Desde el nacimiento del Estado de Israel en 1948, la joven democracia, importada por la fuerza de las armas en lo que Lord Balfour llamaba en 1917 el “hogar judío” en Palestina, se ha distinguido por ser, a pesar de su precaria seguridad regional, permanentemente atravesada por un animado, acalorado y controvertido debate político.
El antiguo Partido Socialista Mapam de David Ben Gurion, el primer Jefe de Estado de Israel, ha chocado desde su fundación con el alma político-religiosa del judaísmo fundamentalista, el del “Hasidim” que incluso negó que se estableciera un estado de Israel, sin esperar la “venida del Mesías”.
A lo largo de las décadas, el alma socialista de los fundadores del Estado se ha ido desvaneciendo gradualmente y hoy dos formaciones están en el poder, una derecha y otra en el centro, respectivamente el Likud y el Partido Azul y Blanco, encabezado por dos personalidades destacadas: el Likud encabezado por el líder histórico Benjamín Netanyahu y el Partido Azul y Blanco encabezado por el ex Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Benny Gantz.
Los dos han estado en el gobierno juntos desde marzo del año pasado, pero su convivencia en el gobierno de coalición claramente ha resultado más difícil de lo esperado, hasta el punto de que el 22 de diciembre del año pasado se declaró la crisis del gobierno, la Knesset (el Parlamento de Israel) se disolvió y menos de un año después de las elecciones se convocó una nueva elección prevista para el próximo mes de marzo.
Netanyahu se enfrenta a una investigación de corrupción y siempre ha mantenido que es víctima de un poder judicial politizado y ha argumentado que su partido “Likud” no quiere elecciones: siempre hemos votado en contra de estas elecciones. Desafortunadamente, Benny Ganz renegó de los acuerdos.
Ganz, por su parte, respondió que las afirmaciones del Primer Ministro eran “mentiras” y que su colega de gobierno estaba apuntando a elecciones anticipadas “para evitar ser juzgado”.
Posiciones duras e irreconciliables que, en un país pequeño como Israel en el que la política, las instituciones y las sociedades están fuertemente integradas, han tenido consecuencias directas incluso dentro de la poderosa comunidad de Inteligencia que está tan intrínsecamente vinculada a otras instituciones, que se ve inmediatamente afectada por los ecos del debate político.
La Comunidad de Inteligencia de Israel se basa en tres pilares de eficacia probada y reconocida: el Mossad, el Servicio que opera en el extranjero con tareas de espionaje y lucha contra el terrorismo a través de la frontera; Shin Bet, el Servicio de Seguridad Interna responsable de la contrainteligencia y la lucha antiterrorista dentro de las fronteras, y Aman, el Servicio de Inteligencia Militar.
La división simple y pragmática de tareas asigna funciones geográficamente distribuidas a los dos servicios “civiles”, mientras que Aman realiza no sólo tareas específicas de inteligencia militar sino, en estrecha coordinación con los dos servicios civiles, tiene habilidades de análisis estratégico.
En otras palabras, el Mossad y el Shin Bet no tienen sus propios departamentos de análisis y confían, para esta función, en los colegas de Aman, que luego son responsables de proporcionar al gobierno marcadores fiables sobre todos los asuntos de importancia estratégica.
Para entender cómo ha funcionado el sistema a lo largo de los años, hay que volver a la Guerra de Yon Kippur de 1973, cuando a principios de octubre Israel fue atacado simultáneamente y repentinamente por Egipto y Siria y durante unos diez días se encontró comprometido antes de lograr éxito en el conflicto.
En aquellos días, todos los observadores, tanto en el país como en el extranjero, se preguntaban por qué los renombrados servicios israelíes no habían anticipado las medidas del enemigo, al tiempo que tenían extensas y profundas redes de información en el campo contrario.
La respuesta vino del comité de investigación “Agranat”, encargado por la entonces jefa de Estado Golda Meir, quien se enteró de que la información sobre los preparativos egipcios y sirios había sido recopilada, pero que éstos no eran suficientes, según los analistas de Aman, para declarar la alerta general y advertir al gobierno del peligro inminente del peligro inminente.
El fiasco le costó al director de servicio militar su puesto.
Desde entonces, el vínculo y la cooperación entre los tres servicios se ha vuelto cada vez más eficiente, con excelentes resultados en términos de coordinación entre inteligencia, poder ejecutivo y capacidad de Israel para responder eficazmente a las amenazas nacionales o extranjeras. Todo esto hasta la fecha.
De hecho, en las últimas semanas, las noticias de fuentes israelíes cualificadas de que los Servicios del Estado de Israel han participado —en una cuestión estratégica de vital importancia como Irán— en el debate que divide a Benjamín Netanyahu y Benny Ganz no sólo sobre las decisiones que deben tomarse en el ámbito económico y de la salud, sino también sobre la actitud que debe seguirse hacia la política nuclear de Teherán y los intereses iraníes en el Medio Oriente en general y en El Líbano y Siria en particular.
Mientras, tanto el Mossad como el Aman están esperando ver cuáles serán los primeros movimientos de la nueva administración Biden sobre el programa nuclear de Irán, el jefe del Departamento de Análisis de Inteligencia Militar, Dror Shalom, con el apoyo de su jefe Tamir Hayman —muy cercano a Benny Ganz— ha señalado al gobierno la conveniencia de una actitud “más suave” hacia Teherán incluso sugiriendo la participación directa de Israel junto a los Estados Unidos en la posible reanudación de las negociaciones con los iraníes sobre la limitación de las ambiciones nucleares del régimen ayatolá.
Benny Ganz, que fue jefe de gabinete hasta 2015, mantuvo una estrecha relación con Aman y todo el establecimiento militar y promovió, incluso durante la campaña electoral, una actitud más moderada hacia Irán.
El movimiento de Aman ha irritado profundamente el liderazgo del Mossad, que, en línea con la posición de Netanyahu, quiere mantener una línea dura sobre Irán, que todavía se considera una amenaza estratégica para el Estado de Israel.
Como para responder a los movimientos de su oponente político, Netanyahu extendió hasta el próximo mes de junio la posición de jefe del Mossad de Yossi Cohen, un jefe del Servicio que planeó y organizó la campaña de asesinatos contra científicos iraníes involucrados en la investigación atómica (el 27 de noviembre fue eliminado en las afueras de Teherán Moshen Fakrizadeh, jefe del programa nuclear).
Yossi Cohen será reemplazado al frente del Servicio por otro leal de Netanyahu, el actual jefe del departamento de operaciones del Mossad, actualmente conocido sólo como “Mr.D”, quien se cree que continúa siguiendo los pasos de su predecesor en su estrategia de feroz oposición a la nuclear de Irán, también a pesar de la posible actitud moderada futura del nuevo presidente estadounidense Joseph Biden.
Entonces, mientras el servicio de inteligencia militar que monopoliza el análisis estratégico de toda la comunidad de inteligencia israelí toma el terreno en apoyo de las tesis de política exterior del candidato centrista en las próximas elecciones, Benny Ganz, el Mossad se alía decisivamente con su oponente, el actual Primer Ministro Benjamín Netanyahu, partidario de una actitud cada vez más dura hacia el sueño nuclear de Teherán y sus objetivos expansionistas en Siria, El Líbano e Irak.
Por lo tanto, el Mossad sigue planeando futuras eliminaciones de científicos iraníes y proporcionando a las Fuerzas Armadas datos precisos sobre las posiciones iraníes, en Siria y en los objetivos a atacar. En diciembre, el Jefe del Estado Mayor del Tsahal (las Fuerzas Armadas de Israel), Avin Kochavi, declaró que, gracias a los bombardeos aéreos, la presencia militar de Irán ha disminuido progresivamente.
