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A GRANDES MALES, MAYORES REMEDIOS

F. Javier Blasco Robledo*

Imagen de M W en Pixabay

Cada vez somos menos los que vemos e intentamos avisar del grave peligro que se avecina y que ya está llamando a la puerta; de momento no es que sea una debacle completa, pero camino de ello llevamos y pronto se verá porque el futuro no es nada prometedor —de momento, seis meses en Estado de Alarma— para la juventud que tenemos protestando y quemando las calles, en paro, con muy pocas perspectivas y con una deuda tremenda sobre sus cabezas para ser pagada por ellos. En esta ocasión no me voy a referir a esa horrible pandemia que galopa a su albur aunque algunos, muy presurosos por apropiarse todos los éxitos existan o no, presumieron de haberla vencido con tan solo tres meses de confinamiento. Tampoco me refiero a la crisis económica a la que nos enfrentamos en Europa sin estar preparados para ello, con escasa y mal definidas herramientas y con un determinado o variable acierto según sea la ideología, la eficiencia, el número de recursos puestos en juego y las verdaderas intenciones del gobierno que domina o maneja cada territorio con mucho, poco o ningún fundamento.

Me quisiera referir a España, la llamada piel de toro, que ha sido testigo de miles de intrigas, batallas, guerras internas y externas, traiciones, tiempos de gloria y esplendor, miserias, enfermedades y grandes descubrimientos. Esa España, a la que muchos prometen a diario dar su vida, si fuera preciso; pero donde luego, a la hora de la verdad, casi todos miran para otro lado, callan deshonrosamente o se contentan con cualquier disparatado apaño venga o no a cuento.

Una España que hizo una transición modélica y pasó de un régimen dictatorial a la democracia de forma rápida e incruenta. Momentos en los que auténticos hombres de Estado, supieron sentase uno al lado del otro, para codo con codo llevarnos en la dirección que propiciaría el que pudiéramos arribar unidos y de la mano a buen puerto.

Cómo todas las cosas, nuestra Constitución es perfectible y como no, también es moldeable, por mucho que el legislador pensara que lo dejó todo bien atado para que no se pueda jugar con los principios básicos con escuálidas mayorías o por el mero capricho del gobierno de turno. Por lo tanto, y a pesar de muchos intentos de ataques y profundos cambios, con diverso grado de cumplimiento, se puede decir —aunque creo que no por mucho tiempo— aún conserva gran parte de los principales conceptos para una convivencia, limpia y en paz; la mayoría desarrollados en leyes complementarias y orgánicas para poner en claro lo acordado en aquellos sublimes momentos.

Las izquierdas y las derechas lanzaron sus pelillos a la mar, trataron de olvidar tantos malos momentos, tiempos de tenaz enzarzamiento, cuitas, afanes de revancha y recelos provenientes de tres años de combates entre hermanos y tras muchos años de una dictadura franquista de la que, a fuer de ser sincero, debo decir que en lo social, cultural, económico e industrial tampoco fue tan mala ni un mal ejemplo de escandalosos aprovechamientos para saciar ansias sectarias, o de robos y saqueos a manos llenas por doquier sin orden ni concierto, tal y como generalmente ocurre, en otras dictaduras de corte comunista y dictatorial que vacían los bolsillos de todos, arruinan la nación y llenan a los súbditos de zozobra y descontento para salir ellos con el botín corriendo.

La democracia echó a rodar allá por 1978 y parecía que todo iba bien aunque aún quedaban ciertos militares y políticos de extrema derecha quejosos de perder sus privilegios, o que adelantándose en el tiempo, entendieron que de seguir por el camino trazado, acabaríamos como estamos; de nuevo en las dos Españas, divididos entre azules y rojos, llenos de tirria y revanchismo a pesar de que los principales actores que mueven esto, no han sufrido en sus carnes ningún tipo de persecución en un solo mal momento. Sentimientos enfermizos que aunque ahora se tratan de ocultar bajo banderas, recuerdos inventados y cuestiones que no tienen nada que ver, dan mucho caldo o se venden bien entre el pueblo chabacano, poco formado, adocenado y que se contenta con una falacia, una consigna guerra-civilista, una dádiva o hasta con un chusco de pan, siempre que éste sea gratuito, antes que pensar en los profundos valores, el patriotismo, el trabajo en equipo u otros nobles sentimientos.

El fallido golpe de Estado del 23 F fue un aviso a navegantes en los dos lados del encuentro; los unos ante las penas tan graves, tomaron nota, de lo que les podía pasar si intentaban de nuevo cualquier golpe aunque fuera en la modalidad de intento y, por otro lado, los otros convencidos de que el jarabe administrado había tenido su efecto, se dedicaron al legislar aún más para que nadie volviera a intentar, por la fuerza, tamaño esperpento.

Cuando se manosean las leyes y normas, aunque no lo parezca, suele ser para adaptarlas al capricho del legislador y se termina en algo bastante alejado de los primigenios conceptos, por lo que si tras un detallado plan, se tocan todos los pilares del Estado, es muy fácil llegar a una situación próxima al derrumbamiento. Alguien un día proclamó “Montesquieu ha muerto y a España a este paso no la va a reconocer ni la madre que la parió”. Peligroso y oscuro personaje que aún no sabe el daño que se infligió con tamaña hazaña y que, sin dudarlo, de aquellos polvos vienen ahora estos lodos en los que retozan a su gusto y acomodo la mayor parte de los pilares porque, desde entonces y ahora aún mucho más, se dejaron y dejan avasallar y no mostraron enérgicamente su resistencia a la penetración, profundo malestar y descontento.

