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ESPAÑA ESTÁ PERDIDA

F. Javier Blasco*

No es precisamente muy recomendable e incluso fatuo, empezar un trabajo de análisis y opinión —por muy particular que sea— hablando de uno mismo y menos, si dicha mención se hace casi en exclusiva. Pero si es conveniente recordar a ese grupo, no muy numeroso, de personas que a diario sentimos muy dentro lo que es y representa España, lo que nos duele verla vilipendiada y el hecho de que ante tanta basura y escupitajo tratamos de combatirlo con palabras, actos de repulsa o artículos de opinión.

Son ya muchos los años los que llevamos dicho grupo de pseudo predicadores en el desierto desgañitándonos casi en solitario, tratando de alertar y despertar las mentes dormidas, a los distraídos, a los que viven permanente mirando para otro lado, a aquellos que siempre esperan que sean otros los que protesten o les arreglen las cosas y, sobre todo, a los que con sus votos de forma directa o indirecta, sostienen en el poder a los que más daño hacen a España, a su historia, costumbres y tradición.

En 1978 los españoles de buena fe creímos dar un paso de gigantes; pero, como siempre que hacemos algo más o menos importante, solemos mirarnos al ombligo e inmediatamente pensamos que somos los mejores, que nos convertimos en el ejemplo y guía de otros, quienes con sana envidia por nuestra decisión, seguirán los mismos pasos y lo que es aún peor, que con dicho acto político, todo o casi todo mal que durante años llevamos arrastrando y los defectos inherentes o pecados mortales se habrán sanado quedando para siempre olvidados.

Como a la hora de celebrar o conseguir algo, los españoles nunca solemos escatimar en gastos, esfuerzos y fastos, en aquella ocasión no iba a ser menos y tiramos la casa por la ventana a pesar de que entendimos mal, muy mal lo que encierra y supone la democracia. No nos paramos a pensar ni a comparar que habían hecho muchos vecinos y aliados que nos precedieron en adoptar dicha sublime postura política y nosotros, en nuestro espléndido entender, creímos firmemente que en democracia tienen cabida absolutamente todos, por lo que no cerramos la puerta a nadie —aunque en otros países de nuestro entorno, algunos partidos como los fascistas y el comunista, la tienen cerrada a cal y canto—, para que nos acompañaran en las bancadas de las Cortes y del Senado.

Tras algunos cabreos, aplausos y abrazos, abrimos las ventanas y puertas de par en par para que entrara aire fresco con la esperanza de que los siempre declarados enemigos de España, esos que sólo le desean el mal y la quieren ver despedazada, al sentirse acogidos en nuestros regazos, olvidarían su pasado, se remangarían las mangas y se unirían a bogar para llevar, entre todos, esta pesada barca a buen puerto en una no muy larga singladura.

De nuevo, nos volvimos a equivocar; como experimentadores, inventores y aventureros no tenemos igual, pero también es cierto, que nunca nos suelen salir bien las hazañas, ensayos y proezas en solitario contra los auténticos expertos en hacer daño y con los que buscan el desorden o desconcierto y el mal. Nos olvidamos feas experiencias recientes que sin quererlo, nos habían llevado a una execrable y dolorosa guerra, que como todas las guerras entre hermanos, se les llaman guerras civiles, aunque en ellas mueren muchos soldados cumpliendo los deseos de unos políticos totalmente desbocados.

Nosotros a lo nuestro y así decidimos sentar en la misma mesa a todos por igual, sin pensar que algunos, muchos quizás, llevaban grabado a fuego en su frente y mente el espíritu de revancha, el que debían recuperar el tiempo perdido, cambiar la historia como sea y ser los protagonistas de una nueva era en la que los vencedores de aquella campaña se tornaran en vencidos, y viceversa.

Mal genérico que forma parte del ADN de aquellos que no suelen tener mucho respeto y mostrar dolor por sus seres queridos recientemente muertos a miles en la presente pandemia, por culpa de la mala gestión del gobierno de la nación desde el primer momento en el que apareció en nuestra vidas y, sin embargo, parece que sí no saben dónde se encuentran los restos de sus bisabuelos u otros familiares desaparecidos en la mencionada contienda, no son capaces de vivir ni dormir como Sánchez, sin sentir una grave depresión o un gran dolor en el alma por la falta del consuelo que les atenaza.

Estos energúmenos, vividores y aprovechados de todo ser vivo o muerto, pronto tras aparecer sosteniendo una pancarta o sentados en el suelo en asambleas callejeras, hicieron carrera, buscaron sus vericuetos para llegar a la universidad y copar puestos en la política, los medios de información y en las tertulias en las que usaban y usan todo tipo de artimañas, frases inventadas e historias falsas o deformadas con las que engañar a un público poco formado y aburrido de ver que todo lo prometido por los próceres de la patria a su bolsillo no llegaba y sus bocas no alimentaba.

