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LOS MAPAS, SIEMPRE LOS MAPAS

Agustín Saavedra Weise*

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En la búsqueda de un destino nacional, los gobernantes de cada estado tienen que tomar en cuenta las propiedades físicas propias y las del resto del mundo. El escenario es siempre dinámico; los cambios tecnológicos y científicos cooperan o perjudican, alterando las condiciones naturales del espacio bajo estudio. Y en ese contexto espacial aparecen los mapas, ya desde la más remota antigüedad.

Los mapas son una forma de representación de la escena internacional. Hoy hay mapas para todos los gustos y adecuados a múltiples disciplinas. Ninguno de ellos puede ser réplica exacta, pese a las mejoras introducidas por la fotometría satelital. A mayor área, mayor será la distorsión. Según el pensador francés Jules Cambon: “La posición geográfica de una nación es el principal factor condicionante de su política exterior, la principal razón por la cual debe tener una política exterior”. Mayor razón para estudiar bien el mapa propio.

El problema esencial de la cartografía radica en representar en dos dimensiones lo que es físicamente tridimensional. Mientras más grande sea la imagen a representar mayor será la distorsión. El inconveniente básico de los cartógrafos ha sido siempre el control de dicha distorsión, de tal manera que una de las cuatro propiedades —distancia, dirección, forma y área— se muestre correctamente a expensas de las otras, o bien ajustándolas todas mediante un equilibrio no matemáticamente exacto entre ellas. Cada proyección y cada tipo de mapa tienen usos específicos, ventajas y desventajas. El uso indiscriminado de ‘cualquier mapa’ ha sido fuente común de errores y falsos conceptos. Los mapas son útiles pero traicioneros. Usados con cautela, pueden iluminar casi cualquier problema de política interna o internacional. Sin mapas, el estadista estaría tan indefenso como un navegante sin brújula. Empero, el mapa debe ajustarse a su cometido y quien lo use, tiene que estar consciente de su limitación.

¿Cuál es el mejor mapa? No hay tal cosa. El mejor mapa es el más adecuado para un propósito definido. Dentro de la multiplicidad de opciones que nos brinda la cartografía moderna, es importante evitar el uso continuo de un solo mapa; la mente tiende a ser esclava de las formas. Líderes y estrategas de ‘x’ país pueden comenzar a pensar (erróneamente) que ciertas ubicaciones geográficas son ‘buenas’ o ‘malas’, condicionados por lo que al fin y al cabo es una simple aproximación a lo que ellos creen ‘ver’ como real y tangible.

Es conveniente de vez en cuando voltear los mapas. He aquí una práctica recomendable, al margen de la convicción (errónea) de que el norte debe estar siempre arriba. El globo terráqueo no tiene techo ni piso, se lo puede observar de cualquier manera. Los usuarios de mapas deben guardarse además de la ‘cartohipnosis’ y tener siempre en mente las restricciones que el mapa en cuestión pudiera tener.

Desde hace décadas he venido pidiendo (sin ningún eco) que el Instituto Geográfico Militar elabore un mapa de Sudamérica centrado en Bolivia, mediante el cual se pueda apreciar el papel estratégico que nuestro país debe jugar en el continente como núcleo vital y área de soldadura, verdadera bisagra entre hoyas hidrográficas, cordilleras y mares. El primer pedido por escrito fue en 1979, este pedido público de ahora —marzo de 2020— tal vez tenga algún eco, tal vez no…

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/168757_los-mapas-siempre-los-mapas

INCONVENIENTES PARA NAVEGAR POR EL CANAL TAMENGO

Agustín Saavedra Weise*

Canal Tamengo. Fuente: Ministerio de Defensa del Estado Plurinacional de Bolivia, http://www.mindef.gob.bo/maritima/cancaltamengo.html

 

El canal Tamengo es esencial para la salida de Bolivia hacia el Atlántico por medio de la hidrovía Paraguay-Paraná. Pese a tener importancia geopolítica y geoeconómica casi suprema, este curso de navegación —que partiendo de laguna Cáceres nos conecta con el eje fluvial central— deja bastante que desear. Persisten problemas; los someramente enumerados acá son solo algunos de los más relevantes.