Han ido pasando los años y casi todos los gobiernos, para sustentarse en el poder a su modo y conveniencia, han realizado todo tipo de vergonzosos pactos —la mayoría contra natura— que han causado un mal tan grave e irreparable a la salud de España, por lo que ahora es imposible recuperar tanta cesión y nuestro país se ha convertido en una serie de reinos de taifas donde cada uno va por su lado, a sabiendas de que el gobierno es débil, se esconde ante la responsabilidad, deja hacer a los demás para que nadie le pase cuentas y que además, al estar apoyado en lo peorcito que existe en la Cámara, son dichos partidos regionalistas, separatistas, comunistas y filo terroristas los que de verdad, y a las claras, rigen los designios de la Nación, incluso, como recientemente se ha visto, en los peores momentos.

España, a pesar o por ser el Estado más longevo de Occidente, es tierra muy propicia al golpismo y al levantamiento contra todo aquel que se pueda considerar como invasor u opresor. Nuestras tierras catalanas, levantiscas donde las haya, no han querido dejar de protagonizar sus levantamientos en este periodo político de referencia y por ello se montaron su propio 1-O. Pero en esta ocasión, como la mayoría son socios o sustento del gobierno actual; por lo que este sin mesura ni recato, ha hecho y sigue haciendo todo lo posible para que aquel golpe de Estado se convierta en una vulgar e infantil ensoñación. No contentos con aquello, por ahí andan a trancas y barrancas dándole vueltas a la fiscalía (controlada por el gobierno, Sánchez dixit) y aprovechando las enormes ventajas que el nuevo y larguísimo Estado de Alarma les ofrece para buscar impunemente un vulgar y torticero acto de amnistía para darle salida a todo malhechor implicado en aquel sucio y nefasto evento.

En resumen, siguiendo nuestra máxima de ser diferentes a los demás en todo, después de tanto legislar para castigar los golpes de Estado con mayor fuerza que en cualquier país del entorno a fin de evitarlos en casa; pero, con un simple cambio de timón y en función de quien hayan sido los protagonistas, pretendemos pasar a ser más laxos que nadie porque nos lo exige el guión político de este momento.

A la vista de los pocos o escabrosos resultados de las implicaciones jurídicas o juicos propiamente dichos en recientes casos donde se han visto implicados políticos famosos, los miembros del poder judicial (tercer y muy importante pilar del Estado) están o van en camino de estar hechos unos zorros. Que la Fiscalía general actúa al dictado del gobierno por pertenencia orgánica y que se haya podido “aparcar” por los pelos y al toque de la campana el ruin intento del gobierno para controlar el nombramiento del CGPJ —aunque ya veremos, finalmente, qué pasa con este estema y con la renovación del TC— se puede colegir fácilmente, pero este poder está al borde de sucumbir en las garras del ejecutivo, con lo que el absolutismo está cercano y será claro y patente con muy pocos miramientos.

Del poder legislativo es mejor no hablar; tras tanto burdo y chabacano espectáculo dado a diario en ambas cámaras, la esperpéntica actuación de hace unos días para la aprobación de la prórroga del Estado de Alarma, sin una mera discusión al más alto nivel, llevada a cabo por aplastamiento enjuagado aparte y presentada por el ministro de Sanidad —abroncando al que sabía que no le iba a votar— sin que interviniera para nada el presidente del gobierno; máxime cuando como consecuencia de la decisión aprobada, el control de la pandemia y de las medidas a tomar durante nada más y nada menos que medio año, quedarán en manos de un organismo interregional que no tiene entidad jurídica para desarrollar un trabajo tan complejo por falta de medios propios, capacidad y fundamentos. Hecho nada baladí porque supone quedarse de perfil para el gobierno, sin ninguna responsabilidad porque los que realmente tomen las decisiones de cerrar ciudades y territorios y en consecuencia, estrangular su economía, serán las Comunidades y mientras tanto, Sánchez seguirá ejerciendo de poli bueno ante las esperadas y crecientes algaradas y saqueos que ya han empezado a surgir al principio de este largo puente en señal del fuerte descontento.

Las fuerzas armadas, además de estar “legalmente maniatadas” por mucho que diga la Constitución, no cuentan con una aguerrida cúpula militar que pueda poner la menor cuestión o pega al gobierno ante tanto desvarío y desconcierto. Ya se ha encargado la Ministra Robles de encabezarlas adecuadamente para lograr sus objetivos a pesar de que están muy envejecidas; muchos de los materiales son muy viejos u obsoletos y de que el gobierno de Sánchez no hace más que bajarles sus presupuestos y aun así, engatusar a los miembros de las FAS en general. La táctica consiste en soltarles caramelitos y hacerles sentir importantes en tareas que realmente son más propias de protección civil que militar y exigiendo un gran esfuerzo a unas menguadas unidades, habiendo millones de españoles en paro cobrando y sin aportar un solo esfuerzo o nada, ni siquiera en tan graves momentos.

