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Los impuestos, el lastre que frena la iniciativa exportadora

Iris Speroni*

La alta carga tributaria representa un obstáculo difícil de salvar a la hora de venderle al mundo. La Argentina exporta dos tercios de su producción de aluminio. El tercio restante se utiliza para la producción de bienes intermedios. Se exportan productos semielaborados pero en menor proporción que materia prima.

Argentina es exportador de aluminio para la industria, pero el alto nivel de impuestos hace poco probable la venta de productos finales.

Hace ocho años que el país no crece y cuatro que decrece. Los motivos son una asfixiante carga impositiva que quiebra familias y empresas y un tipo de cambio retrasado artificialmente que impide la exportación.

En estos últimos años creció la exportación de servicios informáticos, fruto de una inversión de décadas en la formación de recursos humanos a costa de los contribuyentes. Rápidamente el gobierno les puso aranceles a la exportación del 10%. Nadie debe prosperar excepto los políticos y sus protegidos. Toda actividad económica lícita por fuera del grupo selecto será aniquilada. Resistirse es fútil.

ALUMINIO

La Argentina exporta dos tercios de su producción de aluminio. El tercio restante se utiliza para la producción de bienes intermedios (perfiles, cables de electricidad, tubos, laminados), con los cuales, a su vez, se elaboran productos finales. Tanto la materia prima como los productos intermedios tienen competencia de productos importados, desde 5% a 50%, según el segmento.

Se exportan productos semielaborados pero en menor proporción que materia prima. Resulta irónico. Nuestro país invirtió fuertemente para que existiera producción de aluminio argentino (una inversión privada con soporte estatal en infraestructura y créditos) con el objetivo estratégico de ser autosuficientes y abastecer a la Fábrica Militar de Aviones.

Con la intervención socialdemócrata desde Alfonsín a la fecha, FMA se cerró, nuestro aluminio sirvió para que Embraer hiciera aviones (con subsidio y crédito estatal brasileño) y para abastecer a la atrasada industria automotriz brasileña que nos venden su caros y malos autos.

El Banco Mundial dio créditos para que la Argentina instalara generadores eólicos. Con ese dinero se compran aspas a Brasil. La Argentina poseía tecnología para generadores eólicos en la década del «70. Ahora importamos aspas.

La Argentina exporta lana de vicuña a Canadá que la convierte en abrigos de u$s 5.000 la prenda. El 50% de las exportaciones a la Unión Europea están compuestas por harina y pellets de soja y pesca.
¿Por qué se exporta aluminio y no aberturas de aluminio? ¿Por qué se exportan pellets de soja y no carne de chancho? ¿Por qué se exporta madera y no aberturas o muebles o instrumentos musicales?

¿Por qué se exporta lana sucia y no tela de casimir o sweters? No es por salarios altos porque exportamos productos sin elaborar a países desarrollados con salarios el doble de los nuestros. No es por falta de capital. Los Argentinos tienen ahorros en el exterior equivalentes a un PBI.

RAZONES

Entonces ¿por qué no podemos convertir acero en una sembradora y exportarla a Hungría? ¿Por qué no podemos vender aberturas de aluminio a Estados Unidos? ¿Por qué no podemos exporta casimir 50% mohair y 50% merino a Italia? La diferencia entre exportar y vender al mercado interno es la carga impositiva. No tanto el monto sino el momento en que deben abonarse.

Si Aluar exporta un producto que vale 100, cobra ese dinero menos los derechos de exportación (ahora en 10%) y mal y tarde cobrará algún reintegro de IVA por sus insumos.

Si vende localmente agrega impuesto a los ingresos brutos, IVA e impuesto al cheque. Pagaderos inmediatamente, aunque cobre después. Con una tasa de interés del 80% anual, el costo financiero del IVA es de 4% de la venta si cobra a 90 días. Sumemos: 5% de IIBB y 4% costo financiero de IVA y 0,6% de impuesto al cheque.

El comprador, supongamos que esté en el Gran Buenos Aires, tiene 1.300 kilómetros en camión por la Ruta Nacional 3. Podría ir en barco desde Puerto Madryn a Bahía Blanca y ahí por el Ferrocarril Roca, o en barco hasta Ensenada, pero sólo el 10% de la carga se mueve por tren. El flete sale el doble por el costo impositivo. El camión y las cubiertas tienen un 100% de sobrecosto impositivo (50% camión, 50% impuestos). Peaje, tributo al Club de la Obra Pública, club del cual el presidente es socio.