La tormenta perfecta apareció cuando sus teorías y palabrerías se apoyaron en innumerables caso de corrupción en los dos partidos políticos que se alternaban en el gobierno de España, aunque, a decir verdad, unos supieron tapar o esconder sus vergüenzas pronto, despistando al ávido expectante a base de hacer mucho más grande la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Los avatares y vaivenes de la política, los naturales cambios de situación y la progresiva pérdida de calidad política y personal de los dirigentes hizo que todos los gobiernos formados en la España democrática, debieran apoyarse en lo peorcito que tiene el hemiciclo, los partidos separatistas, quienes como bien sabemos, hacen leña de todo árbol caído o recogen las nueces del árbol movido por otros.

Favores con favores se pagan y a medida que aumentaban aquellos, más grande era la factura sobre la mesa presentada sin vergüenza y con mucho descaro a ser cobrada en efectivo y sin demora, lo que nos llevó a que todo, poco a poco, pero de forma constante y creciente se pusiera patas arriba hasta que llegó el peor personaje que en la vida política puede existir, el presidente Sánchez, digno discípulo de Zapatero, quien realmente fue el que marcó la senda y alzó el testigo para que sirviera de guía a un partido socialista que estaba dispuesto a perder su dignidad y corporativismo democrático para convertirse en un partido puramente dictatorial, personalista y anti español hasta la médula.

Sánchez ha demostrado ser un hombre sin escrúpulos ni dignidad, que se mueve a base de ideas espontaneas o forjadas en lo más oscuro de la mente y al que no le tiembla el pulso hacer, en cuestión de horas, lo contrario de todo lo prometido durante sus sucesivas campañas y el tiempo en la oposición. Alguien que pone en duda todo; que no respeta nada y a nadie, al que le importa bien poco lo que deba hacer para seguir en el sillón de la Moncloa y que se alía hasta con los filo etarras para seguir gobernando a costa del respeto a la unidad de España o a la separación de poderes y de la salud o el dinero de los ciudadanos. Un hombre que ha perdido todo su prestigio personal y que está dejando el nombre de España por los suelos, como un país poco fiable, aislado y menospreciado en la arena internacional, totalmente mendigo y pedigüeño y que, a pesar de ello, no para de gastar el dinero que no tiene y el que le dan o prestan los demás.

El otorgarle tanta vía libre a las ensoñaciones de los separatistas y comunistas por parte del gobierno, la falta de atención, acción y reacción de los gobiernos precedentes y el sucio trabajo de un nefasto y falso buhonero que, habiendo sido presidente del gobierno por dos legislaturas, vive haciendo el Tancredo y el hazmerreír por las Américas, favorecieron aún más que ese odio a España traspasara los limites naturales invadiendo Europa y hasta saltaron el charco de manos de unos “bisoños” maestros, que disfrazados de aprendices o simples jóvenes consejeros, hicieron sus personales Américas mientras extendieron el odio a España, allá donde pudieron.

De todos aquellos vientos, vienen de repente todas estas tempestades. No es casualidad que en muchas partes de España y en varios países del continente americano no se respete al unísono nuestra bandera, se humille al Rey, se derrumben estatuas y profanen monumentos que recuerdan el paso de nuestros ancestros por aquellas tierras. Pasos que, por mucho que lo quieran disfrazar y envilecer, primordialmente les llevaron la cultura, la religión, el idioma común y la civilización, incluso mucho antes que a bastantes tierras europeas, y les sacaron de un gran atraso, de costumbres ancestrales y cultos donde se ofrecían hasta sacrificios humanos con toda naturalidad.

Hemos sufrido durante siglos la famosa “leyenda negra”; fruto principalmente de la envidia y la mala baba británica, con la que ocultando las formas, modos, usos y costumbres de aquellos otros países europeos, que durante décadas o siglos dominaron grandes partes del mundo, las expoliaron hasta la extenuación y trajeron al mundo la esclavitud, centrando sus falacias y mentiras en los españoles y su corona mientras tapaban sus propios y execrables excesos.

Leyenda negra, que ha vuelto a resurgir fuera de España con una virulencia terrible, porque los mencionados malnacidos la han sabido recuperar para exportarla muy agrandada como su contribución personal para hacer posible desviar la atención de unos pobres ciudadanos despistados y subyugados, que habiendo tenido la suerte de nacer en unas ricas tierras, viven dominados por un sistema comunista y bolivariano, mandados por analfabetos, saqueadores y tiranos y cuyas casi inagotables reservas han quedado esquilmadas o comprometidas a capitales o potencias extranjeras hasta la saciedad.

La continua falta de atención política, la falta de verdadera preparación profesional en la Administración y en ciertos poderes del Estado, una pésima o muy mal intencionada política exterior, la nula preparación de unos dirigentes totalmente negligentes y egocéntricos, así como el ruin revanchismo de aquellos despreciables españoles que odian a su patria, nos ha llevado a este punto y mucho me temo que esto ya no tiene solución.

