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TRAYECTORIA ESTRATÉGICA DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA EN AMÉRICA LATINA EN LA ETAPA POST COVID-19: EPÍTOME DE UNA TENDENCIA GLOBAL.

Ehsan Sherbi*

Desde comienzos de la década de 1970 los niveles de crecimiento en China han mostrado la capacidad de desarrollo de una nación que emergió del atraso económico para acoplarse al mercado global y competir “a pari” con las potencias occidentales, siendo hoy la segunda economía del mundo. Este progreso trajo consigo que la República Popular China intente consolidarse en otras dimensiones como son las relaciones exteriores: profundizando sus mecanismos para la integración, la cooperación y la concertación en el sistema internacional.

Sin embargo, aquellos elementos tangibles que corresponden a la dimensión económica como son: la producción y el comercio internacional en un mundo globalizado y altamente interdependiente ha propiciado que China viéndose a sí misma capaz de asignar su voluntad en la agenda externa como hegemón internacional logre diseñar en las ultimas décadas planes ligados al campo político y estratégico-militar de modo perceptible que emergen gradualmente en todas las regiones del planeta (por ejemplo en África y Sudeste Asiático). Este avance progresivo, con diferentes matices en la geografía mundial, ha puesto nuevamente en alerta a las potencias occidentales durante la pandemia del Covid-19.

En la actualidad, y transitando todavía los embates de la pandemia, se han exteriorizado interrogantes en todos los niveles de la política exterior sobre el lugar que ocupa China en el contexto de la crisis sanitaria, no solo asociada al campo de la salud, sino a todas las variables trascendentes de la realidad humana. A modo de ejemplo, y cristalizando el cumulo de evidencias que presenta la realidad: los efectos regresivos de la pandemia en el globo han permitido a China posicionarse en el tablero de ajedrez mundial de un modo visiblemente más ventajoso, resintiendo a las potencias occidentales en lo económico, político, lo social y la seguridad. 

En el plano general de los países latinoamericanos, los efectos del COVID-19 han engendrado situaciones enormemente críticas que se han fusionado con la degradación de la estabilidad regional, potenciando los niveles de toxicidad estructural de los factores económicos, sociales y políticos.

 

En la subregión sudamericana durante el periodo 2019-2020 podemos ejemplificarlo con diversos pináculos de conflictividad social (Chile), inestabilidad institucional (Perú y Bolivia), crisis económica (Argentina) y Venezuela que conjuga todos los vicios estructurales juntos, que por añadidura, suma a la violación sistemática de los Derechos Humanos (ONU; 2020) y la crisis migratoria como característica “in extremis” de un régimen fallido. En el caso de Chile, se están manifestando rasgos de estabilización debido al referéndum para promulgar la nueva constitución y en Bolivia se ha consagrado un nuevo gobierno luego del golpe cívico-militar. En torno a la crisis venezolana las últimas elecciones —que han tenido como característica la falta de sustancialidad democrática y de escasa afluencia del electorado— ha generado el rechazo de numerosos países del continente. En cuanto a Brasil, Colombia, Uruguay y Ecuador se muestran más estables a pesar de las coyunturas propiciadas por la pandemia.

Ahora bien, cabe formular los siguientes interrogantes sobre ¿cómo repercutirá la estrategia de la República Popular China en América Latina? considerando subyacentemente que las potencias occidentales, en especial Estados Unidos, reformulen sus criterios y acciones en las relaciones internacional con el gigante asiático. Paralelamente suponer si ¿Son los instrumentos económicos utilizados por China una llave de acceso para el posicionamiento estratégico militar en América Latina? Y reflexionar si ¿Pueden los países de Latinoamérica sostener los vínculos económicos con China sin ceder en el plano político y militar, especialmente cuando se intensifica la inversión extranjera directa del país asiático en toda la región? 

Intereses estratégicos claves de la expansión China y vulnerabilidades latinoamericanas pivotantes

En el último tiempo, muchos países de América Latina vienen definiéndose dentro de la llamada “neutralidad activa” frente al conflicto comercial entre Estados Unidos y China, en cierto sentido, marca una aceptable cautela responsable por parte de los países que deben sostener las relaciones bilaterales de manera armónica con ambas potencias. Empero, si a futuro el conflicto llegara a desbordar hacia el plano político y militar, resultará complejo para los gobiernos de la región sostener dicha neutralidad. En otra categorización asociada, resulta atractivo para muchos gobiernos de la región acceder a los recursos que ofrece China para llevar adelante planes, programas y proyectos de políticas públicas; ya que suponen capitales con menores exigencias burocráticas, pero que se ciñen en las demandas de orden estratégico de mediano y largo plazo en favor de Beijing.

