ALGUNOS PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS DEL CAPITÁN LIDDELL HART

Agustín Saavedra Weise*

Sir Basil Liddell Hart

Sir Basil Henry Liddell Hart (1895-1970) fue un destacado oficial británico que llegó al grado de capitán y luego se dedicó a escribir sobre temas militares de diversa naturaleza, los que concitaron la atención de muchos estudiosos del campo castrense como también en los ámbitos político-electorales y empresariales. Uno de los más interesantes trabajos de Liddell Hart ha sido la recopilación de sus entrevistas con los principales estrategas germanos de la Segunda Guerra Mundial en su conocido libro “El otro lado de la Colina – Los generales alemanes hablan”. Al concluir la obra, resume magistralmente su opinión sobre esos oficiales famosos, entre ellos el célebre Mariscal de Campo Erich von Manstein. He aquí lo escrito como reflexión final por el capitán Liddell Hart: “Los generales alemanes de la Segunda Guerra Mundial fueron lo mejor de lo mejor que tuvo el mundo en su profesión. Podrían haber sido aún mejores, si su visión global de los hechos hubiera sido más grande y su comprensión aún más profunda. Pero entonces se habrían transformado en filósofos, ya no hubieran sido soldados”.

Su libro, “El otro lado de la Colina – Los generales alemanes hablan”, en su versión en inglés.

Liddell Hart en otro de sus libros importantes (Estrategia) señala varias máximas que según él deben ser siempre observadas en todo contexto en el que puede haber un enfrentamiento. Algunas de ellas han sido adaptadas de las que marcó en su época el legendario pensador chino Sun Tzu. Helas aquí: 1) Ajuste su fin a sus posibilidades; la vista clara y el cálculo fresco deben prevalecer. No intente hacer más de lo que puede, mantenga un sentido claro de lo que es posible. 2) El objetivo principal debe estar siempre en su mente mientras adapta su plan a las circunstancias. Reconozca que existen alternativas, pero asegúrese de que todas tengan relación con el fin propuesto. 3) Elija la línea de menor expectativa. Intente ponerse en el lugar de su oponente y trate de imaginar qué curso de acción verá él como el menos probable. Y explote la línea de menor resistencia, siempre que pueda llevarlo hacia su objetivo final. 4) Aproveche la oportunidad, pero no cualquier oportunidad sino la óptima, la mejor posible. 5) Su línea de operaciones siempre debe ofrecer objetivos alternativos; elija un curso de acción único que podría tener varios objetivos posibles y no deje que sus acciones los revelen. Esto pondrá a su contrincante en un dilema, introduzca incertidumbre con respecto a lo que se debe proteger. 6) Asegúrese de que tanto los planes como las disposiciones sean flexibles y adaptables a las circunstancias. Incluya contingencias, tanto para el éxito como para el fracaso. 7) No arriesgue toda su fuerza en un solo golpe, máxime si el enemigo está en guardia y bien ubicado para detenerlo o evadirlo. 8) A menos que su rival sea muy inferior, no lo ataque hasta que éste haya sido desorganizado y desmoralizado; la guerra psicológica debe preceder a la guerra física. 9) No renueve un ataque en la misma línea (o en idéntica forma) después de que haya fallado una vez; esa conducta puede serle fatal. 10) Y si ha perdido y es necesario rendirse, hágalo, es mejor eso que sufrir la destrucción total.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, https://eldeber.com.bo/189698_algunos-principios-estrategicos-del-capitan-liddell-hart

INQUIETANTE Y PERTUBADOR

F. Javier Blasco*

El pasado 8 de julio, el presidente Sánchez se desahogó con dicha frase calificativa al aludir a las noticias que saltaban a la prensa inculpando al Rey Emérito Juan Carlos I en un caso de fraude a Hacienda por la no declaración de impuestos sobre ciertas comisiones o donaciones por el AVE a la Meca y su traspaso a una señora despechada quien, a pesar de haber logrado un pastizal, se ha dedicado a largar al mayor y más fétido representante de las llamadas cloacas del Estado. Perla la de Sánchez, que coronó con un “agradecimiento a la Casa Real por poner distancias” con el caso y en el tema.