Nuestro llamado centro derecha, sigue envuelto en sus cuitas, dimes, diretes, pieles finas, denuncias en los tribunales o en agarrarse a una silla que le proporcione su sustento personal, aunque su partido desaparezca o se quede en algo residual. Se les llena la boca de la palabra España, dicen amarla con todas sus fuerzas y prometen hacerle recuperar su política interna y externa, economía y esplendor; pero de momento, no arriman el hombro unos a otros y ahí siguen agazapados en su rincón, esperando que su competidor se descuide para darle el golpe de gracia que les deje sin sentido y tumbado en la lona como un vulgar perdedor.

Mientras, el principal urdidor de toda esta patraña y maloliente situación, ahí sigue engañando y toreando a los españoles a diario; de veraneo en la Mareta con familia y amigos a costa de nuestros impuestos y en espera de que en septiembre le lleguen los prometidos millones de Europa que, bien repartidos a su modo y entender, le garanticen el voto de muchos miles de personas y cientos de empresas compradas para vivir hoy y cuando llegue el inexorable  mañana, a la hora de devolver el dinero regado, ya veremos qué hacer o de qué forma corresponder por los servicios, los favores y todos los apoyos prestados.

Entre tanto, hemos acabado los Juegos Olímpicos con un resultado demasiado discreto y que no merece un país como el nuestro, aunque somos medalla de oro en el paro juvenil en toda Europa y muy cercanos a tal galardón en la gestión de la pandemia. Y Sánchez nos bombardea con un cartel a sus espaldas cada vez que habla, que no son pocas, que reza “Cumpliendo” por si no nos hubiéramos enterado. Lo dicho, España está perdida de todas las maneras.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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LA HONORABILIDAD

F. Javier Blasco*

Palabra que todos hemos oído y empleado muchas veces aunque pienso que, en realidad y a tenor de los hechos, muchos no saben realmente cuál es su verdadero o completo alcance y significado. Por otro lado, la misma palabra en si misma, quizá por su raigambre, imprime un determinado carácter e incluso puede llegar a impresionar.

Término que significa según el diccionario de la RAE “cualidad de la persona honorable”. Definición escueta que realmente no aporta mucha claridad a los que tengan interés en conocer su auténtico valor. Así, por ello, debemos recurrir de nuevo al mencionado diccionario para buscar el significado de honorable; término, que en lo referente a la persona dice que “se atribuye o concede a todo aquel que es honrado y por lo tanto, merece el respeto o la estima de los demás”. Cuestión esta última de suma importancia e interés dado que empareja el respeto a las personas con la honorabilidad y por tanto es fácilmente deducible que una de las principales causas de la destrucción y la falta de respeto y estima entre los seres humanos proviene, precisamente, de la ausencia o escasez de la honorabilidad en algunos de ellos.

Además, para evitar cualquier mala o libre interpretación en cualquier otro sentido que se aleje de la realidad y a fin de completar el análisis del término en estudio, creo que deberíamos analizar lo que el reiteradamente mencionado diccionario define por honrado que viene a ser algo cómo “el que actúa rectamente, cumpliendo su deber y de acuerdo con la moral, especialmente en lo referente al respeto por la propiedad ajena, la transparencia en los negocios, etc.”

Una vez cerrado el círculo de la definición y el acotamiento del significado y alcance de los términos y matices relacionados con la honorabilidad, es fácil entender que para actuar en concordancia, es imprescindible ser honorable; lo que forzosamente implica ser honrado, cumplidor del deber, actuar bajo los preceptos de una moral recta y perfectamente entendida y ser especialmente respetuoso con el resto en lo referente a factores transcendentales de la vida personal, moral y social o de relación.

Es precisamente debido a las férreas exigencias que exige la honorabilidad por lo que no suele ser muy sencillo encontrar un gran número de personas honorables en la sociedad; aunque pensándolo bien, y en función de la características desgranadas en los párrafos anteriores, proporcionalmente hablando, deberían ser muchas más las halladas entre aquellos que dicen y pregonan constantemente que consagran su vida y trabajo al servicio de los demás, los políticos.

Una vez más, la realidad nos obliga a poner los pies en la tierra y a darnos cuenta de quienes somos, donde estamos, hacia donde nos dirigimos y de quién y cómo nos conducen los pasos en la vida política, laboral y social. Al hacernos tales preguntas, muchos somos los que pensamos que el mundo está hecho al revés, y no es cierto. Somos nosotros los que nos empeñamos en cambiarlo a nuestro gusto o conveniencia para obtener benéficos personales, de partido, gremio o familia sin importarnos un rábano lo que ello pueda implicar.

Una vez metidos en harina, trazado un malévolo plan y conseguidos los apoyos necesarios para poder cumplir el objetivo que se busca, a los poco o nada honorables no les importa en absoluto cambiar o derogar el ideario inicial y olvidar todas aquellas promesas mantenidas y sobadas en las campañas; promesas, que les llevaron a ocupar un puesto para el que, si lo miramos bien, no fueron elegidos por su forma final de actuar.