Relevando y considerando el histrionismo decisorio de las elites políticas actuales de la región, podría consentirse al gigante asiático a tejer una profunda red de vínculos de dependencia heterogénea con los diferentes gobiernos —que se manifiesten permeables— y logren definirse políticamente con China en el plano diplomático. En esa misma línea, debería inferirse en un hipotético escenario futuro de subordinaciones plenas o forzosas al régimen chino. Ya que como se conoce, no se sustenta en los valores de las democracias occidentales y que en el caso de Latinoamérica —con las experiencias de inestabilidad que existe en Perú, la ocurrida en Bolivia y la profundización de los regímenes en Venezuela, Cuba y Nicaragua— promocionan una mayor penetrabilidad para la injerencia externa en la región. Sumando una escalada de tensiones con EE.UU.

En el abanico de países de la región pocos podrían diferenciar y marginar por un lado, las “relaciones comerciales” y por el otro, “las alineaciones políticas en las relaciones exteriores” si confluyesen en la dependencia económica y financiera con China. En este sentido, estarían forzados en el futuro a apoyar fácticamente a Beijing en los escenarios de conflicto internacional, a pesar de las contraindicaciones que surjan con las potencias occidentales, especialmente con Estados Unidos, que concibe al continente como un espacio geográfico vital. Un ejemplo de ello, es la búsqueda itinerante de apoyo internacional a China para desconocer la soberanía de Taiwán a cambio, claro está, de ayudas en el plano de la cooperación económica. La evidencia explicita se cristaliza en la penetración de la ayuda bilateral china en los países más frágiles del Caribe y América Central que han roto los lazos diplomáticos con Taiwán (Costa Rica, Panamá, Rep. Dominicana y El Salvador). Vale recordar que Cuba soltó lazos con Taiwán en la década de 1960. En sintonía con lo descrito, la degradación del multilateralismo en el continente americano facilitó a China expandir su influencia mediante acuerdos independientes con cada país receptor.

En lo atinente a los intereses chinos en América Latina podemos decir que hasta la actualidad se han centrado en el intercambio comercial del sector primario (materias primas) y secundario (productos industrializados). Sin embargo, el sector terciario (servicios) se encuentra en expansión. Vale destacar también, el incipiente incremento de las inversiones directas, indirectas y de portafolio que poseen los actores económicos chinos en la región. Sin olvidar los apoyos de China para obtener y facilitar líneas crediticias en el espectro financiero (banca comercial y banca de desarrollo). Entre los datos más destacados China desde 2005 a 2018 ha prestado la suma de 141 mil millones de dólares en la región (GALLAGHER Y MYERS; 2018). La iniciativa china llamada de Franja y Ruta sirve de plataforma multiplicadora para facilitar el desarrollo de su estrategia en América Latina. 

China durante la pandemia del Covid-19: ocho actitudes ostensibles.

1. Durante las últimas siete décadas han brotado de China numerosas epidemias como: gripe H1N1, gripe aviar H5N1; gripe de Hong Kong H3N2; Gripe Asiática H2N2; SRAS; Covid-19 (SOTERAS; 2020). Estos fenómenos de orden sanitario ponen en tela de juicio diferentes responsabilidades, actitudes políticas y éticas del gobierno de la República Popular China frente al mundo.

2. En su discurso político, el gobierno de China ha intentado mostrarse como una “potencia colaborativa” con el mundo aunque no ha realizado aportes sustanciales de cooperación a los países más pobres del planeta; entre los que se incluyen muchos de América Latina y el Caribe. Por el contrario, el gobierno chino ha especulado con la información desde el inicio del brote en Wuhan y se ha visto beneficiada económicamente por la venta de bienes de capital e insumos de la salud en el mercado internacional de modo exponencial.

3. China no ha publicado información sobre el origen del Covid-19 y el impacto real en su población.

4. El gobierno chino no asimiló ninguna responsabilidad jurídica por la propagación silenciosa en los primeros meses de la pandemia que afectó catastróficamente a Europa y luego al planeta.

5. China durante el 2020 crecerá 1,9% en su PIB. Mientras que el resto de los países se verán retrotraídos en su economía y conseguirán recuperarse normalmente en 2022.

6. La pandemia se sumó como una variable más al conflicto entre EE.UU. y China. Tópico que compete seriamente a los países de América Latina y el Caribe en la construcción de vínculos con la potencia continental.

7. La agenda China en América Latina no cesó durante la pandemia aunque numerosos proyectos de infraestructura se lentificaron. En países como Argentina la agenda bilateral con China mostró un dinamismo relevante. Otros casos como el de Jamaica han elevado la alerta de EE.UU.

8. Las cuarentenas desplanificadas afectaron objetivamente las economías occidentales y en especial a los países latinoamericanos donde se resintieron las cadenas de valor, la producción y la dotación de servicios en todas las ramas de la economía, dejando a millones de personas sin trabajo. Mientras que en China no hubo detenimiento del sistema productivo a pesar de haber exteriorizado el cumplimiento de los protocolos sugeridos por la OMS, y en el caso de Wuhan, se retomaron las actividades en su plenitud rápidamente.

China y la provisión de armamento en América Latina: Algunos elementos que van “más allá del negocio”.