Frases ambas nada justificables para un Presidente del Gobierno por no respetar en la figura de Juan Carlos I, la presunción de inocencia y por inmiscuirse directamente en un caso que está siendo investigado por la justicia; cosas que siempre repudia en los demás, proclama y exige a todos sobre todo, en los casos que afectan a su partido, al gobierno o a personas allegadas a su ideario.

Tampoco es de recibo que él, como Presidente del Gobierno agradezca nada al Jefe del Estado. En dicho agradecimiento, queda de manifiesto un encubierto deseo y sentimiento de superioridad sobre Felipe VI, cosa más que probada por muchos de sus gestos y totalmente reprobable en su persona dado el cargo que ostenta.

Para darle el justo peso y valor al tema, debemos encajarlo en el escenario o contexto donde se produjo; lo hizo, aprovechando la rueda de prensa conjunta con el Primer Ministro italiano de visita oficial en España, y ante los medios internacionales que la cubrían. Pretendiendo de esta forma y con gran apariencia de naturalidad, mostrar con dos frases —tremendamente calculadas y mendaces— una situación y sensación de control total, así como una parcialidad y una superioridad sin igual.

Por si esto último no hubiera quedado bien claro, en la misma rueda de prensa y cambiando de tercio, se le ocurrió deslizar un mensaje nítido a España y a Europa, al menos. Con él que quiso dejar bien claro que nunca le ha pasado por su cabeza hacer ningún tipo de pacto con el Partido Popular, ni siquiera en los momentos más graves y difíciles para España. Mensaje externo en clave interna, que dice mucho de su arrogancia, egocentrismo y falta de visión de Estado. Que muestra que se encuentra sobrado, que no piensa cambiar de política y que todo lo que afirma y pregona de forma dura contra la oposición al acusarles de remar en sentido contrario, es falso, como casi todo lo que hace y dice en su vida de truhan.

Semana negra para su popularidad y maldad personal en la que ha ido sumando una serie de actos poco recomendables para alguien que ostenta la presidencia de un gobierno que dice ser plenamente democrático; como por ejemplo, el desprecio a los difuntos y familiares de los más de cuarenta y cuatro mil fallecidos durante la pandemia del COVID-19 al no asistir a la misa funeral oficial, celebrada —con la presidencia de la Familia real en pleno— y organizada por la Iglesia católica española en su honor, alegando posteriormente en su defensa, que aquello no era un funeral de Estado. Con su postura y poco apego pisa de nuevo, a unos fallecidos, que él aún no reconoce en su número real, a los que se ha resistido a honrar y de los que, en muchos casos, de su horrenda y solitaria muerte, el gobierno en pleno se intenta desmarcar.

Santa Misa celebrada en recuerdo de todas las víctimas del COVID-19 en la Catedral de la Almudena con la presencia del Rey Felipe VI, la Reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Foto: EFE

Hecho feo, chulesco y burlesco tanto en su persona como en la del nefasto vicepresidente Iglesias, personaje siniestro y amenazador sin igual, que cada día se va implicando en más temas a cual más fétido y vulgar. Temas, de los que veremos si el gobierno y con todos sus execrables resortes de “protección jurídica” a su entero y personal servicio podrán, algún día, librarle completamente.

Para finalizar la semana horribilis solo faltaban una serie de declaraciones, soltadas a modo de globo sonda, por las que trataba de resucitar un hecho que es imposible llevar a cabo sin la concurrencia del principal partido de la oposición, como es la revisión de la inviolabilidad del Jefe del Estado, el Rey mientras este ejerza el cargo. Porque para ello, es preciso una revisión de calado de la Constitución, lo que supone disolver las cortes, ganar las elecciones, aprobar de nuevo dichos cambios en las nuevas cortes y ser sancionados mediante un referéndum nacional. Por lo que todos saben que no es más que ganas de mover el rabo, tratar de quitarle seguidores a Podemos y aparentar que es todo un auténtico revolucionario.

