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“LA SEGURIDAD ESTRATÉGICA DE LA REGIÓN EN EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL” (CONFERENCIA EN FEDEPAC, ENERO DE 2002)

Grl Heriberto Justo Auel*

Señor Presidente de FEDEPAC, Señoras, Señores:

Nuestro agradecimiento a FEDEPAC por la invitación que nos ha cursado al IEEBA para exponer acerca de un tema central en los días que vivimos. Dividiremos nuestra conferencia en dos partes. En la primera, conceptualizaremos la evolución estratégica internacional posguerra fría y en la segunda lo haremos apuntando —brevemente— a la región iberoamericana y a la de nuestra Patria.

El 11 de septiembre del año 2001 terminó —inesperadamente— la posguerra fría. Esta posguerra fue un interregno de diez años —entre dos guerras mundiales—, caracterizado por la confusión de los dirigentes, la perplejidad de los intelectuales y la desorientación de los políticos ideologizados.

Ese lapso transicional —que aun percibimos— separó a las dos primeras guerras mundiales —en la historia universal— que se desarrollan en ambiente QBN: la “guerra fría” y la que acaba de iniciarse, la “guerra antiterrorista global”.

Ello las hace “diferentes”. Tan diferentes que algunos de nuestros dirigentes aun no las han descubierto. Por ello las niegan como hechos políticos, las reemplazan con “doctrinas” y “planes” y las hacen judiciables, si bien las pruebas nunca aparecen en el momento de su presentación. Indudablemente, desde el 11S01 hay un nuevo escenario internacional, un sorpresivo escenario que nos llega cuando somatizamos —como comunidad— la larga crisis estructural del Estado y la larga decadencia de la Nación Argentina.

Intentaremos interrelacionar a esta nueva situación internacional marco, con la grave situación estratégica regional actual, indudablemente afectada por los acontecimientos internacionales, cosa que seguirá ocurriendo en los próximos años. Para ello es necesario —a priori— establecer que en nuestro entender la etiología, el origen, el germen de nuestra crisis estructural histórica y de arrastre, es cultural y política.

Si nos dejamos llevar por el metraje de la prensa o por las horas televisivas dedicadas a ella, el tratamiento que observamos es, además de superficial, exclusivamente económico, financiero y fiscal. Y, nos equivocamos. Nuestra decadencia tiene su origen en causas mucho más profundas. Si atendemos a los efectos y no a sus causas, no vamos a erradicar nuestra calamitosa situación.

Hace muy pocos días —en un matutino porteño— el profesor Giovanni Sartori publicó un artículo titulado: “Una guerra inédita, pero que debe ser llamada por su nombre”. Me pareció importantísimo para los argentinos este título, porque nosotros nos hemos negado entender lo que es la guerra. Es más, somos un país en triple posguerra que no ha asimilado, digerido ni reaccionado ante ninguna de ellas. Como ya lo señalamos, las hemos negado obstinadamente y su consecuencia está a la vista: éste nuevo cuadro situacional externo nos sorprende en pleno estado de debilidad e indefensión estratégica, real y perceptual.

Probablemente la profundidad del colapso a que nos llevaron los simpatizantes del terrorismo ideológico vernáculo, triunfantes en las posguerras a través de la explotación política de su victoria estratégica, permita que la voz de la cordura vuelva a escucharse, por sobre la gritería anárquica del democratismo revolucionario.

Decía el profesor Sartori: “¿Estamos en guerra, está sucediendo una guerra? Muchos piensan que la palabra no tiene importancia y, por lo tanto, que cada uno puede llamar al evento que estamos viviendo como quiera, sin embargo la elección de la palabra tiene importancia, las palabras son nuestras lentes y hasta cierto punto nuestros ojos. Equivocar la palabra es equivocar la visión de la cosa”. Y.… así es.

Pero vayamos más allá. Las palabras son expresiones de ideas y cuando transmitimos mal una idea porque “equivocamos” la palabra, estamos confundiendo a los ciudadanos. Ello es grave si se lo hace desde una posición dirigencial. Si la comunicación social confunde, si el intelectual esta perplejo, se produce un efecto demoledor en la sociedad.

“La defensa de la ciudad no está en las piedras de las murallas, sino en los hombres que viven dentro de las murallas”.

Una dirigencia que niega la realidad que la circunda, que niega la existencia de los conflictos aun en el nivel de hipótesis, que no tiene conceptos claros, que conduce sin rumbo, extraviada por intereses personales y crematísticos, que ha olvidado la ética heredada; nos lleva inexorablemente a la disolución.

Así, por esta vía, hemos alcanzado la imagen que se ha difundido en los días que corren: sentada sobre las enormes riquezas de su heredad, la Joven Nación Argentina se ve obligada a pedir limosna …”

El último párrafo del artículo de Sartori dice: “La guerra que viene, que ya está presente, se gana o se pierde en casa. Se ganará si sabemos reaccionar a la chatura intelectual y moral en la que navegamos actualmente”…“y que hoy lleva a que un italiano sobre cuatro justifique a Ben Laden. Y se perderá si dudamos de nuestros valores y de la civilización que nos encarna”.

Sartori pide a los italianos “reaccionar” ante la “chatura intelectual y moral” que los ha llevado a que uno de cada cuatro italianos justifique a Ben Laden. Sepamos los argentinos que, de acuerdo con una reciente encuesta Gallup “tres de cada cuatro argentinos se han alineado a Ben Laden”. ¿Qué reacción debiéramos de tener ante esta escandalosa comprobación, si deseáramos guardar equivalencia con la de Sartori?

Como mínimo estos hechos deben de ser motivo de nuestra profunda reflexión… de una introspección que nos lleve a reencontrar nuestras raíces.  Nuestra cultura original, nuestra cultura fundacional. La cultura sanmartiniana expresaba que “debíamos ser lo que somos, o bien no seríamos nada”. ¿Y qué éramos? …, ¿qué somos?: somos hispanos-criollos-católicos, TODOS. Yo, nieto de alemanes e italianos, soy hispano-criollo-católico.

Tenemos una cultura/ética heredada que nos identifica. Allí reside la soberanía de la Nación. Es lo que hemos recibido de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestra Patria… Una ética, un conjunto de valores, principios y creencias que es lo que señala Sartori con todo acierto. Es nuestra identidad. Es una personalidad nacional que, frente al “otro” o “los otros”, en el medio internacional interdependiente y globalizado, nos diferencia…, nos permite saber quiénes somos y qué somos y, a partir de allí qué queremos, adonde vamos, cuál es nuestro destino, cuál es el escenario común del conjunto social de pertenencia que transforma a la sociedad en comunidad de ideales y de intereses. He allí la unidad nacional, hoy ausente.

Aquella cultura original, sanmartiniana, era expansiva, generosa, fuerte. Pedía DEBERES, no derechos. Salía a dar, no a pedir. Y no a dar dinero. A dar libertad, a dar independencia, a dar la posibilidad de ser libres e independientes aun al costo de nuestra sangre, cuando aún no teníamos ni Estado ni riquezas. Teníamos por cierto la seguridad de los que éramos y… lo teníamos a San Martín.

Con el tiempo hemos trasegado a una cultura contractiva, egoísta, débil. De una actitud centrifuga ingresamos progresivamente a una centrípeta: a pedir y no a dar. Figuras menores pretenden cambiar nuestra identidad, nuestra ética; lo que no podemos ni debemos cambiar: la cultura y, cobardemente rechazan nuestro decidido ingreso a la civilización del conocimiento que nos obliga a cambiar lo instrumental, para ingresar al mundo con competitividad; a ser, en nuestro tiempo.

¿Y.…qué es lo que hemos escuchado desde esta débil actitud cultural en estos dramáticos días, ante la caída de las Torres Gemelas?: “!Yo…, argentino!”. “Yo no tengo nada que ver”, “¿Por qué comprometernos nosotros?, Es un problema de ellos, no es nuestro”. “¡Seguramente se lo buscaron!!”. Y.… en verdad, el problema que tenemos por delante es de todos, es del planeta. Estamos en presencia de una guerra mundial. Que no nos queden dudas: esta guerra nos abarca. Hay un frente de combate en Afganistán en este momento, en ese espacio estratégico llave, al norte del Índico. Luego habrá otros, incluso en Iberoamérica.

La retaguardia de esos combates es el resto del planeta. No olvidemos que la retaguardia es el espacio débil del teatro de la guerra. Lo ha expresado de un modo tangencial el canciller saudita —que vive muy de cerca del conflicto—: “Ben Laden no atacó a Estados Unidos, atacó al mundo” y podríamos agregar que despertó una nueva e inédita etapa en la vida de la comunidad internacional.

En los últimos cinco siglos ha habido diez guerras mundiales Estamos entrando a la décimo primera. Acabamos de terminar la última, en 1991. Todavía hay quienes —entre nosotros— creen que la última guerra mundial fue la Segunda Guerra Mundial —que terminó en el ’45— a pesar de que vivimos muy intensamente a esa última guerra mundial, la llamada guerra fría. Allí está la génesis del drama que nos envuelve al comenzar el Siglo XXI.  Ya señalamos que fue “diferente” y que por ello hay quienes —aun hoy— no la ven. Como dice Sartori, “la niegan con eufemismos”.

En el Hemisferio Norte esa guerra fue fría, pero en el Hemisferio Sur, no fue fría. Digamos que fue tibia y sorpresiva. Peleamos una guerra fuera de la Convención de Ginebra —por ello no convencional— que agredía a los débiles “Estados Sur” no consolidados, con sus instituciones malversadas. Entre nosotros las Fuerzas Armadas fueron empleadas para gobernar, la institución judicial para hacer negocios, la institución legislativa para distribuir canonjías y, en resumen, el Estado para distribuir prebendas…. Se le llamó el “Estado Prebendario”. ¿Quién lo ignora?

Esa guerra fue el catalizador de nuestra crisis cultural —estructural-histórica— y llegamos adonde hoy estamos. Cuando una cultura es contractiva y débil busca permanentemente la evasión. La evasión frente a la realidad que no se asume ni enfrenta. La evasión construye falsedades en reemplazo de la realidad y esa falsedad es la falacia política —el “relato” o “narrativa”—. No hay responsabilidad en el “progre relativizado”: la culpa siempre es del otro.

