Archivo de la etiqueta: Comercio Internacional

2022: EL AÑO QUE NO ESTUVIMOS EN PELIGRO

Iris Speroni*

Visita oficial de Cristina Fernández a Viet Nam.

La decisión de continuar con la deuda pública, rifar las reservas, emitir a lo loco y tener dólar atrasado artificialmente tiene enormes consecuencias en la vida real.

 

El INDEC publicó los datos de las exportaciones e importaciones argentinas del 2022 (1).

En 2022 logramos el máximo histórico de exportaciones: U$D 88.446 millones.

Vamos a desmenuzarlas un poco. Pero antes, un poco de historia.

Exportaciones 2000-2021

Fuente: INDEC.

Como verán, en azul, el máximo de exportaciones se dio en el año 2011 (reelección de Cristina Fernández) con U$D 82.981 millones. Desde entonces no pararon de caer (hasta 2020), o simplemente no crecer, debido —a mi entender— por un tipo de cambio retrasado que desestimula las exportaciones.

Dicho de otra manera, si el gobierno, a través del BCRA, no manipulara el tipo de cambio, éste sería más alto y las exportaciones llegarían a triplicar o quintuplicar el volumen actual. 

A partir del 2021 suben las exportaciones nuevamente, parte por caída del consumo local, parte porque se abrieron nuevos mercados en Asia, parte porque hay que compensar el enorme déficit comercial que tenemos con China, (la exportación de carne puede ser parte de esa solución), parte porque mejoraron los precios internacionales por la guerra en Ucrania.

Fuente: INDEC.

En estas más de dos décadas, Argentina tuvo superávit de la balanza comercial. Sólo tres años fueron de déficit (en rosa en el cuadro). Por lo tanto tendríamos que tener el BCRA reventando de dólares. Al menos con U$D 183.482 millones más que hace 20 años.

Deberíamos estar en la misma situación que Paraguay, Bolivia, Uruguay y Brasil, que como nosotros tienen crecimiento de las exportaciones y superávit comercial; con la diferencia que ellos sí poseen reservas crecientes en sus bancos centrales; a diferencia nuestra, que brillan por su ausencia.

Además, no tienen inflación.

¿Cómo es posible que esos cuatro países tengan macroeconomías estables -sin inflación, con crecimiento de reservas, con caída de deuda externa -; más crecimiento del PBI y mejora de la calidad de vida de sus habitantes, mientras que nosotros seamos los únicos que no? 

Creo que ése y no otro debería ser el principal reclamo a nuestros gobernantes. ¿Por qué no pueden hacer lo que todos los otros integrantes del Mercosur – a veces con menos recursos que nosotros – sí pueden?

Exportaciones 2022

El país exportó U$D 88.446 millones en 2022, el máximo en la historia de nuestra Patria.

Es para celebrar.

Cierto que con otro manejo macroeconómico por parte de las autoridades, hubiéramos, con mucha facilidad, podido superar ese número. La omisión no es menor: mayores exportaciones es más trabajo y más prosperidad para la población. La decisión (bipartidaria) de continuar con la deuda pública, rifar las reservas, emitir a lo loco y tener dólar atrasado artificialmente (para que a los amigos le aproveche) tiene enormes consecuencias en la vida real: atraso, pobreza, estancamiento, vulnerabilidad, falta de infraestructura.

Aun así, contra toda traba instalada por quienes gobiernan nuestro país —los que dan la cara y los otros—, el país produce, el país exporta. Detrás de ambas acciones hay millones de argentinos que se levantan a las cinco de la mañana, que aprenden un oficio, que perfeccionan su arte, que diseñan, que invierten, que arriesgan, que sueñan y que venden. A todos ellos, mi homenaje y agradecimiento.

Argentina, durante el gobierno de Alberto Fernández, logró su máximo histórico de exportaciones [1].

De esos U$D 88.446 millones, nada queda en el BCRA. Gran parte se fueron en importaciones (verdaderas o simuladas) de productos subsidiados por el dólar a mitad de precio; parte en pagar intereses de deuda y los “préstamos” del BM y BID; parte en viajes subsidiados al exterior para beneficio de las clases medias, en su mayoría empleados públicos; parte para manipular el mercado cambiario paralelo —el precio del blue lo controla la mesa de dinero del BCRA—; y parte, simplemente, se fue.

Nuestros socios comerciales

Nuestro principal cliente es Brasil. Hasta acá no hay novedades. El segundo es China. Con ese país tenemos un fuerte déficit y hay que reconocer que ha hecho un gran esfuerzo por equilibrar el comercio entre ambos países al incorporar nuevos productos al comercio bilateral.

