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CAMBIO CLIMÁTICO Y TERRORISMO EN IRAK EN TIEMPOS DE COVID

Estefanía Belén Ducasse*

 

 Imagen de David Peterson en Pixabay 

Introducción

La pandemia ocasionada por el covid-19, popularmente conocido como coronavirus, es el tema que centralizó los focos de atención en la primera mitad del año 2020. No obstante, incluso antes de que la pandemia se expandiera hacia Europa, Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ubicaba al cambio climático como uno de los puntos más importantes para tratar el presente año. A esto se suma la advertencia de parte de la ONU, en febrero del 2020 sobre el rearme del Estado Islámico (ISIS) para abordar a Irak y Siria.

Irak cuenta con el antecedente de haber experimentado una simil guerra por el agua en el año 2014 mientras se conformaba como campo de batalla del Estado Islámico. Cuatro años más tarde, este grupo terrorista se ve disgregado y pierde varios territorios que había conquistado a lo largo del país. Sin embargo, la situación iraquí podría cambiar con el reagrupamiento de ISIS en busca de su revancha en el establecimiento del califato en Siria e Irak que advierte la ONU. Esto se presenta en el 2020 dentro de un escenario de disconformidad política de la población iraquí y una nueva ola de sequías en su territorio y pone nuevamente como foco de conflicto al agua. De esta forma, Irak se enfrenta con múltiples dificultades para garantizar la seguridad humana de su población. Como resultado, el cambio climático puede contribuir con las condiciones para la nueva conquista de un grupo terrorista en el territorio de Irak. Esto en un contexto de retiro de las tropas de las Fuerzas Armadas pertenecientes a la coalición anti Daesh ubicadas en Irak ante el pedido del parlamento iraquí en enero e impulsado, también, por el riesgo de la pandemia.

Escenario de Irak

La República de Irak se caracteriza por ser un área relativamente fértil dentro de Medio Oriente, una región conocida por su suelo árido. En el siguiente mapa se puede observar la geografía de Irak en la que las llanuras del Tigris y del Éufrates componen un terreno cultivable y con agua abundante. La zona de Chatt el-Arab, donde desembocan los ríos, forma un área pantanosa con abundancia de agua que riega grandes palmerales. Una condición similar la tiene la meseta de Al-Jazeerah que dispone de terreno cultivable pero, a diferencia de las zonas anteriores, sufre problemas de sequía. En contraposición con esto, el norte y noroeste se caracterizan por ser regiones montañosas en correlación con el oeste y suroeste que es desierto[1]. Sin embargo, el aceite crudo de petróleo es la exportación principal del país acaparando casi la totalidad de las exportaciones, Irak posee la quinta mayor reserva de petróleo del mundo y es el segundo mayor productor de la OPEP.

Mapa 1. Geografía de la República de Irak

Fuente: Maps Iraq (https://es.maps-iraq.com/irak-geografía-mapa)

Uno de los factores que tiene gran influencia en las problemáticas y la toma de decisiones de Irak es la amplitud de composición étnico-religiosa de su población. La religión preponderante es el Islam que concentra el 95% de los habitantes del país siendo en su mayoría chií (60-65%), y le sigue la rama sunni (32-37%), el 5% restante se divide en cristianos caldeos y asirios, yazidíes, sabeanos. Cabe destacar que a raíz de la diversidad poblacional del país, desde el año 2005 existe un acuerdo por el que el presidente debe ser kurdo, el presidente del Parlamento suni y el primer ministro shii[2]. A su vez, la población iraquí convive con fuerzas internacionales asentadas dentro de su territorio como las bases estadounidenses y personal de la coalición anti-Daesh, formada por un grupo de países europeos y Estados Unidos para combatir al Estado Islámico.

La economía en Irak progresó luego de la derrota del Estado Islámico por los esfuerzos de reconstrucción, demanda interna y mejores condiciones de seguridad así como mejoró el clima social y político. A pesar de estas mejorías, según UNICEF, uno de cada 4 niños son pobres y el acceso a la electricidad, combustible y agua es muy limitado. La tasa de desempleo es alta, especialmente en mujeres y jóvenes adultos, en un contexto en el que el Estado es el principal empleador[3]. En adición, con la llegada del coronavirus, la economía iraquí se vio estancada por la baja de la producción y la caída del precio del petróleo, con lo que las protestas políticas se mantienen latentes. 

Cambio climático y terrorismo

A pesar de que con el desarrollo de la pandemia se ha hablado sobre el efecto positivo en el cambio climático con la rotura de la “normalidad” en varios Estados, este fenómeno sigue existiendo y continuará avanzando. Diversos expertos enfatizan en el presente y el futuro del cambio climático junto con las consecuencias negativas sobre el suministro de agua y alimentos, sector agrícola y bienestar social, especialmente en Medio Oriente.

Una prueba de los efectos del cambio climático es la situación que tiene Irak respecto al agua. Ya para mediados del 2019 los niveles de los ríos iraquíes se redujeron a menos de una tercera parte de su capacidad normal. Dos de los ríos más importantes del país, Tigris y Éufrates, contienen el 98% del suministro de agua usado para saneamiento, irrigación y como bebida, y se espera que disminuyan su descarga en un 50% hacia el 2030. A su vez, el segundo lago más grande de Irak, el Lago Milh, prácticamente ya no existe[4]. Por ende, los suministros de agua más importantes del país de Medio Oriente están en peligro de agotarse dejando toda el área dependiente de formas secundarias de abastecimiento. Sumado a esto, la calidad del agua restante está deteriorada debido a la salinización que deviene, junto con la evaporación el agua, en la desertificación de un valor estimativo de 92% del territorio iraquí y en la pérdida de 100 km2 de tierra fértil por año[5].