La hidrovía ocupa el 17% de la superficie sudamericana. Su área de influencia engloba alrededor de 100 millones de personas. Desde Bolivia y a través del Canal Tamengo, los tres puertos habilitados (Jennefer, Aguirre y Gravetal) han estado moviendo más de un millón y medio de toneladas año. El futuro incremento de cargas, con el transporte del mineral de hierro del Mutún y el natural crecimiento de la producción regional, amenaza con embotellar nuestro conducto hacia la hidrovía si no se toman medidas para hacerlo más eficiente, necesidad vital, máxime tras el estrepitoso fracaso en La Haya del gobierno de Evo Morales en su litigio legal con Chile. Y como Puerto Busch —nuestra única salida soberana al río Paraguay— aún sigue siendo un proyecto, debe maximizarse lo que se tiene, sin perder el tiempo.

El Tamengo arrastra sedimentos, camalotes y otras especies vegetales que pululan a lo largo de las bandas del canal, dificultando la navegabilidad. Existen otros obstáculos de diversa laya que felizmente son solucionables. Tiempo atrás, las autoridades brasileñas locales construyeron en un sector del Canal una toma de agua que luego fue transformada en “monumento”. Esta estructura dificulta sobremanera la navegabilidad; debe ser removida o trasladada. Asimismo, el dragado del canal debería ser responsabilidad conjunta de ambos países, pero con preponderancia del Brasil, por un simple tema de asimetrías. Hasta ahora sigue ahí el tal “monumento” y el dragado es esporádico. Sabemos que existe un esquema de cooperación holandesa para el tema camalotes; confiemos que se encamine hacia lo práctico pronto. Y para colmo, del lado nacional, se nos ha informado que como ni Quijarro ni Puerto Suárez tienen programas de saneamiento hídrico, sus aguas servidas se descargan en la laguna Cáceres, algo que obviamente irrita a los brasileños, que también usan dichas aguas para sus necesidades básicas. Parece que ninguna de esas dos localidades tiene programas de saneamiento y potabilización. Es más, fuentes fidedignas han señalado —además— que hasta los militares bolivianos asentados en la zona largan sus desperdicios a la laguna, otro elemento irritante y que, de ser cierto sería bien que la Armada lo rectifique o aclare.

Al margen de esas fallas que pueden solucionarse mediante entendimientos constructivos, cabe resaltar un factor jurídico fundamental: el artículo 5º del tratado de Petrópolis de 1903 sentó las bases de la más amplia libertad de tránsito terrestre y navegación fluvial, tanto para Bolivia como para Brasil, derecho reconocido a perpetuidad. Sobre estas bases hay que lograr acuerdos que fortifiquen la integración bilateral y mejoren la navegabilidad de este curso de agua tan importante para las exportaciones de nuestro país.

El Sistema de la Cuenca del Plata incluye al Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata), Banco de Desarrollo con sede en Santa Cruz de la Sierra y que podría ser fuente tanto de financiamiento como de ayuda técnica. Debemos ser proactivos en este vital campo; camarón que se duerme es arrastrado por la corriente…

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/168055_inconvenientes-para-navegar-por-el-canal-tamengo

AMÉRICA CAUTIVA. LA APREMIANTE NECESIDAD DE CONSTRUIR UNA IDENTIDAD Y UN MODELO DE DESARROLLO PROPIO.

Marcelo Javier de los Reyes*

 Guillermo Emilio Magrassi

El origen de “América Latina”

El sociólogo y antropólogo argentino Guillermo Emilio Magrassi (1936-1989), conducía a mediados de la década de los 80 el programa de televisión “La aventura del hombre”, uno de los mejores programas de esa época. En la introducción de los documentales siempre hacía un valioso aporte intelectual, sobre todo para quienes cursábamos por entonces carreras humanísticas. En aquella época no había Internet ni cable y la televisión se limitaba a prácticamente cinco canales, por lo que estos comentarios previos eran sumamente enriquecedores.

Uno de ellos lo dedicó a exponer el origen de por qué nosotros somos “latinoamericanos” y no “americanos”.

Los orígenes de nuestra denominación se remontan a la colonización y a la puja que existía entre las potencias europeas, a la que luego se sumaron los Estados Unidos, ambicionando conformar una América “sin europeos”, como lo expresara la doctrina Monroe (1823).

Michel Chevalier (1806-1879), escritor y economista francés, fue quien acuñó el término “latina” para referirse a la parte hispana y portuguesa del continente americano y lo hizo en la recopilación de sus cartas titulada Lettres sur l’Amérique du Nord (1837), escritas durante su estadía en los Estados Unidos. A su criterio Francia, la nación latina más importante, estaba llamada a erigirse como la regente sobre los pueblos de América del Sur, esos pueblos hispanoamericanos que veía con desdén.

