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PRECIOS CUIDADOS SALUD DESCUIDADA

Iris Speroni*

Si es un producto distinto, debería llevar otro nombre.

La buena nutrición es la piedra angular de la salud de las personas.

Tengo 58 años de edad. Cuando era niña comía galletitas tales como Lincoln, Manon, Rhodesia, Chocolinas o Merengadas. Bebía Nesquik. No mucho porque en casa eran de comida sana y fruta.

Hace ya varios años que todos esos productos y otros no dulces como Express o Criollitas saben diferentes a lo que recuerdo. En un principio creí que era un caso de “lo de antes fue mejor”. Muchas veces la nostalgia es de la propia juventud y no otra cosa.

Entonces decidí dar una segunda mirada. ¿Cambió algo? ¿Será la misma fórmula? En resumen: ¿son los mismos productos o son otros disfrazados? ¿Sólo conservan la apariencia?

La industria de elaboración de alimentos 

Durante el gobierno del presidente Menem muchas de las empresas tradicionales argentinas, algunas centenarias, se vendieron. Terrabusi, Bagley, Chocolate Águila en su mayoría pasaron a manos de grandes corporaciones alimenticias internacionales. Aún las empresas argentinas que crecieron y se convirtieron en multinacionales (¡aleluya!, queremos grandes empresas argentinas, son todo un orgullo) vendieron parte de sus paquetes accionarios a extranjeros.

Hay muchas razones dentro de estas ventas. Creo que acá corresponden para nosotros las mismas consideraciones que Walter Ellis razonó para Gran Bretaña. ¿Por qué los capitalistas nativos no invierten en su propio país? Lo explica Ellis en ¿POR QUÉ GRAN BRETAÑA VENDIÓ TODAS SUS COMPAÑÍAS? Básicamente, es un tema de confianza. Si al país le va mal, el argentino nativo capitalista pierde toda su inversión (o la parte del portafolio personal que tenga en esa empresa, que puede ser el 80%, 50%, 25% del total). Si a una megacorporación alimenticia le va mal aquí, perderá entre 0,1%, el 2% de su negocio. Mientras, se llena los bolsillos con rendimientos que no obtiene en ningún otro lado y – lo más importante – domina porciones relevantes del negocio alimentario internacional. Las multinacionales miran – correctamente – el negocio de otra manera.

Cuando se instalaron las grandes empresas norteamericanas o suizas en Argentina supuse que pasaríamos a exportar al mundo. ¿Por qué no? ¿Por qué no exportar galletitas, caldos de sopa, copos de maíz, o papas fritas de copetín desde aquí? Nada de eso sucedió. Me equivoqué. Abastecen al mercado interno, con un sistema de consolidación del mercado y, como si esto fuera poco, a veces importan productos alimenticios elaborados de Brasil o México. Ejemplo: los copos de maíz Kellogs, como si acá no pudiéramos hacerlos.

Supermercados e industria alimenticia

En cuanto al mercado interno, en las dos últimas décadas se armó un mecanismo perverso. En la ciudad de Buenos Aires el 75% de la venta minorista de alimentos está en manos de las cadenas de supermercados. Empeoró con la intendencia de Macri-Larreta, quienes autorizaron los “locales de cercanía” de Carrefour. El resto de las ventas está en manos de los minimercados gerenciados por ciudadanos chinos. Del almacén de los gallegos queda poco y nada.

En el interior la participación de los conglomerados es menor que en la capital. 

“Precios Cuidados” garantiza que las cadenas ofrezcan un precio igual o levemente inferior al de los comercios pequeños. Provoca que las familias acudan a comprar al lugar bendecido por el gobierno en detrimento del resto. En economía se denomina “desvío de comercio”. Es el gobierno quien envalentona la concentración (*).

No me interesa hablar de la comercialización sino de las cadenas elaboradoras. Lamentablemente, ambos negocios están íntimamente relacionados.