Somos muchos los que constantemente denunciamos actitudes cercanas a verdaderos déspotas y dictadores cuando nos referimos a ciertos mandatarios que, como si fueran verdaderos y consumados sátrapas, dirigen nuestros designios. Nos escudamos en reprochar sus malas praxis cuando ejercen de forma abusiva el poder económico, político o social y su mala catadura moral. Pero realmente, son muchos, demasiados quizás, los ciudadanos que aceptan sin rechistar todo aquello y mucho más, e incluso llegan a forzar que se les manosee, engañe y maneje al antojo de aquellos perversos y malnacidos que tratan, en nuestras propias narices, en ponerlo todo patas arriba, mandarlo al traste a base de actuaciones retorcidas o perversas, aprovechando atajos o en plena nocturnidad.

El típico tópico de que los tiempos anteriores fueron mejores y que en ninguna parte del mundo ya no se encuentran políticos o dirigentes de la talla de aquellos otrora acertados personajes; no es que sea un tópico, es una auténtica realidad. Pero a muchos se nos olvida que los que ejercen el poder sobre nosotros y manejan nuestras vidas provienen de nuestras propias filas sociales, son o han sido compañeros de estudios, ideas, aficiones e incluso han pertenecido o pertenecen a nuestros círculos más íntimos de amistades o de entidad familiar; personas que actúan y piensan o lo hicieron en un tiempo no muy lejano como nosotros mismos hacíamos. En definitiva, forman parte de nuestro entorno y estatus social.

Voluntaria o involuntariamente, les hemos dejado crecer y aumentar su deriva; mirando para otro lado, riéndoles lo que considerábamos una simple gracia, una falta de experiencia o una pequeña perversidad. También, les apoyamos en su momento a pesar de que no pensábamos igual ya que firmemente creíamos que el agua que manaba de sus ideas no llegaría a formar río jamás. Los que, con el paso del tiempo y una vez la tela de araña está montada, seguimos apoyando sus atropellos porque ahora somos y estamos presos de sus prebendas bien tejidas y enmarañadas; caímos en ellas por simpatía o por un pequeño sueldo, ayuda o beneficio que impide que veamos su perversidad con toda su dureza y claridad.

Hoy en día, increíblemente y a pesar de todo lo grave recientemente pasado y aún inacabado a nivel local, nacional y mundial, según los recientes inapelables resultados, parece que es muy fácil dejarse convencer, engañar y arrastrar a aplaudir lo que hace tan solo unos meses era imposible ni siquiera imaginar y mucho menos, mencionar.

Se nos ha prometido de todo, se nos convenció de su sometimiento y acatamiento a una serie de principios de los que nunca se iban ni podían apear; hoy todos ellos han quedado aparcados, relegados a la nostalgia o al más duro y cruel olvido o menosprecio cómo si de algo obsoleto e incluso hasta inhumano o ilegal se tratara y se nos insiste machaconamente que tenemos la obligación de abjurar de nuestros principios, perdonar a los penados por intentar golpes de Estado, a los terroristas, a los que quieren romper España en mil trozos y agradecer a nuestros dirigentes haber tenido la suficiente clarividencia y voluntad para descubrir y marcarnos el camino que nos lleva a la concordia, el perdón y la prosperidad.

Algunos aparentan resistirse a tanto cambio, no aceptan las absurdas y desmedidas pretensiones de estos que solo buscan modificar las leyes y los usos y costumbres sin justificarlo; y además, porque sin inmutarse un pelo, lo hacen por el camino más corto, forzado e incluso alegal cuando es necesario; empleando todo tipo de subterfugios, añagazas, engaños o medidas en desuso amparadas en antiguas y obsoletas leyes que llevan aparcadas en la legislación desde tiempos que no tienen nada que ver con la realidad actual.

Pero, a pesar de la existencia de los muy descontentos, de que el problema es francamente peligroso y real y a sabiendas de que, cuantitativamente, son más los que no aceptan una solución tan fuera de natura y puramente inquisitorial; todos estos descontentos, son incapaces de aunar esfuerzos y marchar juntos en un solo partido o coalición que pueda oponerse de verdad a la mayor perversidad y corruptela que se ha vivido en España tras la segunda república y la guerra civil de 1936.

Algunos de estos partidos ajenos a tanto brusco cambio y vuelta a situaciones que son mucho mejor olvidar, han jugado un papel incierto, voluble, en constante equilibrio inestable y en busca de una oportunidad; su propia vanidad y al ponerse tantas veces de perfil cuando debían haber mantenido una postura firme de verdad, les han llevado a diluirse cual azucarillos en un té caliente para ser absorbidos por los extremos más cercanos y pasar a desaparecer o a ser algo anecdótico o residual.