Michel Chevalier. “Lettres sur L’Amérique du Nord”. Editorial: Charles Gosselin et Cie, Paris, 1837.

El filósofo e historiador argentino Arturo Andrés Roig (1922-2012), en su libro Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano[1] se explayó sobre los nombres que, sucesivamente, fueron dados al continente:

En los siglos XVI Y XVII se hablaba de las Américas que integraban el Imperio español y el portugués, denominándolas “Indias Occidentales”, “Nuevo Mundo”, “Nuevo Orbe”, etc. En el siglo XVIII se generalizó el ya por entonces antiguo término “América”, y en relación con él aparecieron los de “América Española” y “América Portuguesa”. Más tarde, en el siglo XIX, pasada su primera mitad, se hablará de “América Latina”. A comienzo del siglo XX, y sin que dejaran de usarse a veces y en particular los nombres que se imponen desde la segunda mitad del siglo XVIII, se hablará de “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Indoamérica”, “Euroamérica”, “Eurindia”, etc.

Arturo Andrés Roig (1922-2012)

Asimismo, Roig se explayó sobre el origen francés de “América Latina” y al sentido que le dieron dos intelectuales americanos: el chileno Francisco Bilbao (1823-1865) y el colombiano José María Torres Caicedo (1830-1889). Ambos lo hicieron en 1856, Francisco Bilbao en una conferencia dictada en París el 24 de junio y José María Torres Caicedo en un poema titulado Las dos Américas, también en París el 2 de septiembre[2]. Francisco Bilbao le dio al término una impronta anticolonialista, antiimperialista. Por su parte Torres Caicedo marcó las diferencias entre el norte y el sur. Así comienza el poema de Torres Caicedo:

Rica, potente, activa y venturosa

Se levanta de América en el Norte

Una nación sin reyes y sin corte,

De sí señora —esclava de la ley;

Débil ayer, escasa de habitantes,

Al ver que Albión su libertad robaba,

¡Atrás, gritó: la servidumbre acaba,

Porque hoy un Pueblo se proclama rey!

En su poema habla del odio del “yankee” a la raza española y sus ambiciones sobre el resto de América. Ya mencionaba que la “Unión” era imposible y que el sur y el norte tendían a separarse. Torres Caicedo, además de señalar la diferencia entre las partes, mencionó en su poesía a “América Central”, a “América del Sur” y a “la raza de América Latina” que al frente tiene la raza sajona.

Luego, el término “América Latina” fue utilizado en 1861 por el francés Lazare Maurice Tisserand (1822-1893) y fue coincidente con la invasión de Napoleón III a México, es decir que tuvo su origen en las ambiciones imperialistas de Francia en América —en el marco de la reestructuración de su “gloria imperial” emprendida por el sobrino del primer Napoleón— e intentó identificar a los países colonizados por los españoles, los portugueses y los franceses dentro de un mismo bloque. Esta utilización del término se enmarcaba en una “ideología panlatinista”, acuñada por los franceses y bien acogida por varios escritores hispanoamericanos[3]. Por esos años Francia deseaba imponer su autoridad ante Rusia, el Reino Unido y una Alemania que estaba forjando su identidad.

La intervención francesa en México. Secretaría de la Defensa Nacional, Gobierno de México,<https://www.gob.mx/sedena/documentos/la-intervencion-francesa>

Esa identificación geográfica y cultural aún continúa. En la actualidad se conoce a “América” sólo como a los Estados Unidos y a los países que fueron otrora colonias españolas, portuguesas y francesas como “América Latina” —que en realidad constituyen geográfica y demográficamente la mayor parte de América—, deformando la concepción histórica americana. ¿Por qué no se habla de una América —en referencia a los países iberoamericanos— y de una “Angloamérica”? Digo Angloamérica porque tampoco es correcto llamarla como “anglosajona” —otra confusión terminológica creada adrede— ya que según el diccionario de la Real Academia Española los sajones son los habitantes de Sajonia, Alemania. Claro que una parte de ese pueblo germánico que habitaba antiguamente en la desembocadura del Elba, se estableció en las islas británicas en el siglo V, pero eso no lleva a que al conjunto de pueblos de esas islas se los considere sajones. Los celtas, por ejemplo, no lo eran ni lo son actualmente.