Aman “prefiere” continuar con su “Unidad 8200” de ciberataques contra Teherán, en la línea del éxito del ciberataque contra el sistema de control de centrifugadora nuclear de Irán, obtenido hace años con la inoculación del virus “Stuxnet” en el sistema.
Una paradoja totalmente israelí: civiles agresivos y militares moderados.
Sin embargo, es lamentable que esta paradoja no sea parte de una dialéctica política reservada, sino que incluso haya entrado en la campaña electoral por arrogancia.
* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.
Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.
En estos días se ha abierto un importante debate público respecto a la “hidrovía, el Río de la Plata y sus canales”; la relación de éstos con el Atlántico Sur y la Soberanía Nacional, con motivo de la sanción del Decreto 949/20. En buena hora que este tema, a raíz de una Declaración sobre la construcción del Canal de Magdalena y un Pedido de Informes al Ministro de Transportes, del ex Canciller y Senador Nacional Jorge Taiana se haya visibilizado. Ello, es un avance fenomenal, independientemente de mayores discusiones y aportes sobre el tema.
Como coautor junto a Fabian Lugarini del proyecto que culminaría el 29/11/2017 con la sanción de la ley 27.419 de “Desarrollo de la Marina Mercante Nacional y de Integración Fluvial Regional” que elaboráramos para el Senador Pino Solanas, contando con el apoyo de varios senadores, del Centro de Patrones y otras organizaciones afines, tal vez, tenga algo que aportar a este debate, desde una mirada más general e integral.
La cuestión marítima y fluvial ha estado ausente entre los argentinos y, mientras tanto, distintos intereses —en su mayoría extranjeros— se han apropiado de estos espacios y recursos, ante la pasividad o la cuestionable acción de muchos de los funcionarios de las áreas pertinentes, dispersas y mal gestionadas (¿?), dejando a la Argentina de espaldas, ya no solo del mar, sino de todo lo vinculado con al transporte marítimo y fluvial; los ríos, los glaciares, los humedales, las reservas subterráneas de agua e incluso la pesca y, la acuicultura.
Un Estado ineficiente. Un Estado ausente tal vez o, en muchos casos… maliciosamente ineficiente o ausente. Parece la cosa de nadie o de unos pocos, en lugar de ser la preocupación y el bienestar de todos.
Estas tres cuestiones: la llamada Hidrovía, el Río de la Plata y el Atlántico Sur, a las que yo les agregarías una cuarta, la Provincia de Tierra del Fuego, el Canal del Beagle y el Estrecho de Magallanes, pueden ser individualizadas por separado, pero deben ser tratadas en forma integral como los espacios insulares, marítimos y fluviales de ocupación, explotación, desarrollo, comercio y la primera línea de resguardo de defensa de la soberanía nacional.
Con el objeto de controlar el acceso al Pacífico, el estrecho de Magallanes y el paso de Drake, el 9 de agosto de 1776 —antes de establecerse definitivamente el Virreinato del Río de la Plata— se creó el Apostadero Naval de Montevideo, donde funcionaba la Comandancia General de Marina, la más importante autoridad naval de España en el Río de la Plata y el Atlántico Sur hasta el Cabo de Hornos. Desde donde se planificaban los traslados a Malvinas y los transportes militares, se armaban y abastecían los buques con patente de corso radicados en Montevideo para hacerse de los barcos ingleses, portugueses y del Caribe. El 16 de noviembre de 1776 se ordena que todas las naves en viaje, desde el Callao hasta un puerto peninsular, debían recalar en Montevideo para recibir las órdenes. Por el Tratado de San Ildefonso (01/10/1777) se dispone la presencia permanente de dos fragatas en el Río de la Plata, una en Montevideo y otra en Malvinas. Ya tenían muy en clara la necesidad de controlar el Río de la Plata; la navegación en los ríos (en lo que eran expertos); la cabecera norte y la meridional del Atlántico Sudoccidental y el paso al pacífico. ¿Dónde quedó en el siglo XXI esta geopolítica del siglo XVIII?
Iniciaré esa tríada tratando ligeramente la cuestión del Río Paraná (de la recordada Ramona Galarza), ya que han sido muchos los autores que han abordado el tema desde posiciones antagónicas. La llamada hidrovía Paraná-Paraguay es un sistema fluvial de la Cuenca del Plata que, cuenta con 3.442 km navegables desde Puerto Cáceres (Mato Grosso, Brasil) hasta Nueva Palmira (Uruguay), con más 290 km hasta el acceso al mar. Tiene unos 23 puertos sobre Buenos Aires; 9 en Entre Ríos; 33 en Santa Fe; 5 en el Chaco; y 1 en Corrientes, Formosa y Misiones. En total unos 73 puertos argentinos. Por este troncal se transportan productos por unos 70 mil millones de dólares anuales en unos 4.400 barcos de gran porte, que contienen unos cien millones de toneladas de granos y productos del comercio internacional y nacional; unos 25 millones de toneladas de cargas de cabotaje; 2 millones de contenedores, centenares de miles de vehículos y personas. Todo ello, con números relativos, al haber escaso control y, con pronósticos de un importante crecimiento anual. De hecho, es el principal transporte por agua, por cuanto todo el sector del sudeste de la Provincia de Buenos Aires y el litoral patagónico tiene escasa participación naval.
Durante el año 1995, el gobierno nacional otorgó la concesión para el dragado, mantenimiento y balizamiento de la referida hidrovía en el tramo desde Santa Fe al Atlántico Sur en favor del consorcio EMEPA (Gabriel Romero y la empresa de dragado belga Jan de Nul) que, con el producido de las tarifas de peaje y subsidios del Estado, se transformó en un negocio de miles de millones de dólares anuales por una tarea que pudo efectuar perfectamente el Estado, por cierto, con funcionarios honestos que cumplieran acabadamente sus tareas, sin derivar a empresas privadas los servicios públicos con el argumento de ser ineficientes, inseguros y caros. Aunque, claro está, para no pecar de ingenuo, un Estado que no es el argentino actual y que, en todo caso, requiere de una reconversión, que está más en los dirigentes y funcionarios políticos que en los técnicos y trabajadores del sector. Una concesión que debió durar 10 años se prorrogó hasta el 2022. Según Solanas-Lugarini “se violó la Ley 17.520 de Obras Públicas (con las modificaciones introducidas por la Ley 23696), por la cual las tarifas no podrían exceder al valor del servicio ofrecido y la rentabilidad no debería exceder una relación razonable entre las inversiones efectivamente realizadas por el concesionario y la utilidad neta obtenida por la concesión, así como la Ley 25.561 de Emergencia Económica, al dolarizar las tarifas de peajes (las cuales entre los años 1995 y 2014 se incrementaron 212% en esa moneda). Asimismo, la exención del IVA en peajes y subsidios dispensado a Hidrovía S.A. contraviene la legislación impositiva vigente y, por otro lado, nunca han sido apropiadamente justificados los aumentos tarifarios que llevaron el peaje de US$0,98 a US$3,06 por tonelada, la entrega de subsidios millonarios en dólares entregados por el Estado, ni las sucesivas prórrogas en la concesión”. Además, que en todos estos años de concesión, no se constituyó el organismo de control que estaba previsto en la licitación, de auditoría legal, contable y administrativa ni la supervisión técnica y ambiental. Como muchas de las concesiones que se otorgan en la Argentina, sobre las que no se controla su eficiencia y que, al revocarse, dejan un pasivo ambiental descomunal.