El fabricante de perfiles tiene entonces: 5% de IIBB en el precio del aluminio, 21% de IVA, 4% de costo financiero sobre IVA, 1,2% de impuesto a las transacciones financieras más flete. Ya pagó más que quien importó el aluminio de Aluar (además el flete marítimo es más barato que el terrestre).

Nuestro fabricante efectúa la conversión de aluminio en perfiles. Requiere electricidad (con IIBB, IVA y 20,5% de recargo impositivo), mano de obra (con 30% de cargas sociales), maquinaria con aranceles de importación, tanto la máquina como los repuestos y el IVA de la máquina pagado por adelantado. Todo eso lo tiene que recargar a su producto. Luego le vende perfiles a un fabricante de aberturas.

Este tiene acumulado: 2 capas de IIBB, 2 capas de impuesto al cheque, el costo financiero del adelanto impositivo en ambos casos, el costo impositivo del flete de ambos tramos, más los impuestos sobre la electricidad y contratación de personal.

Cuando venda sus aberturas deberá abonar ingresos brutos, impuesto al cheque y pagar el IVA meses antes de cobrar su producto. Ya tiene acumulado 15% de IIBB, 3,6% de Impuesto al cheque, 21% de IVA, impuestos sobre los tres tramos de flete, impuestos del 20,5% sobre la electricidad, impuestos sobre el empleo de personal y el costo financiero de adelantar impuestos (paga IIBB e IVA al momento de emitir la factura, no al momento de cobrar), y además ya pagó el costo financiero de Aluar, de la fábrica de perfiles, más el propio (12%).

Aunque fueran eficientes, profesionales, con buen diseño y calidad, ¿a quién le podrán exportar un producto cuya composición es 50% de impuestos? Es por esto que podemos exportar aluminio puro y no perfiles de aluminio.

Consecuencias adicionales: por la carga impositiva, las empresas abaratan costos. Reducen la calidad. Retrasan la renovación de maquinaria. La consecuencia es ocho años de estancamiento del PBI, decrecimiento en los últimos cuatro.

ESTRATOS

Hay una capa de impuestos por cada paso en el proceso de elaboración: 1) aluminio, 2) perfiles, 3) aberturas. Para poder exportar productos terminados (desde queso parmesano a aberturas de madera o helicópteros) se necesita cambiar el sistema impositivo. No sólo las alícuotas, sino pagar el impuesto luego de la cobranza de la venta y no al momento de comprar los insumos.

Actualmente se han pagado fortunas antes de vender el primer fumigador, el primer cinturón, el primer simulador de vuelo. Si los impuestos se gravan sobre la venta final y sobre las ganancias cobradas entonces podemos aspirar a exportar productos elaborados.

Ahora sólo se puede exportar aluminio y calamar y no carteras o casimir de mohair/merino. Porque el porcentaje de impuestos de los primeros dos productos es infinitamente inferior al de los dos últimos. La primarización de las exportaciones argentinas es la consecuencia del sistema impositivo armado por la casta política argentina. El diseño impositivo y la determinación del tipo de cambio son responsabilidad del Congreso de la Nación.

La Argentina necesita que el país tenga pleno empleo. Exportar productos elaborados aumenta la necesidad de mano de obra. El pleno empleo sube el valor del salario.

PROPUESTAS

1- Eliminar los impuestos a los ingresos brutos, a los sellos, a las transferencias bancarias, y todo impuesto de cualquier clase sobre combustibles, energía eléctrica y gas.

2- Eliminar todo impuesto sobre forrajes y alimentos.

3- Bajar el IVA al 10% que se cobrará sobre todos los productos excepto alimentos, forrajes, combustibles, gas y electricidad que pagarán 0%.

4- Eliminar IVA a la maquinaria y a los barcos.

5- Eliminar los derechos de exportación.

6- Eliminar todo adelanto impositivo, percepción, retención, ganancia mínima presunta.

7- Irse del Mercosur.

8- Eliminar peajes.

9- Mejorar los Ferrocarriles y tener flota fluvial y marítima.

10- Mejorar los puertos.

11- Convivir con un tipo de cambio alto sostenido.

12- Eliminar los impuestos al trabajo.

Los primeros seis puntos son de resolución inmediata. Un crecimiento de exportaciones de productos semielaborados y terminados implica más trabajo y prosperidad.

* Licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA.
** Tomado de La Prensa, Argentina, http://www.laprensa.com.ar/478075-Los-impuestos-el-lastre-que-frena-la-iniciativa-exportadora.note.aspx

Macri y el debate sobre los costos del flete en la Argentina

Iris Speroni*

A pesar de no ser el lugar ni el momento indicado, las críticas del presidente Macri a Moyano por los costos en el transporte abren un debate analizado en varias oportunidades en La Prensa. Los camiones en Argentina salen más del doble que en otros países por la simple razón que más de la mitad del precio de venta son impuestos. El costo del camión debe amortizarse en cada viaje y por lo tanto incorporarlo al precio del flete.

El presidente en el Día de la Bandera, en Rosario, frente a niños durante un acto escolar, se refirió a Hugo Moyano y le imputó ser el responsable de los altos costos del flete.

Fue una declaración en el lugar equivocado y en el momento equivocado. Tiene 364 días al año para pelearse con Moyano por la razón que fuera. Es un hombre libre. Pero también es el Presidente de la Nación.

Su accionar fue una falta de respeto a los niños —les arruinó el día más importante de toda su escuela primaria— y a nosotros, los ciudadanos. No se ocupó de aquello por lo que le pagamos el sueldo, que es ejercer la primera magistratura y se desvió en temas facciosos. Un desubicado.

Pero veamos al contenido, más allá de ser inoportuno.

El presidente sostiene que Moyano es responsable del alto costo del flete.

No es cierto.

Es un tema que hemos tratado en profundidad en La Prensa (1 y 2) pero no está mal repasarlo.

Países extensos como Canadá o EEUU llevan el 40% de su carga en FFCC lo que abarata su costo notablemente. En Argentina a duras penas alcanza el 10%.

No tenemos transporte fluvial. La Hidrovía es de uso exclusivo de los paraguayos. Éstos cargan combustible en los puertos locales a mitad de precio ya que están exentos del recargo del 55% (son técnicamente exportaciones de gasoil). No pagan IIBB ni IVA ni impuesto al cheque. La alícuota de ganancias es la mitad. Es por eso que todos los armadores se mudaron a Paraguay.

Tampoco tenemos transporte marítimo para abastecer a la Patagonia vía puertos y evitar la Ruta Nacional 3.

Sólo nos queda el transporte en camión. Los camiones en Argentina salen más del doble que en otros países por la simple razón que más de la mitad del precio de venta son impuestos. El costo del camión debe amortizarse en cada viaje y por lo tanto incorporarlo al precio del flete. Lo mismo sucede con las cubiertas. El 55% del precio del combustible está integrado por impuestos.

Además tenemos los peajes. Tenemos rutas angostas y con baches o craqueadas, pero pagamos peaje. Las inversiones en rutas, si las hay, las paga el estado con dinero del Tesoro Nacional, pero pagamos peajes a empresas particulares.

Los que gestionan los corredores viales son grandes amigos del presidente, integran el Club de la Obra Pública, también conocido como Cámara Argentina de la Construcción, procesados por darle el 15% de la facturación de los peajes a funcionarios del gobierno anterior.

Apenas asumió, Guillermo Dietrich, ministro de transporte, subió escandalosamente las tarifas de peaje, lo que provocó un alza  abrupta de la cotización de la empresa del presidente, Autopistas del Sol, y también la de su gran socio desde hace décadas, Roggio, a cargo de Autopistas del Oeste. No sólo eso sino que Dietrich, sin licitación previa, postergó por varios años la concesión a punto de caducar.

Cualquiera sea el salario de los camioneros, tienen cargas sociales que pueden ascender hasta el 40%, según el caso. Dinero que sale del bolsillo del dueño de camión y que debe cargar al costo del flete. Dinero que no ingresa ni al bolsillo de trabajador, ni, por supuesto, a su mesa. Cuando vaya al almacén con lo que finalmente cobre, dejará la mitad en impuestos y con el resto comprará huevos, asado, leche, harina.

Si el presidente quiere bajar el costo de los fletes, preocupación que comparto, con la última persona que debe hablar de toda esta lista, es con Moyano.

Podría empezar hablando con Dietrich.

http://www.laprensa.com.ar/470596-Si-no-abaratamos-los-fletes-el-pais-no-arranca.note.aspx

http://www.laprensa.com.ar/472507-La-sociedad-insana-entre-el-Club-de-la-Obra-Publica-y-los-politicos.note.aspx

 

* Licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA.

** Tomado de La Prensa, Argentina, http://www.laprensa.com.ar/477845-Macri-y-el-debate-sobre-los-costos-del-flete-en-la-Argentina.note.aspx

Nuestra verdadera tragedia fue haber cancelado en 1982 el proyecto de Nación

Iris Speroni*

El orden socialdemocrata requiere un Estado que cuesta el 50% del PBI y un alto endeudamiento. Esto implica una alta carga impositiva o alta inflación o ambas. Impide la capitalización (ahorro) de familias y empresas.