Evidentemente esta cuestión de considerar a los estadounidenses —no “norteamericanos”— como “americanos” tiene una intencionalidad que también ancló en el expansionismo de los Estados Unidos que se remonta a las primeras décadas del siglo XIX.

A propósito de esta clasificación, cabe aclarar que fueron los españoles quienes llegaron primero a estas tierras y descubrieron un nuevo continente. También fue la difusión de los mapas del nuevo continente realizados por el navegante florentino Amerigo Vespucci (1454-1512) —quien se persuadió de que no se trataba de las Indias sino de otras tierras—. De ahí que a estas tierras se las denominara posteriormente “América”.

El primer mapa que hace referencia directa a América en su nomenclatura es la Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei Traditionem e Et Americi Vespucci, carta geográfica realizada por Martín Waldseemüller y publicada en 1507.

A los españoles les siguieron, bien pronto, otros “latinos”: los portugueses. España y Portugal eran las grandes potencias de la época.

Del mismo modo me parece interesante mencionar que no fueron los británicos o los franceses los primeros en llegar a la “Angloameríca” o “Francoamérica”, es decir la región norte del continente, sino un militar español quien —según una versión carente de datos históricos— buscaba la fuente del rejuvenecimiento. Juan Ponce de León (1460-1521), siguiendo las indicaciones de los aborígenes para encontrar esa fuente de aguas que rejuvenecían, desembarcó en Pascua de 1513 en un territorio que denominó La Florida y, con anterioridad, había descubierto Puerto Rico. En 1521 retornó a La Florida para fundar una colonia como gobernador.

Las instituciones regionales, una muestra de la subordinación

Los verdaderos americanos, como hemos asumido conscientemente nuestra subordinación al imperio que sea, hemos creado una serie de instituciones en las que dejamos en claro que son “latinoamericanas” y no “americanas” como, por ejemplo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) y el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

Cuando se creó una nueva institución que intentaría quitarle protagonismo y poder a la Organización de Estados Americanos (OEA), hegemonizada por Estados Unidos, nuevamente se utilizó una denominación que pondría en evidencia esa subordinación y que, de hecho, limitaría su ampliación a otros países del continente. De este modo, como resultado de las Declaraciones de Cusco (8 de diciembre de 2004), de Brasilia (30 de septiembre de 2005) y Cochabamba (9 de diciembre de 2006) y en ocasión de la firma del Tratado Constitutivo en Brasilia, en mayo de 2008, se estableció la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), del cual participaron Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

En el preámbulo de ese Tratado Constitutivo manifestaron “su determinación de construir una identidad y ciudadanía suramericanas y desarrollar un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, para contribuir al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe”. La integración, la unión, el desarrollo sostenible, el bienestar de los pueblos y la resolución de los problemas regionales (pobreza, exclusión y desigualdad social), la integración energética, la integración industrial y productiva, el intercambio de información y de experiencias en materia de defensa, formaron parte de los objetivos constitutivos de la UNASUR[4].

Su creación se debió a que varios gobiernos de la región —los de Néstor Kirchner en Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador— se enrolaban ideológicamente en lo que se ha dado en llamar “progresismo”, vinculado a las tendencias desarrollistas, es decir que procuraba el desarrollo y el progreso de la sociedad en todos los ámbitos, particularmente en el político-social. De alguna manera, el progresismo es afín a la ideología de izquierda.

Desde entonces el mapa ideológico de la región ha sufrido grandes cambios en el sur de América y varios países han dado un giro hacia el centro y la derecha —o dicho de otro modo, hacia gobiernos más “liberales”—, como Ecuador con Lenin Moreno, Brasil con Jair Bolsonaro, Argentina con Mauricio Macri y, a fines de noviembre de 2019, Uruguay con el triunfo electoral de Luis Lacalle Pou. Sin embargo, en 2019, una serie de convulsiones que conmocionaron a Ecuador, Chile —considerado el “país modelo” de la región— y Bolivia, país donde los levantamientos de los sectores opositores derivaron en la renuncia y en el exilio de Evo Morales y en el nombramiento de Jeanine Añez como presidente.

Como consecuencia de estos cambios de gobierno, varios países de la región se retiraron de la UNASUR. Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Paraguay tomaron esa decisión.