La creación de la Empresa Hidrovía Sociedad del Estado con una participación de la Nación del 51% y el 49% de las provincias del litoral, para licitar y controlar la concesión para el dragado, mantenimiento y balizamiento, es una medida importante pero insuficiente. En primer lugar, es de esperar, que no se constituya en una nueva empresa estatal burocrática, para sostener a funcionarios que en lugar de administrar la cosa pública desvirtúen el rol para el que se los ha nombrado. En segundo lugar, no se entiende por qué entregar a empresas extranjeras el dragado —con la consecuente pérdida de divisas y descontrol del patrimonio nacional— en lugar de llevar adelante en forma directa el dragado, cuyos ingresos anuales rondan los doscientos millones de dólares, con lo cual, en menos de un año podrían financiarse la compra de cuatro dragas, que es el número que utiliza la actual concesionaria.
El objeto de administrar la hidrovía no es el dragado y mantenimiento, que es solo una herramienta para posibilitar la navegación. El objeto principal, es el desarrollo del litoral y nordeste argentino, lo que requiere una administración productiva y no solo meros dragados operativos, etc.
Además, ello será insuficiente si no se controlan las cargas; se evita el contrabando, se promueve la nacionalización de la flota fluvial, la salida de los productos al mundo y la integración argentina norte-sur. Con este criterio elaboramos la citada Ley 27.419 de “Desarrollo de la Marina Mercante Nacional y de Integración Fluvial Regional” aprobada en el Congreso de la Nación en 2017, porque no solo hay que nacionalizar la hidrovía Paraná-Paraguay, sino que hay que promover la utilización de la bandera argentina en la flota mercante y fluvial, desandando el camino del lamentable desmantelamiento de la flota mercante.
En el primer año de la presidencia de Perón se triplicó el tonelaje de la Flota Mercante del Estado, haciendo del transporte naval un pilar de su gobierno; de forma tal, que, al finalizar el Primer Plan Quinquenal, se había expandido en más del 50% de su capacidad de carga alcanzando el millón de toneladas transportadas anualmente. En 1960 se creó la Empresa Líneas Marítimas Argentinas S.A. (ELMA) que llegó a contar con 60 buques y, en la década del 90 se desactivó la Marina Mercante Nacional, que aún contaba con casi 150 unidades y se liquidó ELMA en 1997.
Políticas erróneas (¿?) instrumentadas por los Decretos 1772/91 (derogado por el 1010/04); el Decreto 817/92; el Decreto 1493/92 (derogado por la Ley 25.230); el Decreto 343/97 (derogado por la Ley 25.230) que permitieron que buques de bandera argentina se inscribieran provisoriamente en registros extranjeros. Se llevó adelante la desregulación marítima y portuaria, dando base a la desregulación y privatización de los servicios de remolque y practicaje; se dio tratamiento de bandera nacional a buques y artefactos navales extranjeros charteados a casco desnudo, etc., una política que dio lugar a la pérdida del tráfico internacional por parte de la Marina Mercante Nacional así como la trasferencia logística a empresas extranjeras y el traspaso de buques con bandera argentina a banderas de conveniencia. Y muchas más cuestiones, derivadas de políticas erráticas y antinacionales que es imposible describir en pocas líneas y que derivan de pasar de los extremos de colocar a los servicios del Estado en el peor lugar para justificar las concesiones, en ocasiones calificadas de adecuadas porque no hay controles del Estado que auditen en forma cristalina los procesos y costos y, la mayoría de las veces, como dije, concesiones sin control o donde las licitaciones se renuevan sin concurso ni revisión del Estado de los servicios y costos, como es el caso de la hidrovía. Y es tanta la mala fama del Estado (volcada de mala o buena fe en perjuicio de este administrador de nuestros recursos) y, tantos los negocios en juego, que hay quienes se conforman con malo conocido que bueno por conocer. Como aquello de votar al menos peor.
Los resultados están a la vista, desde la década del 80 a la fecha el transporte en la hidrovía con buques de bandera argentina pasó del 70% a menos del 10% y el tráfico se realiza con barcos de bandera extranjera que usufructúan los más de 100 millones de dólares que la Argentina destina al dragado de esta red troncal. Lidera las operaciones el Paraguay, que le provee a su flota importantes beneficios fiscales, tales como bajas cargas sociales, donde los armadores argentinos alcanzan al 47%, en tanto los paraguayos a 24,5%; los impuestos a las ganancias pagados por los armadores nacionales son del orden del 35% y los paraguayos solo un 10%, que además no tienen impuestos a los activos, al igual que la exención de impuestos internos y tasas a los combustibles; diferencias en los impuestos al trabajo, etc. Le decíamos hacia 2017 al gobierno nacional: por no dejar de cobrar impuestos, se reducen los buques de bandera nacional con la consecuente reducción de recaudación. El cuento de la buena pipa y…aumenta la bandera y producción de origen paraguayo (¿?) y…el contrabando, al que refiere el Senador Taiana.
A pesar de transportar por buques desde los ríos al Atlántico Sur el 90% del comercio exterior, solo el 1% de la matriz nacional de transporte corresponde al modo naval, a pesar de que el transporte fluvial es más económico y menos contaminante que los otros medios de transporte. Una barcaza tipo Mississippi de 1.500 toneladas carga lo mismo que 15 vagones de ferrocarril y que 58 camiones con acoplado; pudiendo transportar 245 toneladas de carga por km con un litro de combustible, mientras que el tren transporta 175 toneladas por kilómetro con un litro de combustible y, el camión 66 toneladas por kilómetro con un litro de combustible y, la Argentina, cuenta en Santa Fe con el astillero de barcazas más moderno de América del Sur en Punta Alvear, Santa Fe, inaugurado en 2009 con una capacidad de producción de dos barcazas tipo Jumbo de 2.500 toneladas cada dos semanas, trabajando en un solo turno.
Esto hace imperativo que la flota nacional vuelva a ser competitiva eliminando las asimetrías que existen entre los Países Miembros del Acuerdo de la Hidrovía. El eje debe ser la integración, complementación y cooperación y para ello es necesario desarrollar un comercio fluido y una operativa fluvial eficiente en un contexto de paridad entre los estados Parte del MERCOSUR, tal como se estipula en el referido Mercado. Están las leyes (revisen entre otras la Ley 27.419); pongan en ejecución la Empresa Hidrovía Sociedad del Estado (que no sea una mera intermediaria); elaboren en forma consensuada los respectivos reglamentos y pongan al frente de las Instituciones los hombres probos que cuiden y desarrollen los intereses nacionales y regionales. Hay expertos de valía en el país, en actividad y retirados, que pueden contribuir a esta gesta nacional.
La segunda parte de la tríada, el Río de la Plata, según el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, se extiende desde el paralelo de Punta Gorda (Uruguay) hasta la línea recta imaginaria que va de Punta del Este (UY) con Punta Rasa (Argentina), habiéndose establecido una franja costera de jurisdicción exclusiva de siete millas entre el límite exterior del Río de la Plata y la línea recta imaginaria entre Colonia (UY) y Punta Lara (AR) y de una distancia de dos millas desde esa línea hasta el paralelo de Punta Gorda. El Tratado incluye, las inflexiones necesarias de sus límites exteriores para que no sobrepasen los veriles para seguridad de la navegación en los canales de las aguas de uso común y de acceso a los puertos y otras cuestiones relativas a los buques, a las acciones referidas a la pesca sostenible y la contaminación de las aguas, etc. Respecto a la franja costera de los países vecinos, al tratarse de un río, la Argentina no adoptó la ley 17.094 que establecía originalmente un mar territorial de 200 millas, pero tampoco aplicó las líneas de base que se aprobarían varios años después por Ley 23.968.
