Tal vez debido a un exceso de expectativas centradas en las tecnologías mayores, acaso por la falta de liderazgos de escala, o quizá por el alto grado de discordia existente entre los poderes preeminentes, pareciera que cada vez importa menos la experiencia en las relaciones internacionales, algo que no sólo se refleja en hechos importantes que tienen lugar en el mundo actual, sino que se trata de una realidad que nos lleva a planteos inquietantes sobre el curso del mismo.
Como en otras disciplinas, la experiencia en las relaciones internacionales es un bien vital al momento de analizar situaciones. Las analogías tienen un carácter estratégico, pues permiten considerar posibles resultados sobre decisiones tomadas, y hasta permiten considerar eventuales escenarios. Podríamos decir que la experiencia es un activo o bien público casi único en las relaciones internacionales. Nadie como Maquiavelo supo advertirlo mejor: «Todo aquel que desee saber qué sucederá debe examinar qué ha sucedido: todas las cosas de este mundo en cualquier época tienen su réplica en la Antigüedad».
Por ejemplo, sabemos que sin orden internacional difícilmente habrá estabilidad, incluso si un orden resulta insuficiente o demasiado ideal, pues, precisamente, la experiencia nos permite trabajar sobre errores, omisiones y vulnerabilidades, más hoy cuando la tecnología nos puede aportar mucho en materia de análisis y prognosis estratégica.
En alguna medida, el orden reduce la condición anárquica de las relaciones entre Estados. Un orden no eliminará nunca la competencia y el principio de la incertidumbre existente entre los «gladiadores», los Estados, pero reducirá el factor de imprevisibilidad y hasta evitará que determinados conflictos intra e interestatales acaben por desbordarse. Por ello, siempre será preferible un orden a una situación de aumento e incluso descontrol de todos los «tensiómetros» en las relaciones internacionales.
Para utilizar un término de moda, el orden supone la resiliencia de los poderes mayores en lo que se considera la tragedia de la política entre Estados: la anarquía y rivalidad entre ellos. Y esto continúa siendo válido en tiempos de globalización, un fenómeno que para algunos supone cierto relajamiento del patrón clásico en la disciplina, pues, como muy bien sostiene Henry Kissinger: «El sistema económico internacional se ha vuelto global, mientras que la estructura política del mundo continúa basándose en la nación-Estado».
Para tomar un caso actual que muestra el alejamiento de los poderes preeminentes de la lógica pretérita, la guerra en Ucrania es sin duda pertinente.
En una situación de orden, e incluso de cierta discordia, dichos poderes habrían mantenido algunos patrones que impidieran el descenso de la seguridad internacional, es decir, nunca un Estado intermedio (como Ucrania en este caso) habría mantenido sus preferencias estratégicas hasta producir una ruptura. La necesidad de equilibrio lo habría impedido y el Estado perturbador, más allá de su soberanía e independencia, tendría que considerar otras opciones no desestabilizadoras del nivel superior de las relaciones internacionales.
Sucede que el lugar del equilibrio ha sido sustituido por el de la supremacía monopolar internacional, un modelo que históricamente ha tendido a la inestabilidad, pues, como advierte Kenneth Waltz, la concentración excesiva de poder provoca, tarde o temprano, acciones de corrección a través de la violencia.
Además, algo que corrobora también la experiencia, la ausencia de equilibrio dispara el incremento de la desconfianza y, por tanto, el aumento de las capacidades de los Estados, es decir, su grado de autoayuda.
Nada nuevo aquí, hasta que en materia de capacidades aparece en escena el armamento nuclear. Hasta el momento no hemos vivido un estado de desorden internacional con armas nucleares. Lo estamos haciendo en los años que llevamos en este siglo. Y la realidad se torna cada vez más inquietante, pues los Estados nucleares mayores (Estados Unidos y Rusia) se han marchado de los marcos regulatorios, quedando con vida un solo tratado cuya prórroga vence en poco tiempo.
En suma, desde hace tiempo las relaciones internacionales se mantienen en una especie de piloto automático, la globalización. Es un sucedáneo de orden, pero no es orden. Implica ganancias económicas, pero no soportes estratégicos. Además, la experiencia no respalda situaciones de estabilidad con base en la globalización. Si así fuera, la Primera Guerra Mundial no habría ocurrido.
* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.
Cuando echamos una mirada a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo actual, difícilmente podríamos sostener que los mismos respaldan la predominancia de enfoques centrados en el multilateralismo, los valores colectivos y la cooperación desinteresada.
Desde hace tiempo que el denominado modelo relacional, es decir, el que se funda en el poder, la jerarquía, las capacidades, el interés nacional y la incertidumbre de las intenciones entre Estados, predomina en el mundo, llegando incluso a establecerse hoy un inquietante estado de beligerancia latente o de no guerra entre los principales actores preeminentes, esto es, los centros que deberían dar forma a una estructura o configuración internacional.
El estado de disrupción internacional es tal que hasta se podría dudar si hay posibilidades de llegar alguna vez a un orden, pues incluso entre aquellos poderes mayores que tienden hacia una alianza, como China y Rusia, las concepciones relativas con un orden internacional son diferentes. En estos términos, sólo quedaría como garantía relativa de un orden el comercio entre Estados, un sustituto de un orden, pero que no llega a serlo.
¿Estamos, por tanto, en un estado de retroceso en las relaciones internacionales? La pregunta resulta pertinente, pues desde 2014, cuando se produjo la anexión o recuperación de Crimea por parte de Rusia y la desconfianza y fragmentación internacional se profundizó, se habló, primero, del retorno de la geopolítica y luego, del regreso de la guerra; dos cuestiones vinculadas a la obtención de ganancias de poder por parte de los Estados, es decir, «sustancias» de la concepción realista en política internacional, que deprime la cooperación desinteresada entre los Estados mientras que afirma la competencia y la rivalidad entre los mismos. Pero ello no supone ninguna novedad. De modo que, más que retroceso, tal vez sería más apropiado referirnos a una regularidad.
El final de la contienda bipolar, la desaparición de la URSS, la reacción internacional contra la invasión iraquí a Kuwait y el fenómeno de la globalización fueron cuatro hechos que fundaron un clima favorable en relación con el curso de las relaciones internacionales y ello se constató en las hipótesis esperanzadoras que se desplegaron por entonces. Además, la contundencia de las tres victorias estadounidenses (Guerra Fría, guerra del Golfo y modelo económico) afirmó la percepción sobre el triunfo de cierta idea de benevolencia frente a los dogmas casi totalitarios que capitulaban o se encontraban en fase terminal.
La globalización fue, acaso, el epítome, del nuevo clima: una idea cuya práctica aseguraba velozmente el ascenso hacia el desarrollo. Nunca hubo por entonces posiciones que concibieran la globalización como un proceso de oportunidades, que era algo cierto, pero también como un fenómeno no neutro, es decir, como un régimen de poder, algo que era más cierto todavía. Sin duda, si se hubiera considerado la experiencia, seguramente se habría concluido que eran necesarios más reparos por parte de los países frente a las expectativas desmedidas.
En este contexto, las corrientes de pensamiento que consideraban que las relaciones internacionales cambiaban hacia formas menos descentralizadas y más regimentadas, sintieron que sus esperanzas en la afirmación de una sociedad internacional eran prácticamente irreversibles. Si hasta hacía poco el mundo mantenía características hobbesianas, es decir, de ineluctable pugna por el poder, el nuevo escenario tendría rasgos más lockeanos y kantianos, es decir, de creciente comercio y cooperación, y allí todos (poderosos, intermedios y débiles) lograrían márgenes de ganancias. Consecuentemente, se afirmaría «la paz», es decir, el orden.
A pesar de numerosas situaciones, que examinadas con rigor estratégico resultaban categóricas en relación con aquellos fundamentals del realismo, por caso, expansión de la OTAN, proyección regional y global de poderes mayores, movimientos internos en países ubicados en zonas selectivas, etc., tuvieron que suceder los hechos en Siria y en Ucrania-Crimea para que se reconsideraran premisas y se admitiera que la geopolítica estaba de regreso, lo cual era un desacierto, pues nunca podía estar de vuelta aquello que nunca se había marchado.