La economía cabalga a sus anchas sin orden ni concierto, como pollos sin cabeza en un corral asaltado por una manada de lobos; ya ni los grandes expertos se ponen de acuerdo sobre la mejor y necesaria receta para atajar tan grave agujero, ni en el cómo dedicarse a recuperarla. Por lo que se ve, en el exterior, todos los países, sin excepción y en función de sus propias capacidades, han optado por bajar impuestos y proporcionar a fondo perdido ayudas masivas a las personas, empresas y a los sectores en peligro de cierre o extinción. Aquí, además de fiarlo todo al muy repetido maná que llegará de Europa con cuenta gotas y en varios años, no es así, sino todo lo contrario; a pesar de lo tantas veces dicho y prometido, a todos nos van a sablear a impuestos tengamos trabajo o no; algunos sectores o pequeñas empresas contaran con préstamos ICO sí, es que merecen su aprobación; préstamos, que más pronto que tarde se tienen que devolver con independencia de haber vuelto a la activad plena no. No hay campañas masivas de protección a los sectores más importantes cómo el turismo y todos los sectores anejos, la hostelería o la automoción, salvo pequeños parches que muchas veces se quedan en solo promesas y que en ningún caso son suficientes para salvar al completo ningún sector. Muchos de los ERTEs, y máxime tras este segundo confinamiento, se convertirán en EREs con lo que aumentará enormemente el paro a pesar del espejismo de ese manoseado “rebote” que no recuperación del PIB en el tercer trimestre del que dudo mucho de su realidad y mantenimiento en el tiempo y todo apunta a que los datos adelantados por el gobierno sean solo una estratagema para calmar el previsible descontento.

Con la justicia estando como está, la economía por los suelos y tratando de recuperarla en la dirección equivocada, las fuerzas armadas amansadas y distraídas en sus nuevas tareas domésticas, las Cortes y el Senado dominados por diversas coaliciones y pactos, el incondicional apoyo de los empesebrados y bien pagados medios y redes, con una buena y efectiva campaña propia de propaganda constante y con una población a la que se le ha helado la sangre, adocenada y bien instruida para la causa tras años de adoctrinamiento en todas las aulas de España y a la que le que parece ser más rentable esperar a la dadiva que le llegue del gobierno, que salir a calle a protestar en busca de un puesto de trabajo y el pan justamente ganado con el sudor de su frente; solo nos resta esperar que a España la salve la clase política, aquella, que por cierto, es la principal culpable de que estemos en esta grave situación de desconcierto.

Sánchez ha sabido embridar, a pesar de sus declaradas pesadillas de antaño, a los populistas y comunistas en su gobierno socialista duro; unos y otros haciendo los justos ascos y remilgos han sabido obtener el apoyo de separatistas, independentistas y filo terroristas, cuyos votos les garantizan la continuidad del gobierno, por lo que solo le puede hacer sombra la mal llamada oposición de centro-derecha. Un árbol reseco lleno de inexpertos grillos donde cada uno quiere cantar e ir en su propia dirección. Un inexistente grupo que se asemeja más a un avispero con tres avispas reinas donde, realmente, solo reina la confusión, la zancadilla y el mal ejemplo.

Tenemos a Ciudadanos —un partido residual en camino a desaparecer para siempre como algunos que le precedieron en el mismo espectro— en manos de una oportunista que abandonó a los catalanes tras haberles engañado en las últimas elecciones regionales y que aterrizó en Madrid a hacerse cargo de los despojos de lo que el señorito Rivera dilapidó por su mala gestión mientras se dedicaba más a preparar su nuevo nido de amor que hacer política de verdad y coherente. La señora Arrimadas ha perdido el Norte y desde su llegada a la capital decidió cortar todas las amarras existentes y quedarse de utillero de Sánchez para pasarle el estoque, el capote, la toalla o el botijo cuando el maestro lo necesite y aunque este, no se lo demande. Un partido de usar y tirar con el que Sánchez juega al gato y al ratón haciéndoles ver que, de vez en cuando, aparenta tomar en consideración lo que estos le proponen, para que se sientan contentos y justifiquen ante su escasa audiencia sus “extraños derroteros” totalmente fieles a un cada vez más irreconocible PSOE para, irremisiblemente y a continuación, dejarlos olvidados en cualquier cuneta tras un par de momentos.

Luego en el ranking progresivo aparece a Vox, un partido de mucho ruido y pocas nueces, nacido principalmente por escisión del PP que pone en cierto el dicho aquel que dice que “no hay peor cuña que la de la misma madera”. Arrogantes desde su fundación, prepotentes y rayanos en muchos momentos en asuntos y temas de anticonstitucionalidad y otras perlas poco bien recibidas en la sociedad, máxime con la sensibilidad que existe a nivel mundial sobre temas referentes al sexo humano, la raza y las relaciones entre las personas. Un partido que, al puro estilo del partido de ultra derecha —actualmente rebautizado para edulcorarlo “Agrupación Nacional” de Marine Le Pen en Francia— desprecia e insulta a todos, incluso y con más ardor, si cabe, a los que deberían ser sus compañeros de bancada, aunque luego, incomprensiblemente, tiene la piel muy sensible cuando alguien les paga con su misma moneda por tener creído que ese era su campo y su uso de exclusivo mérito.

Por último, nos encontramos con el PP de Pablo Casado, un partido que tras haber gobernado bastantes años con determinados aciertos en la arena económica, también ha heredado muchas y grandes cantidades de aguas turbulentas y hasta en algunos casos bastante fétidas lo que les ha llevado a dilapidar gran parte de sus seguidores y credibilidad. Acosado, como todos por la corrupción, pero con la diferencia de que a la suya siempre se le magnifica por irrelevante que sea y nunca se les perdona. Arrastrado del poder por una mal intencionada moción de censura, elaborada a varias manos y basada en una improcedente sentencia, y ansioso de mostrar su amor a España, su verdadera identidad, así como su valía y capacidad de renovación; dispuesto y preparado a sacar, por tercera vez, a España del enorme agujero económico en el que los socialistas nos metan por actuar sin orden, rectitud ni concierto.