Como consecuencia de la escasez y salinización del agua que viene de la mano de la degradación de la tierra, las tormentas de arena se vuelven más usuales lo que repercute en diversas áreas. Esta situación perjudica, por un lado a la industria de la aviación cuyos vuelos se tornan dificultosos y cuya maquinaria requiere mayor mantenimiento y, por el otro, afecta a la biodiversidad generando pérdidas en la vida silvestre y agricultura.

De esta forma, nuevamente confluyen en el escenario iraquí las amenazas del cambio climático y el terrorismo que, si bien fue en gran parte derrotado en el año 2018, la ONU advirtió sobre el posible resurgimiento de las actividades del Estado Islámico. Se debe considerar que con la aparición de la pandemia algunos grupos terroristas pudieron no hacerse visibles lo que no significa que desaparecieran sino al contrario, estos grupos se verán fortalecidos con el contexto actual. El Estado Islámico incrementó su presencia en redes sociales a causa del retraimiento de las actividades y desde abril recrudeció sus ataques en el territorio iraquí.

Aquí se considera terrorismo a aquellos “actos de violencia cometidos contra personas inocentes o no combatientes, con la intención de obtener fines políticos a través del terror y la intimidación”[6]. En este sentido, el Estado Islámico encontró en Irak un campo susceptible para implantar el califato utilizando las vulnerabilidades causadas por la diversidad en la composición poblacional, por la inestabilidad política y por los antagonismos entre los mismos habitantes.

Con la retirada de las tropas de la coalición anti Daesh a raíz del cese de actividad terrorista percibida en la zona y el coronavirus como valor agregado, el Estado Islámico tiene mayor libertad de acción. Según un informe de Adelphi, el cambio climático funciona como un “multiplicador de amenazas”, es decir, da lugar a un contexto en el que el terrorismo puede crecer debido a dos mecanismos principales: primero, contribuye a crear un ambiente frágil que permite al grupo terrorista operar en forma más libre y, segundo, impacta en forma negativa sobre el sustento de la población local de manera que facilita el reclutamiento de personas a estos grupos[7]. La reducción abrupta del caudal de agua genera la necesidad de abastecerse de este insumo elemental en formas alternativas de manera que ante un Estado que no logra saciar la demanda, un grupo terrorista puede ocupar el vacío de poder. De la misma forma, el impacto del cambio climático sobre el suelo junto con la proliferación de las tormentas de arena dificultan la actividad económica de los sectores más precarios, elemento que los grupos terroristas usan para conseguir integrantes a cambio de solventar sus necesidades.

Estos dos mecanismos se vinculan con tres tipos de relaciones causales entre el cambio climático, terrorismo y radicalización: las “causas instigadoras” se fundan en causas profundas del terrorismo que refieren a la pobreza, desigualdades entre grupos sociales, entre otros; los “factores permisivos” refieren a elementos que facilitan los actos de violencia como los vacíos de poder de un Estado; y los “eventos precipitantes” son los desencadenantes finales del acto de violencia, por ejemplo, un desastre natura[8]. Por ende, estos mecanismos y relaciones causales aglutinan los fundamentos por los que Irak se conforma como un escenario ideal para la proliferación del terrorismo en un contexto de cambio climático. Este Estado de Medio Oriente presenta una inestabilidad política instalada junto con profundas desigualdades económicas y sociales, condiciones que se ven exacerbadas por la vulnerabilidad ocasionada por la falta de agua y la pérdida de recursos y por un Estado que no garantiza la seguridad humana de sus habitantes. Estas causas componen las condiciones propicias para que un grupo terrorista ocupe el vacío de poder, sacie necesidades y aumente sus filas. De esta forma se puede ver que la confluencia de variables que caracterizan la realidad iraquí proporciona las bases para que el Estado Islámico se asiente y busque continuar con su objetivo de establecer un califato.

Tanto el cambio climático como un grupo terrorista como el Estado Islámico no quedan restringidos a límites políticos sino que son amenazas transnacionales. Esto conlleva a que puede tener repercusiones en el ámbito doméstico e internacional, es decir, la realidad producto de los efectos ocasionados por estas amenazas puede generar migraciones masivas hacia otros países e incluso conflictos a raíz de la lucha por los recursos perdidos a causa del deterioro ambiental, por ejemplo el agua. 

Conclusiones

La República de Irak atraviesa una situación doméstica propicia para la proliferación de grupos terroristas y esto se debe, en parte, a los efectos que tiene el cambio climático en el país, lo que no solo afecta al suelo y recursos naturales como el agua sino que repercute en los habitantes. A raíz del cambio climático, se ven truncadas algunas actividades económicas, sumado a la dificultad de obtener insumos básicos como el agua. Por otro lado, la debilidad estatal no garantiza la seguridad humana de su población. En este contexto, los grupos terroristas hacen uso de la disconformidad, necesidades insatisfechas y vacíos de poder para conseguir seguidores al grupo.

Esta condición se ve reforzada con la figura del coronavirus siendo que como efecto colateral de las decisiones tomadas durante la pandemia el precio del petróleo cayó y las actividades del país junto con él. La retirada del Estado Islámico en 2018 junto con el repliegue de las tropas anti Daesh sumado a que la pandemia ocasionó que la población en general se resguarde, devino en el fortalecimiento de este grupo terrorista y el retorno a sus ataques.

En conclusión, el cambio climático junto con un Estado que no puede responder a las necesidades de la población generan las condiciones propicias para la actuación y crecimiento de grupos terroristas. Por otro lado, se da lugar a estudiar otra línea dentro consecuencias de la relación entre ambas amenazas transnacionales como es la generación de un conflicto entre países limítrofes por los recursos y las migraciones masivas en pos de mejores condiciones de vida.

 

* Investigadora en CEMOC – CARI.

 

Referencias

[1] Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores (2017), Ficha país: Irak, <http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/IRAQ_FICHA%20PAIS.pdf>.

