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EN RESPUESTA A LAS MENTIRAS DE DOBRY Y ALCONADA MON

Jorge López Parravicini*

El 22 de abril (2023) La Nación publicó un artículo de Hugo Alconada Mon titulado “Fuego amigo, oficiales torturaban a soldados judíos en plena guerra”. Como la indignación y la ira son malos consejeros para la comunicación me tomé tres días para contestar ese insulto sin caer en la tentación de retribuirlo. Ese día escribí un brevísimo comentario en el espacio que el diario ofrece junto al artículo. Fueron escritos 800 comentarios; es decir que el tema no es menor. Es sabido que el título de un artículo periodístico es lo que quedará como esencia en el consciente y subconsciente de quien lo lee. Con ese título, lo que queda en la cabeza del lector es ese contundente mazazo, más que acusador: condenador. Lo que me queda como concepto es que los oficiales (no algunos) torturaban a soldados judíos (o sea, por el solo hecho de ser judíos). Uno se pregunta ¿será que los oficiales tenían órdenes de torturar judíos? ¿será que por ser judío un soldado, un joven de 20 años, era objeto de tortura? ¿cuál sería el propósito de eso, llenar el tiempo por no tener otra cosa que hacer?.

Enseguida Alconada se apoya en una fuente, que investiga y escribe libros, Hernán Dobry, para co-afirmar que “altos mandos del Ejército descargaron su antisemitismo sobre combatientes de la comunidad judía”. Esto es muy grosero, grotesco, extravagante. Altos mandos de un ejército son sus generales. En un teatro de operaciones donde hubo cuatro generales, sería como para decir “los generales A, B, C y D impartieron tales y cuales órdenes y directivas para identificar soldados judíos y aplicarles tortura”. Y si de ese alto nivel vinieron las órdenes, todos los oficiales presentes en las islas tuvieron que cumplirlas. Hasta ahí esa afirmación es ridícula, como consecuencia de que es perversa. Dobry no presume que los generales eran antisemitas, sino que da por demostrado y comprobado que lo eran, yendo directamente a afirmar que “descargaron su antisemitismo” sobre los jóvenes de la comunidad. Ahí su afirmación es también ridícula, por prejuiciosa y perversa.

Luego Alconada y Dobry dialogan calmamente, como cuando Heidi preguntaba “abuelito dime tú”. El curioso ingenuo que pregunta y el erudito que sabe. Dobry investiga, escribe, se posiciona del lado de la comunidad judía, todo bien, pero en realidad sus afirmaciones están contaminadas por la ideología, el prejuicio, el afán de ser novedoso en la defensa de la comunidad, a cuyas organizaciones (DAIA, AMIA, Hebraica) deja en off side por ser él el paladín de la causa.

Luego se afirma que por el testimonio de 39 veteranos, 13 sufrieron agresiones antisemitas y 4 fueron estaqueados. Pienso en eso. Yo no viví la experiencia de estar en el teatro de operaciones, la cual implica una situación muy particular y extrema; pero serví 42 años en el Ejército. Tuve allí compañeros de estudios judíos, amigos entrañables. Conocí solo un caso de lo que hoy llamamos bullying, o sea hostigamiento, incomodación, acoso, a un compañero judío en nuestra adolescencia, mi mayor amigo, en cuya casa y con cuya familia tuve la honra de estar. Ese bullying no provenía de la institución, sino de los compañeros, de su ignorancia y estupidez de adolescentes, de sus hogares y ambientes tóxicos. Nunca vi, presencié ni oí en el Ejército actos de antisemitismo contra una persona judía. Podría haber una conversación de tipo crítica para con conductas de la comunidad judía, pero solo en la intimidad de personas individualmente, nunca en forma institucional ni en forma de agresión ni perturbación a persona judía alguna. Y sí vi y compartí admiración por las Fuerzas de Defensa israelíes, por su eficiencia, profesionalismo, patriotismo y espíritu de sacrificio para con esa su patria en alto riesgo. Viví también un alto grado de religiosidad cristiana en el Ejército, porque la convicción religiosa es una fortaleza del espíritu para afrontar los padecimientos de situaciones extremas de sufrimiento y angustia, como lo demostró el caso del entonces Mayor Larrabure, secuestrado por el ERP en democracia y torturado en un pozo durante 372 días seguidos hasta su muerte. La religiosidad de ese soldado le permitió, además de sobrellevar la tortura con dignidad extrema, perdonar a sus asesinos y escribir a su mujer y sus hijos “no odien a nadie, respondan la bofetada poniendo la otra mejilla”, lo cual es una enseñanza de Cristo, disculpen la obviedad pero quien no es cristiano no tiene por qué saberlo. Excepto los países con tiranías comunistas y antirreligiosas, muchas naciones inculcan en sus soldados la fe religiosa para afrontar las miserias de la guerra. Entonces el presumido antisemitismo que Dobry le endilga al Ejército es falso. En Argentina hay antisemitismo. También hay anticatolicismo, antiislamismo, antiamericanismo, antianglicismo, anticapitalismo, anticomunismo, antisocialismo, antiperonismo, antirradicalismo, antimilitarismo, anti todo. Hay anti conductor del auto que circula cerca del propio y que hizo una maniobra que a uno no le gustó, al cual se le descerrajan los insultos más abyectos que se puedan encontrar, sin importar si está su familia presente, si es un anciano, una mujer, una joven inexperta. Esa y así es la sociedad argentina, no el Ejército.

En cuanto a la tortura en un teatro de guerra, el tema es tan antiguo como la guerra, y de una especificidad tal que si va a ser tratado, no puede serlo con superficialidad mediática, con parámetros ajenos a ese fenómeno trágico que es la guerra. En principio hay que distinguir entre la guerra y el combate. La guerra, para los guerreros (distinto que para los políticos, para los comerciantes,  los proveedores de materiales,  los científicos,  los periodistas, historiadores, etc, etc) es decir para los que están en un teatro de operaciones para hacer operaciones de guerra, es una situación  de alto sacrificio, sufrimiento y angustia. El combate es ya un acto salvaje, de extremo sacrificio, sufrimiento y angustia. El sacrificio y el sufrimiento constituyen una tortura. El frío, el hambre, el cansancio, el pozo con barro helado, la mugre, el bombardeo constante, el dolor físico, el miedo, la nostalgia, todo eso 24 horas por día, la suma de los días incrementando esa suma se sufrimiento, todo es tortura. En esa circunstancia es posible y esperable que alguna persona llegue a su límite de resistencia. En ese momento siente que no es justo que él esté ahí. No quiere estar más ahí, no quiere colaborar más con sus camaradas de infortunio. Entonces se insubordina, deja de obedecer lo que le es mandado: acarrear munición, limpiar la posición, apostarse como centinela, patrullar el sector, y no solo que no obedece, sino que enfrenta al superior que lo manda. Esa situación es crítica. Ahí todo el mundo está cansado, todo el mundo está padeciendo lo mismo pero se aguanta. O el superior lo somete a obediencia o permite la defección. Si esto último ocurre, pueden considerarse todos muertos. El superior tiene que decidir y está obligado a someterlo a obediencia, que es, por otra parte, lo que todos los demás necesitan y quieren. Para someter una voluntad quebrada en esa situación no hay muchos recursos eficaces. La contención, la consolación, el liderazgo por el ejemplo, la convicción en la causa justa, etc., todo eso ya fue hecho. El soporte de sus compañeros más fuertes, ya fue hecho. El psicólogo profesional no llega a las posiciones. Ya hicieron de psicólogos los hermanos que ahí están padeciendo juntos. Hay que inventar algo que le dé al desleal más miedo o más sufrimiento que lo que lo hace desertar. Los reglamentos militares no contemplan solución para eso. Pero el jefe inmediato tiene que solucionarlo urgentemente, tanto como todos los que están allí juntos entre la vida y la muerte. Situación llamada “frente al enemigo”. El jefe inmediato tiene que resolver en el acto. Muy difícilmente tendrá oportunidad de consultar a un superior. Quien tiene la responsabilidad será normalmente un oficial, de bajo rango, máximo un capitán. Y frente al enemigo se terminaron los debates. Deberá aplicar una solución que no está en los reglamentos. Ejercerá alguna forma de punición física al desleal para quebrar su voluntad de abandono del conjunto; lo hará seguramente con la aprobación del conjunto, pero bajo su única y entera responsabilidad.