Desde entonces, aquellas pocas, pero convincentes explicaciones que proporcionaba el realismo, para exponerlo casi en las mismas palabras de Kenneth Waltz, se hicieron frecuentes cuando se hablaba del estado o panorama estratégico del mundo. Los documentos e informes de foros internacionales, organizaciones intergubernamentales y de actores preeminentes describían contextos cada vez más inquietantes (por ejemplo, los Global Risks Report del World Economic Forum, o las Global Trends de las agencias de inteligencia de Estados Unidos).
Finalmente, la pandemia, el nacionalismo de las vacunas, la rivalidad chino-estadounidense y la guerra en Ucrania terminaron por recentrar al realismo en la política internacional y mundial, quedando apenas, como se dijo antes, el comercio internacional, afectado por las tensiones provocadas por tales acontecimientos, como un frágil esquema de relativo orden.
En cuanto a los nuevos tópicos, esto es, conectividad, robótica, biogenética y, particularmente, inteligencia artificial, sin duda que se trata de tecnologías mayores que aportan oportunidades para muchas situaciones, por caso, una diplomacia (quizá) menos equívoca y más precisa para resolver crisis. Pero también existe aquí un ancho margen de posible conflictividad (en buena medida, con desenlaces desconocidos).
La experta australiana Kate Crawford ha venido advirtiendo lo aterrador que sería que un programa de IA adopte decisiones en materia de empleos a partir del reconocimiento emocional de las personas en función de su rostro. Estaríamos ante nuevas y tal vez incontrolables formas o pautas de desigualdad social. Y esto es solo una hipótesis, por no referirnos a otras que nos harían considerar los riesgos que corren las mismas democracias.
Pero desde nuestro lugar (las relaciones entre Estados), la posesión de tecnología mayor profundizaría la desconfianza, la competencia y la rivalidad entre Estados, al punto que se reafirmaría una de las principales marcas del realismo: la anarquía internacional; precisamente, una de las cuestiones que más ha sido criticada por las corrientes que consideran que se trata de una obsesión del realismo, pues ante la vitalidad de nuevos movimientos sociales conscientizantes de nuevas cuestiones colectivas, cuya incesante actividad va erosionando la autoridad del Estado y creando una nueva arena no internacional sino global, la anarquía se habría vuelto una realidad cada vez más anacrónica; un hecho que ha sido útil para explicar el mundo de ayer, pero que no se ha modernizado.
Considerando las nuevas tecnologías en relación con el terreno militar, ¿qué garantiza que las mismas no dejarán al mundo más cerca de una catástrofe como consecuencia de decisiones equivocadas?
En un reciente artículo publicado en la revista Foreign Affairs, la investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores, Lauren Khan, se refiere al incidente que tuvo lugar en marzo pasado sobre el Mar Negro, cuando un dron estadounidense MQ-9 Reaper fue seguido y acosado por dos aviones de combate rusos. El Reaper arrojó combustible sobre las alas y sensores de uno de ellos, el caza cortó la hélice del dron dejándolo inoperante y obligando a sus controladores a precipitar el dron sobre el mar.
Todos los movimientos del dron, incluida su destrucción, fueron supervisados y dirigidos por fuerzas norteamericanas desde una muy lejana sala de control. La experta se pregunta qué hubiera sucedido si el dron no fuera piloteado por humanos, sino por un software independiente con inteligencia artificial. «¿Y si ese software hubiera percibido el “toque” del caza ruso como un ataque?». La pregunta planteada es aterradora.
Como vemos, no parece que quedara demasiado lugar para abordar estos temas desde categorías que no partan y se analicen desde aquellas que nos proporciona el realismo, es decir, desde aquello que muy bien Stanley Hoffmann ha denominado «políticas como de costumbre», es decir, planteos y respuestas que nunca se alejan del poder, las capacidades, el interés nacional, el multipolarismo, el temor, la ambición, la geopolítica, la jerarquía y las vacilaciones sobre las intenciones.
Al menos en lo que queda de la tercera década del siglo XXI, pensar el mundo fuera de esas categorías es pensar un mundo que no es. En otros términos, se corre el alto riego de realizar diagnósticos fallidos.
* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.