[2] Ibídem.

[3] Nordea Trade. Iraq: Economic and Political Overview. Nordea, <https://www.nordeatrade.com/fi/explore-new-market/iraq/economical-context>.

[4] Karasik, T. y Spezia Depretto, J. “Climate Change Is Exacerbating Iraq’s Complicated Water Politics”. ECC Platform Library, 14/08/2019, <https://www.climate-diplomacy.org/news/climate-change-exacerbating-iraq%E2%80%99s-complicated-water-politics>.

[5] Ibídem.

[6] Bartolomé, M. La Seguridad Internacional en el año 10 D.G.(después de la Guerra Fría). Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 1999.

[7] Adelphi. Climate change will see terrorism thrive. 2016, <https://www.adelphi.de/en/publication/insurgency-terrorism-and-organised-crime-warming-climate>.

[8] Telford, A. “A climate terrorism assemblage? Exploring the politics of climate change-terrorism-radicalisation Relations”. Political Geography, volume 79, May 2020, 102150, <https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2020.102150>.

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CUANDO EL VIRUS NOS HAYA CORONADO

Juan José Santander*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

El panorama de fondo es la globalización.

Por panorama de fondo entiendo varios aspectos:

El fondo es como las radiaciones que llegan desde los confines del universo y se atribuyen a las estrellas o astros más viejos o más jóvenes según se vea, recordándonos los rasgos propios del pasado: remoto, inmutable y vigente, constituyendo una continuidad hasta el hoy del presente. Lo que a la vez evoca Die Eule der Minerva de Hegel con su eco en Machado:

Nunca es triste la verdad,

lo que no tiene es remedio

O las perspectivas que aparecen hacia el horizonte tras el sitio de los personajes centrales en la pintura del renacimiento europeo, lo que también cabe a la idea de panorama.

O el bajo continuo en los tratados tradicionales de la música occidental, que determina la configuración de la armonía y guía las voces superiores; más o menos lo que hace la perspectiva desplegándose pero con superposición simultánea de los elementos. Es interesante recordar el nombre que recibe (siglos XVI y XVII) en España: ‘pedal’ —probablemente por el teclado de pedales del órgano— y en Inglaterra: ‘ground’, o sea suelo, ya que manifiesta la sensación de base y apoyo, tal que aunque no se oyera seguía tácitamente determinando el conjunto del acorde, y en cuanto a apoyo, recordemos que la cuerda más grave de la guitarra (también desarrollada en esos siglos) es la bordona, femenino de ‘bordón’ que es el cayado o bastón en que se apoyan los peregrinos en su marcha.

Estas aparentes digresiones apuntan a afianzar la idea de lo que significa fondo en este contexto.

La globalización no es nueva; las de mayor alcance planetario considero que son dos: la época llamada de los Descubrimientos que coincide aproximadamente con el Renacimiento europeo y el siglo XIX, incrementándose sobre todo en su último tercio, también aproximadamente.

Ha habido globalizaciones anteriores: la expansión e influencia del Imperio Romano, la del Islam, y a ambas se las circunscribe al decir que lo son ‘del mundo conocido’. Precisamente ahí está la singularidad de la globalización actual: nunca antes la globalización abarcó e implicó el conocimiento de sucesos lejanos inmediatamente y a efectos prácticos, en tiempo real.

Este saber qué pasa y dónde ahora mismo determina contraposiciones y contrastes a los que el ver simultáneamente confiere una fuerza de impacto intelectual y emocional de una vigencia y fuerza desconocidas por el hombre hasta el presente, teniendo al mismo tiempo en cuenta que ese ver y ese saber dependen para su elaboración por las personas de los rasgos de su cultura, formación, posición social y la propia sociedad tanto en la que vive como en la que fue criado y pueden no ser las mismas, por una parte y, por otra, a que el desarrollo de los medios de comunicación permiten no ser sólo espectador de lo que sucede y vemos que sucede sino también compartir nuestra opinión con otros salvando barreras de distancia, de cultura y hasta de idiomas.

En este marco panorámico con la globalización de fondo surge el corona virus.

Recordemos que ya Eric Hobsbawm, en su Historia del siglo XX y en sus últimas reflexiones y análisis deja planear, a partir de la excepcional e históricamente novedosa —nunca antes registrada— bonanza de los ’70 del siglo pasado —más acentuada en los países llamados occidentales— la amenaza de una reiteración de la crisis de 1929. Y es precisamente con ese episodio que se compara la situación actual. Para Hobsbawm, el crash se origina en la caída sucesiva y provocada en cadena de los intercambios comerciales, al modo del derrumbe de un castillo de naipes, que es precisamente también lo que empieza a columbrarse desde el inicio de la pandemia.

Pasaré revista a ciertos aspectos conflictivos que ya estaban presentes al momento de la aparición del virus y sobre los que éste ha actuado a mi entender como catalizador.

– Finanzas

La crisis financiera de 2008/9 puso en evidencia, a través del escándalo de las hipotecas ‘sub-prime’ lo artificioso y enteléquico de los manejos financieros. El despegue de las realidades económicas que comienza con la introducción del papel moneda que inventó, precisamente para financiarse, la Revolución Francesa y que a través de innovadores métodos cibernéticos de contabilidad en los que los montos son registros que se truecan y transfieren cada vez con menos apego a un fundamento real de valor ha llegado a alcanzar un nuevo culmen —que no será probablemente el último que experimentemos— excepto que una circunstancia imprevisible, como el sacudón que las consecuencias prácticas, efectivas, que en la economía real ha tenido la aparición y difusión hasta ahora imparable —salvo el poco halagüeño horizonte de todos contagiados por ende inmunizados y, diría Bécquer, ‘qué solos se quedan los muertos’— del virus provoque una transformación profunda cuyos rasgos y alcances estimo serán tan imprevisibles como su origen.

