Archivo de la etiqueta: Alemania

DELICATESSEN

Iris Speroni*

¿Cuál es el problema de los europeos? 

No tienen energía por lo que deben comprarla. Tienen animales pero no forraje.

En el año 1991 se estrenó la película “Delicatessen” dirigida por los franceses Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet. El resumen del argumento según el sitio web IMDB es “Comedia negra surrealista y post apocalíptica sobre el propietario de un edificio de apartamentos que ocasionalmente prepara manjares para sus extraños inquilinos”.

Lo único que voy a decir al respecto es que recomiendo que la vean.

Europa tiene varios problemas. Sobre esto me referí en «EFECTOS INDESEADOS DEL ACUERDO DE PARÍS» y en «CAMINO A GLASGOW«. Trataré de darle una vuelta de tuerca.

Energía

Europa no tiene energía. La debe comprar casi en su totalidad. La única propia es carbón y leña. Importa gas, petróleo y uranio. Aún las de origen solar o eólico requieren baterías por lo que debe importar litio, cobalto, tierras raras y los minerales necesarios para fabricar paneles solares o generadores eólicos.

Exportaciones (a la izquierda) e importaciones (a la derecha) de gas
Exportaciones (a la izquierda) e importaciones (a la derecha) de petróleo
Exportaciones (a la izquierda) e importaciones (a la derecha) de hulla (carbón)
Exportaciones (a la izquierda) e importaciones (a la derecha) de energía eléctrica

En resumen, están fregados.

Alimentos

La Unión Europea es uno de los principales exportadores de alimentos del mundo con 184.000 millones de euros en el año 2020. Por lo cual uno diría que no es dependiente en materia alimentaria. O para usar palabras oficiales: “Soberanía Alimentaria”.

Voy a hacer una brevísima introducción sobre este punto, que considero vital para nosotros y que dista de la explicación habitual.

Después de la Segunda Guerra Mundial los europeos comienzan una política de subsidio al sector agrícola. El objetivo explícito es el autoabastecimiento para evitar futuras hambrunas. Es una tontería, por lo que voy a explicar más adelante, pero la excusa tuvo buena recepción. Otro de los objetivos, no dicho, era asegurar la base electoral del gobierno francés de la época, compuesta, entre otros, por una multitud de granjeros minifundistas.

Si de Gaulle no hubiera aplicado subsidios, hubiera corrido el riesgo de una fuga masiva de granjeros hambrientos hacia las ciudades francesas, que en los ‘50 no tenían ni viviendas ni trabajo para todos ellos. El lado negativo fue que los montos destinados pusieron en aprietos al Tesoro Nacional francés.

Excepto en su carácter financiero, fue un éxito. Multiplicaron la producción de trigo y de otros rubros. Para solucionar la falta de dinero, DG propuso la conformación de la Comisión de Política Agropecuaria, con la idea de socializar en el resto de los países el costo fiscal francés. Finalmente, luego de mucho insistir logró convencer a Alemania de compartir la carga entre todo el Mercado Común Europeo.

Francia veta temporalmente el ingreso de Gran Bretaña a la Comunidad hasta que no tuviera firmado el compromiso. La razón era que el Reino Unido obtenía alimentos mucho más baratos que los franceses.

En palabras de de Gaulle a su gabinete el 19 de diciembre de 1962:

“If Great Britain and … the Commonwealth enter, it would be as if the Common Market had…dissolved within a large free trade area…All this would be difficult to accept…Britain continues to suplly itself cheaply in Canada, New Zealand, Australia, etc. The Germans are dying to do the same in Argentina… What will we do with European and particularly French surpluses?… What can I do? Except to sing…Edith Piaf song: “Ne pleurez pas, Milord”…”.

“Si Gran Bretaña y …el Commonwealth entran, sería como si el Mercado Común Europeo se disolviera en una mayor área de libre comercio… Todo esto es muy difícil de aceptar… Gran Bretaña continuaría abasteciéndose en forma barata de Canadá, Nueva Zelanda, Australia, etc… Los alemanes se mueren por hacer lo mismo con Argentina… ¿Qué haremos con la sobreoferta europea, en particular con la francesa?… ¿Qué puedo hacer? Excepto cantar la canción de Edith Piaf: “No llores más, Señor”…”.