Desde el inicio del siglo XXI los países latinoamericanos y caribeños han comenzado a abastecerse del sector industrial militar chino. Si bien los contratos que se han realizado en estos últimos veinte años no han sido cuantiosos, muestra el interés de la potencia asiática para abrir y expandir nuevos mercados que latentemente pueden sumar demandas en dicho sector. Entre los países que han adquirido material militar se encuentran, Argentina, Bolivia, Venezuela, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay, Ecuador y Costa Rica. A propósito, debe acentuarse que los estados que poseen embargos de armas o impedimentos se encuentran intensificando su relación en el sector de la industria militar con Beijing.

A primera vista, la expansión del mercado de armas chino en la región no se presenta como un hito en el intercambio tecnológico (menos en su transferencia), pero si manifiesta un interés por  ampliar su influencia estratégica. De hecho, China comienza a potenciar sus relaciones en la región compitiendo con Rusia, quien también se presenta como potencial aliado político y proveedor de sistemas de armas.

Debe enfatizarse que la expansión regional de China (inicialmente basada en el intercambio) aumenta las tensiones con EE.UU. debido a que, la penetración de Beijing, comienza a intensificarse en los aspectos políticos y militares, que si bien no se ha materializado con la instalación de bases, muchos países concuerdan ideológicamente en su rivalidad con los Estados Unidos. De manera implícita, el estado latente de un conflicto militar entre EE.UU. y China debe tenerse en consideración y, en el caso de materializarse, la región latinoamericana y caribeña tomaría un rol protagónico como sucede actualmente en el Mar de la China Meridional, donde muchos gobiernos de la región han cristalizado su postura antagónica con China en las relaciones internacionales (es el caso de India). ELLIS, E. (2020) sostiene: En el contexto de hostilidades a gran escala con los Estados Unidos u otras potencias importantes, las relaciones militares de la República Popular China en la región probablemente se utilizarían en todas las etapas de la campaña de alcance global necesaria para librar ese conflicto. Las relaciones militares se podrían utilizar junto con la influencia política y económica para convencer a los estados de la región de que apoyen la posición china, o al menos, de abstenerse de apoyar a los Estados Unidos, ya sea a través de votos en órganos internacionales, apoyo económico o financiero.

Consolidación de la estrategia en América Latina y el Caribe: posibles impactos futuros.

a. En primera medida, China persigue el objetivo de aumentar el vínculo económico incrementado paralelamente la influencia política en un esquema de dependencia escalonada: mediante inversiones directas, el comercio exterior, las finanzas y los grandes proyectos de infraestructura, etc. Es decir, que América latina y el Caribe se presentan como una extensión de la Franja y Ruta (KOOP; 2019). Empero, no hay que perder de vista que la envergadura de China (en todas sus variables) provocará en los países una situación de dependencia profunda amplificada por concepciones de la política y las nociones del poder que para los modelos democráticos latinoamericanos está en las antípodas (a excepción de Venezuela y Cuba). De hecho, el modelo autoritario chino va en la vía contraria a la democracia occidental, principalmente porque el régimen de Beijing ve como inadmisibles a las ideas que no estén contenidas en la ideología comunista. La “anulación de la heterogeneidad” es la principal diferencia que tiene el régimen chino con las concepciones occidentales en el campo de la ideología y la representatividad política.

b. Las potencias occidentales podrían esbozar y ejecutar medidas para morigerar o detener el avance chino: probablemente, en la etapa post Covid-19 se establecerán nuevas alianzas estratégicas a nivel internacional que aglutinen a los países que observan una amenaza real de China en el campo político-militar. Las potencias occidentales reconfigurarán la perspectiva sobre Beijing luego del trágico balance negativo que presente la pandemia y sus derivaciones en el plano económico y político.

c. Sería notorio que aquellos países de Latinoamérica y el Caribe que decidan alinearse políticamente con China —fomentando su estrategia global— resientan las relaciones bilaterales con las potencias del hemisferio occidental. Quedando relegadas en todos los lineamientos del desarrollo económico promovidos por EE.UU. y Europa. Las alineaciones en el campo estratégico-militar que se establezcan a futuro con China, de parte de los países latinoamericanos, resultarían un punto de inflexión para la historia del hemisferio americano y provocarían una escalada de tensiones —que no solo se restringirán a la relación bis a bis con EE.UU.— sino también entre miembros de las subregiones.

d. El acercamiento de algunos países latinoamericanos a los intereses estratégicos de China, a cambio de recursos e inversiones, obligaría a EE.UU. a tomar medidas que pueden variar de acuerdo con lo perjudicial que se manifiesten a corto y mediano plazo.

e. Luego de la pandemia es probable que aumente el descontento social y político hacia China por los efectos del covid-19 en los países occidentales. Algunas encuestas en Europa ya marcan esta tendencia social que impactará en la toma de decisión política a corto plazo, ya sea por demandas sociales o como un instrumento de discurso y acción gubernamental.