El 12 de abril de 2019, la Argentina “denunció el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), a través de una comunicación dirigida a la República del Ecuador en su calidad de depositario y una nota detallada al Presidente Pro Tempore de este organismo regional, el Canciller del Estado Plurinacional de Bolivia”[5]. El comunicado de la Cancillería Argentina agrega:

Esta decisión fue tomada en el marco de la crisis que aqueja a ese Organismo, manifestada en la acefalía de la Secretaría General por más de dos años, así como una agenda con alto contenido ideológico y muy alejada de sus objetivos iniciales y el desorden administrativo que prevaleció en la organización los últimos tiempos. Este diagnóstico sobre la situación de la UNASUR es compartido por varios países de la región, algunos de los cuales, tal el caso de Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú, también tomaron la decisión de retirarse de la Unión.

Al comunicar su decisión a la Presidencia Pro Tempore, la Argentina ratificó su vocación y voluntad integracionista así como su disposición a explorar alternativas de integración regional más eficientes y con resultados tangibles para nuestras sociedades.

Al retirarse Ecuador, se consideraba que la sede del organismo se trasladaría a Bolivia pero la renuncia de Evo Morales abre dudas sobre el futuro del organismo. El 15 de noviembre de 2019, la canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, confirmó que su gobierno decidió la salida del país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y que analiza también el retiro de la UNASUR[6].

Como resultado de ello, solo Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela permanecerían actualmente como miembros de la UNASUR, es decir cuatro de los doce países firmantes.

En este contexto de cambios, mientras que Uruguay gira hacia la centroderecha con Luis Lacalle Pou, poniendo fin a 15 años de gobiernos del izquierdista Frente Amplio, Argentina retoma el camino del progresismo con Alberto Fernández, tras cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, quien dejó a su país en una crisis económica y moral.

El canciller argentino, Felipe Solá, ha manifestado la intención de que la Argentina regrese a la UNASUR y afirmó que la decisión de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia fue “una medida estratégica” para avanzar con el objetivo de “recrear” la UNASUR junto a países que son críticos del gobierno venezolano. Agregó que se encuentran dialogando con seis o siete países para “entablar conversaciones positivas” en ese sentido[7].

El potencial de la región

En 2013 expertos de la UNASUR propusieron realizar un inventario de las riquezas naturales de la región, así como la creación de un instituto de altos estudios sobre esta temática con el fin de diseñar estrategias para su aprovechamiento[8]. En la actualidad, la región —de una extensión de 17 millones de kilómetros cuadrados— cuenta con una población superior a los 400 millones de habitantes, posee el 32% del agua dulce y una gran riqueza en términos de biodiversidad (ocho millones de kilómetros cuadrados de bosques, dos océanos). En América del Sur también se encuentra “el triángulo del litio” —conformado por Argentina, Bolivia y Chile— que, según datos de 2018 del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), concentra alrededor del 67% de las reservas probadas de ese mineral y cerca de la mitad de la oferta global[9]. Otros informes consideran que ese porcentaje es aún mayor. Por su parte, Perú tendría uno de las mayores reservas de litio en Puno[10]. Este mineral es esencial para la fabricación de baterías de celulares, computadoras portátiles y autos eléctricos.

Venezuela es el país con mayores reservas mundiales de petróleo, 302.300 millones de barriles (1° de enero de 2018), conforme a información estadística obtenida de The World Factbook de la CIA (Central Intelligence Agency) de los Estados Unidos. En el listado de los países con las mayores reservas de petróleo del mundo se encuentra Brasil en el puesto número 14 (12.630 millones), Ecuador en el puesto 17 (8.273 millones) y Argentina en el 32 (2.162 millones).

Con respecto a las reservas mundiales de gas —según el The World Factbook—, Venezuela se encuentra en el 7° lugar de la lista. Sin embargo, el megayacimiento hidrocarburífero no convencional de Argentina, Vaca Muerta, sería la segunda reserva más grande de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional[11].

Vaca Muerta es una formación sedimentaria depositada en un mar de edad jurásica, en la Cuenca Neuquina. Fue denominada así en 1931 por el doctor en Geología y Paleontología estadounidense Charles Edwin Weaver (1880-1958).