¿Cuál es el gran problema con todo esto? Que los supermercados son un vehículo de comercialización de las grandes empresas. La falta de acceso al público por ausencia de canales de comercialización abiertos deja afuera a las empresas elaboradoras de alimentos pequeñas y medianas. Funcionarios, supermercadistas (extranjeros en su mayoría) y grandes empresas elaboradoras (extranjeras en su mayoría) trabajan mancomunadamente para concentrar el mercado y dejar afuera a los criollos.

Obviamente el discurso público de los funcionarios contradice sus actos. Esto es parte de la psicopatía de todo político del siglo XXI. Pero, como recomendaba Néstor Kirchner, hay que fijarse en lo que hacen y no en lo que dicen. Así que vemos a actuales y pretéritos secretarios de comercios golpearse el pecho y autodenominarse patriotas y defensores de “la mesa de los argentinos” cuando en realidad son y han sido funcionales a las empresas de alimentos de capitales extranjeros.

El Congreso votó una ley para que las pymes ingresen a las góndolas. Como todo lo que hacen, no sirvió. Tiene errores técnicos groseros que marqué cuando la estaban discutiendo.

La situación actual de comercialización y oligopolio es fácilmente reversible. Se deben generar nuevos canales de comercialización atomizados, que abaratarán la comida, infinitamente mejor que “precios cuidados”. Además de, por supuesto, eliminar impuestos a la venta de alimentos y a los combustibles (20% del costo).

“Precios cuidados” —reitero— es un mecanismo de consolidación para concentrar el mercado argentino.

Alimentos y Salud

Quiero volver al verdadero motivo de este artículo. Le saqué fotos a productos como chocolatines, alfajores, chocolatadas y galletitas. Todos ellos —¡incluso Cadbury!— contienen lecitina de soja. Por eso no tienen el mismo gusto que antes. Porque no son lo mismo que antes. Antes las galletitas no se hacían con soja. Por eso no deberían permitirles mantener el nombre, el logo, la marca. De ese tipo de cosas debería ocuparse la Secretaría de Comercio. Ah, cierto, está para otra cosa.

Alimentamos a los argentinos con soja y carne de feed-lot. Comemos hamburguesas caras (hechas con desechos y llenas de sal y conservantes) y salchichas rellenas de Dios-sabe-qué. Bebemos líquido en base a leche mezclada con chocolatada de soja. Caro y malo.

Voy a citar a la Jueza de EEUU, Ketanji Brown Jackson, egresada de Harvard: “No soy bióloga”. Tampoco médica, química o licenciada en nutrición. No sé si la lecitina de soja es buena o mala para el cuerpo. Cita al pie [1].

Lo que sí sé es que las galletitas y los alfajores, como originalmente los cocinaban nuestras abuelas, no tenían soja en ninguna de sus formas. Tampoco cómo los elaboraban las empresas hace tres décadas atrás. Sé que antes las Chocolinas no tenían el gusto a perro muerto que tienen en la actualidad. Que nuestros alimentos no deberían tener ni conservantes ni aceite de soja tratado ni aceites saturados.

Si queremos que nuestros hijos crezcan sanos [2] tendremos que cocinar los alfajores y las galletas nosotros. La harina y la maicena están libres de lecitina de soja (me fijé). Tampoco el dulce de leche (ninguna de las marcas lo contiene). Si le agregamos huevo y leche, ya tenemos un alimento sano.

No tienen soja. Harina, dulce de leche y preparado para tapitas de alfajor sin soja.

Cuando uno ve tantas mujeres jóvenes gordas, no es por falta de proteínas, como nos quieren engañar. Los argentinos comemos 110 kg de carne por año por habitante, 240 huevos por habitante por año. Somos uno de los pueblos que más proteínas ingiere del mundo. El doble que los alemanes. Todas las obesidades que vemos es por haber traído a la Argentina las fórmulas malsanas que se aplican en la elaboración de alimentos en los EEUU. Terminamos con la población con los mismos problemas de salud que allá. Lamentablemente.