f. Si bien, China posee una exitosa estrategia económica a nivel internacional y muestra una voracidad notoria en el plano del comercio internacional, todavía no ha logrado sintonizar políticamente en la mayoría de las regiones del mundo en el espectro ideológico y cultural. En este último punto, China intentaría plantear nuevos modos de inocular su cultura desde una perspectiva más explícita. Dar inicio a una nueva manifestación para la propagación de la cultura china como pivote para la consolidación de su estrategia global en el campo político y económico.

g. Desde el punto de partida práctico, las relaciones bilaterales con China tienden a ser disfuncionales porque los modelos de gobierno y planificación son opuestos. Mientras la mayoría de los países de América Latina planifican a corto plazo, China lo hace a largo plazo. En este sentido, la estructura de negociaciones de orden político quedan desequilibradas porque las demandas de China responden a una visión estratégica de orden mundial y los planes de los países latinoamericanos a una agenda de corto plazo orientada a medidas paliativas de orden económico que impacte en la política interna. Vale recordar que China ya es un gran socio comercial en la región y eso le permite utilizar su posición para exigir el cumplimiento de demandas que exceden el carácter económico.

h. Es factible que las tensiones que se den en el futuro incorporen medidas para readecuar el comercio internacional y prescindir de las manufacturas producidas en China para reducir paulatinamente la dependencia en las cadenas de valor global.

i. La puja económica en el mercado global y la consolidación en América Latina: el enfrentamiento por la supremacía tecnológica y el dominio del ciberespacio; la explotación de minerales; las inversiones en energía e infraestructura de grandes obras públicas; la participación en el sector del acero y el cemento; evolución de la compra de alimentos a estructurar bases en los agronegocios con la adquisición de tierras; incrementar la participación en el sector financiero; y dominar las cadenas de valor global, podrían ser algunos elementos de fortalecimiento de la agenda china en América Latina para el futuro inmediato. Como también, el interés chino por controlar e influir en distintos puntos estratégicos del globo que podría materializarse obteniendo concesiones de vías navegables y la inversión en infraestructura portuaria, tanto en Sudamérica como en los países del Caribe.

j. Optimizar el rol de China para ganar mercados del sector de industrias de defensa y estimular un esquema de donaciones de material militar a fuerzas armadas de latinoamericanas como gesto diplomático.

k. Con el objetivo de establecerse firmemente en el continente americano definirá, recurrirá e intensificará planes integrales en las económicas latinoamericanas que se mantendrán deprimidas económicamente en la etapa posterior a la pandemia.

La pandemia del Covid-19 continúa transfigurando al mundo en todas las variables y repercutirá en los países occidentales, en especial Latinoamérica que ha sufrido en el plano sanitario y económico de manera aguda. En este contexto, la estrategia de la República Popular China en América Latina toma auge para posicionarse en el área de influencia de EE.UU. mediante mecanismos de cooperación económica que pretenden consolidar también la presencia estratégica en la región.

Por ende, debe considerarse que las potencias occidentales, en especial EE.UU., reformulen sus criterios y acciones en las relaciones internacional con el gigante asiático. Hay que considerar que los instrumentos económicos utilizados por China son una llave de acceso natural para el posicionamiento estratégico militar en América Latina debido a que los países tendrán como condiciones implícitas el apoyo a Beijing en el futuro, en estos términos, y como ya lo han hecho muchos estados de la región en los organismos supranacionales, la alineación económica confluirá, para muchos países, en una alineación política y militar.

* Especialista en Seguridad Internacional, Geopolítica y Estrategia. Licenciado en Ciencia Política, con especialización en Administración Pública, por la Universidad Nacional de Rosario, Obtuvo el título de posgrado de Magister en Defensa Nacional de la Escuela de Defensa Nacional Argentina (UNDEF). Ha cursado la Maestría en Gestión de la Ciencia, La tecnología y la Innovación en la Universidad Nacional de General Sarmiento. Conforma el Comité Nacional de la Cámara Argentina de Profesionales en Seguridad integrada (CAPSI), siendo el coordinador de cooperación Internacional.

Referencias

ELLIS.E (2020). Chinese Security Engagement in Latin America. CSIS. EE.UU. Octubre, 2020. En: https://www.csis.org/analysis/chinese-security-engagement-latin-america

GALLAGHER, K.P y MYERS, M. (2018).  China – Latin America Finance Database. Washington Inter-American Dialogue. En UGARETCHE, O. y DE LEON, C. (2020). El financiamiento de China en America Latina. OBELA en: http://www.obela.org/analisis/el-financiamiento-de-china-a-america-latina  

KOOP, F. (2019). La Franja y la Ruta, la nueva cara de China en América Latina. El segundo foro de la Franja y la Ruta se desarrolla en Beijing a la par de que la iniciativa enfrenta desafíos diplomáticos. Dialogo Chino. Abril, 2019. En: https://dialogochino.net/es/infraestructura-es/26121-la-franja-y-la-ruta-la-nueva-cara-de-china-en-america-latina/