Otro aspecto importante de las finanzas es su incidencia en el ámbito bursátil, es decir, donde se manejan y establecen las cotizaciones de los productos y servicios —i.e., su precio— y el valor de las empresas que los producen y ofrecen al mercado. Esta incidencia suele asumir los mismos rasgos ya señalados de divorcio de la realidad entre lo financiero y lo económico, con el agravante crucial de que en este caso afecta directa y a veces perversamente la valoración de la riqueza real, concreta, del trabajo y su producto. Lo que inevitablemente afecta el comercio de esos bienes, cuestión decisiva en las actuales circunstancias.

– Petróleo

Desde 1973/4 el precio del petróleo cobró una resonancia que no tenía en el ámbito internacional. Luego, dos novedades surgieron a partir del alza de ese precio: una, que muchos yacimientos tradicionales se volvieron rentables, como los del Mar del Norte, seguida de otra que fue el desarrollo técnico que permitió explotar los esquistos a través del ‘fracking’, aún más costoso que el anterior pero vuelto rentable por la mencionada alza. La otra es el desarrollo de fuentes alternativas, como los biocombustibles, por un lado y, por otro, las energías renovables: solar, eólica entre otras. De momento, los productores de petróleo a la antigua siguen teniendo primacía porque sus yacimientos les permiten aumentar su producción arrastrando los precios abajo y también porque las industrias que necesitan de esa energía no se han convertido masivamente al uso de esas ‘nuevas energías’ Por otra parte la agotabilidad del viejo recurso ha llevado al resurgimiento de viejos combustibles ya casi abandonados si no olvidados y mucho más contaminantes, como el carbón, y también a que los productores tradicionales —v.gr. Arabia Saudita— se planteen seriamente la necesidad imperiosa de obtener la mayor ganancia en el menor plazo posible, habida cuenta, además, que el horizonte temporal de agotamiento del recurso y/o de su rentabilidad no se cuenta en siglos sino en décadas. La disrupción de las economías y de los intercambios que ocasiona el virus agrega un matiz dramático a estos dilemas, de suyo preocupantes.

Cabe distinguir, por otra parte, el caso de los biocombustibles que, o dedican a la circulación de vehículos muchas veces de placer, productos que podrían ir a la alimentación o, con un efecto igualmente perverso, dedican tierras laborables a cultivos que cumplen ese propósito de ersatz energético restándolas a las dedicadas a producir alimentos. Todo esto para mantener una industria sobre la que el horizonte del agotamiento de las fuentes de combustible hasta ahora utilizadas cuelga su espada de Damocles. Y no tiene remedio, nos recuerda Machado.

Párrafo aparte merece la explotación del hidrógeno, el elemento más abundante en el universo conocido, pero cuya tecnología por costo y sofisticación no ha logrado arraigar —o no se ha permitido que arraigara— en el consumo energético y de combustible con alcance mundial, siendo que constituiría la fuente más barata y menos contaminante de las disponibles a la fecha. Es válido a mi entender preguntarse si el tumulto actual le brindará una oportunidad en el futuro subsiguiente.

– Energía nuclear

Más allá de los desaguisados técnicos del siglo pasado en EEUU y la URSS, un acontecimiento tan imprevisible como el virus sucedió en Fukushima en Japón, manifestando una cierta fragilidad aleatoria en la seguridad de las instalaciones nucleares. No obstante ello, debe considerarse que no es una fuente de energía insegura, si se toman los debidos recaudos, y también que es capaz de un desarrollo del que la explotación de petróleo y gas es incapaz o ha alcanzado su límite, a más del plazo de agotamiento del recurso impostergable por medios técnicos. Pero esta percepción de inseguridad ha determinado un repliegue del uso de esta fuente de energía, cuyo único inconveniente serio es la disposición de sus desechos. Asimismo, la mala prensa que este recurso ha recibido tanto desde el punto de vista de la contaminación —salvo desastres como los señalados y la cuestión de los desechos, menor que en el caso del carbón, el gas natural y el petróleo— como desde el ángulo de la posibilidad del desarrollo armamentístico de esta tecnología —caso Israel-EEUU vs Irán— y los recelos y percepción de riesgos que genera, han arrinconado casi con un sesgo de obsolescencia las posibilidades de utilización práctica y eficiente de la energía nuclear, cuyos usos, recuérdese, abarcan incluso técnicas médicas y terapéuticas entre otras.

– Cambio climático

Como hemos visto tanto en cuanto al petróleo como a la energía nuclear, la cuestión de la contaminación resulta central y en algunos casos decisiva según las políticas que se adopten al respecto. En tal sentido, es indudable —me parece megalomanía pretender sacar de la galera una nueva era geológica y denominarla, en nuestro honor o más bien deshonor, ‘antropoceno’: las consecuencias de la aparición del virus lo muestran de modo palmario— el impacto de la producción de gases de efecto invernadero sobre el clima del planeta es evidente y de continuar así como hasta ahora, catastrófico. Curiosa y singularmente, una de las implicaciones que para la vida cotidiana trajo el virus, como son la cuarentena y la brusca restricción de desplazamientos, generalmente en vehículos propulsados por alguna de las energías mencionadas, han traído consigo una notable disminución de esas emanaciones contaminantes con un resultado manifiesto en una mayor diafanidad del aire en las ciudades o del agua en ríos y lagos, por ejemplo. Es decir que el daño y el impacto nocivo de la contaminación sobre el medio ambiente se demuestra casi como un teorema. Espero que no ensayemos demostrarlo por el absurdo.