El tercero es EEUU. Es una buena noticia. Históricamente fue un país reacio a comprarnos. Esa tendencia cambió en el último tiempo. Aun así tenemos déficit neto (importamos más que exportamos).

Chile es un tradicional cliente nuestro. Países Bajos es la puerta de entrada a la Unión Europea. Manzanas y peras con destino final a Grecia o Italia pueden entrar por los puertos holandeses.

India, Indonesia y Vietnam son mercados nuevos que no paran de crecer. Empezó con el viaje de la presidente Cristina Fernández a Vietnam y se consolidó con los tratados comerciales firmados por el presidente Mauricio Macri. Lo que demuestra que si hay políticas de Estado, no hay límite.

Corea es un cliente que puede crecer (es destino de exportaciones de carnes paraguayas).

Dentro del “Resto” está el norte de África (Magreb+Egipto). Es un destino con enorme potencial. Uruguay provee al Magreb y a Medio Oriente de carne de oveja (que nosotros casi no exportamos). Tanto el norte como el África Subsahariana podrían ser grandes clientes de maquinaria agrícola, insumos pecuarios (alambre, bebederos, molinos, bombas, tanques australianos); farmacéutica veterinaria, y servicios veterinarios y de ingeniería agrónoma. En África hay una revolución productiva y ya existen grandes lazos, en particular en el renglón servicios (asesoría de ingenieros agrónomos y veterinarios; software de uso agronómico). A eso se le puede sumar gran cantidad de productos finales. Pero, para que eso sea posible, el tipo de cambio debe hacer competitivas nuestras exportaciones.

INDEC – Comercio Exterior – Vol. 7 nº 1, pág. 27.

En resumen: podemos venderle más a nuestros clientes tradicionales y conquistar nuevos mercados. Para eso necesitamos mejorar la calidad; pero por sobre todas las cosas, estabilidad macroeconómica.

 

Las cosas que vendemos

El INDEC divide los productos exportados en “primarios” (minerales, animales en pie, granos), manufacturas agropecuarias (aceite, lácteos, carnes procesadas), manufacturas industriales (cajas de cambio, cubiertas, material quirúrgico) y combustibles.

Es una división con la que no estoy de acuerdo. La inventaron los soviéticos y la usan todos en el mundo (incluido los EEUU). Me parece obsoleta y que no representa la realidad. Ejemplo: ¿Cuánta urea se necesita para producir una tonelada de semilla de girasol? ¿Qué tiene de primario lo que requiere una enorme inversión en insumos? ¿Cuántos dólares en transporte hay invertidos en una tonelada de algodón del Chaco? Pero vaya uno a explicar esas cosas a los cabezas de piedra que siguen colgados en la década del ’50 del siglo pasado.

A continuación presento el cuadro del INDEC donde muestro los principales rubros de exportación.

Casi el 25% de las exportaciones son granos y oleaginosas. U$D 1500 millones en pescados y mariscos. Casi el 10% del total son aceites (Argentina es uno de los principales exportadores del mundo), más de U$D 4.000 millones en carnes (es un buen avance respecto a las épocas de prohibición de exportar), tortas y pellets de soja (forraje para animales, es lo que queda luego de extraer el aceite) U$D 13.000 millones. Han mejorado las exportaciones de lácteos y quesos. Es sólo una fracción de nuestro potencial pero estamos mejor que años anteriores.

En los industriales, casi U$D 8.000 millones de la industria automotriz y autopartes (altamente deficitario), U$D 2.600 millones oro y otros, U$D 6.000 millones en productos químicos.

En cuanto al combustible, aumentaron las exportaciones, no lo suficiente para compensar las importaciones, pero en franca mejora respecto a años anteriores. Hago notar que exportamos crudo e importamos refinados. Conclusión: hay que invertir en refinerías de petróleo: las que tenemos no son suficientes [2].

Propuesta

Existen numerosos rubros que pueden crecer y mucho: lanas procesadas; algodón, hilados y tejidos de algodón; frutas; carnes no bovinas; pesca; maquinaria agrícola; autopartes; industrias del vidrio, metalmecánica y química. Las exportaciones de cuero son irrisorias e inexistentes sus manufacturas (marroquinería, calzado, talabartería). Con la fama que la Argentina tiene en deportes ecuestres, principalmente polo, deberíamos exportar fortunas en monturas, aperos, botas. Son trabajos especializados muy bien pagos (o deberían). Nuevamente, con un dólar a $ 180 es imposible. Retomar la senda de las exportaciones de vino. Ofrecer a contraestación frutas y carnes de animales pequeños. Invertir en refinar combustibles. Repensar todo el negocio de la pesca, la estructura actual no nos sirve. En cuanto a los lácteos, sólo en queso el objetivo debe ser U$D 4.000 millones anuales. Nuevamente, casi no exportamos maquinaria agrícola, cuando podríamos hacerlo en magnitudes de miles de millones. Incentivar la industria farmacéutica veterinaria.

