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¡CUIDADO CON EL MOSQUITO!

Agustín Saavedra Weise*

Mientras vivimos estos difíciles momentos de pandemia, la gente en todo el mundo —pero particularmente en las naciones directamente afectadas— no debe olvidar el terrible peligro que significa el mosquito, un asesino mucho más despiadado y peligroso que el ahora tristemente de moda Coronavirus o Covid-19.

Es más, se ha comprobado científicamente que la criatura más mortal que existe es el mosquito por ser transmisor de varias enfermedades peligrosas tales como la malaria, la fiebre del dengue, el Zika, chikunguña y el llamado virus del Nilo Occidental. El mosquito abunda en las partes menos desarrolladas y tropicales del hemisferio sur. En el hemisferio norte están prácticamente libres de ese temible mal.

Para colmo y mayor preocupación, el cambio de clima por distorsión del medio ambiente permite el temible avance del mosquito. La zona amazónica y platense de Bolivia tiene que tomar conciencia de este grave peligro.

Sin ir mucho más lejos, en Chile también se ha visto que en localidades donde no había mosquitos, ahora —como consecuencia del citado cambio climático causado por el ser humano con su depredación ecológica— ya están llegando esos bichos, para futuro sufrimiento de los habitantes de esas regiones.

No en vano se ha venido alertando sobre otra posible y muy peligrosa pandemia ocasionada por el mosquito. Hasta el controvertido multimillonario Bill Gates expresó su alarma ante una posible expansión mundial del mosquito y de todas las pestes que arrastra. Según datos estadísticos confiables, el mosquito mata a un niño cada dos minutos por día, terrible cifra en verdad.

Es por eso que en Bolivia —particularmente en las zonas tropicales del oriente como también de Cochabamba y Yungas— deben extremarse esfuerzos para controlar al mosquito y no ceder en la lucha ante este insecto. Los esfuerzos por el Coronavirus no tienen —de ninguna manera— que hacer disminuir esfuerzos similares en la lucha contra el dengue y otros males ocasionados por la proliferación de mosquitos.

Y como ya se expresó en otra oportunidad: no hay que elegir entre salvar vidas con Covid-19 o salvar vidas por culpa del mosquito; el mundo debe permitir y colaborar para que los países pobres puedan hacer ambas cosas. Las autoridades sanitarias tienen la obligación de estar atentas todo el tiempo frente al mosquito y no dejarse avasallar por los tratamientos del Covid-19.

Urge realizar campañas con entregas de mosquiteros que estén previamente tratados con poderosos insecticidas de largo alcance, fumigar permanentemente e inculcar hábitos de higiene a la población, para evitar que proliferen mosquitos en la suciedad y en aguas servidas.

Debemos tener presente que así como la malaria hace estragos en África, en nuestro país y en áreas tropicales sudamericanas el dengue y la chikunguña son males endémicos ocasionados por la picadura del mosquito. Hay que extremar esfuerzos para erradicar a este maligno bicho o por lo menos tenerlo bajo control, al mismo tiempo que en ningún momento —y bajo ningún concepto, reitero una vez más— deben descuidarse las labores médico-sanitarias correspondientes por estar hoy luchando contra el Covid-19. El mosquito es un enemigo de alta letalidad y muy peligroso; hay que tratarlo como tal en forma permanente.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/cuidado-con-el-mosquito_199147

A 20 AÑOS DEL SUICIDIO DEL DOCTOR RENÉ FAVALORO. SU CARTA.

Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria.

Nunca perdí mis raíces.

Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles.

Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales.

El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.

La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).

Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.

Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.

A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.

Este era nuestro único contacto.

A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.

Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.

La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!

Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.

Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.

Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).

Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.

El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.

Lo mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana, sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.

Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio? Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. ‘Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?’. ‘Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe’.

El cirujano ‘de real valor’ además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!

Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las ‘indicaciones’ de su cardiólogo. ‘¿Doctor, usted sigue operando?’ y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.

Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional. Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna ‘lecture’ de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos.

Pero aquí, vuelven a insertarse en el ‘sistema’ y el dinero es lo que más les interesa.

La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter eco, cámara y etc, etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos.

No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle ‘la operación económica’ y entregará el sobre correspondiente!.