Las fuerzas entre estos dos últimos partidos están bastante equilibradas, suelen ser persistentes en su permanencia e intención voto. No obstante, aunque es más que posible que no todos sus votantes entiendan un acercamiento entre ambos para hacer una gran coalición de derechas, sigo pensando firmemente ,y creo no ser el único en hacerlo públicamente, que los tiempos pasados difícilmente volverán, la población está muy fragmentada, amachambrada y cabreada por lo que mientras estos dos partidos con sus líderes a la cabeza, no bajen sus humos, pueriles diferencias o inútiles exigencias y se pongan a la tarea de unirse en una única alternativa de amplio espectro de derechas, nunca seremos capaces de vencer a esta maléfica coalición social-comunista y asociados que nos lleva derechos y de cabeza a una especie de absolutismo social-comunista que puede tener un final muy trágico para España, de los que sobre todo, en América latina tenemos muchos y graves ejemplos de los que nunca pensamos que pudieran llegar a florecer, pero que en pocos años, han traído el caos y la ruina a varios ricos y emergentes países y se han llevado por delante muchos cientos de miles de vidas y de grandes proyectos.

Allí, en muchos de los casos este problema aún no lo han sabido resolver por ellos mismos y siguen envueltos en asesinatos, hambrunas y persecuciones; esperemos que de nuevo, sea España ejemplo de cómo vencer al comunismo, aunque para esto, precisemos de cierto apoyo europeo.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

                                

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EL BARCO A LA DERIVA

F. Javier Blasco*

Aún recuerdo perfectamente, porque me impresionó mucho, que siendo un joven estudiante de bachillerato, vi una película de 1959, titulada “Misterio en el barco perdido”; trataba de las desventuras de un gran buque carguero a la deriva en mitad del Canal de la Mancha, fustigado constantemente por una grandísima borrasca con vientos huracanados y olas de varios metros que le zarandeaban a su capricho, poniéndolo en peligro y con graves problemas a su supervivencia.

En el buque, que se dedicaba encubrir cierto contrabando de armas, debido a una serie de incendios provocados a bordo por cierto tipo de sublevaciones o motines para hundirlo por los efectos del abandono en medio de la borrasca, tan solo quedaba una persona viva, dada previamente por muerta y un cadáver enterrado en la carbonera de la sala de calderas. El vivo, una vez despierto y consciente de la situación de soledad y peligro, luchaba con todo su empeño por combatir contra las inclemencias del tiempo, poner en marcha las calderas para darle presión a los motores de las máquinas y evitar que zozobrara contra unos acantilados que sabía estaban próximos y hacia los que se encaminaba por los efectos de las graves corrientes y la fuerte marea.

Posiblemente, aquella película, a pesar de ser rodada con un elenco de muy buenos y famosos actores, tuviera algunos detractores, no muy buenos efectos especiales, problemas de realización o de otro tipo porque, casualmente, no la he vuelto a ver en las carteleras ni repuesta en las cadenas de televisión, esas que reiteradamente nos traen a la memoria tantas viejas buenas o menos buenas joyas.

En cualquier caso, aquella película me gustó mucho; de lo contrario, no mantendría con total nitidez el gran impacto que me produjo hace algo más de cincuenta años. No recordaría, el efecto que deja en la mente un gran barco a la deriva; abandonado por su tripulación; sin capitán que le dirija o dé las órdenes oportunas para que aquella enorme masa de hierro, entonces quejumbrosa y llena de ruidos extraños en sus dolidas vigas y cuadernas, se pusiera de nuevo en marcha, generara luz y la necesaria energía para que las máquinas y sus potentes bielas de potencia lanzaran fuera el encuadre de la gran zozobra y el pánico que aquellas escenas mostraban con crudeza y proporcionar la posibilidad de meter la nave en el rumbo y la ruta adecuada para salvarla de aquellos peligrosos escollos de los que se sabía de su existencia.

Pues bien, la película acaba bien, como casi todas las de la época; un pequeño remolcador se acerca a la nave, no sin grandes y graves peripecias y con la ayuda de aquel valiente y aparentemente único superviviente en el barco en cuestión, se arregla el desaguisado, se ponen las maquinas en marcha y se salva la nave en el último momento antes de una más que segura y nefasta colisión y con ello, finalmente, se descubrió toda la trama que se pretendía ocultar.

He tenido el atrevimiento de contarles la sinopsis de una película de suspense y acción porque cada día que pasa, tengo una mayor sensación de que España es hoy en día, una gran nave a la deriva; con un gobierno que, como aquel capitán y su equipo de oficiales y tripulación, decidieron abandonar el barco en plena tormenta para ocultar sus problemas (se han ido de largas y lujosas vacaciones en medio de la segunda oleada de la pandemia, a las puertas de la vuelta al colegio, con la economía destrozada, en un país en bancarrota, sin arreglar ni regular nada y dejando que los muchos y variados problemas ya existentes o por llegar crecieran); que se queda a solas, sin mando, a oscuras y al albur de los vientos, las grandes olas y las fuertes mareas que la dirigirán de cabeza a unos teóricos acantilados que serán, sin duda, a su desaparición dada por bastante cierta. Donde alguien queda a bordo —la población en este caso— que solo y sin ayuda de nadie (la oposición), trata de poner algo de luz en las ideas, comprueba las cartas de navegación, piensa en lo que se necesita, se remanga y se pone a la faena para darle presión y potencia al sistema sin importarle los problemas que oculta y los cadáveres que aparecen bajo el carbón en la carbonera.

