LA «DOCTRINA ZELENSKI»: UN RETO QUE COMPROMETE A UCRANIA Y A LA SEGURIDAD INTERNACIONAL

Alberto Hutschenreuter*

Cuando en 2019, Volodímir Zelenski, un licenciado en derecho y ex actor y director de cine y televisión, alcanzó la presidencia de Ucrania tras una breve campaña, su principal enfoque en materia de política externa y de defensa fue colocar la proa del país en dirección de las estructuras políticas-económicas y de seguridad de Occidente, esto es, la Unión Europea y la OTAN.

Es verdad que antes otros ya lo habían hecho, pero la diferencia fue que Zelenski lo hizo en términos de vía única, es decir, descartó de plano cualquier otra alternativa, entre ellas, una eventual neutralidad del país este-europeo. Para el nuevo mandatario, era imperioso tomar de una vez y para siempre esta decisión: Ucrania era un país independiente, su lugar era Europa y era aquí donde debía anclar su porvenir.

Desde el oeste se habían emitido señales que parecían asegurar ese propósito. En relación con el eventual ingreso a la Unión Europea, si bien hacia el final de la década de los noventa se consideró la cuestión, fue en 2008 cuando se anunció que Ucrania firmaría un Acuerdo de Asociación con la UE. Pero desde Bruselas se comunicó que tal acuerdo solo sería posible si Kiev llevada adelante determinadas reformas que afirmaran el estado de derecho, particularmente en su segmento judicial. Unos años después, en 2013, una misión del Parlamento europeo sostuvo que había oportunidad para un tratado de asociación. Finalmente, los acontecimientos durante el invierno de 2014 impulsaron la firma de un acuerdo, aunque quedó pendiente la ratificación (es necesario recordar que la adopción de adhesión a la UE requiere el voto unánime de sus 27 miembros).

En relación con las “señales” de la OTAN, existía, desde los años noventa, cierto umbral puesto que Ucrania pertenecía (desde entonces) al Consejo de Cooperación del Atlántico Norte y al Programa de Asociación para la Paz. Pero no fue hasta bien entrada la primera década del siglo XXI cuando surgió la posibilidad de que Ucrania fuera parte de la Alianza: en la reunión de la OTAN en Bucarest en 2008, se emitió una declaración que parecía habilitar en el futuro el ingreso de Georgia y Ucrania. En la cumbre de la OTAN celebrada Varsovia en 2016, se estableció un paquete de asistencia integral para Ucrania. Asimismo, la Rada (Parlamento ucraniano) aprobó una legislación que reafirmaba como objetivo de la política exterior y de seguridad la pertenencia a la Alianza Atlántica. Finalmente, en septiembre de 2020, el mandatario aprobó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional que preveía un curso de asociación distintiva con la OTAN con el propósito de ingresar a ella.

El dato más reciente en relación con las señales sucedió el 10 de noviembre de 2021, cuando el secretario de Estado norteamericano, Antony Blynken, y el ministro de Defensa ucraniano, Dmytro Kuleba, firmaron una “Carta de Asociación Estratégica”: según la misma, Ucrania “está comprometida con las profundas y ampliar reformas necesarias para su plena integración en las instituciones europeas y euroatlánticas”.

Este evidente respaldo sin duda no solo afirmó la concepción de la política exterior y de seguridad de Ucrania en relación con la orientación política, económica y estratégica-militar, sino que pareció que Occidente garantizaba dicho rumbo. Esto último tal vez hizo creer a Kiev que no estaría sola ante la reacción rusa si decidía marchar al extremo, es decir, hacia las estructuras de Occidente, pero también si se proponía recuperar el control territorial en el este y, algo más temerario, recuperar Crimea.