La región cuenta, además, con otros minerales como plata (42%), cobre (38%), estaño (33%), hierro (21%), níquel (14%) y otro recurso estratégico que se inserta en la guerra comercial entre Estados Unidos y China: las denominadas “tierras raras”, que no son ni “tierras” ni “raras” sino un grupo muy variado de elementos químicos y tampoco son tan escasos. Por el contrario, son bastante abundantes, como por ejemplo el cerio que es el elemento 25º en la tabla de abundancia en la corteza terrestre, parecido al cobre[12]. Se trata de un conjunto de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). Estos elementos son vitales en la industria de alta tecnología.

La mayor parte de esas reservas se encuentran fundamentalmente en China[13] y en el marco de la guerra comercial entre ambas potencias, China consideró limitar la exportación de estos minerales críticos[14]. En la región, Brasil es —aunque muy lejos de China— el país que cuenta con reservas de estas tierras raras y que, actualmente, se encuentra alineado a los Estados Unidos, por lo que puede ser considerado como un proveedor de esos elementos si China decidiera no suministrárselos en el caso que la tensión se incremente entre ambas potencias.

Entre los puntos que deben considerarse es que la región es una gran productora y exportadora de alimentos y que sus habitantes hablan dos lenguas mutuamente inteligibles.

A modo de conclusión

En función de lo expuesto, creo conveniente citar nuevamente a Guillermo Emilio Magrassi quien, acaso por haber fallecido joven, no logró sembrar en profundidad sus ideas ni en nuestro país ni en América. En 1985, cuatro años antes de su muerte, escribió:

El país, al igual que la nación, sigue fragmentado. Somos como un archipiélago de islas separadas, vertical y horizontalmente, social y culturalmente. No basta siquiera con que podamos llegar a reconocer nuestra plurietnicidad, ni que lleguemos a encontrar en nuestra realidad pluricultural un motivo más o menos fundamental para ser pluralistas. Somos dependientes, periféricos, sobre todo culturalmente y porque no nos conocemos.

Esta visión acerca de la Argentina bien puede ser extrapolada y llevada a América. Tal vez cuando se refirió a “la nación” también podría haberlo hecho a América ya que podemos preguntarnos si es diferente la situación respecto a los denominados países latinoamericanos. Se escucha a la dirigencia hablar de “modelos”, de “imperialismo”, de “igualdad”, de “progresismo”, de “inclusión”, de “transparencia”, del éxito en la reducción de la pobreza, se ha reescrito la historia, se han puesto nuevos próceres en los altares pero casi nada ha cambiado. Prácticamente en absoluto. América sigue cautiva en la periferia, sigue cautiva de sus propias indefiniciones.

Los americanos del sur recurrimos a discursos ampulosos, a la creación de instituciones que demuestran escasa operatividad y no vamos al meollo del problema que, precisamente, se dirime entre integración y desintegración. La realidad es que en nuestros discursos se utiliza mucho el término “integración” pero en el fondo no avanzamos en ese camino a través de verdaderas metas comunes, de grandes obras de infraestructura —como un ferrocarril que abarque la región y permita la extracción de la producción y las importaciones con bajo costo de transporte y menor contaminación— o la creación de grandes empresas que nos pongan en el centro del escenario internacional. No desarrollamos una industria común para la defensa y nuestros países siguen integrando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), creado en 1947 —un año antes que la OEA— en función de los intereses de Estados Unidos, pero que quedó sepultado cuando Argentina quiso activarlo en 1982 durante el Conflicto del Atlántico Sur. No solo resulta inexplicable que la Argentina continúe formando parte de ese tratado sino que se haya intentado activarlo para “discutir la situación venezolana”, como un esfuerzo para que los países de la región tomen medidas contra países como Venezuela y Nicaragua, debido a que no se ha logrado un consenso en el seno de la OEA para presionar al gobierno de Maduro[15].

La dirigencia de la región tampoco ha encarado uno de nuestros mayores flagelos que es la corrupción, madre de buena parte de nuestros problemas económicos y sociales.

En líneas generales, carecemos de una dirigencia con un pensamiento geopolítico y estratégico. Carecemos de estadistas. En realidad, el mundo carece de estadistas como así también de filósofos o pensadores acordes a estos tiempos. A raíz de ello, nuestra América sigue sin definir su horizonte ni su identidad y, de esa manera, favorece los propósitos a los que se opone. La cuestión de la identidad es fundamental en el campo de las relaciones internacionales y un paso primordial para que la región encuentre su lugar en el mundo.