Es cuestión de analizar renglón por renglón, hablar con las cámaras de cada sector e idear un plan. Nada de subsidios o créditos o exenciones impositivas caso por caso. Ésa es la solución De Mendiguren/Massa que sólo sirve para crear peajes en la secretaría de Producción.

A los que producen y venden hay que dejarlos en paz. Sólo preguntar qué necesitan. Verán que las respuestas serán dos en todos los casos: tipo de cambio e infraestructura de transporte. Otros agregarán reducción de impuestos.

En menor medida, si son pequeños, ayudarlos a presentarse en las ferias comerciales en el exterior.

Con tipo de cambio competitivo e infraestructura de transporte que ande, caminan solos.

Futuro

Vivimos un ciclo largo favorable a la Argentina. Tenemos por delante 50 años de crecimiento si lo sabemos explotar. Producir lo que el mundo pide y está dispuesto a pagar buenos precios. Producir y exportar: alimentos (agropecuarios y pesca), combustibles y cuidar el agua y el medio ambiente, tal como nos aconsejó el presidente Perón en 1973. Si finalmente hacemos eso, llevamos el rodeo a 200 millones de animales, cuidamos la pesca y renovamos toda la infraestructura de transporte de cargas: nadamos todos en prosperidad.

Museo del Prado, Pedro Pablo Rubens, «Tres ninfas con el cuerno de la abundancia».

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Referencia

INDEC– Comercio exterior – Vol. 7, n° 1. Intercambio comercial argentino – Cifras estimadas de diciembre de 2022

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_23044100BE61.pdf 

 

Notas

[1] Lo que voy a comentar a continuación es totalmente anecdótico, pero llama la atención la falta de habilidad del gobierno para usar a su favor lo que debería ser razón de festejo. Debe ser por su sesgo antiexportador y pro financiero. El negocio del gobierno es el BCRA, no la producción. No valoran el trabajo —más allá de los discursos públicos— y por lo tanto, no entienden la importancia de este hito.

El otro tema por el que creo que no hacen mucha alharaca es porque todo ese dinero entró al país y así como entró, salió.

Explicarle a la población que exportamos “un montón” pondría al gobierno en una posición incómoda: ¿entonces dónde está el dinero? En particular, porque el BCRA no lo controla ni el kirchnerismo ni el albertismo, está en manos de la UCR capital desde Alfonsín hasta hoy con excepción del gobierno de Menem (Pou y Roque Fernández). El gran negocio de la Argentina no es producir y exportar; es controlar el BCRA.

[2] Como simple curiosidad, los principales compradores de petróleo crudo son: Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Brasil, Países Bajos, Chile. EEUU, Emiratos (todos exportadores de combustible) nos compran crudo.

 

Lecturas relacionadas

Una ventana al mundo, http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html

Exportaciones – pidamos a los reyes magos, http://restaurarg.blogspot.com/2021/08/exportaciones-pidamos-los-reyes-magos.html

Estrategia, http://restaurarg.blogspot.com/2021/04/estrategia.html

Estrategia II, http://restaurarg.blogspot.com/2021/04/estrategia-ii.html

Vendemos proteínas,http://restaurarg.blogspot.com/2019/10/vendemos-proteinas.html

 

Artículo originalmente publicado el 04/02/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/02/2022-el-ano-que-no-estuvimos-en-peligro.html

UNA VENTANA AL MUNDO

Iris Speroni*

Argentina acumuló un superávit comercial externo de U$D 183.482 millones en lo que va del siglo.
 ¿Dónde está ese dinero?

Veamos los números del comercio exterior argentino. A quién le vendemos. A quién le compramos. Qué cosas. Por cuánto dinero. Quiénes son nuestros socios. Con quien interactuamos y definitivamente, cuán importantes —o cuán poco importantes— son otros para nosotros.

¿Es importante Francia? ¿Quién es más importante para la Argentina, Francia o Viet Nam? ¿Podemos mandar a freír espárragos a Macron? ¿A qué costo? Nos sirve de algo firmar el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Es lo que trataré de dilucidar.

La verdadera política es la política internacional. La base, —si bien no es la única razón a tener en cuenta—, es el comercio entre naciones.

Para poder saber cómo hay que votar en la ONU cuando Juancito quiere sancionar a Pedrito, tenemos que conocer con quién tratamos y qué gravitación tiene cada país respecto a nosotros.

