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LA CANCILLERÍA ARGENTINA ¿DECIME QUIÉN SOS VOS, DECIME ADÓNDE VAS?

César Augusto Lerena*

Por el artículo 18º de la Ley 22.520 le compete a la Cancillería Argentina asistir al Presidente de la Nación en todo lo inherente a las Relaciones Exteriores de la Nación con los gobiernos extranjeros, la Santa Sede y las entidades internacionales y, entre otras cosas, «entender desde el punto de vista de la política exterior en la elaboración e interpretación de los tratados, pactos, convenios, protocolos, acuerdos, arreglos o cualquier otro instrumento de naturaleza internacional…» y por el artículo 1º de la Ley 20.957 de la Carta Orgánica del Servicio Exterior de la Nación el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto tiene por función ejecutar la política exterior nacional, preservando, defendiendo y resguardando la soberanía, dignidad e interés de la República en el ámbito continental y mundial y por su artículo 24º prohíbe a los funcionarios del servicio exterior de la Nación “asumir la representación o protección de los intereses de un tercer Estado o de sus nacionales” y “efectuar declaraciones que comprometan la política interna o externa de la República” y en el caso de que los funcionarios no guarden fidelidad a la Nación y a la Constitución Nacional son pasibles de exoneración (Art. 43º). Parece claro que subordinar la política internacional argentina a la que fije Estados Unidos o Israel u otro país no se ajusta a lo prescripto a estas leyes. Una cosa es acompañar determinadas políticas y otra aceptar a raja tabla políticas extrañas.

Suscribo a la opinión de Diego Guelar a quien le “sorprendió más la designación que la salida de Mondino”. Suena gracioso, pero los argentinos estamos hartos que gran parte de los funcionarios ―administradores de nuestro Consorcio Nacional― sean ineptos. Aunque no suelo hacer “leña del árbol caído”, la Sra. Diana Mondino consideró “que todos los chinos son iguales”; manifestó que “los isleños tienen derechos”; acordó “el Pacto Mondino-Lammy” que reedita el Pacto Foradori-Duncan que promueve eliminar todos los obstáculos para desarrollar Malvinas; y “denominó Falklands en lugar de Malvinas”; una política más bien propia del personaje “Boluda Total” del comediante Fabio Alberti que acciones responsables de una Cancillería. Y que, pese a bañarse (no nos consta) y saber inglés, se ve que no estaba suficientemente habilitada para conducir semejante responsabilidad que le exige ―antes que todo― conocer la problemática del país y ser “un hombre” de mundo.

Por su parte, el presidente Javier Milei, quién manifiesta que “cuando iban a mis actos había muchas banderas de Israel”, en un evidente menoscabo a la bandera nacional ―ya que por la Ley 23.208 existe una sola enseña patria para todos los argentinos― no solo echó a la Canciller Diana Mondino por “un error imperdonable que le costó el puesto en treinta minutos” sino que además trató de imbéciles, arrogantes y traidores a la patria a aquellos diplomáticos al oponerse al boicot a Cuba, acompañando al tradicional voto argentino en las Naciones Unidas, como lo hizo todo el mundo y, muy particularmente, aquellos países que acompañan a Argentina en su reivindicación sobre la soberanía plena de Malvinas. Posición Argentina, por la que consideró que los diplomáticos “votaron cualquier cosa”, amenazando con sumariarlos y echarlos.

El amenazante Milei parece ignorar la vigencia ―entre otras― de la Ley 24.871 promulgada por su admirado Carlos Menem que reza en sus artículos 1º y 2º: «Las leyes extranjeras que, directa o indirectamente, tengan por objeto restringir o impedir el libre ejercicio del comercio y la libre circulación de capitales, bienes o personas en detrimento de algún país o grupo de países… Serán también absolutamente inaplicables y carentes de efectos jurídicos las leyes extranjeras que pretendan generar efectos extraterritoriales a través de la imposición de bloqueo económico, la limitación de inversiones en un determinado país, o la restricción a la circulación de personas, bienes, servicios o capitales, con el fin de provocar el cambio de la forma de gobierno de un país, o para afectar su derecho a la libre autodeterminación. Ninguna persona, física o de existencia ideal, puede invocar derechos, ejecutar o demandar la ejecución de actos, ni ser obligada a obedecer u observar, ya sea en forma activa u omisiva, medidas, directivas, instrucciones o indicaciones que sean consecuencia de la aplicación extraterritorial de las leyes extranjeras indicadas en el artículo anterior» y, por cierto, no podrá alcanzar ninguna sanción formal a los diplomáticos; aunque, en la práctica, es sabido podría afectar gravemente la carrera de los sumariados, sus ascensos y destinos, con el consabido freezer. La Casa, no es el mejor abrigo para los diplomáticos que se prepararon y revalidaron títulos para representar al país fuera de la Argentina.

