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2020 ANNUS HORRIBILIS

F. Javier Blasco*

Suelo realizar un pequeño análisis recordatorio político-social a nivel global cuando el año termina. En este caso, tengo que decir, sin lugar a dudas, que ha sido el peor y más largo año de mi vida, y creo no ser una excepción en esta percepción. Mala percepción que me lleva al convencimiento de que al igual que ya pasó con el cambio de milenio, no cambiará nada al sonar las últimas doce campanadas, extrañamente huecas, en una Puerta del Sol vacía y desolada. Pensar que con arrancar con ilusión la última hoja de un calendario demasiado manoseado, millones de veces consultado y muy usado con muchas anotaciones, deseos y encuentros forzosamente cancelados, todo va a cambiar, es como creer en que los burros vuelan o que mañana nos va a tocar la lotería.

Generalmente, las tragedias se suelen crear y encauzar desde un cierto tiempo atrás y una vez logrado el periodo de madurez, suelen explotarnos en la cara; seguidamente, crecen hasta que alcanzan su cenit o momento de máximo esplendor, desde donde inician la rama descendente de una curva que, no tiene por qué ser obligatoriamente simétrica a la anterior.

De hecho, creo que nadie pone en duda que 2020 será recordado como el año de las mascarillas obligatorias y de la pandemia del Covid; pandemia, que no en vano se conoce como Covid-19 por haberse empezado a detectar en dicho año. También será recordado por la obtención de una serie de vacunas tras una gran inversión, un esfuerzo titánico y mucha presión sobre la industria farmacéutica y los órganos de control de la salud y los medicamentos, que dicho sea de paso, se han “cubierto de gloria” como la Organización Mundial de la Salud que en toda la gestión, ha sido un auténtico fracaso; esfuerzos, prisas y presiones, que ya veremos si no nos saldrán aún más caros por no haberse respetado los plazos y algunos procedimientos. Vacunas que también, forzando la máquina, en las postrimerías del año, asistimos a su espectacular y publicitada inoculación; cosa, que pretendiendo ser masiva y de manos de la UE para toda Europa, se ha convertido más bien en otro apoyo a la sui generis y permanente campaña de propaganda de cada gobierno a poco que haya intervenido en su gestión, producción y acceso; que exalta la tremenda ilusión de las gentes por salir del pozo, a la vez que invade de dudas las mentes de muchas personas sobre su efectividad e inocuidad. Es una oportunidad para que los políticos puedan colgarse medallas ajenas como una vía para resarcir u ocultar previos y graves errores. Yo personalmente, tengo mis dudas sobre el alcance real de esta campaña masiva ya que, en realidad, somos tantos los millones de habitantes en el mundo, que a simple vista, manteniendo el ritmo, resulta casi imposible llegar a alcanzar cifras alegremente especuladas en tan corto espacio de tiempo; algunos especialistas lo estiman en tres años para cumplirlo.

2020 también será recordado porque, como consecuencia de la mencionada pandemia y en parte porque ya se venía anunciando, hemos entrado en la peor crisis económica mundial jamás vista hasta la fecha ni tras momentos pretéritos de gran desasosiego y dificultad para la humanidad; crisis que precisará fuertes inversiones durante más de tres años para ser superada. Casualmente en uno y otro caso, España —con el gobierno social comunista que nos mal gobierna— es el segundo país europeo con mayor número de decesos por millón de habitantes tras Italia y el penúltimo país en el ranking mundial de las riquezas y deudas públicas en relación con su PIB, siendo sólo superados negativamente por Argentina.

Es el año en el que contra todo pronóstico avanzado y reiterado por multitud de encuestas y medios, Trump ha perdido la posibilidad de ser reelegido para su segundo mandato consecutivo y que, por mucho que insista él mismo, su menguante cohorte de convencidos o paniaguados y una caterva de gentes que, aunque puedan estar bien formados, han caído en la trampa saducea del burlón gánster norteamericano por la que promulga que han hecho trampas y le han robado muchos de sus votos, aunque la justicia, incluida la Corte Suprema —amoldada a su imagen y conveniencia— parece no darlo por cierto ni probado. No sé si esta teoría será fruto de su invención o algo de veraz tendrá, aunque todo apunta a que de ser así, pocos votos serán. Su caída en desgracia es una realidad, que algunos anunciábamos allá por marzo o abril cuando las cosas se empezaron a poner serias y se veía claramente que algunos dirigentes políticos no se tomaban la pandemia con la suficiente y necesaria atención. En EEUU, al contrario de lo que parece, su electorado es muy exigente y bastante formado, que cambia de criterio según los aciertos o errores de quienes les gobiernan; por lo que, a pesar de determinados aciertos en el área económica y laboral, que nadie se los puede quitar, no perdonan hechos como la xenofobia o el racismo interno y el tomarse la vida o su seguridad y protección a la ligera, riéndose palpable y estúpidamente de las medidas que al respecto, toman los demás.