El continente africano ha sido siempre una prioridad para la política exterior de Cuba. A pesar de que los vínculos económico-comerciales son casi nulos —están muy concentrados, con pocos países y no diversificados—, las relaciones político-diplomáticas, tanto en el plano bilateral, como en el multilateral, son excelentes y han mantenido su carácter de continuidad ininterrumpida. En el ámbito internacional, existe un apoyo casi unánime por parte de los países africanos en cuanto a las propuestas presentadas por Cuba y a las candidaturas en foros multilaterales. En el marco de las Naciones Unidas destaca el continuo apoyo de la Unión Africana (UA) a la resolución cubana contra el bloqueo de Estados Unidos. Cuba también agradece los pronunciamientos en contra del bloqueo en las cumbres de la UA en la última década y en particular el reconocimiento, por primera vez, de que el bloqueo es el principal obstáculo para el desarrollo del país.
En cuanto a las relaciones con la UA se persigue seguir ampliándolas, sobre todo entre los organismos cubanos y las estructuras homólogas dentro de la Comisión de la UA. Cuba tiene una embajada acreditada ante la sede de la UA en Addis Abeba en Etiopía. En este sentido, habría que destacar su estatus de Observador Permanente ante dicho organismo continental. El prestigio de la colaboración médica cubana le ha valido el reconocimiento de las autoridades africanas y de altos funcionarios de la UA por los aportes de Cuba en este sector. Dicha organización continental ha apoyado unánimemente la resolución que se presenta cada año ante la Asamblea General de la ONU que busca poner fin al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Por noveno año consecutivo, la UA aprobó una resolución de condena contra el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.
Cuba ha expresado su apoyo a las gestiones que lleva a cabo el bloque continental para la búsqueda de una solución duradera a los conflictos que aún perduran en la región. Reconoce a la UA como el actor principal en la gestión y solución de las crisis políticas y los conflictos y rechaza la manipulación de estos por parte de intereses foráneos. Existen igualmente excelentes relaciones con algunas organizaciones de integración subregional ante las cuales Cuba tiene acreditado embajadores, como la SADC, en África Austral y la CEDEAO, en África Occidental. Sin embargo, es un interés el ampliar estos vínculos con otros bloques de integración subregionales.
El diálogo político bilateral en los últimos años se ha fortalecido y ampliado con la apertura de nuevas embajadas, en el incremento de las relaciones con parlamentarios, partidos políticos, ONGs y las sostenidas visitas de alto nivel en ambos sentidos, la cual venía mostrando una tendencia al incremento. El objetivo central de este trabajo es precisamente hacer una valoración de los intercambios políticos entre el 2018 y el 2020, entre Cuba y África Subsahariana. El balance de dichos vínculos político-diplomáticos, venía siendo positivo hasta la llegada de la pandemia de la Covid-19, a partir del año 2020, lo cual generó la paralización de las visitas presenciales, aunque no se dejó de atender, en ningún momento, las relaciones políticas, como lo demuestra el incremento de la colaboración médica en ese contexto. Cuba amplió su colaboración al enviar varias brigadas médicas a naciones africanas para contribuir al enfrentamiento a la pandemia[1]. Todos estos elementos han contribuido con el fortalecimiento de los vínculos políticos-diplomáticos con la mayoría de las naciones africanas.
Cuba mantiene relaciones diplomáticas con 47 de los 48 Estados del África Subsahariana a través de 27 misiones, desde las cuales se atienden, de manera concurrente, a otros 19 países del área. Mientras tanto, en La Habana existen 18 embajadas de países de África Subsahariana y otros 19 lo hacen a través de concurrencia con sedes, principalmente, en Estados Unidos y Canadá. En todas las visitas de alto nivel, tanto de dirigentes cubanos a países africanos como de líderes africanos a Cuba, se expresa el agradecimiento a Cuba por la colaboración multisectorial que ofrece al continente.
Durante el 2018 se recibieron importantes visitas bilaterales de alto nivel y se realizaron un significativo número de actividades y acciones diplomáticas. En este sentido, se destacó la importante visita del Vicepresidente de la Comisión de la Unión Africana, Sr. Thomas Kwesi Quartey a Cuba en el mes de abril. Durante su estancia en La Habana, el dirigente africano sostuvo un encuentro con el Vicepresidente del Consejo de Estado, Salvador Valdés Mesa, donde se resaltó la colaboración de la Isla con el continente africano en materia de salud, educación y la formación de profesionales.