Los diplomáticos están en estado deliberativo por estas amenazas; pero, yo entiendo, que más allá del daño moral y a la carrera profesional que cada uno de ellos pueda sufrir, el daño de la parálisis que provocará en el cuerpo diplomático será mucho más importante, cuando mayor estrategia se necesita para afrontar los grandes desafíos del mundo y la interpretación acabada de las potenciales y capacidades de la Argentina.

En el mejor de los casos, la Cancillería dependerá de un Presidente y de un Canciller iluminado sin contar con toda la estructura capacitada y experimentada que ―por supervivencia― evitará el debate de ideas y la emisión de informes internos contrarios al pensamiento único. Florecerán los amanuenses, los correveidiles, los genuflexos e idiotas que poco servicio podrán prestarle a la Nación.

Por cierto, a quienes intenten sancionar a diplomáticos por sus ideas se encontrarán violando ―entre otras― la ley 23.592 que adopta medidas, para quienes arbitrariamente impidan el pleno ejercicio de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional quienes podrán ser reprimidos con prisión por alentar o incitar a la persecución o el odio contra una persona o grupos de personas a causa de sus ideas políticas.

Mientras ello ocurre el buque británico Sir David Attenborourgh con bandera “Falklands” ingresa al Río de la Plata dentro del área del Tratado del Río de la Plata suscripto por Argentina y Uruguay en 1973/74 sin que se haya informado a la Argentina conforme al Decreto 256/10 y violando la Declaración de la Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños (CELAC) de 2011 sobre los derechos argentinos de Malvinas que prohibía toda logística a buques con bandera “Falklands”, sin que ni siquiera haya una declaración de repudio de la Cancillería. ¿El efecto de la “obediencia debida” al pensamiento único del Presidente comenzó a funcionar?

Que Siga el corso, como escribió Francisco García Jiménez.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca – ex Secretario de Estado. Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL). Web: cesarlerena.com.ar

MADURO, EDMUNDO Y EL «MÉTODO OBIANG»

Roberto Mansilla Blanco*

El exilio de la oposición política bajo un clima de intimidación, represión y mediación internacional es un método tradicional en los regímenes dictatoriales como mecanismo táctico para sobrevivir en aguas turbulentas. Visto con cierto paralelismo histórico, lo que está ocurriendo hoy en Venezuela muestra algunas semejanzas con lo sucedido en las últimas cuatro décadas en Guinea Ecuatorial, un escenario que conviene recordar porque en ambos casos existe un actor implicado, en este caso España, como maestro de ceremonia.

La decisión del gobierno español de Pedro Sánchez de aceptar este 8 de septiembre el asilo político para el líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia, a quien muchos países reconocen como el legítimo ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio (28J), supone un factor inesperado dentro del delicado equilibrio de poder en Venezuela.

Los medios de comunicación han reflejado la mano del ex presidente español José Luís Rodríguez Zapatero como supuesto artífice del asilo político de González Urrutia, en connivencia con la recién nombrada ministra de Petróleo y vicepresidente venezolana Delcy Rodríguez, cuyo peso es cada vez más ascendente dentro de la estructura de poder del «madurismo». Un dato a tener en cuenta: las exportaciones de petróleo venezolano comienzan a recuperar su ritmo, siendo España uno de los beneficiados.

