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EL ESTADO PROFUNDO. EL GOBIERNO EN LAS SOMBRAS.

Marcelo Javier de los Reyes*

Detrás del ostensible gobierno se sienta entronizado,

un gobierno invisible que no debe lealtad,

y no reconoce ninguna responsabilidad hacia la gente.

Destruir este gobierno invisible, frustrar la alianza impía entre

los negocios corruptos y la política corrupta

es la primera tarea de los estadistas de hoy.

Theodore Roosevelt (1858 – 1919)

 

Introducción

Mi querido amigo Agustín Saavedra Weise publicó un artículo titulado “Los gnomos de Zurich y el orden mundial”[1], en el que retoma el tema de otro artículo que había publicado en 2011.

En su escrito, Saavedra Weise nos señala que quien se refirió a los “Gnomos de Zurich” fue el ex primer ministro británico Harold Wilson en los años 50 del siglo XX y, del mismo modo, nos informa que estos “gnomos” no existen solo en esa ciudad suiza sino que están en muchas otras, en las principales urbes. Agregaría que en muchos países podemos encontrar estos grupos de poder integrados por líderes políticos, ejecutivos de grandes empresas transnacionales y otros hombres influyentes que actúan en las sombras, silenciosamente, y que manejan los destinos de un país, de una región e incluso del mundo “como si el planeta y sus inmensos recursos le perteneciera”[2].

Debo confesar que desconocía este nombre para ese grupo de poder que yo conozco con otra denominación: el Estado Profundo.

Referirse a los “gnomos de Zurich” o al “Estado Profundo” requiere hablar del “poder” y de la forma en que este se ejerce.

Las decisiones políticas a nivel gubernamental no siempre son públicas o transparentes ni obedecen a los objetivos que se expresan. Por eso se habla de los arcanii imperii, los “secretos del poder” y de los “juegos de poder”, tanto a escala nacional como internacional.

Todas aquellas voluntades que no forman parte de un gobierno ni pertenecen al círculo cercano de un jefe de Estado pero que ejercen una influencia más o menos directa sobre decisiones del poder ejecutivo —y que orientan esas decisiones hacia una u otra orientación— las denominamos factores determinantes de la política, es decir, aquellos que influyen sobre la toma de decisión.

En el marco del “juego de poder”, diversas voluntades entran en pugna, se contraponen y se compensan. De ese juego surgen decisiones que pueden ser consensuadas y otras impuestas por ciertos sectores que no tienen el poder político pero que sí manejan ciertas palancas para imponer su voluntad en función de sus intereses y por sobre el bien común de la sociedad.

En general, esas voluntades políticas no gubernamentales provienen del ámbito económico y financiero, las cuales suelen ejercer mayores presiones sobre los gobiernos democráticos. También las ONGs —muchas de ellas creadas por esos mismos intereses económicos y financieros para mostrar a la sociedad un espíritu altruista— han adquirido una inusitada cuota de poder que, a través de la manipulación de la opinión pública o de la presión que ejercen sobre los parlamentarios, demoran o impiden la toma de decisiones.

El poder

En este punto es relevante tener en cuenta que existen “actores” que manejan los resortes del poder y sus objetivos. No se trata de una entelequia, sino de algo real. A veces, cuando hablamos de esta cuestión, solemos referirnos al “sistema”, como si fuera algo inhumano, un ente que está ahí y que gobierna nuestros destinos como si fuera una entidad divina… y de ahí nuestra resignación, nuestro conformismo.

La cuestión del poder es de suma importancia y ha constituido el tema central de muchos libros, desde Maquiavelo en El Príncipe[3], escrito en 1513, hasta la actualidad, pasando por William Jones en El arte de la manipulación[4], John Kenneth Galbraith con Anatomía del Poder (1984)[5] y La élite del poder (The Power Elite, 1956) de C. Wright Mills[6], sociólogo estadounidense, recordado por estudiar en este libro la estructura de poder en los Estados Unidos.

El tema continúa despertando un gran interés en la actualidad. Esto queda demostrado en otros títulos como el de Noreena Hertz, El poder en la sombra. Las grandes corporaciones y la usurpación de la democracia (2002)[7], Las 48 leyes del poder de Robert Greene[8] y el libro El club de los elegidos: como la élite del poder global gobierna el mundo de David J. Rothkopf[9]. La lista sería infinita.

Rothkopf expresa que es difícil cuantificar el poder y que la riqueza es a menudo una fuente de poder. Realiza un análisis del papel que tiene en nuestras vidas la nueva élite global que nos gobierna. En su libro, que ya tiene algunos años, afirma que “el poder está concentrado en manos de un número notablemente reducido de personas en todo el mundo”. Son “6.000 en un mundo de 6.000 mil millones”, personas muy poderosas que proceden de diversos ámbitos y que dirigen gobiernos, finanzas, corporaciones internacionales, medios de comunicación, movimientos religiosos y, en la sombra, organizaciones criminales y terroristas. Sus decisiones crean o destruyen empleos, delinean el rumbo económico internacional y su poder les permite levantar o provocar la caída de gobiernos. Según Rothkopf debemos prepararnos para un futuro en el que las naciones-estado no serán capaces de garantizar los derechos humanos tal como los conocemos.

Tanto en El Príncipe como en El arte de la manipulación y en Las 48 leyes del poder prevalece la filosofía de que “el fin justifica los medios”.