El último censo agropecuario demostró la desaparición de 100.000 explotaciones en menos de dos décadas, un tercio del total.

Existe un proyecto de Nación desde el fin de la Guerra de Paraguay hasta el fin de la Guerra de Malvinas. Este proyecto implicó a) la ocupación del territorio, decisión de Avellaneda de conquistar tierra de indios y extender el Ferrocarril, b) educar al soberano, esto es, al Pueblo de la Nación Argentina, c) Iniciar el desarrollo en industria, agricultura, ciencias, artes, d) Posicionarnos en el mundo, comerciar, y liderar la región.

Nuestra clase dirigente consideraba que la Argentina era un fenómeno excepcional, un pueblo con algo para dar al mundo. Somos el error en la Matrix.

De Avellaneda en más, todos cumplieron con ese mandato. Conservadores del PAN, radicales, gobiernos de facto y peronismo. 

Ejemplo: el gobierno de Sáenz Peña-de la Plaza decidió que debíamos tener un instituto de estudios de enfermedades infectocontagiosas humanas. Se lo encargaron al Dr. Malbrán sin reparar en gastos. El 23 de diciembre de 1916 el Presidente Yrigoyen inaugura el bello edificio con laboratorios de punta en esa época. Tenemos 102 años ininterrumpidos de investigación con resultados notables.

La Argentina, con sus limitaciones (falta de capital, falta de población, falta de fondos públicos) prosiguió. Ocupó el territorio: ferrocarril, regimientos, puertos militares y civiles, escuelas de frontera, nuevas ciudades (actualmente se cumplen 100 años de vida de numerosas localidades), inversión en educación, en particular la escuela primaria, la que verdaderamente importa.

Desarrollo en todas las latitudes de las actividades ganaderas, agrícolas, industriales. Nos insertamos en el mundo comercial, cultural y geopolíticamente. En su segunda presidencia, Roca instaló bases en la Antártida y cedió dos barcos artillados a Japón para su guerra contra Rusia. Perón, post-mortem, arruinó la Conferencia de Población de Bucarest de 1974.

La Argentina emprendió un plan de desarrollo que implicó una mejora de los planteles ganaderos (importación de madres y sementales) y agrícola (domesticación de tierras vírgenes). No es cierto que la Argentina no tuviera industria en el siglo XIX. La tuvo. Y la mejoró. Pellegrini, Savio, Mosconi, Fabricaciones Militares, la Fábrica Militar de aviones. Perón inauguró la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Balseiro. Inversiones privadas como Aluar o Siderca, con apoyo público y construcción de infraestructura de soporte (como El Chocón). Infraestructura: caminos, puentes, puertos, energía, centros de investigación, YPF. El Estado además brindó salud, educación, justicia, seguridad y defensa. 

Entre ambas guerras usamos un 25% de nuestra riqueza anual en tener un Estado moderno (inversiones más gastos corrientes).

NOS ENRIQUECIMOS

Estos 112 años de paz (100 si tomamos la guerra civil contra la subversión) sirvieron para una fenomenal construcción de patrimonios familiares. 

No sólo las grandes familias patricias que pudieron adquirir campos a principios del siglo XIX. La zona de frontera con el indio era indeseada por los riesgos que se corrían, lo que reducía el precio de la tierra.

No, me refiero a la formación de pequeños patrimonios familiares. Locales minoristas (panaderías, venta de telas, calzados, ramos generales, corralones, cafés y bares, mueblerías, bazares, ferreterías, pensiones) e innumerables fábricas pequeñas o no tan pequeñas, de loza, calzado, sombreros (se exportaban a Inglaterra), ladrillos, productos alimenticios, cosméticos. Desde Rigolleau o Bagley o Aguila (grandes) hasta un ferretero de Azul. 

En el caso de los trabajadores a sueldo o independientes, hubo décadas enteras que facilitaron el acceso a la vivienda. El procedimiento usual era comprar un lote y construir de a poco. Las viviendas estatales eran de alto valor simbólico (Ciudad Evita) pero poca cantidad. 

En esos 100 años de paz, la Argentina recibió millones de personas, conquistó millones de hectáreas. Millones de familias construyeron sus casas, locales comerciales, galpones, talleres, compraron vehículos, tornos, maquinarias. 