El «modelo guineano»

¿Qué tiene que ver Guinea Ecuatorial en todo esto? Directamente nada pero como referencia puede servir para intentar arrojar algunas claves que permitan definir hacia dónde se dirige la política venezolana, particularmente una oposición que comienza a experimentar las dificultades del exilio. Madrid, como Miami, se ha convertido en el centro del exilio político venezolano, destacando la presencia de líderes como Antonio Ledezma y Leopoldo López, además de decenas de activistas políticos. Una lista a la que se suma ahora González Urrutia.

Colonia española hasta 1969, Guinea Ecuatorial transitó hacia un régimen cada vez más autocrático cuando en 1979 el militar Theodore Obiang tomó el poder vía golpe de Estado contra el entonces presidente Francisco Macías. Desde entonces, Obiang instauró un régimen personalista y autoritario que lleva 45 años de duración y en la que el fraude electoral parece ser una herramienta eficaz para preservar su poder. País petrolero con importantes recursos minerales en su subsuelo, factor que le da cierto peso estratégico a nivel geopolítico, el régimen de Obiang se ha mantenido en el poder a fuerza de represión, intimidación, violaciones de derechos humanos así como un hábil pragmatismo que le permitió mantener una política de neutralidad dentro de la confrontación global de la «guerra fría» entre EEUU y la URSS.

El histórico líder de la oposición a Obiang, Severo Moto fue acogido por España en 1983 fundando en Madrid el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial. Desde allí organizó una especie de gobierno paralelo intentando influir infructuosamente en la situación política de su país de origen. Mientras Obiang fue reforzando su autoritario poder y ampliando sus alianzas exteriores, destacando además de Rusia y China el ex presidente venezolano Hugo Chávez, siendo el principal aliado geopolítico de Obiang en América Latina fortaleciendo acuerdos económicos y energéticos conjuntos, continuados y ampliados desde 2013 con Maduro en la presidencia, Moto fue cayendo cada vez más en la intrascendencia política para la clase política española. Con todo, sectores opositores intentaron infructuosamente un golpe contra Obiang en 2017.

La sintonía entre Obiang y Maduro es tal que el presidente guineoecuatoriano fue uno de los pocos líderes mundiales que felicitó al mandatario venezolano por su controvertida reelección el pasado 28J cuando el prisma del fraude electoral denunciado por la oposición venezolana recorría el mundo. En 2013 el mandatario guineano anunció la salida de su país de la Corte Penal Internacional (CPI), entidad que está investigando a Maduro desde 2021 por crímenes de lesa humanidad. No obstante, en los últimos meses, Obiang también está observando crisis internas por violaciones de derechos humanos. Previo a la salida de Edmundo de Venezuela, desde Buenos Aires se instó a la CPI a ordenar la detención de Maduro por violaciones de derechos humanos.

En 2006 Obiang visitó España entonces bajo el gobierno de Zapatero. Anteriormente también fue recibido por el ex presidente español José María Aznar. Otros altos representantes de la política española de colores políticos diferentes como José Bono, Mariano Rajoy, Miguel Ángel Moratinos o Josep Borrel, alto comisario de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, también han hecho lo mismo. Más allá de las violaciones de derechos humanos en Guinea Ecuatorial y de la activa presencia de la oposición guineana en España, Madrid hizo valer sus intereses vía realpolitik ante un actor incómodo pero necesario como Obiang al mismo tiempo que fue desestimando las expectativas opositoras de llevar a cabo una transición en el país africano, muy probablemente también por la debilidad y las fisuras internas dentro de la oposición ecuatoguineana.

¿Punto de quiebre o enfriamiento de la crisis venezolana?

La oposición venezolana debería así mirar con mayor atención el espejo guineano como una referencia a evitar. Los ojos están puestos en cómo asumirá María Corina Machado este nuevo contexto, si sale reforzada o, por el contrario, se verá más debilitada y a merced de cualquier arbitraria detención por parte del régimen de Maduro. Diversas fuentes observan que las protestas en Venezuela han perdido fuerza toda vez que Maduro juega al desaliento y la desmoralización entre las filas opositoras.

Pero el exilio de Edmundo abre un nuevo capítulo que, como cualquier parteaguas, implica nuevas expectativas. Desde el exilio se estima que González Urrutia iniciará una activa campaña internacional en la que mostrará pruebas sobre el fraude electoral del 28J. Opacado por la incansable figura de María Corina Machado, está por ver cuál será la capacidad real de persuasión de González Urrutia para convencer a la comunidad internacional hacia la transición política en Venezuela.