Y luego el oficial afrontará las consecuencias de sus actos. Para ello enfrentará los tribunales que la Nación disponga. Pero esos tribunales deberán ser conformados por personas idóneas en la materia a tratar, que es el fenómeno de la guerra y las conductas de las personas que la sufrieron, y personas probas, honestas, íntegras, desideologizadas, en lo posible que no odien visceralmente al Ejército.

Todo esto está estudiado y conocido en el mundo. Precisamente la película extranjera que ganó el premio Oscar versión 2023, titulada Sin novedad en el frente, trata de estas realidades, en una guerra que terminó hace 105 años, en un ámbito con similitudes con la guerra de Malvinas, donde se muestra con exceso de detalles, muchas de las cosas que se sabe que son factibles de ocurrir en ese escenario de guerra. Hace unos pocos años circuló otra, parecida, llamada, 1917.

Cuando Alconada le pregunta a Dobry cómo explica las agresiones y los estaqueados, Dobry responde “Se explica dentro de un contexto. Estábamos en dictadura, tiempos en que la tortura en un centro clandestino de detención era moneda corriente y muchos represores fueron a combatir a Malvinas…” y otras redondeces más. Mucha hipocresía y audacia en esa respuesta. Parece que aquellas órdenes de los “altos mandos” pasaban a través de cientos de oficiales prevenientes de centros clandestinos de detención para torturar a cuatro soldados por el hecho de ser judíos. Grotesca cuenta que no da. Y le agrega imprecisiones y generalidades burdas.

Yo hago mención que cuando la recuperación de las islas ocurrió, en abril de 1982, lo que sí había ocurrido era la matanza de oficiales del Ejército a manos de los asesinos terroristas integrantes de Montoneros y el ERP, para los que percibo la simpatía de Dobry y consecuentemente de Alconada. Y fue una matanza no solo en combate, durante los ataques a los cuarteles del Ejército y la zona de combate del Teatro de Operaciones en Tucumán decretado por el gobierno nacional, sino que asesinaban a oficiales en la vía pública. Y quiero dejar una distinción bien clara:

Un oficial (o cualquier jerarquía) del Ejército, de guardia en su cuartel, o en operaciones, con su uniforme y sus armas, es un combatiente. Pero esa misma persona, fuera de sus funciones específicas militares, andando por la calle, en el colectivo, en el subte, en el mercado, solo o acompañado (con su familia por ejemplo), no es un combatiente; es un habitante común, en ejercicio de sus derechos civiles, que los tiene (aunque para algunos pueda no parecer), y ser asesinado como lo fueron muchos, por miembros de ejércitos guerrilleros con apoyo de estados extranjeros, es un crimen, no es un acto de rebeldía civil. En esos asesinatos caían no solo oficiales, sino también miembros de sus familias y otras personas civiles por estar cerca. Y hablo de los oficiales del Ejército porque son el objeto del artículo, pero ya se sabe que matar, la guerrilla mató de todo: miembros de las fuerzas armadas, fuerzas de seguridad, policías, políticos, sindicalistas, diplomáticos, comerciantes, trabajadores de cualquier ramo, hombres, mujeres, ancianos y niños.

Luego el curioso Alconada afirma los “datos alarmantes sobre vejámenes y abusos y torturas entre los veteranos”. Hace como que lo pregunta, pero lo afirma.

Yo digo, Dobry tiene su idea política, su visión de la vida. Investiga, escribe, vive eso. Tiene derecho. A la falta a la verdad también tiene derecho. Habrá en todo caso que exponer en el otro sentido. Alconada no me sorprende más. No entiendo sus móviles, pero no me sorprende. Ya fue dicho por otros, quiere manchar indiscriminadamente —no digo: a muchos— digo a todos, a todos los que pueda, para erigirse en el valiente dedo acusador en las Grandes Causas de lo humano. Me parece hasta infantil, como los chicos que juegan a superhéroe.

Por mi parte me pregunto: ¿tengo yo que sospechar de todos los oficiales del Ejército que sirvieron en Malvinas? ¿Inclusive de los que murieron y de los que quedaron con secuelas? Por honestidad, tengo que formulármelo, ya que la acusación es esa. Mi respuesta es que no da esto para sospechar sobre la conducta de los oficiales.

Por el contrario, esos oficiales, como los suboficiales y los soldados, fallecidos en o a consecuencia de la guerra o veteranos y sus familias, merecen profundo respeto, consideración y agradecimiento, por lo que les tocó dar de sí. Y creo, como muchos integrantes de las fuerzas, que más méritos tuvieron los soldados conscriptos, porque la guerra no era parte de su vocación ni de su elección de vida, y porque su juventud e inferior preparación los hacía más vulnerables a los rigores de la situación. Y en particular los soldados judíos, quienes a la hora en que las unidades rezaban en las islas, diariamente, para pedir protección a Dios y a la Virgen, no estaban en el medio en el que fueron criados por sus familias. Presumo que igual estaban allí en el oratorio, junto a sus hermanos de aquella hora.

Alconada: de todos ellos, usted es indigno de atarles el cordón de un zapato. Yo también, pero lo reconozco.

 

* Oficial Superior del Ejército Argentino.

MALVINAS. 41 AÑOS DE ENTREGA.

César Augusto Lerena*

Pasaron 40 años de la recuperación de Malvinas y ni siquiera se animaron a recordar en 2022 que después de 189 años, la Argentina recuperó la dignidad y, quienes vaciaron de contenido a la gesta, le quitaron a los caídos y a los combatientes la razón de su esfuerzo y heroico papel. Mientras los británicos festejan en el Reino Unido y Malvinas la rendición argentina del 14 de junio —que supone una recuperación argentina previa—, los sucesivos gobiernos desmalvinizan hasta la fecha e incumplen con la disposición primera de la Constitución Nacional de 1994 que reza: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional … constituyendo un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

“Hay mucho por hacer, porque no se ha hecho casi nada” (César Lerena, “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega”, 2 de abril 2022).

Los aciertos han sido escasos y los errores (¿?) una constante de la diplomacia argentina hasta nuestros días. En estos últimos años no se deshizo el Memorando de Entendimiento de 1968 (la entelequia de conversar sobre soberanía, pero teniendo en cuenta los intereses y deseos de los isleños); ponderar (entre otros, Marcelo Kohen y Guillermo Carmona) la etapa del gobierno de facto de Lanusse (1970/73) donde se les proveyó todo tipo de servicios y bienes a los isleños sin nada a cambio (gas, correo, teléfonos, pista de aterrizaje, aviones, estudios, salud, etc.); un proyecto inglés que le permitió al Reino Unido ganar tiempo y evitar inversiones en las islas.