Al pie agrego las fotos de galletitas, alfajores, chocolatines con el listado de los componentes. Es espeluznante. Un dato adicional: algunos artículos esconden en un doblez termosellado la descripción del producto. Cumplen con la ley (el envoltorio incluye lo exigido) pero lo ocultan de la vista del comprador. Fea la actitud.

Componentes del alfajor Oreo escondidos.
Futuro

Algún día tendremos un gobierno al servicio de los intereses de la Nación y de la salud de su pueblo, no como ahora. Cuando el momento llegue deberemos vigilar qué componentes se utilizan en la elaboración de alimentos y prohibir todo aquello que afecte en forma negativa. La buena nutrición es la piedra angular de la salud de las personas. Una buena alimentación nos aleja de los médicos. Deberán modificarse las formas de comercialización, habilitando la comunicación entre los consumidores (atomizados) y las pequeñas y medianas compañías elaboradoras (atomizadas). Comprobaremos que será “para el bien de todos y para el mal de ninguno”.

Notas

[1] Cito artículos que enumeran las bondades de la lecitina de soja y las contraindicaciones entre ellas que no deben consumirla mujeres embarazadas o en etapa de lactancia.

https://nutricionyfarmacia.es/blog/salud/fitoterapia/lecitina-de-soja-beneficios/

[2] Sería interesante que las empresas que venden harina hicieran propaganda en los programas gastronómicos para instar a cocinar.

 

(*) Los gobiernos kirchneristas, el de Macri y el actual de Fernández se han llenado la boca con el control de precios (“precios cuidados”) y los arreglos con cámaras empresarias, cuotas de exportación, etc. Sin embargo han sido años de grandes privilegios para las cadenas de supermercados, que les han facilitado el incremento en la participación del negocio.

Esto va desde Menem (que autorizó, por ejemplo, un Jumbo en tierras del Regimiento de Patricios).  Kirchner permitió la fusión Jumbo-Disco en contra de todos los dictámenes de su propia tropa. Durante el gobierno de Cristina Fernández se acusó de contrabando a esta empresa de capitales chilenos. Fue sobreseída. El jefe de gobierno de Macri, Marcos Peña Braun, se relacionaba directamente con el negocio. 25 años de crecimiento sin descanso del sector.

Productos con Lecitina de Soja:

Galletitas, alfajores y chocolatines que contienen soja. La mayoría de ellos dentro del programa de “Precios Cuidados”.

Lo que me pegó en el corazón: Nesquik.

Si son otra cosa, que tengan otro nombre.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA). 

Artículo publicado originalmtnete el 07/05/2022 en Restaurar.org, http://restaurarg.blogspot.com/2022/05/precios-cuidados-salud-descuidada.html

ES LO QUE DAN

Iris Speroni*

 

– ¡Observen nuestra nueva ronda de sanciones!

– no más gas.

– más migrantes.

– acabemos con la carne.

– sin géneros.

– energía verde.

– impuesto al carbón.

– cuarta dosis.

– sin propiedad.

– ¿Estás seguro que esto nos ayudará a derrotar a los rusos?

– ¿Rusos?

*Posteado por William Cacusso https://twitter.com/williamcacusso/status/1519345795941687296

 

El viernes 29 de abril de este año escuché con atención al Sr. Jorge Castro en su intervención en el programa Industria Verde bajo la conducción del Ing. Huergo.

No es de extrañar que coincidiera con el expositor toda vez que varias de mis notas y mis dichos han sido inspirados y desarrollados a partir de los libros “Perón y la globalización” y “La visión estratégica de Juan Domingo Perón” de autoría del Sr. Jorge Castro [1].