O.N.U. (2020). Venezuela: Informe de la ONU insta a la rendición de cuentas por crímenes de lesa humanidad. En: https://www.ohchr.org/SP/HRBodies/HRC/Pages/NewsDetail.aspx?NewsID=26247&LangID=S

SOTERAS, A. (2020). Las otras epidemias que brotaron en China. EFE-SALUD. Enero 2020. En: https://www.efesalud.com/epidemias-china-coronavirus-neumonia/

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LOS PARAÍSOS FISCALES

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Steve Buissinne en Pixabay

Hasta la crisis financiera de 2008, los paraísos fiscales eran vistos como exhibiciones exóticas, islas del Caribe o fortalezas financieras alpinas frecuentadas por celebridades, gángsteres y aristócratas ricos.

Desde entonces, nos hemos dado cuenta de seis cuestiones que nos hacen pensar:

a) el fenómeno es mucho más grande y central para la economía global de lo que casi nadie había imaginado;

b) se está fomentando el lavado de dinero sucio del tráfico mundial de drogas, un negocio igual al valor del comercio mundial de petróleo y que salvó a muchos de los grandes bancos del mundo de la bancarrota en la crisis financiera de 2008;

c) se desarrolla la financiación del terrorismo, una guerra con “low cost” (“bajo costo”) con un efecto estratégico muy alto;

d) deforma el mecanismo financiero internacional cambiando los datos y los costos de las operaciones, haciéndolos impredecibles;

e) la masa de dinero disponible en los paraísos fiscales hace posible la corrupción masiva que actualmente es endémica en los países en desarrollo como en los del “primer mundo”.

f) los refugios más grandes no están donde pensábamos que estaban.

Los paraísos fiscales cuestan colectivamente a los gobiernos entre US$ 500 mil millones y 600 mil millones al año en ingresos fiscales perdidos, según estimaciones recientes, a través de medios legales y no legales. De esa pérdida de ingresos, las economías de bajos ingresos representan alrededor de US$ 200.000 millones: un porcentaje más alto del PIB que las economías avanzadas y más de los aproximadamente US$ 150.000 millones que reciben cada año en ayuda exterior para el desarrollo. Solo la sociedad American Fortune tenía alrededor de US$ 2,6 billones en alta mar en 2017, aunque una pequeña porción fue repatriada después de las reformas fiscales de Estados Unidos en 2018.

Las empresas no son los únicos beneficiarios. Individuos escondieron US$ 8.7 billones en paraísos fiscales, estimaba Gabriel Zucman en 2017, un economista de la Universidad de California, Berkeley. Las estimaciones más completas del economista James S. Henry (2016) producen un sorprendente total de hasta US$ 36 billones.

Además, dado que los principales usuarios de los paraísos fiscales son las grandes instituciones financieras y otras multinacionales, el sistema perjudica a las pequeñas y medianas empresas, aumentando la monopolización.

Los gobiernos poderosos también tienen interés: la mayoría de los principales refugios se encuentran en las economías avanzadas o en sus territorios. El índice Corporate Tax Haven de Tax Justice Network se encuentra entre las tres principales Islas Vírgenes Británicas, Bermudas y las Islas Caimán, todos territorios de ultramar de Londres. El índice de secreto financiero sitúa a Suiza, Estados Unidos y las Islas Caimán como las tres principales jurisdicciones para la riqueza privada.

Para comprender mejor por qué las jurisdicciones ricas están en la parte superior de la lista, piense en cuántos africanos ultra ricos esconden activos secretos en Ginebra o Londres, luego considere cuántos suizos o británicos ricos tendrían activos a alguna capital del continente negro. El capital extraterritorial tiende a fluir de los países pobres a los países ricos, con mayor perjuicio a las poblaciones que luego las mafias internacionales convergen en Europa.

Y el sistema offshore está creciendo: ha contribuido a una drástica caída de las tasas impositivas corporativas promedio, que han caído a la mitad: del 49% en 1985 al 24% en 2019. Para las multinacionales estadounidenses, los beneficios corporativos que se trasladaron a paraísos fiscales aumentaron aproximadamente de 5% a 10% de los beneficios brutos en la década de 1990 a alrededor de 25-30% en 2019.

Los principios del sistema internacional de impuestos corporativos han sido establecidos por la Sociedad de Naciones (1920-1946) durante casi un siglo, por lo que hasta hace una década, había pocas restricciones políticas a la expansión de los paraísos fiscales. Sin embargo, después de la ya mencionada crisis de 2008, los gobiernos se vieron presionados a: 1) cerrar grandes déficits presupuestarios, 2) apaciguar a los votantes furiosos por los rescates bancarios financiados por los contribuyentes, y 3) ampliar la desigualdad y la capacidad de las multinacionales y los ricos para escapar de los impuestos.