Para operar sobre las falacias, deben crearse necesariamente los mitos. Allí surgen esas palabras que encubren la realidad y así alcanzamos una sociedad mitómana, donde las cosas no son llamadas por su nombre…, hemos encontrado palabras para evadir la verdad con la utopía y el mito, como lo plantea Sartori.

La Política es un arte que opera sobre realidades. La Estrategia sirve a la Política. La acompaña: es la teoría de la acción política y no se hace Estrategia si no se opera sobre la realidad que nos circunda… Si fabrico a la realidad, no opero con la verdad, opero sobre la irrealidad y los mitos chocan con esa verdad, llevando al espíritu débil a crear otra falacia y otro mito, para volver a evadir la real situación que está presente y que se proyecta hacia el futuro como tabú, como una dualidad difícil de penetrar pero que deberemos enfrentar, tarde o temprano, dominando a la circunstancia o, tardíamente, dominados por las circunstancias.

La Escuela Unicista, es argentina. Ha encontrado la estructura del concepto y con ello una tecnología para entrar en las tinieblas del futuro, donde opera el arte político y el arte estratégico. Ello ayuda al natural coraje necesario para enfrentar a esa oscuridad, al tabú. Sin embargo, no la estamos utilizando.

San Martín no sabía adónde estaba el grueso del enemigo, al otro lado de los Andes. Pero tenía la sagacidad, el coraje y la audacia que exige el desafío estratégico y logró superar en la confrontación de voluntades inteligentes al enemigo, con un plan continental. No huyó por la tangente. Dominó a su circunstancia.

Hemos renunciado —después de tremendas y dramáticas experiencias nacionales— a la seguridad estratégica como responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado Nación. El Estado argentino tiene prohibida por Ley la posibilidad del desarrollo del planeamiento estratégico —atendiendo al riesgo y a la amenaza ya presentes—. Paradójicamente, por la Ley de Defensa Nacional. Las Leyes de Seguridad Nacional vigentes prohíben taxativamente a las FF.AA. entender —lo que la Constitución les impone— sobre la compleja situación estratégica existente desde hace años en el Continente.

Un Secretario de Estado —responsable legal de esa área— pidió públicamente la disolución de las FF.AA. en medio del caos social y, días después, el Cte. J. “Provisorio” de las FF.AA. manifestó que “no sabe para qué existen” (La Nación – 13 Ene 02).

Las Fuerzas Armadas argentinas pueden ser policía militar en el interior de cualquier país del mundo, pero cuando explotó el edificio de la calle Pasteur, constituyendo un indudable hecho terrorista de carácter estratégico, hubo un General israelí con tropas y bandera israelíes, en ese lugar. No estaba legalmente autorizado ningún General argentino para operar en ese lugar público. Se lo impedía la Ley de Defensa Nacional. Pero eso no es lo más grave. Esa es una anécdota demostrativa de lo que afirmamos. Lo más grave es que, al carecer de planeamiento estratégico, nuestro país no tiene previsiones de ningún tipo frente a la acelerada y difícil situación en desarrollo.

POR ESO LA ARGENTINA NO ES CONFIABLE. Ello va mucho más allá de lo que significa un plan económico “sustentable”, que tampoco tenemos. La Defensa Nacional es un Bien Público, un concepto que hay que abarcar y entender: es la posibilidad de evitar la guerra o de ganarla, si nos es impuesta. Ello nos está vedado por ley.

La violencia es connatural en el hombre. Si hay vida hay conflicto. La paz, la paz perfecta, está en los cementerios. Si los hombres son inteligentes, si desarrollan sus instituciones, si tienen mecanismos creíbles y firmes, si son sanos y expansivos, es indudable que van a lograr un estadio de paz y progreso. Habrán ganado el estadio de la paz posible.

Luego de cada una de las guerras mundiales ha habido y hay una etapa singular, a ser entendida: la etapa de posguerra. En ella, quien ganó la última guerra mundial moderará la PAX. Recordemos a las que ya fueron: la Pax Británica, la Pax Española, la Pax Americano-Soviética y llegamos a la presente, la “Pax Global”. En esas “posguerras” quien ganó la última guerra mundial asume, quiéralo o no, el rol de moderador de un nuevo statu-quo: un proceso de transculturación en el que los valores del victorioso en la guerra son transferidos a quienes han participado y no han participado en la guerra.

La última guerra mundial —la guerra fría 1947/1989-91— terminó con dos pasos sucesivos: en el ’89 la caída del muro y en el ’91 la implosión soviética. La ganó Occidente: la libertad, la economía de mercado y los derechos humanos. Se iniciaron así diez años de “Pax Global” y de una enorme confusión… Había sido tan sencilla la lógica bipolar de la guerra fría que, cuando finalizó, apareció una verdadera perplejidad entre los intelectuales y la citada confusión en la opinión pública.

Fueron numerosos los analistas que plantearon sus tesis sobre el inmediato futuro: los Fukuyama, los Toffler, los Huntington, los Kaplan, los Hoffmann y todos aquellos que desde su óptica específica empezaron a predecir qué era lo que sobrevenía; cómo iba a ser el mundo, el “nuevo orden”, el reacomodamiento, el realineamiento. Había implosionado un imperio —sin sangre— a través de una maniobra estratégica de aproximación indirecta iniciada con el solo anuncio del establecimiento —fuera de la atmósfera— de un escudo contra misiles, desarrollado a nivel de prefactibilidad: la “Iniciativa de Defensa Estratégica”, en reemplazo de la “Mutua Destrucción Asegurada”.

Era el pasaje de una actitud estratégica ofensiva a una actitud estratégica defensiva, que ponía fin al período de “Pax Nuclear” o “Pax del Terror Nuclear” al anular al arsenal nuclear enemigo, en sus posiciones de lanzamiento.

Aquella situación disuasiva-nuclear era percibida en nuestros viajes por Europa en los ‘70. Europa suponía que era el espacio probable de la guerra nuclear en ciernes. Pero la disuasión nuclear funcionó, era creíble en el Este y en el Oeste.… Los arsenales nucleares crecieron hasta alcanzar unas treinta mil ojivas de cada lado y se perfeccionaron intensamente los sistemas de lanzamiento, ya sea desde el fondo de los océanos, desde los bombarderos en vuelo o desde los silos, en zonas desérticas. Todo ello fue anulado por las bases laséricas espaciales de la “Iniciativa de Defensa Estratégica”.

Sin embargo la disuasión estratégica nuclear siguió vigente durante los diez años de posguerra fría, entre los poseedores de los arsenales nucleares. Mientras tanto, entre los “no poseedores” se cernían las Guerras de la Tercera Especie, una reiteración de las ya vividas, pero desde situaciones nacionales extremadamente críticas.

A partir del 11S01 la paz sustentada en el sistema de disuasión nuclear ha dejado de funcionar en el Hemisferio Norte. En la presente guerra mundial “contraterrorista global”, la novedad es que la disuasión, convencional o nuclear, no funciona y que las “guerras de la Tercera Especie” o de “Tercera Generación” se han catalizado.

Ahora el Norte desarrollado va a entender mejor porqué el Sur no tuvo paz de ningún tipo, durante la guerra fría. Ahora el mundo entenderá al terrorismo —a pesar de las dudas de Sampson en La Nación del 24/02/2002—, al actual macro terrorismo o al de la guerrilla revolucionaria-terrorista que administraba la violencia con gotero sobre sociedades sin un Estado Institucional consolidado, sin planeamiento estratégico y que, consecuentemente, no presentó batalla.

La batalla no se ve con los ojos del cuerpo, se conceptualiza. Es el encuentro de las maniobras estratégicas. Es una estratagema. Es la que dirige a los combates. Sin ella, la victoria en el combate táctico no se transfiere a la explotación estratégica del éxito, en el plano político; es decir, en el plano de la guerra.

Los conceptos se desarrollan y perciben si hay un alto nivel de abstracción. Las batallas son los encuentros de las maniobras. Nuestro enemigo terrorista-revolucionario, que maniobró frente a nosotros, tenía dirección estratégica externa. Se inspiraba en Sun Tsu. No en Clausewitz.

Clausewitz representa el pensamiento lineal de los occidentales. Sun Tsu, el estratega chino que vivió cinco siglos antes de Cristo, orientó las doctrinas revolucionarias durante la guerra fría —a través de la interpretación de Mao— e indudablemente orienta hoy las estrategias del macro terrorismo global del acto.

La afiatada operación del 11S01 tiene el sello del estratega chino. Muestra una acción planificada detalladamente, de altísimo contenido psicológico y de una refinada perfección en el uso de los medios, en el manejo de los tiempos y en lo simbólico en la elección de los blancos.

El mensaje al mundo fue contundente: “a partir de hoy —11 de septiembre— la libertad quedó aplastada por un nivel de permanente inseguridad”. El aviso dice con claridad: “YA NO HABRÁ DISUASIÓN”. El empleo químico, biológico o nuclear (QBN) es hoy posible y probable. Y como la libertad y la seguridad son funciones de una misma ecuación, hagámonos cargo que estamos afectados por esas funciones y, además, dentro de esa ecuación.

Hay un conjunto de razones por las que esta agresión de un enemigo “privado” —dilecto hijo del capitalismo y de la globalización— contra los Estados Seculares, eligió como blanco a EE.UU., cabeza del Imperio Global y paradigma cultural-político —en la posguerra fría— de la civilización del conocimiento, frente a las fuerzas “antisistema” que resisten a ambas.