Junto al dirigente africano, estuvieron Sajo Jallow y William Okaikoe, asesores en su Oficina, y Kyeretwie Akwasi Osei, funcionario a cargo de los asuntos de la Diáspora para América y el Caribe. El Vicepresidente de la Comisión de la UA también rindió homenaje a los Próceres Africanos representados en el capitalino parque homónimo. El 11 de abril, Kwesi rindió tributo a Fidel Castro en el Cementerio de Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba. En esta ciudad asistió a las sesiones de la 17ma. Conferencia Internacional de Cultura Africana y Afroamericana, que auspiciaba el Centro Cultural Africano Fernando Ortiz.
Tres jefes de Estado y/o Gobierno africanos llegaron a la Habana en 2018: Etiopía, Kenia yNamibia. También se destacó la visita del Vicepresidente de Namibia y la Presidente del Parlamento de Sudáfrica, así como los cancilleres de Sudáfrica, Ghana, Seychelles, Cabo Verde y Lesoto. En abril de 2018 también visitó el país la Secretaria del Gabinete (Ministra) para la Salud de Kenya, Sra. Sicily K. Kariuki, la cual encabezó la delegación a la Convención Internacional y Feria Comercial de Salud «Cuba-Salud 2018», a celebrase en La Habana del 23 al 27 de abril de 2018. De igual forma, lo hizo el Ministro de la Defensa Nacional de Angola, Salviano de Jesús Sequeira, quien fuera recibido por el General de Ejército Raúl Castro Ruz. Por su parte, tres Vicepresidentes del Consejo de Estado y/o Ministros de Cuba visitaron seis países africanos. En esta oportunidad, Cuba participó, a nivel de Vicepresidente del Consejo de Estado, en el aniversario 50 de la independencia de Guinea Ecuatorial[2]. Estas acciones indicaban cómo África continuaba siendo una prioridad para la política exterior de Cuba.
Otras actividades político-diplomáticas de relevancia durante 2018 fueron la conmemoración por el 44 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Liberia (1974). Esta actividad fue presidida por el Presidente de la Cámara de Representantes, Sr. Bhofal Chambers y el Ministro de Relaciones Exteriores Sr. Gbehzhongar Milton Findley, por la parte liberiana y el Encargado de Negocios de Cuba, Segundo Secretario Yordenis Despaigne Vera. El 19 de abril de 2018, y en saludo al aniversario de la creación de la SWAPO en 1960 y de la Victoria de Girón en 1961, fue suscrito un acuerdo de colaboración entre las agencias informativas Prensa Latina y NAMPA de Cuba y Namibia en la sede de la agencia NAMPA en Windhoek. El acuerdo fue firmado por el Director Ejecutivo de Nampa Sr. Isack Hamata y el entonces embajador cubano en Namibia, Giraldo Mazola.
Durante el mes de mayo se realizó la habitual celebración anual por el Día de África, la cual incluye un sinnúmero de actividades político-culturales y académicas en las que se involucran varios organismos e instituciones cubanas. Debido a la envergadura de las mismas, en el mes de mayo, el Día de África se celebra con una jornada por África que transcurre durante todo el mes. También se organizaron actividades conmemorativas por los aniversarios de la masacre de Cassinga en Namibia y por la batalla del Ogadén en Etiopía; así como de la victoria de Cuito Cuanavale.
Durante el año 2019 se continuaron profundizando los vínculos políticos y las relaciones diplomáticas entre Cuba y los países africanos. Como parte de la continuidad de la posición africana con respecto al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, en el 74to período de la Asamblea General de las Naciones Unidas, África Subsahariana votó, en pleno, a favor de la resolución cubana. Por décimo año consecutivo, se aprobó una resolución de condena en el seno de la Unión Africana.
En 2019 el número de embajadas de África Subsahariana acreditadas en la Habana ascendió a 24, tras la apertura de la sede diplomática de Tanzania. Con las de Marruecos, RASD, Egipto y Argelia[3], totalizan 24 las misiones del continente en Cuba. Mientras el número de misiones cubanas en la región creció a 34 —30 de ellas en África Subsahariana— con la apertura de la Embajada cubana en Gabón. Ambas misiones inauguradas en 2019 se hicieron con acreditación de embajadores residentes.