Acá hay dos temas a tener en cuenta: a quién le exportamos y si ese comprador es fácilmente sustituible en caso de desacuerdos. Por lo general, la venta de “commodities”, (ventas a granel), se hace al mercado en general y si alguien se ofende y no compra, otro lo hará. Distinto es cuando se trata de productos específicos. Ejemplo de esto último: las ventas del INVAP. No cualquiera compra un reactor nuclear para uso medicinal. Tiene un largo proceso de preventa, venta y postventa y complicados contratos. Si uno es tachado de la lista de proveedores, va a costar —aunque no es imposible— encontrar un comprador sustituto.

Con todo este preámbulo en mente, entremos a los datos.

Nuestros principales compradores

Exportaciones 2021 principales socios en millones de dólares y porcentaje respecto al total. Fuente: INDEC, elaboración propia.                  

País Comprador          Millones US$                     %

Brasil                             11.777                    15,1%

China                              6.299                      8,1%

Estados Unidos                 4.999                      6,4%

India                              4.301                       5,5%

Chile                              4.182                       5,4%

Viet Nam                        3.226                       4,1%

Países Bajos                    2.986                       3,8%

Perú                              1.998                       2,6%

Indonesia                       1.866                       2,4%

España                            1.849                      2,4%

Resto                            34.451                     44,2%

Total                                 77.934                      100,0%

Viet Nam es nuestro sexto cliente en importancia. Francia no figura.

Las exportaciones argentinas han crecido a paso sostenido en lo que va del siglo XXI (desde US$ 26.543 MM en el 2001 a US$ 77.934 veinte años después, en el 2021). Ha sido consecuencia de los cambios en el comercio internacional entre otras razones por el ingreso de China como gran importador de materias primas, alimentos y forraje.

Brasil conserva el lugar de primer comprador. China es nuestro segundo cliente, si bien nuestro comercio con ellos es altamente deficitario. La novedad es EEUU como cliente nuestro e India y Viet Nam como nuevos mercados. La relación con Chile es de larga data.

Figuran los Países Bajos (Holanda) como destino de poco menos del 4% de todas nuestras exportaciones. El puerto de Rotterdam (Holanda) es uno de los puntos de ingreso a la Unión Europea y de ahí se distribuye por tierra por todo el subcontinente. Europa es básicamente un comprador de forraje para sus animales. Voy a repetir algo, a riesgo de aburrir: Europa decidió no comprarnos más alimentos a partir de la década del ‘50 del siglo pasado. Ese es el origen de nuestros problemas de falta de divisas de la segunda mitad del siglo XX —que ahora no tenemos—, porque no pudimos substituirlos como destino de las exportaciones. En esa época lo que era la Comunidad Económica Europea decidió producir su propio alimento y no importarlo. El problema —de ellos— es que objetivamente no tienen las condiciones necesarias para autoabastecerse. Comenzaron a ser importadores de forraje (*) para sus animales mientras prohibían —mediante altos aranceles— la importación de carne a Europa. Nos perjudicó a nosotros, pero también a Uruguay, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y EEUU. DELICATESSEN.

Nuestro desafío para la próxima década es substituir a Holanda, Alemania y España como proveedores internacionales de carne de cerdo y lácteos. En ese camino ya está invirtiendo fuertemente Brasil (**).

¿Qué exportamos?

Nuestros productos fueron mutando en los últimos 20 años. Por ejemplo, EEUU en las últimas décadas nos compra aluminio y cítricos, como novedad.

Debido al retraso cambiario, no mejoran las exportaciones de nuestros productos industriales. Un claro ejemplo es el de maquinaria agrícola, que hoy sólo exporta una mínima fracción respecto a años atrás.

Imaginen qué haríamos los argentinos si el gobierno no jugara en contra.

Si tuviéramos un tipo de cambio sincerado, las exportaciones industriales superarían ampliamente las agroindustriales.

Qué vendemos.
Qué cosa le vendemos a cada uno. Principales clientes, por producto, 2021.
Principales destinos de los cinco rubros citados.