Del libro “The Great Deception – Can the European Union survive?”, de Christopher Booker y Richard North, Ed. Bloomsbury, Londres, 2021, 676 páginas. Cito el capítulo 7: “Why de Gaulle kept Britain out: 1961-1969”. Por eso la cita a De Gaulle es en inglés.

Finalmente todo salió al gusto francés. El fondeo de los subsidios provino de los aranceles a la importación de alimentos, los británicos tiraron a sus colonias bajo el tren, los países productores de alimentos quedamos afuera —con la consiguiente caída del precio internacional— y Alemania aceptó, a cambio de ser el proveedor de maquinaria agrícola y agroquímicos del resto.

Los que nos perjudicamos fuimos los canadienses, neozelandeses, autralianos, argentinos, uruguayos y los estados rurales de EEUU (que perdieron el tren respecto al resto). Pero las consecuencias para nosotros son para otro artículo. Sigo con los europeos.

En su afán de mantener sólida su base política de millones de granjeros, más el crecimiento de toda la industria de suministros y de elaboración de alimentos (upstream and downstream) los europeos siguieron incrementando su producción a base de subsidios hasta el punto de llegar a tener saldos exportables. Eso dinamitó el mercado de alimentos mundial desde la década del ‘60 hasta el ingreso de China como comprador en el SXXI.

Los subsidios europeos al agro fueron una de las razones con las que hicieron campaña aquellos que proponían el Brexit. ¿Para qué comprar carne de cerdo cara a Dinamarca si puedo hacerlo más barato a EEUU o Canadá o Brasil? ¿Por qué deberían pagar los multimillonarios subsidios agrícolas?

Sostengo que la postura de autoabastecimiento europeo es una excusa y no la verdadera intención por las siguientes razones: a) en caso de una nueva guerra las cosechas y la cría de animales se disrumpe por razones obvias; por lo que un autoabastecimiento en tiempos de paz no lo garantiza en tiempos de guerra. b) no tienen autoabastecimiento sino la ilusión del mismo porque: b.1. importan el 70% del forraje de sus animales, b.2. gran parte de la mano de obra rural es extranjera, b.3. deben importar los hidrocarburos para fabricar los agroquímicos. 

Veamos un poco los números. Alemania y España exportan, según el año, entre 5,5 y 6 mil millones de dólares de carne de cerdo cada una. En el caso de Alemania, el 30% a países extra unión. Cien veces las exportaciones de cerdos argentinas.

¿Cómo es posible que Alemania importe el forraje, pague sueldos mínimos de 1200 euros y aun así puede exportar carne de cerdo y nosotros no?

Carne de cerdo congelada.
Carne de cerdo fresca o refrigerada.

Alemania exporta más de 4 mil millones de dólares anuales en queso, parte fuera de la UE.

Una parte del comercio es intra Unión, pero con notables saldos netos.

Francia exportó en 2019 el 7,12% del total de trigo del mundo (578 millones U$D). Italia importa trigo y exporta fideos.

Comercio de trigo.

Volvamos a la comida de la Unión Europea. Exportan en alimentos al resto del mundo extra UE cuatro veces las exportaciones totales de Argentina.

Sin embargo no tienen para alimentar a sus animales. Como ya aclaré, importan el 70% de su forraje, mientras exportan queso y carne de cerdo y de vaca, leche. 

Forraje: los pellets y tortas de soja. El principal proveedor es Argentina seguido por Brasil y EEUU. Además importan granos de soja que transforman en aceite y forraje en España y en Rotterdam (Holanda) y de ahí reubican intra UE. Países diminutos como Dinamarca u Holanda producen más leche, carne o queso que nosotros y exportan miles de millones de euros.

Comercio Mundial de pellets y tortas de soja (forraje)
Comercio Mundial de porotos de soja

Rodeos animales de la Unión Europea 2016: bovinos 79.697.540, porcinos 142.649.780, cabras 12.709.000, ovejas 63.286.000.

Entonces: ¿Cuál es el problema de los europeos? No tienen energía por lo que deben comprarla. Encarece su costo de vida y hace cada día más difícil sostener el nivel necesario para evitar conflictos sociales. La provisión y exportación de alimentos, que dan dinero y trabajo son dependientes de la importación de forraje.