La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir ‘no hay camas disponibles’.

Nuestro juramento médico lo impide.

Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses..Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.

En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.

Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.

Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.

¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?

Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.

La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!

Sin duda la lucha ha sido muy desigual.

El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.

Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al  ́sistema’. Sí al retorno, sí al ana-ana.

‘Pondremos gente a organizar todo’. Hay ‘especialistas’ que saben cómo hacerlo. ‘Debes dar un paso al costado.

Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado’. ‘Debes comprenderlo si querés salvar a la Fundación’

¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!

En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.

Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘a mí no me ha derrotado nadie’.

Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular.

El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.

‘¡La leyenda, la leyenda!’

Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.

Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.

Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.

No puedo cambiar.

No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.

No se hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.

El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.

Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.

Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.

En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.

En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.

A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.

Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.

Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.

Un abrazo a todos

René Favaloro

 

VIDAS O ECONOMÍA. ¿ES ESA LA CUESTIÓN?

Elio Prieto González*

 

Imagen de zhugher en Pixabay

Para encontrar un grado de conmoción similar al que esta pandemia ha causado a escala global, es común hacer referencia a las guerras mundiales. La primera que terminó en el curso de la llamada Gripe española y la segunda en la que prácticamente no hubo una región del planeta que escapara a sus efectos.

Esta pandemia tiene muchos puntos de analogía con una guerra, pero es bien distinta porque la guerra como epidemia de traumas mata por decenas de millones y destruye los bienes materiales y el hábitat en muchas regiones, pero no en todo el planeta.

Pero, ahora, a diferencia de lo que ha ocurrido en las guerras mundiales, o guerras globales los efectos negativos sobre las economías se producen sobre prácticamente todas. Es un fenómeno que afecta la producción de bienes, el comercio, las industrias de servicios y el empleo, en absolutamente todo el mundo. Países productores de bienes de alto valor, otros con economías primarizadas. La parada ha sido general. Un ejemplo es la merma global de la industria turística que podría alcanzar hasta un 80% en el curso del presente año, según datos de la Organización Internacional del Turismo. 

Pandemia (cuarentena) o caída económica. No existe tal dilema

El daño a las economías al margen de las distintas posibilidades de recuperación, es global, es vertical y es profundo. En un documento del Banco Mundial, se lee que la economía puede caer un 5.2% en 2020, siendo el mayor descenso desde la II GM. El número de economías en las que el PBI per cápita ha descendido no es tan grande desde 1870[1]. Los pronósticos para América Latina son devastadores en especial por el crecimiento de la pobreza.

La economía está siendo afectada, pero ¿alguien puede afirmar que con decenas de miles de muertes no ocurrirá lo mismo? En tal caso la indignación de los que consideran la cuarentena dictatorial podría ser sustituida por el pánico. Porque en los procesos autorregulados, no hay otra lógica que la de la teoría de probabilidades y es sabido que no hay probabilidades hacia atrás. Una vez tomado un camino, corregir el rumbo se hace más difícil. Las vidas no pueden reponerse, la economía sí.

Las propuestas y demandas económicas deben ser atendidas, porque son perentorias, pero deben serlo en la medida en que la situación lo permita y es lo que está ocurriendo, a mi entender. Los equipos de trabajo a diferentes niveles desarrollan un monitoreo permanente, para poder informarse de lo que ocurre en los territorios, aportar la información y responder con decisiones políticas con base científica. Esto a veces implica marchas y contramarchas. Requiere ajustarse a los cambios de situación en el país y a las evidencias obtenidas sobre las peculiaridades de esta enfermedad, en una de las mayores carreras por la información científica que puedan recordarse.

En países como China, Corea del Sur y Nueva Zelanda entre otros, ha sido necesario retroceder hacia la cuarentena por rebrotes de la enfermedad. La cinética de los contagios, la dinámica de los aerosoles, la carga viral, la respuesta inmune, son algunas de las variables de este enorme rompecabezas y la conducta humana, no es la menos impredecible.