Vamos a los conceptos vertidos. Señaló que gran parte de la riqueza del país es generada por el sector agropecuario y complementariamente por la industrialización de dichos productos (agroindustria). Estamos en condiciones de aumentar varias veces los volúmenes de producción y por lo tanto de exportación de innumerable cantidad de productos sin desatender el mercado externo. Vivimos una situación excepcional a nivel internacional a favor de los intereses de nuestra nación. Lamentablemente las decisiones de la nación las toman otros sectores y el campo no cuenta con una visión estratégica del país ni la forma de hacerla valer. Instó a brindar una estrategia para la nación y llevarla adelante.

Espero haber entendido todo correctamente. Si así no fuere, pido disculpas de antemano y haré las correcciones pertinentes cuando me las hagan notar.

Hasta acá Jorge Castro. Ahora arranco con mis añadidos.

El campo al igual que otros sectores que generan riqueza en la nación no forman parte del diseño estratégico de nuestro país ni participan de las decisiones —ni siquiera de las conyunturales, mucho menos de las estructurales—. Los medios de comunicación y las universidades (“La Catedral”), al igual que el conjunto de políticos y hombres públicos, es decir, la totalidad de la voz pública, defiende los intereses y el proyecto de futuro de quienes viven de los sectores sin voz (trabajadores activos y pasivos, campo, pymes, programadores de sistemas, profesionales monotributistas y/o independientes, y un largo etcétera). “Quienes gobiernan” ofrecen permanentemente cómo quitarle riqueza a cualquiera o a varios o a todos estos sectores sin voz. Lo expuse en EQUILIBRIO INESTABLE.

“Quienes gobiernan” es el mote que le puse a un conjunto de personas miembros de la política; o de cámaras empresariales como la banca, la industria automotriz, la minería, las petroleras, algunos sectores industriales (no todos), algunos “agroindustriales”; o algunos sindicalistas (no así los trabajadores). Todos ellos defienden sus propios intereses que consisten en lo político pervivir y preservar su lugar de privilegio, en lo económico continuar la succión de la riqueza de la nación para sí. Todos ellos se conocen se llevan bien más allá de alguna disputa menor, y pretenden continuar su marcha. Lo desarrollé hasta el hartazgo.

Me interesa el resto de nosotros. Los que no tenemos ni voz ni voto ni en nuestro presente ni en nuestro futuro (además de que nos cuentan cambiada la historia).

Los trabajadores formalizados sufren desde hace más de una década: salarios bajos y en retroceso, impuesto a las ganancias sobre el sueldo, desempleo creciente, inflación. Los trabajadores informales sufren precarización, inflación. Los trabajadores pasivos sufren la inflación y algunos hasta deben pagar impuesto a las ganancias. En ninguno de estos casos los supuestos representantes han protestado con seriedad, de tal forma que sea creíble, por ninguna de estas injusticias que no nacen del aire sino que son producidas por “quienes gobiernan” en cualquiera de sus submarcas: Cristina Fernández, Mauricio Macri o Alberto Fernández. Debo recordar que sindicalistas han apoyado a Macri aún después de que no quitó el impuesto a las ganancias al sueldo del trabajador. El sueldo no es ganancia. Sindicalistas han apoyado a Cristina Fernández, a pesar de la precarización del 50% de los trabajadores y de que un millón de asalariados pagaran impuesto a las ganancias. Sindicalistas sostienen al actual gobierno a pesar de que se han incrementado los perjuicios sostenidos por ambas administraciones anteriores. La inflación es responsabilidad del gobierno. Los impuestos son responsabilidad del gobierno. Generar las condiciones para la precarización laboral es responsabilidad del gobierno. Alberto Fernández, en particular, en forma descarada, ha defendido la economía informal y clamó ante la Asamblea Legislativa que pensaba incrementarla. Lo logró.

El campo no está mejor. Tironeado cual Tupac Amaru por sus proveedores (semillas, agroquímicos, maquinaria agrícola, farmacéuticas veterinarias), por el estado (SENASA, gobiernos municipales, provinciales y federal por impuestos, trabas burocráticas y servicios inexistentes o defectuosos) y por sus clientes (cerealeras, alimenticias, frigoríficos), no es dueño ni de su negocio ni de su margen económico.

