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En este momento crítico, ¿dónde va el voto de la familia militar?

Desde hace décadas, venimos asistiendo a la desintegración de nuestro tejido social, obra de gobiernos contrarios al sentir y bienestar nacional. Hasta aquellos tildados de “honestos” fueron culpables de nuestra actual situación por inacción o acciones favorables a grupos foráneos que sí se enriquecieron.

Allá por fines de la década del ’80, asistimos con esperanza a la recuperación de la dignidad de nuestras FFAA con los levantamientos carapintadas, hechos que fueron “vendidos” a la sociedad como un intento de Golpe de Estado… y la sociedad… ¡Compró!

No voy a explayarme demasiado al respecto, quizás en una posterior entrega lo haga, pero es necesario aclarar a los legos que, de haber querido realizar un Golpe Militar el glorioso 3 de Diciembre de 1990, el Héroe de Guerra, VGM  Coronel Jorge Alberto Romero Mundani, (segundo mejor promedio en la historia del Colegio Militar), hubiera puesto su VCTM rumbo a la Casa de Gobierno junto a lo mejor de la fábrica de Tanques Medianos que venían a sus órdenes, y no hubiera habido poder de fuego capaz de detenerlos. Él lo sabía muy bien, no era un intento de Golpe de Estado, fueron traicionados, tratados con un rigor que no se vió ni siquiera contra los miembros de la subversión apátrida que hoy, lamentablemente, nos gobierna. Por ello, nuestro querido Coronel desenfundó su pistola reglamentaria, aquella que la Nación le otorgó para defenderla, (y él lo estaba haciendo en ése momento), y viendo que habían sido traicionados, expresó “dos veces no me rindo”, haciendo alusión a la heroica Gesta de Malvinas, y se disparó en la sien.

Este héroe de nuestra Patria, (Ingeniero Militar),  fue el mismo que construyó una rampa de lanzamiento y la montó, con una cohetera de un avión Pucará puesto fuera de combate, en la caja del Jeep que tenía asignado, logrando realizar apoyo de fuego hasta una distancia de cuatro a cinco kilómetros. Los que se levantaron en esa heroica gesta del 3 de Diciembre, al igual que él, eran lo más granado de nuestro glorioso Ejército.

Recuerdo perfectamente a un oficial de alto rango, luego jefe del EMGE, (cuyo apellido recuerda al medio más usado para escapar de la Cuba castrista), que hizo descalzar a lo mejor de nuestras FFAA y realizó un simulacro de fusilamiento en plena avenida Bullrich. Por su traición, fue premiado posteriormente nombrándolo al frente, sucesivamente, de dos embajadas. En lo personal, este triste personaje murió con honor en 1982 en las Malvinas Argentinas.

Esto sirva de preámbulo para otro fallecido en la turba malvinense, el “Ñato”,  jefe de la Compañía de Comandos 602 de gloriosa actuación en la Gesta de Malvinas. Muchos abrigamos la esperanza de vernos representados por un partido político cuando en las Elecciones legislativas de 1993 el Movimiento por la Dignidad Nacional (MODIN) logró un tercer puesto a nivel nacional, pensamos que iba a ir por más, y no nos defraudó, fue por los US$ 4.000.000 que la leyenda cuenta que le ofreció un político de cráneo de considerables proporciones, que como era de esperar, luego de darle la mitad, incumplió el trato. Fue cuando el MODIN iba a formar un bloque con la UCR y el Frente Grande en la asamblea constituyente bonaerense de 1994, con el propósito de impedir la reelección de Eduardo Duhalde, pero inesperadamente luego se uniría a él. El daño ya estaba hecho. El MODIN fue condenado a la desaparición.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y así llegó 1996 y de la mano del Capitán Gustavo Breide Obeid nace el Partido Popular de la Reconstrucción (PPR), al que muchos nos afiliamos y dimos el voto en reiteradas ocasiones. Nadie me lo contó, en aquellos comienzos, en un local del porteño barrio de San Telmo, en una reunión de sábado, supe oír de boca de varios de los pocos, quizás diez asistentes a la reunión, palabras ofensivas hacia “los milicos” y me pregunté quién estaba de más ahí, y deduje que era yo, era una reunión de ratas oportunistas ante un nuevo partido intentando obtener una tajada del queso. Por suerte en provincia de Buenos Aires encontré gente con pensamiento nacional y patriótico y por ellos mantuve las esperanzas. Esto muestra que mal que estamos como sociedad, en otra oportunidad casi ajusticio con mis propias manos a un marinerito en las escalinatas del Libertad allá por el ‘98, cuando en una charla me dijo que si era ex combatiente por mi escaque de Malvinas, que las Malvinas eran inglesas, que las habíamos perdido en 1982 y le dije que con ese uniforme no podía decir tal barbaridad, que se fuera de inmediato o lo iba a ajusticiar ahí mismo, frente a los centinelas. Luego se lo comenté al querido CN (R) Errecaborde lamentando la triste situación de las FFAA que cuentan entre sus filas a esos tipejos que ingresan por un trabajo, pero carecen del fuego sagrado; con ellos no iría a la guerra sabiendo que el peor enemigo lo tengo en la retaguardia.