Para intentar bajar esta dependencia del exterior es que hace más de diez años están empeñados en una propaganda agresiva que tiene por destinatario a su propia población. Intentan convencerlos de que se bañen menos, que no tengan automóvil, que coman poco y si es posible nada o poca carne o queso o huevos; con resultados inciertos.

El supuesto Calentamiento Global es sólo la pantalla para tratar de convencer a su población de aceptar una caída de su nivel de vida; y si pueden, convencer al resto del mundo de ser tan ineficientes como ellos.

El resto del mundo

Por lo pronto, en el tema de dejar de usar carbón e hidrocarburos, ni China, ni Rusia, ni India, ni EEUU (tanto Trump como Biden) les dieron bolilla. Vean más arriba: Australia es el principal exportador de carbón del mundo, seguida de Indonesia, EEUU, Canadá y Sudáfrica.

En cuanto a la carne vacuna, Australia los sacó carpiendo.

Los europeos tienen problemas que no saben cómo resolver, sin embargo se paran en un púlpito y nos quieren decir a los demás lo que debemos hacer.

Nosotros, los asiáticos, los africanos, los sudamericanos, los yanquis, tenemos nuestros propios dramas y de ellos nos ocuparemos a nuestro mejor saber y entender. Pero no nos vamos a pasar a automóviles eléctricos, dejar de tener estaciones de servicio o discontinuar la energía nuclear o comer asado porque Francia no tiene cómo comprarle gas a Rusia. Que se arreglen.

Dicho sea de paso, Alemania tiene como gran fuente de energía eléctrica (que exporta al resto de la UE) al carbón. Así que prestemos más atención a lo que hacen y no tanto a lo que dicen.

Nuestra Clase Política

Por supuesto, nuestros políticos están en otra. Todos los que pudieron viajar de garrón a Europa para ir a Glasgow, lo hicieron. Sin plan, ni objetivo, ni agenda.

Dentro de los miles de papelones posibles, nuestro presidente más o menos defendió los intereses respecto a la ganadería bovina. Mejor de lo esperado.

Por supuesto, el resto, de viaje de egresados. Como siempre.

Otro día trataré cómo creo que debería ser nuestra política de producción y exportación/importación de alimentos y energía. Cuál debería ser nuestro proyecto de Nación al respecto.

Gentileza de la diputada Camaño et al

Lecturas relacionadas

EFECTOS INDESEADOS DEL ACUERDO DE PARÍS

http://iris-speroni.blogspot.com/2018/12/efectos-indeseados-del-acuerdo-de-paris.html

CAMINO A GLASGOW

http://restaurarg.blogspot.com/2021/10/camino-glasgow-calentamiento-global.html

The Great Deception: The True Story of Britain and the European Union

https://www.amazon.com/-/es/Christopher-Booker-ebook/dp/B01DLVZA2W/ref=sr_1_2?keywords=the+great+deception&qid=1636240052&s=digital-text&sprefix=the+great+deception%2Cdigital-text%2C245&sr=1-2

 

Artículo publicado originalmente el 06/11/2021 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2021/11/delitatessen.html

TIRAR CON LA PÓLVORA DEL REY

F. Javier Blasco*

“Disparar (o tirar) con pólvora del Rey” es una frase bastante antigua y de uso muy frecuente, fundamentalmente, en el ámbito político. Expresión, que se suele utilizar cuando alegremente y sin reparo, se emplean muchos recursos ajenos para cubrir cualquier necesidad social, casi siempre en busca de réditos políticos y sobre todo, si el gasto se realiza aunque suponga un gran estipendio.

Es muy frecuente y relativamente sencillo ver que muchos cargos públicos emplean dichos gastos extraordinarios, que no le son propios, en novedosas y costosas iniciativas o para cubrir exigencias no programadas. Gastos, que ni siquiera pueden salir del remanente presupuestario y que para costearlos, es necesario recurrir al patrimonio ajeno con el consiguiente costo y riesgo para los que finalmente los deben sufragar.  

Supongo que etimológicamente esta frase entró en el acervo popular porque allá en tiempos pretéritos, los reyes europeos pasaban la mayor parte del tiempo guerreando por notoriedad, envidias contraídas, cubrir ambiciones personales, buscando la expansión de sus territorios o por distraerse sin más; sin importarles el hecho de que las guerras en si mismas, así como el empleo o mantenimiento de las tropas tras ellas, nunca ha sido cosa barata y pudiera darse en caso, de que algunos incautos pensaban que era el Rey quien los costeaba de sus arcas personales, sin caer en la realidad por la que siempre es al pueblo liso y llano al que, con mucho esfuerzo y gran sacrifico personal, le tocaba rellenar dichas arcas cuando estas se quedaban vacías demasiado frecuentemente.