Se ha plantado la falacia justificativa en la situación del Gran Medio Oriente. Este conflicto —israelí/palestino— lleva más de medio siglo. Puede ser el termómetro de la nueva guerra. El termómetro, pero no la causa. Nada tienen que ver las religiones. Sí tienen que ver los fanáticos-fundamentalistas y sectarios que ocupan ciertos espacios en las religiones y que se han asociado con el Crimen Organizado Internacional. Hay religiones que no han podido separar la jurisdicción teológica de la política. Los cristianos lo hemos hecho: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

Que lo hayamos resuelto no quiere decir que no tengamos algún sectario fundamentalista entre los cristianos. Cuando estos fundamentalistas van en contra de la secularización del Estado, pasan a ser una quinta columna en su propio Estado. No pueden compartir un mundo que se estrecha, no pueden relacionarse ni negociar nada porque el dogma es innegociable, inflexible. Por ello tienen en la violencia la única alternativa. Nos plantean: “o nosotros o ellos”.

Nuestra cultura y su correspondiente ética política tienen un sostén, que es la religión. Nuestra religión ha resuelto el problema de las relaciones sociales y políticas. Al hombre que va al templo se le dice: “cuando salgas del templo, compórtate en función de estos valores y de estos principios” y ello otorga un buen margen de convivencia de la diversidad, en libertad. Por supuesto que también hay muchos confundidos, que creen que los valores y principios son las modas y, consecuentemente, los cambian o relativizan como si fuesen sombreros. Estos equívocos se pagan muy caros.

Si en una cultura y en su respectiva ética está la identidad, un cambio en los valores significa una pérdida de soberanía. En las últimas décadas la relativización de nuestros valores,  principios, tradiciones y arraigo, en la confusión intelectual provocada por cierta modernidad o moda, trajo el malentendido entre “la continuidad y el cambio”, que están postergando nuestra capacidad de recuperación. Lo que debe continuar es la cultura y lo que debe cambiar es la dinámica civilización.

Vivimos una etapa de altísima dinámica de mutación civilizatoria y debemos impulsar a nuestra gente para que ingrese a ese cambio, para ingresar cuanto antes a la etapa “de la civilización del conocimiento”. No hemos podido desarrollar integralmente “la etapa de la civilización industrial”. Hoy, cuando el mundo desarrollado transita la etapa posindustrial, debemos recuperar el tiempo de las décadas perdidas. Pero, para ello hay una condición inexorable: recuperar nuestra identidad cultural.

Delineada y conceptualizada genéricamente la evolución situacional del marco estratégico externo, vayamos ahora a la segunda parte: la situación regional y la propia.

Iberoamérica tiene una situación estratégica muy compleja y de difícil resolución.

Tan difícil es que, por primera vez en la historia panamericana, en los últimos años se han producido tres reuniones de los Ministros de Defensa del continente. Tres, y las tres fracasaron. Fueron diálogos de sordos. No hubo una comprensión abarcadora de la grave e inédita situación que está delante de nuestros ojos. Cada actor tuvo su cosmogonía. Existen visiones parcializadas, limitadas, que no dimensionan los cambios cualitativos. No fue posible un entendimiento común, frente a un problema que nos es común.

El “narcoterrorismo” tiene su origen en América y afecta —de diversos modos— a todos los actores del continente. Es el nombre del crimen organizado internacional en las Américas. Ahora, iniciada la “Guerra Mundial Contraterrorista Global” el Continente la enfrentará sin los necesarios Acuerdos de Seguridad Colectiva y Defensa Común. Sin Políticas de Defensa Combinadas.

El macro-terrorismo ha declarado a Occidente —el 11S01— una “guerra asimétrica” conducida por un enemigo no estatal, complejo, conformado por el “crimen organizado internacional” —que tiene siglos de existencia sigilosa y que ahora ha salido a superficie— desafiando abiertamente a los Estados Seculares a punto tal que estos —espontáneamente— están votando en el Consejo de Seguridad por unanimidad, para castigar al flagelo. No hay un solo Estado que haya querido quedar afuera. Los que van a quedar afuera —como lo dice Sartori— son los actores que no tienen la cultura suficiente para entender el fenómeno y que serán barridos por ambos contendores.

Al “crimen organizado” —normalmente centenario— se han sumado los fundamentalismos religiosos y las organizaciones revolucionarias neo-marxistas —mayoritariamente iberoamericanas—, a la cabeza las FARC y el ELN colombianos que se mantienen activos.

Las operaciones estratégicas en curso en Asia llegarán pronto a nuestras costas. La “Alianza Desarrollada Norte” ya ha desplegado su infraestructura electrónica, el dispositivo de las Bases de Apoyo, el marco legal, la inteligencia y tiene determinados a sus blancos. El narcoterrorismo también ha reaccionado y eleva el ritmo de sus acciones en el continente. Por primera vez el Foro de San Pablo se ha reunido, hace unos días, en su núcleo: en La Habana. Los “encuentros” bianuales, ahora son anuales.

Estamos en las preliminares de una prolongada batalla continental, en el marco de la nueva guerra mundial. Al finalizar su gestión —recientemente— el Grl Barry Mc. Caffrey —Director del Departamento de Políticas para el Control de Drogas de los EE.UU.— expresó en una conferencia en la Escuela Superior de Guerra de Colombia:

“…Washington ve con preocupación que cada vez que se golpea a los carteles colombianos, peruanos y bolivianos, el narcotráfico tiende a extenderse hacia Venezuela, Brasil y Argentina….El gobierno colombiano ha perdido el control del 40% de su territorio a manos de los narcotraficantes… Colombia no solo sangra por las drogas, sino también por los 15.000 narcoguerrilleros que ya no reciben ayuda de Rusia, China o Cuba. Este dinero viene de los delitos que cometen contra el pueblo colombiano: secuestros, robos de bancos, extorsión y drogas… La Argentina es un país rico y sólido, pero otros países más pequeños podrían convertirse literalmente en Estados Bandidos, si no existe una sociedad hemisférica. El narcotráfico amenaza a la libertad y yo sostengo que los carteles son una amenaza aun mayor que la del nazismo…”.

Pocos meses después ya no se podría repetir lo mismo. En enero del 2002 la Argentina está en condiciones de alcanzar la condición de “estado bandido” o “estado fallido”, inmersa en una profunda crisis generalizada, en total incertidumbre…y.…formalmente, la “sociedad hemisférica” no se ha constituido.

Desde una extrema debilidad estructural e institucional enfrentamos una difícil, compleja e inédita situación estratégica mundial y regional, sin defensas organizadas en oportunidad y la Argentina la enfrentará en un total estado de indefensión nacional. No es difícil establecer el porqué.

Para finalizar, citaremos a continuación una homología —que hemos tomado de la filosofía china— que hace referencia a la insoslayable comprensión de nuestra coyuntura:

“la diferencia entre una piedra y un junco”.

La piedra está sobre la tierra, no tiene raíz dentro del suelo. No toma la savia de él, para dar flor y frutos. La piedra no asume las variables de su circunstancia, la amplitud térmica diaria la fisura, el agua que penetra en sus ranuras la quiebra, termina siendo arena y nunca estará en un lugar elegido por ella. Los vientos la llevarán de un lugar a otro.

Mientras tanto el junco está allí, en su espacio, con una profunda raíz en el suelo y su elegante figura se adapta al medio: cuando hace calor abre sus poros, cuando hace frío los cierra, cuando hay viento se recuesta sobre el suelo y al día siguiente está inhiesto. Cuando lo quieren romper, tiene en la fibra que alimenta su savia, sus defensas.

Creo que está entendida cuál es la diferencia entre una piedra y un junco. Este tiene las raíces en su suelo, se alimenta e identifica con él y tiene la capacidad de adaptarse a las circunstancias que lo rodean, que están cambiando permanentemente, mientras que la piedra sin raíces y sin sensibilidad ha desaparecido transformada en arena y arrastrada por los vientos.

Recuperemos pues, nuestro arraigo cultural y adaptémonos a nuestro tiempo civilizatorio: seamos juncos.

Sepamos retener nuestra pertenencia identificatoria, nuestra cultura, nuestra ética. Allí está la energía de la fibra que resistirá a la agresión del medio ambiente y tengamos la flexibilidad de alinear las velas con los vientos que soplan…al comenzar un nuevo siglo, una nueva etapa de la civilización y una enorme oportunidad para iniciar el camino de una Segunda Argentina. Allí está la posibilidad del postergado progreso de nuestra joven Nación.

Las crisis son oportunidades. La corrupción pública y privada nos hace parias en la aldea global.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado.

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VOLVER A LA HISTORIA

Nicolás Lewkowicz*

El “momento unipolar,” creado a partir de la disolución del bloque comunista a finales de la década de los 80’, le otorgó a la potencia dominante la posibilidad de crear un sistema de intercambio global basado en normas que sirvieran a promover sus intereses geoeconómicos y geopolíticos.

La justificación que se daba para establecer un sistema político internacional basado en normas comunes (rules-based international order) era que “la historia había terminado”. Según Francis Fukuyama, luego de la caída del comunismo no se podía concebir una mejor forma de organización que la democracia liberal y el sistema de intercambio capitalista.

La era de la globalización creó una división cada vez más estricta entre

1) las naciones que son sujeto pasivo de la historia (como los países de América Latina y Europa);

2) las naciones que imponen reglas de conducta comunes para el mundo globalizado y

3) los países revisionistas, que tratan de reducir la influencia de los países hegemónicos sobre su espacio interno.

Los países no-hegemónicos que se unen al mundo globalizado no pueden ser sujetos activos de la historia. A los sujetos pasivos de la historia les está vedado incidir en la manera en las cuales se configuran las reglas de conducta común. A estas naciones también les cuesta rechazar los valores culturales que son parte integral del proceso de expansión geopolítica de la potencia hegemónica. Acatar la norma impuesta por la potencia imperante implica renunciar a tener poder y autonomía en cuestiones de política exterior.

Tanto Europa como América Latina viven, cada cual a su manera, dentro del modelo economicista que les impone la idea del “fin de la historia” y la pertenencia al área geoestratégica comandada por los Estados Unidos.

Europa teme regresar a la historia por el recuerdo todavía fresco de las dos conflagraciones devastadoras del siglo veinte. Por otra parte, le es difícil a Europa salir de la jaula geopolítica impuesta por Estados Unidos, establecida luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. La potencia dominante necesita tener una presencia militar importante en Europa para no perder control de la “Isla-Mundo” y los puntos de navegación que son vitales para el comercio internacional, como el Estrecho de Gibraltar y el Estrecho de Suez. Los altos niveles de prosperidad de los cuales goza la población europea, hacen que la falta de poder de las naciones del Viejo Continente no sea sentida de manera tan pronunciada.