Agua

Además de lo que ya se sabía y venía viendo en cuanto a la posibilidad de una escasez de agua potable e incluso simplemente de agua no contaminada ni salobre, el virus viene a plantear la cuestión paladinamente: aparte del aislamiento físico de las personas, la principal prevención conocida y fehaciente contra el virus consiste en la medida higiénica decimonónica (Semmelwiss, Viena, 1846) de lavarse las manos concienzudamente con jabón. Frente a esto, el acceso al agua limpia se vuelve una cuestión de vida o muerte que agrava la del mismo acceso a agua potable, indispensable para la vida, virus o no virus.

Algo tan inocuo y espiritual, intelectual y emocionalmente —¡tan de moda!— como el golf —por lo de competir consigo mismo— supone un consumo de agua para riego de los ‘links’ que se resta —como esas tierras de cultivo destinadas a producir combustibles— a cultivos generadores de alimentos, cuando no ya al consumo de agua de la población —recuerdo escándalos en Fez, Marruecos, por una circunstancia de esta índole a principios de este siglo. Y esto es sólo uno de tantos ejemplos, como el desperdicio de agua, y de alimentos, por la población de las sociedades llamadas desarrolladas.

Pongamos esto en el contexto de tener agua para lavarse las manos y resulta patéticamente lamentable y vergonzoso para la condición humana.

– Intercambios comerciales

Precisamente es éste el clavo donde más duro ha pegado el martillo del virus. A la manera de los naipes mencionados, montemos un parate en la producción determinado por las cuarentenas sobre la necesidad de aplicar recursos a la atención médica de los contagiados y a la prevención del contagio, agreguémosle encima la carta de la interrupción de los intercambios sosteniéndose sobre la de la supresión de desplazamientos, buscando dónde colocar las de la caída brusca del consumo y la de la ociosidad de las ofertas de servicio —exceptuadas aquellas electrónicas—, el as del caos financiero que se insinúa y… se nos cae el castillo, ¡con lo bonito que era!

Parábolas aparte, la situación requiere una seriedad, rigor de pensamiento y análisis y sobre todo, previsión, que en todo el mundo parece que brillan por su ausencia, como ha evidenciado el avance de la pandemia que no deja de recordar a cuando un chico desaprensivamente patea el montículo de un hormiguero. No creo que las hormigas se dediquen a echarse culpas entre ellas, pero sí —y ahí está el parecido— aplican aquello de chacun pour soi et Dieu pour tous.

Y no se diría el momento de —lo han demostrado todos los credos suspendiendo o reduciendo al mínimo los participantes de sus ritos o cibernetizándolos— pensar que Dios va a ayudarnos, si es que existe y le preocupa, si no nos ayudamos nosotros. Entre nosotros.

– Demografía y migraciones

Entretanto, y antes de la irrupción de la pandemia, la demografía ya indicaba tendencias que en unos años o a lo sumo a mitad de este siglo modificarían radicalmente la distribución poblacional en el planeta, con una mengua para prácticamente la totalidad de los países más poderosos y desarrollados, incluyendo a Europa, Rusia y Japón y la excepción de EEUU, fruto principalmente de flujos inmigratorios. Como es de esperar de seres humanos, todos queremos progresar y trataremos de hacerlo —ubi bene ibi patria— en el sitio, país, región, que más posibilidades ofrezca; es decir que es de esperar que esa mengua poblacional será volens nolens compensada con largueza por la inmigración, como el caso de EEUU pone de relieve.

A la vez, y no tanto catástrofes naturales —como podría considerarse el virus— sino conflictos prolongados y sangrientos han impulsado un flujo migratorio importante sobre todo hacia Europa con las peripecias y resultados de conocimiento general. Estos flujos han quedado frenados ahora por el virus, que ha determinado políticas de encierro y aislamiento, confinados a donde se encontraran en el momento de iniciarse estas medidas restrictivas de los desplazamientos, lo que probablemente y en la mayoría de los casos ha tenido el efecto de agravar y hacer más miserable su situación presente. Y hasta esa picardía ha infundido Madre Naturaleza en este virus: la mayor parte de ellos no morirán, así que como en aquel considerado el cuento más breve jamás escrito: Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí.

O sea que éste es un problema que habrá que abordar llegado el momento. Ése que no sabemos cuándo será.

– Terrorismo, variantes internacionales

Como participantes estelares de esos conflictos que han expulsado a tantos del hogar de sus ancestros y su origen hay varios grupos extremistas, terroristas algunos por su métodos y en todo caso cuyo propósito manifiesto es trastocar el orden o sistema establecido y mantenido hasta el presente. Esto no implica justificación alguna ni de atentados ni de masacres, sino una descripción de la realidad que debe asumirse porque, ésa sí, y vuelve Machado: ‘lo que no tiene es remedio’.

Varios de estos conflictos, la nómina de cuyos protagonistas e impulsores resultaría, además de incierta, en exceso prolija, continúan y continuarán cuando y si la crisis de la pandemia haya pasado.

Y como en todos los demás aspectos analizados, se hace más que nunca necesaria una acción global y consensuada de todos los actores internacionales ya que —y ésta es tal vez la lección más importante que aprender ante las consecuencias de la aparición del virus— la globalización es el panorama de fondo de nuestra humanidad, todos nosotros.

El mito del Diluvio, en todas sus variantes, aparte de la lección del castigo, nos enseña que se salva quien está preparado y salva consigo a otras especies y seres vivos, pero también impone otra enseñanza: la historia la escriben quienes duraron para contarla, y la historia, que responde a y por el pasado —ése remoto, inmutable y vigente—, se abre al porvenir de los sobrevivientes.

Tal vez hay que ensayar un pensamiento novedoso, a la manera de:

La primavera árabe se agostó, vino el corona virus y volvió a florecer.

O cualquier otro propósito que creímos mustio, tras esta tempestad renace renovado.