Exportaciones 2021 productos y participación en el total

                  

Complejo Exportador            Millones de US$          Participación (%)

Soja                                          23.841                             30,59%

Maicero                                       9.295                              11,93%

Automotriz                                   7.100                               9,11%

Petrolero-químico                           5.208                               6,68%

Carne y cuero bovinos                    3.608                               4,63%

Triguero                                       3.488                               4,48%

Oro y Plata                                   2.908                               3,73%

Pesquero                                      1.990                               2,55%

Girasol                                          1.334                               1,71%

Lácteo                                          1.164                              1,49%

Siderúrgico                                     1.117                              1,43%

Farmacéutico                                 1.062                              1,36%

Uva                                             1.053                              1,35%

Maní                                             1.042                              1,34%

Cebada                                            943                               1,21%

Forestal                                            861                              1,10%

Aluminio                                            664                              0,85%

Textil                                                487                              0,62%

Limón                                               463                               0,59%

Porotos                                             410                               0,53%

Avícola                                              340                               0,44%

Peras y Manzanas                               331                               0,42%

Tabacalero                                         252                               0,32%

Papa                                                 243                               0,31%

Miel                                                   223                               0,29%

Azucarero                                           217                               0,28%

Arrocero                                             215                               0,28%

Litio                                                   207                               0,27%

Olivícola                                              172                               0,22%

Resto sector frutícola                             163                               0,21%

Ajo                                                     146                               0,19%

Resto sector hortícola                               94                               0,12%

Cítricos excluido limón                               85                               0,11%

Té                                                        81                               0,10%

Yerba Mate                                            79                               0,10%

Equino                                                   70                               0,09%

Arándanos y frutos similares                       68                               0,09%

Garbanzos                                              34                              0,04%

Otros minerales metalíferos                        28                                0,04%

Plomo                                                    18                                0,02%

Resto de exportaciones                          6.828                                8,76%

 Total                                                         77.932                                  100,00%

Algunas consideraciones: el complejo exportador de un producto abarca todo lo relacionado con el mismo. Cuando se habla de soja, comprende el poroto (del 10% al 20% del total, según el año), el aceite de soja y las “tortas” o “pellets”. Estos últimos se usan de forraje —lo que importan nuestros no amigos europeos para sus animales—; se trata del desecho de la prensada de la fabricación de aceite.

Pellets de soja. Forraje.
Torta de soja. Forraje.
Exportaciones mundiales de Aceite de Soja. Argentina principal exportador mundial. 2020.

De igual forma el complejo maicero incluye maíz en grano, aceite, burlanda (residuo luego de la prensada), alcohol, etc.

Aunque las exportaciones automotrices (productos terminados y autopartes) sean voluminosas, el complejo es altamente deficitario (importa más de lo que exporta).

En algunos casos se podría quintuplicar o más la producción y exportación respecto a los volúmenes actuales en diversos rubros sin demasiado esfuerzo: carne, lácteos, trigo (trigo, harina, fideos, galletitas, etc.), girasol. Si eso no sucede es exclusivamente por trabas que imponen los gobiernos, los cuales crean un embudo hacia la soja.

El sector siderúrgico podría exportar mucho más si el tipo de cambio no estuviera falsamente subvaluado. Aun así superó los mil millones de dólares el año pasado.

Entre el maní y la cebada se exportan US$ 2.000 millones. El maní es en más de un 70% proveniente de Córdoba; es uno de los más valorados del mundo por su calidad. El principal destino de la cebada es China.

Si bien el oro y la plata casi llegaron a los US$ 3000 millones de exportaciones el año pasado, no guarda relación con otras producciones que: a) son renovables, b) no tienen externalidades negativas, c) no requieren de importación de insumos (químicos y maquinaria), d) pueden ser auditadas para evitar el fraude fiscal, e) demandan mano de obra. La minería se caracteriza por: i) burlar los controles aduaneros, ii) falsificar las DDJJ para los pagos de impuestos provinciales, iii) dejan tierra arrasada cuando terminan, iv) dan poca mano de obra, v) alto coeficiente de importación de insumos. Sin embargo los políticos aman la minería aurífera. ¿Por qué será?

Podríamos exportar carne, queso y cuero de cabra con relativa facilidad como alternativa para el NOA, Cuyo, norte de la Patagonia Andina, Santiago del Estero y Córdoba (***). Se trata de un recurso renovable que daría miles de puestos de trabajo y prosperidad a gran cantidad de propietarios minifundistas. Sin embargo, los políticos privilegian la minería. Es una pena.

Las exportaciones de té de 2021 fueron US$ 81 MM. La mayor parte proviene de Misiones. El BCRA se quedó con la mitad (US$ 40 MM). El BCRA le roba a los más vulnerables de la Argentina, a los misioneros. Mal rayo los parta a todos.

Saldos comerciales

¿Cuántas veces escucharon “faltan dólares”? ¿Cuántas veces escucharon “necesitamos los dólares para crecer”? ¿Cuántas veces escucharon la expresión “restricción externa” de la boca de nuestros políticos?

Ahora bien ¿existe esa “restricción”. Es más, ¿Faltan dólares en Argentina? Veamos los números del siglo XXI.