En el caso de América Latina, vemos un espacio post-histórico en el cual la mayoría de las naciones del continente no pelean entre sí y buscan unirse al sistema de intercambio promovido por los sujetos activos de la historia. A diferencia de Europa, la pobreza en la cual se encuentra sumida el continente hace que se note mucha más la falta de poder y los efectos negativos que implica la falta de autonomía en las decisiones políticas que afectan al espacio interno y a la relación con otros países.

En las próximas décadas, podríamos ver una creciente fragmentación de la capacidad de la potencia dominante de comandar su área de influencia estratégica en Europa y América Latina.

Existen varias razones para aducir que en las próximas décadas viviremos en un mundo con una globalización más fragmentada y un sistema internacional mucho más anárquico, pero con mucha más libertad de acción para los países que hoy no son sujetos activos de la historia.

Primero: existe una interferencia cada vez mayor de potencias revisionistas como China y Rusia en Europa y América Latina. Esta situación hace que se cuestione el alcance que deben tener las normas que emanan de la potencia hegemónica, sobre todo si estas no producen un efecto económico positivo.

Segundo: la capacidad de acción de la potencia dominante está condicionada a las necesidades de las corporaciones transnacionales, las cuales precisan de la musculatura geopolítica de los Estados Unidos, pero que operan de acuerdo a un principio de utilidad económica que redunda cada vez menos en beneficio de la población estadounidense. La posible falta de reconciliación de los intereses del sector público y privado podría erosionar la legitimidad de la acción geopolítica de los Estados Unidos de manera cada vez más pronunciada.

Tercero: a la potencia hegemónica le será cada vez mas difícil expandir valores que emanan de un espacio social en el cual cohabitan distintos conceptos de justicia.  El proceso de expansión geopolítica de los Estados Unidos convirtió al país cada vez más en imperio y cada menos en nación. No esta garantizado que las distintas versiones del concepto de justica puedan ser reconciliadas. La falta de cohesión en el espacio domestico tendrá una influencia importante en la manera en la cual la potencia hegemónica buscará ordenar el sistema internacional en el futuro próximo.

En las próximas décadas, el gradual declive geopolítico de los Estados Unidos obligará a la Argentina a regresar a la historia. Para ello, urge crear una pedagogía basada en la idea de que sin la capacidad de ejercer poder en forma autónoma no habrá crecimiento económico sostenido ni un Estado que pueda monopolizar el uso de la fuerza y proteger al país de amenazas internas y externas.

Los planteamientos economicistas, centrados en la inserción del país en un sistema político internacional basado en normas comunes, nos han dejado sin poder y sin economía. Por ello, es de esperar que un futuro no muy lejano comience la lenta pero inevitable vuelta del país a la historia.

 

* Realizó estudios de grado y posgrado en Birkbeck, University of London y The University of Nottingham (Reino Unido), donde obtuvo su doctorado en Historia en 2008. Autor de Auge y Ocaso de la Era Liberal—Una Pequeña Historia del Siglo XXI, publicado por Editorial Biblos en 2020.

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LA RELEVANCIA DEL GRAN CARIBE EN LAS RELACIONES DE CHINA CON AMÉRICA LATINA

Ruvislei González Saez*

Introducción

El avance de la relaciones de China en la región de América Latina y el Caribe se ha potenciado de manera desigual. Si bien puede destacarse un crecimiento de las relaciones político-diplomáticas, económico-financieras e incluso la participación de la región a la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), lo cierto es que aún quedan muchos espacios por seguir profundizando los lazos.

Dentro de la región, es importante mencionar los vínculos de China con el Gran Caribe. Entiéndase Gran Caribe como la subregión que agrupa al Caribe insular, Centroamérica, Panamá, Venezuela y por lo menos a partes de Colombia y de México (Gaztambide, 2003). La importancia de China y sus relaciones deviene a partir de la necesidad del estudio de la incidencia de la gran nación asiática en el mundo por su peso creciente como potencia global y su dinámica en el contexto de las relaciones internacionales.

Las relaciones de China con esta parte del mundo son históricas, devenidas desde siglos pasados con la llegada de los primeros chinos a las costas de la región. Sin embargo, debe entenderse las relaciones formales con la Nueva China posterior a 1949. Luego del establecimiento de la República Popular, no fue hasta 1960 que se concretaron las primeras relaciones diplomáticas con el hemisferio occidental. El primer país fue Cuba, que de una manera única, mediante una propuesta pública del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro en la Plaza de la Revolución al pueblo habanero solicitó formalizar los vínculos diplomáticos con Beijing.

En 1971, la Organización de Naciones Unidas (ONU) reconoció a la República Popular China de manera oficial. En ese momento, la mayoría de los países caribeños decidió mantener su reconocimiento a Taipéi, con el cual mantenían importantes relaciones desde 1949. De ahí que uno de los principales conductores que ha marcado la política exterior de China hacia el Gran Caribe ha sido precisamente la cuestión de la provincia china de Taiwán por el reconocimiento diplomático de los países caribeños.

Posteriormente, el segundo país con el que China estableció relaciones diplomáticas en la subregión del Gran Caribe fue con México en 1972. En el propio año, también se formalizaron con Guyana y Jamaica. Posteriormente en 1974 con Trinidad y Tobago, en 1976 con Suriname, 1977 Barbados, 1980 Colombia y 1983 Antigua y Barbuda (Qin, 1997, p. 64). En el siglo XXI otros países continuaron estableciendo relaciones hasta el 2018 cuando República Dominicana y El Salvador rompieron relaciones con la provincia china de Taiwán para establecerla con Beijing.

Actualmente, de un total de 15 países en el mundo con los que China no tiene vínculos diplomáticos, ocho se encuentran en esta subregión. Particularmente Belice, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas (imagen uno). Ello evidencia la necesidad de elevar la proyección de Beijing hacia el área, la que deviene en estratégica, no solo por la variable Taiwán, sino también por ser la subregión de mayor cantidad de países interesados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y por la proximidad a los Estados Unidos.

Imagen 1: Países del Gran Caribe con relaciones diplomáticas con la provincia china de Taiwán.
Fuente: Elaboración de autor.

En relación con algunos países se ha especulado que podrían continuar rompiendo relaciones con Taipéi para establecerlas con Beijing. Luego de las últimas rupturas de 2018, se especulaba que Belice iba a ser el próximo a partir de la revisión de la política exterior por parte de la administración de Dean Barrow, pero con la visita de la presidenta de la provincia china de Taiwán, Tsai Ing-wen en ese mismo año, los dos actores se comprometieron a profundizar vínculos. Otros dos han sido Nicaragua y Haití. Este último se encuentra en un complejo escenario interno en el que no ha podido atender debidamente su proyección externa en el tiempo reciente.

Santa Lucía luego de establecer relaciones con China en 1997 y desconocer a Taipéi, retornó la decisión en 2007. San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves establecieron relaciones con Taiwán en 1981 y 1983 respectivamente.

Luego de la última ruptura en 2018, la situación ha sido más impredecible. Ante los temores de la provincia china, no fue casual que la presidenta, Tsai Ing-wen, realizara una gira del 11 de julio hasta el 22 de julio de 2019 con la necesidad de reforzar en esta área los acuerdos con los países que hoy aún tienen relaciones con su país. Ing-wen visitó Haití, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía.

Las relaciones diplomáticas de estos cuatro[1] países con Taipéi constituyen uno de los ejes del debate en la región, en tanto afectan la profundización de los vínculos regionales a través de mecanismos puntuales del área como el Mercado Común Centroamericano (MCCA) y la Comunidad del Caribe (CARICOM). La naturaleza predominantemente bilateral, de estas relaciones podría generar competencia entre los Estados caribeños por el acceso a la asistencia (Montoute, 2013) y el mercado chinos.

Para la mejora de la presencia de China particularmente en el Caribe Insular es importante tener en cuenta los elementos que atentan contra la subregión en su relacionamiento con actores como Estados Unidos o la Unión Europea (UE). En el entorno hay críticas hacia algunos de los mecanismos como los Acuerdos de Asociación Económicas (EPA). Muchos son los factores como la escasez de infraestructuras, el retraso en las diversas formas de producción o la imposibilidad de cumplir con requisitos de calidad establecidos por la UE, lo que demuestra que la capacidad de competencia es muy desigual. El impacto sobre el sector de producción agrícola podría ser muy importante con el consecuente riesgo de disminución de la Seguridad Alimentaria.

En este escenario, China no debería repetir las tradicionales formas de relacionamiento de las grandes naciones occidentales, sino que con su fortaleza de capacidades de desarrollo de infraestructura en el marco de BRI, se pueden potenciar redes articuladoras de conexión intrarregional y aumentar la infraestructura y las capacidades de ambas partes sobre la base del mutuo-beneficio. Es ahí donde se abren espacios para repensar la forma de relacionamiento de China con el Gran Caribe en general y ello puede ser una razón para poder acercarse a mecanismos que agrupen a todos los Estados del área como la Asociación de Estados del Caribe (AEC) o incluso la creación de un mecanismo que puede ser 14+1 (los 14 miembros de BRI en la subregión más China). En ese sentido, promover una forma de cooperación desde el enfoque de la cooperación del Sur Global y no desde una perspectiva de relaciones asimétricas. 

Relaciones político-diplomáticos de China con el Gran Caribe

En el actual contexto de relacionamiento político-diplomático bilateral, China tiene relaciones con la mayoría de los Estados excepto con los ocho países mencionados anteriormente. Sin embargo, Beijing ha buscado diferentes mecanismos para el diálogo regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), aunque particularmente con una parte del Caribe creó el Foro China y Caribe de Cooperación Económica y Comercio en 2005, pero no así un mecanismo de diálogo político que agrupe a todos los Estados del Gran Caribe.