Ambos sectores no tienen un proyecto estratégico para el país y se defienden como pueden de las condiciones generadas por “quienes gobiernan” en cualquiera de sus submarcas.

Ambos sectores, y otros sectores más que también son huérfanos, no tienen voz pública, ni siquiera para quejarse o peticionar a las autoridades en cosas mínimas como que no haya inflación (una decisión gubernamental), que las tasas de interés sean más bajas (una decisión gubernamental) o que se bajen los impuestos (una decisión gubernamental).

En LA PARTICIPACIÓN DEL CAMPO EN LA VIDA PÚBLICA ARGENTINA propuse que el campo integre los órganos colegiados de nuestra patria. Es válido no sólo para este sector sino para todos los desangelados. Propuse esta forma y no otra porque es la prevista en el artículo 1º de nuestra Constitución. Si alguien tiene otra forma, que lo diga.

Ahora bien. Si no hay proyecto estratégico de nación, todos seremos veletas al viento. Hay que tenerlo y ofrecérselo al país. Mejor que lo que hay va a ser.

Es lo que dan

Acá voy a la otra cara de la moneda. “Quienes gobiernan” en EEUU decidieron que no podían aguantar a Trump e hicieron trampa para gobernar ellos. Lograron lo que querían, gobernar. ¿Esto es lo que pueden dar? ¿Inflación, desasosiego, una nueva guerra?

Schwab es el vocero de “quienes gobiernan” en el mundo. Nos adelanta todas sus fantasías de lo que quieren para nosotros, como nuevos déspotas ilustrados. Pero cuando pasan a la acción con sus interventores elegidos desde jovencitos (“handpicked”), instruidos y aleccionados, no nos ofrecen un futuro venturoso. El proyecto estratégico para la civilización que tan pomposamente pretenden dirigir sólo da magros resultados. Me refiero no sólo a Biden sino a Trudeau, Macron, Rutte, Ardern, Morrison.

En el plano local “quienes gobiernan” sólo saben desaprovechar situaciones internacionales favorables que permitirían prosperidad, pleno empleo, buenos salarios para los trabajadores y buenos beneficios para las patronales. Una y otra vez. Porque el “proyecto”, en cualquiera de sus submarcas (K, PRO, CC, UCR) sólo nos trae retroceso, pobreza, precarización, baja de autoestima, humillaciones y desesperanza.

Futuro

Considero que estamos en una situación inmejorable. Las condiciones internacionales están a nuestro favor (competidores nuestros salieron momentáneamente del mercado) y porque “quienes gobiernan” han demostrado acabadamente en la Argentina y en el resto de Occidente que su deseo de poder no posee ninguna cualidad excepto esa: perdurar en el poder. No tiene nada para dar. Al menos no a nosotros, los comunes.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Referencias

[1] Jorge Castro. Perón y la globalización. Buenos Aires: Ed. Catálogos, 1999.

Jorge Castro. La visión estratégica de Juan Domingo Perón«. Buenos Aires; Ed. Distal, 2012.

 

Notas citadas

Equilibrio inestable

http://restaurarg.blogspot.com/2019/12/2020.html

La participación del campo en la vida pública argentina

http://iris-speroni.blogspot.com/2020/03/la-participacion-del-campo-en-la-vida.html

Artículo publicado originalmente por Restaurar.org, el 30/04/2022, http://restaurarg.blogspot.com/2022/04/es-lo-que-dan.html

VIVAMOS TODOS DEL CAMPO

Iris Speroni*

Estamos en un desequilibrio que espirala en forma caótica.

 

En enero 2020 la Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario, amablemente, publicó una nota donde urjo a las personas con intereses en la producción agropecuaria a: a) acercarse a la política —la polis, el lugar común donde se tratan los temas que nos atañen a todos—, b) leer el artículo primero de la Constitución Nacional, donde se establecen las reglas de juego para nuestra convivencia, y c) representar los intereses de sus familias donde corresponde, esto es, en los órganos colegiados de nuestra República.