 

* Diplomático retirado. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de la República Argentina en Marruecos (1998 a 2006). Ex funcionario diplomático en diversos países árabes. Condecorado con el Wissam Alauita de la Orden del Comendador, por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, M. Benaissa en noviembre de 2006). Miembro del CEID.

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XXXIII CUMBRE DE LA UNIÓN AFRICANA: SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS E INTEGRACIÓN CONTINENTAL

Yoslán Silverio González*

Según las normas establecidas por la organización continental africana, a principios de año, la Unión Africana (UA) celebra su máxima reunión a nivel de Jefes de Estado y Gobierno en su sede en la capital etíope. En esta ocasión, la XXXIII Cumbre de la UA tuvo como lema principal “Silenciar las armas: crear condiciones propicias para el desarrollo de África”. Una vez más, los líderes africanos se reunieron para discutir y analizar sobre los principales retos en materia de seguridad que enfrenta el continente. En este sentido, el tema fundamental fue profundizar en la reducción y/o eliminación de los conflictos armados que aun aquejan a diferentes regiones del continente y adoptar políticas encaminadas a fortalecer el diálogo político y la mediación por parte de los organismos africanos, sin interferencias extranjeras. Las discusiones sobre las causas de los conflictos, sus consecuencias y las maneras de solucionarlos, han estado siempre dentro de la agenda de los diferentes cónclaves africanos. Este año 2020, la UA centrará todo su esfuerzo en lograr una mayor reducción de los enfrentamientos armados.

El segmento de alto nivel de la XXXIII Cumbre de la UA, desarrollado entre el 9 y el 10 de febrero de 2020, estuvo presidido por las sesiones del Comité de Representantes Permanentes – 21 y 22 de enero –, la reunión del Consejo Ejecutivo – los días 6 y 7 de febrero – que reúne a los Ministros de Relaciones Exteriores, así como debates en diferentes sesiones, donde los principales funcionarios de la Comisión y otros órganos de la UA presentaron sus respectivos informes.

Entre las cuestiones abordadas por los máximos líderes africanos destacaron la condena al llamado plan estadounidense “Acuerdo del Siglo” con respecto a Palestina. En su discurso inicial, el Presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat casi dio inicio a su intervención criticando este plan de Estados Unidos. Planteó que éste constituía una violación de múltiples resoluciones de la ONU y que desconocía los derechos del pueblo palestino. Señaló que su aplicación generaría más tensiones en la región del Medio Oriente. De igual manera, se ratificó el apoyo de la UA a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y la necesidad de trabajar en conjunto con la ONU para lograr la autodeterminación del pueblo saharaui.

Entre los problemas abordados por Moussa Faki estuvieron las afectaciones ocasionadas en varios países producto de desastres naturales: las inundaciones en Zimbabwe, Malawi y Mozambique, la plaga de la langosta en Etiopía, Uganda y Kenya —la cual comenzó a afectar a Sudán del Sur— y amenazas de hambrunas en otros países de la región del África Austral. El alto funcionario expresó su solidaridad con el pueblo chino por la pandemia del coronavirus. También hizo en repaso por los principales conflictos en la región, en particular el tema del terrorismo, sobre el cual señaló que estaba muy lejos de ser erradicado. Con respecto al conflicto libio se opuso a una solución militar de la crisis y que se debían implementar las iniciativas del Comité de Alto Nivel de la UA sobre Libia presidido por el mandatario Denis Sassou Nguesso, de acuerdo con el principio defendido por la UA de aplicar soluciones africanas a los problemas africanos, sin interferencias extranjeras.

Otros de las cuestiones abordadas en las intervenciones de los mandatarios fue el relacionado con el empoderamiento de la mujer, el logro de la paridad e igualdad de género —es decir lograr la paridad en los porcentajes de la mujer en cargos decisorios—, y su protección frente a la violencia. En este sentido, el mandatario sudafricano Cyril Ramaphosa, en su discurso de aceptación del cargo como Presidente pro témpore de la UA, planteó que el decenio 2020-2030 fuese declarado como “Década sobre la Inclusión Económica y Financiera de la Mujer Africana” e hizo un llamado a fortalecer el trabajo de la Organización Panafricana de Mujeres (PAWO, por sus siglas en inglés) que fuera creada incluso un año antes de la OUA, en 1962. Ramaphosa declaraba la necesidad de que las mujeres fuesen incorporadas a las estructuras de toma de decisión en gobiernos, parlamentos y otros sectores, obteniendo, al menos, una representación de hasta el 50%.

También se realizó por parte del Presidente de la Comisión un balance de los avances alcanzados en 2019 en el trabajo de la organización. Se siguió el proceso de reforma institucional con la restructuración y mejoría en la rendición de cuentas dentro de las estructuras de la Comisión, se avanzó en la división de funciones entre la Comisión y las Comunidades Económicas Regionales (RECs, por sus siglas en inglés), así como en la implementación del nuevo sistema de financiamiento de la UA, que busca disminuir su dependencia de los donantes extranjeros. Para el 2020 se deben seguir los pasos hacia la culminación del proceso de implementación del Área de Libre Comercio Continental (AfCFTA, por sus siglas en inglés) para lo cual es necesario seguir desarrollando las infraestructuras.

Sin embargo, quedaba pendiente la adopción del Protocolo de Libre Movimiento de Personas y Bienes. Este instrumento ha sido firmado por 33 países, pero solo cuatro Estados lo han ratificado. De igual forma, otro tema por concluir sería el relacionado con el completamiento de los cargos del Secretariado General del AfCFTA, el cual va a radicar en la capital ghanesa. En esta Cumbre se decidió nombrar como Secretario General del AfCFTA al sudafricano Wamkele Mene. El presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, afirmó que el Secretariado General estaría ya en completo funcionamiento para finales de marzo del presente año para lo cual su país había contribuido con 3 millones de dólares y organizado, durante el mes de diciembre de 2019, seis reuniones diferentes sobre el AfCFTA. Están realizando todos los esfuerzos para que el Área de Libre Comercio Continental entre en funcionamiento en julio del presente año. Con vistas a ajustar la implementación de dicha zona de libre comercio, Sudáfrica acogerá una Cumbre Extraordinaria de la UA, el 1 de julio próximo.