Una de las formas de relacionamiento establecidas por China con otros países ha sido el establecimiento de diferentes tipos de Asociaciones Estratégicas, aun cuando en la práctica no denote la connotación formal del nombre. Particularmente en la subregión del Gran Caribe en las relaciones bilaterales, son pocos los países que tienen este tipo de vínculos en relación a otras partes del mundo, e incluso en comparación con Sudamérica (imagen dos).

Imagen 2: Mapa de países con Asociación Estratégica con China.
Fuente: (Quang & Minh, 2019, p.67)

El primer país del Gran Caribe que estableció algún tipo de Asociación Estratégica con China fue México en 1997. Esta nación y Venezuela en 2014 establecieron una Asociación Estratégica Integral. Por otro lado, Costa Rica en 2005 formalizó con Beijing una Asociación Estratégica, mientras con Jamaica una Asociación Amistosa para el Desarrollo Común (Quang & Minh, 2019, p.69). En el caso particular de Cuba no existe este tipo de vínculo y se manifiesta bajo el relacionamiento de “Buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos” (Bentang, 2020).

Es importante exponer que si bien existe un interés de China hacia la región, también a partir de los cambios en la economía global y la actual situación geopolítica, en la cual China sin pretenderlo desafía el predominio de los Estados Unidos y propone junto a otras naciones el fomento del multilateralismo y la formación de una comunidad de destino común para toda la humanidad. Ello ha conducido a los miembros del Gran Caribe a replantearse sus vínculos con China. El acercamiento del Caribe a la nación asiática ha estado marcado por un interés geoestratégico favorecido por el pragmatismo que caracteriza la actuación política de los gobiernos caribeños.

La importancia del Gran Caribe dentro de América Latina en la proyección externa de la actual China pudo percibirse en la primera gira de Xi Jinping a la región como secretario del Partido Comunista de China (PCCh) y presidente. Los primeros destinos en el 2013 fueron Trinidad y Tobago, Costa Rica y México. Ello fue parte de la proyección de mejorar las relaciones diplomáticas con los países de esta parte del mundo, muchos de los cuales aún tienen lazos oficiales con Taiwán, y en el interés de tener mayor contacto con el área.

Posteriormente en 2014, a tan solo un año de la primera gira, el mandatario chino Xi Jinping realizó una segunda visita a esta región. De los cuatro países visitados, dos fueron naciones del Gran Caribe, Venezuela y Cuba. Esta vez, tuvo con una carga política mucho más intensa que la primera, al poner en práctica una mayor voluntad de comprometerse con la transformación estratégica de la región.

No fue casual, que tras la visita se actualizara en el 2016 el Documento de Política Exterior de China hacia América Latina y el Caribe (conocido también como “Libro Blanco”), presentado por primera vez en 2008. En este se establece la orientación de la política china hacia la región en las principales áreas de interés común que abarcan los ámbitos político, económico, cultural y social y militar y de seguridad. Ambas partes expresaron su disposición a promover la cooperación dentro del marco “1+3+6”, presentado en julio de 2014, por el presidente chino, Xi Jinping. El “1” se refiere al Plan de Cooperación 2015-2019 entre ambas partes. El “3” identifica el comercio, la inversión y las finanzas como fuerzas motrices de la cooperación. El “6”, por último, prioriza como sectores de la colaboración la energía y los recursos, la construcción de infraestructuras, la agricultura, la manufactura, la innovación tecnológica y científica y la tecnología de la información (González, 2018, p.3).

Las relaciones diplomáticas sino-caribeñas se han caracterizado por el intercambio del PCCh con organizaciones y partidos caribeños, a través de su Departamento de Enlace Internacional. Ha sido clave el vínculo a través de la creación del Foro de Partidos Políticos China-CELAC el cual se inauguró el primer encuentro en Beijing en diciembre de 2015. La primera reunión efectuada se desarrolló bajo el lema “Innovación, Desarrollo, Cooperación y Futuro – Desafíos para Partidos Políticos Chino-Latinoamericanos y sus Medidas Correspondientes”, con enfoque en cinco subtemas como la cooperación entre China y América Latina y el Caribe, el camino de desarrollo, partidos políticos en el siglo XXI, el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Luego del foro en el 2015, en 2018 se realizó un segundo foro China-CELAC en Shenzhen, con la participación de más de 60 partidos y organizaciones de todo el continente en el que estuvieron una representación del Gran Caribe.

Por otra parte, China ha establecido importantes relaciones a nivel regional con el Caribe a través de organismos e instituciones como el Banco para el Desarrollo del Caribe (BDC), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). China entró al CDB en 1998 y al BID en 2008 y, a través de ambas instituciones financieras, ha canalizado recursos crediticios y fondos de ayuda.

Particular relevancia desempeñan los Institutos Confucio de China que promueve no solo el conocimiento del idioma chino, sino también de la cultura china. Este tipo de institutos devienen en embajadores culturales de la nación asiática y que permiten interactuar con las sociedades de la Subregión. Pueden ubicarse en Bahamas, Barbados, Colombia (tres), Costa Rica (dos), Cuba, El Salvador, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, México (cinco), Panamá, Surinam, Trinidad y Tobago, Venezuela (CRICAL, 2021). 

Relaciones económico-comerciales y financieras China-Gran Caribe

La historia de los países del Caribe ha estado vinculada con Francia, Reino Unido, Estados Unidos, España y Países Bajos. Con el transcurso de los años, este pasado se ha convertido en preferencias comerciales que son decisivas en el destino de las exportaciones. En la mayor parte de las economías los servicios turísticos y financieros son las principales categorías de actividad económica, además de las relacionadas con petróleo en Trinidad y Tobago. La principal característica de los países en el Caribe es la diversidad. En ello inciden diferentes niveles de relacionamiento económico-financiero e incluso de cooperación. China ha establecido importantes relaciones institucionales en América Latina a través del BID y la CEPAL.

En cuanto al comercio, el interés por potenciarlo particularmente con la CARICOM, podría estar relacionado con una estrategia geopolítica por acceder a los mercados de Estados Unidos, Europa y Canadá. El Caribe constituye un punto de entrada hacia estos mercados, favorecido por la existencia de acuerdos económicos con estos actores. La balanza comercial de China con respecto a la CARICOM es superavitaria. Los productos que este país exporta hacia el Caribe son productos manufacturados de alto valor agregado, como productos de hierro y aluminio, equipamiento electrónico, chalecos y otras estructuras flotantes. Por su parte, las exportaciones de la CARICOM hacia China se concentran en materias primas (Legrá, 2020).

A pesar del avance en las relaciones comerciales entre ambos actores, el intercambio comercial de China con el Caribe representa menos del 1% de su intercambio con el resto del mundo: los productos que exporta el Caribe no representan un volumen significativo para la economía de ese país, ni la región ofrece los amplios mercados que necesitan los productos del gigante asiático. Por su parte, la subregión no ha sido eficaz en aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado chino (Legrá, 2020).

China no figura aún entre los principales mercados de exportación para los productos caribeños en general, cuyos principales destinos siguen siendo Estados Unidos y Europa, salvo casos puntuales de países como Cuba. No se puede afirmar que China haya desplazado a estos actores. Esto no contradice que determinados bienes chinos podrían desplazar a sus competidores europeos y estadounidenses. Particularmente los dos principales bloques del Gran Caribe, es decir el MCCA y CARICOM tienen a China como tercer socio de sus ventas al exterior (imagen tres). Sin embargo, para las importaciones, en el caso del MCCA, China desplazó a la UE como segundo socio (CEPAL, 2021, p.97).

Imagen 3: Estructura de las exportaciones de los diversos mecanismos con los principales socios.
Fuente: (CEPAL, 2020, p.97).

Al analizar las relaciones económicas bilaterales entre los países del Gran Caribe y China, se destaca que en relación a las exportaciones China no ha logrado convertirse en un socio relevante. La mayoría de las ventas de mercancías de la subregión se dirigen en primer lugar a Estados Unidos o a la UE, con la excepción de Cuba que es el único país del área que tiene como principal destino de sus ventas China. Al evaluar las importaciones, la nación asiática constituye el segundo principal mercado de los países de la zona. Estados Unidos es el principal suministrador de la mayoría salvo Cuba y el caso de San Vicente y las Granadinas. En tanto, Nicaragua es el único país que no tiene compras de China y sí con la provincia china de Taiwán (imagen cuatro).

Imagen 4: Estructura de las exportaciones e importaciones de los países del Gran Caribe con China en el período 2018-2019 en %.
Fuente: Elaboración del autor con datos de (CEPAL, 2021, p.130-131).

En julio de 2014, el presidente Xi Jinping en la Cumbre de Líderes entre China y los Estados Latinoamericanos y Caribeños anunció un paquete de arreglos de financiación de China para el Caribe que suma 35 mil millones de dólares y estuvo compuesto por tres partes a saber: Créditos Preferenciales de 10 mil millones de dólares; el Crédito Especial China y América Latina para la Infraestructura de 20 mil millones de dólares; y el Fondo de Cooperación China-América Latina y el Caribe de cinco mil millones de dólares. Los créditos administrados por el Ministerio de Comercio y ejecutados por el Banco de Exportación e Importación (Eximbank) y el Banco de Desarrollo de China (BDCh), están dirigidos a los países en desarrollo. En ese sentido, la membresía de China en el BDC y el BID, facilitan la profundización de las relaciones de cooperación financiera con el Caribe (Legrá, 2020).

Los principales prestamistas de chinos, respaldados por el Estado, emitieron en2017 la menor cantidad de préstamos a América Latina de la última década, sugiriendo un enfoque más cauteloso para invertir en la región. Según una nueva investigación realizada por Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston, los cinco préstamos emitidos en el 2018 por un valor de 7.7 mil millones de dólares superaron a los 6.2 mil millones de dólares emitidos en 2017 (imagen cinco). Sin embargo, todavía representan una de las cifras más bajas para los préstamos de Estado a Estado a Estado por parte del BDCh y el Eximbank a América Latina desde 2005, año en el cual comenzaron a otorgar préstamos a la región (Soutar, 2019). No obstante, el menor volumen de préstamos concedidos a la región fue en el año 2020 ante el impacto de la pandemia Covid-19 en el que no hubo ningún crédito otorgado.