Dicen que Trump es un hombre de éxito y ha sido un buen mandatario porque en sus cuatro años de gobierno ha cerrado varios conflictos, no ha llevado a su país a alguno nuevo y que, como suele ser tradición de la Casa Blanca, se ha esforzado en ampliar las relaciones amistosas entre Israel y los países árabes. Puntos estos de los que discrepo directamente porque, si bien a simple vista son ciertos, todos aquellos conflictos, que son varios, que él ha dado por cerrados lo han sido en falso y dando lugar a otro tipo de abusos derivados de abandonar a su suerte a aquellos que durante años y con muchos sacrificios fueron sus aliados y que han dado todo mientras permanecieron en coalición o bajo su paraguas y amparo. Conviene recordar que el país que lidera el mundo, no es que tenga que entrar en guerra con todo aquel que se le suba a la espalda o se ría en sus barbas, pero si cumplir con sus amenazas una vez lanzadas oficialmente y ejercer plenamente el papel que se espera de él; sobre todo, si las amenazas a la paz mundial son directas, públicas y notorias como ha ocurrido con Irán y Corea del Norte en más de una ocasión. Países que a pesar de todas las fanfarronadas, amenazas y movimientos de distracción o acercamiento de Trump, han seguido con sus respectivos programas de armamento, nucleares o de mejora de sus misiles; siendo mucho más prósperos y eficaces ahora que hace cuatro años. Y por último, en lo referente al fomento de las relaciones entre Israel y los países árabes, a nadie se le escapa que este fenómeno suele traer efectos nocivos; es un arma de doble filo, porque mejorarlas siempre tiene un precio, supone un peligro para otros que están al margen y puede ser el germen de posteriores alianzas contrarias o de conflictos de mayor envergadura.

En este año, tras algo más de dos años de conversaciones, finalmente se ha consumado el Brexit; una pésima estrategia y peor maniobra táctica de unos malos políticos que por exceso de confianza de unos o un celo mal interpretado aderezado de un chovinismo exacerbado de otros, han tirado por la borda el sueño europeo del que fueron arte y parte importante y fundacional allá en los tiempos en los que la miseria y la necesidad recorrían como la muerte con su guadaña las tierras de Europa, asoladas tras dos incomprensibles e inhumanas guerras mundiales. Sólo la habilidad y la constancia de una mujer alemana (otra vez una alemana al rescate de Europa), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von del Leyen, su saber hacer y un buen equipo liderado por ella misma, han conseguido, aunque in extremis, que dicha ruptura no fuera tan brutal y dura, como se vaticinaba. Sin llegar a ser así, ya estamos viendo el caos internacional creado con los transportes en Dover, lo que demuestra que los británicos son incapaces de manejar por si solos estas situaciones y augura que las consecuencias para ambas partes, aunque se cumpla lo acordado, serán muy graves y difíciles de enmendar, por lo auguro que todos los implicados en esta lucha tendremos más que perder que ganar.

La inmigración natural o por persecuciones y la falta de agua como consecuencia del cambio climático, son factores que no son nuevos, pero sí que han sido incrementados por la ausencia de entendimiento y voluntad para paliarlos entre los principales países contaminantes (EEUU, China, India y Rusia) y porque la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26), que iba a tener lugar en Glasgow el pasado noviembre, tuvo que ser pospuesta debido a la pandemia del Covid-19. Baste recordar, que la última, celebrada a finales de 2019 en Madrid y que debía ser auspiciada por Chile, debido al boicot de los mencionados países, acabó francamente mal y hasta obligó a maratonianas reuniones para elaborar un papel “vacío de contenido” para salir del paso.

Como consecuencia de lo anterior, y debido a otro tipo de presiones de índole político o religioso, los que no tienen nada que perder y mucho que ganar y los que se sienten verdaderamente oprimidos continúan sus movimientos masivos hacía el Norte tanto en África como en América en busca de un trabajo, su familia desplazada anteriormente o la seguridad frente a las persecuciones que algunos sufren; movimientos que aprovechan las mafias e incluso determinados países para obtener pingües beneficios con dinero manchado de sangre y sudor de unos pobres desgraciados que se ven forzados a inhumanas emigraciones o también y como no, para someter a irresistibles presiones a sus países vecinos con los que mantienen acuerdos o relaciones de “vecindad”, que suelen ser francamente lucrativos para una parte en los aspectos económicos, mejoran su prestigio zonal o ayudan en la búsqueda de mejores posiciones en el dominio territorial.