Pero estamos a las puertas del 2021 y aún no hay una fuerza política que nos represente. Escuché con agrado la experiencia que me han contado sobre la tarea de Luis Juez que formó la base del Partido Nuevo con liceístas, (él mismo lo es). Y digo con agrado porque la formación militar de aquellos años era sobradamente superior a la de la casta política en general. Luego, por esas alianzas políticas que resultan de oír a quien no se debe prestar atención, el partido está casi diluido. ¡Qué importante sería contarlo entre las filas de un gobierno de claro tinte patriótico y nacional!

Debe nacer una nueva fuerza política que nos aglutine, nos represente y defienda nuestro derecho de nacidos en este bendito suelo regado por la sangre de nuestros prohombres. Muchos tenemos familia que ha peleado en las distintas guerras de nuestra historia, hombres de armas, madres y esposas de hombres de armas. Por ellos debemos levantar nuevamente a nuestra Nación, hoy puesta de rodillas por la sinarquía internacional bajo sus distintos disfraces y modelos.

Debemos dejar de dividir el voto, debemos votar en masa por un candidato nacionalista y patriota. Debemos dejar de tirar nuestro voto a la basura. Las divisiones los benefician a los mismos apátridas de siempre, a los que nos gobiernan hace décadas y nos han llevado, de ser un peligro para las potencias a tratar de alcanzar el nivel de vida de Haití.

¿Quién de nosotros no seguiría a hombres de la talla del Coronel Mohamed Alí Seineldín, el Mayor Hugo Reinaldo Abete, los Tenientes Silva y Estévez, el Sargento Mario “Perro” Cisnero? ¿Dónde están nuestros hombres de armas dispuestos a defender la Nación de quienes quieren destruirla?

Iguales o peores son hoy las circunstancias. Peores si se admite que una corrosiva falsificación de la historia reciente, operada por los medios masivos en manos exclusivas de las izquierdas, agrega su cuota de estulticia sobre una sociedad pervertida hasta las heces. Sobre una Patria por la que ya no bastan los ojos para llorarla, ni el corazón para sentirla herida. Sobre una Iglesia prevaricadora y pusilánime en muchos de sus conductores y de sus miembros. Sobre una universidad o unas Fuerzas Armadas disueltas y vencidas, sin norte ambas, sin prestigio ni honor ni decoro.

Queda imitar a Genta. Aun en la soledad y en la adversidad, aun en la travesía y en el desamparo; aun en la zozobra y en el naufragio, es posible el testimonio de la inteligencia y de la voz. Es posible querer convertirse en testigo. Y el derramamiento de la sangre de los justos, traerá la victoria que no puede llegar sino de esta manera. «¡Felices los insurgentes!», le cantaba el precitado Fierre Pascal a Maurrás, en uno de sus logrados sonetos. «¡Felices los puros, los reprobados, los insumisos, los defensores! ¡Felices los muertos por quemarse el corazón! ¡Felices los encarnizados hasta los últimos cartuchos! ¡Felices, en Don Quijote, los que han preferido, riendo del mañana, vivir a ojos, boca y pulmones llenos!».

Feliz Jordán Bruno Genta, a quien se pueden aplicar estos versos exactos. Y ay de nosotros, y dé lo que por nosotros el bien común dependa, si no somos capaces de recoger su espada, su bandera y su Cruz.

