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ENEMIGOS SOLAPADOS: COMUNISTAS Y MASONES

Ya nos lo decía el siempre vigente Jordán Bruno Genta:

Dos corrientes ideológicas que tienen el mismo diabólico origen y son igualmente anticatólicas, antinacionales y antimilitares, la Masonería y el Comunismo, están socavando los fundamentos espirituales de la sociedad argentina.

Es por todos sabido que, la Masonería no actúa casi nunca con su nombre propio, sino camuflados, la vemos ahora mismo vestida de «Democracia y Libertad».

Tengamos en cuenta que desde hace más de un siglo tenemos como máxima figura de la enseñanza, del sacrificio y de la bonomía a Sarmiento, (inmortal, según nos hacen cantar en su himno), es decir, el Gran Maestre de la Masonería Argentina en 1882 (época en que se sancionó la Ley 1.420 de educación laica). Por tanto, que podemos pretender de la enseñanza viciada que reciben nuestros hijos. Para colmo de males, la masonería actual, de la mano del N.O.M. ha implantado el «lenguaje inclusivo», la «Enseñanza Sexual Integral» y la «Identidad de Género».

Durante el largo período en que ejerce una influencia cada, vez más decisiva en la política nacional, la idea fija de Sarmiento, su obsesión, es hacer del Ilustre Hermano D. Benjamín Franklin, el arquetipo moral de sus futuras generaciones argentinas.

Y no vacila en sostener que: «Franklin avanza en moral sobre Sócrates, y sobre la moral misma de Jesús que, según lo ha observado Renán, es ineficaz para los fines civiles en la parte económica». («Robinson es una Nación», lectura hecha el 1 de Enero del 1886. — Obras completas, tomo 22).

Debemos recordar que la masonería es el Anticristo, el anticatolicismo radical, extremo, absoluto. El catolicismo es incompatible tanto con la masonería como con el comunismo.

Por todo ésto, debemos repudiar a los masones infiltrados en todas las instituciones de la Nación, debemos cambiar los valores de esta sociedad. Debemos dejar de mirar a los seguidores de Sarmiento y apoyar incondicionalmente a los que enarbolan el estandarte de los valores sanmartinianos.

Las palabras y los hechos de San Martín evidencian que no adhirió a los principios liberales, ni a la democracia mayoritaria y populista; su juicio sereno y honrado en la madurez de la vida y después de su experiencia americana del gobierno político, lo llevó a condenar resueltamente los regímenes de la libertad jacobina.

Tampoco fue un enemigo de la Iglesia Católica y, por el contrario, cuidó la vida religiosa y persiguió la blasfemia en sus soldados, con un celo de inquisidor tan extremo que no existe ejemplo igual en un general americano. Y lo que es más decisivo todavía, puso al Ejército de los Andes bajo la protección de la Virgen del Carmen.

Un hermano masón, puro y perfecto, no podría incurrir en tan inexcusables claudicaciones de los ideales ultraliberales y anticatólicos de la Orden.

Muchos, con ingenuidad y quizás llevados por la desesperación de tener que elegir entre Milei y Massa, votamos al primero, eligiendo el mal menor. Apostamos a un gobierno de derechas que dejara atrás décadas de zurdaje progre; pues bien, ya probamos las hieles de este liberalismo masón y «no cristiano», (quién sepa leer entre líneas… lea), y espero no volvamos a caer en el error, aprendamos de nuestros errores.

Tenemos una gran tarea por delante, los católicos debemos reclamar públicamente y con todas nuestras fuerzas, para lograr la reconstrucción de la Patria, la integridad de la familia y el retorno de Cristo a las escuelas y universidades. Porque se llenan la boca hablando de laicismo y «libertad», de que respetan todos los derechos pero, no se puede hablar de Cristo en las escuelas pero, se enseña el «holocausto» en las aulas, y no se habla de la persecución de alemanes, o polacos, ni de israelíes; se habla de judíos, que es una religión… ¿entonces?, ¿se puede hablar o no se puede hablar de religión en las aulas?