En estos tiempos y no sólo en España, aunque aquí tenemos nuestra propia gran cruz de piedra, madera y metal; son muchos los ejemplos en los que se ven con toda naturalidad alianzas anti natura entre partidos y tendencias políticas por el mero hecho de mantener la poltrona unos meses o años más; no importa aliarse con los partidos que pretenden disolver el Estado o que le atacan por todos sus costados, ni pagar duros y villanos peajes, que nadie en la vida hubiera sido capaz de imaginar, por derrocar al contrario y ocupar su puesto con chulería e indignidad.

Se miente y engaña asiduamente y con toda facilidad; a todo se le da la vuelta; lo que ayer era blanco puro, hoy es negro azabache y no pasa nada por decirlo sin cambiar la cara, con cinismo y argumentos tan falaces e infantiles que hacen reír a quien de verdad pretende analizar el cambio de postura y conocer la verdad.

Se le otorga siempre a una ajena y diversa paternidad a las malas rachas, a las decisiones erróneas o la adversidad; aparecen inventados “comités de expertos” como los culpables de lo que va mal; pero cuando las noticias son buenas o esperanzadoras, el gobierno corre a las pantallas y entrevistas para protagonizarlas, aunque en éstas como en las otras, su grado de intervención y responsabilidad sea más o menos igual.

Se sustituyen ministros aunque las cosas vayan mal y no sea ese el momento más oportuno para cambiar, se intenta derrocar gobiernos subordinados con mentiras y nocturnidad, se abandona el gobierno y la política prometida cuando hace tan solo un año era imprescindible su presencia en primera fila porque sin él y sus ideas nada se podía hacer para salvar a España y a los pobres que ahora, tras su marcha, son muchos más.

Fuera de casa, los Organismos Internacionales como la ONU, la OTAN, el FMI y la misma UE entre otros, se han convertido en una especie de mercados persas donde los intereses de ciertos países, los tráficos de influencias y la necesidad de supervivencia prohíben cualquier tipo de medidas correctoras sobre países gobernados por auténticos sátrapas, personajes novelescos y tiranos que engañan, persiguen y matan a propios y a los demás.

Se prometen medidas correctoras tales como la aplicación de la justicia universal, el control de los violadores de la paz, el destierro del comunismo y los abusos sociales y ambientales; todo ello disfrazado de buenísmo, feminismo e igualdad barata; pero la realidad, es que todo es humo y palabrería despreciable sin par.

No es que no haya políticos y hombres plenos de liderazgo nacional e internacional, capaces de mover a las masas sin necesidad de engañarles con prebendas o la promesa de que pronto el maná llegará. Hoy en día, al ser casi todos falsos y llenos de podredumbre personal, los dirigentes suelen ser bastante efímeros y por ello, aquellos grandes “lideres” que movían montañas y levantaban masas, pasan a otra cosa con toda facilidad; abandonan la política sin importarles todo lo dicho, prometido y dejado atrás y mediante las llamadas puertas giratorias se colocan sin preparación alguna en la gran empresa, a ser posible estatal, a vivir opíparamente de los demás.

Es triste decirlo y mucho más reconocerlo, en este mundo cambiante y francamente despiadado todo o casi todo ha perdido su valor; los pilares que sustentaban las grandes políticas, las alianzas, la economía y hasta la religión se han resquebrajado poco a poco debido a una degradación individual y colectiva del grado y nivel de educación, la formación moral y el respeto a los demás. Ya poco queda a los que nos podamos agarrar y es precisamente en este pestilente y enfermizo ambiente en el que los pobres de espíritu, los amorales y los que desconocen el valor de la honorabilidad se hacen más fuertes, aparecen, crecen y se multiplican como setas en un humeral.

Son capaces de todo, despiadados y malévolos hasta la saciedad; no paran ante nada y justifican sus posturas y acciones perversas con una sonrisa, demostrando con ello que no les importa nada ni traicioneros personajes de los que por desgracia, en España conocemos y tenemos mucho más ejemplos que los demás.

Hoy mismo, sin ir más lejos, todo un elaborado y maléfico plan se acelera con una vergonzosa intervención teatral en Barcelona para justificar lo injustificable, actuación a la que ni siquiera el gremio de los implicados acudirá; con una ignominiosa campaña contra el propio el Estado en Europa y con los ataques para desproteger el Constitucional. Lo malo de esto, es que aún no es el final; quedan todavía muchas sucias acciones con graves consecuencias que ya veremos cómo acabarán.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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PARECE QUE, DE NUEVO, EN ESPAÑA EMPIEZA A AMANECER

F. Javier Blasco Robledo*

Debo confesar que he pasado unos años de mucha zozobra y gran preocupación por la deriva que España iba contrayendo de manos de unos dirigentes que, sin disimulo y con todo el descaro, buscan hacer de ella todo lo contrario a lo que nos comprometimos y conjuramos los que, con gran ilusión y fuertes dosis de esperanza, pudimos votar la Constitución Española en 1978.