Antonio Caponnetto
Buenos Aires, Septiembre de 1998

Y así llegamos a la encrucijada de las  elecciones legislativas 2021 y la pregunta es: ¿cómo vamos a alinearnos los nacionalistas? Estoy convencido que hay una oportunidad única y quizás irrepetible para marcar un cambio de rumbo en nuestra querida Argentina. Cierro la presente nota con palabras del recordado Jordán Bruno Genta:

Esto es así, pero eso sí, la vida hay que jugarla en el momento preciso. En el acto moral se requiere siempre tener en cuenta tres cosas en las que deben pensar siempre sobre todo los jóvenes.

Primero, tiene que ser bueno el fin; bueno el objetivo del acto; tiene que ser buena la intención, y tienen que ser buenas las circunstancias. Cuando nosotros malogramos la bondad de cualquiera de estos tres factores, malogramos la bondad del acto moral. Debemos actuar en el momento oportuno, en el momento ajustado, porque a veces, con la mejor intención, y yendo hacia el mejor objeto, obramos mal porque no lo hacemos en las circunstancias debidas. Y esto no lo debemos olvidar nunca, lo debemos tener presente siempre.

Por otra parte Dios le pone a uno en la vida, situaciones en las cuales ineludiblemente tiene que dar testimonio, y lo único que cabe pedirle a Dios es que le dé la fuerza para hacerlo como Dios manda.

¡Por una Argentina para los argentinos!

¡Por un gobierno que nos represente y nos defienda de los enemigos externos e internos!

DyPoM

Por Der Lansdmann para Saeeg


Notas:

  • Jordán Bruno Genta. Asalto terrorista al poder.

©2020-saeeg®

BOLIVIA, CRISIS CRÓNICA Y PÉRDIDA DE PODER

Waldemar Peralta (El Deber*)

Toda crisis es sinónimo de pérdida de poder. Son situaciones donde irrumpe un cambio negativo, complejo, difícil y por sobre todo inestable. Rompen el sistema político, la sociedad y generan desequilibrios, son procesos políticos desgastantes, de cierre incontrolable. 

Pueden ser crisis agudas, con hechos inesperados difíciles de ser anticipados, como un incendio o un terremoto; o pueden ser crisis crónicas, hechos en diferentes dimensiones que van agravándose como una bola de nieve. Pero en contraste, se abren oportunidades y por ende ganadores, cuando se la gestiona de manera exitosa, destacando los atributos del gobernante.

El profesor Mario Riorda señala que “una crisis y su consecuencia, siempre implica un reacomodo relativo de poder, siempre hay ganadores y perdedores en un proceso traumático”.

El país vive una crisis crónica multidimensional, que se agravó con llegada del Covid-19. Si había alguna certeza con la salida de Morales, fue eclipsada con la llegada de la pandemia, que encontró a Bolivia con enfermedades de base, económicas, sociales, políticas y ahora sanitarias, que adelantaban un desalentador pronóstico.

El desconocimiento de los resultados del referéndum por parte de Morales profundizó la crisis política, que ademas se volvió social, volcando a varios sectores a las calles. Evo deterioró su imagen por hechos de corrupción y su forma autoritaria de gobierno, dilapidando su credibilidad. El incendio de la Chiquitania fue la antesala de la elección, en la cual le robaron la segunda vuelta a Carlos Mesa, producto de un fraude incuestionable por parte del MAS, que derivó en una legítima revuelta popular, originando la salida de Morales.

La llegada de Jeanine Áñez al poder se inició gestionando con relativo éxito algunas variables de la crisis como la social, pacificando el país; la electoral, convocando a elecciones con nuevo TSE; la institucional, con una relación estable con los otros poderes del Estado. 

Esto aportó certezas al juego estratégico y, por ende, credibilidad que cimentó la variable política, con una importante alianza de partidos y de liderazgos locales. Este contexto entusiasmó al Gobierno, que presentó una alternativa de poder. Pero llegó el Covid-19 y la variable sanitaria cambió el juego. Hubo una frágil gestión de la pandemia, errores en el manejo de las “formas de poder” y una débil comunicación gubernamental, de crisis y de riesgo.

Ocurrió lo esperado, se impuso el contexto. La variable sanitaria pasó factura y la unificación del voto se impuso. La regla es la incertidumbre, en 11 meses se dieron estructurales renuncias, que reacomodan las relaciones de poder. 

La de Evo Morales al Gobierno y la de Jeanine Áñez a su candidatura presidencial. Pero no son las únicas, también renunciaron el vicepresidente, gobernadores, alcaldes, asambleístas nacionales, departamentales, concejales y el pasado lunes, tres ministros del actual Gobierno, entre ellos, Óscar Ortiz. Resumen, reacomodo del poder.