Aunque ya venía de largo, desde marzo, España ha entrado en una mayor espiral de zozobra y de mal fario; nada ni adrede podía salir peor de lo que ha sucedido; en muchos casos por falta de previsión, en otros por indolencia y en casi todos ellos debido a la poca o mala calidad y preparación intelectual del personal al mando. Su capacitación e interés son tan pobres o inexistentes, que han ido dejando pasar el tiempo sin adelantarse a las necesidades; despreciaron o se escondieron ante la crudeza de las lecciones aprendidas; perdieron la oportunidad de adaptar la añeja legislación existente a las nuevas necesidades y de cubrir las más que conocidas necesidades de material y personal cualificado, en cantidad suficiente para evitar volver a pasar por situaciones vergonzosas de tener que reconocer la falta de lo necesario y suficiente, tras haber anunciado y garantizado a bombo y platillo, como suele ser su costumbre, que se disponía de lo necesario para hacer frente a cualquier tipo de rebrote o potente oleada que pudiera despuntar (existencias de Remdesivir).

Meses y meses llenos de mentiras, engaños y de propaganda zafia y barata que abochorna a cualquiera dentro y fuera de España menos a ellos mismos a tenor de los auto aplausos que rastreramente se conceden o de una pléyade de palmeros y estómagos agradecidos que pululan en su entorno en busca de un premio, un sueldo o un puesto en la administración que garantice la solución a sus problemas económicos a perpetuidad aunque el susodicho o susodicha, no tengan ni los méritos ni la preparación que para aquellos se precisa y se deban demostrar.

Un mundo donde la llamada nueva política y su forma de actuar, ha dado paso al menosprecio del existente funcionario, aquel que suele estar preparado y capaz de cubrir todo tipo de necesidades porque jamás se ha visto un número tan grande de sobradamente bien pagados asesores que cada uno de estos desenfrenados parásitos dedicados a la política necesita para poder seguir engañando a un público, que por otra parte, parece bien dispuesto a dejarse engañar.

Somos los que más récords negativos hemos logrado acaparar; doblamos y hasta triplicamos a los demás pares con los que nos podamos comparar; a todo se llega tarde y mal; no se ha parado de anunciar diversos tipos de ayudas económicas e incentivos al necesitado ciudadano y a los diversos sectores que pasan por problemas y su posible recuperación no es cosa de días, sino de varios meses o quizá más. Ayudas e incentivos, que tardan mucho en llegar y que a veces se quedan en nada o en la mitad de la mitad.

Iniciativas, anunciadas como novedosas y muy dadivosas sin contar con el respaldo suficiente y real. Para hacer frente a su pago se necesitarán cantidades multimillonarias (prestadas o regaladas) que desde los prestamistas o de la UE deberán llegar una vez sean aprobadas de verdad y cuando la perezosa maquinaria europea se ponga en marcha y encuentren los fondos; por lo que, en su mayor parte, estos llegarán pasados bastantes meses desde que se planteó tal necesidad. Mientras tanto, ha habido que recurrir a la emisión de deuda que por muy poco que suban los crecientes intereses, su monto total ha crecido tanto que estamos llegando a límites jamás sospechados poderse superar.

El endeudamiento al que se está sometiendo al país es tan grande que para su devolución total se precisará o bien de una potente y misericordiosa, aunque nada probable, condonación o de dos o tres generaciones sucesivas, que trabajando sin descanso y sufriendo muchas apreturas puedan, céntimo a céntimo, ir pagando lo que sus abuelos y bisabuelos gastamos alegremente, porque unos ineptos políticos no quisieron hacer caso a los avisos y a ciertas normas externas, que al no sernos impuestas dura y tajantemente, nos dejaron libremente cabalgar hacia el caos, la vergüenza propia y ajena o la asegurada banca rota sin solución de continuidad.

Durante algo más de cuarenta años hemos sido víctimas de nuestro propio auto engaño, estábamos convencidos y creíamos sin fisuras que disfrutábamos de una potente, joven y saneada democracia. Democracia, que era tomada como ejemplo y origen de la envidia ajena en muchos países de nuestro entorno. Que además, teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, que no podía fallar y que afrontaría mejor que nadie cualquier esfuerzo extraordinario que se le pudiera exigir en situaciones de extrema necesidad. Que nuestro sistema de pensiones, más potente y generoso que el mejor de entre nuestros socios y aliados, era tan bueno y eficaz, que hasta podría alimentar y engordar sin descanso una importante hucha para tiempos de flojedad; hucha, que a la hora de la verdad, ha resistido muy poco tiempo y ahora, el sistema se encuentra quebrado y con visos de no poder continuar por el mismo sendero por muchos años más.

Igualmente, creímos que no deberíamos preocuparnos por el acatamiento sin fisuras de nuestra Constitución, la admisión sin vacilar de la Monarquía parlamentaria y el máximo respeto a la separación de poderes, a la libertad de expresión e información porque dichos principios y valores eran los pilares inquebrantables que jamás se podían ni debían derribar. Ahora, sin entrar en muchos detalles, sabemos que nos encontramos en que, de todo aquello tan bonito y necesario, queda muy poco o nada en realidad.

Son muchos los esfuerzos, inclusive dentro del actual gobierno, por tumbar la Constitución, convertir a España en algo diferente y derribar la monarquía como Jefatura del Estado. Con respecto a la administración de justicia fue todo un puro espejismo con intentos de crearnos una sensación de equilibrio y tranquilidad. Sensación, que hoy en día y sin tapujos, se nos antoja como algo demasiado politizado, vano e irreal; basta con ver la mayor parte de las decisiones judiciales de los últimos tiempos, sus sentencias y alegatos completamente variopintos y bien diferentes según sea la persona, partido o región donde se aplique en función del tinte político del juez o de la mayor parte del susodicho tribunal. Alegatos que, hasta sin venir a cuento, siendo muy desafortunados y bastante inciertos, fueron la base y el fundamento de una moción de censura que acabó con un gobierno legalmente establecido y sin sucia mancha extra política que alegar.