Hemos visto de todo y casi nada bueno; se han cambiado los papeles, tanto que hasta aquellos que odiaban a España por pretender escindirse o porque luchaban bajo y con la bandera del terror, la bomba ciega y el cobarde tiro en la nuca por la espalda, son ahora los que tienen en sus manos los designios de España. Y todo, por una vergonzosa y execrable cesión a sus exigencias de un débil gobierno (el más débil de toda la democracia) que necesita sus votos u otro tipo de apoyos para resurgir sus ideas decimonónicas y mantener sus posaderas en unas poltronas a las que no honran ni respetan. Poltronas, que no dudan en abandonar siempre que les surja un nuevo horizonte donde poder medrar, por muy incierto que este sea, o porque ven que se pone en peligro la continuidad de su prestigio o el futuro personal o colectivo del grupo que domina los designios de España con una férrea postura y actitud dictatorial aunque “oficialmente” proclamen lo contrario.

No han transcurrido ni veinticuatro horas del cierre de los colegios electorales en Madrid y ya se pueden sacar algunas lecciones aprendidas a modo de conclusiones, porque son tan claras que no precisan de mucho pensamiento crítico ni de un análisis estructurado sesudo para alcanzar sus posibles consecuencias.

Las recientes elecciones en la Comunidad de Madrid son fruto de un estado de alerta permanente de la que era y seguirá siendo su Presidente, Isabel Ayuso quien, tras muchas alarmas e intentos de golpes bajos y sucios, previó y se adelantó a las desastrosas consecuencias del “efecto mariposa” que nació en Murcia de la mano del mayor gurú de la perversidad y cerebro oculto del gobierno a la sombra, Iván Redondo con la inestimable y nada “altruista” colaboración de un partido, Ciudadanos (Cs); partido, que ya agonizaba a los dos años de obtener sus mejores resultados, como consecuencia de su defectuosa actuación o inacción en Cataluña, aspiraciones diversas hacia la izquierda, rencillas personales, zancadillas y codazos entre sus dirigentes por ocupar los mejores puestos o tener una mayor visibilidad.

Muchos observadores y analistas políticos y hasta su mismo partido, no las tenían todas consigo a la hora de conocerse la decisión de convocar elecciones por anticipado. Pero Ayuso, supo ver la conveniencia, a pesar de los muchos consejos en contra, de desmantelar aquella maniobra que nació entre corruptos en Murcia, para “oficialmente” luchar contra una corrupción, inventada y no demostrada en el PP. Maniobra, que quedó pronto truncada por una ágil reacción de contrapeso y los atacantes (PSOE y Cs) sólo obtuvieron una pieza menor, el alcalde de la capital murciana, a pesar de haberse montado todo como una cacería de altos vuelos o mayor como así se les llama, para llegar hasta la toma por asalto, mediante una apalabrada o en ciernes, aunque reiteradamente negada, moción de censura en la Comunidad de Madrid.

La experiencia nos demuestra que Sánchez es un especialista en llegar a los sitios por la puerta de atrás o moldeando mociones de censura basadas en dimes, diretes, medias verdades y hasta en falsos testimonios amañados por cualquiera, incluso jueces, sin venir a cuento y sin justificación alguna. Una maniobra de este tipo más en su haber, no era cosa extraña y además, al ser habitual en él, se encontraba en dicho ambiente como pez en el agua.

La rápida reacción de la presidente madrileña dejó, literalmente, con el culo al aire a Iván Redondo, a Sánchez y al “tonto útil”, aunque en este caso totalmente inútil, Aguado; el vicepresidente madrileño de Cs quien se había pasado toda la legislatura, poniendo trabas en el camino de su jefa, llevándole la contraria y hasta proponiendo cosas diametralmente opuestas al ideario o temario oficial de un gobierno que a todas vistas, no funcionaba. La ocasión la pintaban calva, y Ayuso entendió que de un zarpazo se podría quitar de encima a los mochuelos que la estorbaban, le hacían daño y además, si lo hacía bien, hasta podría obtener mayores réditos o consecuencias, como así ha sido y a continuación veremos.

Tras aquella reacción, en Moncloa saltaron las señales de alarma, los agitadores, al verse sorprendidos por su descuidado y más débil flanco, y a tenor de las encuestas internas proporcionadas por el CIS de Tezanos cuyos verdaderos resultados se ocultaban a la mayoría de los mortales, entendieron que había que poner todo tipo de trabas para que estas no se celebraran y en el peor de los casos, la mejor carne en el asador para contrarrestar los efectos en una balanza que, en tan corto espacio de tiempo, era muy difícil equilibrar.