Este es un río con 30.212 Km2 de superficie y 290 km de longitud. Es tan importante, que tiene en la Plaza Navona de Roma una escultura de Gian Lorenzo Bernini “laFuente de los Cuatro Ríos”. Por él ingresan el 95% de las importaciones argentinas y uruguayas y egresa el 90% de sus exportaciones; donde, desde Buenos Aires a Santa Fe se radica el 80% de la industria nacional y que, sobre ambos márgenes viven el 60% de los pobladores.
Ya habían entendido los portugueses en el siglo XV y, luego los ingleses, los brasileños y rioplatenses, que la Banda Oriental y la Cuenca del Plata eran estratégicamente fundamentales por su proyección al Atlántico Sur y su acceso a la hidrovía, constituyéndose en una verdadera “bisagra” del desarrollo regional. Ahora, países independientes, es de esperar una asociación estratégica, generosa y amplia, que potencie los intereses binacionales, derivados de este “puente de unión” y esta extraordinaria “puerta al mundo”. En la “Convención Preliminar de Paz” las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Reino de Brasil acordaron —con intervención del Reino Unido— en 1828, la independencia de la Banda Oriental (luego Uruguay), al tiempo que establecieron en una cláusula adicional que, por 15 años, se aseguraba la libre navegación para ambas naciones. Sin embargo, no se fijó el mar territorial y ello generó diferencias, a punto de provocar algún conflicto armado y dio lugar, 145 años después, a la firma el 19/11/73 en Montevideo del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, el que fue ratificado por nuestro país mediante la Ley 20.645 y por Uruguay por Ley 14.145, dando fin, a los desentendimientos entre dos países, original y, culturalmente hermanos. El 16/08/1976 se constituyó la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM), quien realizó su primera sesión plenaria el 04/02/1977.
Ambos gobiernos, con el propósito de eliminar las dificultades derivadas de una indefinición respecto a los límites y derechos del Río de la Plata, celebraron este Tratado que fue el resultado de una política de Estado iniciada en 1910 por Roque Sanz Peña, quien luego sería presidente, continuada en 1964 por el Canciller Miguel Angel Zavala Ortiz y firmada en 1973 por el Canciller Alberto Vignes, junto a su par uruguayo. Tratado que pretendió ir mucho más allá de una cuestión de límites, peces y ambiente, sino “sentar las bases de una más amplia cooperación entre los dos Países y estrechar los arraigados vínculos de tradicional amistad y hondo afecto que une a sus Pueblos” y, como refirió el presidente Perón el 19/11/73: “Será éste el instrumento más eficaz en la defensa de intereses comunes a los dos pueblos, una acción ejemplar en el orden internacional. Suscribir el protocolo de la fraternidad uruguaya y argentina —decía Sáenz Peña— no es crear una política distinta de la que nos viene impuesta por nuestra tradición, es consagrar, para siempre, la fraternidad uruguaya y argentina. Un mismo cielo cubre nuestras aguas, su azul se refleja en el y en nuestras banderas. Aceptemos ese simbólico abrazo de la naturaleza como un signo de fraternidad que nos convoca a la paz, al trabajo en común, a la prosperidad y a la felicidad de nuestros dos pueblos”.
Estamos aún lejos de cumplir con este ideal. Cuarenta y ocho años después, los resultados de uno de los más importantes tratados de integración latinoamericana son verdaderamente escasos, limitándose, a una discutida administración del Río y de “la Zona Común” y, sin avanzar, en “la más amplia cooperación entre los dos países”; espíritu, que se expresa, en los considerandos que fundaron el Tratado y en los primeros profesionales y técnicos gestores de esta iniciativa de ambos países.
El delimitar las jurisdicciones de los países en el río y los alcances de las actividades, no debiera operar como una suerte de muro separador, sino por el contrario, consolidar una gran puerta de entrada y de unión de dos territorios vecinos, con una historia y cultura común y, con la necesidad, de actuar en forma sinérgica es las cuestiones económicas y geopolíticas, de cara al mundo, de ocupación del Atlántico Sudoccidental y de comunicación al Pacífico.
Como producto de este Tratado, la Argentina mantiene con Uruguay una Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) y otra Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM), compuesta de nueve funcionarios argentinos con inmunidad diplomática, además de las responsabilidades que le competen al Subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante y, al Subsecretario de Pesca, cuyas obligaciones son las relativas a la ejecución de las tareas de control y fiscalización de los puertos, vías navegables, concesiones y contrataciones, así como para llevar a cabo las políticas, programas y estudios referidos a las actividades portuarias, al transporte fluvial y marítimo y a la marina mercante nacional y, en la conducción y ejecución de la política pesquera nacional, regulando la explotación, fiscalización e investigación, entre otras funciones.
Cruzar “el charco” y buscar la integración entre los rioplatenses no puede significar dependencia de ninguna de las partes y si bien es entendible que el Uruguay desee profundizar sus canales de aguas profundas del acceso al puerto de Montevideo (y así lo aceptaron las autoridades del CARP en 2018) para favorecer su comercio, es absolutamente inentendible que la Argentina no haya mejorado sus vías de navegación para reducir sus tiempos de transporte (Arce, O. 2018: costo diario de operación de un buque tipo Panamax 20/25.000 U$S);costos de servicios en las esperas de los buques (Arce, O. 2018: unos 100/150 millones de dólares/año se derivan a Uruguay); reducción de valores de mantenimiento y dragado de los canales (Arce, O. 2018: el mantenimiento del Canal Punta Indio cuesta unos 12 millones de dólares/año), etc. y, fundamentalmente, la integración de sus vías fluviales nacionales con las marítimas del Atlántico Sudoccidental, con el consiguiente desarrollo regional y de los pueblos, cuya producción y comercio pueden acrecentarse a través de la utilización de los ríos y del mar argentino.
La salida sería la construcción del Canal de Magdalena (Ruta del Sur) de unos 55,6 km que correría en doble vía en paralelo a la ribera bonaerense y cuyo proyecto fue elaborado hace más de veinte años, mediante el cual, con la traza propuesta, se reducirían unos 42,7 km de recorrido; unas dos horas de navegación, sin tener en cuenta las horas y días de espera actuales; con una inversión que podría recuperarse en unos diez años y cuyos estudios se encontrarían finalizados, certificados, acreditados y aprobados en la Comisión Administradora del Río de la Plata ya que, habiéndose cumpliendo con lo establecido en el Art. 17º del Tratado (La parte que proyecte la construcción de nuevos canales, la modificación significativa de los ya existentes o la realización de cualquier otra obra deberá comunicarlo a la Comisión Administradora, la cual determinará sumariamente y en un plazo máximo de treinta días si el proyecto puede producir perjuicio sensible al interés de la navegación de la otra parte o al régimen del río) y vencido el 26/1/2017 el plazo para que Uruguay comunicara si el proyecto podría producirle los perjuicios referidos en el referido artículo; además, de que no obstante el art. 19º del mismo Tratado, Uruguay desistió de intervenir en la realización del Canal, motivo por el cual la Argentina está en condiciones de realizar la obra cuando lo crea oportuno (para mayores detalles sobre las ventajas del Canal de Magdalena sugerimos la lectura de “Los costos en el Río de la Plata. La rectificación del Canal Magdalena” de Oscar M. Arce, Boletín del Centro Naval 848, may/ago 2018).