No se puede asegurar a ciencia cierta que todas estas palabras, frases, gestos y hechos por si solas o en conjunción, hayan tenido una gran y directa influencia en el fallido nombramiento de la Sra. Calviño cómo Presidenta del Eurogrupo el pasado jueves 9 de julio. Hecho y momento de gran vergüenza para el gobierno de Sánchez por haber mostrado una nefasta estrategia diplomática, un exceso de confianza, un selectivo acercamiento a los países más grandes y un grave desprecio de los pequeños y a los partidos de centro derecha, sin tener presente que dichos países tienen el mismo peso a la hora de depositar su voto y que son además los que ponen y pondrán las principales pegas a la hora de que la UE nos vaya a financiar. Vender la piel del oso, con desprecios y postureos, antes de cazarlo, suele tener malas consecuencias para el cazador, ya que puede hasta resultar ser cazado, como ha sido el caso.

Situación que, seguramente, tiene sus bases en otros muchos aspectos, actos, desprecios y salidas de patas de banco, así como en las graves repercusiones ya probadas de la alianza social-comunista al establecer un gobierno apoyado en partidos regionalistas, separatistas y filoterroristas, muy poco preparado, totalmente desnortado, incoherente, anacrónico y que marcha por un camino completamente equivocado y contrario a los demás para ir hacia ningún lado y menos, para salir de la grave crisis económica en la que ese mismo gobierno nos ha metido por su falta de previsión, mirar para otro lado y dada su pésima gestión de una crisis sanitaria, derivada de una pandemia global, que, a su vez, ha colocado a España en los peores podios en materias tales como el número de muertos, personal sanitario contagiado y los más pésimos indicadores económicos que solo prevén una gran dificultad para nuestra recuperación.

Todo influye, nada pasa desapercibido, máxime cuando muchos saben que por parte de los protagonistas del “pacto del abrazo”, nada ocurre por casualidad o es fruto de un desliz poco madurado. Los muchos cientos o miles de asesores que les rodean y las directrices marcadas por el mercenario de la propaganda que domina y dirige las cloacas Moncloa, hacen que todo esté pensado, aparezca en el momento que estimen más oportuno y que su nueva versión, cambio o replica esté calibrada, ensayada y preparada para surgir si fuera necesario.

Lo de Calviño, es un claro aviso a navegantes; los mismos que nos denegaron su apoyo, son los que tiene bien hechos sus deberes, se han sacrificado previamente y no están dispuestos a que sean sus conciudadanos los que paguen con sus impuestos los excesos y las alegrías de los países gobernados por descerebrados, gastadores a manos llenas y totalmente despreocupados por lo que pueda venir mañana.

Estoy plenamente convencido que el proceso que se inicia ahora mismo y que será el que nos saque o no del abismo, no va a ser un camino plano y lleno de rosas como muchos imaginaban, ya que el poder de los más fuertes dentro de la UE no es hoy, ni mucho menos, tan grande como lo fue antaño, lo que hace pensar en que el proceso negociador será a cara perro y ya veremos cómo y en qué acaba este desaguisado.

Los charcos en los que se mete el gobierno son cada vez mayores, ya he perdido la cuenta del número de subvenciones, apoyos o planes de refuerzo a la economía y diversos sectores que como si fuera el más poderoso del mundo y no el más endeudado, firma y aprueba por doquier con todo su desparpajo, aunque tarde y sin dinero para financiarlos.

Las querellas y demandas que por decenas le vienen llegando, de momento las van soslayando; pero llegará el día en que el muelle de protección se romperá de tanto tensarlo y entonces, será incluso la propia justicia europea la que ponga orden en tanto mamoneo y excesivo quebranto.

Las chulerías no son nada baratas; en esta vida todo se paga, aquellos que se ufanan de sus gestos o actos aunque vayan contra tiros y troyanos acaban finalmente mordiendo el polvo, incluso con mayor dureza y escarnio. Lo malo de todo esto es que, en nuestro caso, seremos los españoles los que pagaremos la factura y el dolor recaerá sobre nuestros bolsillos y espaldas. Mientras tanto, estos dos dictadores y tiranos pasarán a engrosar las filas de los muchos ex dirigentes que, al estilo de Zapatero, pululan por el mundo sacando pingües beneficios, a costa de defender a capa y espada causas perdidas en países que, habiendo sido otrora muy ricos y prósperos, ahora nadan y retozan en la miseria, la pobreza, la desesperación y el paro. Por eso me atrevo a decir, sin ningún reparo, que TODO esto sí que es INQUIETANTE y PERTURBADOR, señor Sánchez.