Imagen 5: Préstamos total de China a América Latina y el Caribe 2008-2018 en mil millones de dólares.
Fuente: (Soutar, 2019)

Las inversiones chinas en la subregión han estado determinadas hacia ciertos sectores específicos. Tradicionalmente la presencia china ha estado enfocada en los temas de recursos naturales, sin embargo, desde 2015 se ha modificado el patrón de comportamientos de las IED chinas. En ese sentido, se destacan los sectores de componentes automotriz (México), Construcción e infraestructura (Panamá y Cuba), energía (Cuba, Honduras y México), viajes (Santa Lucía), industria química (México), telecomunicaciones (México, Panamá y Colombia), electricidad (Costa Rica), textil (Haití), entre otros. No obstante, mantiene IED en los sectores de minería (Jamaica) y gas (Venezuela) (Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China, 2020).

La IED china se concentra en algunos países de mayor nivel de desarrollo de la región del Gran Caribe: México, Trinidad y Tobago, Guyana, Surinam, Bahamas. No así en otros grandes y medianos como Venezuela, Colombia, República Dominicana o Cuba. Sumado a la alta concentración por país de destino, la IED china se centra, además, en un grupo de actividades económicas seleccionadas: construcción de infraestructura, energía, minería, agricultura y turismo. Pero los mayores volúmenes están muy concentrados especialmente en el sector financiero.

Particularmente en México, en cuanto a los flujos de capital, para el 2020 se registraron 173 millones de dólares de inversiones chinas en México, de las cuales 57% correspondieron al primer trimestre del año, 20% al segundo, 6% al tercero y 15% al cuarto. 70.7 millones de dólares de fueron nuevas inversiones, lo que representó el 40% del total registrado. Cabe señalar que la mayoría de estas inversiones se fueron al sector construcción y a la adquisición de empresas mexicanas (Tzili-Apango, 2021, p.14).

La concentración de la IED china por país de destino, actividad y empresa emisora constituye la principal limitación para la profundización real de los vínculos económicos China – Gran Caribe. El relacionamiento bilateral de los países caribeños con China y su limitada capacidad negociadora, resultan elementos que impiden una mejor distribución de los paquetes de financiamiento que ofrece China a la región. Incluso los proyectos de IED en el marco de BRI son muy escasos. Hasta el momento el 62,5% del volumen total de IED china ocurre en Islas Caimán, centradas en el sector financiero y luego le siguen las islas Vírgenes Británicas. Exceptuando estos dos países y Bermudas, el resto del Gran Caribe recibió en el 2018 menos del 2% de la IED en América Latina y el Caribe (imagen seis). 

Imagen 6: Porcentaje de la inversión china total por subregiones y territorios específicos en América Latina y el Caribe.
Fuente: Elaboración del autor con datos de Dussel, (2020).

Contrario a lo esperado y a la importante presencia de China con Venezuela en el comercio y el financiamiento (Piña 2019), China apenas ha realizado siete proyectos de infraestructura en Venezuela y dos durante 2015-2019, en este último período por apenas 384 millones de dólares (0.70 % de ALC) y 600 empleos (0.45 % de ALC). Sexto, Centroamérica y el Caribe también han sido receptores importantes de proyectos de infraestructura de China, no obstante haberse convertido en una de las principales regiones que reconocen a Taiwán como estado independiente, con 16 proyectos por 9,732 millones de dólares y alrededor de 33,000 empleos generados durante 2005-2019 y particularmente en el período más reciente 2015-2019 (Dussel, 2020)

La participación del Gran Caribe en la Iniciativa de la Franja y la Ruta

Hasta febrero de 2021, 140 países eran miembros de BRI a nivel mundial. Del total solo 19 países están ubicados en América Latina y el Caribe, de los cuales 14 pertenecen a la zona del Gran Caribe. Cuatro después de haberse anunciado la iniciativa china, en el 2017 se incorporó Panamá, condicionando la extensión de BRI hacia esta parte del mundo. Posteriormente se incorporaron en el 2018 Trinidad y Tobago, Suriname (mayo), Antigua y Barbuda, Bolivia (junio), Dominica, Guyana (julio), Uruguay (agosto), Costa Rica, Venezuela, Granada (septiembre), El Salvador, Chile, República Dominicana, Cuba (noviembre), Ecuador (diciembre), mientras en el 2019, Barbados (febrero), Jamaica (abril) y Perú (abril). Argentina podría ser el miembro número 20 (imagen siete).

Imagen 7: Países miembros de BRI en América Latina y el Caribe.
Fuente: Elaboración del autor.

Además de CELAC, el otro mecanismo regional que involucra más a estos países del Gran Caribe es la AEC. De 25 miembros, 14 participan en BRI, a decir; Antigua y Barbuda, Barbados, Costa Rica, Cuba, Dominica, El Salvador, Jamaica, Granada, Guyana, Panamá, República Dominicana, Suriname, Trinidad y Tobago y Venezuela. Además en AEC se encuentran los ocho países del área que no tienen relaciones con Beijing. Lo que constituye un espacio para el relacionamiento y cooperación en temas como conexión de transporte, enfrentamiento al cambio climático, etc.

El avance de la iniciativa de BRI hacia el Gran Caribe puede propiciar la inserción de China en la AEC como se ha expresado anteriormente, ya sea mediante su solicitud como observador, pero también pudiera fomentar tal como sucede en Europa Oriental un mecanismo similar a 17+1. En este caso particular sería el de 14+1, en el que permite concertar acciones directas de los miembros de BRI con China. Actualmente se carece de una plataforma real, como también los diversos Estados caribeños desconocen los mecanismos institucionales o las vías para presentar proyectos a China como parte de la iniciativa. Tampoco se conocen los pasos precisos para el desarrollo de proyectos e incluso la búsqueda de financiamiento.

Existen potencialidades con la región para promover el desarrollo de zonas económicas especiales e intervincularlas mediante infraestructuras en las que condicionarán un mutuo beneficio propuesto por Beijing. En la misma medida que se eleve la conectividad y el desarrollo de infraestructura contribuirá a aumentar el vínculo marítimo con China e incluso aéreo teniendo en cuenta que algunos países como Panamá y Cuba tienen vuelos directos.

Aún con el bloqueo económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba pueden desarrollarse proyectos conjuntos en el marco de AEC o Cuba-CARICOM en relación con proyectos de fuentes de energía renovable, contra desastres (experiencia cubana) incluso con países que tienen relaciones con la provincia china de Taiwán. Los países miembros de BRI en el Gran Caribe pueden emprender con China un proceso de desarrollo multidestino. Es un espacio para mostrar a Cuba como complemento y no como competencia. A la vez, se pueden expandir los propios mecanismos chinos como es el caso de avanzar de cara a Union Pay que pueda favorecer el tráfico aéreo y la recarga de combustible, sin hablar de las operaciones financieras que puedan realizarse en yuanes. 

Experiencia del caso de Granada en la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Granada y China establecieron relaciones diplomáticas en 1985. Pero luego fueron interrumpidas en 1989 y vuelven a ser restablecidas en 2005 cuando el gobierno del primer ministro Keith Mitchell renovó los lazos con Beijing. En 2015 firmaron un acuerdo de libre visado para viajar por 30 días en todas las categorías de pasaporte entre ambos países. Ello ha permitido aumentar el número de turistas chinos en la nación caribeña. El país trata de mantener un equilibrio en sus relaciones con Washington y con Beijing.

Entre 2005 y 2018, 190 estudiantes granadinos estudiaron en China sobre Programas de Becas Gubernamentales chinas. Muchos estuvieron involucrados en diferentes y prestigiosas universidad chinas en diversas especialidades como Macroeconomía, Relaciones Internacionales, Medicina, Agricultura, Finanzas, Planificación Urbana, Ingeniería Ambiental entre otros. Durante el mismo período 1691 granadinos han pasado seminarios o cursos cortos en China. Recursos humanos ha sido uno de los sectores de mayor cooperación entre ambas partes[2].

Granada fue el onceno país en integrarse a BRI en septiembre de 2018. La pequeña isla caribeña ha mantenido una fuerte intención de proyectarse como puente de China hacia el Caribe. Este fue uno de los primeros países que presentó un Plan de Acción ante Beijing en relación a BRI. A su vez, los días 28 y 29 de octubre de ese mismo año celebró una conferencia junto al gobierno chino bajo el tema: “Conferencia China-Caribe sobre la Implementación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta” celebrada en St. George.

La conferencia fue  enfocada sobre los principios, trayectoria, rol a desempeñar por las partes en la implementación de BRI. Dentro de los países de CARICOM miembros de BRI están Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Dominica, Guyana, Jamaica, Barbados y Suriname. Además de los mencionados como miembros, asistieron delegaciones de Bahamas y San Vicente y las Granadinas (Grenada Now, 2019). Para China trabajar con Granada es relevante porque al realizar acciones en el marco de CARICOM le permitirá acercarse a San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía que mantienen aún relaciones con Taiwán y no con Beijing.

Particularmente Granada ha enfocado BRI con el Plan Estratégico Nacional 2030. En el memorándum de entendimiento (MOU) entre ambas naciones para la inserción de la isla caribeña a la iniciativa el modelo ha sido similar con el del resto de los países del Gran Caribe, al incorporar elementos de coordinación de políticas, facilidades de conectividad, comercio e inversión, integración financiera e interacción pueblo a pueblo. El interés granadino de elevar su relacionamiento con Beijing y su proactividad le condiciona un aumento de su posición, pese al tamaño geográfico del país.

Entre los proyectos más importantes están:

    1. Proyecto de la Ruta del Corredor Oeste
    2. Mejoramiento del aeropuerto
    3. Renovación del Estadio de Cricket y el Estadio Atlético
    4. Cooperación Técnica en Agricultura

Los dos últimos, junto a otros proyectos recibieron una asistencia china valorada en 38,4 millones de dólares.

La cooperación china frente a la estadounidense en el combate a la Covid-19 en la subregión.