El “poder” es un término controversial. Para unos es algo repudiable, lo relacionan con la manipulación, el engaño, el autoritarismo, el abuso. Para otros, puede ser un instrumento efectivo para el ejercicio de la autoridad y para influir en la toma de decisiones y, con esto, el logro de resultados organizacionales, que pueden beneficiar a todos sus miembros.

En un trabajo titulado “Teoría de las necesidades y la motivación”, el psicólogo estadounidense David McClelland y su grupo se centraron en identificar los factores que, preferentemente, pueden motivar más a cada cual. Como resultado de sus estudios identificaron, como factores de motivación, tres tipos de necesidades:

  • Necesidad de logro. Cuando prevalece el interés por alcanzar objetivos y demostrar competencia o maestría. Las personas que tienen esta necesidad en alto grado, centran su energía en terminar rápido y bien sus tareas. Les gusta recibir retroalimentación específica y expedita sobre lo que hacen. Es típica de investigadores y profesionales especializados.
  • Necesidad de asociación. Personas que disfrutan en alto grado tener relaciones interpersonales afectivas y que se les tenga estimación. Mantener buenas relaciones sociales y experimentar la sensación de comprensión y proximidad son sus preferencias. Están prestos a auxiliar a quienes se ven en problemas y a disfrutar las interrelaciones amistosas con los demás. Característicos de los que se dedican a las relaciones públicas y vendedores exitosos.
  • Necesidad de poder. Las personas en las que prevalece esta necesidad, se interesan por ejercer influencia y control sobre los demás. Disfrutan cuando “están a cargo”. Prefieren ser situados en posiciones competitivas y orientadas al estatus. Tienden a estar más interesados en el prestigio y la obtención de influencia sobre los demás. Característico de dirigentes y líderes, quienes asumen el poder como una vía para la obtención de una visión y objetivos.

Las personas que tienen preferencia por la “Necesidad de poder e influencia”, se identifican con los siguientes comportamientos:

  • Disfruto al competir y ganar.
  • Disfruto estar a cargo.
  • Confronto a la gente que hace cosas con las que no estoy de acuerdo.
  • Gozo al influir en otras personas para que sigan mi camino.
  • Con frecuencia, trabajo para obtener más control sobre los eventos a mí alrededor.

El poder está presente en todos los ámbitos: política, medios, empresas, economía, religión, etc.

John Kenneth Galbraith en su libro Anatomía del Poder expresó que “arrancada la carne que la recubre, queda plenamente al descubierto la anatomía del poder”. Galbraith dice:

Son pocas las conversaciones en que no se introducen alusiones al poder. De los presidentes o primeros ministros se dice que lo tienen o que carecen de él en la medida adecuada. De otros políticos se piensa que están ganando poder o perdiéndolo. De las corporaciones y las organizaciones se afirma que son poderosas, y de las corporaciones multinacionales que lo son peligrosamente. Los directores de periódico, los presidentes de las cadenas de radiodifusión y los más contundentes, resueltos, inteligentes o famosos de sus redactores, columnistas y comentaristas forman asimismo parte del poder.[10]

En el libro El poder en la sombra, Noreena Hertz afirma que de las 100 mayores economías del mundo, 51 son empresas y 49, Estados-nación. A su juicio, pocas son las personas que perciben esta dimensión del poder, que distinguen quienes gobiernan en realidad o la relación que existen entre los medios de comunicación y las grandes corporaciones, así como la forma en que éstas manipulan y presionan a los gobiernos, incluso utilizando herramientas al margen de la legalidad.

La Fundación Global Justice Now ha comparado la facturación de las principales compañías a escala global con el producto interior bruto de los países y ha podido determinar que existen 10 empresas que son más grandes que 180 países. Tomando estos datos, en 2016 la primera economía era la de Estados Unidos y Walmart la décima, detrás de Brasil[11]. Actualmente, China compite por el liderazgo mundial con Estados Unidos y algunas estimaciones consideran que la potencia económica china es mayor que la estadounidense.

El sociólogo y científico político alemán Max Weber (1864-1920) definió al poder de la siguiente manera:

Poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad al comportamiento de otras personas.[12]

Cuanto mayor poder se tiene, mayor es la capacidad para imponer esa voluntad y lograr el propósito pretendido.

John Kenneth Galbraith nos señala los objetivos del poder:

Como ocurre con tantas de las cosas relacionadas con el poder, los fines por los que se busca son ampliamente percibidos, pero raramente enunciados. Los individuos y los grupos buscan el poder para promover sus propios intereses, incluyendo, en particular, su propio interés pecuniario. Para extender a otros sus valores personales, religiosos o sociales. Para obtener apoyo a su percepción económica o social del bien público.[13]

Hablar de poder, lo que supone energía o fuerza entendida no solamente como fuerza física sino también moral y fáctica. El poder es el vehículo para lograr un fin, de ahí lo esencial de ese término en el contexto de las relaciones internacionales y de la inteligencia. El poder es la aptitud, la capacidad, la energía, la fuerza o la competencia de que dispone un Estado para cumplir un fin.

La política —nacional o internacional— finca fundamentalmente en relaciones de poder pero conforme a la diversidad de los actores que son protagonistas, este fenómeno por sí solo no alcanza para explicar la totalidad de las interacciones (nacionales o internacionales).

Hans Morgenthau dice que “no importa cuáles sean los fines últimos de la política internacional: el poder siempre será el objetivo inmediato”. Advierte que cuando habla de poder se refiere “al control del hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres” y agrega que por poder político se entienden “las mutuas relaciones de control entre los depositarios de la autoridad pública y entre estos últimos y la gente en general”[14].

