identificación concreta de conceptos a veces polisémicos y contradictorios, según quién o desde qué latitud del planeta los enuncia, delimitando ideas fuerza como Política Exterior, Régimen Internacional, Diplomacia o Sociedad Internacional. Tras el esclarecimiento inicial de estas piezas, el autor inicia un recorrido por la historia que muestra los vínculos entre la inteligencia y las relaciones internacionales desde antes de la Edad Media hasta la institucionalización de la Inteligencia Estratégica como disciplina básica de formación en todas las escuelas diplomáticas y militares del planeta. Así se va acercando a los antecedentes, a los primeros servicios secretos en forma de palomas mensajeras, engaños y salvoconductos imperiales de agentes secretos con licencia para matar…
Ya con la llegada del periodo de entreguerras y de la 2ª Guerra Mundial, el autor esboza los sentidos y formas de los servicios de inteligencia actuales. A partir de esas fotografías en blanco y negro, Marcelo nos lleva por episodios clave de la propia guerra contra los nazis, la posterior Guerra Fría y la actual modernidad líquida y la emergencia del mundo multipolar. Desde la encriptación de mensajes por la legendaria máquina Enigma, hasta la vigilancia planetaria de Echelon, desde la primera alianza UKUSA hasta los Cinco Ojos de hoy, así como todo lo que China ha aprendido de todos estos procesos a la hora de gestionar la vigilancia actual de su población.
El libro concluye finalmente con un capítulo centrado en la toma de decisiones desde la Inteligencia Estratégica, en un mundo en revolución tecnológica, donde en este caso, la inteligencia artificial, abre un nuevo mundo, pero en el que explicar, analizar y predecir seguirán siendo verbos necesarios en el marco de cooperación y conflicto entre los Estados del mundo en el siglo XXI.
Para el IGADI, disponer de una Inteligencia Estratégica en la acción exterior de Galicia es fundamental para una prosperidad que será muy disputada en las próximas décadas. De la mano de la sociedad, las instituciones y las empresas, se está construyendo esa inteligencia gallega global, que prioriza la cooperación y el conflicto desde nuestros atributos en la sociedad internacional: posición geoestratégica en el Atlántico, diáspora, lengua, cultura… Tenemos una herramienta más en el libro de Marcelo, ¡felicidades!
* Director del IGADI (Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional), Pontevedra, España.