Es de suponer que la Cancillería Argentina ya había tomado conocimiento del informe de la misión de lord Shackleton (se vendía en las islas en 1976 a 8 libras el ejemplar, cuando se cumplían 143 años de la ocupación de Malvinas); pero, no parece haberse enterado hasta el día de hoy que se han cumplido 190 años de la ocupación británica; porque toda su acción-inacción fue absolutamente desfavorable para el interés argentino, en sintonía con este informe que no se tomó en cuenta a la hora de firmarse leyes, acuerdos, convenios y declaraciones. Entre otras cosas dice este documento: «Se estima que las islas están rodeadas de un mar en el que podrían ubicarse los mayores recursos mundiales aún inexplotados de proteínas… (Respecto) a la pesca en alta mar, el informe sostiene que gran parte de los cotos de pesca en el Atlántico sudoccidental se hallan dentro de un radio de 200 millas en torno a las islas… El informe exhorta al Gobierno británico a proponer una convención internacional para el control de pesquerías en el océano Austral… El petróleo, según el experto Richard Johnson y su equipo supuso la existencia de oro negro en el mar. Para llevarse un programa importante de desarrollo de la economía de las islas, especialmente en lo relacionado con los recursos marinos, debería buscarse la cooperación e incluso la participación argentina… Resulta evidente para cualquiera que visite el archipiélago que la población es británica y mantiene firme su deseo de seguir siendo británica. El tema de la soberanía es condicionante del informe y en cierto modo carece de realismo examinar posibilidades económicas divorciadas en gran medida de las consideraciones políticas. Debido a ello y al elevado costo de producción, de no lograrse la cooperación argentina existe escasa probabilidad de una respuesta comercial a la emisión unilateral de licencias por parte del gobierno británico. Añade el documento que una nueva ordenanza minera debería transferir todos los derechos mineros a la Corona británica. La legislación debería ser elaborada con pleno conocimiento de la política argentina de explotación petrolera. El informe aborda cuestiones no menos importantes como el transporte, aconseja los vuelos directos a las islas Malvinas y una estrecha cooperación con la Argentina… Las conclusiones del informe se anudan de esta manera a la opción única mantenida hasta la fecha por Inglaterra: discusión respecto a las posibilidades de cooperación y mantenimiento sin concesiones del compromiso británico con los isleños de que «no habrá transferencia de soberanía contra sus deseos» (José E. Greño Velazco). Nada más parecido a la cooperación unilateral propiciada por todos los gobiernos argentinos, a sabiendas que el Reino Unido no llevará adelante ninguna discusión sobre soberanía que vaya contra los deseos de los isleños, aunque sepamos que sea una excusa imperfecta del Foreign Office, para seguir en el Atlántico Sur.  

El gobierno de facto en 1982 en lugar de recibir con honores a quienes pelearon por defender el territorio nacional y homenajear con gloria a nuestros muertos y heridos, los escondió; mientras, muchos argentinos no supieron distinguir entre una decisión de los altos mandos militares y el más noble cumplimiento del deber en procura de defender la soberanía, según lo prescribe el art. 21º de la Constitución Nacional. Comienza la desmalvinización y con ella la entrega sostenida y creciente del territorio marino nacional, sus recursos naturales y la consolidación del cometido británico y el fortalecimiento económico y territorial de los invasores. Desde este año y, en especial desde la firma de los Acuerdos de Madrid en 1989, se profundiza la presencia de buques extranjeros iniciada por el gobierno ilegal de Malvinas y se acrecienta la internacionalización del mar argentino con la presencia de buques pesqueros españoles, chinos, taiwaneses, coreanos, etc. En 1983 se instala un proceso de desculturalización y desinformación que presenta la guerra de Malvinas como vergonzante, enajenando a los argentinos el sentido de pertenencia del archipiélago e ignorando el rol cumplido por los combatientes en la guerra contra el Reino Unido en el Atlántico Sur y facilitando el inicio de una serie de procesos ruinosos.

En 1984 se firma el Tratado con Chile, donde Argentina cede territorio insular y marítimo en el Atlántico Sur. Este Tratado beneficia a los intereses chilenos y un control de éstos del acceso al canal de Beagle. Un año después, el Reino Unido inaugura un aeropuerto en Malvinas que facilitará las operaciones militares desde las islas.

En 1986, con el pretexto de los acuerdos pesqueros firmados por el canciller Caputo con la URSS, el gobernador ilegal en Malvinas crea la «Zona Provisional de Conservación y Administración de Pesquerías» (FICZ) de 150 millas, en la cual se prohíbe el ingreso de buques argentinos. Se crea ese mismo año la «Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur» (ZPCAS) a iniciativa de Brasil, aprobada por la Resolución de la ONU 41/11 del 27/10/1986, sin que los gobiernos argentinos le presten atención a esta importante herramienta destinada a evitar la intromisión en el Atlántico Sur de países extraños (el Reino Unido) y limitar el armamento en el área.

En 1987 en la ONU se reúnen el canciller Caputo y el Subsecretario Robert Gelbard de Estados Unidos. El Canciller propicia “la fórmula del paraguas de soberanía”, que no era otra cosa que aceptar la formula inglesa que ya Argentina había rechazado en 1981: congelar las cuestiones de soberanía y cooperar en forma conjunta en el desarrollo de Malvinas (Ver informe lord Shackleton de 1976). El Reino Unido avanzó de los 11.410 km2 (Malvinas) que ocupaba en 1982 a los 1.639.900 de km2 del territorio marino e insular que ocupa hoy.

En 1988 en Ginebra, el embajador Lucio García del Solar acuerda con el Embajador británico en la ONU Crispín Tickell, omitir toda referencia a los temas de pesca. Este tema le pareció al gobierno argentino y, a los siguientes, una cuestión menor (lo mismo que hoy); pero, como ya lo manifestamos (César Lerena “Malvinas. Biografía de la Entrega, 2009) fue, y es un tema central. Ello lo ratificaría el director ilegal de Pesca de Malvinas, John Barton en 2012: «sin la Pesca los malvinenses no podrían haber subsistido» (sic).

En 1989/90, en Madrid, se efectúan las Declaraciones Conjuntas (Acuerdos de Madrid) confirmando la «fórmula del paraguas»; la entrega de la pesca al Reino Unido y las restricciones militares británicas que consolidan su ocupación y economía en el Atlántico Sur. El Reino Unido modifica el statu quo de 1982, pese a la Resolución 31/49 de la ONU. Acuerdos que, pese a los distintos signos políticos de los gobiernos, siguen vigentes hasta hoy.

En 1991 el canciller Cavallo con la intervención de Susana Ruiz Cerutti (hoy miembro del Consejo de Malvinas) promueve la sanción de la Ley 23.968 «de líneas de base» y deroga de hecho la ley 17.094, reduciendo nuestro mar territorial, aunque no hubiésemos ratificado a esa fecha la Convención de las Naciones Unidas sobre el Mar. El Acuerdo de Madrid se consolida con esta Ley, debilitando los derechos de las provincias patagónicas, en el especial de Tierra del Fuego, cuyas islas, serán insustentables al reducir a 12, las millas el mar territorial.

En 1992 se aprueba el Convenio con el Reino Unido, para la Promoción y la Protección de sus Inversiones y por la Ley 24.184 se estableció la cláusula más favorable con relación a terceros Estados. Un año después el Reino Unido amplía su ocupación hasta 200 millas alrededor de las Georgias y Sándwich del Sur, implicando mayor ocupación marina, control meridional del Atlántico y la relación con la Antártida. Parece joda.  