Correspondería efectuar los consensos necesarios destinados a reconvertir, equilibrar y fortalecer los puertos de Buenos Aires, Dock Sud y La Plata y, desarrollar todo el litoral portuario de la Provincia de Buenos Aires y muy especialmente la Patagónica, donde es verdaderamente un despropósito que el tránsito de sus mercaderías se siga efectuando en forma terrestre, con el consiguiente encarecimiento, deterioro de las rutas y contaminación ambiental, a la par de no ocupar el territorio marítimo del sur que se internacionaliza con buques extranjeros en forma sostenida y creciente, con la consiguiente pérdida de soberanía nacional.
Después, a la hora de la integración real con Uruguay debiéramos pensar en cómo resolver la comunión económica, social, cultural, tecnológica y ambiental rioplatense que, en todo caso, confluya en un puerto binacional de aguas profundas que en forma sinérgica atienda nuestros intereses equitativamente, dando relevancia a las potencialidades de ambos países.
Respecto a la tercera parte de esta tríada el Atlántico Sudoccidental los buques de gran porte llegan desde el mundo al Atlántico Sur. De éste hacía el sur argentino y el Río de la Plata y desde este gran río distribuidor del litoral y los ríos del nordeste argentino y, en sentido inverso, haciendo transporte de mercaderías, integrando las vías fluviales y el mar argentino hasta la Antártida y las aguas de la Provincia de Tierra del Fuego (en su concepto más amplio). Comencemos a hacer cierto “que el agua, los recursos naturales y la navegación del sur sean para los suramericanos”, hay que poner en valor la “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS), que la Asamblea Gral de las Naciones Unidas por Res. 41/11 consolidó el 27/10/1986, donde todos los Estados (no los territorios insulares ocupados y colonizados por el Reino Unido) con Zona Económica Exclusiva (en adelante ZEE) en el Atlántico Sur acordaron “promover una mayor cooperación regional, entre otras, para el desarrollo económico y social; la protección del medio ambiente; la conservación de los recursos vivos y, la paz y seguridad de toda la región” a la par de impulsar —en especial a los Estados militarmente importantes— que respeten escrupulosamente a esa región como zona de paz y cooperación, en particular mediante “la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en dicha región, la no introducción de armas nucleares o de otras armas de destrucción masiva y la no extensión a la región de rivalidades y conflictos que le sean ajenos”, cuestión que le alcanza y viola el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante el Reino Unido).
Es sabido que unos 500 buques pesqueros y de apoyo logístico, subsidiados y con trabajo esclavo, se apropian de los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina y Uruguaya en alta mar y, en el área de Malvinas y Georgias del Sur y Sándwich del Sur (en adelante Malvinas), extrayendo un volumen que asciende al millón de toneladas anuales de productos pesqueros con un valor estimado del orden los cuatro mil millones de dólares; con el consiguiente ruptura del ecosistema biológico argentino; la competencia desleal en el mercado internacional; la apropiación del trabajo regional y la apropiación del desarrollo de los pueblos del litoral marítimo patagónico. No ampliaré sobre ello, porque ya me he referido en mayor detalle en un sinfín de artículos.
Empecemos por no dar cobijo o apoyo logístico a cientos de buques mercantes y pesqueros que hacen tráfico con Malvinas o capturan en forma ilegal nuestros recursos migratorios y asociados del Atlántico Sur en los puertos argentinos y uruguayos. La navegación en el Atlántico Sur, trasladando recursos originarios de la ZEE, sean éstos extraídos en alta mar o en el área de Malvinas debe considerarse “no pacífica”, porque se trata de una pesca ilegal (INDNR), además de un acto de piratería (captura de semovientes originarios de la ZEE argentina o uruguaya) que, en el caso de Malvinas se agrava en perjuicio de Argentina, por incumplimiento del Reino Unido y los buques pesqueros españoles, taiwaneses, coreanos, etc. de la Res. 31/49 de las Naciones Unidas (son de orden público y conoce la Cancillería Argentina y la Secretaría de Malvinas mis proyectos al respecto).
No se efectuaron mutuas resignaciones, ni se transformó la isla Martín García en una reserva natural y se estableció una Zona Común de Pesca (Art. 73º del Tratado) en la ZEE de Uruguay y Argentina para sostener una estructura burocrática, sino para “asentar las bases de la más amplia cooperación entre los dos países” en la explotación de los recursos, el transporte, la tecnología, el desarrollo portuario y general, en el que ambas naciones pueden y deben complementarse. Como consecuencia del acrecimiento de tierras por aluvión, la isla Martín García se unió a la isla Timoteo Domínguez, dando lugar, a la primera frontera seca argentino-uruguaya. Todo un símbolo de cuál es el camino entre ambas naciones.
Por cierto, que el Tratado refiere a la “prohibición de acciones contaminantes, a la protección del medio marino y a la conservación de las especies” (art. 47-52, 54-56, 66, 73-76, 78, 80-82) y, en el concepto más amplio de estas acciones, se encuentra la prohibición de la explotación irracional y sin control; la depredación; el descarte de especies; la captura de juveniles, etc. todas prácticas que son realizadas por buques ilegales y, que, como he dicho, atentan contra el ecosistema, el desarrollo y la soberanía nacional.
Es muy importante promover un Protocolo Adicional Mercado Común Pesquero (MERCOPES) en atlántico sudoccidental y pacífico sudeste, dentro del Tratado del MERCOSUR, entre sus miembros, la República Argentina, la República Federativa de Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay y sus adherentes Bolivia y Chile, con el objetivo de ocupar el Atlántico Sudoccidental con buques de los países del MERCOSUR y adherentes, promoviendo el interés de estos en desplazar la ocupación extracontinental del sur del Atlántico Sur; desalentar a los buques extranjeros que pescan ilegalmente en este Atlántico y en el Pacífico Sudeste; promover la utilización de los puertos argentinos y uruguayos; la radicación industrial y la ocupación de mano de obra nacional e integrar las economías; el consumo interno y el comercio internacional de Suramérica (son de orden público y conoce la Cancillería Argentina y la Secretaría de Malvinas mis proyectos al respecto).
Fortalecer la centralidad de la Provincia de Tierra del Fuego en la política de recuperación de los espacios marítimos e insulares del Atlántico Sur (son de orden público y conoce la Cancillería Argentina y la Secretaría de Malvinas mis proyectos al respecto).
Promover un Acuerdo de complementación del Tratado de Paz con Chile respecto a la Cooperación en el Canal del Beagle; el corredor bioceánico Atlántico-Pacífico y el turismo en la Provincia de Tierra del Fuego y Chile, de forma de fortalecer la posición de Argentina en el área meridional del Atlántico Sur, la Antártida y el corredor bioceánico, generando una relación de mayor confianza con Chile con el fin de promover acuerdos con este país vecino que fortalezcan a Suramérica en el cono sur y proyectos comunes en la Antártida.
Perfeccionar el pre-Acuerdo con la Unión Europea, en al menos tres líneas: a) acordar la certificación argentina de origen de las materias primas extraídas de las áreas FAO 41 y 48 (El Atlántico Sudoccidental); b) acelerar el ingreso de productos finales (con valor agregado) libres de aranceles a la Unión Europea y, c) mientras ello no ocurra, darle el mismo tratamiento arancelario que a Argentina a todas las materias primas capturadas en el Atlántico Sudoccidental dentro o fuera de la Z.E.E. Argentina. Entendemos como muy urgente profundizar la relación con los países de la Unión Europea, para tratar de incidir respecto al tratamiento arancelario que recibirá la pesca capturada en el Atlántico Sudoccidental y, especialmente, los productos extraídos con bandera española, china, coreana o taiwanesa.