Por su parte, Bertrand Russell expresó que “de los infinitos deseos del hombre, los principales son los deseos de poder y gloria”[15].

John Kenneth Galbraith distingue tres instrumentos para ejercer el poder y tres fuentes que posibilitan su uso. Los instrumentos serían:

  • poder condigno,
  • poder compensatorio y
  • poder condicionado[16].

El poder condigno implica la existencia de una superioridad por parte del que ejerce el poder que intimida a la otra parte, es decir que el poder se obtiene a través de amenazas. Por su parte, el poder compensatorio lleva a que quien se someta a ese poder lo haga esperando una compensación o recompensa —económica o beneficios de otra índole— por su sumisión. Tanto en uno como en el otro, el individuo es consciente de su sumisión, ya sea por temor o por la obtención de un beneficio.

En tercer lugar considera al poder condicionado que, por el contrario, es logrado a través de la persuasión, es decir que es impuesto de modo tal que el individuo asume naturalmente que esa elección es lo más conveniente pero no advierte su sumisión ante otro.

Con respecto a las fuentes del poder Galbraith distingue las siguientes:

  • personalidad
  • propiedad
  • organización.

La personalidad implica la apariencia física, la rectitud moral, la capacidad intelectual y demás rasgos que hacen que determinado individuo imponga respeto sobre los demás y en buena medida esa apariencia física estaba, antiguamente, vinculada al poder condigno. En la actualidad, Galbraith dice que la personalidad puede ser asociada al poder condicionado en tanto constituye un elemento de persuasión.

La propiedad o la riqueza es una fuente que permite la “compra” de la sumisión por lo que se halla fuertemente vinculado al poder compensatorio pero también, en menor medida, esa autoridad puede llevar a una sumisión condicionada. De tal manera, puede considerarse el ejemplo de empresarios que devienen en políticos y que, por llevar una carrera empresaria exitosa, ciertos sectores de la población los consideran aptos para el ejercicio de cargos públicos. Esta fuente podría denominarse en el ámbito internacional como recursos.

La organización es una fuente fundamental para el ejercicio del poder y se vincula con el poder condicionado. Una buena organización permite el ejercicio de la persuasión y por tanto la imposición de la voluntad sin que el o los sometidos tomen conciencia de tal situación. Por su parte la organización estatal permite hacer uso del poder condigno en la medida que puede aplicar castigos a quienes no acaten su poder.

Si bien se percibe cierta relación entre determinados instrumentos y determinadas fuentes también puede apreciarse la existencia de diferentes combinaciones entre ellos.

El Estado Profundo

El poder puede ser formal, aquel que es ejercido por haber sido nombrado para ejercerlo, pero también se debe reconocer la existencia de un poder fáctico, el cual es definido por el Diccionario de la Real Academia Española en los siguientes términos:

Sector de la sociedad al margen de las instituciones políticas que ejerce sobre aquella una gran influencia, basada en su capacidad de presión; p. ej., la banca, la Iglesia, los medios de comunicación.

Este poder fáctico es también conocido como Estado Profundo. Este concepto, denominado en inglés Deep State, ha sido abiertamente nombrado como el “enemigo” del gobierno del presidente Donald Trump, y se refiere al gobierno que opera en las sombras, al poder real que actúa detrás del poder formal.

En Turquía, donde se considera que tuvo origen el concepto de Estado Profundo —en turco Derin Devlet—, se refiere a las relaciones entre fuerzas de seguridad, mafia y grupos nacionalistas. El concepto de Derin Devlet tuvo su origen en un accidente de tránsito que ocurrió en 1996, ocasión en la que un coche se estrelló contra un camión en la localidad de Susurluk, Anatolia Central. En ese suceso murieron Hüseyn Kocadag, ex jefe de policía de Estambul, Abdulah Çatli, mafioso y líder de la ultranacionalista organización de extrema derecha “Lobos Grises” —a la que perteneció Ali Ağca, quien atentó contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981— y buscado por la INTERPOL, quien viajaba con pasaporte diplomático, y su amante Gonca Us, quien fue reina de la belleza. El cuarto ocupante del vehículo, Sedat Bucal, diputado y miembro de las guardias rurales kurdas.

El accidente en Susurluk, Anatolia Central, Turquía, ocurrido en 1996.

El accidente puso en evidencia la existencia de vínculos estrechos entre personas tan dispares como un jefe de policía y un miembro de la mafia, quienes compartían el Mercedes negro que se accidentó junto a una ex reina de belleza y a un ciudadano kurdo.

Si bien, cuando se habla del Estado Profundo parecería que es un fenómeno propio de Turquía o de Estados Unidos, la realidad es que puede ser —y debe ser— extrapolado y analizado en diversos Estados ya que en buena parte de los países de la comunidad internacional existe un poder fáctico que puede condicionar fuertemente al poder formal. Ese Estado Profundo puede estar conformado por políticos, empresarios, dueños de medios de comunicación, miembros de las fuerzas armadas o de las fuerzas de seguridad, jefes de organizaciones del crimen organizado, etc., y puede ser encontrado en Argentina, Brasil, China, Grecia, Kosovo, Rusia y una infinidad de países.

A modo de conclusión

Históricamente el poder le permitía al Estado Nación mantener un equilibrio, una armonía entre los diferentes sectores de la sociedad y, en el plano internacional, el equilibrio de poder entre las diferentes naciones garantizaba la paz mundial.