Los Papeles de Panamá y las Fugas de Luxemburgo han revelado el uso de paraísos fiscales para propósitos a menudo nefastos y han reforzado la presión de hacer algo. La OCDE ha puesto en marcha dos grandes proyectos.

Uno es el Common Reporting Standard, un esquema para el intercambio automático de información financiera a través de las fronteras para ayudar a las autoridades fiscales a rastrear los activos offshore de sus contribuyentes.

Pero el CRS contiene muchas lagunas; por ejemplo, permite a las personas con el pasaporte adecuado solicitar la residencia en un paraíso fiscal, en lugar de en el país donde viven.

Sin embargo, el CRS ha dado algunos resultados. La OCDE estimó en julio de 2019 que 90 países habían compartido información sobre 47 millones de cuentas por valor de € 4,9 billones; que los depósitos bancarios en paraísos fiscales se habían reducido del 20 al 25%; y la divulgación voluntaria antes de la aplicación había generado € 95.000 millones en ingresos fiscales adicionales para los miembros de la OCDE y el G20, que incluye las principales economías de mercados emergentes.

La otra iniciativa fue el proyecto de Base Erosion and Profit Shifting (BEPS), dirigido a multinacionales. Es decir, el esfuerzo de la OCDE por “realinear los impuestos con sustancia económica” sin interrumpir el consenso internacional de larga data en apoyo del principio de libre competencia. Aunque el BEPS mejoró la transparencia de las multinacionales, en última instancia fue visto como un fracaso de la OCDE, especialmente para la economía digitalizada.

En enero de 2019 la presa comenzó a agrietarse. La OCDE ha admitido la necesidad de “soluciones que van más allá del principio de libre competencia”. En marzo, Christine Lagarde, entonces directora gerente del FMI, calificó el método cohesivo de control “obsoleto” y “particularmente perjudicial para los países de bajos ingresos”.

Pidió un “replanteamiento fundamental” con avances hacia enfoques basados en fórmulas para la asignación de ingresos. En el mes de mayo siguiente, la OCDE publicó una hoja de ruta en la que proponía reformas basadas en dos pilares: 1) determinar dónde deben pagarse los impuestos y sobre qué base, y qué parte de los beneficios deberían gravarse sobre esa base; y 2) convencer a las multinacionales para que paguen un nivel mínimo de impuestos.

El profesor Reuven Avi-Yonah, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan, dijo que el plan era “extraordinariamente radical” y habría sido “casi inconcebible” incluso hace cinco años.

Pero un cambio radical es factible. La Tax Justice Network considera ahora que sus cuatro demandas clave, inicialmente desestimadas como utópicas, están ganando apoyo mundial: intercambio automático de información financiera transfronteriza, registros públicos de propiedad efectiva de los activos financieros, informes país por país e impuesto unitario con fórmula de distribución.

Pero el impuesto de sociedades es sólo el principio: tenemos que considerar las fuerzas que hacen que el sistema offshore funcione. El ejemplo de Suiza es emblemático. Los políticos de Alemania, Estados Unidos y otros lugares se han enfrentado con Suiza por el secreto bancario, con poco éxito. En 2008, después de descubrir que los banqueros suizos habían ayudado a los clientes estadounidenses a evadir impuestos, el Departamento de Justicia siguió un camino diferente: no se dirigió al país, sino a sus banqueros y bancos.

Suiza ha hecho importantes concesiones en el secreto bancario por primera vez. Se entiende que cualquier respuesta internacional efectiva debe incluir fuertes sanciones contra quienes faciliten los asuntos privados, incluidos los contadores y los abogados, especialmente cuando favorecen actividades delictivas como la evasión fiscal.

Los flujos financieros que buscan el secreto o huyen de los impuestos corporativos exacerban las desigualdades, aumentan la vulnerabilidad a las crisis e infligen daños políticos no cuantificables a medida que el capital secreto se infiltra en los sistemas políticos occidentales, desestabilizándolos con una pobreza creciente y el desempleo. Y a medida que el capital financiero fluye desde los países más pobres a los paraísos fiscales del mundo rico, sigue la migración antes mencionada de los buscadores de empleo, se produce la migración de buscadores de empleo antes mencionada, innecesaria a los ya saturados mercados de llegada.

La red financiera de operaciones de lavado de impuestos favorece la elección de operaciones desleales sin ninguna evaluación moral de los medios que se utilizarán para mejorar el capital.

Habrá quienes exijan la libertad de comercio, pero bastará con incluirlos en la lista de empresas de lavado de dinero que operan en paraísos fiscales.

Cuanto mayor sea el importe de las transacciones financieras, menor debe ser su libertad y autonomía. Será el próximo gran tema internacional, que se resolverá con menos charlas y más hechos.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Nota: traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. 