¿Por qué? Porque el status quo está en manos de unas personas que creen que es su derecho vivir a costa de una parte de la sociedad, más precisamente, a costa de quienes producen bienes agropecuarios.

Antes de que salten los que ven a los trabajadores como el enemigo, aclaro. No. No me refiero a los beneficiarios de planes sociales. Ellos son sólo una parte de nuestros males y, en todos casos, son personas a las que la propia política les ha acotado su libertad de acción, esto es, su posibilidad de ganarse la vida con un trabajo en blanco y bien pago. Es una voz comprada al sólo efecto de ser silenciada.

Me refiero a todos aquellos que integran la coalición gobernante y han armado una serie de artilugios para apropiarse de dinero ajeno como: 1) la banca con su bola gigante de Letras del BCRA; 2) los proveedores del Estado; 3) el Club de la Obra Pública (Cámara Argentina de la Construcción); 4) el Club “Traigamos autos berretas y caros de Brasil” (ADEFA); 5) laboratorios de medicamentos proveedores de hospitales públicos, PAMI, Plan Nacional de Vacunación y Plan Nacional de Castración de Niños y Adolescentes [1] también conocidos como Big Pharma (Grandes Empresas Farmacéuticas); 6) empresas de servicios públicos (actualmente en manos de fondos de inversión que no son más que los administradores de patrimonios de políticos argentinos); 7) transportistas de pasajeros corta, media y larga distancia, también en manos de políticos; 8) las fundaciones y asociaciones civiles (mal llamadas ONG’s); 9) “industriales” que viven lloriqueando créditos a tasa real negativa y preferentemente no reembolsable, subsidios, aranceles preferenciales y, ahora, no pagar indemnizaciones al personal; 10) los mil y un kioskos para quedarse con el dinero público. 

Los que ejecutan la transferencia de riqueza desde las familias y las empresas al Estado y desde el Estado a todos los ya nombrados son los políticos. Como los montos involucrados son cada vez más grandes, la parte que piden los miembros de la “política” para ser los responsables operativos de la maniobra es, a su vez, cada vez mayor.

Así estamos en un desequilibrio que espirala en forma caótica.

A este esquema político y económico le doy el nombre de “VIVAMOS TODOS DEL CAMPO”. No se trata más que del viejo plan Prebisch (el que se aplicó en 1955). Raúl Prebisch ha sido ascendido a calidad de prócer por la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Su concepción económica es la base del desarrollismo, del radicalismo (en cualquiera de sus versiones), de la incomprensible izquierda local (problemas de brújula), y post-Alianza, del kirchnerismo. Todo lo que regurgitan los supuestos economistas del Instituto Patria no es más ni menos que refritos de Prebisch. No debe extrañarnos, ya que sus ideas son el corazón ideológico de la CEPAL, del cual fue director, institución que abandonó para asumir como Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Como verán, el plan “Vivamos todos del campo” ya cuenta con varios añitos. Es curioso como los antiperonistas endilgan al peronismo este plan que en su cara pública es más o menos así: “saquémosle dinero a los productores agropecuarios, total ganan demasiado dinero, y se lo damos a gente que quiera establecer una industria, o subsidiamos la energía eléctrica para abaratarle los costos a dichos industriales o para inventar empleo público que maquille el índice de desocupación”.

El plan es exitoso, por lo menos en lo más importante: perdurar. Sobrevive porque tiene una masa de beneficiados numerosa y porque los damnificados se quedan piolas en el molde mascullando bronca pero quietitos.

Esto no quiere decir que entre los beneficiados no haya reyertas internas (y/o peleas a sangre y fuego). Que la coalición gobernante esté en estado de ebullición permanente no impide mantener la voluntad de quitarle la rentabilidad al sector más productivo del país con el objeto de apropiársela.