Promover la adhesión de todos los países de Sudamérica al Tratado Antártico (idea original del Gral. Leal y promovida por Pino Solanas) y la firma de un acuerdo de transformación del Continente Antártico en la “Reserva Ambiental, Científica, Acuífera y Alimentaria de Suramérica” con el objetivo de visibilizar las acciones de Argentina sobre la Antártida y el área meridional del Atlántico Sur, fortaleciendo su posición en esta área.
Promover la conformación de una Comisión de notables y especialistas para producir un Informe relativo a los llamados Acuerdos de Madrid (no aprobados por el Congreso) y del mismo modo el denominado Pacto Foradori-Duncan y la eventual convocatoria a una bicameral, en función del quebrantamiento por parte del R.U. de la Res. de la ONU 31/49 que pidió a ambos gobiernos que aceleren las negociaciones de soberanía e instó a las partes a abstenerse de adoptar modificaciones unilaterales mientras no se realicen las negociaciones relativas a la disputa sobre soberanía (Res. 2065/65 y Res. 3160/73) y, en igual sentido, por analogía, las Res. de la ONU Nº 3171/73 y ONU 3175/73 relativas a soberanía sobre los recursos naturales que no deben explotarse en el país ocupado.
Promover Acuerdos con las flotas pesqueras (y muy especialmente con las españolas) que pescan en el Atlántico Sur y la pesca argentina en alta mar para desalentar el uso de licencias británicas en Malvinas y el fortalecimiento de la presencia británica en las Islas y, provocar, accesoriamente, el aumento de la industrialización en la Argentina y la consecuente generación de empleo nacional (son de orden público y conoce la Cancillería Argentina y la Secretaría de Malvinas mis proyectos al respecto).
Cancelar la Comisión de Pesca y las investigaciones conjuntas pesqueras con el Reino Unido en Malvinas hasta que las licencias ilegales de captura del Reino Unido se limiten a un año; mientras la Argentina no pueda controlar a través de observadores nacionales las capturas de los buques extranjeros licenciados ilegalmente por el Reino Unido; el gobierno nacional no pueda hacer cumplir en el área de Malvinas con la Ley 24.922 y modificatorias, en especial, determinar el Rendimiento Máximo Sostenible y, establecer, el daño ecológico que provoca la captura en esa área las licencias ilegales británicas; teniendo en cuenta, que el ecosistema es único en el Atlántico Sudoccidental y, a prima facie, las capturas de estos buques afectan al recurso que captura la Argentina en el resto de su territorio marítimo.
Establecer Áreas Marítimas Protegidas (AMP) en los 1.639.900 Km2 que ocupa en forma prepotente el Reino Unido en el Atlántico Sudoccidental y en el área de la Zona Económica ExclusivaArgentina adyacente a Malvinas donde migran especies pesqueras argentinas que luego son capturadas por buques extranjeros ilegales, fundado, en que la falta de control de Argentina, en esos espacios marítimos, impide controlar las extracciones y descartes y, otras prácticas ilegales, razón por lo cual son áreas en la que se están depredando los recursos, comprometiendo todo ecosistema del Atlántico Sur (son de orden público y conoce la Cancillería Argentina y la Secretaría de Malvinas mis proyectos al respecto).
Revocar la autorización de los vuelos desde Malvinas a San Pablo, ya que a prima-facie se entiende que esta ruta favorecerá el comercio de las islas Malvinas a un mercado de alto consumo (AB1) como es San Pablo y Gran San Pablo y la apertura desde esta área brasileña al mundo; a la par, de dar un mensaje contradictorio a los pueblos de Suramérica en el apoyo que la Argentina les pide, respecto a apoyar sus derechos soberanos en Malvinas y no contribuir con la consolidación británica en nuestros territorios marítimos e insulares.
Todas las acciones que deriven de las relaciones referidas a Malvinas que omito por razones de síntesis.
La soberanía no se declama se ejerce.
* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.
Recordando la Batalla de Chacabuco del 12/2/1817 comandada por el Gral. José de San Martín en procura de la libertad de Chile y, a la memoria de mi amigo Pino Solanas, un defensor de las causas nacionales y de la Patria Grande, los recursos naturales, el medio ambiente y la industria nacional.
Mi agradecimiento a los aportes de Fabian Lugarini.
En mis clases de Inteligencia siempre hice una primera clase referida a los orígenes de esta profesión que, como muchos sabrán es la segunda más antigua de la humanidad. Creo que no cabe mencionar la primera, porque la conocen, y si no agudicen su imaginación.
En textos tan antiguos como la Biblia o El Arte de la Guerra de Sun Zi se hace referencias a los espías. Entre los libros de la Biblia pueden mencionarse el del Génesis, el de Josué y el de Números 13:1-2. Precisamente, en el libro de Josué 2:1-7 es cuando se cruzan las dos profesiones más antiguas: el espionaje y la prostitución. Claro, por esa época no se usaba el término “inteligencia”, actividad que tiene su origen en la que llevaban a cabo los espías.
Ambas profesiones, o más específicamente la Inteligencia y el sexo, se cruzaron a lo largo de la historia y, quizás, se sigan cruzando…
El primer caso, en la Biblia
La labor de los espías —la cual es sólo una parte de la actividad de inteligencia—, es decir la observación, está considerada como la segunda profesión más vieja del mundo. Como todos sabemos la prostitución es la que se considera más antigua.
En la Biblia, en el libro de Josué 2:1-7, dice:
Josué, hijo de Nun, mandó en secreto a dos espías desde Setim, diciéndoles: “Id a explorar la tierra y Jericó”. Ellos fueron y entraron en la casa de una mujer prostituta que se llamaba Rajab, y pasaron la noche allí. Entonces avisaron al rey de Jericó, diciendo: “Unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para explorar la tierra”. Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: “Saca a los hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar todo el país. Pero la mujer, que había tomado a los dos hombres y los había escondido, dijo: “Es verdad que vinieron a mí unos hombres, pero yo no sabía de dónde eran. Cuando iba a ser cerrada la puerta de la ciudad, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no sé a dónde se han ido. Perseguidlos aprisa y los alcanzaréis”. Pero ella los había hecho subir a la azotea y los había escondido entre unos manojos de lino que tenía ordenados sobre la azotea. Entonces los hombres los persiguieron por el camino del Jordán, hasta los vados. Y después que salieron los que los perseguían, cerraron las puertas de la ciudad.[1]
Este relato bíblico continúa pero solemos recurrir a esta parte al introducirnos en las clases de Inteligencia ya que es interesante por las siguientes razones:
A través de él podemos apreciar como las que serían las dos más viejas profesiones se relacionan e interactúan. Por un lado, tenemos a los espías israelitas infiltrados en Jericó enviados por Josué y por el otro a Rajab, la prostituta.
Se trataría de los primeros espías documentados de la Historia.
Se menciona la actividad de inteligencia y la de contrainteligencia que respondía al rey de Jericó y que intentó apresar a los espías en la casa de Rajab.
La relación entre las dos profesiones más antiguas del mundo, o entre el espionaje y el sexo, se encuentra en toda la historia de la inteligencia y continúa. Los ejemplos son numerosos.
La Primera Guerra Mundial: la “Agente H21”
La Primera Guerra Mundial incrementó considerablemente las actividades de inteligencia, incluyendo el sabotaje, el espionaje, la interceptación de comunicaciones, con varios casos de codificación, interceptación y decodificación de información. Una de las más célebres fue la que puso fin a la carrera del “Agente H21” —“H” por la inicial de su coordinador, Hoffmann—, el nombre clave asignado por la inteligencia alemana a la mítica Mata Hari (“Ojo del día”), nombre real Margaretha Gertrudis Zelle, nacida en los Países Bajos[2]. Durante la Gran Guerra mantuvo relaciones íntimas con jerarcas de ambos bandos beligerantes: militares, empresarios, banqueros y políticos. Estas relaciones eran relevantes por “la información privilegiada que buscan los gobiernos enfrentados en el conflicto. Por este motivo su persona atrae la atención de varios servicios secretos”[3].