Como verán del 2000 al 2021 el excedente de balanza comercial fue de US$ 183.482 millones de dólares. Sí, más de la mitad de la deuda externa. Si hay algo que sobra en Argentina, son dólares. No hay razón alguna para que exista deuda externa ni deberle dinero al FMI, ni al Club de París ni a nadie.

Considerando que tenemos un superávit acumulado de US$ 183 mil millones, creo que es hora de que metamos presos a unos cuantos. Por mentirosos. Por ladrones.

Este es el superávit del siglo XXI, año a año.

Como se puede observar, excepto 2015, 2017 y 2018 que fueron deficitarios, todo el resto de los años presentaron superávits comerciales.

Observaciones. Hubo déficit en el último año de Cristina Fernández (cuando el BCRA vendía dólares a $ 10 que en realidad valían $ 15) y en el gobierno de Macri (que nos endeudó en dólares para poder malvenderlos en el mercado local y así “controlar” el dólar).

Probablemente esa política es la que hizo perder a Scioli y no renovar a Macri.

Los asesores les aseguran que “hay que controlar” el dólar para ganar elecciones y sucede todo lo contrario. Que sirva de aprendizaje. El déficit comercial hace perder elecciones.

Resumen

Entender el comercio argentino internacional es lo que nos va a dar la pauta para pensar el país futuro. También para desenmascarar mentiras de nuestros gobernantes. Lloran impotencia, “no se puede”, “el mundo nos juega en contra”, “faltan dólares”, para justificar su inoperancia o corrupción.

Argentina es un país rico. Argentina es un país poderoso. Argentina es un país lleno de posibilidades, próspero y fecundo. No hay razones objetivas para estar endeudados ni que haya pobres.

Son datos puros y duros. No es relato. No es fantasía.

Nuestro único problema son nuestros gobernantes.

 

Notas

(*) Europa importa el 70% de su forraje, lo que los hace altamente dependientes del exterior. Si los países que les venden (EEUU, Brasil, Argentina, Paraguay, Ucrania, Rusia) dejaran de hacerlo, deberían sacrificar millones de animales.

(**) En Argentina el negocio, en cambio, es perjudicar a los productores, ya sean tamberos o criadores de cerdo. El negocio es siempre chiquitito: quedarse con parte del margen del otro, por lo general el pequeño y atomizado. En vez de exportarle leche, yogur, leche en polvo y quesos al mundo, el negocio es pagarle monedas al tambero y además a 30, 60 y 90 días. El negocio, en vez de faenar y exportar miles de millones de dólares de carne fresca de cerdo al mundo es importar carne de cerdo de Brasil a mitad de precio (porque compran el dólar a mitad de precio al BCRA —y de paso algo de sobrefacturación de importaciones, digamos todo—) y así mandar a la ruina a los criadores de cerdo locales que reinvirtieron millones de dólares en crecer al 8% en el último lustro.

Es la diferencia entre una visión estratégica (Brasil) y un gobierno de hombres grises y mediocres (Argentina).

¡Qué falta de hambre de gloria que tienen! ¡Caramba!

(***) El comercio mundial de carne de cabra en el 2020 fue de US$ 320 MM. Sus principales compradores son los países de Medio Oriente (con Arabia Saudita a la cabeza), Extremo Oriente y EEUU (US$ 73 MM). Los exportadores principales son Australia y Nueva Zelanda (40%), Kenia y Etiopía (35%) y Francia y España (10%). Con poco esfuerzo podríamos estar ahí. El comercio de lana de cachemira (de cabra) es de 429 MM US$ (Mongolia) y los compradores son Italia y Reino Unido. El comercio mundial de cuero de cabra es de US$ 368 MM. El de queso de cabra azul es de US$ 628 MM.

Sólo para dar una idea de cuánto podría crecer el NOA si pusiéramos energía en eso, en lugar de otorgar exenciones impositivas a la minería.

Comercio de carne fresca de cabra, 2020.
Comercio mundial de lana de cachemira, 2020.
Comercio Mundial de piel de cabra, 2020.

Comercio Mundial de queso azul (cabra), uno solo de las numerosas variedades existentes. 2020.

Fuentes

Comercio Exterior, Volumen 6, Número 4, Complejos Exportadores, INDEC.

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/complejos_03_22BE7DF71128.pdf

Comercio Exterior, Volumen 6, Número 1, Intercambio comercial argentino, INDEC.

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_223173EDC303.pdf

Comercio Exterior, Volumen 6, Número 16, Intercambio comercial argentino, INDEC.

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_09_22F5409DE21E.pdf

Comercio Exterior, Volumen 6, Número 15, Origen Provincial de las Exportaciones , INDEC.