Esta tradición y falsa expectativa de solucionarlo todo a lo grande, muy usada antaño y por desgracia, arrastrada hasta nuestros días aunque no se guerree con tanta frecuencia e intensidad, se viene usando con mayor frecuencia, por gobiernos de izquierdas; variopintas coaliciones o asociaciones de países que por contagio o por no quedare atrás, contraen compromisos, a falta de auténticos expertos, sin evaluar sus costes reales y sin conocer el verdadero alcance de las decisiones de tipo económico, social e industrial que, por separado o en coalición, se adoptan con relativa alegría y que en breve, dada su intensidad o gravedad se vuelven contra la política adoptada como un gran y peligroso boomerang.

Es el caso de la inusitada alegría mostrada, sobre todo en Europa, por y para la adopción de drásticas y sangrientas medidas —sobre todo para el bolsillo del contribuyente— en referencia a las necesarias y obligatorias actuaciones individuales y colectivas a adoptar para “hacer frente o evitar los desastres que propicia el nocivo y creciente cambio climático por la abusiva acción del hombre” principalmente, en lo concerniente a la importante reducción en la emisión de dióxido de carbono (CO2).

Tradicionalmente, los grandes productores de este componente químico como China, Rusia, La India y EEUU y alguno más de menor entidad, se vienen resistiendo al embriagador impulso del resto del mundo en aceptar los compromisos que vienen arrastrándose de las pasadas cumbres sobre el cambio climático en Kioto, Madrid o París y algunas otras más.

Aunque algunos han cambiado un tanto su actitud, muchos, siguen sin dar su brazo a torcer totalmente dado que la alternativa al uso del carbón o el gas —en un mundo en el que queda muy bonito y progre declararse “no nuclear” y cerrar las pocas y restantes centrales de este tipo, aunque sea muy “limpia”— es realmente muy costosa, dependiente de variables e incontrolados factores climáticos (viento, sol y lluvia), claramente insuficiente para cubrir las necesidades totales, aún funcionando todas ellas al unísono y a pleno rendimiento; cosa que nunca ocurre, por lo que resultan incapaces de suplir con garantías todo lo que producen los elementos que se pretende cerrar.

En el viejo Continente, la muy joven e inexperta Europa, con la Alemania de Merkel a la cabeza (quizá para evitar que la oposición le comiera la tostada a su partido a la hora de retirarse), lleva años tirando del carro de lo verde, cerrando gran parte de sus centrales nucleares (no así en Francia) y dando pronta fecha de caducidad a las restantes centrales del mismo tipo. España, como siempre, ha sido arrastrada por la alemana modalidad.

Mientras tanto, y en espera de alguna otra alternativa en ciernes como las centrales de fisión nuclear, en algunos lugares aún se mantiene el pernicioso y costoso uso del carbón para evitar su gran dependencia de la fluctuante, tanto en cantidad como en precios, importación del gas ruso o argelino con el que enfriar sus calurosos lugares turísticos o calentar sus fríos hogares y mover su gran industria mediana y pesada.

Inicial impulso aquel, del que los alemanes ya comienzan a arrepentirse o a calcularlo algo mejor; porque, como listos y buenos calculadores que son, han echado cuentas y empiezan a temblar al ver la que en breve se les avecina para sufragar los costos de la energía por el pago del CO2 emitido según la normativa europea; aunque, para evitar entrar en una espiral de precios como en España, Italia o Portugal, ya llevan tomadas ciertas medidas sobre los grandes impuestos nacionales que la encarecen.

En España, país en el que estamos acostumbrados a la chapuza u ocurrencia del momento, al parche mediático aunque poco meditado o improvisado y a hacer las cosas mal con demasiada frecuencia, nos encontramos en este aspecto en una situación de caos y crisis total. Situación, que supone un hándicap para un gobierno que se pasó bastantes años en la oposición criticando a su antecesor porque la política energética de aquel suponía un gran desencuentro con la sociedad tras subir, en aquellos tiempos, los precios en un pequeño porcentaje y se hartó de hacer vanas promesas de corregirlos seriamente y proteger a los más necesitados de tales desmanes. Promesas, que trató de cumplir nada más hacerse con el poder y que ha olvidado por completo en menos de dos años. A fecha de hoy, y al menos en la Comunidad de Madrid, decenas de miles de familias siguen sin percibir en este 2021 una de las ayudas prometidas por el Gobierno de Pedro Sánchez, el Bono Social Térmico.