Se están concretando viejos temores que se difundían allende los setentas en grupos nacionalistas que hablaban del latrocinio de tierras perpetrado por un grupo bien identificado. No dejemos de mirar la Patagonia Argentina, no permitamos que nos la arrebaten.

Enseñemos a nuestros hijos a querer a la Patria, a defenderla de nuestros enemigos.

¡Argentina Despierta!

DyPoM

Por der Landsmann para SAEEG

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LA FECHA DE LA NAVIDAD

Julio Ferrari Freyre*

Hemos pasado el tiempo litúrgico de Adviento, es decir en las postrimerías del año calendario gregoriano, momento en que los cristianos celebramos la Asunción de la Virgen María, la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, fiesta de la Sagrada Familia, de María Madre de Dios y el Año Nuevo, más el Día de los Reyes Magos. Y para otros será, el Janucá de los judíos el 25 de diciembre (25 de Klisev), o el año nuevo Lunar, el 29 de enero de 2025, también llamado Seollal, Tsagaan Sar, Losar, Tết, Año Nuevo Chino o (según el Partido Comunista Chino) Festival de Primavera[1]. Toda una colección de feriados y festividades para alegrar el cierre de un ejercicio y el comienzo de uno nuevo: lamentar lo que no pudimos hacer y alegrarnos porque tenemos un año para concretar múltiples proyectos, pero primero las vacaciones veraniegas que tanto nos gusta a nosotros y a nuestras familias.

En estos días se puede escuchar de mucha gente, cultos y no tanto, cristianos serios y no tanto, ateos o agnósticos, que la fecha de la Natividad de Nuestro Señor fue erigida por los primeros seguidores de Cristo para «tapar» una festividad pagana romana; pero nadie se pregunta de qué festividad pagana se trata. ¿Tenía que ver con la religión greco-romana de la época? ¿Se celebraba algún hito en la historia de la República o del Imperio? ¿Se conmemoraba alguna fecha especial del complicado calendario romano o el «inventado» por Julio César y usado en el Imperio?

Por ser fin de año dejé de lado la imponente Espasa Calpe que decora mi biblioteca y fui al deficiente y tendencioso pero útil y práctico Wikipedia para sacarme la duda. Allí leí que: «la celebración de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a celebraciones mediterráneas relacionadas con el solsticio de invierno, principalmente el Sol invictus y la Saturnalia que habrían sido adaptados por los cristianos en el siglo III» y que «El papa Julio I pidió en 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha y finalmente el papa Liberio decreta este día como el nacimiento de Jesús de Nazaret en 354»[2].

Según esta versión, la fecha de Navidad se debió a una operación de contra inteligencia para atacar las festividades de los malvados paganos que pululaban por el Imperio Romano.

Sin embargo, mi curiosidad no estaba satisfecha y seguí investigando el tema con interesantes hallazgos para esclarecer mis propias dudas surgidas, tal vez, por una deficiente educación religiosa o por el bombardeo de propaganda laicista del momento que nos toca vivir.

Así encontré que tenemos dos festividades romanas a fines de diciembre, a falta de una, a ser censurada por ser pagana. Entre el 17 y 23 de diciembre el pueblo romano celebraba Saturnalia. Con la ayuda de Wikipedia descubrí que este festejo comenzó en el año 217 a.C. dedicado a Saturno, dios de la agricultura, y que simbolizaba el fin del trabajo en el campo, o sea la cosecha. Incluía un banquete público «intercambio de regalos, continuo festejo, y un ambiente de carnaval en el que se producía una relajación de las normas sociales»[3].