En los momentos de avance de la pandemia Covid-19 en la región latinoamericana y caribeña en el año 2020 se destacó una disparidad en cuanto a la asistencia china en relación a la estadounidense. Este hecho constituyó un elemento de un mayor interés del Gran Caribe en los vínculos con la nación asiática. Sobresalió un incremento del apoyo de Beijing hacia la subregión, completamente diferente al gesto de Washington. Según los datos publicados por el Departamento de Estado, Estados Unidos donó 900 millones de dólares en el mundo (menos del 9% del PIB) y de ese total 83 millones de dólares solo fueron destinados a América Latina y el Caribe. Incluso, solo lo recibido por el Congo y Nigeria en África superó toda la ayuda estadounidense a la región latinoamericana hasta noviembre de 2020. China en cambio había desembolsado hasta ese momento 665 millones de dólares en esta parte del mundo (Malacalza, 2020).

Las tres cuartas partes de la asistencia estadounidense estuvieron dirigidas a Centroamérica y el Caribe. Las mayores donaciones de Washington fueron hacia Haití y Colombia, luego Guatemala, El Salvador y Honduras y por último Venezuela. El cual este último más vinculado a cuestiones de desestabilización bajo el concepto de narcotráfico aunque los datos de Departamento de Estado de Estados Unidos manifestaron que fue contra Covid-19. Por lo que la ayuda a Venezuela, fue directamente al ilegal Juan Guaidó y a organizaciones opositoras, aun cuando hay una parte que es al gobierno por la vía de organismos internacionales.

La asistencia china se ofreció través de diversos actores:

    • Partido Comunista de China,
    • Gobierno central,
    • Gobiernos locales,
    • Embajadas (en representación de gobiernos, empresas, otros e incluso donaciones propias),
    • Empresas chinas radicadas en China y/o sucursales en el exterior (Huawei, Tencent Holding, Alibaba, etc,),
    • Organizaciones no gubernamentales y Fundaciones (Alibaba, Jack Ma.)
    • Asociaciones de exbecarios en Iberoamérica,
    • Otras asociaciones,
    • Ciudadanos chinos y familias.

Particularmente, Jack Ma, fundador de la Compañía Alibaba y uno de los ciudadanos más ricos de China realizó donaciones de suministros médicos a 24 países de toda la región, incluidas dos millones de máscaras, 400 000 kits de prueba y 104 ventiladores, cubrió costos de transporte (Koop et al, 2020). Particularmente en el Gran Caribe puede percibirse una proyección activa de China, pero también de otros actores geopolíticos como Estados Unidos y la provincia china de Taiwán (cuadro uno).

Cuadro 1: Asistencia ofrecida por China, Estados Unidos y la provincia china de Taiwán al Gran Caribe (febrero-noviembre de 2020).

 

ESTADOS UNIDOS

CHINA

TAIWÁN

COLOMBIA

Aproximadamente 13,2 millones de dólares en asistencia humanitaria en la lucha contra Covid-19. Incluyó 8,5 millones de dólares previamente anunciado para provisión de aguas, suministros sanitarios, gestión de casos por Covid-19.

Envío de suministros médicos donados por el gobierno en el marco del 40 aniversario de las relaciones. Estos fueron entregados por la Embajada china en Colombia: 30.000 kits de prueba, 980.000 máscaras de protección quirúrgicas, 500 termómetros infrarrojos, 500 vestidos de protección, 1.000 guantes, 10.000 máscaras N-95. Por otro lado la Compañía Alibaba donó 100.000 tapabocas, 20 000 kits de reactivos para pruebas y cinco respiradores.

 

VENEZUELA

Más de 12,3 millones de dólares previamente anunciados dirigidos para ser administrados y ejecutados no por el gobierno constitucional, sino por el dirigente opositor Juan Guaidó y partidos opositores. En concreto el financiamiento es más para actividades de subversión que para el enfrentamiento a la pandemia Covid-19. El Instituto Wilson planteó que 500.000 dólares fueron en cooperación con la Agencia para los Refugiados de la ONU, 320.000 dólares de UNICEF, 40000 del Fondo de la Población (UNFPA) y un millón de la Organización Mundial de la Salud.

Venezuela fue uno de los primeros en recibir suministros médicos chinos con un envío de 4.015 kits de prueba, reactivos químicos, purificadores y guantes el 19 de marzo. El segundo cargamento fue de 500 000 kits de pruebas rápidas, 70.000 termómetros infrarrojos y un equipo de 8 especialistas chinos (condecorados con la Orden Francisco de Miranda). También envió en abril cuatro ventiladores, trajes de protección, lentes, mascarillas y guantes para un total de 22 toneladas. En marzo envió 55 toneladas de material médico. El 13 de mayo, China entregó su quinta ayuda técnica.  Posteriormente a mitad de año envió más.

 

COSTA RICA

Aproximadamente 900 mil dólares in fondos para asistencia humanitaria en la lucha contra Covid-19. 20.700 máscaras quirúrgicas, 57 000 guantes, 2250 gafas protectoras, 4.150 máscaras N-95.

Donación el tres de abril del gobierno de 100 mil mascarillas, 10.080 pruebas de PCR, cinco máquinas de presión continúa de las vías respiratorias, cinco ventiladores. La Embajada china realizó donaciones de pruebas para detectar Covid-19 y gestionó con las fundaciones Jack Ma y Alibaba otras donaciones. El 26 de abril llegó el primer vuelo chárter pagado por Costa Rica con 40 toneladas de donación de batas descartables, respiradores N-95, mascarillas de uso médico, lentes de seguridad y guantes. La donación total fue de 55 toneladas.

 

CUBA

 

Entrega 6 de abril de 2.000 mascarillas, 10.000 máscaras quirúrgicas, 2.000 trajes protectores desechables, 500 termómetros infrarrojos, 2.000 gafas protectoras e igual número de pares de guantes protectores y pares de zapatos de aislamiento. Además de la donación del gobierno, la empresa Yutong entregó 10.000 trajes protectores y 100 mil mascarillas. El 20 de mayo se realizó otra donación de suministros sanitarios. Ciudadanos chinos que estudiaron en Cuba organizaron donaciones y la compra de insumos para respaldar a Cuba. Hasta el 28 de marzo habían recaudado 18 193 dólares. Se produjeron otras, a la vez que no se concretó un envió de la Fundación Jack Ma por el bloqueo económico y financiero de Estados Unidos al país. Otras donaciones contabilizadas por el Instituto Wilson sumaron 14.000 kits de prueba, 3.272.000 máscaras de cirugía, 38 ventiladores pulmonares, termómetros infrarrojos 500, 22 000 vestidos protectores, 102.000 guantes, 12.000 gafas, 2.000 zapatos de aislamiento, 6.000 máscaras N-95 y 300.000 dólares de donación.

 

EL SALVADOR

6,6 millones de dólares de financiamiento para respuesta a Covid-19. Además 250 ventiladores.

China donó insumos médicos el 22 de abril. La Embajada china entregó una donación del gobierno consistente en 10.080 kits de pruebas, 120 000 máscaras quirúrgicas, cinco ventiladores, 300 termómetros digitales, 2.000 vestidos de protección, 10.000 máscaras N-95. En marzo había entregado una donación de 250 mil dólares.

 

GUATEMALA

8,4 millones de dólares en asistencia, incluye 6 millones en nueva asistencia internacional para riesgo de problemas de agua, sanidad e higiene.

 

Donación de 5.000 kits de pruebas, 12.000 prendas de aislamiento, 6.000 trajes de protección de bioseguridad y 30.000 mascarillas N-95. Además, dos millones de mascarillas quirúrgicas, 12 cámaras térmicas, 1 500 termómetros infrarrojos, cuatro sistemas de detector automáticos, dos analizadores PCR con kits de pruebas, 81 600 sopas instantáneas, equipo médico y un millón de dólares.

HAITÍ

13,2 millones de dólares en asistencia humanitaria para apoyar riesgo de comunicaciones, esfuerzos para mejorar sistema de agua y sanidad, prevenir infecciones y enfrentamiento a Covid-19.

7 de mayo China envió 50 mil máscaras para el personal de atención médica, 200 máscaras quirúrgicas, 100 respiradores artificiales y accesorios, 500 camas completas y más de 700 mil gafas protectoras.

 

HONDURAS

5,4 millones de dólares en asistencia, incluyó tres millones de dólares en nueva asistencia humanitaria para riesgo de comunicaciones e intervención en agua, sanidad e higiene y 2,4 millones en asistencia sanitaria contra la Covid-19 anunciada para apoyar al gobierno.

 

El 10 de abril entregó 180 mil mascarillas. El segundo lote posterior llegó con 100 mil mascarillas más.

MÉXICO

No para Covid-19, pero si 1,8 millones de dólares en asistencia humanitaria para apoyar a los refugiados. 1.000 ventiladores y 1.000 máscaras N-95.

Dos fundaciones chinas (Jack Ma y Alibaba) donaron al gobierno de México, 100.000 mascarillas, 50.000 nuevos kits de prueba y cinco respiradores. 100 mil kits de pruebas, 686 500 máscaras de cirugía, 1.280 ventiladores, 20.000 termómetros infrarrojos, 10.000 gafas protectoras, 20.000 vestidos protectores, 300 máscaras N-95.

 

NICARAGUA

750.000 dólares para proveer entrenamiento sobre prevención de infección y control, gestión de pandemias y otros por Covid-19

 

El 4 de junio donó 1.500.000 mascarillas, posteriormente el 22 de junio donó 30.000 mascarillas N-95, 4 500 batas descartables impermeables y 9 mil vestidos de aislamiento. El 16 de julio la empresa taiwanesa Roo Hsing Garment operadora en la zona franca de Nicaragua donó 20.000 mascarillas

PANAMÁ

825 mil dólares, de los cuales 750 mil dólares habían sido previamente anunciados para asistencia sanitaria para optimizar las capacidades de salud. 33.750 máscaras quirúrgicas y 25 termómetros infrarrojos

En marzo el gobierno rechazó donación de la compañía China Construction America para convertir temporalmente el Centro de Convenciones de Amador en un hospital modular. 207 500 máscaras quirúrgicas, 10 ventiladores, 200 termómetros digitales, una cámara térmica, 100 vestidos de protección, 2.000 guantes, 1.500 máscaras N-95.