En este sentido, cobra un especial protagonismo Turquía, un país que lleva años reteniendo a millones de emigrantes procedentes de Asia, Oriente Medio y África a cambio de apoyos multimillonarios y determinadas tibias esperanzas de una potencial integración aunque muy lejana y prácticamente imposible por parte de la UE. Situación, a la que hay que añadir un exacerbado afán de expansionismo de la mano del omnipotente Erdogan, un nuevo sultán dictador y sátrapa —en su segunda afección aprobada por la RAE (Persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder)— que desde hace años maneja a su antojo un país al que progresivamente ha ido cambiando en todos sus aspectos políticos, religiosos y sociales y que no ha dudado en protagonizar un autogolpe de Estado para poder detener y juzgar impunemente a todo aquel político, militar o religioso que se oponía a los grandes cambios que ya había hecho o a introducir en su país y sociedad. Trata de recuperar el esplendor y el poder del antaño Imperio otomano y para ello, no duda en aliarse o litigar por sus cuatro costados, crear conflictos donde no los hay y buscar o renacer todo tipo de enemigos o aspiraciones territoriales o como últimamente sobre recursos energéticos en el Mar Mediterráneo. Es capaz de realizar alianzas comerciales y de otro tipo con potenciales enemigos como Irán o Rusia aún a costa de poner en peligro su importante papel en la OTAN y su relación bilateral con EEUU y otros países musulmanes.

En el campo del expansionismo y las satrapías no debemos olvidarnos de papel jugado por Putin y Xi Jinping; dos caudillos que se encuentran cada vez más implicados en la lucha por el liderazgo mundial en los aspectos políticos, económicos y militares mientras en EEUU se produce el relevo presidencial y se decide claramente el papel a realizar por Biden; cosa que no tiene nada fácil si se dedica a enderezar o desatar todos los entuertos y nudos dejados atrás por su antecesor.

Todo apunta a que en este aspecto de mantenerse preparados para asaltar el podio mundial al menor descuido norteamericano, es el chino el que más papeletas tiene de ganar. Una vez pasados los apuros económicos provocados por Trump y casi superados los agobios derivados del origen de la pandemia, nacida en aquellas tierras de forma natural o provocada, mantiene su política de expansión por el Mar del Norte de China, la reconstrucción de sus viejas y nuevas rutas de la seda, una serie de acuerdos bilaterales económicos de extrema importancia y presiones específicas sobre territorios que le son adversos a sus intereses, como Hong Kong. Azuza con determinadas alianzas los rescoldos del siempre encendido brasero entre la India y Pakistán, países nucleares, en permanente liza y que no paran de mejorar e incrementar sus capacidades militares, sobre todo, la India.

Latinoamérica se mantiene en su constante ebullición como durante hace ya demasiado tiempo; un continente que ofrece tierras ricas en recursos naturales, gentes amables y trabajadoras; pero al mismo tiempo y en demasiados casos, se ha convertido en un nido y maternidad de los peores sátrapas, dictadores y corruptos políticos de la actualidad, que en muchos casos, subyugan o someten a sus pueblos de forma física y en otros, los más, les expolian sus riquezas de forma habitual; así como usan todo tipo de corruptelas y amañan resultados electorales sin pudor ni dignidad; países a los que sus corruptelas, sin el mínimo reparo, les llevan a asociar entre ellos. Cómo guinda que adorna el pastel, solo les faltaba que algún iluminado exdirigente político o aprendiz de brujo de determinado país europeo, como España, aparezca por aquellas tierras más de vez, que de en cuando, para con extrañas y posiblemente suculentas o rentables agendas, remover, aún más si cabe, la porquería almacenada en los rincones de los países sumergidos en profundas crisis políticas.

El continente africano siempre sumido en un caos perfecto en su ribera mediterránea donde diversos países foráneos quieren meter su cuchara; en busca de liderazgos zonales entre Argelia y Marruecos; con un Sahara a punto de estallar una guerra internacional con implicaciones directas o indirectas para varios países, entre ellos España; donde las filiales del Estado Islámico como Boko Haram, siembran el pánico y la muerte entre los cristianos de diversos países de franja central, Nigeria, Chad y Camerún entre ellos y con una abundante y muy joven población que sin cesar, busca su acomodo en Europa para lo que se lanza a las pateras o a asaltar las vallas de Ceuta y Melilla sin pensar en los peligros que les puedan acarrear. Un continente rico y floreciente, mal dirigido y peor explotado desde la época colonial, que no ha pasado desapercibido ni a Rusia ni a China para asentar sobre él sus bases comerciales, totalmente rentables y ya veremos cuáles serán las consecuencias de estas hazañas.