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LIBIA: LUCES Y SOMBRAS EN EL PROCESO DE PAZ

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de aymen-juha en Pixabay 

Después de seis días de intensas conversaciones a puerta cerrada entre los 75 delegados de las diversas facciones libias convocadas en Túnez por la enviada de la ONU Stephanie Williams, la primera ronda de negociaciones terminó el 15 de noviembre, confirmando el “alto el fuego” pero incapaz de ponerse de acuerdo sobre la selección de candidatos para unirse a un nuevo gobierno de “unidad nacional”.

En los próximos días, Williams ha vuelto a convocar en una “sesión virtual” una segunda ronda de lo que se ha llamado el Foro libio de diálogo político (LPDF), con la ambición de poder formar un ejecutivo capaz de gestionar las elecciones parlamentarias nacionales previstas para el 24 de diciembre de 2021.

La diplomática estadounidense, admitiendo el fracaso parcial de las conversaciones de Túnez, dijo con franqueza que “no era realista encontrar soluciones a un conflicto que ha durado diez años en una simple ronda de negociaciones”. Sin embargo, la Sra. Williams subrayó que se podía llegar a un acuerdo sobre tres aspectos importantes y sensibles de las negociaciones, a saber, los deberes de la nueva Comisión, los criterios para las candidaturas para los puestos gubernamentales y la hoja de ruta del proceso de paz. Añadió que “los políticos libios ahora tienen la oportunidad de ocupar el centro del escenario o terminar extinguiéndose como dinosaurios”.

Palabras duras que revelan decepción en una negociación en la que las partes involucradas (el gobierno de Trípoli liderado por Fayez Al Serraji, la facción Tobruk liderada por el general Khalifa Haftar y las tribus independentistas de Fezzan) están dispuestos a respetar la tregua armada, pero poco inclinadas a hacer concesiones políticas a sus contrapartes.

Ciertamente no fue fácil lograr que las partes interesadas libias, que hasta el verano pasado habían estado luchando entre sí en campo abierto, convergieran en una vía de diálogo político.

Tampoco fue fácil para el activismo entre bastidores de los patrocinadores internacionales de las facciones opuestas: Turquía y Qatar detrás de Al Serraj; Arabia Saudí, los Estados del Golfo, Egipto y Rusia apoyan al “Ejército Nacional Libio” dirigido por el general Haftar, mientras que la Francia del presidente Macron está abiertamente del lado de las tribus Fezzan.

Durante las conversaciones de Túnez, todos los delegados filtraron sistemáticamente a la prensa borradores falsos de posibles acuerdos con el fin de frustrar las propuestas de sus homólogos.

Según la “Agencia Nova”, se han publicado documentos aparentemente oficiales que contenían referencias a los temas realmente en discusión, “contaminados” por partes totalmente inventadas: “borradores reales envenenados recibidos de fuentes libias cercanas al general Haftar”.

También se han difundido rumores maliciosos sobre la posible corrupción de algunos delegados, sobornados con muchos dólares para favorecer el nombramiento en el nuevo ejecutivo de Abdullh al-Dabaiba, el poderoso “señor de la guerra” de Misrata y fundador del movimiento “Futuro para Libia”. Cabe recordar que, gracias a las armas turcas y a los mercenarios islamistas traídos por el presidente Erdogan a Libia desde Siria, las milicias de Misrata rescataron al gobierno de Al-Sarraj del colapso cuando las milicias del general Haftar llegaron a las puertas de Trípoli en abril pasado.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, en su informe al Consejo de Seguridad de la ONU, la SRSG interina Stephanie Williams también destacó algunos aspectos positivos de la situación sobre el terreno. En primer lugar, la tregua militar se mantiene: no hay violaciones significativas del “alto el fuego”, mientras “continúa el canje de prisioneros, facilitado por el Consejo de Ancianos, con el apoyo de la Comisión Militar Mixta”.

Otro resultado importante se logró en el sector petrolero: la Compañía Nacional de Petróleo, con el acuerdo de todas las partes involucradas, reanudó la producción de petróleo a gran velocidad, que rápidamente volvió a los niveles del año pasado de 1,2 millones. Sin embargo, la distribución transparente de los ingresos petroleros debe posponerse hasta que se llegue a un acuerdo entre todas las partes involucradas, a la espera de que la Compañía Nacional de Petróleo separe los ingresos de la venta de petróleo en una cuenta especial controlada por la ONU.

Este es un aspecto sensible con respecto directamente a Italia: la reanudación de la extracción de petróleo crudo significa mucho para ENI que, aunque dejada sola por las instituciones nacionales para operar en la peligrosa situación de tensión entre las facciones libias opuestas, ha logrado establecerse como un interlocutor creíble y confiable para mantener sus actividades de extracción, producción y refinación en Libia.

Al concluir su informe ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la SRSG interina Stephanie Williams subrayó: “En Túnez, setenta y cinco libios se reunieron… en un esfuerzo de buena fe para comenzar el proceso de curación de las heridas de su nación… extendieron sus manos, si no sus corazones el uno al otro.”