Debe reconocerse que, con todas sus falencias, se ha logrado una gran estabilidad en términos democráticos pero “democracia” no es una palabra mágica y nuestras sociedades esperan muchas respuestas y el pago de grandes “deudas internas”. Prueba de ello han sido las reacciones sociales de diverso signo en varios países de la región en 2019. Mientras tanto su dirigencia continúa aislada, distante y fragmentada de la masa poblacional y esquiva los grandes desafíos en pos de sus propios intereses.

Los países americanos se debaten entre dos polos, “progresismo” o “liberalismo”, ajenos a nuestros intereses y valores, sin lograr encontrar un modelo político propio, con objetivos propios y que respondan a los intereses de las naciones americanas como a los de sus respectivas poblaciones.

* Licenciado en Historia egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1991). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Editor del Anuario del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID). Autor de numerosos artículos publicados tanto en revistas académicas como en libros nacionales e internacionales y sitios web de Brasil, España, Polonia, Rusia y Corea. “Autor del libro Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires, Editorial Almaluz. 

** El presente artículo es una actualización y ampliación del artículo “América: el fracaso en la búsqueda de su identidad y de su unidad”, publicado por el CEID el 14/02/2011. Se aprecia que la tendencia a no definir una identidad y un modelo de desarrollo se ha agudizado.

Referencias

[1] Arturo Andrés Roig. Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México: Fondo de Cultura Económica, 1981.

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] “Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas”. Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, <https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/tratado-constitutivo-unasur.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[5] “La Argentina se retira de la UNASUR”. Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (República Argentina), Información para la Prensa N° 145/19, 12/04/2019, <https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/la-argentina-se-retira-de-la-unasur>.

[6] “Bolivia anuncia su retiro de la Alba y analiza su salida de Unasur”. EFE, 15/11/ 2019, <https://www.efe.com/efe/america/politica/bolivia-anuncia-su-retiro-de-la-alba-y-analiza-salida-unasur/20000035-4112073#>, [consulta: 16/11/2019].

[7] “El canciller Solá se refirió al regreso de la Unasur”. Jornada  (Argentina), 13/12/2019, <https://www.diariojornada.com.ar/261469/paismundo/el_canciller_sola_se_refirio_al_regreso_de_la_unasur/ >, [consulta: 14/12/2019].

[8] “Unasur plantea inventario para aprovechar la riqueza regional”. La Razón (La Paz, Bolivia), 30/05/2013, <http://www.la-razon.com/mundo/Unasur-inventario-aprovechar-riqueza-regional_0_1841815940.html>, [consulta: 10/10/2019].

[9] Andrés López, Martín Obaya, Paulo Pascuini, Adrián Ramos. “Litio en la Argentina. Oportunidades y desafíos para el desarrollo de la cadena de valor”. Ministerio de Educación, Ciencia, Cultura y Tecnología (Presidencia de la Nación), Banco Interamericano de Dearrollo (BID), 2019, 162 p., <https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/bid-litio-final.pdf>, [consulta: 20/11/2019].

[10] Litio: ¿Cuáles son los países con más reservas de este mineral? RPP Noticias (Perú), 18/07/2019,  <https://rpp.pe/economia/economia/litio-cuales-son-los-paises-con-mas-reservas-de-este-mineral-noticia-1137165>, [consulta: 01/08/2019].

[11] “Segunda reserva mundial: Vaca Muerta se llama la gran carta de crecimiento argentino”. BBVA, 16/12/2017, <https://www.bbva.com/es/segunda-reserva-mundial-vaca-muerta-llama-gran-carta-crecimiento-argentino/>, [consulta: 01/08/2019].

[12] Manuel Regueiro y González-Barros. “¿Qué son las tierras raras?”. Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (España), 28/05/2019, <https://www.icog.es/TyT/index.php/2019/05/que-son-las-tierras-raras/>, [consulta: 11/06/2019].

[13] Ídem.

[14] Macarena Vidal Liy. “China afila sus armas en la guerra fría tecnológica que ha llegado para quedarse”. El País (España), 25/05/2019, <https://elpais.com/economia/2019/05/24/actualidad/1558721900_205236.html>, [consulta: 11/06/2019].

[15] Joel Gutiérrez. “El TIAR podría ser usado contra Venezuela ante falta de votos en la OEA, según diplomáticos”. VOA, 03/12/2019, <https://www.voanoticias.com/a/el-tiar-podria-ser-usado-contra-venezuela-ante-falta-de-votos-en-oea-segun-diplomaticos/5191566.html>, [consulta: 05/12/2019].