En tiempos de Covid-19, el elector tiene el peor humor y ánimo social de los últimos 30 años. Vivimos en incertidumbre por el temor a morir de hambre y de fiebre, en ese orden. Los ciudadanos no creen que las cosas están o estarán bien y, cuando el ánimo es negativo, califican negativamente todo. Un acierto en este contexto cuenta por uno y un error cuenta por diez, razón de las costosas facturas políticas.

La crisis crónica tiende a empeorar, por dos motivos; primero, las posiciones, intereses, influencia y disposición de negociar de los jugadores. Segundo, los escenarios posibles.

Primero, posiciones. En el tablero están el Gobierno actual, Evo, el MAS (que últimamente no son lo mismo), candidatos y partidos; pronto el Gobierno electo, movimientos sociales, liderazgos regionales, empresarios, militares, policía, cada uno de ellos con su propia posición e interés, la mayoria confrontados y con poca o ninguna disposición a negociar.

Segundo, los escenarios. Un contexto económico de dura depresión y contracción de la economía, periodo de ajustes y vacas flacas, producto de la pandemia. El sanitario, similar a EEUU o Europa, una segunda ola de Covid-19. El social, protestas permanentes por diversas demandas, escaramuzas que iniciarán el 18 de octubre si el MAS no se alza con el triunfo, como ya lo dijo el propio Luis Arce, ¿Cómo actuará el Gobierno? En medio, la campaña nacional, que define la variable electoral. Los temas son economía, salud, empleo, miedo al MAS y la agenda pendiente de inclusión, social y regional.

Las alternativas democráticas apuestan a la razón y la emoción, con grupos de electores de raíz, ideológicas, económicas, regionales, clasistas y hasta culturales. 

El principal teatro de operaciones de disputa electoral es Santa Cruz. Esto posiblemente abra tres escenarios electorales: primero, fuerte polarización, un gobierno de vocación democrática que gana en primera vuelta y con mayoría en el Congreso. Segundo, frágil polarización, con segunda vuelta, un gobierno democrático con minoría en el Congreso. Tercero, no existe polarización, alto ausentismo, débil control electoral en bastiones azules, triunfa el MAS en primera vuelta.

Con escenarios tan complejos y posiciones tan confrontadas, ¿cómo generar viabilidad política? El desafío en semejante contexto, pasa por tratar de recomponer el sistema (Estado), que gestione con éxito las variables críticas y la relación de sus actores, negociando por principios y superando posiciones; eso se hace cediendo y acercando intereses entre la razón y emoción, para reducir la complejidad. 

En lo político, debemos unificar el voto, concretar un gobierno democrático y apuntalarlo evitando que fracase, entendiendo que el ciclo del MAS no se clausura con su derrota, sino con un gobierno estable de 5 años, frente a la convulsión que planea Morales y que comenzará más temprano que tarde.

Se requiere mirar el país desde las regiones y sectores, mucha capacidad política para entender las nuevas causas, anticipar escenarios, gerenciar la crisis, construir alianzas, coaliciones, para generar certezas, gobernabilidad y gobernanza, pero por sobre todo, mucha madurez política acompañada de grandeza y humildad. El juego estratégico está abierto.

Publicado originalmente en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/bolivia-crisis-cronica-y-perdida-de-poder_202558     

GUÍA DEFINITIVA. ¿CÓMO DETECTAR GLORIOSOS NEOLIBERALES Y ZURDOS KEYNESIANOS?

Gonzalo Chávez (El Deber*)

 Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

 Las redes sociales son lo más parecido a un loquero. Con una facilidad enorme se destila veneno y se ametralla con adjetivos de grueso calibre a las personas. En el campo económico, un día uno es un neoliberal vende y compra patria.

A la mañana siguiente es un zurdo y comunista que quiere convertir las iglesias en bares. La ponzoña y vulgaridad es infinita. No sería mala idea instalar aplicativos que detecten ideología. Cuando algún fanático del mercado entra a una red social, se activan fuertes alarmas y, en algunos casos, sueltan fuego para hacer retroceder al Satanás seguidor de Milton Friedman o algún discípulo de Lord Keynes o de un pensamiento heterodoxo en economía.

Edward Amadeo, un economista brasileño, sugiere un método más sencillo que el anterior: cinco preguntas que permiten diferenciar a un neoliberal de un economista heterodoxo.