Sobre España, asegurar que anteriormente quedó bien claro el nivel de prestigio mundial en los aspectos de gestión económica y sanitaria; solo falta añadir que su gobierno social-comunista, aliado o apoyado por los peores enemigos de la nación, se ha empeñado en cambiar las reglas del juego y ponerlo todo patas para arriba aunque afirma lo contrario; tomaron al asalto los medios de comunicación, controlan lo que se publica en las redes sociales, invaden y acosan permanentemente a la justicia y tienen anulado al poder legislativo de tal forma y manera, que es totalmente imposible introducir ni una sola modificación o enmienda a la ingente cantidad de Leyes o Reales Decretos emanados al amparo de una situación de emergencia derivada del Estado de Alarma más largo y escandaloso de la historia mundial. Con escaso o nulo prestigio internacional; acosada por su vecino del Sur; con no pocos problemas con Gibraltar a resolver a marchas forzadas; pendiente de la llegada de las limosnas europeas para poder respirar y a la espera de que, cuando el gobierno acabe sus destructivos mandatos, alguien vendrá para arreglar las cosas a base de restricciones y recortes y poder paliar el desproporcionado y caprichoso gasto y las costosas alegrías que nos dejaron tan mal. Un año, en el que el engolado presidente ha cerrado, hoy mismo, su programa político para el periodo anual efectuado su enésima plática a la nación con su habitual aspecto chulesco, excesivo maquillaje, mintiendo a manos llenas y amparándose en ciertos informes de aduladores rebuscados adrede para la ocasión, que ya no se conforman con adularle solo en privado.

Las previsiones meteorológicas para estos últimos días del año y los primeros del próximo, anuncian que la mayor parte del territorio europeo y español en particular se mantendrá nevando y espero que en esta ocasión se haga realidad aquello de “año de nieves, año de bienes”; aunque tal y como está el mundo y para nosotros con las ocurrencias y actuaciones del gobierno, nunca se sabe que puede pasar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.                       

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Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/2020-annus-horribilis

ANNO DOMINI 2020: NO SOLO COVID 19

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Markus Winkler en Pixabay 

En poco menos de dos semanas, el annus horribilis 2020 (¡finalmente!) llegará a su fin. Un año que ha visto a todo el mundo devastado por una pandemia de gripe que ha causado no sólo cientos de miles de víctimas en todo el mundo, sino también efectos económicos desastrosos cuyas consecuencias pesarán no sólo para todos nosotros, sino también sobre nuestros hijos y nietos.

También debido a una campaña masiva en los medios de comunicación mundiales, la atención del público de todo el mundo se ha centrado en Covid 19 y el desastre de la salud que ha afectado no sólo a los países menos adelantados, sino también a las naciones más ricas y avanzadas, empezando por los Estados Unidos, que ha registrado tasas de mortalidad más altas que Brasil.

Sin embargo, si bien la pandemia ha llegado a los titulares y ha sido el tema principal reportado en todas las noticias de televisión durante casi un año, 2020 deja muchos expedientes muy sensibles abiertos a los debates sobre relaciones internacionales. Si bien no se analizan y abordan con racionalidad y pragmatismo, estos expedientes podrían tener consecuencias importantes en los equilibrios geopolíticos de las regiones más delicadas del mundo.

Debido a su proximidad geográfica al Viejo Continente, el expediente más reciente e importante son convulsas y turbulentas relaciones entre la Unión Europea y Turquía.

El activismo a menudo sin escrúpulos y agresivo del presidente Erdogan, desde la cuenca mediterránea hasta Libia y desde Siria hasta Nagorno Karabaj, ha llevado a Turquía a hacer más enemigos de los que la sabiduría debería sugerir.

La represión de las libertades civiles impuesta por el presidente Erdogan a su propio país después del golpe fallido “extraño” en 2016 —una represión que en noviembre pasado vio a más de 300 presuntos opositores al régimen (periodistas, abogados, militares, jueces, empresarios) ser condenados a cadena perpetua— ha creado más distancia con sus socios de la OTAN. También ha causado una reacción muy tímida —por el momento— de la diplomacia de la UE que, aunque distraída por las difíciles negociaciones del Brexit, ha logrado poner en el orden del día de la Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada los días 10 y 11 de diciembre, la cuestión de las posibles sanciones contra Turquía por violaciones de derechos humanos y comportamientos “inapropiados” de las fuerzas armadas turcas, cuyos buques patrullan sin ser molestados las aguas de Chipre y cuyas aeronaves violan sistemáticamente el espacio aéreo griego en el mar Egeo oriental.

La canciller Merkel ha utilizado inteligente y hábilmente la discusión sobre el historial de Turquía en materia de derechos humanos y las posibles sanciones para “advertir” a Polonia y Hungría y hacerles aceptar el Plan de Recuperación, después de que sus líderes amenazaran con sabotear el plan de apoyo a las economías europeas golpeadas por la pandemia. .