En la actualidad se percibe que los actores privados han adquirido una cuota mayor de poder en detrimento del Estado y ello, básicamente, como consecuencia de las diversas reformas del Estado que se han llevado a cabo, principalmente, en países con gobiernos débiles o con poco sentido nacional. Estas reformas son diseñadas a medida de los intereses de ese poder fáctico o del Estado Profundo. Sin embargo, hace tiempo que se percibe que el avance de las corporaciones económicas también ponen en aprietos a los gobiernos de los países desarrollados.

Esta restricción al poder estatal ha sido producto de la globalización de las medidas económicas tendientes a favorecer la liberalización de los mercados, las transferencias de divisas, de capitales y de bienes, así como de un capitalismo globalizante que fue adquiriendo nuevos y crecientes espacios tras la implosión de la Unión Soviética.

El Estado Profundo es una conjunción de intereses, de poderes en la sombra, que no fueron producto de una elección, que maneja una agenda oculta, que apela a influir en el poder judicial de un Estado (¿lawfare?). En la actualidad no asistimos a golpes de Estado llevados a cabo por militares, sino a “golpes de mercado”, a la utilización del Poder Judicial, a la manipulación de las sociedades por los medios, a un mayor control social, todo un resultado del creciente poder en las sombras. Sin duda, esto constituye una amenaza para la democracia y un gradual cercenamiento de los derechos individuales.

En función de lo expresado, es importante que los Estados puedan contar con una Inteligencia de Estado —no “de gobierno”— capaz de poder escudriñar ese “juego de poder”. Es de incumbencia de la Inteligencia Estratégica tener en cuenta de manera especial a los actores y a quienes ejercen el poder, no solo formal sino también en las sombras.

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz.

Referencias

[1] Agustín Saavedra Weise. “Los gnomos de Zurich y el orden mundial”. SAAEG, 19/04/2020, <https://saeeg.org/index.php/2020/04/19/los-gnomos-de-zurich-el-orden-mundial/>.

[2] Ídem.

[3] Nicolás Maquiavelo. El Príncipe. Madrid: Alianza editorial, 1982, 135 p.

[4] William Jones. El arte de la manipulación. México: Selector, 2005 (22ª reimp.), 195 p.

[5] John Kenneth Galbraith. La anatomía del poder. Barcelona: Plaza & Janes, 1985 (segunda edición), 249 p.

[6] Charles Wright Mills. La élite del poder. México: Fondo de Cultura Económica, 1987 (9a reimp.), p. 390.

[7] Noreena Hertz. El poder en la sombra. Las grandes corporaciones y la usurpación de la democracia. Buenos Aires: Planeta, 2002, p. 263.

[8] Robert Greene. Las 48 leyes del poder. Buenos Aires: Atlántida, 2008, p. 526.

[9] David J. Rothkopf. El club de los elegidos: como la elite del poder global gobierna el mundo. Buenos Aires: Ediciones Urano, 2008, p. 576.

[10] John Kenneth Galbraith. Op. cit., p. 19-20.

[11] Sandro Pozzi. “10 empresas más grandes que 180 países”. El País (España), 30/09/2016, <https://elpais.com/economia/2016/09/29/actualidad/1475150102_454818.html>.

[12] Max Weber. Economía y Sociedad. México: FCE, 1993.

[13] John Kenneth Galbraith. Op. cit., p. 26.

[14] Hans J. Morgenthau. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano (GEL), 1986, p. 39.

[15] La cita se encuentra en: John Kenneth Galbraith. La anatomía del poder. Barcelona: Plaza & Janes, 1985 (segunda edición), p. 19.

[16] Ibíd., p. 22-24.

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DE PATRIOTISMO Y DE REFLEXIONES PARA RECONSTRUIR LA ARGENTINA

Marcelo Javier de los Reyes*

 Se levanta en la faz de la tierra

una nueva y gloriosa Nación

coronada su sien de laureles

y a sus plantas rendido un león.

Estrofa del Himno Nacional Argentino

La serie Outlander, una adaptación de las novelas de fantasía romántica de Diana Gabaldon, es una historia de pasión que se desarrolla entre dos siglos, el XX y el XVIII, en un contexto en de exaltación del sentimiento patriótico escocés. Durante el siglo XVIII la relación entre la inglesa Claire Beauchamp (Caitriona Balfe) y el escocés James Fraser (Sam Heughan) —una actriz irlandesa y actor escocés— se desenvuelve en el marco de los preparativos del que sería el último levantamiento jacobita, el que alcanzó su trágico desenlace en la batalla de Culloden, el 16 de abril de 1746, en la que los escoceses son derrotados. Culloden significó el fracaso por sentar en el trono británico al exiliado escocés y católico Jacobo II Estuardo y el fin de la cultura escocesa: mediante la Act of Proscription de 1746 fueron prohibidos el tartán, portar armas, las gaitas y la religión episcopaliana, pues la católica ya había sido prohibida con anterioridad.

Outlander fue estrenada en el otoño de 2014 pero no en el Reino Unido, adonde no llegó hasta marzo de 2015. Este retraso se atribuye al referéndum de independencia escocés que se celebró en septiembre de 2014. Wikileaks publicó información acerca de un correo electrónico (email-ID 111867) en que hacía referencia a una reunión entre el entonces primer ministro David Cameron con el director ejecutivo de Sony en junio de 2014 para discutir el referéndum y el estreno de Outlander. No era conveniente mostrar a los escoceses como héroes y a los británicos como malvados y sanguinarios en momentos en que Escocia decidiría acerca de su independencia del Reino Unido[1].