Fue acaso ese convencimiento y entusiasmo el que, en la Conferencia sobre Seguridad de Múnich de febrero de 2022, un foro donde se puede medir la “temperatura estratégica” de las partes, impulsó a Zelenski a decir que su país podría reconsiderar la renuncia a la posesión de armas nucleares (a las que renunció —o las retornó a Rusia en los años noventa— a cambio de seguridad y reconocimiento como país independiente). En perspectiva, fue acaso más un recurso de presión del presidente a Occidente que no calibró la desaprobación con desprecio que causaría en Rusia.

Sabemos qué sucedió a partir del 24 de febrero: Ucrania sufrió una invasión desde varios frentes. Desde entonces, y a un precio devastador para la seguridad humanitaria y material como así para la seguridad regional y global, ambos libran una guerra en la que los márgenes de salida se van haciendo cada vez más estrechos.

La invasión u “operación militar especial” de Rusia fue el resultado del fracaso de la diplomacia, pero también fue el riesgo que corría Ucrania al someter a prueba una política exterior y de seguridad descartando cualquier otra alternativa que no fuera la incorporación integral de Ucrania a Occidente. Para decirlo más claramente: lo que podemos denominar “doctrina Zelenski” implicaba no solamente remarcar diferencias geohistóricas, sino, y fundamentalmente, desafiar la geografía y la geopolítica.

En relación con el pasado, dicha doctrina reafirmaba la separación de las culturas de ucranianos y rusos tras la emergencia de principados (en el siglo X) y el final del predominio mongol (siglo XIV); es decir, Ucrania y Rusia eran países culturalmente diferentes, no un mismo país separado por las potencias occidentales como sostenía el presidente Putin, quien pocos días antes de la invasión llegó a negar la existencia de Ucrania.

Por tanto, Kiev podía narrar su historia prescindiendo de Rusia; pero para Moscú ello implicaría un problema existencial. En gran medida, sucedía lo que ha dicho la especialista Hélène Carrère d’Encausse cuando se desplomó la Unión Soviética. “Entonces, cuando el 1 de enero de 1992 los ciudadanos de Rusia descubrieron su país tal como salía de los acuerdos de Belavezha (qué declaraban oficialmente la disolución de la URSS), pudieron interrogarse con toda razón: ¿qué país era ese tan diferente de aquel que había forjado la larga historia, del cual habían aprendido etapas y lugares? Kiev, la cuna de todo, ya no estaba en Rusia, ni las costas del Báltico, ni las del Mar Negro. Pedro el Grande y la gran Catalina, ¿no habían existido tampoco, igual que Oleg en el pasado ruso? Comprender la Rusia de 1992 imponía a los rusos el olvido del pasado y la contemplación del porvenir”.

Pero, además de narrar la historia en clave solamente ucraniana, la “doctrina Zelenski” implicaba romper con la condición geográfica y geopolítica, es decir, desafiar la condición relativa con la ubicación del país y con el carácter de “pivote geopolítico” que le imponía la misma, esto es, la de ser un país independiente pero prudente en relación con su política externa y de seguridad en razón de los intereses y amparos de seguridad del vecino preeminente, como ha sido Finlandia (con más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia) por décadas sin que ello menoscabara su condición de país soberano e independiente.

Se ha dicho que, si Ucrania llegara a pertenecer a las estructuras de Occidente, Rusia perdería su condición de potencia euroasiática y solo le quedaría la asiática. Ello puede ser cierto, pero lo verdaderamente importante es que una eventual pertenencia de Ucrania en esos marcos occidentales implicaría un impacto de escala en la necesaria indivisibilidad que debe observar la seguridad en esa placa geopolítica del globo que es Europa del Este (o, para decirlo más apropiadamente, el inmediato oeste de Rusia).

Una situación de “seguridad divisible” implicaría que una de las partes, Occidente y la OTAN, lograría ampliar y afirmar su seguridad en detrimento de otra parte, Rusia. Es decir, se romperían las reservas estratégicas y geopolíticas que contribuyen a la estabilidad interestatal regional, continental e incluso global.