* Coronel de Ejército de Tierra (Reserva) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/inquietante-y-pertubador

RECORDANDO EL 9 DE JULIO DE 1816

Agustín Saavedra Weise*

Exclusivo para la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG.

 

Este 9 de julio se celebró el 204º aniversario de la declaración de independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata, es decir, de la hermana República Argentina de nuestros días. Nos permitiremos un breve comentario al respecto de ese acontecimiento de trascendental alcance continental en su época.

La mayoría de los historiadores argentinos coincide en que el haber repelido exitosamente las invasiones inglesas de 1806 fue un primer hito fundamental de lo que 10 años después sería la proclamación de la independencia. Durante la fallida invasión británica se comprobó la debilidad de España en la región austral y al mismo tiempo la fortaleza criolla interna, factor que permitió unificar fuerzas propias en torno a Liniers y así rechazar a los invasores en dos oportunidades. De allí, al 25 de mayo de 1810, mediaron cuatro breves años.

La Junta del 25 de mayo de 1810 —presidida por el potosino Cornelio de Saavedra- aún mantuvo la ficción de representar y mantener la lealtad a Fernando VII, el rey de España erradicado del poder en Madrid por las tropas de Napoleón Bonaparte. En realidad, todo el contexto independentista —no solo argentino sino hispanoamericano en general— no puede entenderse bien sin la sincronización con lo que ocurría en Europa en ámbitos políticos e intelectuales. La Revolución Francesa de 1789 había estremecido al viejo continente. Además, ya se tenía el precedente de la liberación de las 13 colonias inglesas de América del Norte, que desde 1776 formaron un nuevo país llamado Estados Unidos de América.

En 1816 las condiciones europeas habían cambiado. Tras la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo (1815) se volvió al viejo orden dinástico mediante el célebre Congreso de Viena. La restaurada monarquía hispana se endureció con respecto a los brotes independentistas de sus colonias americanas. Como contrapartida, ya no era necesario usar la ficción de representar al rey español desplazado por los franceses; fue así como el Congreso de Tucumán optó por la proclamación de la independencia el 9 de julio de 1816. Las provincias de la llamada “Liga Federal” y lo que hoy es el Uruguay no participaron por estar en conflicto con las Provincias Unidas, pero sí lo hicieron delegados del Alto Perú y de la región autónoma de Santa Cruz de la Sierra, es decir, lo que hoy forma Bolivia, nombre derivado del libertador venezolano Simón Bolívar, quien permitió la creación del nuevo estado en 1825 ante la indiferencia de los gobiernos porteños de la época que no le dieron mayor importancia geopolítica a este hecho ni al desprendimiento de esos importantes territorios legalmente pertenecientes al Virreinato.

La Junta de Buenos Aires dispuso de diputados para las llamadas “provincias altas” desde su primer congreso constituyente en 1813. Fue así como se tuvieron delegados de Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, Chuquisaca, Potosí, La Paz y Mizque. Hubo ocho representantes del Alto Perú en 1813 y seis en el Congreso de Tucumán.

Entre los delegados altoperuanos a Tucumán destacó la presencia de José Mariano Serrano, quien posteriormente (1825) también estuvo presente en la asamblea que declaró la creación de Bolivia. Tuvo así este prócer el raro privilegio de participar en la declaración de la independencia de dos países: Argentina y Bolivia. Tras una honorable trayectoria, Serrano falleció (1851) en su Charcas natal.

Acta de Independencia de la República de Bolivia

En las discusiones sobre la futura forma de gobierno Serrano se pronunció por la monarquía atemperada y rechazó la idea de un inca monarca. Asimismo, Serrano redactó el manifiesto de la Independencia, publicado con el nombre de “Manifiesto de las Naciones” y que fue aprobado por el Congreso el 25 de octubre de 1817.