En el diálogo político bilateral de ese año destacan las giras de altos funcionarios cubanos realizadas por varios países africanos. De las visitas de figuras políticas africanas a Cuba destacaron las de los jefes de Estado de Angola, Ghana y Eswatini. Durante la visita del Presidente de Angola a Cuba, Excmo. Sr. João Manuel Gonçalves Lourenço, entre el 30 de junio y el 2 de julio, el General de Ejército Raúl Castro, le impuso la Orden José Martí, en presencia del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez. En esta oportunidad el presidente de Angola, rememoró la etapa independentista de su nación y el apoyo de Cuba durante un encuentro con combatientes internacionalistas cubanos que participaron en esa gesta. Igualmente visitaron Cuba el vicepresidente de Ghana, los cancilleres de Angola, Guinea Ecuatorial, República de Guinea, República del Congo y Gambia, los vicecancilleres de Namibia y Sudáfrica, y la presidenta de la Asamblea Nacional de Mozambique. Los avances experimentados en los vínculos político-diplomáticos entre Cuba y los países de África Subsahariana se pueden constatar en la siguiente tabla[4].
Dos vicepresidentes del Consejo de Estado de Cuba visitaron nueve países africanos. Entre el 24 de marzo y el 3 de abril de 2019, Inés María Chapman, Vicepresidenta de los Consejos de Estado y de Ministros, realizó una visita oficial a Sudáfrica, Lesoto y Kenia. En Lesoto intercambió con los miembros de la Brigada Médica de Cuba en ese país y con una representación de profesionales basothos que se graduaron en Cuba en las especialidades de Medicina, Medicina Veterinaria, Medicina Deportiva, Informática y diferentes ingenierías[5].
En el mes de septiembre, el Viceministro Primero de Relaciones Exteriores de Cuba, Marcelino Medina González realizó una gira oficial por cuatro países: Sudáfrica, Zimbabwe, Tanzania y Ruanda. Por su parte, el Viceministro de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra Díaz estuvo en Camerún, Benín, Senegal y Liberia. Ambas giras consolidaron las históricas relaciones bilaterales entre África y Cuba. En los intercambios sostenidos se reafirmó la voluntad de continuar la cooperación con la región.
En diciembre de 2019, el Ministro de Salud Pública de Cuba, Dr. José Ángel Portal Miranda firmó un Acuerdo de Cooperación con el Ministro de Salud de Djibouti, Sr. Mohamed Warsama Dirieh, el cual permitirá fortalecer los lazos de cooperación entre ambas naciones. Cuba mantiene colaboración médica con este país desde el año 2001, cuando se produjo el primer envío de 13 colaboradores. Actualmente prestan servicios asistenciales 84 especialistas, de los cuales 79 son médicos. Además, ha contribuido con la formación de recursos humanos para la salud, formando 67 médicos y un estomatólogo[6]. Otro ejemplo de la cooperación médica con esta pequeña nación del Cuerno Africano.
El año 2020 estuvo marcado por los impactos de la pandemia de la Covid-19, que no comenzó a afectar a Cuba y a la región africana sino hasta el mes de marzo. Previo a la agudización de la situación de seguridad sanitaria, en el mes de febrero y principios de marzo, se produjeron varias visitas de alto nivel a Cuba por líderes africanos: el Vicepresidente de Uganda, el Presidente del Parlamento Panafricano, el Rey de Lesoto y el Canciller de Benín.
El Vicepresidente de la República de Uganda, Edward Kiwanuka Ssekandi inició una visita oficial a Cuba, como parte de la cual sostuvo conversaciones con su homólogo cubano, Salvador Valdés Mesa. La agenda del visitante incluyó recorridos por centros de interés científico y cultural (Cubadebate, 10 febrero 2020). Del 17 al 22 de febrero, Roger Nkodo Dang, Presidente del Parlamento Panafricano, uno de los nueve órganos que integran la UA, realizó una intensa visita parlamentaria a Cuba. El programa de actividades incluyó conversaciones oficiales con legisladores cubanos y funcionarios de primer nivel, así como visitas a lugares de interés histórico y socioeconómico.