Se supone que las amenazas actuales de sanciones contra Turquía entrarán en vigor el próximo mes de marzo, pero el frío racionalismo de la canciller alemana podría evitar una ruptura completa de la UE con el gobierno turco.

Alemania tiene intereses “especiales” con respecto a Turquía: no sólo acoge a una enorme comunidad de inmigrantes turcos (más de 4 millones de personas) en su territorio, sino que es el primer socio comercial de Turquía y su principal proveedor de equipo militar (basta decir que los buques turcos que patrullan el Mediterráneo —provocando protestas de Grecia— son todas hechos en Alemania).

Italia también tiene fuertes intercambios comerciales con Turquía, a la que suministra grandes cantidades de municiones.

Frente a los halcones que desean una actitud más dura hacia Erdogan, a saber, Francia, Chipre, Grecia, Eslovaquia, Eslovenia y Austria, hay países más complacientes alineados con las posiciones “blandas” de Alemania, empezando por España y Malta, así como con Hungría e Italia.

La amenaza de las próximas sanciones contra Turquía —que ya ha sido castigada por Donald Trump por haber comprado sistemas de defensa antiaéreos S-400 a Rusia— podría en cualquier caso llevar al presidente Erdogan a ser más suave y seguir comportamientos más responsables, frente al peligro real de haber intentado jugar en demasiadas mesas de una manera aventurera y oportunista.

Además, sólo las negociaciones podrán reconocer ciertas razones turcas, que han sido eclipsadas por los comportamientos de su Presidente.

Como declaró el Embajador Carlo Marsili, ex Jefe de nuestra Representación en Turquía de 2004 a 2010, en una entrevista con ‘Formiche.net’, “la Unión Europea debería considerar la necesidad de no cerrar el diálogo sobre el proceso de adhesión de Turquía… Europa debe a Turquía una deuda de gratitud por haber bloqueado la apertura de los principales capítulos políticos de las negociaciones de adhesión con pretextos inverosímiles”.

Según el Embajador, debería adoptarse un enfoque de realpolitik similar a la espinosa cuestión de la plataforma continental turca realmente “ocupada” por las islas griegas que están cerca de la costa turca. El Embajador Marsili declaró: “Turquía tiene razón al negarse a aceptar lo que Francia, Grecia y Chipre quisieran imponer sobre las aguas territoriales y la zona económica exclusiva. Su medición debe partir de la plataforma continental y no de las islas griegas, a fin de evitar que un país con 1.700 kilómetros de costa como Turquía vea su acceso al mar prácticamente bloqueado. Esto no se trata de Erdogan; ningún gobierno turco podría aceptar la situación actual».

Las palabras del Embajador nos hacen reflexionar y sugerir que leamos entre líneas el expediente Europa-Turquía con un acercamiento más cercano al de Alemania que al de Francia.

Además, desde hace algunas semanas Turquía también parece haber suavizado el tono de una política exterior excesivamente agresiva y a menudo contraproducente, hasta el punto de haber reanudado cautelosamente las relaciones con Israel.

Cabe recordar que Turquía fue el primer país musulmán, y durante muchos años el único, en reconocer al Estado de Israel, con el que ha mantenido relaciones diplomáticas desde 1949.

Las relaciones se deterioraron cuando en 2010 Erdogan (¡él otra vez!) envió una flotilla de barcos mercantes frente a las costas de Gaza en un intento de suministrar armas y alimentos al enclave palestino aislado por un bloqueo israelí. El intento resultó en un asalto de las fuerzas especiales israelíes contra el buque turco Mavi Marmara, que costó la vida de 10 ¡pasajeros” de un barco, incluidos los guerrilleros de Hamas traídos de vuelta a Gaza para reanudar la lucha contra la ocupación israelí.

Después de un intento parcial de reanudar el diálogo entre Israel y Turquía, las relaciones diplomáticas se rompieron de nuevo en 2018 durante otro enfrentamiento entre las fuerzas armadas israelíes y las milicias palestinas en la frontera de Gaza.

Ahora la situación está mejorando nuevamente: el 14 de diciembre fue asignado un nuevo Embajador turco en Israel.

Es Ufuk Ulutas de cuarenta años, un diplomático proactivo y dinámico que estudió ciencias políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén y habla hebreo con fluidez. Se le considera la persona más adecuada para armar los hilos de un diálogo muy importante para los equilibrios de Medio Oriente. Un diálogo que parece haber comenzado también a nivel de servicio de inteligencia.

Según ‘Al Monitor’, un sitio web geopolítico que está muy bien informado sobre lo que sucede entre bastidores en Oriente Medio, en la última semana de noviembre confiables fuentes gubernamentales turcas informaron que el Jefe del “Servicio Nacional de Inteligencia” turco (MIT) inició contactos altamente confidenciales con el Mossad israelí.