Posiblemente, alguna mente perversa —muy probablemente Redondo— apuntó que el grave problema generado durante más de dos años de continuos desprecios, ataques frontales y perversidades manifiestas contra la presidente y la población de una región, a la sazón la más prospera y generosa con el resto —por aportar más que nadie a las arcas comunes sin recibir más que palos a cambio— era poner a las cabezas más visibles al frente de sus partidos en Coalición (PSOE y Unidas Podemos), Sánchez e Iglesias y esperar que su tirón personal apaciguara los impulsos de la osada e intrépida Isabel que, poniéndose la Comunidad por montera y sin muchos o ningún apoyo político —ni siquiera en su propio partido— se lanzó a la aventura en busca de una mayoría absoluta o al menos suficiente, para gobernar en solitario y poder aplicar sus políticas sin moscones rondando a su lado, que la retrasen o despisten a diario.

En dicho contexto, conocimos la abrupta salida de Pablo Iglesias del gobierno para encabezar la candidatura de su partido a gobernar la Comunidad y ponerse al frente de la izquierda en la región. Salida, decretada como “cese” para poder cobrar una cuantiosa y suculenta subvención. Hemos podido ver a un Iglesias totalmente desbocado; convertido en alguien a quien todo se le iba de la mano, como enviar a sus matones personales a sueldo a boicotear las palabras de Vox en Vallecas y atacar con piedras y palos a las fuerzas policiales, mientras tildaba a dicho partido de fascistas y de sembrar el odio o, sobreactuando sin mesura ni decoro con unas oxidadas balas como si fueran una grave amenaza o llamando él y sus secuaces de todo menos bonitos a los votantes y a los que se encuentran a gusto siguiendo las ideas del PP, sus ofertas y forma de actuación.

También vimos a Sánchez en plena esencia, actuando de actor principal en los primeros mítines, de campaña basados en un ideario rancio, guerra civilista y demasiado manoseado, con un pobre Gabilondo —al que se le obligó a confesar que era un “soso”— actuando de telonero o segundón y haciéndole cambiar totalmente de prontuario y de programa hasta tres veces en el corto espacio de la campaña. Un partido socialista que ha usado a muchos de sus cargos en el gobierno a hacer propaganda, sucia y malintencionada, como la absurda navaja (aumentada casi cien veces) que con afán mostraba a la prensa la Ministra de Industria acusando a Vox, a sabiendas de que “la feroz amenaza” era fruto de los desvaríos de un enfermo mental, que hasta puso su remite en el sobre en el que se la envió.

Un Ministro del Interior y una Directora General de la Guardia Civil que han perdido la poca honorabilidad que les quedaba por participar activamente en los mítines, donde nunca debieron aparecer en aras de la oficial neutralidad de su cargo, por ocultar datos muy relevantes en el tema de los activistas a sueldo, y por atacar a los partidos que nada tenían que ver con esa feria montada en su contra, que por ser tan burda, pronto en sus propias manos les explotó.

En definitiva, una vez más pudimos comprobar la baja ralea de Sánchez ya que, a medida que avanzaba la campaña y comprobaba que su intento era vano, fue abandonando y distanciándose de su candidato; tanto que para que no le salpicara, le relegó a un hotel cercano a la sede del PSOE para no verse ni un poco salpicado de los malos resultados que su forzado invento cosechó.

Hemos visto a un director del CIS mintiendo descaradamente, poniéndole la guinda a la porquería en la que ha convertido una institución tan seria, afamada, costosa y bien dotada de medios y personal, que jamás sufrió tanto cómo con él a los mandos del timón de la mentira, lo absurdo y la degradación. Un Tezanos que además de ejercer dicho cargo por enchufe partidista, que no por méritos ni valía, también dirige una revista socialista en la que se permitió ofender a los madrileños que votaban al PP, llamándoles “tabernarios” a dos días de su encuentro con las urnas.

Una RTVE, que en plena campaña, una enchufada periodista en un programa de gran audiencia por la mañana, otrora encargada de la predicción del tiempo en los telediarios, se preguntase extrañada, como era posible que todavía algún madrileño pudiera votar a Ayuso y, a la ínclita, nada le ocurrió.

La otra parte implicada en el fallido aquelarre, Cs, a la vista de la que se les venía encima y que todas las culpas apuntaban al ex vicepresidente Aguado, le apartaron de los focos y pusieron a su mejor efectivo actual, Edmundo Bal para tratar de salvar los platos rotos de una catástrofe anunciada y que ellos mismos cocinaron; quien, aunque no lo hizo mal del todo, se esforzó y trató de pegar los platos rotos con pegamento caducado, el mal ya estaba hecho y muy mal resultado cosechó.

Ayuso a lo suyo, poco a poco empezaba a ganar confianza, entre propios y extraños; las principales empresas demoscópicas, que llevaban meses creyendo en ella y en sus posibilidades, pronto la destacaron como vencedora de una batalla en la que se presentaba sola contra el mundo y sin contar con muchos apoyos por parte de los medios y redes salvo de algunos que llevamos años animándola a seguir en el empeño, porque intuíamos que pronto podría dar a los lobos hambrientos y a los malos agoreros un gran revolcón.