Mientras veía la serie recordaba que en nuestra niñez —en la que siempre se nos inculcó un fuerte sentimiento patriótico en la Escuela Pública— nos llevaban al cine a ver películas como La Guerra Gaucha[2] o El Santo de la Espada[3]. Luego reparé en los años de realización de esas películas —1942 y 1970 respectivamente— y me pregunté, ¿qué ha hecho la filmografía argentina de las últimas décadas en favor de mantener nuestro sentimiento patriótico? Un largo silencio fue la respuesta. Luego fui recordando: Revolución. El Cruce de los Andes[4] (2010), en la que Rodrigo de la Serna encarna al General San Martín;  Belgrano[5] (2010), con Pablo Rago. Luego hubo algunas sobre Malvinas, cuya mención prefiero evitar ya que tuvieron una fuerte carga ideológica cuyo propósito es generar todo lo contrario a un espíritu patriótico.

En resumen, aprecio que la filmografía siguió anclada a nuestros próceres del siglo XIX pero no tomó nada de nuestro siglo XX. Quizás hayamos tenido personajes en nuestra historia más cercana que pudimos haber reconocido y pienso en Cecilia Grierson —la primera médica argentina, graduada en 1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires—, Luis Agote —médico e investigador, el primero en el mundo en realizar transfusiones de sangre indirectas sin que la sangre se coagulara—; en nuestros Premios Nobel Bernardo Alberto Houssay y Luis Federico Leloir; en el doctor René Favaloro; en el ingeniero Juan Ignacio San Martín, un gran promotor de nuestra industria aeronáutica; en los generales Enrique Mosconi y Manuel N. Savio, quienes pensaron una Argentina industrial y desarrollada. Además del desarrollo de la industria siderúrgica, al general Savio le debemos la creación de la Escuela Superior Técnica, hoy Facultad de Ingeniería del Ejército, y una frase que debería llamarnos a la reflexión:

Tengamos todos presente que los grandes hechos, así como la grandeza de los pueblos, no fueron nunca consecuencia de milagros; fueron siempre, obras de perseverancia, de moral, de seriedad, de estudio, de trabajo, también, de sacrificio.

Con referencia a la figura de Perón, fue exaltada en el cine por sus admiradores y demonizada por sus detractores, pero no hay un equilibrio.

Respecto de la gesta del Atlántico Sur, se podrá estar a favor o no del gobierno militar pero nuestros héroes merecen un profundo respeto. Numerosos soldados, marinos y pilotos de la Fuerza Aérea y de la Armada escribieron páginas de gloria con sus acciones frente a las tropas de una de las más importantes potencias militares que contó con el abierto respaldo de la OTAN.

Me vienen a la memoria algunos nombres. El del teniente Roberto Néstor Estévez quien, antes de partir a las islas, dejó dos cartas, una para su novia y otra para su padre, en la que le escribió: “Dios ha dispuesto que muera en Malvinas cumpliendo con mi misión”. En el combate en Pradera del Ganso, el 28 de mayo de 1982. Estévez recibió dos impactos; el primer proyectil le pegó en la pierna izquierda y el segundo le destrozó un brazo. En ese estado continuó dando órdenes a sus 40 hombres y al ver que uno de sus soldados estaba herido en una trinchera, se arrastró hasta él, tomó un fusil FAL y siguió disparando. El teniente Estévez frenó tres avances británicos, impidiéndoles tomar la colina. Murió en la batalla de Darwin-Pradera del Ganso.

También recuerdo al soldado Oscar Poltronieri, soldado que recibió recibió la máxima condecoración, la Cruz la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate. A Poltronieri lo dieron por muerto tres veces, pero las tres reapareció tirando otra vez. El 11 de junio de 1982, solo, con una ametralladora MAG, le salvó la vida a más de 100 compañeros que se replegaban mientras él disparaba contra más de 600 soldados británicos desde el Monte Dos Hermanas. Durante unas diez horas él mantuvo la posición.

¿Y qué decir de nuestros pilotos? Llevaron a cabo acciones inimaginables. Fueron reconocidos por en varios países por su arrojo, incluso hasta por los propios británicos. En varias oportunidades, el as francés de la aviación, Pierre Clostermann, se refirió al heroísmo de nuestros pilotos, incluso mientras el Conflicto del Atlántico Sur estaba en desarrollo. En una de sus cartas, en octubre de 1984, escribió:

Creo que mi estadía en la Argentina, dentro de las escuadrillas de la Fuerza Aérea, permanecerá en mí como un recuerdo inolvidable. Después de haberme reunido con esos magníficos muchachos, de haber dialogado con ellos sobre las operaciones aéreas como un observador imparcial, no pondría en duda la cualidad excepcional de su coraje y los notables resultados obtenidos con una gran modestia de medios, contra las fuerzas infinitamente superiores, que han tenido éxito en hundir y poner fuera de combate a los navíos más modernos y especializados de la Royal Navy. Este hecho no sólo hizo honor a sus cualidades morales, a su formación técnica, y su patriotismo, sino también a la fuerza e impulso de sus jefes.[6]

Uno de los hombres más reconocidos fue el estratega al frente del Comando de la Fuerza Aérea Sur (FAS): el brigadier Ernesto Crespo. Sus pilotos hundieron los buques de la Royal Navy HMS Ardent, Antelope, Coventry, Sir Galahad, averiaron a otras 11 naves y dejaron fuera de servicio a otras 9. El brigadier Crespo fue un ferviente defensor del proyecto misilístico Cóndor.