 

REPÚBLICA DOMINICANA

Aproximadamente 3,7 millones de dólares en los esfuerzos a la respuesta a la Covid-19 de los que incluyen 275 mil dólares previamente anunciados. Además envió 2.000 kits de pruebas.

El 27 y 28 de marzo, la empresa Huawei Technologies Dominicana proporcionó solución por la Inteligencia Artificial para asistir la tomografía computadorizada a fin de detectar el coronavirus de forma más rápida a un hospital regional y la empresa Microport donó 100.000 mascarillas al servicio nacional de Salud.  La Universidad de Tsinghua donó 1.000 pruebas PCR. El 3 de abril las fundaciones Jack Ma y Alibaba donaron 50.000 mascarillas, 15.000 reactivos de detección de PCR y cuatro ventiladores. Donación el 13 de abril de materiales anti epidémicos por un valor de 100.000 dólares, entre ellos 1.000 piezas de ropa de protección médica, 100 termómetros infrarrojos de mano para medir la temperatura de la frente, 1.000 máscaras para uso médico, 500 pares de guantes quirúrgicos de caucho esterilizados desechables y 500 pares de cubiertas de zapatos de aislamiento médico. El 11 de mayo, la Embajada china entregó donación a la alcaldía del distrito Nacional.  El día 15 el Embajador chino realizó donación de 500 mil dólares a la alcaldía de Santiago. El dos de junio la Embajada donó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo 10.000 mascarillas.

 

ANTIGUA Y BARBUDA

Se apoyó mediante un esfuerzo regional con un financiamiento conjunto de 2,2 millones de dólares que incluyó a Antigua y Barbuda, Barbados, Dominica, Granada, Guyana, Suriname, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves y Trinidad y Tobago.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

 

BAHAMAS

750 mil dólares como asistencia humanitaria en la lucha contra Covid-19.

La Embajada china presentó un Plan de Diagnóstico y Tratamiento preparado por médicos chinos al gobierno de Bahamas el 6 de marzo. Al 30 de abril se había donado tres equipos sanitarios, entre los cuales estuvo uno de la embajada china con 1000 test para detectar Covid-19. El gobierno chino donó máscaras N-95, gafas, zapatos protectores, termómetros infrarrojos, entre otros.

 

BARBADOS

El apoyo ofrecido es parte de la que se explicó en la asistencia a Antigua y Barbuda.

La Embajada china en Barbados realizó una donación de 7000 máscaras de protección quirúrgicas, 5000 respiradores KN-95, 8450 guantes de protección, 4530 gafas de protección médica, 250 termómetros infrarrojos y un ventilador (dos donaciones).

 

BELICE

300 mil dólares en asistencia humanitaria en la lucha contra Covid-19.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

Donó dos millones de dólares. Además entregó 200.000 máscaras quirúrgicas, 10.000 máscaras N-95, 500 termómetros infrarrojos, 2.000 vestidos de protección, 4.000 trajes de aislamientos, dos analizadores de PCR, 720 kits de prueba PCR y 10.000 tapones nasales.

DOMINICA

El apoyo ofrecido es parte de la que se explicó en la asistencia a Antigua y Barbuda.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

 

GRANADA

El apoyo ofrecido es parte de la que se explicó en la asistencia a Antigua y Barbuda.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

 

GUYANA

350 mil dólares en asistencia humanitaria anunciada previamente en la lucha contra Covid-19.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM).

 

JAMAICA

1 millón de dólares en asistencia anunciada en la lucha contra la Covid-19

3.000 kits de prueba, 30.000 máscaras quirúrgicas y 4 ventiladores. Además 15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

 

SAN CRISTÓBAL Y NIEVES

El apoyo ofrecido es parte de la que se explicó en la asistencia a Antigua y Barbuda.

15.000 kits de prueba y 30.000 máscaras faciales (distribuida entre otros miembros de CARICOM)

La empresa TaiDoc Technology Corp. donó 35.000 termómetros y 250 sistemas de medición automática (se compartió con otras naciones del Caribe que tienen lazos con Taiwán).

SANTA LUCÍA

Ídem

Ídem

 

SURINAM

Ídem

Ídem

 

TRINIDAD Y TOBAGO

250 mil dólares en asistencia anunciada en respuesta a la Covid-19.

Donó 4.000 kits de prueba el 18 de marzo y 1.000 kits de prueba el 29 de abril.

 

Por otro lado, el PCCh realizó varias reuniones virtuales con partidos de la región para intercambiar experiencias y sobre todo evaluar la situación en la que participaron representantes de Cuba, México, Venezuela por la parte del Gran Caribe. A la vez, el gobierno chino desarrolló una reunión especial con los países del Caribe que tienen relaciones diplomáticas con Beijing. El encuentro se dio a nivel de viceministros de Relaciones Exteriores en respuesta a la epidemia de la Covid-19. En este encuentro participaron Granada, Surinam, Guyana, Trinidad y Tobago y Jamaica. Particularmente por Dominica el propio primer ministro, quien presidió la reunión por la parte caribeña.

Por otro lado, debe hacerse referencia a la donación por parte de China de vacunas a países de la subregión. El grupo Sinopharm donó vacunas a Guyana, mientras el gobierno chino envió a República Dominicana, Venezuela. Mientras países como Colombia y El Salvador (Sinovac), República Dominicana, Panamá y Costa Rica han adquirido vacunas chinas. En tanto, México administra las vacunas chinas CanSino y Sinovac. Además luego de reunión entre la cancillería china y un grupo de países de la región de los cuales del Gran Caribe estuvieron Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Panamá, Barbados y República Dominicana, el Consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi, ofreció un préstamo de un billón de dólares para asistir a la región en su acceso a la vacuna china (Horwitz & Zissis, 2021).

Consideraciones finales

La presencia de China en el Gran Caribe tiene una connotación geoestratégica, a partir del interés en avanzar en sus relaciones internacionales, la participación de esta parte del mundo en BRI, así como por ser una de las zonas donde más países aún no le han reconocido oficialmente. Por otro lado, es un espacio cercano a Estados Unidos y en el que este ha tenido fuerte presencia junto a otros actores europeos, lo que genera preocupaciones, especialmente a Washington. En este sentido, constituye una de las áreas de confrontación estratégica por lo que hoy no se puede analizar los lazos en el Gran Caribe sin analizar la triangulación con China y Estados Unidos.

El primer gran éxito de China en el Gran Caribe ha sido el de lograr un acercamiento político, diplomático, cultural, económico y financiero más allá de las presiones de Estados occidentales.

El segundo éxito ha sido la extensión de BRI hacia la región. A petición de países del área se extendió el corredor de la Franja Marítima de la Ruta de la Seda hacia esta parte del mundo. Lo más llamativo es que de 19 países que se incorporaron en toda América Latina y el Caribe, 14 se ubican en la zona del Gran Caribe.

El tercero ha sido el haberse convertido en el principal financista de todos estos países incluso por encima de Estados Unidos, del BM, FMI y el BID, aunque no el principal socio comercial. No obstante, se percibe una reducción del financiamiento chino en el área, a la vez que, los propios bancos de la nación asiática han identificado como riesgosos los préstamos a esta parte del mundo.

En el aspecto económico-comercial es muy baja la presencia china en la zona en comparación con Sudamérica. China asume una mayor importancia para las importaciones de esta parte del mundo, pero el elevado déficit comercial genera preocupaciones a las naciones del Gran Caribe. En el ámbito inversionista, las IED chinas aún son muy bajas, especialmente en el marco de BRI. Además estas se concentran (más del 80%) en las finanzas en países entendidos como paraísos fiscales como Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas. El resto, en un porcentaje muy reducido ha comenzado a mostrar una diversificación en sectores no tradicionales como energía, automotriz, telecomunicaciones, etc.

El cuarto éxito radica en que la pandemia de la Covid-19 constituyó una oportunidad para extender la diplomacia sanitaria mediante la asistencia a diversos países del Gran Caribe, dentro de los cuales sobresalieron dos: Cuba y Venezuela. A destacar con el primero el trabajo para el desarrollo de una vacuna conjunta conocida como Pan-Corona. Ello abre potencialidades de cooperación sanitaria en el marco de BRI dentro de la subregión.

Entre las dificultades más importantes encontradas para el avance del proyecto chino ha estado en primero lugar la presión de Estados Unidos para que países centroamericanos no rompan relaciones con Taiwán para establecer con China. Ello sin mencionar, acciones directas de proyectos ejecutados por Washington que no fueron abordados en el artículo, pero que merecen ser mencionados como América Crece.

Uno de los desafíos para China en el área es que, a pesar del alto nivel de relacionamiento político con los 14 países integrantes de BRI del Gran Caribe, no se han concretado importantes proyectos específicos que puedan mostrarse como un gran éxito de la iniciativa en esta parte del mundo. Mientras por otro lado, en el actual contexto, el complejo problema de la pandemia también ha ocasionado un mayor nivel de endeudamiento de la región e impide promover grandes proyectos con grandes financiamientos.

A modo de resumen, esta es una gran oportunidad para que China pueda institucionalizar un mecanismo de diálogo político-diplomático con una agenda económico-financiera y hasta tecnológica bajo un esquema concreto a través de la creación del Grupo 14+1. En ese sentido, se pueden desplegar iniciativas concretas como la de la Ruta de la Seda Sanitaria o la Ruta de la Seda Digital en el Gran Caribe.

 

* Doctor en Ciencias Económicas. Coordinador del Grupo de Asia y Oceanía y miembro del Consejo Científico del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) de Cuba. Miembro de SAEEG. 

 

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Notas

[1] Haití es observador de CARICOM no miembro pleno.

[2] Información obtenida de https://www.nowgrenada.com del 25 de septiembre de 2019.

[3] La información de dicho trabajo fue a partir de la recopilación de las publicaciones de las Embajadas de China en la región, Embajadas de la provincia china de Taiwán, Gobiernos de la región, medios de prensa, el Departamento de Estado de Estados Unidos, universidades, etc.

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