En 1915, cuando residía en los Países Bajos fue reclutada por Karl Cramer, un conocido suyo que trabajaba en el consulado alemán, quien le ofreció la posibilidad de viajar a París para adquirir ciertos conocimientos de inteligencia[4]. Los franceses observaron sospechosamente esas relaciones. Fue entonces cuando se le asignó la denominación “Agente H21”. En París obtuvo información sobre una ofensiva que los franceses llevarían a cabo en la semana siguiente y se la transmitió a los alemanes. Viajó a Frankfurt para recibir un mayor entrenamiento por parte de Elsbeth Schragmüller, la espía “Fräulein Doktor”[5], quien se instaló en Bruselas y se dedicó a la interceptación de correspondencia tras la ocupación alemana.
Cabe aquí destacar que Schragmüller —conocida por los franceses como “Mademoiselle Docteur”— fue la primera mujer que dirigió el Departamento Alemán de Espionaje contra Francia y la primera que dotó a esos servicios secretos de una mejor conexión y organización[6].
Instalada nuevamente en Francia, Mata Hari fue contactada por el capitán Georges Ladoux con la intención de reclutarla para la contrainteligencia francesa, convirtiéndose en doble agente. Entre sus “objetivos” se encontraban el gobernador militar de la Bélgica ocupada y el hijo del káiser.
En Madrid intimó con el agregado militar de la embajada de Alemania, Arnold Kalle, quien le proporcionó información falsa acerca de un submarino que desembarcaría en Marruecos, mensaje que Mata Hari entregó a los franceses. Cayó en la trampa. El servicio alemán envió un cable a Berlín, utilizando un código que los franceses habían logrado decodificar: “Agente H21 acaba de llegar tras enrolarse en el servicio francés. Pide instrucciones y dinero”. Desde Berlín respondieron que dejaban US$ 5.000 en el banco Comptoir National d’Escompte, en París, mensaje que fue interceptado por el servicio francés. Fue capturada, sentenciada y ejecutada en el castillo de Vincennes.
Un famoso caso de la Guerra Fría
Otro caso muy famoso en el que se mezcló el sexo y el espionaje fue el “caso Profumo”, que toma su nombre del Secretario de Guerra del Reino Unido, John Profumo, del gobierno del primer ministro Harold McMillan. Una noche de julio de 1961 Profumo participó en una fiesta en la casa de campo de Lord Astor a la que asistieron la joven Christine Keeler —camarera nudista del club nocturno Murrays del Soho de Londres—, su compañera de trabajo Mandy Rice Davis, el osteópata Stephen Ward y el jefe del MI5 —el servicio de inteligencia británico— Roger Hollis. Profumo, quien estaba casado con la actriz Valerie Hobson, se involucró en un romance con Keeler quien, a su vez, mantenía una relación con el agregado naval soviético Eugene Ivanov, en realidad espía de la Unión Soviética. En el marco de la Guerra Fría, el involucramiento de un agente de inteligencia soviético fue lo que agravó el caso, el cual derivó en un serio escándalo que salió a la luz en 1962. La relación de la joven Keeler con Ivanov despertó las sospechas del MI5, el servicio de Inteligencia británico, por lo que estaba siendo vigilada.
Profumo, en principio, manifestó ante la Cámara de los Comunes que sólo eran amigos pero finalmente reconoció la verdad en el Parlamento y renunció el 5 de junio de 1963, alejándose así de la política. Poco después, a causa de este escándalo, el primer ministro, Harold McMillan, presentó su renuncia.
El doctor Stephen Ward era un importante vínculo entre las élites políticas y sociales del Reino Unido, para algunos en realidad un proxeneta porque relacionaba a hombres poderosos con jóvenes. De hecho, fue acusado de proxenetismo. Murió de una sobredosis de pastillas para dormir pocos días después que el jurado anunciara su veredicto.
El “caso Profumo” también salpicó a la corona británica, algo que no dejó pasar por alto la serie de Netflix “The Crown”. Stephen Ward también tenía sus amigos en la monarquía e integraba el selecto grupo de hombres poderosos que formaban parte del “Club de los Jueves”, en el que se llevaban a cabo fiestas clandestinas y al que asistía el príncipe Felipe de Edimburgo, el esposo de la reina Isabel II.
El caso “Vanunu”
Un caso relativamente reciente es el del técnico nuclear israelí Mordechai Vanunu, judío nacido en Marruecos, quien ingresó a trabajar en 1976 en la central nuclear de Dimona, localizada en el desierto de Neguev.
En 1985 renunció a la central nuclear, que tenía una cobertura de planta textil, y se marchó de Israel. Luego de viajar a Nepal se estableció en Sydney, Australia, ciudad en la que se convirtió al anglicanismo. Allí entró en contacto con un grupo antinuclear y entró en contacto con un periodista que lo incentivó a divulgar su información sobre el plan nuclear israelí. Vanunu se había ido al exilio llevando unas fotos que había tomado de la planta de Dimona.
En septiembre de 1986 Vanunu le reveló al The Sunday Times que su país estaba en capacidad de producir armas nucleares. Esa publicación fue la primera en revelar los secretos nucleares de Israel al mundo después de que el periódico publicara filtraciones proporcionadas por el técnico israelí.
Establecido en Londres, fue cautivado por una joven israelí. En realidad se trataba de una joven judía estadounidense, Cheryl ben Tov, quien se había ido a vivir a un kibbutz y que había contraído matrimonio con un analista del Aman —el servicio de inteligencia militar de Israel—. La joven fue destinada a conocerlo en Londres, cautivarlo e invitarlo a viajar con ella a Roma donde supuestamente vivía su hermana. Allí los agentes del Mossad lo secuestraron, lo drogaron y lo enviaron a Israel por mar en un carguero.
Mordejai Vanunu fue condenado a 18 años de cárcel por “espionaje al Estado” y “traición” y sometido a un aislamiento e incomunicación total durante once años. Fue liberado en 2004 pero sometido a restricciones y vuelto a detener esporádicamente.
El mentor de los “Romeos”
El jefe del servicio exterior del Ministerio de Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit), más conocido como Stasi, el servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana, Markus Wolf, da cuenta en su libro autobiográfico El hombre sin rostro del uso de los “Romeos”, es decir agentes destinados a “conquistar el corazón de las mujeres con el fin de llegar a los secretos estatales y políticos a los cuales sus ocasionales compañeras tenían acceso”[7].
El propio Wolf afirma que él no inventó “el vínculo entre el idilio y el espionaje” sino que se remonta a tiempos inmemoriales y que los servicios de seguridad lo utilizaron “para acercarse a las figuras interesantes”. En su capítulo ocho, titulado “El espionaje por amor”, hace mención al mencionado relato bíblico de la prostituta Rajab y expresa que él no habría tenido a Mata Hari en su “nómina de pagos” ya que la consideraba “una espía lamentable”.