Las provincias que participaron en Tucumán fueron: Buenos Aires, Tucumán, San Juan, Mendoza, Jujuy, Santiago del Estero, San Luis, Catamarca, Salta, La Rioja, Córdoba, Santa Fe y los pueblos del Alto Perú. Las provincias del litoral (Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, como así también la Banda Oriental de José Gervasio Artigas) reiteramos que no participaron del Congreso; desde 1813 estaban enfrentadas con el poder central instituido en Buenos Aires.

El Libertador José de San Martín fue una figura relevante que merece citarse por su vital influencia indirecta sobre el Congreso de Tucumán para que se proclame la independencia. Él estaba preparando en Mendoza su expedición a Chile y presionaba a los congresales para que emitan la proclama, dado que no quería iniciar el cruce de los Andes como si fuera un sublevado; deseaba hacerlo como jefe de la expedición militar y libertaria de un Estado soberano

A partir del 9 de julio de 1816 se inicia el proceso de consolidación de la Nación Argentina, al mismo tiempo que los otros flamantes estados —que se iban independizando progresivamente— buscaban también su propio lugar bajo el sol. Todos desecharon la monarquía y decidieron seguir pautas republicanas. Hubo muchos momentos tristes, guerras y hasta enfrentamientos fratricidas, pero en general y al final, cada estado siguió su propio derrotero. En el campo rioplatense, aparte del grueso del conglomerado que terminó consolidándose como República Argentina, marcharon —cada cual por su lado— Bolivia, Paraguay y Uruguay, territorios con todo el derecho y legalidad para haber sido un solo país con la Nación del Plata, optaron por la auto determinación y forjaron con el tiempo sus propias nacionalidades.

Hasta el lindo nombre de “Argentina” es sugestivo y tiene su razón de ser en el Alto Perú. Como había que llegar a Potosí, dónde realmente estaba la plata (“Argentum” en latín), los aspirantes a nuevos conquistadores o nuevos ricos ingresaban por Buenos Aires y desde allí partían hacia las “tierras de argento”, hacia Potosí, la tierra de la plata. Con el tiempo el nombre se asentó definitivamente en la región y de ahí derivó el patronímico “Argentina” (tierra de la plata) aunque no había tal pero sí otras riquezas, sobre todo su enorme potencial agropecuario, de reconocido nivel mundial hasta nuestros días.

Otro elemento para rescatar es el de las nacionalidades. Hoy se dice “Cornelio Saavedra era boliviano” y por Serrano, “fue un boliviano el que redactó el Acta de independencia” y así en otros contextos, con los que al presente son tanto bolivianos como uruguayos y paraguayos. La verdad es que en esa época las mezquinas fronteras del presente no existían, muchos menos había cabida para los nacionalismos estrechos. El pensamiento era continental y continentales eran las presencias de los personajes que han forjado nuestra historia común. No importaba de dónde sean ni nadie se preocupaba por su origen natal, simplemente eran americanos o específicamente rioplatenses, parte de las Provincias Unidas; el resto carecía de valor. A ese continentalismo, a ese pensamiento en grande, deberemos volver algún día. Y mientras, recordemos con afecto sincero un aniversario más de la independencia argentina, factor geopolítico y libertario que gravitó decisivamente sobre el Cono Sur en múltiples aspectos. El suscrito aprendió a querer a la Argentina desde su niñez y juventud, la quiere como a una segunda Patria. Allí también tuve el honor de representar como diplomático a mi país natal, Bolivia. Gloria por siempre a la Nación Argentina, gloria por siempre a las Provincias Unidas del Sud y a quienes las hicieron libres, un ya lejano 9 de julio de 1816.

 

* Diplomático de carrera (jubilado) del Servicio Exterior de su país y ex Canciller. Ex embajador de Bolivia en la Argentina. Fue condecorado con la Gran Cruz del Libertador San Martín y la Gran Cruz de la Orden de Mayo. Socio vitalicio del Jockey Club. Miembro del CEID y de la SAEEG. Ha escrito 15 libros, es politólogo, economista, catedrático universitario y columnista de prensa en medios bolivianos e internacionales.

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