En este último caso, ciertamente se trata de una definición incompleta para describir a alguien que en la profesión se identifica con Joseph Schumpeter (quien desarrolló importantes teorías sobre el crédito y la innovación tecnológica en el crecimiento), John Maynard Keynes (quien defendió la acción del Estado en los ciclos económicos), Raúl Prebisch (cuya tesis central fue que las distorsiones del comercio exterior exigen la acción del Estado para promover la competitividad de las empresas), y más recientemente con Dani Rodrik (quien sostiene que el desarrollo depende de las instituciones y las políticas públicas). 

Pero veamos las preguntas para dividir a estos dos grupos.

1-¿Qué es lo que limita el crecimiento, la oferta o la demanda? Para un economista neoliberal, las restricciones al crecimiento del producto están dadas por la escasez del ahorro. Si no hay oferta de productos en una economía es porque no existe plata para invertir.

Por lo tanto, se debe atraer ahorro externo, vía préstamos internacionales o inversión extranjera. Un economista heterodoxo invertirá la ecuación y dirá que lo que interesa es el lado de la demanda de bienes. No hay crecimiento porque la gente no tiene recursos para gastar.

Las empresas están paradas, o no se invierte en una economía, porque no hay a quién vender. En estas situaciones, el gobierno debe activar la demanda de productos, bajando la tasa de interés o invirtiendo más (en infraestructura, por ejemplo). Como dice Keynes: “La demanda crea su propia oferta y la inversión genera su propio ahorro”. Este sería el caso de la coyuntura de crisis económica actual.

2-¿Cómo aumentar las inversiones en un país? ¿Con una política industrial o con un mercado de capitales? Para un neoliberal, la forma de atraer inversión es a través del establecimiento de reglas de juego claras, jurídicas y económicas, lo que se conoce en la jerga económica, como “instituciones sostenibles”. El otro mecanismo es el mercado de capitales, que debería canalizar el ahorro hacia la inversión.

La escuela heterodoxa sostiene que el mercado no asigna las inversiones de acuerdo con las necesidades de una economía. Por lo tanto, las políticas públicas son fundamentales, tanto para generar recursos para la inversión como para hacer sostenibles las empresas, todo esto vía sustentación de la demanda. La política pública debe ser complementaria a la acción privada pero no excluirla.

3-¿Expandir las exportaciones con políticas industriales o con la apertura de la economía? La visión neoliberal apuesta a la apertura total del comercio. Es el mercado mundial quien debe decidir lo que un país deberá producir para la exportación y lo que se deberá comprar de afuera. En economías como la nuestra, esto implica vender recursos naturales y comprar productos industrializados.

Para un economista heterodoxo, la política industrial juega un papel central en el estímulo a las exportaciones y en la creación de las condiciones para abrirse a la economía mundial. No hay que abrirse al fósforo, sino que hay que tener una estrategia nacional de atracción de inversiones para mirar hacia el mercado externo.

4-¿Cómo se debe manejar el equilibrio fiscal? Para la escuela neoliberal, mantener déficits públicos es un pecado capital. La política económica debe tener como objetivo prioritario el superávit. Para lograrlo, no se debe escatimar en esfuerzos fiscales y monetarios. Para los heterodoxos, el déficit público debe ser administrable y sostenible. Toleran un déficit, siempre que este sea bajo, y que se lo pueda financiar, especialmente cuando la economía crece vía inversión pública.

5-Para mejorar la redistribución del ingreso, ¿se debe hacer crecer la economía o focalizar los gastos públicos? Un economista neoliberal apuesta a que el crecimiento del producto ayudará a mejorar la distribución del ingreso. Hay que crecer para poder distribuir; para favorecer a los más pobres se debe focalizar los gastos. Los heterodoxos apuestan a las políticas públicas universales, especialmente en países donde la mayoría de la población es pobre. Creen que la mejor política social es el empleo y que se debe apoyar a los sectores productivos sin distorsionar los precios.

Obviamente, la zoología de economistas es mucho más amplia. Están los economistas marxistas, liberales, trotskistas, institucionalistas, y muchas otras hierbas más. Pero con esta pequeña guía espero contribuir a un mejor entendimiento de las escuelas del pensamiento económico y bajar un poco la ignorancia que circula por las redes sociales.

 

* Nota original publicada por El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/guia-definitiva-como-detectar-gloriosos-neoliberales-y-zurdos-keynesianos_201138