La otra festividad romana a ser censurada era día del “Sol Invicto”, Dies Natalis Solis Invicti en latín, que se empezó a agendar en 274 y fue un invento del Emperador Aureliano para fortalecer y en cierta medida extender los festejos de la Saturnalia. El Sol Invictus se celebraba el 25 de diciembre según algunas fuentes como Wikipedia, o el 27 de diciembre según otras[4]. Ahora bien, en el año 221 Sexto Julio Africano, un muy respetado historiador, fija la fecha del nacimiento de Nuestro Señor el 25 de diciembre en su monumental Chronographiai, medio siglo antes de la invención del Sol Invictus [5].

Esto lleva a pensar más bien que la celebración del Sol Invictus se haya inventado por la creciente influencia del festejo del nacimiento de Cristo y por lo tanto esta fecha pagana carece de influencia directa en el día que celebramos la Navidad.

Más aún, antes de esas fechas Telésforo, segundo Obispo de Roma entre 125 y 136, había declarado a los feligreses que la Natividad de Nuestro Señor debería festejarse a fines de diciembre[6].

En la correspondencia de San Cirilo de Jerusalén (348-386) y el Papa San Julio I (337-352), aquel le pide al Sumo Pontífice que le asigne al Nacimiento de Jesús su verdadera fecha «tomándola de los documentos del censo traídos por Tito a Roma». En 350 el Papa Julio I fijó que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre y cuatro años después; el Papa Liberio decreta ese día como el nacimiento de Jesús[7].

Algunas versiones sostienen que Jesús no podría haber nacido en diciembre porque los pastores y sus ovejas no pueden estar a la intemperie con las bajas temperaturas de fines de otoño y principios de invierno. Sin embargo, los pastores israelitas de nuestros días no tienen problema en cuidar sus rebaños en pleno invierno bajo el cristalino cielo de Medio Oriente.

De cualquier manera, ¿tiene alguna importancia que la fecha de nacimiento de Jesús, y que nosotros como cristianos celebramos, sea coincidente con una celebración pagana? Pareciera que no.

Considerando que muchas sociedades dan poca relevancia al día del nacimiento de una persona, no sería de extrañar que los Evangelistas ni siquiera hayan pensado en poner fechas exactas en el Nuevo Testamento. En realidad, hay muy pocas referencias a fechas puntuales en la Biblia. Porque finalmente, ¿qué es más importante: que nuestro país sea independiente o la fecha en que se logró esa condición?

 

*Julio Ferrari Freyre estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Sophia (Tokio, Japón), Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador y Economía en la Universidad de Deusto (Bilbao, España). Egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (1984), siendo Cónsul en Bilbao (1989-94), integrante en la Embajada Argentina en la República Popular de China (1997-2003) y Cónsul General en Cantón (2011-2016). En Cancillería fue Director de Documentación de Viaje en la Dirección General de Asuntos Consulares y Representante Especial para Asuntos de Terrorismo. Se retiró del Servicio Exterior como Ministro Plenipotenciario de Primera Clase en 2018.

 

Bibliografía

Ferrari Freyre, Julio C. «Año Nuevo Chino». Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 06/02/2024, https://saeeg.org/index.php/2024/02/06/ano-nuevo-chino/.

Prada, Juan Manuel de. «Feliz Solsticio de invierno». Asociación Almedrón, 28/12/2024, https://www.almendron.com/tribuna/feliz-solsticio-de-invierno/

Smith, Jeb: «Celebrating Christmas: A Response to Evangelicals». The Postil Magazine, 18/12/2024, https://www.thepostil.com/celebrating-christmas-a-response-to-evangelicals/.

Enciclopedia Católica:, https://es.catholic.com/encyclopedia.

Wikipedia, https://es.wikipedia.org/.

 

Referencias

[1] Ferrari Freyre, Año Nuevo Chino.

[2] Wikipedia: Navidad, https://es.wikipedia.org/wiki/Navidad.

[3] Wikipedia, Saturnales,  https://es.wikipedia.org/wiki/Saturnales.