¿Qué hacen los miembros de la coalición gobernante con ese dinero? Algunos la embolsan y la sacan del país. Si bien nunca les pasó nada en los últimos 70 años, siempre puede aparecer un juez codicioso y/o traidor que les embargue los bienes. Por eso desde funcionarios de tercera como Romina Picolotti o el secretario privado de Kirchner ponen su dinero en el exterior, hasta sindicalistas (Santamaría) y grandes popes de los grupos empresarios nombrados colocan parte de sus fortunas a resguardo de la justicia local.

No sólo es por miedo a una inexistente justicia. También porque el esquema económico que tan útil es para apropiarse de la rentabilidad del agro hace imposible que cualquier negocio legítimo sea rentable en la Argentina. O una cosa o la otra. Eligen, entonces, seguir como estamos.

La coalición gobernante podría dejar parte de la rentabilidad agropecuaria en el propio sector para que éste reinvierta, lo que provocaría un aumento de la producción y por lo tanto de las ganancias (¡más dinero para robar, muchachos!). Sería un ciclo beneficioso no sólo para los gobernantes sino para todo el país por la capacidad de reproducción de riqueza que genera. Pero el cambio que sugiero pone en riesgo la estabilidad de todo el esquema armado. ¿Qué pasaría si algunos miembros de la coalición gobernante se dieran cuenta que ganan más con una Argentina productiva en lugar de una parasitaria y deciden defeccionar? ¿Qué pasaría con los trabajadores del sector que con esta variación cobrarían mejores sueldos? O peor aún, ¿si los paganini levantan la cabeza y quieren decidir sobre los destinos del país? ¿Si la coalición gobernante entra en crisis y pone en riesgo todo el andamiaje?

Lo mejor es dejar todo como está, total la coalición está firme al frente del país y el proyecto “vivamos todos del campo” está fuerte y coleando.

Si tienen dudas de lo que digo, vamos a los hechos. Con una diferencia de cambio del 100% entre oficial y paralelo todo el 2021, (el BCRA se queda con la mitad de la cosecha y de las exportaciones de carne), con derechos de exportación e impuestos al cheque y a las ganancias e inmobiliario, la producción agropecuaria general aumentó respecto al año anterior. Por lo tanto, la coalición gobernante – siempre apoyada por los técnicos del FMI que sugieren una y otra vez aumentar los derechos aduaneros – domina el fino arte de esquilmar casi casi hasta rozar la piel.

El “establishment” prebisheano y el statu quo

Los defensores de la teoría prebischiana (desarrollistas-radicales-Plan Fénix-Instituto Patria-troskos – etc.) dirán que lo importante es industrializar, que los países fuertes no viven del campo y sí de la industria. Que el campo es riqueza primaria (y por lo tanto supuestamente sin valor, como si la riqueza no fuera riqueza venga de donde venga). Que lo que da trabajo es la industria. Estos argumentos los escuchamos miles de veces por décadas. En la actualidad los repiten todos los días en C5N, TN, IP, Diputados TV, Canal Nueve. En fin, todos. Diputados y senadores, no importa de qué facción de la coalición gobernante provengan, son fieles sacerdotes del culto prebisheano.

Sin embargo es todo mentira. La industria no es la única que da trabajo. El campo no es riqueza primaria porque necesita numerosos insumos que forman parte de un combo inescindible. No puedo hacer ganadería sin alambradas; por lo tanto necesito a Acindar. Para criar chanchos requiero obra civil. Para sembrar, semillas y fertilizantes. Camiones y vagones de FFCC para el transporte. Silos. Maquinaria.

Pensar en el sector agropecuario como una actividad económica primaria es tan retrógrado como el Plan Prebish. No es de extrañar. Esa clasificación la inventó un economista ruso-norteamericano (en realidad muy soviético), don Wassily Leontieff, 1906-1999. Creó su tabla de ingreso-producto basada en, ¡sorpresa!, Karl Marx, en 1931, su tabla dinámica en 1953 y recibió el premio Nobel en 1976. Son contemporáneos. Ambos, obviamente, deslumbran a todas las facetas ideológicas argentinas que son el soporte académico y propagandístico del Plan “Vivamos todos del campo”, más conocido como Plan Prebish / Fénix / Instituto Patria / Lavagna-de Mendiguren / UCR / desarrollismo.