Un comic editado en Francia por Paquet, con guión de Néstor Barron e ilustraciones de Walther Taborda —ambos argentinos—, homenajeó a los héroes que lucharon en el Atlántico Sur. Se titula Malouines. Le ciel appartient aux faucons (“Malvinas. El cielo pertenece a los halcones”) y basa su guión en el “Grupo V de Caza de la Fuerza Aérea Argentina” que enfrentó a la flota británica en defensa de la soberanía de las islas. Está inspirado en los relatos de pilotos argentinos que sobrevivieron a la guerra.

El comic Malouines. Le ciel appartient aux faucons. 

Hasta el ex integrante del 12 Regimiento de Defensa Aérea británico Edward Denmark manifestó su admiración por los soldados argentinos y le solicitó al presidente Mauricio Macri que reconociera a los soldados argentinos.

Sus historias en la guerra hubieran despertado un gran interés si hubieran sido estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial o en alguna otra guerra en la que Estados Unidos hubiera participado. Hollywood ya habría filmado unas cuantas películas que hubieran motivado a muchos jóvenes a sumarse, orgullosamente, al cuerpo de marines, a la armada o a la fuerza aérea estadounidenses.

Los argentinos seguimos con la campaña de desmalvinización, seguimos enfrentados entre nosotros mismos, seguimos con ese espíritu derrotista que nos destruye como sociedad y como Nación.

La sociedad argentina lleva décadas inmersa en una especie de guerra intestina que la carcome día a día y nos impide dialogar y debatir con un espíritu democrático en esto que llamamos democracia pero que no ejercemos cuando alguien expresa algo diferente.

“En Unión y Libertad” dice nuestra moneda, inscripción que se remonta a la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata de 1813. ¿Cuál “unión”? ¿Qué libertad? Ni una ni otra, ni unión ni libertad. Precisamente, unión es lo que nos falta, pues es evidente que nuestra realidad sería otra. Si pienso en “libertad” me viene a la cabeza “la espiral del silencio” de la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, una teoría que expone el modo en el que la opinión pública actúa como forma de control social, al plantear que las personas adaptan su manera de comportarse a las opiniones predominantes en su contexto social sobre cuáles conductas son o no aceptables. El individuo, entonces, ante el temor al aislamiento opta por no expresar lo que piensa. La opinión pública determina qué opiniones podemos expresar.

Una sociedad polarizada solo ofrece vulnerabilidades.

Por otro lado, parece que la sociedad argentina, quizás no toda pero si una buena parte, no quiere escuchar hablar de “Patria” o “patriotismo”. Parecería que expresar un sentimiento patriótico es cursi o demodé. Las tradiciones, el folklore, todo aquello que le da identidad a un pueblo parecería que debería ser sometido al olvido, un obvio resultado de un proceso globalizador que apunta a esmerilar la identidad nacional… al menos hasta ahora. En estos momentos, varios pueblos miran las raíces que les dieron origen y las ponen en valor. Quizás debamos trabajar también nosotros en ese sentido. Porque la Defensa y la Soberanía Nacional no se declaman, sino que se ponen en práctica. No son solo palabras, también es acción.

Nuestro Himno Nacional dice: “Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir”. Pero nuestra ineptitud nos lleva a no poder discernir sobre las dos opciones que nuestro Himno nos propone, porque no “vivimos coronados de gloria” y no tenemos la dignidad para “jurar morir con gloria”. De ese modo, nuestro paso por esta bendita tierra se torna intrascendente.

Hemos hecho un país inviable. Es mérito puramente nuestro. Será mérito nuestro reconstruirlo pero ello requiere valorar nuestro pasado, abordar con madurez los temas que nos dividen y principalmente trabajar sobre los que nos unen, forjar políticas de Estado y retomar el desarrollo, al que hemos abandonado hace décadas.

Muchos jóvenes desconocen el lugar que nuestro país ocupó en algún momento de la Historia. Creen que siempre ha sido como lo ven. Quizás sea hora de mostrarles esa parte de nuestra historia y así, nosotros mismos, podamos ir superando nuestro propio derrotismo y los motivemos a construir un país que nosotros no fuimos capaces de edificar. Será un buen ejercicio para revertir nuestra propia parálisis. Sin embargo, este ejercicio debe formar parte de una política integral que debe incluir la educación —como política de Estado, ya que en el pasado la Argentina también se distinguió por su alto nivel educativo—, el cine y el hogar. Esto último requiere nuestro esfuerzo por superar nuestra propia mirada pesimista … o realista.

El escritor español Ramiro de Maeztu (1875-1936) expresó:

La patria es espíritu. Ello dice que el ser de la patria se funda en un valor o en una acumulación de valores, con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan.

Recordemos a otro español, al filósofo José Ortega y Gasset, quien en una visita que hizo a la Argentina en 1939 nos dijo: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!”

 

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz.

Referencias

[1] “Background/Briefing for PM Cameron Event”. Wikilaeks, <https://wikileaks.org/sony/emails/emailid/111867 >, [consulta: 20/05/2020].

[2] Dirigida por Lucas Demare, sobre el guión realizado por Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat, basado en el libro del mismo nombre de Leopoldo Lugones. La película fue protagonizada por Enrique Muiño, Francisco Petrone, Ángel Magaña y Amelia Bence entre otros.