En el plano político, Moussa Faki destacó que al concluir el año 2020 se debían de haber organizado un total de 40 procesos electorales en 31 países, sumando los realizados ya en 2019. Este es un tema importante, porque muchas veces, la celebración de los comicios constituye una de las vías por excelencia para la solución de las crisis políticas y los conflictos. Por lo tanto, la buena ejecución de los mismos y en los calendarios previstos, es una garantía para que no se produzcan o agudicen posibles crisis políticas por problemas electorales.

A pesar de la continuación de determinados conflictos en el continente, el Presidente de la Comisión indicó ciertos avances experimentados por ejemplo en Sudán. En este país, el proceso de mediación africano condujo al acuerdo que estableció las Instituciones de Transición: el Consejo Soberano y el Gobierno Civil, los cuales están en negociación con los diferentes grupos armados. Hizo un llamado a que Estados Unidos eliminara a Sudán de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Como sabemos, esta lista es realizada de manera unilateral por Washington. Con respecto a Somalia indicó los esfuerzos realizados por la Misión de la Unión Africana en este país (AMISOM, por sus siglas en inglés) en su lucha contra el terrorismo del grupo Al Shabaab. También reconoció los discretos avances en materia de reconciliación dentro de Sudán del Sur desarrollados sobre todo por la IGAD en la formación de un gobierno de Unidad Nacional, aunque todavía quedaba mucho por hacer. Sudáfrica, en el marco del tema que la UA priorizará durante este 2020, dará prioridad a las acciones en torno a la gestión de los conflictos de Sudán del Sur y Libia. Con este propósito, en la ciudad de Johannesburgo se celebrará una Cumbre Extraordinaria, en el mes de mayo, para perfilar la hoja de ruta a seguir en torno a los diferendos africanos más críticos.

De todas maneras, persisten los conflictos armados de diferentes características y alcance dentro de África, cuyas consecuencias humanitarias todavía no logran ser mitigadas. Moussa Faki, en otra parte de su discurso, detalló como parte de las tensiones que se generan en determinados escenarios políticos en África las disputas pre y postelectorales, los conflictos intercomunitarios, el deterioro de las condiciones climáticas y los trastornos en los sistemas de economía tradicional, lo cual incrementa la competencia por el acceso a recursos vitales para dichas comunidades. Incluso hizo referencia a las disputas entre Estados africanos, al menos en el plano político-diplomático. La combinación de todos estos factores, junto a su manipulación por parte de algunas élites con fines políticos —planteó Moussa Faki— crean las condiciones para el aumento de la violencia.

En el 2013, la UA había adoptado un Plan de Acción con el propósito de terminar con los conflictos armados en el 2020, impulsando su propia agenda de seguridad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, este objetivo no pudo ser cumplido y dadas las condiciones existentes en los países afectados por estos conflictos, es poco probable que se logre su completa eliminación en el corto plazo. Sin embargo, persiste la voluntad política en avanzar, en todo lo que se pueda, para alcanzar este objetivo. Al respecto, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (UNECA), la camerunesa Vera Songwe planteó en su intervención, que el número de países africanos con conflictos armados, en alguna parte de su territorio, se había triplicado en los últimos 15 años, desde 2005.

Esta afirmación la realizó al citar datos del Instituto de Investigaciones para la Paz de Oslo. Según este centro, en 2005, seis países africanos tenían conflictos activos y siete conflictos armados. Para el 2019, según este mismo informe, 17 países africanos tenían un conflicto armado, por lo tanto, la situación había transitado para peor. La UA al respecto afirma que se ha producido una reducción en el número de los conflictos en la última década, en comparación con períodos anteriores, mientras existen solo unos pocos que ya llevan más de 30 años, Somalia, y el este de la República Democrática del Congo (RDC), desde 1996, que son de larga data. Según directivos de la UA, el número de conflictos activos en África asciende a la cifra de 14.

Una valoración objetiva de la situación de los conflictos en África —que sigue siendo una realidad— no puede sustentarse solo en números redondos, puesto que las situaciones en las que se dan estos conflictos son muy variadas. Primero habría que preguntarse cuáles serían los presupuestos para definir un conflicto armado, una guerra civil, acciones terroristas o enfrentamientos intercomunitarios. Por lo tanto, se está en presencia de un proceso mucho más complejo que habría que analizar caso por caso. Por solo citar dos ejemplos, en 2005, Sudán todavía no se había dividido en dos países y en Côte d´ Ivoire había una guerra civil (2002-2007) que ya concluyó. Por lo tanto, mientras en unos países se activaban los conflictos armados en otros concluían. También, una parte de ese supuesto incremento —indicado por el dicho Instituto en Oslo — tiene que ver con el terrorismo que comenzó a tomar fuerza en el Sahel occidental a partir de 2007 y 2014, en países como Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad y Camerún, con acciones muy puntuales y concentrando sus ataques en las zonas rurales y más apartadas. De todas maneras, a pesar del aumento del terrorismo, no es un fenómeno que se haya comportado por igual en todos los países ni que se haya generalizado en el continente.