Hasta el actual gobierno ha anunciado —sin ningún tipo de recato o contrición— que ha creado una especie de fuerza policial para escudriñar entre las redes para censurar e incluso borrar las críticas al gobierno de los que no opinan parecido a ellos o igual. Sé de lo que hablo, porque yo mismo en este sentido y en más de una ocasión, he visto cercenados mis derechos de libertad de expresión.

La España de hoy en día me recuerda al mismo barco a la deriva que un día vi en aquella película; con las calderas apagadas, sin capitán en el puente de mando, sin oficiales ni tripulación que cumplan sus cometidos, sin luz ni potencia que mueva los elementos básicos de navegación y comunicación; un buque que sufre los azotes del mal tiempo y que solo espera que alguien de fuera lo rescate o que la borrasca amaine por sí sola y pueda salir de ella con el menor daño posible y algo de dignidad.

Una nave que precisa de alguien fuerte y lo suficientemente capaz en la sala de calderas para lograr obtener el necesario vapor que precisa la inmensa y compleja maquinaria del buque, el personal suficiente para usar los sistemas que administran la potencia y el necesario equipo de mando que la gobierne con seguridad, tiento y acierto hacia un buen y seguro puerto donde pueda cobijarse y restañar sus muchas y graves heridas.

Pero no, parece que este sueño que nos podría traer la solución no se va a dar por mucho que todos veamos y sintamos su necesidad. Hoy, tras un mes de vacaciones a todo postín y con determinados y muy precisos miembros del gobierno, desaparecidos o inactivos durante un mayor periodo, ante todo lo que tenemos y se nos viene encima, con un país en banca rota, con las residencias de ancianos amenazadas de nuevo de convertirse en centros de pánico, dolor y muerte, a diez días de la vuelta al colegio, convertidos en auténticos limosneros y con una economía que cruje como las cuadernas del buque de la película, Sánchez retoma su costumbre del Aló Presidente y nos anuncia sus dos “grandes medidas”; apoyar a la Comunidades siempre y cuando estas previamente soliciten el confinamiento total o parcial de sus territorios (nada nuevo ya que esta situación está contemplada en la misma ley que regula el Estado de Alarma de 1981) y poner al servicio de toda España, solamente 2.000 soldados para que en su voluntarioso carácter polivalente y policarburante, cubran las necesidades de varias decenas de miles de “personal cualificado” para que actúen de rastreadores en los lugares donde la pandemia se extiende de forma potente y descontrolada. Hay que ver, de que poco les ha servido tantos días de vaguear.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Reserva) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

Publicado originalmente en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/el-barco-a-la-deriva

AVISOS A NAVEGANTES

F. Javier Blasco*

Por fin se pudieron celebrar las elecciones regionales en Galicia y el País Vasco; dos comunidades completamente distintas, nada o poco extrapolables al resto de España y que se mueven bajo la hegemonía de dos partidos fuertes, bien engrasados y estupendamente apoyados; el PNV en una, que en realidad, es el partido del empresariado vasco y el PP en la otra, que se basa en la tradición, el apego al terruño y en no marear a una población —que personalmente conozco bastante bien— de la que se dice mucho y hasta peyorativamente, pero que aunque es difícil de penetrar, una vez alcanzado su corazón y mente, y siempre que no se les mienta o prometa imposibles ni se les agite en demasía, su fidelidad y acompañamiento están garantizados por mucho tiempo y casi a eternidad.

Se han tenido que superar los inconvenientes de la pandemia que obligaron al retraso electoral y que han seguido dando la lata hasta el último día, sirviendo de excusa de aquellos que, al saber que perdían, buscaban que se aplazaran de nuevo o quisieron presentarlas como forzadas, injustas y poco reales. Las medidas tomadas en general y en particular en los lugares más castigados y los apabullantes resultados dejan por tierra todo aquel mamoneo y mentiras más propias del mejor trilero por ser falsas en sí y en sus mezquinos razonamientos.

Una vez superado todos los inconvenientes y celebradas con seguridad y tranquilamente, los resultados saltaron ayer noche sobre la mesa exponiendo, de nuevo, que no es fácil acertar de pleno en las muchas encuestas previas realizadas por diversas empresas; sobre todo, por las más manipuladas, las del CIS de Tezanos; un organismo público al servicio espurio y fétido de un gobierno que, sabiendo que todo lo que aquel dice y fabrica es mentira y que justifica tan costoso halago prefabricado —que pagamos religiosamente los ciudadanos— porque le viene bien para regalarse el oído y seguir engañando a sus adormilados y desnortados seguidores y votantes.

Los vencedores en ambos comicios estaban cantados, aunque no en tanta proporción de buenos resultados. Nadie pronosticaba el total descalabro de Unidas Podemos (UP) y sus muchas marcas en Galicia y el bajón a la mitad en el País Vasco cuando venían de haber ganado allí las votaciones en unas elecciones generales recientes. En Galicia la debacle ha sido total al perder la totalidad de los 14 escaños que ostentaban durante el último mandato y a pesar del esfuerzo personal del líder del partido y de la actual ministra de trabajo, presumiendo ambos por doquier durante la campaña de lo logrado en España con sus medidas sociales y de protección al trabajador. Medidas, que no han servido para evitar que desapareciera del mapa gallego un partido polémico y lleno de rencillas, que basa su política en el amor y casi adoración personal entorno al líder en Madrid y su cohorte que le acompaña por sus dominios en Galapagar y que le cubre y disculpa de sus escarceos y problemas de todo tipo con asesoras, abogados, subvenciones, chivatazos así como, de las exigencias derivadas de arcanas ideologías comunistas bolivarianas que cada vez entienden menos personas y de las que él y su entorno cercano quedan exentos.