Resultado, el precio de la luz, impulsado por diversos factores endógenos y exógenos, es hoy en día cuatro veces más caro que cuando ellos prometían la arcadia energética (en estos días el megavatio llegará a los 200 euros, y al alza, en su hora punta), sube a todos por igual y no respeta ni a los ciudadanos que viven de un pequeño sueldo, una subvención o una pensión, ni tampoco a las pequeñas o medianas empresas, ni a las grandes industrias que consumen grandes cantidades de energía; por lo que incrementos tan importantes como los presentes, suponen una subida de sus precios de producción difíciles de absorber a costa de los cada vez, más reducidos beneficios de las industrias energéticas.

Por si fuera poco, a los mayores costos mencionados hay que añadir el gran incremento del coste de los derivados del petróleo (líquidos y gaseosos) lo que supone un encarecimiento indirecto de los precios de la producción de energía eléctrica y repercuten directamente en los del transporte, mantenimiento del ciclo del frio, el almacenamiento de los productos y su misma distribución. En consecuencia, el IPC sube proporcionalmente a lo anterior, lo que influye directamente en la capacidad y el nivel de consumo de los ciudadanos y a corto plazo, en los compromisos adquiridos por el gobierno para el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios mínimos y pensiones en próximas revisiones. 

Sufrimos un gobierno que a pesar de confesar ser socialista y comunista hasta la medula, vive de, por y para los impuestos. Allá donde atisba un resquicio de donde sacar un céntimo al ciudadano y al pequeño o al gran empresario, se lanzan a su captura incumpliendo con ello su promesa de sólo freír a impuestos a los que más tienen; hoy en día, todos sufrimos su vorágine recaudatoria y sus sucesivos zarpazos.

Ha sido precisamente en el precio a pagar por la energía (de cualquier recibo de la luz, la Hacienda pública recauda casi el 60% de su importe) y de los carburantes, que no por su valor real, donde el gobierno ha encontrado uno de sus mayores filones recaudatorios. Impuestos que, unos son heredados, otros nuevos y la mayoría como resultado de concesiones o pagos a cuenta de ofertas anteriores para imponer determinados cambios en la forma de obtener la energía.

A pesar del enorme bocado que llega a las arcas del Estado por este concepto y en lugar de reducirlos a límites más razonables, tras muchas presiones, tiras y aflojas, el gobierno ha optado por un doble juego; bajarlos temporalmente —cómo mucho hasta abril del año que viene para volverlos a recuperar trascurrida dicha fecha— y meterle un palo a los beneficios de las empresas eléctricas quitándoles una serie de ingresos (posiblemente también temporal), que por cierto, habían sido pactados con ellas hace años a cambio de diversas y costosas inversiones y modificaciones en la red para hacerla más competitiva por su actualización y mayor eficiencia.

Como todo lo que suele vendernos el gobierno y sobre todo, su presidente, no solo gira en el entorno de la mentira, casi siempre es provisional, lo suele rectificar y se encuadra en los parámetros de lo que se conoce como “el pan para hoy, pero el hambre del mañana” porque al ser temporal su aplicación, la vuelta a los mismos parámetros transcurrido cierto tiempo, supone simplemente un traslado en tiempo del mismo problema sin haberlo solucionado.

Por otro lado, toda drástica e hiriente medida adoptada contra lobbies o empresas multimillonarias, enlazadas con fuertes inversores o importantes entidades bancarias afincadas en diversos territorios con tendencia al independentismo o la autosuficiencia, legislada de forma precipitada, populista, drástica, en caliente y sin escuchar a todas las partes implicadas, puede y debe tener repercusiones inmediatas o a corto plazo en la estabilidad económica, la seguridad jurídica a futuro, e incluso, también en la estabilidad parlamentaria, dado que aquellos territorios y los partidos políticos de corte nacionalista o separatista que los gobiernan, son contrarios al interés general del Estado, muy recelosos de las empresas en ellos afincadas y hasta, como sucede en este caso, forman parte sustancial de la alcayata en la que se apoya el gobierno de la nación para seguir adelante en su mandato o para aprobar sus necesidades legislativas.