En 1994 el gobierno argentino establece el charteo y veda del calamar que les garantiza a los isleños la llegada a Malvinas de este vital recurso. Por su parte, el Reino Unido establece un área “GAP” al noroeste de las islas y dentro de la ZEE Continental de unos 1.400 Km2 para proteger sus capturas de calamar, sin que se produzca ninguna reacción argentina. El mismo año la Argentina firma un Acuerdo Pesquero con la Unión Europea y poco después el Reino Unido establece una ZEE de 200 millas alrededor de Malvinas que ratifica la prohibición de pescar a los buques nacionales en esa área y facilita la concesión de licencias a los británicos. El Acuerdo con Europa nunca alcanzó el área de Malvinas e, inclusive, en el caso del calamar, se le asignó para no molestar a los británicos, la captura de una subpoblación de esta especie que no migra al archipiélago. También en este año se aprueba la nueva Constitución de la Nación Argentina, que en su Disposición Transitoria Primera establece que: «La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, constituyendo un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino», lo que demuestra la vocación de todos los sectores políticos de persistir en la recuperación de este territorio nacional; pero que, en los hechos, no se llevan adelante políticas en sintonía con este mandato popular.

En 1995 Argentina y el Reino Unido acuerdan la investigación conjunta de los recursos pesqueros y los ingleses se hacen de una información vital para otorgar licencias ilegales a buques. Este mismo año por Ley 24.543, Argentina ratifica la CONVEMAR que entre otros efectos adversos a los Estados ribereños no legisla sobre la captura en alta mar de los recursos migratorios originarios de la ZEE. Un año después, en Londres, el secretario de Relaciones Exteriores Andrés Cisneros firma el acuerdo que además de normalizar las relaciones con el Reino Unido, no refiere a la soberanía de las islas, la ocupación territorial o la explotación de nuestros recursos.

En 1998 se firma el “Convenio de Cooperación Militar” con el Reino Unido, que lejos de reducir la presencia militar británica en el mar argentino, estos trasladan a Malvinas el Comando Sur de la isla Ascensión, instalando la mayor base de la OTAN en el Atlántico Sur. Este mismo año se sanciona la Ley de pesca 24.922 que, pese a transcurrir 25 años de su dictado nunca sancionó a los buques que realizan pesca ilegal en Malvinas.

En 1999, en Madrid, el secretario Cisneros acuerda con el Reino Unido combatir a los “buques sin licencias británicas” en una cooperación inadmisible en favor de la economía de los isleños en Malvinas y, un año después, el Congreso dicta la Ley 25.290 que aprueba el llamado Acuerdo de Nueva York que pone en manos de los Estados de Bandera con mayoría en las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) el control de las especies migratorias, apropiándole a los Estados ribereños (Argentina) a través de la pesca ilegal de más 11.000 millones de dólares anuales y abriéndole las puertas al Reino Unido para intervenir en el Atlántico Sur. De no ser por un puñado de opositores en el Congreso esta lamentable ley se hubiese ratificado.

En 2005 se aprueba el Tratado de Lisboa con el voto de los ciudadanos de España e Italia (¿y el voto de los argentinos de doble nacionalidad?) que incluyó como Territorios británicos a Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y la Antártida. Se suspenden este año las investigaciones pesqueras conjuntas.

En 2007 el gobierno otorgó la explotación petrolera hasta el año 2043 del yacimiento “Cerro Dragón” a Pan American Energy, en gran parte de British Petroleum. Se ignoran también hasta la fecha los vínculos empresarios e intereses de corporaciones mineras, petroleras y financieras con las empresas que explotan el petróleo en Malvinas, entre otras: la Barrick Gold, Minera Bajo La Alumbrera y Cerro Vanguardia, copropietarios de las petroleras Desire Petroleum, Rockhopper Exploration, FOGL y Southern & Borders Petroleum en abierta violación a la ley 26.659 (Ley Solanas). A ellas se suman capitales especulativos como la banca Barclays, accionista de estas petroleras y contratada por el gobierno para negociar el canje de deuda.

En 2008 se dicta la Ley 26.386 por la que se impide a las empresas pesqueras que operan en Malvinas obtener o mantener habilitaciones para pescar en el Atlántico Sur. Ello no impidió a algunas empresas violar esta ley sin ser sancionadas y todo parece indicar que si la empresa española de capitales americanos IBERCONSA se quedase con el control de NUEVA PESCANOVA operaría en aguas continentales argentinas y en Malvinas, hecho que violaría la citada ley. En el mismo año se inicia la “localización” de los argentinos caídos en Malvinas en el Cementerio de Darwin en violación a la Convención de Ginebra (Guillermo Rossi, Mar del Plata, 20/03/2023) y en 2013 la Argentina y el Comité Internacional de la Cruz Roja suscriben un acuerdo al respecto.

En 2010 se inician las exploraciones petroleras británicas en Malvinas y en 2015 se anuncia el hallazgo de petróleo en el pozo Isobel Deep en la Cuenca Norte a unos 200 kms del archipiélago. Por Decreto Nº 256/2010 se obliga a los buques que van a Malvinas a solicitar permiso; medida que apoyan los países de Suramérica (Declaración de CELAC); pese a lo cual, se verifican más de 700 buques extranjeros que pescan ilegalmente en Malvinas y/o alta mar que se reparan, arman y transbordan en Puertos Uruguayos.

En 2011 el gobierno británico crea —sin consulta a Argentina— un “Santuario ecológico” de 1,07 millón de km2 que incluye Georgias y Sándwich del Sur. Los ambientalistas parecen ignorar que este territorio es argentino y siguen reclamándole a la Argentina el aumento de Áreas Marítimas Protegidas en sus aguas. Un año después se conforma una Comisión para conocimiento público (Informe Rattenbach) relativo al desempeño de las Fuerzas Armadas durante la Guerra de Malvinas.

En 2013 se realiza en las islas un Referéndum ilegal sobre “si los británicos que viven en Malvinas desean conservar su estatus político” cuyo resultado fue positivo en un 99,83%, ratificando de esta forma que los habitantes no son autónomos ni buscan la independencia, sino seguir considerándose británicos. En 2018, el residente suizo Marcelo Kohen, quien luego integra el Consejo de Malvinas coordinado por Guillermo Carmona, les propone a los isleños continuar con el régimen vigente de inmigración y un referéndum para que elijan si desean acompañar su plan o seguir siendo británicos que, de haber ocurrido —seguramente— repetiría lo sucedido en 2013.

En 2016 la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) aprueba el informe argentino iniciado en 1997 con la creación de la COPLA (Ley 24.815) que en 2016/17 recomienda la aprobación de 351.633 km2 de plataforma extendida sobre el total reivindicado de 1.782.000 km2, por entender que 1.430.367 km2 se encuentran en disputa con el Reino Unido, contrario a lo que indicaba la Resolución 31/49 de las Naciones Unidas.

Este mismo año, la canciller Susana Malcorra acuerda el llamado Pacto de Foradori-Duncan, ratificatorio de los Acuerdos de Madrid, donde se declara: «adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas» manteniendo viva la “fórmula del paraguas”. Un ruinoso acuerdo para la Argentina que en 2023 el Canciller Cafiero cancela sin derogar los Acuerdos de Madrid, dejando activos —a nuestro entender— sus efectos, por cuanto, le propone con varios puntos al Reino Unido reiniciar negociaciones por la soberanía de Malvinas, manifestando que «nuestro país ha buscado colaborar en asuntos concretos como vuelos, actividad científica en la Antártida o conservación y preservación de recursos pesqueros», es decir, la cooperación unilateral que nos hemos referido; se «aborden los temas de interés mutuo, que contengan como mínimo…» trabajar en conjunto para identificar áreas nuevas de colaboración:

1) «Reanudar las negociaciones sobre la soberanía». En este estado un hecho improbable, que debería empezar por desechar los Acuerdos de Madrid, en especial la cláusula 2 del Acuerdo del 19/10/89.

2) «La conectividad aérea y marítima de las Islas Malvinas… y los espacios marítimos circundantes con el territorio continental». Cuestión que continúa vigente, ya que no se exige que los vuelos deberían hacerse con Aerolíneas Argentinas y al continente; resultando intolerable y una cesión de soberanía los vuelos a otros países.