[3] Dirigida por Leopoldo Torre Nilsson y protagonizada por Alfredo Alcón, Evangelina Salazar, Lautaro Murúa y Héctor Alterio entre otros. El guion fue escrito por Beatriz Guido y Luis Pico Estrada y se basó en la novela homónima de Ricardo Rojas.

[4] Dirigida por Leandro Ipiña y protagonizada por Rodrigo de la Serna, Juan Ciancio y León Dogodny y el guión del propio Ipiña y Andrés Maino.

[5] Dirigida por Sebastián Pivotto y con la actuación de Pablo Rago, Valeria Bertuccelli y Pablo Echarri y producida por Juan José Campanella.

[6] Pablo S. Otero. “El reconocimiento de un héroe francés”. La Prensa, 02/05/2017, <http://www.laprensa.com.ar/453042-El-reconocimiento-de-un-heroe-frances.note.aspx>, [consulta: 14/05/2020].

 

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PENSAMIENTOS DE RELIGIÓN, EL FALSO SALVADOR Y UN GOBIERNO MUNDIAL FATAL

Día 26 – Cristiano “No tengas miedo” vs. Mensajes de horror del gobierno 

Montaje fotográfico: Wochenblick; Sebastian Kurz del European People’s Party – A23A6078CC BY 2.0Link

 

El día 26 de las gloriosas medidas pandémicas de nuestro amado gobierno fue el viernes antes del fin de semana de Pascua. Los cristianos han tenido que soportar mucho desde el comienzo de su fe, esto no cambiará este año. Hoy abordaré la cuestión de por qué Basti[1] no es el salvador después de todo. Por qué un gobierno mundial podría ser el fin de la humanidad. Y por qué es principalmente un signo de la mayor estupidez si no dudas de ti mismo.

Un comentario de Willi Huber

Al principio tomo prestadas las palabras de la gran autora Monika Hausammann. Fue ella quien solo anticipó una pandemia en el libro “Das Attentat” el año pasado para lograr objetivos políticos. El 9 de abril, publicó el siguiente texto en Facebook:

La Biblia se caracteriza por dos cosas fundamentales en sus mensajes, parábolas e historias: individualidad y carácter voluntario. Hay una oración central que no solo corre como un hilo a través de todos los libros, sino que también contiene el secreto de la mayor libertad posible. Es: no tengas miedo. Puede encontrarlo en esta y otras formas similares más de cien veces.

La estructura, que llamamos Estado y que se presenta como un todo terreno, necesita exactamente lo contrario para expandir y asegurar su poder: colectivización de cada área de la vida y coerción. Los medios para asegurar que la mayoría de las personas se unan sin rebelarse también es una frase clave en su caso. Es: ten miedo.

Con esto, la Señora Hausammann tiene exactamente lo que Sebastian Kurz y su partido turquesa logran con nosotros los austriacos. Lo que es particularmente picante es el hecho de que el ÖVP[2] ha actuado durante décadas como si hubiera estado allí para los cristianos. Esta vez los cristianos están encerrados en Semana Santa. Todos son insultados como una persona que amenaza la vida y que quiere celebrar esta importante celebración de los cristianos con su familia o incluso con sus abuelos. Porque Kurz quiere que tengamos miedo. Como saben, cada uno de nosotros pronto conocería a alguien que murió de coronavirus.

De hecho, Basti Kurz vuela a ciegas. Al igual que su equipo, su personal asesor y sus socios de coalición, tiene poca idea, pero no la muestra. Tienes que mirar de cerca para notar eso, porque su control de mensajes y la maquinaria de relaciones públicas continúan funcionando perfectamente aceitados. Me gustaría abordar dos cosas hoy que deberían hacer pensar a todos los austriacos.

La historia de salvación y la historia de terror no se quedan sin tiempo

Primero, el partido de Kurtz ahora afirma que lo peor habría pasado en Austria porque habría actuado de manera tan consistente. Eso obviamente es falso. Se informó a los círculos más altos que en las zonas de esquí tirolesas no se piensa en estropear la temporada debido a un virus. Ahora sabemos que el 57 por ciento de todas las infecciones en Austria se pueden atribuir a este fracaso total en Ischgl. ¿Has renunciado? Por supuesto que no. Te quedas afuera, como siempre con el ÖVP.

En Ischgl hizo calor en febrero. Esto comenzó el 15 de marzo, cuando se declararon los toques de queda de facto, aunque, por supuesto, nunca habría toques de queda. Eso sería una noticia falsa. Pero quien sea atrapado “sin ninguna buena razón” será castigado severamente, independientemente de si es la madre soltera o el estudiante leyendo en el banco del parque. Pero sigamos con este 15 de marzo. En realidad, esta terrible pandemia debería haber cobrado miles de vidas y multiplicarse exponencialmente. Y al menos durante dos semanas después de esta fecha, porque es la duración del período de incubación, es decir, el tiempo desde la infección hasta el inicio de la enfermedad. Supuestamente digo, porque casi tampoco hay datos respaldados al respecto, simplemente nos dijeron eso. En consecuencia, habría habido un período de muchas dos semanas antes del 15 de marzo para propagar la infección. Cualquiera que se haya infectado alrededor de este día no debería haber estado enfermo hasta dos semanas después.