Esta propaganda pro industrialismo anti agro también miente cuando dice que los países industrializados no pierden el tiempo con la producción de productos mal llamados primarios. Al pie daré las exportaciones de trigo, soja, maíz, carne vacuna, carne porcina, carne aviar, queso, almendras, nueces de EEUU, Canadá, Francia, Alemania. Países que bajo ningún concepto se pueden calificar de “economías primarias” [2].

Exportar carne de cerdo está bien para EEUU y Alemania. Acá es una actividad que se castiga, más allá de algún negociado con nombre y apellido para tratar de estafar a chinos (¡suerte con eso, campeones!). 

Plan Agropecuario – Futuro Posible

Lo que hay que hacer es fácil. Tipo de cambio alto, derechos aduaneros nulos o mínimos, impuesto a las ganancias en cabeza de las provincias. Riego y forestación en las zonas de secano (Andes, Patagonia, oeste de la Región Chaqueña), puertos sobre el Paraná, flota fluvial mercante, flota marina mercante, FFCC.

Llevar los rodeos: i) vacuno a 200 millones de cabezas, ii) ovino a 40 millones, iii) caprino a 10 millones, iv) porcino a 15 millones, v) equino como está o un poco más. Necesitamos para esto una fuerte inversión en frigoríficos y curtiembres en todo el país.

Aumentar la acuicultura en particular de moluscos (Tierra del Fuego y Santa Cruz) y pescados de agua dulce en las lagunas naturales o artificiales (diques). Conquistar el Mar Argentino.

Aumentar la producción de frutas secas, finas y tradicionales (pepita y cítricos), olivares, viñedos, forestación – para las próximas generaciones -, gusanos de seda, legumbres (muy bien conceptuadas en el exterior), maní y otros cultivos de secano de alto valor por tonelada como la alfalfa o el azafrán. En fin, las posibilidades son infinitas y podríamos exportar diez veces los volúmenes actuales. Todos tendríamos trabajo bien pago y viviríamos como reyes.

Pero no con los actuales gobernantes al frente de los destinos de la Nación.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Lecturas relacionadas

La participación del campo en la vida pública argentina

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Antes de que nos lleven puestos

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La gran mentira de la Argentina agroexportadora

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Notas

[1] https://www.argentina.gob.ar/noticias/guia-de-atencion-de-la-salud-integral-de-personas-trans-travestis-y-no-binarias  https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2020-10/guia-salud-personas-trans-travestis-nobinarias.pdf  https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2021-06/2021-06-24-recomendaciones-para-la-atencion-integral-de-la-salud-de-nineces-adolescencias-ttnb.pdf 

[2] Exportaciones 2020.

 

Exportaciones de porotos de soja. EEUU 25,5 miles de millones de dólares.
Exportaciones de soja. EEUU 444 millones de dólares.
Exportaciones de trigo. Francia 535 millones de dólares, Canadá 2.280 millones de dólares, EEUU 1.040 millones de dólares.
Exportaciones de maíz. EEUU 9.720 millones de dólares.
Exportaciones de carne porcina. Dinamarca 3.210 millones de dólares, EEUU 5.880 millones de dólares, Alemania 4.870 millones de dólares.
Exportaciones de carne aviar. EEUU 3030 millones de dólares.
Exportaciones de carne vacuna. EEUU 3.290 millones de dólares.
Exportaciones de almendra. EEUU 3.540 millones de dólares.

Artículo publicado originalmente por Restaurar.org, el 16/04/2022, http://restaurarg.blogspot.com/2022/04/vivamos-todos-del-campo.html