Por otra parte, se han mantenido los mismos conflictos armados —estructuralmente más complejos y de mayores dimensiones— en Somalia, en la República Centroafricana, en el este de la RDC, Sudán y desde 2013, en Sudán del Sur. Si hacemos un análisis con una perspectiva histórica mucho mayor, tendríamos que se ha producido una reducción drástica de la cantidad de conflictos desde la década de 1990 hasta la actualidad. También se han eliminado prácticamente los golpes de Estado: en 2019 solo hubo una sola acción militar que derrocó a Omar al Bashir en Sudán.  Mientras, la tendencia ha sido al surgimiento de crisis políticas coyunturales que han sido oportunamente abordadas y solucionadas. En estos resultados, han desempeñado un rol decisivo, los mecanismos de integración subregionales y de la UA, en cuanto a los procesos de mediación y al envío de misiones de observación durante el desarrollo de los comicios. Aun así, mientras exista un solo conflicto en el continente, la UA seguirá adoptando todas las medidas políticas pertinentes para lograr su erradicación, por lo que silenciar las armas en África estará dentro de las principales prioridades de los líderes africanos.

Un momento significativo dentro de la Cumbre fue la elección del nuevo Presidente de turno de la UA. Las riendas de la organización pasaron por segunda vez —la primera fue en 2002 cuando se creara la UA— a manos de Sudáfrica, como ya se indicó. El presidente egipcio Abdel Fattah el Sisi entregó el liderazgo continental al presidente sudafricano Cyril Ramaphosa. Sudáfrica también asumió la dirección del Mecanismo Africano de Evaluación Periódica (African Peer Review Mechanism, APRM) hasta el 2022 e hizo un llamado a que el resto de los países africanos ratificasen este mecanismo donde hay solo 40 Estados africanos. El mandatario ruandés, Paul Kagame fue electo presidente de la Agencia para el Desarrollo de la UA —Nueva Asociación para el Desarrollo de África (African Union Development Agency— New Partnership for Africa’s Development, AUDA-NEPAD), aprovechando su experiencia al frente de varios procesos políticos dentro de la organización, entre ellos, haber dirigido el relacionado con la reforma institucional.

Sudáfrica también será la sede de dos Cumbres extraordinarias: una en el mes de mayo para debatir el tema del año —sobre cómo silenciar las armas en el continente— y la 13 Cumbre Extraordinaria del AfCFTA a desarrollarse el 1ro de julio. Como parte del proceso de reforma institucional la Cumbre ordinaria de medio año que celebraba la UA fue eliminada, por lo que el resto de las que se convoquen tendrán carácter extraordinario y se pueden hacer en cualquier fecha que se decida. Bajo la presidencia de Sudáfrica, la UA seguirá apostando por el multilateralismo y el fortalecimiento de las relaciones con la ONU. En la arena internacional, uno de sus retos mayores será seguir presionando por lograr una reforma dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y alcanzar una mayor representatividad africana dentro del Consejo e incluso alanzar derecho al veto. También los líderes africanos plantearon sus esfuerzos por hacer cumplir el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y trabajar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU. Con este fin, también acompañan a Sudáfrica como parte de la Troica de la UA, Egipto como presidente saliente y la República Democrática del Congo, al ocupar la Vicepresidencia de la UA. Esto indica que la Presidencia de la UA en 2021 pasará a ser ejercida por Félix Tshisekedi, presidente de la RDC. El actual mandato de la Comisión concluye en este 2020, por lo que el 2021 será además un año de elección o ratificación de los principales cargos que conducirán el trabajo diario de la UA en la próxima etapa.

Las Cumbres de la UA constituyen un momento importante para evaluar el trabajo de la organización y plantearse nuevos objetivos. En este foro se seleccionan o ratifican los principales cargos, se adopta el presupuesto para el año en curso y se establecen las líneas de trabajo y los objetivos a cumplir hasta el próximo período. Las cumbres también se confirman como el foro de concertación política más importante del continente y un momento crucial para la coordinación de las agendas y la valoración de los avances realizados en temas cruciales para el continente. Uno de estos temas neurálgicos, además de la eliminación de los conflictos, será el fortalecimiento del proceso de integración económica a nivel continental, manteniendo el principio de african solutions to african problems.

 

Bibliografía consultada

“AfCFTA Secretariat Will Be Operational By 31st March” – President Akufo-Addo Assures AU.  9 February 2020. Disponible en: http://presidency.gov.gh/index.php/briefing-room/news-style-2/1493-afcfta-secretariat-will-be-operational-by-31st-march-president-akufo-addo-assures-au?fbclid=IwAR2okeuxlWdAfT0x8ZP9H92YLWdrGrxV6E4r7xwKVfJyp50d7nJnojZjxeQ

Acceptance Statement by South African President H.E. Cyril Ramaphosa on assuming the Chair of the African Union for 2020. February 09, 2020. Disponible en: https://au.int/en/speeches/20200209/acceptance-statement-south-african-president-he-cyril-ramaphosa-assuming-chair

Arranca en Addis Abebala 33ª Cumbre ordinaria de la UA con presencia del Presidente saharaui. Addis Abeba, febrero 09, 2020. Disponible en: https://www.ecsaharaui.com/2020/02/arranca-en-addis-abebala-33-cumbre.html

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President Ramaphosa assumes chairmanship of African Union monitoring agency. South Africa, 9 February 2020. Disponible en: https://www.iol.co.za/news/south-africa/president-ramaphosa-assumes-chairmanship-of-african-union-monitoring-agency-42378874

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Sabiiti, Daniel. AU Elects Kagame to Drive Africa 2063 Agenda. February 09, 2020. Disponible en: https://www.ktpress.rw/2020/02/au-elects-kagame-to-drive-africa-2063-agenda/

Statement of H.E. Moussa Faki Mahamat, Chairperson of the African Union Commission at the 33rd Ordinary Session of the Assembly. February 10, 2020. Disponible en: https://au.int/en/speeches/20200210/statement-he-moussa-faki-mahamat-chairperson-african-union-commission-33rd

* Jefe Grupo de África y Medio Oriente. Centro de Investigaciones de Política Internacional. Cuba.