En las conversaciones secretas, Turquía fue supuestamente representada por Hakan Fidan, ya utilizado por el MIT para la “back bench diplomacy” con Israel, con el objetivo de discutir “intereses comunes” sobre “cuestiones de seguridad en Libia y Siria…”.

Es probable que Turquía se haya visto inducida a reanudar el diálogo con Israel para mejorar el legado de la Presidencia Trump en los equilibrios de Medio Oriente: hasta hace unos meses los únicos Estados árabes que reconocieron a Israel con los que tenían relaciones diplomáticas, eran Egipto y el Reino de Jordania. Con una serie de movimientos diplomáticos exitosos, Donald Trump, bajo la mirada benévola de Arabia Saudí, logró hacer que Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y Sudán reconocieron a Israel. Fue un éxito estratégico sin precedentes.

Israel ya no está rodeado por un mar de enemistades árabes, sino que está comenzando a normalizar sus relaciones con los peones más importantes del tablero de ajedrez de Medio Oriente, con innegables potenciales repercusiones positivas (aunque no en el futuro inmediato) sobre el roto diálogo con la Autoridad Palestina que, privada de ciertos patrocinadores fundamentales del frente árabe, probablemente se verá obligada no solo a reconocer la existencia del Estado de Israel, hasta ahora definido como “entidad judía” en sus documentos, sino también a comprometerse con la búsqueda realista de la solución de los dos Estados, ya prevista también por el Plan de Partición de la ONU para Palestina de 1947, una partición que los palestinos, reforzados por un apoyo árabe que ahora comienza a menguar, nunca han aceptado plenamente.

Siguiendo los pasos de las naciones árabes que han abierto relaciones diplomáticas con Israel, Marruecos —gobernado por un descendiente directo del Profeta— también ha decidido iniciar un diálogo formal con Israel. Esta medida también ha sido alentada por una iniciativa de la Administración de Trump en las últimas semanas. Parece, de hecho, que el rey Mohammed VI ha decidido reconocer la existencia del Estado de Israel, después de que Estados Unidos —a su vez— reconociera la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, una zona en la frontera con Mauritania que ha sido objeto de disputas, incluidos enfrentamientos armados, durante más de treinta años.

Este es un paso importante, también porque proviene de un país, Marruecos, que siempre ha protegido la vida y los derechos de su comunidad judía, hasta el punto de que uno de los asesores más respetados del Rey es el Dr. Azoulai, un eminente descendiente de una rica dinastía de empresarios judíos marroquíes.

Europa, Turquía, Israel, el mundo árabe. Estos y muchos otros expedientes serán tratados al final de este annus horribilis. Un año al final del cual nos gustaría ver al menos un intento efectivo de resolver un expediente totalmente italiano, que parece estar eclipsado por las noticias pandémicas: el asunto de los 13 pescadores de Mazara del Vallo, secuestrados y encarcelados durante más de tres meses por las milicias del señor de la guerra libio Khalifa Haftar, sin ninguna iniciativa italiana visible y eficaz para traerlos de vuelta a casa.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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QUO USQUE TANDEM TAYYIP RECEP? ¿CUÁNTA PACIENCIA MÁS…PARA ERDOGAN?

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

En la noche del 2 de noviembre, en un día dedicado en todo el mundo a la conmemoración de los muertos, el centro de Viena quedó conmocionado por un ataque terrorista que dejó 4 muertos y 17 heridos. Cerca de la sinagoga de la capital austriaca dos hombres armados con rifles y pistolas dispararon contra la gente que abarrotaba las calles y cervecerías en la última noche “libre” antes del encierro y toque de queda impuesto por la propagación de la pandemia de Covid 19.

Uno de los atacantes fue asesinado por las fuerzas de seguridad, mientras que el otro es buscado activamente, junto con posibles cómplices, por una gran fuerza policial. La acción no ha sido reclamada, pero las autoridades están seguras de que se trata de otro ataque islamista, a raíz de las tensiones que estallaron en Francia tras la decapitación del profesor Samuel Paty y la posterior masacre en Niza.

El 16 de octubre del año pasado, el profesor francés, de 74 años, fue atacado en la calle en un pequeño pueblo a 35 kilómetros al norte de París por un joven de origen checheno, francés naturalizado, Abdoullah Anzorov, que con una fuerte puñalada lo decapitó con la profesionalidad de un asesino.

El profesor era “culpable” de exhibir en clase caricaturas de Mahoma publicadas por la revista satírica Charlie Hebdo, a finales de 2014, y que por esto había visto a muchos de sus editores caer bajo las ametralladoras de yihadistas el 7 de enero de 2015. El profesor Paty quería mostrar las caricaturas a sus alumnos, para explicar que “Libertad” en Francia también significa libertad de sátira.