Maduro se atrinchera obstinadamente y corre el riesgo de un mayor  aislamiento regional abriendo una crisis diplomática con Brasil por el asedio a la embajada argentina en Caracas donde están refugiados otros líderes opositores. No obstante, la aceptación de Maduro del asilo político español para Edmundo supone una táctica dilatoria para ganar tiempo e intentar lavar su imagen internacional; un método muy similar al utilizado durante años por el régimen cubano con algunos de sus prisioneros políticos.

Por otro lado, con Edmundo fuera de Venezuela, debe observarse igualmente con atención cómo transitará a partir de ahora la mediación de Brasil, Colombia y México para buscar una salida a la interminable crisis venezolana, o si la misma tiene ya algún tipo de incidencia. Todo ello sin desestimar las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre próximo, particularmente en el caso del voto venezolano en EEUU, más proclive a apoyar al republicano Donald Trump.

Mientras Edmundo buscará revitalizar desde el exilio la causa democrática venezolana a nivel internacional, Maduro apuesta por alejar a la principal dirigencia opositora del centro neurálgico del poder en Caracas. Con ello busca, como en el caso de Obiang con Severo Moto, presionar políticamente para asegurar la intrascendencia del exilio venezolano.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

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IDEAS SOBRE LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA

Julio Ferrari Freyre*

La Política Exterior es la cara de la Argentina que el gobierno presenta al mundo en su accionar fuera de las fronteras del país como actor efectivo y responsable en el ámbito bilateral y como integrante de organismos multilaterales y debe en todo momento y en toda circunstancia promover los intereses nacionales tales como la recuperación de nuestras Islas Malvinas (actualmente ocupadas por una potencia extranjera), la defensa de nuestro legítimo reclamo del Sector Antártico que forma parte de la Provincia de Tierra del Fuego, la salvaguardia de nuestras fronteras, el desarrollo económico-social de nuestro país, el progreso de la Patria y de sus ciudadanos así como otras cuestiones que conforman la realidad nacional.

Simultáneamente, la Política Exterior debe sostener permanentemente los valores de nuestro país que involucran entre ellos el sistema democrático representativo, el federalismo, el respeto de los derechos humanos, políticos y sociales, la libertad de cultos, el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas, el respeto a la convivencia y al derecho internacional, el fomento de la fraternidad y de la cooperación con otros países, así como el acatamiento de la neutralidad frente a conflictos entre terceros países. Del mismo modo, la Política Exterior se despliega ante los organismos regionales e internacionales, en los cuales participa a través de sus iniciativas o de las que nuestro país pueda presentar ante los mismos.

Es también su tarea sostener los logros de nuestros ciudadanos en diversos campos, tales como la literatura, las investigaciones aeroespaciales y satelitales, los estudios e investigaciones en la Antártida, los desarrollos nucleares, los avances en las ciencias médicas y en la producción agropecuaria entre otros. Recordemos que de los cinco Premios Nobel que han recibido nuestros conciudadanos, tres han sido en las ciencias médicas. Argentina lidera la región latinoamericana en relación a estos galardones.

Nuestra Política Exterior NO debe ser una continuación de la política interna, partidaria, clasista o ideologizada, por el contrario, debe reflejar un equilibrio entre el marco conformado por los intereses y valores nacionales y las circunstancias y tendencias mundiales ―dinámicas, anárquicas y desordenadas― donde estará presente nuestro país.

Muchos políticos de los más variados niveles de responsabilidad han aprovechado sus cargos para verter nociones de la política exterior de nuestro país pensando principalmente en el pueblo consumidor de sus discursos y no en las posibles repercusiones que puedan tener sus palabras en otros Estados. En general, en sus discursos, no consideran como prioritarios los intereses y valores nacionales, nuestras políticas permanentes, nuestras tradiciones y los logros de nuestro país en diversas áreas.