Por ello, las responsabilidades de la guerra que tiene lugar hoy recaen principalmente sobre Rusia, sin duda, porque ha violentado el principio de integridad territorial; pero también comprometen a Ucrania por sostener una política externa y de seguridad reduccionista, a los países de la UE por permanecer en su área de confort estratégico y no sostener una geopolítica propia que la comprometiera más en los sucesos del Donbass a partir de 2014 y, asimismo, no ilusionara a Ucrania con la membresía en la OTAN; y a Estados Unidos por no respetar la experiencia ni los códigos estratégicos y geopolíticos.

En breve, con el reto que supone romper con la deferencia a Rusia e intentar estrecharse a Occidente, el presidente de Ucrania se ha alineado con la regularidad histórica de Ucrania en relación con enfrentar a Rusia. Su nombre seguramente se sumará a la lista en la que figuran Taras Shevshenko, Symon Petlyura y Stepan Bandera. Pero las consecuencias de su decisión podrían tener un muy alto precio: para el país, desde una nueva mutilación hasta la misma desaparición, y para el mundo, una etapa de alta desconfianza, militarización, baja cooperación, esferas de influencia y primacía de los intereses nacionales.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Miembro e investigador de la SAEEG. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

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FOTÓGRAFOS DE GUERRA

Revista Tiempo GNA*

El poderoso efecto que logran las fotos, quedó una vez más demostrado cuando Margaret Thatcher vio la foto donde un grupo de soldados ingleses con las manos en alto, que caminaban bajo las indicaciones de un buzo táctico de la Armada Argentina. No dudó y furiosa decidió que debía recuperar las islas Malvinas para lavar esa afrenta. 

Lo que viajan a los infiernos

Son muy pocos los fotógrafos capaces de trabajar en medio de un combate donde fluye la adrenalina y se huele a deflagración de pólvora. A veces camina por un lugar que parece tranquilo, de pronto escucha un silbido y no tiene ni tiempo de arrojarte al suelo porque el proyectil ya ha explotado; una nube de polvo se le metió en los ojos y le cae encima una lluvia de piedrecillas. Tuvo suerte, está sordo pero ileso, a pocos metros, hay cuerpos destrozados.

Ser fotógrafo de guerra es un estilo de vida, se debe tener coraje y mucha pasión. Existen hombres y también mujeres que realizan este trabajo peligroso, saben que deben estar psicológicamente preparados para enfrentarse a sus pasiones, sus miedos y documentar lo que nadie cuenta. El estrés es tan grande que hacen terapia previa y posterior a una guerra. Actualmente compiten con los miles de soldados que también llevan un teléfono celular y registran hechos de importancia. La única diferencia es que el militar debe ocupar sus manos llevando el fusil, combatir y pensar en sobrevivir; en cambio el fotógrafo de guerra es un profesional que sólo lleva una o dos cámaras. Sabe que debe acercarse a límites peligrosos para que la foto pueda valer muchos dólares (algunos murieron por eso) por lo que un teleobjetivo es muy necesario. A los fotógrafos de guerra les suelen disparar al tratar de tomar imágenes durante un combate, en especial por guerrilleros y en menor grado por soldados del otro bando. La Resolución 1738 del Consejo de Seguridad de la ONU exige a los Estados que garanticen la seguridad de los periodistas en situaciones de conflicto y reclama a los medios de comunicación su neutralidad. Por ello, los corresponsales de guerra jamás deben vestir el uniforme de ningún bando en conflicto. Si van a una zona de guerra debe conocer como desenvolverse con los militares y como proceder en un combate. Tendrá que hacerlo con un equipo básico de chaleco antibalas y casco, en el que se vea claramente que se trata de un fotógrafo civil. Exhibir todo el tiempo credenciales de periodista o fotógrafo puede significar que no lo maten ni lo secuestren. Durante la guerra los políticos afirman cosas mientras que los fotógrafos suelen mostrar una realidad totalmente diferente.

Los militares siempre tratarán de interferir con las informaciones que recogen los periodistas. Pero la censura nunca funcionó en ninguna de las guerras: tarde o temprano se sabe la verdad.