Por su parte, su Majestad Letsie III, Rey de Lesoto, comenzó su tercera visita oficial a La Habana el día 29 de febrero[7]. Cuba y Lesoto mantienen relaciones diplomáticas desde 1979, por lo que en 2019 se había celebrado los cuarenta años de estas relaciones. El monarca sostuvo conversaciones oficiales con autoridades cubanas. Con este país se trabaja por impulsar el desarrollo de proyectos de cooperación en las esferas de salud y el deporte. Fue recibido por el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez (Cubaminrex, 2 de marzo de 2020). La última visita importante recibida proveniente de África fue la del Ministro de Asuntos Exteriores y de la Cooperación de Benín, Aurélien Agbénonci, quien llegó a La Habana el 9 de marzo. En esta oportunidad se continuaba buscando la manera de fortalecer el intercambio en materia educativa entre ambos países (Prensa Latina, 9 marzo 2020). En este año también estaba prevista una gira africana del mandatario cubano pero que tuvo que ser suspendida por los impactos de la pandemia que ya comenzaba a afectar a tanto a Cuba como a la región.
El enfrentamiento a la Covid-19 fortaleció la colaboración bilateral entre Cuba y los países africanos, la cual se profundizó y diversificó al llegar a regiones —por ejemplo, dentro de Sudáfrica— y países donde no había colaboración médica previa. En la actualidad existen proyectos de cooperación —en salud, educación, deporte y medio ambiente— en prácticamente la totalidad de los países de la región. Todos estos elementos contribuyen con una imagen favorable de Cuba dentro del continente, cimentada además en la historia y en los fuertes vínculos culturales y como parte de la llamada “Sexta Región” de la UA. Esto se ha evidenciado con una mayor presencia en los medios de comunicación africanos sobre el tema Cuba a pesar de las campañas mediáticas de Estados Unidos contra la colaboración médica cubana.
Todos los elementos previamente señalados en cuanto al nivel de las relaciones político-diplomáticas y de cooperación entre Cuba y los países africanos apuntan a las posibilidades y potencialidades que existen para establecer convenios de cooperación triangular con países asiáticos como Rusia, China, India y Japón, en sectores de mutuos beneficio. De esta manera, se fomentaría aún más la colaboración internacional para hacer frente a problemas comunes y contribuir con los países africanos en el logro de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.
* Máster en Historia Contemporánea Mención Estudios Afro-Asiáticos (2014) y Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana (2009). Investigador Auxiliar y Profesor Asistente Grupo de África y Medio Oriente/CIPI.
Referencias
[1] Sobre este tema en particular ver: Silverio González, Yoslán. Cuba’s medical experience in Sub-Saharan Africa:its contribution against covid-19. En: Brazilian Journal of African Studies | Brasil, Porto Alegre | v. 5, n. 10, Jul./Dec. 2020 | p. 37-61. ISSN 2448-3907, e-ISSN 2448-3923.
[3] Durante 2019, las relaciones con los países de África Norte continuaron fortaleciéndose. Se mantuvieron los vínculos económico-comerciales con Argelia, con la realización de la XXII Sesión Intergubernamental y la primera sesión del Comité Empresarial entre ambos países. Se confirmaron las bases de la colaboración en salud, y la conveniencia de reforzarlas en otras esferas, como biotecnología, cultura y deporte.
[7] Había visitado Cuba por primera vez en octubre de 2007 y luego en noviembre de 2011.
Bibliografía
Angola´s Cabinda supported by more Cuban doctors to fight Covid-19. Prensa Latina, Luanda, Angola, May 11, 2020. Disponible en: https://www.plenglish.com/index.php?o=rn&id=55589&SEO=angolas-cabinda-supported-by-more-cuban-doctors-to-fight-covid-19
Cuba y Namibia firman acuerdo de cooperación en salud. Prensa Latina, 23 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=368424&SEO=cuba-y-namibia-firman-acuerdo-de-cooperacion-en-salud
Cuban medical brigade will fight COVID-19 in Angola. Cubanews/ACN. 27 de marzo de 2020. Disponible en: http://www.cubanews.acn.cu/science/10515-cuban-medical-brigade-will-fight-covid-19-in-angola
Silverio González, Yoslán. Cuba’s medical experience in Sub-Saharan Africa:its contribution against covid-19. En: Brazilian Journal of African Studies | Brasil, Porto Alegre | v. 5, n. 10, Jul./Dec. 2020 | p. 37-61. ISSN 2448-3907, e-ISSN 2448-3923.