Algunos de ellos aprovechan sus viajes al exterior para hacer denuncias contra el gobierno de turno o para atacar a las autoridades de alguna etapa anterior, a la oposición o a los adversarios sin advertir que a los circunstanciales auditorios extranjeros no les interesan los trapos sucios de la política interna argentina sino sólo los asuntos que afectan a sus países o a la situación internacional, razón por la cual criticar al gobierno o hablar mal de sus opositores no tiene mayor sentido para las personas que no conozcan o entiendan nuestras dificultades domésticas y sólo empaña la visión que tienen de la Argentina.

Al mismo tiempo, la Política Exterior debe reflejar y coordinar las visiones del Poder Legislativo y del Poder Judicial como así también los enfoques y las necesidades de las Provincias que conforman nuestra República, ya que puede ocurrir que una provincia o municipio pueda realizar acciones o incluso firmar acuerdos con otro gobierno sin tener en cuenta la posición del gobierno argentino, pudiendo esto repercutir negativamente en nuestra política exterior, nuestros reclamos e incluso en el respeto a nuestra Constitución Nacional. Un buen ejemplo es el acuerdo firmado entre las autoridades de Tierra del Fuego y con la empresa Leolabs que directamente afecta nuestra posición en muy diversas y contundentes cuestiones. Otro claro ejemplo son los acuerdos sobre enseñanza de lenguas extranjeras rubricados por varias provincias con entidades de otros países. En este mismo orden se inscribe la creación de los Institutos Confucio de dudoso valor y naturaleza y otros acuerdos aparentemente inocentes que pueden influir o tener efectos negativos en el país.

Situaciones como las descriptas ponen de manifiesto la importancia de tener un buen servicio de Inteligencia que pueda obtener datos y analizar situaciones holísticamente, aportando información a los decisores para orientarlos adecuadamente acerca de los caminos a seguir. Está muy extendida la idea errónea de que hacer inteligencia es cuestión de espías cuando en realidad consiste en la obtención de información de muy diversas fuentes, generalmente públicas, y el posterior análisis de los datos para poder tomar una decisión mejor elaborada y más equilibrada[1].

Tampoco pueden estar ausentes de nuestra Política Exterior las actividades del mundo empresarial, académico, sindical, científico-tecnológico, cultural, institucional y social coordinando siempre su accionar en un conjunto estratégico que vincule la política estatal, el sector privado y las expresiones culturales y sociales argentinas. Tokatlian lo explica muy bien cuando dice que «la élite argentina tiene un desafío monumental: o entiende cuáles son los intereses nacionales que defender en medio de estos cambios profundos, o vamos a seguir tomando decisiones erráticas, mal informadas, inconsistentes, anacrónicas, confusas»[2].

El conglomerado de valores, intereses nacionales y visiones parciales públicas y privadas, nacionales y provinciales, políticas y económicas formará la estrategia que debemos seguir internacionalmente.

En este sentido, el impulso del comercio exterior, o sea, la promoción de las exportaciones argentinas a otros mercados, debe ser parte integral de la Política Exterior, con lo cual se incrementaría el bienestar tanto de los empresarios como de los obreros del país. Mucho se podría decir de las inversiones extranjeras que siempre llegarán como una gran lluvia, ¡y que aún estamos esperando!, razón por la cual los únicos «fondos frescos» limpios de toda atadura vendrán de las exportaciones.

La situación ideal para el comercio exterior sería que éste estuviera balanceado entre distintas regiones (MERCOSUR, América, Europa, África, Asia y Medio Oriente). Este «equilibrio» permitiría reducir los cambios abruptos en el consumo, problemas financieros, dificultades geoestratégicas y otros escollos que pudieran surgir, garantizando así el flujo de exportaciones, o sea, la llegada de «fondos frescos» del exterior.

Es lamentable que los gobiernos argentinos no hayan promovido la formación de empresas conjuntas o «joint ventures». Estas pueden, por ejemplo, incorporar capital y tecnología del exterior para incrementar la producción y ampliar mercados tanto dentro como fuera del país en beneficio de los socios. Asimismo, entes nacionales, provinciales y municipales podrían ser partícipes de estos esquemas, creando empleo y riqueza y eventualmente participando de las ganancias. Esta metodología ha sido adoptada exitosamente por muchos países en vías de desarrollo con amplios beneficios para todos los involucrados, entre ellos, la República Popular China.