Vale citar un párrafo interesante de por qué formó a sus Romeos:
En este siglo, las mujeres comenzaron a ser útiles para los organismos de inteligencia en papeles que no eran los de prostituta de buen corazón y seductora. Asumieron las tareas que antes habían sido masculinas como secretarias de importantes figuras, y con el ascenso del feminismo ellas mismas se convirtieron en secretarias de Estado, consejeras de los políticos, académicas importantes y depositarias de secretos estatales. De modo que no es sorprendente que apareciese la contraparte masculina de Mata Hari, es decir, el Romeo convertido en espía.[8]
Cabe recordar que la actuación de su servicio de Inteligencia tuvo lugar en el marco de la Guerra Fría, en el marco de la confrontación ideológica que separaba a la República Democrática Alemana de la República Federal Alemana, en donde se encontraban sus principales objetivos.
Cuenta que su primer Romeo —cuyo seudónimo era Félix— comenzó a trabajar a principios de la década de 1950. Era un joven estudiante que fue instruido en los diferentes métodos para verificar si era seguido, apelando a los diferentes ángulos visuales desde los cuales es posible practicar la vigilancia y cómo evitar ciertas posiciones en una multitud. Como señala Markus Wolf, “la regla fundamental, incluso para el espía más cuidadoso, es no creer jamás que uno no está vigilado”[9].
A lo largo de varias páginas menciona operaciones llevadas a cabo por sus Romeos, los cuales llegaron a infiltrarse en la cancillería de la República Federal. En algunos casos se procuraba reclutar a la mujer que tenía acceso a la información de interés. Wolf destaca que en la década de 1950 había numerosas mujeres maduras y solitarias que esperaban con anhelo tener a un compañero a su lado y esto era debido a “la escasez de hombres típica de una posguerra”.
En otros casos, el trabajo llevaba a un enamoramiento real y cuando el agente Romeo corría riesgos a causa de la contrainteligencia de la República Federal, había que extraerlo repentinamente, destruyendo afectivamente a la mujer —quien nunca más sabría de su novio— y debiendo consolar al agente. Pero Wolf lo tenía claro, pues “si se trataba de elegir entre salvar a un agente y salvar un idilio, yo no tenía más remedio que ser cruel[10].
Gracias al trabajo de “Félix” logró acercarse a la Cancillería Federal, por entonces encabezada por Hans Josef Maria Globke (1898 – 1973), abogado que fue Subsecretario de Estado y Jefe de Gabinete de esa Cancillería alemana en Alemania Occidental del 28 de octubre de 1953 al 15 de octubre de 1963. Globke tenía un importante pasado nazi y era un íntimo confidente del canciller Conrad Adenauer, además de un acérrimo enemigo del comunismo.
La operación fue llevada por la propia astucia de “Félix” quien encontró el modo de infiltrarse en el personal de la Cancillería a partir de esperar el ómnibus en una parada cercana al edificio. Allí conoció a Norma, con la que primero estableció una amistad que luego se convirtió en romance. Pero con el tiempo “Félix” debió ser extraído de la República Federal y se debió emplear a otro agente que debió vincularse con otra mujer sugerida por el propio “Félix”. Sin entrar en detalles, la operación fue exitosa y con la información obtenida se logró llevar a cabo la campaña contra Globke, quien debió renunciar en 1963. De ese modo se pudo eliminar del gobierno a un gran antagonista de la República Democrática y se despertó en Occidente la atención acerca de un numeroso grupo de nazis que servían al gobierno de la Alemania Occidental. Sin embargo, la puja entre ambas alemanias no concluyó en la década de 1960 sino que se prolongó hasta el derrumbe del Muro de Berlín.
Policías británicos encubiertos
En 2011 salió a la luz el caso de un policía británico que trabaja encubierto infiltrándose entre sus investigados[11]. El agente de la Policía Metropolitana de Londres Mark Kennedy se hacía pasar por Mark Stone y era conocido como “Flash”.
En el año 2000 se infiltró en una organización de activistas ecológicos con el propósito de recolectar evidencia acerca de supuestas actividades ilícitas que pudieran conducir a juicio y condena de sus integrantes.
Kennedy pudo informar a sus superiores que existía un plan para que un grupo de activistas tomaran por unos días la estación de Ratcliffe-on-Soar, una generadora de energía a base de carbón en las proximidades de Nottingham, como protesta contra el calentamiento global.
En abril de 2009 se llevó a cabo una redada que terminó con el arresto de 114 personas acusadas de “conspirar para cometer allanamiento agravado de morada”. De ese modo la policía pudo actuar antes de que los activistas tomaran la mencionada estación.
La Fiscalía de la Corona (CPS) inició un proceso contra seis de los detenidos pero derogó el caso cuando tomó conocimiento que Mark Kennedy estaba dispuesto a brindar testimonio a favor de los acusados. Al parecer Kennedy, tras diez años involucrado en el movimiento verde del Reino Unido, actuaba más como un instigador de actividades ecologistas que como oficial policía inmerso en una operación.
Sin embargo, la cuestión derivó inesperadamente cuando ocho mujeres de la organización ecologista denunciaron que varios policías se habían involucrado sentimentalmente con ellas[12]. Durante más de nueve años las estuvieron engañando respecto a su identidad y, a juicio de ellas, de forma deliberada y consciente, lo que entra en contradicción con lo expresado por las autoridades policiales acerca de que sus agentes secretos no están autorizados “bajo ninguna circunstancia” a dormir con las personas a las están espiando.
En el caso puntual de Mark Kennedy, las denunciantes afirman que mantuvo relaciones con tres de ellas, aunque él admitió haber tenido dos amantes.
Kate Wilson había establecido lo que consideraba una relación normal de pareja con Mark Stone hasta que encontró un pasaporte en la guantera de la camioneta a nombre de Mark Kennedy y fue así que descubrieron que era un policía encubierto enviado para espiar su círculo de amigos activistas. Pero luego se supo que Kennedy tuvo varias relaciones bajo su identidad falsa.
La policía pidió disculpas y ofreció una indemnización a las mujeres denunciantes, quienes alegan que no se trata de una cuestión de dinero, sino que las situaciones que han debido vivir les han ocasionado traumas de por vida porque han vivido cuestiones íntimas y familiares y han recurrido a ellos en momentos personales muy difíciles.
Como puede apreciarse, desde la antigüedad el espionaje y el sexo se han involucrado y no necesariamente en cuestiones vinculadas a la prostitución. En algunos casos el amor se despertó entre el espía y su objetivo, dañando a ambos. En otros casos, obedece a una práctica “institucional” no reconocida, como en el caso de la policía británica que ahora se sabe que lleva más de cuarenta años recurriendo a la infiltración clandestina de sus agentes en grupos ecologistas y políticos. Esto pone sobre la mesa una vez más los límites éticos y legales en que deben operar los servicios de inteligencia para alcanzar sus objetivos.
A pesar de ello, esta práctica antigua sin duda no desaparecerá porque es en la intimidad donde se pueden obtener los secretos mejor guardados.
* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG).Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.
[6] Laura Bondía. “Una espía alemana contra Francia.”. En: El Reservado, 18/07/2010, <http://www.elreservado.es/news/view/246-los-lectores-opinion-portada/334-una-espia-alemana-contra-francia>, [consulta: 15/08/2014].
[7] Markus Wolf. El hombre sin rostro. Buenos Aires: Javier Vergara Editor, 1997, 388 p. Ver el capítulo 8 “El espionaje por amor”.
[11] “El policía encubierto que se unió a sus investigados”. BBC Mundo, 11/01/2011, <https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/01/110110_reino_unido_policia_encubierto_ecologistas_wbm>, [consulta: 17/02/2013].
[12] “Ocho mujeres denuncian a cinco policías británicos por ‘infiltrarse’ en sus camas”. El Mundo, 16/12/2011, <https://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/16/internacional/1324059426.html>, [consulta: 17/02/2013].