Nuevos tratamientos se prueban, se aceptan o desechan a un ritmo que es más lento que lo que la urgencia reclama. Las vías de contagio son discutidas y reanalizadas, trascienden los probables mecanismos por los que el virus mata. El público se enfrenta a modos de pensar la realidad que solamente han sido familiares para los que se dedican a la investigación científica. La necesidad de verificar, de confirmar y volver a hacerlo para poder afirmar que un medicamento cura. Eso genera una gran tensión. Las consecuencias en este mundo interconectado y vibrante de desinformación, no habilitan los pronósticos tranquilizadores a plazo fijo y si la incertidumbre.

La pobreza aumenta y la vulnerabilidad al contagio se dispara por las dificultades para mantener el aislamiento social cuando las personas salen a buscar o realizar algún trabajo.

En respuesta a esto, las acciones para disminuir el ritmo de propagación, incorporan dentro de paquetes de medidas, la ayuda económica y alimentaria, tal como ocurre en la Argentina. Cierto es que no a todos puede llegar y que no es un sistema perfecto. No existe tal, pero los resultados de una política orientada a la disminución del número de contagios han sido evidentes. La cuarentena ha logrado que el incremento de casos diarios se mantuviera por semanas en límites aceptables para la capacidad de atención del sistema de salud, que por otra parte, ha experimentado una expansión notable en poco tiempo. El curso de las acciones de la dirigencia, gobierno y buena parte de la oposición ha sido correcto. Ha logrado achatar la curva, lo que significa que se ha ganado tiempo y ahorrado vidas humanas. En la Argentina han ocurrido 31,7 muertes por millón de habitantes. Brasil y Chile se sitúan por encima de 200. El lenguaje de los dirigentes políticos, en esos países, así como el de economistas y comunicadores que les siguen, parece anclado en una visión de los procesos socioeconómicos que se piensan casi como fenómenos naturales. En este discurso se alega que habrá más muertos por el hambre que por la virosis y la actividad económica se propone como enajenada de la vida.

La falsedad de este discurso, es evidente, porque no se toman en cuenta las acciones del Estado tendientes a mitigar los efectos económicos. En muchos medios locales se pretende ignorar que organismos internacionales y medios de prensa de alcance global, mencionan a la Argentina como uno de los países que mejor está gestionando las crisis. Un ejemplo, la OPS ha declarado que la cooperación con Argentina ha permitido que “el país se mantenga por delante de la curva en su capacidad de prueba para rastrear efectivamente la transmisión y tomar medidas”. Hace unos días el New York Times publicó una columna en la que se afirma que “Uruguay, Paraguay y Argentina son los países latinoamericanos que obtuvieron las mejores calificaciones por su respuesta al coronavirus, según una encuesta realizada en la región…, mientras que Brasil fue etiquetado como el de peor desempeño”. Una difusión equilibrada de los errores y aciertos es imprescindible para el ejercicio de la democracia.

Es una función de los gobiernos defender a sus pueblos. La eficacia de las medidas es variable y necesariamente debe ser mejorable. Pero el panorama hay que mostrarlo en la mayor extensión posible. La realidad indica lo contrario, el manejo mediático es hipercrítico y en este juego los perdedores son los que al oponerse en bloque a lo que propone el gobierno, puesto en el rol de villano antidemocrático, se protegen menos, aumentan sus riesgos y el de las personas con quienes se relacionan. El sesgo informativo es muy peligroso para la vida en la pandemia.

Estamos mejor que otros, pero las situaciones pueden cambiar

En la Argentina no se ha erradicado el virus, no puede lograrse en este lapso y sólo se puede con el aislamiento. Abandonarlo antes de tiempo puede disparar el número de casos y de muertes. Escuché a un manifestante increpar al gobierno porque está esperando que aparezca la cura o la vacuna. En el inventario de teorías, algo nuevo. Se critica al gobierno por hacer lo único que se debe hacer. Esperar todo lo que se pueda soportar con la menor cantidad de muertes.