Un buen ejemplo de un joint venture es la planta de gasificación a construirse en la provincia de Río Negro por Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Petronas, ambas petroleras estatales de la Argentina y Malasia respectivamente.

Otro aspecto que debe incluir la Política Exterior es el de la información. Mucho se puede hacer en materia de innovación, tecnología, cultura y otras áreas, pero poco efecto tendrá si no se difunden estos logros fuera de nuestras fronteras, cuestión ésta que los distintos gobiernos de turno no pudieron o no supieron llevar a cabo. En otros momentos históricos a este recurso se lo designaba con el nombre de «propaganda», sin embargo, hoy bien podemos denominarlo «marketing», un arma que trae muchos beneficios para informar y que es utilizada ad nauseam por algunos países siendo los Estados Unidos, los países europeos y China los campeones en este aspecto. La implementación adecuada del marketing ayuda a fomentar el poder blando (soft power), que refuerza el prestigio nacional con los múltiples beneficios que brinda a las distintas facetas de la Política Exterior (políticos, económico-comerciales, técnico-científicos, culturales, etc.).

En cuanto al poder duro (hard power), es decir, el poder económico y el estratégico-militar, es claro que ambos aspectos son importantes y deben ser cuidados. El primero se desarrolla por medio de la activa participación del país en el mercado internacional, en los organismos y agrupaciones regionales e internacionales y con una moneda estable bien respaldada. Y el estratégico-militar se lleva a cabo con la participación en las alianzas regionales de las cuales formamos parte y en misiones específicas de mantenimiento de la paz y del orden, para lo cual las Fuerzas Armadas deben estar adecuadamente preparadas y equipadas, situación que se ha descuidado terriblemente en las últimas décadas.

Para lograr que la Argentina muestre su dimensión como actor efectivo y responsable ante el resto de países deberá tener un Cuerpo Diplomático profesional y capacitado, con adecuados conocimientos y suficiente experiencia en un mundo que poca similitud tiene con la política interna. Juan Domingo Perón nos enseñó que «La verdadera política es la política internacional», sencillamente porque no podemos controlar el entorno y menos aún conocer todos los pormenores que motivan a nuestro interlocutor y/u oponente. A esto debemos sumar la pluralidad de lenguas y el relativo caos, para no llamarlo anarquía, reinante en el mundo. Afortunadamente, hace más de medio siglo que la Argentina cuenta con una Academia Diplomática (el Instituto del Servicio Exterior de la Nación – ISEN), escuela de posgrado que ha logrado su prestigio internacionalmente.

En síntesis, la Política Exterior argentina debe formar parte de una visión estratégica del país en un mundo dinámico donde actúan otros Estados, organismos regionales e internacionales, grandes firmas multinacionales, organismos no gubernamentales y otros agentes, algunos de los cuales tienen una notable influencia y en los que nuestro país debe estar presente

 

* Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Sophía (Tokio, Japón), Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador y Economía en la Universidad de Deusto (Bilbao, España). Egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (1984) y como diplomático ha cumplido funciones como Cónsul en Bilbao (1989-1994), en la Embajada Argentina en la República Popular China (1997-2003) y como Cónsul General en Cantón (2011-2016). En Cancillería fue Director de Documentación de Viaje dentro de la Dirección General de Asuntos Consulares y estuvo a cargo de la Representa Especial para Asuntos de Terrorismo. Se retiró del Servicio Exterior de la Nación como Ministro Plenipotenciario de Primera Clase en 2018.

 

Referencias

[1] de los Reyes, Marcelo Javier. «La creciente vigencia de la Inteligencia en un mundo Incierto». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, 03/12/2021, https://saeeg.org/index.php/2021/12/03/la-creciente-vigencia-de-la-inteligencia-en-un-mundo-incierto/.

[2] «Juan Gabriel Tokatlian e Hinde Pomeraniec dialogan sobre la pantalla del mundo nuevo». Infobae, (Buenos Aires), 06/07/2024. https://www.infobae.com/cultura/2024/07/06/juan-gabriel-tokatlian-e-hinde-pomeraniec-dialogan-sobre-la-pantalla-del-mundo-nuevo/.

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