“No sus corazones”: esta es la sombra más profunda que se cierne sobre las conversaciones de Túnez, que arroja incertidumbre sobre un proceso de paz en el que el papel de los actores nacionales a menudo está influenciado y manipulado por los diversos patrocinadores internacionales, y los patrocinadores ciertamente no actúan por razones del “corazón”.

En el frente del gobierno de Trípoli, los dos aliados clave son la Turquía del presidente Erdogan y Qatar, gobernado por el joven Emir Tamin bin Hamad Al Thani.

A pesar de la adhesión del primero a la OTAN y del segundo al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), los dos países han abrazado la causa del extremismo musulmán apoyando más o menos abiertamente a las milicias yihadistas durante los conflictos civiles en Siria, Irak y, más recientemente, en Libia.

Al lado de estos incómodos compañeros de viaje, en un rincón tranquilo y apartado, encontramos a Italia que, en 2016, con un movimiento sin duda políticamente correcto, siguió a las Naciones Unidas, que impuso una solución gubernamental neocolonialista en Libia, al establecer el “Gobierno de Acuerdo Nacional” (GNA) de al-Sarraj, primero en Túnez y luego en Trípoli. Una solución «neocolonialista» porque el GNA no ha sido reconocido por ninguno de los Parlamentos de Trípoli y Tobruk y nunca ha sido legitimado por elecciones ni apoyado por el pueblo.

En los últimos cuatro años, mientras Al-Sarraj apenas controlaba la capital, la diplomacia italiana no parecía capaz de encontrar una política y una línea de acción claras, en una región de vital importancia para el país, que no fuera la del “respeto de las resoluciones de la ONU”, pretexto formal utilizado también por la Unión Europea para justificar su inacción.

Como se ha mencionado, frente al compromiso político militar de Turquía y Qatar de apoyar a Al Serraj, pero sobre todo a las milicias islamistas de Trípoli y Misrata, los Estados del Golfo han roto las relaciones diplomáticas con Qatar, acusando a su Emir de una conducta aventurera a favor de la “Hermandad Musulmana” en toda la región.

Además, junto con Egipto, Francia y Rusia, los Estados del Golfo han establecido una alianza para proteger dos de los tres componentes político-militares libios, es decir, el “Ejército de Liberación de Libia” del general Haftar y las milicias vinculadas a las tribus Fezzan con las que Francia estableció una asociación casi exclusiva.

Mientras que las diplomacias interesadas en Medio Oriente están jugando en varias mesas, basta con pensar en las nuevas relaciones entre los Emiratos Árabes, Bahrein y especialmente Arabia Saudí, con Israel, Italia y Europa, probablemente también a causa de la pandemia, parecen estar inmovilizadas y empantanadas en posiciones pasivas de principio sobre los aspectos positivos del “multilateralismo”.

En efecto. los demás países están tomando medidas también en vista de posibles dividendos políticos y económicos en el futuro, mientras que Italia y Europa, con su actitud de esperar y ver, permanecen al margen para observar, como meros espectadores, el desarrollo de eventos que tienen un impacto decisivo en los nuevos equilibrios mediterráneos del futuro próximo.

Sin embargo, no parece haber buenas noticias sobre los compromisos internacionales de Estados Unidos en la “era posterior a Trump”.

El nuevo presidente, Joe Biden, ha designado a Antony Blinken como nuevo secretario de Estado.

A pesar de ser una persona culta, cosmopolita y educada, no podemos olvidar que, durante las presidencias de Obama, Blinken fue un colaborador cercano de Hillary Clinton, al principio, y de John Kerry, más tarde, es decir, dos protagonistas negativos de las relaciones internacionales y de la política exterior que, con su apoyo ingenuo a las falsas “primaveras árabes”, contribuyeron a trastornar el norte de África y Oriente Medio en nombre de un espejismo que vio un objetivo inalcanzable de la democracia occidental para los países que experimentaban disturbios y levantamientos civiles islamistas.

Después de haber fomentado y apoyado militarmente la revuelta contra el coronel Gaddafi, el Departamento de Estado de Estados Unidos liderado por Hillary Clinton, tuvo que afrontar el sacrificio de su embajador en Libia, Chris Stevens, quien fue asesinado el 11 de septiembre de 2012 en Bengasi, donde había sido enviado para una negociación confusa y fallida con los islamistas de Ansar Al Sharia.

Bajo el liderazgo de Kerry, con Blinken a su lado como subsecretario de Estado, Estados Unidos manejó la crisis siria de una manera política y militarmente imprudente, dejando finalmente el campo abierto a Rusia y Turquía.

Con este telón de fondo, las perspectivas de un regreso a la acción de la diplomacia estadounidense (en parte puesta a descansar por Donald Trump) no son particularmente fascinantes, en un área como Libia donde Italia, a su manera, ni siquiera es capaz de esbozar. una negociación creíble para la liberación de los dieciocho pescadores de Mazara del Vallo, secuestrados por las fuerzas del general Haftar durante más de dos meses.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Porhibida su reproducción. 

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