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/opex_09_22C981250541.pdf

INDEC. Sistema Georreferenciado. Origen Provincial de las Exportaciones

https://opex.indec.gov.ar/index.php?pagina=mapa_dinamico

 

 

Notas relacionadas:

DELICATESSEN

http://restaurarg.blogspot.com/2021/11/delitatessen.html

DEUDA PÚBLICA

http://restaurarg.blogspot.com/2022/08/deuda-publica.html

 

Artículo publicado originalmente el 01/10/2022 por Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html

 

ALEMANIA Y UNA PRETENSIÓN INTERNACIONAL QUE MAQUIAVELO DESACONSEJARÍA

Alberto Hutschenreuter*

Tras los comicios celebrados el pasado 26 de septiembre, los partidos tradicionales alemanes se abocaron a formar una coalición política para el próximo ciclo de gobierno.

De no ser porque el retiro de la canciller Angela Merkel marcó este momento político de Alemania, la trascendencia del evento habría sido menor, incluso cuando (con la formación de un nuevo gobierno) se produzca el fin del ciclo político que desde 2005 tuvo a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) al frente del comando político del “país-pivote” de la Unión Europea, es decir, el “primus inter pares” del emprendimiento pos-estatal (aunque no pos-patriótico) más logrado en materia de integración en las relaciones internacionales.

Como lo que signa a los centros desarrollados son las políticas de Estado, es decir, las continuidades relativas con los grandes propósitos nacionales, no se aguardan cambios de escala con un gobierno encabezado por los socialdemócratas, menos todavía considerando que las dos grandes fuerzas políticas, la CDU y el Partido Socialdemócrata (SDP), prácticamente han “co-gobernado” Alemania por años; basta recordar que el presumible próximo Canciller Federal, Olaf Scholz, se ha desempeñado en cargos públicos clave (secretario de Trabajo, ministro de Finanzas y vicecanciller).

En buena medida, ello se debió al “intercambio del ropaje ideológico” de ambos partidos al momento de las proposiciones como estrategia para cortar el drenaje de votos, sobre todo desde las filas de la socialdemocracia, pues uno de los fenómenos más notables en la política alemana durante los últimos tiempos ha sido el componente social que ha incorporado la centroderecha, y el conservadorismo que ha sumado la izquierda, una mixtura que, siempre que se afronten las necesidades de modernización que reclama la economía germana, particularmente en sectores como el digital y el de inteligencia artificial, asegura el rumbo crucero de estabilidad y prosperidad nacional que supo imprimirle Merkel.

Pero más allá de estos fenómenos sociológico-políticos y de las peticiones económicas, es pertinente realizar algunas apreciaciones en relación con el enfoque internacional de la “próxima Alemania”, pues, si bien durante los debates previos a las elecciones la política exterior no tuvo demasiado espacio, Berlín defiende y promueve, tanto en las ideas como en la práctica, una singular posición internacional para convertirse en un actor preeminente en el siglo XXI.

Dicha posición es la de una “potencia civil” (Zivilmacht, un término utilizado por Hanns Maull en 2001), es decir, un actor que centra su política exterior “en valores que considera no negociables”, por caso, evitar (cuando no rechazar) el uso de la fuerza militar, más los demás grandes principios del derecho internacional; promover el proceder pacífico (cuando no pacifista); mantener el “código Adenauer” (es decir, la preferencia política y militar atlantista); defender y promover el multilateralismo; incrementar el “onusianismo” (es decir, las misiones multidimensionales de paz); alentar el regionalismo, etc.

Asimismo, inspirada seguramente por el pensamiento de John Locke, Alemania concede una importancia enorme al comercio internacional, algo que lo refleja el porcentaje de sus exportaciones en relación con su PBI, más del 30 por ciento, y la diversificación de socios comerciales: la UE es el principal socio, pero luego sigue China (que ha desplazado a Estados Unidos), países del Asia- Pacífico, Rusia (vínculo que se ha resentido significativamente por efecto de las sanciones occidentales), etc. Es decir, lo que para otros es considerado una vulnerabilidad (alta relación exportaciones-PBI), para Alemania el comercio no solo implica prosperidad nacional, sino un instrumento que favorece la estabilidad puesto que inhibe el conflicto internacional.

No obstante este empuje alemán del comercio internacional, y más allá de la fragilidad que supone una excesiva orientación hacia los mercados externos, hay un dato por demás interesante que no siempre surge y que recientemente el especialista Guntram Wolff se ha encargado de recordarlo: la UE y Alemania tienen pocas empresas jóvenes, y entre las 50 principales empresas globales, 22 son de Estados Unidos, 12 de China y solamente siete de la UE (tres de Alemania, Volkswagen, Daimler y Allianz).