Entre todos los científicos que opinan sobre la efectividad de las medidas de aislamiento, son seleccionados para ser entrevistados los que están en contra de las cuarentenas, se enfatiza en la parte de sus discursos en los que dicen, pongamos por caso, que al final se sabrá si los resultados serán mejores entre los países que la adoptaron temprano o aquellos que optaron por continuar “apostando a la economía”. La selección de los países a mencionar excluye a los que lograron disminuir las muertes, si se mencionan Alemania, Noruega o Nueva Zelanda es como de pasada. Porque muchos medios relativizan los criterios del éxito del aislamiento. El número de muertes, “no incluye la multi dimensionalidad de los daños producidos por la pandemia”, “ese número no es lo único que hay que evaluar” proponen algún epidemiólogo y muchos economistas convenientemente citados.

Nadie pretende que sea este indicador, el único. Pero nadie debería discutir que es el indicador de éxito más importante. Lo asombroso es que en muchos comentarios de las “redes de arrastre” sociales, muchos que no se autoperciben como desechables, adoptan ese punto de vista.

Las muertes son aceptables. Porque hay que activar la economía. Las medias verdades anulan la relación entre las medidas de reconexión económica y las consecuencias en el número de contagios. No se habla de la marcha atrás. Se privilegia la idea de la nueva normalidad, de la vuelta al tiempo pre pandemia. Los deseos se asimilan a los hechos. Se insiste en aquellos lugares que abrieron cafés y paseos. Detrás de estas aldeas potemkinianas virtuales, hay fotos que se eluden y estadísticas que muestran el resultado fatal de ciertas prisas. En la dinámica de lo posible y lo deseable, empujar en función de lo último es lícito. Educar al público, para sostener la posibilidad de estas aperturas es imperativo. Informar los resultados de las marchas y contramarchas es ético. 

Abrir los cafés y correr es hermoso, pero ¿cuándo?

Ocurre que se pretende disminuir los controles, al punto de que el aislamiento social no constituya un impedimento para la deseada reactivación de la economía. En una situación como la que se ha vivido en regiones con altísimo desarrollo, lo que puede esperarse es la explosión de contagios y de muertes, por el virus y por otras afecciones que serían intratables. La economía no podría recuperarse así. No ha ocurrido en los países donde el golpe de hoz de la pandemia ha sesgado no solo vidas sino, productores y consumidores. Bajo este criterio las sociedades deberían esperar la destrucción de parte de su base funcional y de sectores de la población (en especial los mayores improductivos y menos consumidores) en un rebrote del darwinismo social.

Solo aquellas personas que puedan retirarse de las zonas de alta circulación viral estarían a reguardo en alguna medida. Sin embargo con la propagación del virus y la aparición de olas sucesivas de contagios. ¿Cuántos de los no protegidos deberán morir antes de que la enfermedad se auto limite por el agotamiento de los susceptibles?

En nuestro país, aumenta el número de casos y de muertes en la capital y el Conurbano. Paradójicamente es en este momento en que se agudiza la oposición a la única medida de contención comprobada. Hay reclamos que surgen de la necesidad, los que buscan adaptar los protocolos para trabajar e incorporar actividades que se presumen pueden controlarse mejor. Otros son inconducentes y politizan la cuarentena. Para los primeros hay respuestas, pero las demandas crecen y requieren más, no todos resultan satisfechos y no todos pueden serlo, ni al mismo tiempo.

Terminar la cuarentena antes de tiempo es igual a no haberla tenido

Si planteáramos dos escenarios contrapuestos. En el primero se levanta la cuarentena, se abren los negocios y las fábricas, se libera el transporte en la zona del AMBA, donde es mayor la velocidad de contagios y el número de casos. Por otro lado, a los que no creen, en la pandemia, se les exime de la obligación de distanciarse y usar barbijos.

La consecuencia que debe esperarse es el aumento de los casos, algo que ya ocurrió después de una relajación leve del rigor del aislamiento.

La severidad de las medidas deberá corresponder a la severidad de la pandemia, porque al menguar el control, la tendencia alcista debe resultar en mayor ocupación de camas en salas generales y de terapia intensiva, el aumento de la cifra de prestadores sanitarios enfermos y muertos, como se ha visto en Europa y EU. Esto desemboca en la reducción de la capacidad del sistema de salud para tratar los enfermos de Covid y los de otras afecciones, como las respiratorias que siempre son más frecuentes en invierno. Los cánceres, infartos, úlceras sangrantes, cirrosis descompensadas y traumas no podrían ser tratados.