La curva fantasía de infecciones de Basti

Sin embargo, también nos dijeron unos días después del inicio de las medidas que lo mismo tenía un efecto y que esto se vería en “la curva”. La curva, tanto tiempo, es una fantasía matemática que está llena de números de fantasía de los supuestamente infectados. En el Wochenblick lo hemos enfatizado muchas veces: a la mayoría de las personas que tenían síntomas claros de Covid-19 y se sintieron enfermos se les negó la prueba. Un bromista diría para mantener bajas las estadísticas. Es por eso que no tenemos cifras reales sobre la propagación del virus en Austria, tenemos que estimarlo en todas partes. Sin embargo, el hecho es que solo 14 días después del inicio de las medidas, no hubo una depresión significativa estadísticamente relevante en la curva. Por el contrario: nunca se levantó de manera amenazante. Los muertos, que fueron creados con imágenes de horror, lo fueron del mismo modo que como los hospitales superpoblados. Pero deberían haber existido si el coronavirus fuera tan peligroso como se afirma. Después de todo, la mitad de Austria tuvo la oportunidad de infectarse considerablemente a través de los turistas del Tirol. Afortunadamente, no hubo todas estas muertes, ni un doblez en las curvas de fantasía después de dos semanas. Pero no importa, tenemos que tener miedo, dicen los de allá arriba. Son tan inteligentes que tienen que saberlo.

Sobre aquellos que están 100% seguros

El 11 de abril nuestro prodigio le dijo al Kurier que estaba “100% seguro” de que estaban haciendo lo correcto. Comparemos eso con Merkel. O el desafortunado Faymann. A partir de 2014, estos caballeros también estaban seguros de que estaban haciendo lo correcto: nació la palabra “sin alternativa”. Cada uno de nosotros tiene experiencia de vida, algunos más, otros menos. Pero todos conocen a personas que están 100% seguras de hacer lo correcto, no tienen que preguntarle a nadie, no tienen que pensar en otras formas, no tienen que verificar en realidad si tienen razón. Le pregunto, ¿qué tipo de personas son 100% seguras? En mi experiencia, es el estúpido irracional. Y eso me sorprendió, porque habría pensado que Basti bromeaba y era astuto, pero no estúpido.

Por cierto, seríamos estúpidos, el Canciller nos hizo saber recientemente, si no creemos sus historias, las cuestionamos, pensamos de manera diferente. Él, quien recientemente cambió de opinión por completo varias veces, pero siempre anunció con 100% de convicción que sabía la verdad absoluta y que todo lo demás sería ridículo. El gran problema en la vida es que las personas inteligentes generalmente están llenas de dudas. Siempre están atormentadas por la suposición de que podrían estar equivocadas. Debido a que les gusta poner todo a prueba, a menudo se atascan en la vida. Por otro lado, están aquellos que afirman que han comido la verdad con una cuchara y no habría nada más. Por mi parte, prefiero los que dudan, pensar con muchas variantes con ellos y alentarlos a que también se pueda encontrar una solución sobre la base de datos bien fundados. U otra, si la primera forma resulta ser incorrecta. Es casi siempre, como todos sabemos por nuestra experiencia de vida.

¿Por qué un gobierno mundial podría ser el fin de la humanidad?

Lo que me lleva al último punto de hoy, el deseo de un gobierno mundial que se ha expresado con frecuencia en las últimas semanas. El tema está estrechamente relacionado con las personas que lo saben todo al 100%. Debido a que un gobierno mundial, un líder mundial seguramente tendría que saber el 100% de todo lo que sería bueno para todos. No importa qué país, no importa qué antecedentes. ¿No puede hacer eso, dices? Yo también digo eso. Un gobierno mundial preferiría ser una garantía segura para el fin del mundo. Eso lo aprendemos de la naturaleza. Esto crea una gran diversidad en todas las cosas a través de la evolución. En el caso de un desastre, esta diversidad ayuda a la supervivencia, porque las cosas que ponen en peligro una parte del todo pueden ser dominadas por otra parte.

Los izquierdistas en particular siempre hablan de diversidad, pero se refieren a la violencia impuesta por la fuerza, como sería un gobierno mundial. Toma el cuerpo humano. Si la simplicidad fuera mejor, ¿por qué el cuerpo no está formado por una sola célula? Esto va bien hasta que esta célula está gravemente herida. Entonces su existencia terminaría. En el organismo multicelular se pueden destruir partes, otras partes reparan o reemplazan la pérdida. Solo la diversidad que se ha unido para formar un organismo ha permitido al ser humano complejo e inteligente que somos hoy.

Pero también podemos pensar en este ejemplo a través de los negocios. ¿Qué es mejor que todas las empresas artesanales de un país pertenezcan a una empresa multinacional o sean pequeñas empresas especializadas e independientes? Si el grupo se declara en quiebra, esto significa el final de toda la división. Por otro lado, si algunos de los miles se declaran en bancarrota, es fácil para todo el sistema hacer frente. Esto también explica por qué la regionalidad siempre es mejor que la globalización.

Les deseo a todos una bendita Pascua, y no tengan miedo.

 

Nota original: “Gedanken an Religion, den Falschen Retter und eine fatale Weltregierung. Tag 26 – Christliches „Fürchte dich nicht“ vs. Regierungs-Horrorbotschaften”. Wochenblick, 11/04/2020, https://www.wochenblick.at/tag-26-fuerchte-dich-nicht-ist-eine-zentrale-botschaft-im-christentum/

[1] Nota del traductor: “Basti Fantasti” y “Mesías” son solo algunos de los apodos dados al conservador austriaco Sebastian Kurz

[2] Nota del traductor: Österreichische Volkspartei, Partido Popular Austríaco