Sin duda se trata de una concepción loable por parte de Alemania. Va de suyo que, si los actores preeminentes tuvieran una concepción similar a la de Alemania, las relaciones internacionales ingresarían en una fase normativa superadora de todos los obstáculos y causas de guerras derivados de la condición del estado de anarquía interestatal, competencia, ambición, intenciones, capacidades, etc.

Una fase normativa y supra-geopolítica desconocida hasta el momento, en la que los Estados poderosos prácticamente permitirían que ¡las organizaciones multilaterales adoptaran decisiones por ellos!

Un contexto bajo esas características podría ir dando lugar a lo que Immanuel Kant denominó “república mundial” (Weltrepublik), que “representa el culmen jurídico de toda la elaboración conceptual” del filósofo de Königsberg; una instancia de paz que acabaría para siempre con todas las guerras.

Pero sabemos que el mundo de hoy se halla muy lejos de esta situación. Tal vez en el seno de la UE está ocurriendo algo del patrón kantiano, pero fuera de este proceso (excepcional) de integración el mundo continúa siendo el de siempre, más las nuevas complejidades. Basta con echar una mirada a lo que sucede en las adyacencias de la UE para concluir que ningún orden normativo e institucional tiene lugar. Por el contrario, hay un fuerte declive del multilateralismo.

Lo curioso es que en la misma Alemania han surgido hace ya tiempo voces que reclaman un enfoque más realista de las relaciones internacionales; más aún, de boca de autoridades mayores ha reaparecido la palabra geopolítica, es decir, considerar que por más que los alemanes intenten olvidarse de cuestiones relativas con intereses políticos sobre territorios, poder nacional, zonas de influencia, etc., tales cuestiones se aproximan a los alemanes. Porque es imposible renunciar a un fenómeno que siempre ha estado y estará presente entre los Estados. Ello recuerda lo que decía el polemólogo francés Gaston Bouthoul sobre la voluntad de los políticos de querer reglamentar o prohibir la guerra mediante medidas jurídicas, una cosa “tan vana como castigar, por medio de una ley, el hecho de contraer la peste o la fiebre tifoidea. El pacto Briand-Kellog, por ejemplo, podría calificarse de pacto de la renuncia a las enfermedades”.

La situación relativa con la ampliación de la OTAN y las secuelas que ello trajo para Ucrania es un claro ejemplo de intentar llevar un orden normativo a un lugar donde predominaba un orden geopolítico. A pesar de ello, hasta el momento Alemania no ha dado muestras de reconsiderar la situación, por lo que una eventual nueva insistencia por colocar el derecho sobre la geopolítica y no al revés, llevaría la situación entre Occidente y Rusia a un plano prácticamente de guerra.

Paradójicamente, el impulso del modelo jurídico-institucional que supone una “potencia civil” no cuestiona el “orden del confort estratégico” que implica el poder y la influencia del “pacificador” estadounidense en Europa. Y aquí la geopolítica más la geoeconomía podrían en los próximos años exigir a Berlín una definición más contundente en relación con la iniciativa China conocida como BRI u OBOR. ¿Qué haría eventualmente Alemania? ¿Privilegiaría su papel de potencia civil y defendería dicha iniciativa, hecho que posiblemente la confrontaría con su aliado atlántico? ¿O se mantendría en su condición subestratégica (es decir, de vasallo) ante Washington cediendo intereses nacionales?

Podemos continuar con otras cuestiones, por caso, la situación encontrada entre miembros de la comisión de defensa del Parlamento que provocó la publicación de las “Directrices Políticas para el Indo-Pacífico” en septiembre de 2020, que exigía una mayor presencia naval alemana en la región. De acuerdo con trascendidos, Berlín finalmente optó por evitar irritar a China. Entonces, ¿se trata la política entre Estados de relaciones de poder o de relaciones de derecho?

No está mal aspirar a ser una potencia civil, pero sería un error de escala intentar serlo sin considerar que, sin otros atributos, nunca se podrá ser una potencia real. Ser potencia civil podrá traer prestigio; pero una potencia completa traerá, aparte, seguridad y deferencia.

Las aspiraciones no dejan de ser ejercicios loables y apreciables. Pero en las relaciones interestatales la experiencia es la única guía estratégica con la que contamos. Por ello, bien harían los alemanes y sus socios de la UE en recordar a Nicolás Maquiavelo cuando en su obra maestra, “El príncipe”, dice: “(…) siendo mi intención escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente buscar la verdadera realidad de las cosas que la simple imaginación de las mismas. Y muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende más bien su ruina que su salvación (…)”.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

©2021-saeeg®