El precipitado Decreto aprobado esta semana por el ejecutivo supone un mazazo a las eléctricas  a base de recortar unos 4.000 millones los beneficios a las eléctricas y dejar de percibir las arcas de Hacienda unos 2.000 millones de euros aunque será de forma provisional, ha tenido una rápida respuesta bursátil en los dos primeros días desde su publicación; dichas compañías ya habían perdido más de 7.500 millones en su cotización.

Todos los gobiernos populistas, que gastan a manos llenas un dinero que no tienen y tiran de dicho recurso como antaño se hacía con la pólvora del Rey, acaban encontrando en esto su talón de Aquiles por lo que, tarde o temprano, los imprudentes y felices tiempos del “pan y circo” se tornan contra ellos, porque al pueblo, por muy vago, comprado o con pocas luces que tenga, cada vez pide más pan y le gusta menos el circo.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

©2021-saeeg®

 

A PERRO FLACO, TODO SON PULGAS

F. Javier Blasco*

Refrán o dicho popular con el que se pretende indicar un hecho —desgraciadamente bastante frecuente en todo tipo de ámbitos sociales, económicos y políticos— que consiste en que las desgracias tienden a suceder, aumentar o acumularse con mayor gravedad en aquellos grupos, personas, países o empresas que previamente están debilitados, son muy vulnerables o se encuentran abatidos.

Es el caso de la OTAN, una Alianza que, bajo la tutela y total mecenazgo de EEUU, surgió tras la Segunda Guerra Mundial para proteger y defender a Europa de las garras del comunismo; que tras la caída del telón de acero, ha tenido que ir adaptando su misión, estrategias y zonas de acción; que por circunstancias varias ha ido ampliando el número de sus componentes hasta llegar a ser demasiado numeroso y muy dispar y, por lo tanto, difícil y a veces imposible de manejar para poner a todos de acuerdo, ya que sus decisiones se toman por unanimidad.

La organización donde las rencillas, los celos, determinados afanes de protagonismo o, por el contrario, un deplorable pasotismo y la unilateral transferencia de responsabilidades hacia el resto de los aliados, ha venido sobreviviendo hasta nuestros días con mucha dosis de voluntad y no sin grandes quebraderos de cabeza por la obsesiva tenacidad de algunos de sus miembros como Turquía, los recelos derivados del Brexit, la diversidad de opiniones, las constantes amenazas de Francia, el grave y casi generalizado incumplimiento de los compromisos en gastos en defensa, sus complicadas transformaciones para la adaptación o reducción de las estructuras de mando y control, así como su complicado proceso para la toma de decisiones.

La Segunda guerra del Golfo (2003), cuando EEUU y Reino Unido decidieron invadir Irak con el señuelo de la existencia de Armas de Destrucción Masiva, sin el respaldo del resto de los miembros y la fuerte oposición de Alemania y sobre todo de Francia, marcó el punto de inflexión y primera gran grieta, nunca cerrada, en la cohesión de la OTAN de las últimas décadas, cohesión que se había mostrado férrea o pétrea cuando Bush hijo invocó el Articulo 5 del Tratado tras los atentados del 11-S (2001).

Francia, con su chovinismo y arrogancia peculiares que siempre preceden y acompañan sus actuaciones y decisiones, ya venía arrastrando grandes disconformidades y amenazas de abandonar la estructura militar de la Alianza, tal y como ya hizo efectivo en 1966 con de Gaulle como presidente, aunque siguió perteneciendo a la misma. Cuarenta y tres años más tarde, con Sarkozy en el mismo cargo, se volvió a reintegrar en dicha estructura aunque manteniendo ciertas reservas para no ceder elementos clave como su capacidad de disuasión nuclear.

Es posible que las razones de aquel “desencuentro” estén en dos hechos fundamentales: su interés desde los primeros momentos en que la OTAN ampliara su actuación hacia el Mediterráneo y Oriente Medio y en las más que esclarecedoras palabras de de Gaulle: “Modificar la forma de nuestra alianza sin alterar el fondo” con las que justificaba su decisión que provenía del malestar porque consideraba una “subordinación” de Francia a una “autoridad extranjera”.