Iglesias, en un alarde de aparentar autocrítica, aunque escondiéndose de salir a la palestra, en un tweet corto quiso hacer ver su fracaso pero, y no por casualidad, no usó la primera persona del singular en ningún caso. Debe ser por aquello de la socialización de la derrota y por abrir el camino para la caza de las brujas que se convertirán en las auténticas responsables de esta innombrable derrota que, en un partido decente y con arraigo le llegaría a costar la coleta. Pero, estoy seguro, que sus letras y pagos derivados de su arcadia particular le llevarán a echar hoy mismo, tierra por encima, dejar algún muerto en la cuneta y pasar rápidamente a otra cosa porque aún queda mucha hipoteca por delante y también lo que le resta por medrar y estropear desde su puesto y sillón en el gobierno de España.

Si a alguien se le hubiera ocurrido pensar o argumentar que el descalabro de UP es una mera consecuencia del desgaste en el poder nacional tras una nefasta gestión de la pandemia y ante las previsiones nada halagüeñas de lo que ya vemos y nos espera a partir de este otoño en materia económica, que lo deje aparcado en el cajón. El PSOE en ambas regiones, a pesar de todo lo malo dicho y hecho en lo que lleva de legislatura, no ha sido afectado para nada en sus resultados que inclusive, en algo mejoran.

Eso sí, con ciertos matices que conviene resaltar; en Galicia no ha recogido gran parte de los muchos despojos de UP y sus confluencias; votantes, que en su día partieron de las filas socialistas y sin embargo, ahora se han ido al Bloque Nacionalista Gallego (BNG) o a la abstención en su mayoría. Además, el PSOE ha perdido su influencia y dominio en las zonas industriales gallegas azotadas ya por los efectos de la pandemia y sus derivadas económicas. En cualquier caso, su maquinaria de propaganda y marketing bien manejada por un experto embaucador desde Moncloa, sigue siendo efectiva y no les hace perder resultados aunque si cambia de determinados tipos de apoyos.

El PP se siente muy satisfecho y respira tras haber pasado días de gran duda y zozobra ya que hasta el mismo Feijóo pensaba que esta vez, su necesaria mayoría se le iba a escapar y un triunvirato le podría retirar de un gobierno tranquilo y sin sobresaltos por otros cuatro años más en un terreno que conoce a la perfección y manteniendo (anoche lo dejó bien claro) ese estilo muy gallego de no saber nunca si sube o baja y ni si viene o se va.

El líder gallego hizo una apuesta muy arriesgada al no hacer las maletas y venirse para Madrid tras la defenestración de Rajoy. Ayer, el mismo lo mencionaba en su discurso de agradecimiento y se le vio y sintió muy aliviado por haber acertado al tomar aquella decisión. Acierto, que le da un margen grande de confianza, le hace indiscutible en muchas cosas y decisiones dentro del partido y hasta puede que su forma de hacer política llegue a ser una rémora o punto de comparación con la que práctica el propio Casado. Ya hoy varios diarios empiezan a insistir en que la oposición debe estar basada en la moderación y en lo perjudicial de los pactos con fuerzas que no llevan a ningún lugar más que a la pérdida de escaños para el partido, traiciones por la espalda y con nocturnidad a altas horas de la madrugada o a la confrontación guerra civilista y abrupta que asusta a la mayor parte de la población.

Por el contrario, los resultados en el País Vasco han sido más bien discretos, por no decir decepcionantes, aunque mejor de lo augurado en todas las encuestas. Los cambios en la dirección y de candidato del partido en dicha Comunidad realizados a última hora y los bandazos de los últimos años en sus políticas, visiones regionales y modo de enfrentarse a sus oponentes políticos en una sociedad, que por fin respira sin el olor de la pólvora de las armas ni de la sangre de los muertos en sus calles y plazas, no han sido los adecuados, por lo que se desprende que necesitan de una gran adaptación y reflexión para evitar que hasta Vox, que en estas elecciones ha conseguido un escaño, algún día les sobrepase con su discurso deslenguado lleno de retos y desplantes.

Ciudadanos (Cs) ha sacado tajada (un escaño en el País Vasco) a base de insistir en ir en coalición con el PP; de lo contrario no lo hubiera conseguido al igual que en Galicia donde Feijóo se negó a ceder ni un solo escaño de su lista compensada y contrastada. Inés Arrimadas, su lideresa, cambiante como su predecesor, juega a todas las cartas posibles con tal de conseguir una bocanada de oxígeno para seguir respirando y por un poco de visibilidad personal; va en ello su propia supervivencia y la de un partido hoy casi residual, que juega con acierto sus pocos escaños a base de ceder y arrimarse al poder por todos los lados aunque les engañen y les llamen de todo en su propia cara; cosas, que sin duda les han pasado factura en ambos procesos. Un partido que nunca tuvo nada que hacer en estos dos lares y que jamás llegará a algo significativo antes de su desaparición definitiva, como parece que ese será su sino y destino final.

El BNG se ha mostrado como el Ave Fénix, resurgiendo de nuevo de sus cenizas y con un buen plantel de candidatos y programas, que alegran los oídos de los que quieren escucharlos, han dado un sorprendente zarpazo al PSOE gallego, que con un mensaje antiguo y frentista, cuasi cavernario, se ha mantenido a duras penas aunque, como ya se ha dicho antes, a base de perder caladeros de votos de los trabajadores de la no muy importante industria del metal gallega.

El BNG ha atraído a su campo y recaudo los votos de los desalentados votantes de Podemos y sus Mareas quienes tras mucho movimiento y giro extraño en Galicia, han quedado cansados de tanta mentira y mamoneo y muy mareados de esa política de carácter caudillista y dictatorial. Un partido que, al igual que sucede con Bildu en el País Vasco, se constituye en segunda fuerza en Galicia y el referente de una oposición nacionalista de profundo calado. Ambos partidos, sin duda alguna, constituirán un gran hándicap y se convertirán en un constante dolor de cabeza y un desvelo para los socialistas.