La candidata de Vox, Roció Monasterio y su permanente mosquetero, Abascal, salvaron los muebles y avanzaron tan sólo un escaño más gracias al victimismo al que los socialistas y comunistas les encasillaron y porque del desmembramiento de Cs había mucho donde pescar. Al final de la campaña tuvieron que bajar mucho los decibelios y aspiraciones para presentarse como útiles y necesarios y pronto se vieron obligados a dejar de aspirar a dirigir la derecha como resultado final.

Por último, aparece la hasta ahora desconocida candidata de Más Madrid, Mónica García; una señora médico que miente más que habla hasta en su CV. Que a pesar de su profesión, propone en su ideario desmantelar el Hospital Isabel Zendal con lo admirado y necesario que ha demostrado ser en mitad de una grave pandemia lo que dice bien poco de su profesionalidad. Aunque, como último eslabón ha sabido aglutinar a los desquiciados o cansados de tanta mentira en una izquierda en desbandada porque, quizá sea la más moderada que todas las que le precedieron o le acompañan en cargos visibles de su partido y en toda la izquierda madrileña. Una señora que con el mismo número de escaños que el PSOE, le sobrepasa por tener unos 5.000 votos más y por ello, se convierte en la lideresa de la oposición relegando al hasta ahora partido hegemónico en la región a la durísima tercera posición. Situación delicada esta, de la que aún resta por ver que otras muchas consecuencias tendrá a nivel nacional.

Iglesias, tal y como lo tenía premeditado y comentado —porque no se calla ni bajo el agua— anoche, antes de terminar el recuento total de los votos, anunció que abandonaba la política y todos sus cargos, no recogería el acta de diputado regional (para, entre otras cosas, cobrar los 15 meses que le corresponden de compensación por su cargo como vicepresidente segundo del gobierno) y que se dedicará a otros menesteres en la enseñanza universitaria de la que salió, siendo un mediocre profesor no titular o cobrando pingües sueldos en tertulias de baja calidad o en programas de propaganda marxista, financiados por fuerzas o países extraños con oscuras agendas que fomentan el desconcierto en países democráticos con el afán de disturbar.

Con dicho gesto ha confirmado su inconstancia, que la política le cansa, que no es serio ni tenaz y que lo suyo son los aires de grandeza. Todo apunta a que quedar al mando de la última fuerza política en la Asamblea madrileña no era un plato de buen gusto para su alter ego personal. Veremos en breve donde pica este pollo y de qué gusanos se quiere alimentar.

Su marcha personal, puede ser el preludio de algo más, al igual que los roedores abandonan el barco cuando este se va hundir, también puede implicar que el partido que nació del 15M y estuvo a punto no hace mucho, de sobrepasar al PSOE, esté dando sus últimos estertores y en breve desaparezca como otros que hemos visto pasar del todo o casi todo a la nada en pocos años.

En lo personal, Gabilondo, queda muy afectado por haberse visto forzado a todo y al comprobar que su partido le ha abandonado, puede que en breve saque el billete de partida y se dedique a otras cosas como la docencia de donde nunca debió marchar.

Monasterio, en menos de un día, se ha dado cuenta de la realidad y ya ha bajado sus humos y ha ofrecido su apoyo a la investidura de Ayuso, sin aparentemente, pedir nada a cambio;  aunque a la espera de que alguna pera en dulce, en el futuro le pueda deparar.

Edmundo Bal, en pago a sus esfuerzos, y como los generales nombrados antes de la caída de Hitler, ha sido elevado a la segunda autoridad de un partido que agoniza y que posiblemente al igual, e incluso antes que Podemos, desaparezca del elenco político y quede absorbido por otros. Dos fracasos totales en tan corto espacio de tiempo en Cataluña y en Madrid, no hay perro pichi, que lo pueda aguantar.

La lideresa de la oposición madrileña deberá medir mucho sus palabras y salidas de pata de banco, sus exabruptos y sobre todo, los ataques contra la sanidad madrileña, porque son propios de algarada y de pancarta y muy alejados de la realidad. Está por ver su capacidad de proponer algo coherente y que sirva de ayuda a los ciudadanos. Cuando deje su postura actual, podrá mejorar mucho, y si no lo hace, pronto correrá la misma suerte que Podemos en unos años más.

Por último, Ayuso que ha demostrado ser una resistente gladiadora en solitario, no se debería dejar embaucar por los cánticos de sirena ni por los piropos interesados de los que antes la criticaban y ahora la quieren adular por si hay alguna tajada que sacar. Hoy ha hecho unas declaraciones muy serias en el programa de Herrera y creo que ese es el camino que debe llevar, no dejarse impresionar, remangarse y ponerse a trabajar en serio en su programa sin dejarse despistar. Corresponde a otros transpolar o no resultados, ella tiene su compromiso y lo debe tener limpio y claro tanto personalmente, cómo por el equipo del que se vaya a rodear.

Este es el epitafio de unas elecciones, en las que nadie creía, muchos despreciaban y pocos pensaban que de ellas, tantas cosas podían pasar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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