La inmunidad de rebaño es un camino abandonado para esta etapa de la pandemia. Los casos más llamativos son los de Inglaterra y Suecia donde ha sido considerado un error por quienes lo recomendaron. La proporción de aproximadamente 60% de infectados, que se considera necesaria para alcanzarla, sólo en la región del AMBA implicaría 8,8 millones contagios. A partir de una población de 14,8 millones de habitantes (www.buenosaires.gob.ar ›gobierno›que-es-amba). Si consideramos una conservadora tasa de letalidad general, entre 0.5 y 1%[2].  Los muertos probables hasta que, (en caso de alcanzarse) la inmunidad de rebaño pudiera frenar la propagación, podrían ser entre 44.400 y 88.800.

La única certeza continua siendo el aislamiento, alternado con el distanciamiento, cuantas veces sea necesario, hasta el momento en el que se logre una terapia eficaz, o una vacuna. La economía quedara muy dañada en los dos casos. Es un hecho. Los que optaron por la economía, no lograron rescatarla. La diferencia objetiva está en el número de muertes.

Hasta mediados de julio se ha vuelto a un aislamiento más severo. Según palabras del ministro Ginés Gonzalez García “Hemos vuelto a tener la responsabilidad que tuvimos. Mucho más que una medida del Gobierno, es una medida de la sociedad para proteger”.

El virus no va a desaparecer. Pero los tratamientos van a mejorar, ya está ocurriendo. Es cierto que la economía se resiente. Es cierto que hay que actuar para que aquellas regiones donde se pueda reabrir se continúen haciéndolo, mientras que en las que no sea posible, hay que ayudar para que las necesidades sean satisfechas. Es una situación excepcional, requiere una mentalidad y acciones inéditas. Puede parecer ingenuo, pero no hay otra salida.

Las oposiciones  a la cuarentena, al barbijo, al distanciamiento…, las conspiraciones

Existe una oposición a las medidas anti contagio que cuando se expresa muchas veces, muestra su origen absurdo. Descansa en una ignorancia que asombra cuando no molesta. Hay reclamos egoístas, dónde se trastocan las escalas y es lo mismo correr que mantener una familia. Hay protestantes del llano y hay irresponsables que no pueden explicar la raíz de su disgusto porque disfrazan de oposición a las medidas del gobierno la oposición al gobierno.

En ese grupo heterogéneo hay quienes se oponen a las cuarentenas, a las vacunas, a flexibilizar, a no flexibilizar, a las radiaciones, al nuevo orden mundial y a cuánto monstruo esté dando vueltas en las redes. Es bueno para la salud pública que la comunicación sea responsable. Los formadores de opinión, deben serlo, porque las interpretaciones erróneas y los bulos, inducen a conductas nocivas para el conjunto de la sociedad. .

Sin pretensiones de psicoanálisis pareciera que junto a las motivaciones políticas, de algunos anti cuarentena, existe la tentación de buscar certezas fabricando enemigos visibles, sobre todo porque los virus para muchas personas son solo una palabra con un significado simbólico, pero no saben en realidad que son.

Aceptar que un virus ha detenido el mundo, es más difícil que enfrentar una cantidad infinita de enemigos creados al efecto de poner en la otra esquina un contrincante merecido. Digamos uno a la altura. Pareciera que este enemigo no puede ser un virus, que no es más que una molécula de ácido nucleico con unos pocos bits de información, encapsulada dentro de otras y que ni siquiera está viva, aunque se reproduzca en nuestras células.

* El autor es médico genetista. Investigador en Genética Toxicológica y profesor universitario. Centro de Altos Estudios en Ciencias Humanas y de la Salud (CAECIHS). Universidad Abierta Interamericana.

©2020-saeeg®

Referencias

[1] Banco Mundial. Coronavirus: La respuesta del Grupo Banco Mundial ante la emergencia mundial de hacer frente a la pandemia. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/06/08/covid-19-to-plunge-global-economy-into-worst-recession-since-world-war-ii

[2] Nature News. Smriti Mallapaty. How deadly is the coronavirus? Scientist are close to an answer. https://www.nature.com/articles/d41586-020-01738-2