3) «Garantizar los intereses y el modo de vida de los habitantes de las Islas de forma tal que favorezcan el desarrollo de vínculos culturales, económicos, sanitarios, educativos y otros entre las Islas Malvinas y el territorio continental argentino». Se tratan —todas— de cuestiones incluidas en el informe Shackleton; en las políticas seguidas por Lanusse y en el “caído” Pacto; y la nota argentina, tampoco indica al cambio del sistema de inmigración; la radicación; inversión, etc. de los argentinos en las Malvinas.

4) «Medidas que permitan ajustar el aprovechamiento, la conservación y preservación de los recursos naturales en el área bajo disputa de soberanía». Este punto conserva todo lo previsto en el Pacto sobre pesca, resultando inadmisible que la Cancillería refiera al “aprovechamiento, la conservación y preservación de los recursos naturales” argentinos que, coincidiendo con los Acuerdos de Madrid y según las estadísticas británicas los buques extranjeros pescan en Malvinas unas 250 mil toneladas anuales, sin que los sucesivos gobiernos argentinos a la fecha hayan sancionado a un solo buque, pese a la vigencia de las leyes 24.922, 26.386 y 27.564.

5) «La desmilitarización de las áreas bajo disputa de soberanía», omite la exigencia del retiro de la ocupación y explotación de los 1.639.900 Km2 que ocupa en forma prepotente el Reino Unido.

Y destaca la nota del Canciller Cafiero, suponemos elaborada por su Secretario de Malvinas:  «la voluntad de dar continuidad a la relación bilateral en todas las áreas en las que se han registrado avances y en las que se hayan planteado cursos de acción en los que no hayan surgido divergencias», es decir, dejando de lado, las principales cuestiones de ocupación territorial y explotación de los recursos pesqueros e hidrocarburíferos por parte del Reino Unido en el Atlántico Sur, entre otras, donde hay divergencias, vaciando de contenido la “cancelación” del Pacto. Y en este sentido, la denostada ex Presidente Isabel Perón, tuvo más coraje que todos los presidentes de esta democracia: ante la decisión del Reino Unido de suspender las negociaciones y enviar la misión Shackleton, el 13/01/1976 solicitó el retiro del embajador británico en Buenos Aires y ordenó el cañoneo de la nave que navegaba sin autorización por el mar territorial argentino, entre otras acciones contra el usurpador. Hoy sería llevar adelante políticas activas que están ausentes.

En 2016 por aplicación de la Ley 26.386 y luego de ocho años, el gobierno argentino multa con 10 millones de pesos a la empresa EMDEPES de Chile subsidiaria de la japonesa Nippon Suisan Kaisha (Nissui) con licencia ilegal del Reino Unido en Malvinas, por la denuncia del director de PESANTAR Juan Benegas. Sin embargo, a la fecha, el gobierno ignora las leyes vigentes y no aplica sanciones a los buques que pescan en Malvinas. Este mismo año, la canciller Malcorra, manifiesta que “las Islas Malvinas no son más el tema principal en la relación entre Buenos Aires y Londres”, dejando de lado, de hecho, lo prescripto en la Constitución Nacional.

 

«…la denostada ex Presidente Isabel Perón, tuvo más coraje que todos los presidentes de esta democracia: ante la decisión del Reino Unido de suspender las negociaciones y enviar la misión Shackleton, el 13/01/1976 solicitó el retiro del embajador británico en Buenos Aires y ordenó el cañoneo de la nave que navegaba sin autorización por el mar territorial argentino, entre otras acciones contra el usurpador».

 

En 2018 se firman Acuerdos pesqueros con China y Rusia durante la Cumbre del G20; países que pescan ilegalmente a distancia. Un año después se aprueba a LATAM para hacer vuelos semanales a San Pablo y una vez por mes a Córdoba, lo que implica, facilitar a los isleños el comercio con Brasil y el mundo, a través de San Pablo, a la par de contribuir con la logística y el transporte de personas y bienes. El mismo año se licita a favor de empresas británicas 18 áreas offshore de explotación petrolera a las empresas Shell, BP Exploration Operating Company Limited, Tullow Oil, Equinor y otras, sin tener en cuenta las prohibiciones de la Ley 26.659. También este año, mediante el DNU 145 se faculta «al propietario o armador de un buque con permiso de pesca a constituir un derecho real de garantía respecto de sus obligaciones de dar sumas de dinero, sobre el permiso de pesca del cual sea titular, y/o la autorización y/o la cuota individual de captura, que dicho permiso detente», por lo cual los empresarios pesqueros podrían utilizar como garantía, los permisos y cuotas de pesca, pese a que lo recursos pesqueros, habilitados son de propiedad exclusiva del Estado y, el empresario, es un mero concesionario.

En 2019 se adquieren 4 patrulleros oceánicos multipropósitos (OPV) a Francia entregados entre 2020 a 2022. Hay posiciones controvertidas por estas compras ya que, por un lado, hay opiniones autorizadas que entienden que podrían haberse construido en la Argentina a similar valor, generando empleo argentino, reactivando la industria naval nacional y evitando la salida de divisas del país y, por el otro, hay quienes opinan que no son los buques adecuados por sus capacidades técnicas, su escasa velocidad y armamento disponible.

En 2020 se crea la Secretaría de Malvinas y el Consejo Nacional de Malvinas (Ley 27.558), éste último, insólitamente, sin la integración del Ministerio de Defensa y compuesto por varios miembros que fueron autores intelectuales de la firma de acuerdos que congelaron la soberanía nacional; seguramente el motivo, que no se haya llevado adelante ninguna acción trascendente destinada a dar cumplimiento a lo previsto en la Constitución Nacional. No hay políticas activas “no lineales diría el Gral. Paleo” y las acciones se limitan a las conocidas actuaciones diplomáticas argentinas desde 1965 a la fecha, de intentar inconducentemente el diálogo con Londres, cooperar unilateralmente y buscar apoyos retóricos que, como hemos visto, han resultado absolutamente inocuos para los británicos. El último ejemplo es el reciente comunicado de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de los jefes de Estado y de Gobierno que no se corresponde con el apoyo logístico que Brasil, Chile y Uruguay le dan a Malvinas. Ese mismo año el canciller Solá suspende las Investigaciones Pesqueras conjuntas con el Reino Unido en el Atlántico Sur. La Ley 27.564 sancionada este año, aumenta las sanciones a la pesca ilegal pero no se aplicó nunca a los buques que pescan en Malvinas. Se concreta la salida del Brexit por parte del Reino Unido, pero los españoles obtienen una prórroga para la captura de calamar, el que seguirá ingresando desde Malvinas a la Unión Europea sin aranceles, en tanto se procese en Europa, frente a la ineficacia de la cancillería argentina.

En 2021 se anuncian sanciones a las petroleras Chrysaor Holdings Ld y Harbour Energy Plc con sede en Londres, y Navitas Petroleum LP con sede en Israel, asociadas a compañías que operan en Malvinas sin contar con la autorización de Argentina. No parece que puedan tener resultados positivos a juzgar por las acciones de 2015. El gobierno, habilita a Equinor a operar frente a Mar del Plata, rebajándole a la mitad las regalías para la explotación por el término de 20 años. Todo ello en violación a la Ley Solanas (26.659). En el marco de la cooperación unilateral el secretario Carmona, ofrece al Reino Unido “vuelos humanitarios” que los isleños rechazan.