Es el PNV el partido que más ha rentabilizado su política saprofita y de aprovechamiento de toda oportunidad, soporte o cambio, ha ido modulando sus apoyos al gobierno central a la vez que este le compensaba sus aspiraciones y deseos, con lo que sus votantes han visto cierto provecho en dichos pasos aunque fueran poco serios y nada honrados. 

A pesar de que su gestión con el COVID no ha sido muy ejemplar, que se esperan fuertes problemas en la crisis económica que ya está instalada en toda España y que desde el pasado 6 de febrero permanecen sepultados dos trabajadores en el vertedero de Zaldibar sin que el gobierno haya solucionado el tema por incapacidad material, no han sido lo suficientemente importantes para que sus apoyos populares disminuyeran; aunque si bien es cierto que una tan alta abstención (la mayor en unos comicios regionales) si debe achacarse a la gestión del gobierno regional. Abstención, que a su vez, ha podido propiciar que el resultado final electoral no haya sido un fiel reflejo de lo que la ciudadanía vasca quiere de verdad.

En dicha región, el caso de Bildu es similar a lo sucedido con el BNG gallego, pero su crecimiento es tan grande e inesperado que hace incomprensible que los sucesores de ETA, que hasta hace pocos años han llenado el País Vasco de sangre, miedo y terror, sean ahora la segunda fuerza política a gran diferencia con el tercero que es el PSE, salvo que hayan sabido rentabilizar y mucho los apoyos selectivos al gobierno central en temas muy recurrentes como la derogación de la famosa reforma laboral pactada con nocturnidad en Madrid a espaldas de los responsables económicos como Nadia Calviño, lo que le llevó a poner sobre la mesa su posible dimisión. Dimisión, que, en breve, podrá llegar a ser efectiva por su traspié con la dirección del Eurogrupo, porque en realidad, aquel acuerdo tan solo ha sido aparcado y no derogado, así como, se espera que Iglesias haga algo impactante, si es quiere recuperar parte de su perdido prestigio.

Lo que sí que queda bien claro y escrito en negro sobre blanco, es que la política del gobierno social-comunista de ceder en todo, a base de alimentar las aspiraciones de los partidos regionalistas, nacionalistas y de otros pelajes, a cambio de sus manchados, ventajosos y escorados votos, no sólo está siendo nefasta para España, sino que en unos casos (UP) les hace perder votos porque el electorado prefiere buscar y votar al original y no a la copia o no recuperar el espacio perdido (PSOE) cuando quedan antiguos votos propios, libres en el aire y sin saber a quién votar. Por el contrario, lo que si hacen es engordar y mucho los caladeros y escaños de dichos partidos nacionalistas, separatistas y filoterroristas en sus regiones respectivas (PNV, Bildu, BNG, Compromís y todos los catalanes).

Como novedoso y más que posible mayor peligro para España, nos encontramos con que la actual composición del Parlamento Vasco posibilita la confección de un nuevo estatuto para la región que se redacte sin límite o freno alguno por parte de los partidos que oficialmente deben defender la Constitución. Estatuto que, aunque deberá pasar el filtro de las Cortes Generales, sin duda acarreará muchos problemas de interpretación y muchos más para su justificación por un gobierno social-comunista que necesita de los apoyos del PNV y en ocasiones de Bildu para sobrevivir.

Sánchez resiste pero no tanto porque en un proceso normal debería haber aprovechado la gran caída de Podemos y no lo ha hecho. Iglesias empieza a dejar bien claro que su flor y estrella personal ha dejado de lucir y la gente, que le seguía a pies juntillas y sin rechistar, le ha abandonado ya; lo que muy posiblemente, hará que hasta se pueda reconsiderar el pacto del abrazo. Casado puede tener un problema con una estrella en su partido que brille más que él y le pueda seguir marcando el ritmo y hasta el paso. Arrimadas, no tiene nada que hacer y le será difícil convencer a Casado para que le regale algún que otro escaño más. Abascal, seguirá vociferando, exagerando y celebrando tener algún escaño aunque no le sirva para nada salvo para fastidiar al PP y los separatistas y nacionalistas, seguirán con sus políticas de apoyos selectivos porque Sánchez es el mayor chollo y no para de ceder y otorgar lo que sea necesario para poder seguir ocupando el sillón y el colchón de la Moncloa, aunque sepa que es el peor presidente de la historia de España (incluido Zapatero) y que en Europa se ríen de él por su poca mano izquierda, nefasta habilidad para negociar y por regalarlo todo en busca de un puesto que al final se queda en el limbo y sin lograr.

Muchos pensaban que estas elecciones tan solo eran un paso, que todo estaba escrito y que nada importante podía pasar; pero como vemos, las cosas ni son tan sencillas como parecen y tienen sus consecuencias que surgen cuando menos lo piensas. Malos tiempos se avecinan para España con una grave y enorme crisis económica a la vuelta del verano; con una economía quebrada, parada y sin ganas de arrancar; con muchos conflictos laborales a la vista y por arribar; con un paro desproporcionado y una pobreza sin igual; finalmente, llegaremos a tal punto y en las manos de un gobierno que solo hace que prometer lo que no tiene; siempre nos engaña; llega tarde, con poco dinero y mal y ya veremos como acaba el tema del tan esperado y deseado maná europeo que no termina de concretarse ni de llegar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Reserva) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

 

Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/avisos-a-navegantes