[4] Wikipedia, Sol Invictus, https://es.wikipedia.org/wiki/Sol_Invictus.

[5] Wikipedia, Sexto Julio Africano, https://es.wikipedia.org/wiki/Sexto_Julio_African.o

[6] Smith, Celebrating Christmas.

[7] Enciclopedia Católica, Navidad, https://ec.aciprensa.com/wiki/Navidad.

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LOS «VALORES» DE WOKOCCIDENTE

Enric Ravello Barber*

La repetición de ciertos tópicos sin un contenido claro se ha convertido en la defectuosa carga dialéctica contra la «islamización de Europa». Vemos que frecuentemente se repite el mantra de «la defensa de los valores de Occidente» pero nunca hemos visto definir ni delimitar a qué valores occidentales se refieren los que abogan insistentemente por su defensa. Nos tememos que esa indefinición no es por falta de voluntad sino por carencia argumental.

Faye ―y en general la llamada ND francesa― definió a Occidente como «el hijo pródigo y bastardo de Europa, hoy dominado por el modelo americano, que tiene como objetivo universalizar el primado absoluto de la sociedad de consumo y del individualismo». Compartimos en gran medida esta definición, aunque no «culpando» ―como solía hacer la ND― de todo mal a los Estados Unidos pues ese mismo Occidente se desarrolló igualmente en todos los países de Europa occidental, empezando por Reino Unido, Francia y los Países Bajos.

Ese Occidente bastardo tiene una raíz ideológica liberal individualista que, en los últimos años, dentro de una lógica evolución atendiendo a sus parámetros fundadores, ha gestado la ideología woke: anti-blanca, LGTBI, enemiga de toda identidad y colectividad de origen europeo, inmigracionista, integracionista… Esos son hoy los valores de las democracias occidentales y de sus clases dirigentes políticas y mediáticas. Occidente es hoy Wokoccidente.

De ahí que los que dicen defender Occidente contra la islamización lo hagan ―en cierta lógica― afirmándose en los valores propios de éste, es decir, en la ideología wokoccidental. Por eso estamos llegando a ver que, supuestos nacionalistas, se oponen a la «islamización» porque ataca a los derechos LGTBI y repugnancias como el «desfile del orgullo».

Siguiendo esta lógica, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, una de las capitales del bastardo Occidente, fue una exhibición de esos valores wokoccidenteles: ofensas a la tradición religiosa, pansexualismo denigrante, exhibición LGTBI; recordemos que la ceremonia fue ideada por un judío-progre y la degenerada que denigró a la figura de Cristo, también lo era. ¡Cómo no, ellos son los zelotes intocables de la cumbre ideológica de Wokoccidente!

Quizás por todo esto ni Marine Le Pen ni Bardella se hayan atrevido a decir una palabra (Marion Merechal sí lo ha hecho y en la mejor línea) contra esa aberrante ceremonia de apertura ¿no se atreven a criticar a los valores de Wokoccidente? Es necesario señalar que el único gobierno que ha protestado oficialmente contra la ofensa a Jesucristo, llamando al embajador francés ha consultas ha sido el gobierno de Irán.

Es necesaria una profunda reflexión de los partidos y militantes nacionalista e identitarios de toda Europa: no defendemos Wokocciente.

Defendemos la recuperación de nuestra mejor tradición y de los valores permanentes que han estado presentes en la historia de la civilización europea. Ese rearme moral e ideológico necesario es la primera premisa para enfrentarnos al proceso de disolución que encarna hoy el mundialismo woke-liberal internacionalista. Si no, seguiremos siendo meras comparsas de Wokoccidente y su proyecto de alienación globalista.

 

* Presidente de la Asociación de Amistad Euro Sudamericana (AAESA), https://aaesa.org/.

Artículo publicado por la Asociación De Amistad Euro-Sudamericana (AAESA), https://aaesa.org/los-valores-de-wokoccidente/.