Las únicas acciones importantes son los anuncios del Ministerio de Defensa, tales como la construcción de un buque polar para la Armada en el Astillero TANDANOR; la construcción del helidrón naval en el INVAP para control del Atlántico Sur; el fortalecimiento del Comando Conjunto Marítimo para control de espacios marítimos y fluviales; la construcción del Polo Logístico Militar Antártico Argentino en la actual Base Naval de Ushuaia que incluye el relanzamiento de la Base Petrel como puerta de entrada a la Antártida para competir con las bases británicas en Malvinas y de Punta Arenas en Chile. Ya en 2023 este Ministerio afectaría tres aviones de fabricación nacional al control del área austral.   

En 2022 queda de manifiesto la extranjerización del Atlántico Sur y la apropiación de los recursos migratorios originarios de la ZEE y la extranjerización de la industria radicada en el continente argentino que «del total de dólares de las exportaciones pesqueras declaradas en 2022 (uno de los valores más bajos del quinquenio, fueron 434.000 toneladas por valor de 1.800 millones de US$) procedentes de la captura en su ZEE, un 70% está en manos de 20 grupos empresarios y un 30% de las 174 empresas exportadoras restantes. De esos 20 grupos el 70% son sociedades de capitales extranjeros y un 30% de empresas nacionales y de esas empresas extranjeras el 70% son empresas de capitales chinos y españoles» (César Lerena “Los estados chino, español y británico se hacen de la pesca argentina”, 20/03/2023). No hay políticas en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, en la Secretaría de Malvinas o en el Consejo Nacional de Malvinas para administrar el Atlántico Suroccidental y recuperar pacíficamente Malvinas. En este mismo año el gobierno argentino postula fallidamente al abogado Marcelo Kohen, un residente en Suiza y docente de un ignoto Instituto de Ginebra (posicionado 1.913 entre los Institutos del mundo) y que, como indicamos, presentó en 2018 en las islas y en el CARI un proyecto que daba a los isleños un referéndum en Malvinas. En este escenario de invasión sostenida y creciente el embajador argentino en Londres, Javier Figueroa, manifiesta a los británicos que “el Reino Unido y Argentina han disfrutado de una relación diplomática desde 1823” y trata de “muchachos” a los héroes de Malvinas, olvidando: la invasión de 1833; la guerra de 1982; la apropiación de territorios insulares y marinos y la explotación de recursos pesqueros e hidrocarburíferos, preanunciando una política de seducción que —con honrosas excepciones— la Cancillería Argentina lleva hasta nuestros días. En contraste con ello, el Reino Unido instala un sistema antimisilístico en Malvinas modernizando el sistema militar la defensa terrestre.

El 2023 la Secretaría de Malvinas y el Consejo Nacional de Malvinas se limita a realizar viajes, actos protocolares, charlas y homenajes a los caídos y Veteranos de Guerra.   

Alfonso Hernández-Catá nos decía: «La guerra no empieza nunca en la primera batalla ni acaba con la última» y yo modestamente reitero que “a Cancha Rayada le llegó su Maipú” como también le llegará a Malvinas, si nuestra política deja de ser: declamar, reclamar y cooperar unilateralmente y los funcionarios en lugar de temblar y asegurarse el salario, caminan con coraje e inteligencia hacia la soberanía plena de nuestro territorio continental, insular y marítimo.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

 

UN ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE LAS CAPACIDADES DE LAS FFAA DURANTE LA GUERRA DE MALVINAS Y LA ACTUALIDAD

Mariano Ramella*

El presente análisis comparativo entre las capacidades de las FFAA durante la Guerra de Malvinas y la actualidad, fue realizado por el autor mediante la información obrante en la prensa especializada y en la prensa general.

I. Armada de la República Argentina

1. Aviación Naval

1.1. Escuadrillas aeronavales de caza y ataque

Primera escuadrilla aeronaval de caza y ataque

En 1982, durante la guerra de Malvinas, estaba conformada por 10 aviones Aermachi de entrenamiento avanzado y ataque ligero. Durante la guerra operaron desde las islas. Sufrieron algunos derribos y el 14 de junio algunos de sus aviones fueron capturados por los británicos; hoy lucen como trofeo de guerra en museos del Reino Unido.

Los pocos aviones sobrevivientes de esta escuadrilla prestaron servicio unos pocos años más y fueron dados de baja por falta de repuestos. La Armada nunca pudo conseguir un reemplazo de este sistema de armas por falta de presupuesto y de esta manera la Primera Escuadrilla de Caza y Ataque fue dada de baja definitivamente.

Segunda escuadrilla aeronaval de caza y ataque

En 1982 estaba compuesta por 5 aviones Super Etendart de un total de 14 que habían sido comprados a Francia. Los 9 restantes llegaron una vez terminado el conflicto. Este sistema de armas produjo el hundimiento del destructor tipo 42 HMS Sheffield y del buque portacontenedores Atlantic Conveyor; que se encontraba repleto de helicópteros, aviones Harrier, municiones, pertrechos y víveres. Además, atacó y produjo averías al portaviones HMS invincible en un ataque conjunto con la Fuerza aérea Argentina, que utilizó 4 aviones A4 C Skyhawk, 2 de los cuales fueron derribados.

Durante el gobierno del presidente Macri se compraron 5 aviones más del tipo Super Etendart Modernise, pero nunca fueron utilizados hasta la actualidad debido a que llegaron con los cartuchos de los asientos eyectores vencidos y como son de origen británico hasta el día de hoy no se consiguieron nuevos.

De los Super Etendart anteriores ninguno se encuentra operativo en la actualidad; por lo que la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque aeronaval sigue existiendo hasta la actualidad, pero sin aviones en servicio.

Tercera escuadrilla aeronaval de caza y ataque:

En 1982 estaba compuesta por 8 aviones A4Q Skyhawk, que operaban desde el portaviones ARA 25 de Mayo. Más avanzado el conflicto pasaron a operar desde tierra. Sufrieron varios derribos, pero también hundieron y dañaron a varios buques de la Royal Navy.

Algunos años después de la guerra fueron dados de baja y nunca fueron reemplazados, por lo cual la Armada decidió cerrar también la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque.

En resumen, de las tres escuadrillas aeronavales de caza y ataque hoy solo sobrevive la segunda, pero sin un solo avión operativo al día de la fecha.

1.2. Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina

En el año 1982 contaba con 6 aviones Grumman S-2T Turbotracker. Cumplieron muchas misiones de escolta y protección contra posibles ataques de submarinos al portaviones ARA 25 de Mayo. Lo hicieron en gran forma, no permitiendo que ningún submarino británico pudiera acercarse.

En los años ‘90, cuatro de estos aviones fueron re-motorizados y se les introdujeron varias modernizaciones a la electrónica y aviónica de los aparatos. De esta forma prestaron servicio muchos años más, hasta que el último Tracker realizó su último vuelo en 2021. Al momento de escribirse este informe, volvió a quedar en servicio un Turbotracker aunque con capacidad de exploración y no antisubmarina.

1.3. Escuadrilla Aeronaval de Exploración

En 1982 contaba con 2 aviones SP 2 H Neptune. Prestaron un gran servicio en la búsqueda de náufragos del hundimiento del crucero ARA General Belgrano. También fueron ellos quienes localizaron al destructor HMS Sheffield para que pudiera ser atacado por los Super Etendart con sus misiles Exocet. Además, realizaron tareas de exploración y búsqueda de la flota inglesa durante todo el conflicto.

Algunos años después fueron dados de baja por ser aviones muy antiguos y fueron reemplazados por varios aviones Orion P3B, los cuales se utilizaron por muchos años hasta que quedaron todos fuera de servicio. En la actualidad esta escuadrilla, al igual que la antisubmarina, no cuenta con ningún avión en servicio ni posible reemplazo cercano.