La iniciativa provocó la reacción de los estudiantes musulmanes y sus padres, con protestas en facebook que atrajeron la atención del franco-checheno Anzorov, gracias también a un joven “Judas” (quizás un estudiante del profesor Paty) que por 300 euros (el nuevo “treinta denarios”) accedió a indicar al profesor mientras caminaba a casa después de las lecciones.

El incidente con razón indignó y conmocionó a toda Francia. Aunque distraído por la pandemia, el presidente Macron no dudó en condenar no sólo el brutal asesinato, sino también aquellos que, a la sombra de Mahoma, en Francia están soplando en el fuego del islamismo radical para encender los corazones de los jóvenes musulmanes que piensan en convertir la ira de la marginación social y económica en lucha religiosa. Las palabras fueron seguidas por hechos: las fuerzas de seguridad francesas llevaron a cabo investigaciones y búsquedas en todos los círculos salafistas en Francia, en los que trescientos imanes de Turquía dictan la ley.

Las palabras y reacciones de Macron y de las fuerzas de seguridad francesas desataron la ira del presidente turco Tayyp Recep Erdogan, quien no dudó en llamar a su colega francés “un tonto” y acusar a París de tratar a los musulmanes en Francia como los judíos fueron tratados en la Alemania de Hitler.

Si hubiéramos permanecido dentro de los límites de las palabras —aunque fuera de los límites de la corrección institucional— la disputa Macron-Erdogan podría haberse resuelto con una pelea diplomática, pero las palabras de Erdogan hicieron más que irritar al Presidente francés. Han encendido y legitimado las reacciones extremistas y yihadistas en toda Europa, con otras repercusiones muy graves.

El 29 de octubre en Niza, en la Catedral de Notre Dame, un joven tunecino de Italia, que había desembarcado clandestinamente en la costa siciliana durante unas semanas, mató a tres personas al grito de “Allah akhbar”.

Es evidente que la masacre en Niza, así como la de Viena, se debe a una forma de “terrorismo inducido”, un fenómeno que siempre ha visto a individuos o pequeños grupos transformarse en terroristas “por inducción”, sobre la base, de tensiones coyunturales o llamamientos a la movilización, interpretados como invitaciones a la acción.

¿Cómo no podemos ver en Erdogan al instigador moral de las masacres en Niza y Viena?

El portavoz del presidente turco, después de que París llamara a su embajador en Turquía en respuesta a los insultos y amenazas de Erdogan, emitió una nota oficial en la que defendía a los “musulmanes en Europa» con estas palabras: “Los musulmanes no se irán por tu culpa. No vamos a girar la otra mejilla cuando nos insultes. Nos defenderemos a nosotros mismos y a nuestros hermanos a toda costa”. Palabras que no aparecieron en las redes sociales islamistas, sino que fueron difundidas en un comunicado oficial de la Presidencia de la República Turca.

Tras la masacre en Niza, el Ministerio de Asuntos Exteriores turco emitió un comunicado en el que condenaba el ataque y mostraba su solidaridad con Francia.

De Erdogan, ni una palabra.

Sin embargo, el Presidente turco es muy consciente del valor de las palabras. En los albores de su deslumbrante carrera política, como primer alcalde islamista de Estambul, inmediatamente se distinguió por prohibir la venta de alcohol en todos los lugares públicos de la ciudad.

Para subrayar, en lo que entonces todavía era la república parlamentaria turca secular, el entonces alcalde de Estambul publicó un poema en el que se podían leer las siguientes palabras: “Las mezquitas son nuestros cuarteles. Las cúpulas son nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes son nuestros soldados”.

Estas palabras le costaron caro a Erdogan: acusado de violar las leyes sobre el laicismo del Estado e incitar a la violencia religiosa, se vio obligado a renunciar como alcalde de la capital, se le prohibió ejercer un cargo público y fue condenado cuatro meses de prisión (sin libertad condicional).

Como puede verse, las autoridades de la Turquía secular e iluminada construidas por Kemal Ataturk, después de la disolución del Imperio Otomano, fueron capaces de reaccionar con dureza a los impulsos islamistas de una figura pública.

Un personaje que siempre logró levantarse de nuevo hasta que obtuvo una victoria aplastante en las elecciones generales de 2002 con el AKP, el “Partido de la Justicia y el Desarrollo”, que fundó en 2001, con el objetivo de devolver a Turquía al camino correcto de una República Islámica, abandonando el laicismo kemalista que, entre otras cosas, había visto a Turquía ser el primer (y , durante muchos años, el único) Estado de mayoría musulmana en reconocer al Estado de Israel desde 1949.

Primer Ministro durante tres mandatos consecutivos, Erdogan se ha destacado por su actitud cada vez más autoritaria y su inescrupuloso activismo de política exterior.