Se desarrolló la industria textil, química, de vidrio, del plástico, metalmecánica, de la alimentación, del calzado, marroquinería, y su industria pesada (Aluar, Somisa, polo petroquímico de Bahía Blanca), energía (embalses, CNEA, termoeléctrica). 

A través de golpes de estado y de distintos gobiernos constitucionales (conservadores, radicales, peronistas), tenemos más de un siglo de capitalización de las familias y al mismo tiempo capitalización del estado argentino. Todo esto se logró con un 25% del PBI administrado por el Estado y un 75% administrado por los particulares.

PAIS INTERVENIDO

Luego de perder la Guerra del Atlántico Sur fuimos intervenidos por la socialdemocracia. Es un proceso que empezó con cierto disimulo. Actualmente la adhesión a la agenda global es vertiginosa. 

El orden socialdemócrata requiere un estado que cuesta el 50% del PBI y un alto endeudamiento.
Esto implica una alta carga impositiva o alta inflación o ambas. Impide la capitalización (ahorro) de familias y empresas. ¿Por qué? Porque les quita rentabilidad que las familias y las empresas invierten y capitalizan.

Si un trabajador pudiera cobrar la totalidad del dinero que le cuesta al empleador prácticamente le aumentaría su salario en un 40%. Si además no pagara impuestos sobre los alimentos, su salario doblaría el poder de compra.

Imaginen todos los lectores que son asalariados o jubilados o pensionados que de un día para otro pudieran comprar el doble de bienes… 

Lo mismo sucede con las empresas. 

Todo taller, fábrica, explotación agropecuaria, cooperativa se ve limitada por la enorme carga impositiva. Es dinero que no se puede reinvertir en el negocio: comprar nueva maquinaria o vehículos, aumentar stocks, construir galpones, modernizar los sistemas (hardware). 

Al mismo tiempo, la caída de poder de compra de los ciudadanos, también baja la rentabilidad de las empresas al reducir los volúmenes de ventas. 

SALIDA TRUNCA

La salida podría ser exportar, lo que es imposible por: a) la alta carga impositiva, los importadores de otros países no son tontos, están dispuestos a comprarnos bienes, pero no nuestros impuestos, b) el tipo de cambio artificialmente atrasado como forma de proselitismo político, c) la falta de calidad de nuestros productos por la falta de inversión en maquinaria, capacitación de personal y diseño, d) los altos costos de logística (peaje, impuestos al combustible, puertos sucios, ausencia de FFCC).

La falta de excedentes en el bolsillo del trabajador/cuentapropista/pequeño industrial/comerciante/ganadero, no es exclusivo de Argentina, sino de la socialdemocracia. Esta descapitalización de las familias la vive Europa. El Estado favorece a los grandes conglomerados empresariales mediante exenciones impositivas, créditos blandos, barreras arancelarias, reglamentaciones que expulsan a las pequeñas empresas.

La concentración de la economía tiene como correlato los cierres de las pequeñas fábricas y comercios locales, el aumento del empleo público, y la precarización del empleo. Esa es la razón de las protestas en Francia en los últimos seis meses.

La segunda consecuencia es que al subir la carga fiscal las pequeñas explotaciones no pueden pagar al mismo tiempo insumos, trabajo e impuestos. Por lo que lleva a la concentración económica. El último censo agropecuario demostró la desaparición de 100.000 explotaciones (1) en menos de dos décadas, un tercio del total. La AFIP sabe cuántos talleres, industrias, cooperativas han desaparecido en Argentina. 
Personas con trabajo precario que alquilan su vivienda sufren angustia, posponen la conformación de una familia o limitan la cantidad de hijos. 

Todos nuestros políticos, desde Alberdi (pre Guerra del Paraguay) hasta la intervención socialdemócrata, pensaron un país donde los desposeídos —trabajosamente— se convirtieran en propietarios. El hombre propietario es un hombre libre.

PROPUESTAS 
 

* Barrer a la socialdemocracia y a sus representantes locales de la escena política.

* Retomar el proyecto nacional.

* Bajar la carga impositiva para recapitalizar a las familias argentinas y favorecer el acceso a la propiedad.

* Mantener el tipo de cambio alto para revitalizar a las economías regionales y estimular las exportaciones.

(1) Fuente INDEC, Censo agropecuario nacional, año 2002: 333.533 explotaciones, año 2018: 236.601.

* Licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA.

** Tomado de La Prensa, Argentina, http://www.laprensa.com.ar/477615-Nuestra-verdadera-tragedia-fue-haber-cancelado-en-1982-el-proyecto-de-Nacion.note.aspx