2. Flota de mar (FLOMAR)

A mediados de la década de 1970 la Armada Argentina decidió realizar una profunda modernización de su flota de mar y para eso le encargó la construcción de cuatro destructores de la clase Meko 360 al astillero Aleman Blohm + Voss. Dichos destructores llegaban para reemplazar a los viejos destructores de la segunda guerra mundial de la clase Fletcher y clase Gearing, los destructores ARA Bouchard, ARA Piedrabuena, ARA Seguí y ARA Comodoro Py. Estos viejos destructores participaron de la guerra de Malvinas, dado que los nuevos de la clase Meko 360 empezaron a llegar al país recién en 1983. Los 4 nuevos destructores fueron construidos en Hamburgo y fueron bautizados como ARA Almirante Brown, ARA La Argentina, ARA Heroína y ARA Sarandí.

Como parte de esta modernización de la flota de mar también se llegó a un acuerdo con el astillero Aleman Blohm + Voss para construir con su licencia y materiales llegados de Alemania, 6 corbetas de la clase Meko 140 en Argentina. El lugar de construcción fue Astilleros Rio Santiago.

Las seis nuevas corbetas fueron denominadas ARA Espora, ARA Rosales, ARA Spiro, ARA Parker, ARA Robinson y ARA Gómez Roca. Las dos últimas demoraron más tiempo en ser construidas por problemas presupuestarios, pero finalmente fueron concluidas y puestas en servicio.

La Armada también cuenta con tres corbetas francesas de la clase A 69 llamadas ARA Drummond, ARA Guerrico y ARA Granville.

Así mismo hasta hace poco tiempo contaba con dos destructores tipo 42, gemelos del Sheffield y el Coventry británicos, ambos hundidos por la aviación argentina. Uno de ellos, el ARA Hércules, fue remodelado hace varios años y dejó de ser un destructor para pasar a ser un buque logístico multipropósito, con capacidad para transportar una compañía reforzada de infantería de marina con todo su equipo. Al momento de redactar este informe, se conoció la noticia que el ARA Hércules va a ser próximamente radiado de servicio, con lo que la Argentina perdió la capacidad de desembarco anfibio.

El otro destructor tipo 42 llamado ARA Santísima Trinidad, que tuvo un destacado desempeño en la recuperación de Malvinas, se hallaba en muy mal estado de conservación y de forma insólita se hundió estando amarrado al muelle en la base de Puerto Belgrano. Mucho tiempo después fue reflotado y llevado a dique seco en estado deplorable. Así se encuentra al día de hoy.

Todos los buques citados en este informe (salvo la ARA Robinson y la ARA Gómez Roca) tienen ya cerca de 40 años y están al límite de su vida útil. Los cuatro destructores Meko 360 necesitan una profunda modernización o un reemplazo. Cuatro de las seis corbetas Meko 140 están en una situación similar.

Las tres corbetas de la clase A 69 directamente van a ser sacadas del servicio porque ya prácticamente no navegan.

No hay por el momento ningún plan de modernización o de compra de ningún, destructor, fragata o corbeta para tratar de paliar estas deficiencias.

En el gobierno del presidente Macri se adquirieron cuatro OPV nuevas. Las OPV son patrulleras oceánicas modernas, pero tienen una finalidad de patrullaje y control de la pesca ilegal. No pueden ser consideradas seriamente como buques de guerra, porque tienen como armamento solamente un cañón de 30 mm y dos ametralladoras de 12,7 mm. Asimismo, no tienen sonar, con lo que son totalmente sordas y no pueden escuchar nada de lo que sucede debajo del mar. En una situación real de guerra, un submarino podría acercarse hasta casi tocarlas.

Además de lo descripto anteriormente, la Armada Argentina perdió a fines de los años ‘90 su capacidad expedicionaria. Esta pérdida se debió a la baja del portaviones ARA 25 de Mayo que prestó servicios en la Armada desde 1969 hasta 1997. Fue vendido como chatarra para desguace a la India. Este era un portaviones de la clase Colossus, que había sido comprado a los Países Bajos para reemplazar al portaviones ARA Independencia. El ARA 25 de Mayo nunca fue reemplazado ni lo será.

Para colmo de males el buque de desembarco ARA Cabo San Antonio utilizado para el desembarco en Malvinas también fue dado de baja y nunca reemplazado. Este buque prestó servicios en la Armada entre los años 1971 y 1997.

ARA Cabo San Antonio (Guerra de las Malvinas) – RLaborde

Con la baja del portaviones y el buque de desembarco se perdió la capacidad expedicionaria y también la capacidad de operar los aviones de caza, antisubmarinos y de exploración desde la cubierta del portaviones. Luego de 1997 los aviones pasaron a operar desde tierra, hasta que todos fueron quedando fuera de servicio por falta de mantenimiento; hoy la Armada no tiene ningún avión de caza, antisubmarino o de exploración operativo.

3. Fuerza de submarinos

A mediados de la década del ‘70 la Armada Argentina encaró un ambicioso programa, que consistía en poder llegar a tener a comienzos de la década de 1990 la cantidad de ocho submarinos operativos. Para eso ensambló dos submarinos nuevos de origen alemán en astilleros del país. Eran 2 submarinos de la clase 209 1200. Esos submarinos fueron el ARA Salta y el ARA San Luis. El programa se continuaba con la compra de seis submarinos del tipo TR 1700 de tecnología alemana al astillero Thyssen Nordseewerke. Los dos primeros serian construidos en Alemania y los otros cuatro en el astillero Domecq García de Argentina.

Al comenzar la guerra de Malvinas ya estaban disponibles el ARA Salta y el ARA San Luis. De los otros seis había dos en Alemania en su fase final de construcción, pero recién pudieron ser entregados a partir de 1984. Por lo tanto, para la guerra de Malvinas la fuerza de submarinos estaba constituida por los ya citados ARA Salta y ARA San Luis y además se contaba con dos viejos submarinos de la Segunda Guerra Mundial. Eran dos submarinos de la clase Balao modernizados a la clase Guppy II, el ARA Santa Fe y el ARA Santiago del Estero.

Este último no estaba ya en condiciones de operar; entonces, con la guerra ya comenzada, la Armada decidió simular que el submarino salía en una misión y lo hizo zarpar de noche. El submarino salió de la base en Mar del Plata navegando en superficie porque no estaba en condiciones de ir a inmersión. Aprovechando la oscuridad siguió navegando en superficie hasta arribar a otro apostadero de la Armada, donde fue camuflado para no ser descubierto por la inteligencia británica y así tener inquietos a los ingleses, que siempre pensaron que el ARA Santiago del Estero podía estar en aguas próximas a Malvinas.

De los otros tres submarinos, los que tuvieron actuación destacada fueron el ARA Santa Fe que desembarcó buzos tácticos el 2 de abril en la recuperación de las islas y posteriormente tuvo otra misión donde llevó una fracción de infantes de marina, más armamento y provisiones, a las islas Georgias. Luego de cumplir esa misión y cuando se dirigía de vuelta al continente fue atacado en superficie antes de alcanzar aguas más profundas que le permitieran sumergirse. El ataque fue realizado por helicópteros británicos dejándolo seriamente averiado y obligándolo a volver a Georgias donde quedó escorado junto a un muelle.

También el ARA San Luis tuvo una actuación destacada, que no pudo coronarse con ningún hundimiento porque se le rompió la computadora de control tiro y al momento de atacar a la flota en tres oportunidades, lo debió hacer con guiado manual de torpedo y los ataques no resultaron efectivos. Pese a eso la Royal Navy sólo lograba detectarlo al lanzar los torpedos pero luego lo perdía y nunca logro encontrarlo para hundirlo. Su gemelo, el ARA Salta, no pudo entrar en combate porque se dirigió varias veces a la zona del conflicto, pero siempre tuvo que volver por ruidos que no pudieron ser corregidos pese al esfuerzo de los mecánicos de la Armada.