Por otro lado, “Francia será más fuerte e influyente. ¿Por qué? Porque los ausentes siempre se equivocan, porque Francia debe codirigir, más que seguir. Porque tenemos que estar ahí donde se elaboran las decisiones y las normas, más que esperar a que nos las notifiquen”, fue la explícita frase con la que Sarkozy anunciaba la reincorporación.

Paralelamente a esta “forzada o forzosa” reincorporación a la Alianza, Sarkozy también quiso recuperar el permanente sueño francés de darle un mayor protagonismo a la UE en la defensa de Europa. Francia ansiaba que una renovada y pujante UE, encabezada por ellos, se implicara mucho más en diplomacia externa, seguridad y defensa; una forma de aumentar su protagonismo.

Esta idea, rápidamente, encontró una clara resistencia en la Alemania de Merkel, quien a pesar de su carácter pacifista al ser obligado por Ley en aquellos tiempos, no quería perder protagonismo ni implicarse en hazañas, que desde el principio consideraba muy costosas, bastante difíciles de ejecutar de forma eficiente y en las que, sin duda, Francia pretendería tomar el mando para someter a Europa a sus deseos de “ordeno y mando” y sobre todo, a meternos por la fuerza sus materiales de defensa en detrimento de las muchas industrias del ramo existentes en casi todos los países de la UE.

El insistente y obsesivo pensamiento sobre la “utilidad” de la OTAN a ojos de los mandatarios franceses es patético y notable; así entre otras cosas, en noviembre de 2019, Macron declaró públicamente a la Alianza en estado de “muerte cerebral” por las actuaciones y amenazas de Trump y animó a Europa a impulsar su unión estratégica.

Los problemas en la Alianza con protagonismo francés se han seguido sucediendo con varios miembros y así, en julio de 2020, París apeló a la OTAN tras un incidente naval, acusando a Ankara de haber atacado una de sus fragatas durante un control de buques sospechosos de violar el embargo de armas con destino a Libia, hecho que Turquía negó automáticamente.

Tras mostrar su descontento, Francia exigió “que los aliados reafirmaran solemnemente su adhesión y su compromiso al respeto del embargo de armas” en dicho país. También solicitó un mecanismo para solventar mucho más rápido los conflictos que el que estaba en vigor en aquel momento.

A pesar de las reticencias, pocos pros y muchas contras al sueño francés sobre Europa y su defensa, París usa cualquier motivo, situación de crisis o mínima tensión para poner de nuevo sobre el tapete la creación de una unidad militar europea —sin definir ni dimensionar— e independiente del actual y poco rentable Euro Cuerpo, asentado en Estrasburgo y que tras bastantes años de existencia ha demostrado ser una maquina muy pesada, difícil de mover por falta de medios para ello, con muchas restricciones de empleo y sin una unidad de doctrina que lo haga eficiente y rápido para todos sus miembros.

Sus recelos y temores se han incrementado más, si cabe, a raíz del Brexit. París siempre ha considerado a Londres como un aliado poco fiable a pesar de ser vecinos y enlazados por un importante cordón umbilical. Saben que los “primos” de EEUU siempre están dispuestos a girar sus miradas al otro lado del charco y seguirles en sus hazañas tal y como viene siendo norma durante muchas décadas. Se lanzaron juntos en Afganistán creando una misión aparte de la OTAN, invadieron también juntos Irak a pesar de las reticencias de los demás y ahora acaban de anunciar una alianza con Australia (AUKUS por las siglas en ingles de los tres).

Antes de la presente crisis a raíz de los submarinos a vender a Australia, aparecieron grandes fricciones y de nuevo, propuestas de la “Europa guerrera” como consecuencia del reciente, apresurado y vergonzoso fracaso de la misión y retirada de EEUU y de la OTAN de Afganistán, retirada realizada sin coordinar, al grito de “tonto el ultimo”, y la que de haberse hecho como debería —tiempo hubo tras veinte años de duros y sangrientos combates— no se habría abandonado a tantos civiles y sus familiares que ahora son perseguidos allí por haber colaborado con los países que intervinieron y, por supuesto, no es para ponerse ninguna medalla, tal y como algún insensato político ha hecho apresuradamente.