Al comienzo del levantamiento en Siria y la posterior guerra civil en 2011, Erdogan jugó sin escrúpulos con las desgracias del gobierno de Damasco, financiando y reabasteciendo tanto a los grupos del “Ejército de Liberación Sirio” como a las milicias del Califato. Sólo la intervención de la Rusia de Putin en 2013 evitó la victoria de ISIS y de las milicias islamistas contra las fuerzas de Assad y frustró el sueño de Erdogan de convertirse en el señor de ese escenario conflictivo.

El sueño aún perdura.

Después de haber escapado, en 2016, de un golpe torpe y desorganizado, inmediatamente lo aprovechó para lanzar contra la corriente a cientos de opositores políticos y periodistas a prisión y para promover una reforma constitucional que ha transformado la república parlamentaria turca en una república presidencial con una fuerte impronta autoritaria y gobernada por reglas adaptadas a su medida que le garantizan la posibilidad de permanecer en el poder durante los próximos quince años.

Desde que decidió intervenir en Siria, con el pretexto de contener a las milicias kurdas que solo luchaban valientemente contra el Estado Islámico, el activismo internacional de Erdogan ya no ha tenido límites.

Incluso si la aventura siria no ha tenido éxito, Turquía debe estar contenta de mantener el control de una zona de amortiguación en la frontera.

 

Erdogan ha puesto en marcha una serie de iniciativas inescrupulosas y potencialmente peligrosas para la estabilidad internacional.

Ha intentado enviar armas a palestinos de Hamas en la Franja de Gaza; ha mantenido contacto con los islamistas del Ejército de Liberación Sirio y los sobrevivientes de ISIS que ocupan, con ayuda turca, el enclave sirio de Idlib, reclutando a cientos de milicianos mercenarios para ser enviados a puntos calientes de su interés geopolítico y estratégico; intervino fuertemente en Libia en apoyo del débil gobierno de Trípoli y de las milicias abiertamente islamistas de Misrata, abiertamente islamistas, en oposición al general Haftar y al gobierno de Tobruk, apoyados por Francia, Egipto y Rusia; ha reavivado, sin razón aparente, el conflicto en Nagorno Karabagh, convenciendo a los musulmanes azerbaiyanos de atacar —en septiembre pasado— a los cristianos armenios en la región, apoyados por los rusos y Occidente. Envía barcos militares frente a la costa de Chipre, reclamando la posesión gracias a la micro república turca local, y reclama el control de la plataforma continental e islas griegas, potencialmente ricas en gas.

Todo esto, cabe destacar, son iniciativas de un Estado miembro de la Alianza Atlántica.

Si bien la OTAN ha perdido visiblemente su vigor e importancia en los últimos años, en él actúa el «Comité Especial OTAN», un órgano silencioso y eficiente al que se adhieren los servicios secretos de todos los países miembros de la alianza, que opera como centro de intercambio y difusión de información sensible en el campo del contraespionaje y el terrorismo.

El MIT, el servicio secreto turco, es un miembro histórico y eficiente del “Comité Especial” y recibe automáticamente todas las noticias e información compartidas por los servicios de los Estados miembros. Esto es a pesar de que el gobierno turco ha probado y conocido vínculos con los yihadistas de ISIS y Jabhat Al Nusra, la formación más peligrosa del Ejército de Liberación sirio.

¿Cuánta información de la OTAN termina hoy, a través del MIT, con los yihadistas?

¿Estamos hoy seguros del acierto de mantener relaciones tan delicadas con el Servicio de un país que, empujado por su líder, parece presa de una deriva islamista imparable?

¿El valor obsoleto de la base aérea de Incirlik justifica el cumplimiento de Occidente frente a los movimientos cada vez más inescrupulosos y agresivos de Erdogan?

Parecen preguntas retóricas, cuya respuesta debería ser una serie perentoria de “No”.

Sin embargo, la OTAN y Europa (sin mencionar a Italia, silenciosa y ausente) quizás distraídos por la pandemia no parecen dispuestos a oponerse a un hombre a quien el entonces presidente turco Demirel definió como «capaz de cualquier cosa».

El presidente Macron reclamó al embajador de Ankara después de las imprudentes palabras de Erdogan sobre la “persecución” de los musulmanes en Francia.

Ni un susurro de Europa, OTAN e Italia.

Por supuesto, los tiempos de Fanfani, Mattei, Andreotti y otros gigantes de la política y de los negocios en Europa están muy atrás, cuando con una eficiente “back bench diplomacy” nuestro país jugaba con inteligencia en todos los tableros de ajedrez del Mediterráneo.

Hoy parecen tiempos de silencio embarazoso.

Mientras Erdogan fortalece sus debilidades.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

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