El submarino ARA Santa Fe luego de ser atacado en la bahía de Grytviken, Georgias del Sur.

Volviendo a lo expuesto anteriormente sobre la construcción de los TR 1700, sólo los dos fabricados en Alemania (ARA Santa Cruz y ARA San Juan) pudieron servir en la Armada. La programada construcción de los otros cuatro en Argentina fue un fracaso total. Los alemanes mandaron todas las piezas en cajas y cumplieron con su parte.

Argentina comenzó con la construcción de dos de ellos llegando al 70 % de terminación en uno y 30 % de terminación en el otro para luego abandonar por completo el proyecto. Los dos últimos ni siquiera se empezaron y las piezas que se encontraban en las cajas fueron utilizadas como repuestos para el ARA Santa Cruz y el ARA San Juan.

Situación actual

El momento que atraviesa la fuerza de submarinos actualmente es el peor de su historia. Por primera vez desde su creación la fuerza no cuenta con ningún submarino operativo. El ARA San Luis se encuentra fuera de servicio desde mediados de la década del ‘90 cuando fue llevado a astillero para hacer su reparación de media vida, pero esta nunca fue realizada por falta de presupuesto. El ARA Santa Cruz también entró a astillero hace varios años para hacer una reparación grande pero quedó suspendida por falta de presupuesto. Ya se da por seguro que no será retomada, con lo cual el submarino será sacado del servicio activo. Su gemelo, el ARA San Juan, se hundió en el Atlántico sur, en un episodio conocido por todos.

Finalmente, el ARA Salta se encuentra amarrado al muelle en la base de submarinos de Mar del Plata y se usa para que los cursantes de la escuela de submarinos puedan ver uno por dentro. Ese es su único uso porque no puede navegar ni va a ser reparado porque ya está obsoleto.

Ante este panorama Brasil ofreció vender muy barato dos submarinos clase 209 1400 con un tiempo de vida medianamente razonable y mayor modernización que nuestros 209 pero ni el gobierno de Macri ni el actual se mostraron interesados. En los últimos días el ministro de defensa Jorge Taiana manifestó que están interesados en adquirir cuatro submarinos nuevos de la clase Scorpene que fabrica la francesa Naval Group; pero con los antecedentes ya citados resulta muy difícil creer que esto se pueda llegar a realizar.

Mientras tanto la Armada manda periódicamente a algún pequeño contingente de oficiales y suboficiales submarinistas a ejercitar en submarinos de Perú y Brasil para no perder totalmente la capacidad del personal ante la falta de medios propios.

II. FUERZA AÉREA ARGENTINA

Para la guerra de Malvinas Argentina contaba aproximadamente con:

9 Camberra (bombarderos de altura)

19 Mirage III

26 Dagger (versión israelí del Mirage)

68 Douglas A4B y A4C

Un lote de aviones Pucara anti-insurgencia y de ataque ligero.

Los aviones citados no estaban necesariamente todos disponibles al comienzo de la guerra, pero fueron incorporándose a medida que eran puestos a punto.

Actualidad

Los aviones Mirage III y Dagger (FINGER) fueron dados de baja en 2015. Desde ese momento se barajan muchas alternativas para su reemplazo. Tanto con aviones nuevos como con usados.

Respecto a las ofertas de aviones 0 Km, Argentina recibió ofertas de: MIG 35 rusos, JF 17 Thunder Block 3 chino – pakistaní, HAL Tejas de la India, Gripen de Suecia y KAI FA 50 de Corea del Sur.

Respecto a los usados con actualizaciones se ofrecieron Mirage 2000 de Francia, Kfir de Israel, F16 Block 40/42 y 50/52 de Estados Unidos. También F18 Hornet de Estados Unidos. Este último es bimotor con lo cual la FAA difícilmente lo acepte.

También hubo ofertas de Aermachi M – 346 de Italia, pero este es un avión subsónico que tal vez podría ser considerado para reemplazo de los A4 AR, de los que hablaremos más adelante.

Han pasado ya siete años de la baja del sistema de armas Mirage con lo cual Argentina perdió la capacidad de intercepción supersónica. La demora en su reemplazo se debe en primer lugar a la falta de voluntad política del gobierno del presidente Macri primero y luego del gobierno del presidente Alberto Fernández.

Otro tema importante a tener en cuenta es que cuando Argentina intenta alguna gestión para comprar armamento de origen occidental, aparece la presión británica sobre el posible vendedor para tratar de frenar la operación.

Al día de la fecha la opción que se encuentra más avanzada es la del caza chino – pakistaní JF 17 Thunder. Una delegación de la FAA estuvo varios días en China probando el avión. Tampoco se descarta alguna oferta superadora de Estados Unidos para evitar que Argentina compre armamento chino.

La oferta israelí de Kfir usado pero modernizado con aviónica de ultima generación y radar AESA mas misiles de corto y mediano alcance y misiles anti-buque parece bastante interesante también.

1. Sistema de armas A4 AR Fighting Hawk

Este avión fue incorporado a la FAA a fines de los años ‘90. Se trata de un Douglas A4 M de la marina estadounidense que fue modificado a pedido de Argentina por la empresa Lockheed Martin. Es decir que fue reformado y modernizado a medida de los requerimientos de la FAA. Se adquirieron 36 unidades, 32 de ellas monoplaza y 4 biplaza para entrenamiento de los pilotos. Es una versión bastante superior a los A4B y A4C que prestaron servicios durante muchos años. Incluso el A4 AR tiene algo de la aviónica del F16. Es un cazabombardero subsónico.

Con el correr de los años y la falta de presupuesto muchas naves quedaron fuera de servicio. Inclusive 4 de ellas sufrieron destrucción total en distintos accidentes. Hace tres o cuatro años se tocó fondo y llegó a haber solo uno o dos operativos. A partir de ese momento y ante la seguridad de que no llegaría ningún reemplazo para este sistema de armas se dispuso intentar recuperar la mayor cantidad de unidades posibles. El primer objetivo fue llegar a 12 y posteriormente de ser posible a 18. Al día de hoy se encuentran operativos 6 o 7 unidades.

Los trabajos de recuperación se hacen en los talleres de la FAA en Río Cuarto (Córdoba) y en la V Brigada Aérea de Villa Reynolds (San Luis).

2. Camberra

Estos cazabombarderos de altura fueron sacados del servicio activo algunos años después de la guerra de Malvinas y nunca fueron reemplazados.

3. Pucara

Dejaron de prestar servicio como los conocíamos y actualmente se trabaja en una modificación a la versión Pucara Fénix. Esta nueva versión del Pucara lo convierte en un avión de exploración y patrullaje, dejando de lado su capacidad de ataque ligero.

4. IA 63 Pampa

Este avión es un aparato de entrenamiento avanzado y bombardero ligero fabricado en el país. Se está trabajando para reconvertir a la mayor parte posible de los Pampa ya existentes a la versión Pampa 3 Block 2 que cuenta con mayores capacidades que las versiones anteriores.

5. Aviación de transporte

En los últimos tiempos la FAA adquirió cuatro unidades de SAAB 340 B con capacidad para transportar 40 personas. Son aparatos biturbo hélice. Ya llegaron tres de las cuatro unidades. El objetivo es ir reemplazando los viejos Foker.

También se adquirieron doce aviones Beechcraft TC Huron con capacidad para 10 personas.

La FAA todavía tiene en servicio algunas unidades de Hércules C 130, pero está en la búsqueda de adquirir algunas unidades usadas, pero en mejor estado que las que posee actualmente.

 

* Participa en el espacio de pensamiento y acción “Iniciativa D”.

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