La súbita y sorpresiva aparición de AUKUS orientada a parar los pies a China en el Pacífico y en el Índico y su primera consecuencia, la anulación de un mega contrato francés para fabricar submarinos de propulsión a gasoil para Australia y sustituirlos por otros atómicos de fabricación norteamericana, ha sido el detonante para que Francia se sintiera cómo aquel joven al que le birlan la novia la noche de su despedida de solteros.

Sentirse y asegurar que han sido “atacados por la espalda” —tal y cómo varios ministros del gabinete de Macron definen la situación— por EEUU, no es más que la exagerada y absurda reacción de un país chovinista que quiere tomar las riendas de Europa tras la salida del Reino Unido y la inminente retirada de Merkel, que tiene una gran industria de armamento y que debe dar salida a sus muchos productos como sea.

El que ante tal situación haya llamado a consultas a sus embajadores en Camberra y Washington, quieran trasladar este problema a la OTAN poniendo en peligro su estabilidad y continuidad y aprovechar la circunstancia para volver a amagar con la necesidad de crear una fuerza europea, lo suficientemente potente para defender al continente al margen de la OTAN, no son más que salidas de pata de banco, rabietas de un niño mal acostumbrado y mimado o simplemente, una maniobra de distracción para tratar de alcanzar una posición de ventaja ante la posibilidad de renegociar el mencionado contrato o buscar un equilibrio a cambio de tamaña pérdida durante la inminente cumbre de la ONU, en la que, sin duda, el tema será tratado por los principales dirigentes occidentales.

Cómo bien es sabido, en EEUU a pesar de los cambios de orientación en las doctrinas de los presidentes que se suceden en el poder, la política internacional y la estrategia nacional no suelen sufrir grandes cambios, todo lo contrario a lo que ocurre en otros países en los que sus gobiernos viven de la revancha y el oportunismo.

Los presidentes norteamericanos, salvo honrosas excepciones, mantienen las líneas maestras definidas por sus antecesores en dichos temas, a sabiendas de que sus órganos de inteligencia y de mando y control de sus importantes fuerzas armadas, a pesar de los errores que de vez en cuando dejan patentes, no se suelen lanzar a la aventura de un cambio radical en geoestratégia.

Desde hace años algunos venimos insistiendo en que EEUU tiene otros intereses más importantes en cartera que la OTAN y Oriente Medio. Ya desde el mandato de Obama y hasta un poco antes, conocemos que últimamente les preocupan otros asuntos como el dominio del Ártico, las Fuerzas Aeroespaciales y evitar que China le releve en el liderazgo mundial y, sobre todo, le coma la tostada en el Pacífico y el Índico.

Para ellos la OTAN ha pasado a un segundo plano, de ahí su insistencia en que sea más autosuficiente y menos dependiente de las fuerzas y dineros norteamericanos. Oriente Medio y sus áreas vecinas como Afganistán es una zona demasiado grande, muy conflictiva, llena de gallos locos dispuestos a ir a la guerra o envolverse en la bandera del terrorismo y el yihadismo para obtener sus objetivos y propósitos.

Europa, sin el Reino Unido de su lado, con una OTAN capi disminuida y constantemente bombardeada por los inalcanzables delirios de grandeza franceses, se deberá resignar a ser un convidado de segunda en una OTAN que, necesariamente y con bastante urgencia, debería reorganizar sus objetivos, misión y áreas de interés e influencia.

Francia seguirá lanzando sus interesadas peroratas y propuestas con fines industriales y de “Grandeur” o protagonismo y la UE, mientras mantenga a su actual Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell —que entra al trapo en cualquier tema a nada que le enseñen un pañuelo verde en lugar de un capote rojo— seguirá hablando o semi secundando las propuestas francesas a sabiendas que no encontraran mucho respaldo en unos gobiernos que se estrenan, ni otros que deben capear grandes y profundas crisis o aquellos que tienen por norma mirar para otro lado y contentarse con cualquier cosa, siempre que le den réditos electorales.

La AUKUS seguirá su camino de formalización, asentamiento, engrandecimiento, desarrollo y compromiso, admitiendo la entrada a nuevos socios de la zona de interés, aunque es muy posible que la experiencia de la OTAN les sirva de lección y no sean tan permisivos a la hora de aceptar nuevos socios. Mientras China verá como contrarrestar esa “nueva amenaza” que le ha surgido sin esperarlo

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

©2021-saeeg®