Hoy la tecnología miniaturizada ayuda a romper el aislamiento. En el conflicto Irak-Afganistán, los periodistas ocultaban los teléfonos satelitales en cualquier hueco para que no les sean confiscados. Hay una gran diferencia entre un fotógrafo “freelance” con otro que trabaja para una agencia periodística muy importante. Éstas equipan a sus fotógrafos con teléfonos con conexión a internet de alta velocidad, cuentan con dinero para el transporte, tienen contactos locales y traductores, incluso seguro médico y de vida.

Son pocos los fotógrafos independientes que pueden competir con ellos.

Mujeres fotógrafas de guerra

Las mujeres también se sumaron a esta profesión, como la francesa Catherine Leroy (21), quien cubrió gran parte de la guerra de Vietnam. Fue paracaidista y con la 173˚ División Aerotransportada tuvo saltos de combate obteniendo buenas fotos. Cuando fue capturada, los jefes militares de Vietnam del Norte se sorprendieron con esta joven rubia de 50 kilos, porque no coincidía con el perfil masculino de un corresponsal de guerra, la liberaron y le devolvieron sus cámaras.

Más adelante cubrió otros escenarios bélicos como Afganistán, Somalia, Irán, Líbano e Iraq y murió de muerte natural.

Dickey Chapelle fue una pionera mujer estadounidense fotógrafa de guerra. Su joven presencia en la IIGM causó sorpresa porque no era una profesión para mujeres, vestía uniforme militar y usaba grandes aretes con perlas para que no la confundan con un soldado.

Con gran temple documentó las sangrientas batallas de Iwo Jima y Okinawa. En 1965 desembarcó en Vietnam con una unidad de infantería de marina de los EE.UU. y murió cuando un proyectil le atravesó el cuello. Chapelle fue la primera periodista estadounidense que fue muerta mientras cubría una guerra.

Consejos para principiantes

Aquellos que han pasado muchos años de su vida registrando impactantes imágenes de conflictos armados en todo el mundo aconsejan que se debe tener temple de acero y algo de conocimientos militares.

Ud. debe saber que sólo la guerra en Siria se ha cobrado a la fecha, la vida de 25 periodistas. Si aún tiene decisión tomada, debe iniciar una carrera periodística enfocada a la fotografía. En todos los casos es preferible trabajar para un buen periódico o agencia que tenga el servicio de un satélite para enviar el material y tener muchos contactos útiles. Las cámaras deben poder tolerar el polvo, arena y humedad. Debe saber que una vez que se inicia un combate, no hay vuelta atrás y hasta puede ser peligroso alejarse. Nunca se debe intentar revisar las fotos obtenidas en medio de un tiroteo porque es muy peligroso. Se supone que un cronista debe enviar fotografías con una buena composición de alta calidad, pero en un combate donde los proyectiles silban cerca de la cabeza, no suele ser posible y una foto de acción algo tenue, tendrá igual o más valor que una artística. Las agencias solicitan que se les envíe cada 24 horas el contenido de la memoria de la cámara y es algo que se debe hacer, haya o no temas bélicos. Algunos fotógrafos con teleobjetivos superiores a los 400 mm los pintan de rosa para evitar que lo confundan con un lanza misiles. José Couso Permuy, era un periodista español que el 8 de abril del 2003 en Bagdad, estaba tomando fotos desde el piso elevado de un hotel, con un gran teleobjetivo. Presumiblemente su cámara fue confundida con un lanza misiles y desde un blindado norteamericano le dispararon, muriendo en el acto.

Debe conocer la cultura y el idioma de la zona. Nunca debe llevar armas, es necesario que tenga conocimientos de supervivencia y de primeros auxilios. Tendrá que saber conducir un vehículo y tener la habilidad de descubrir un campo minado le puede salvar la vida. No deberá correr riesgos innecesarios, un cronista muerto no le sirve a nadie. En los lugares de acción se camina mucho y tener buenas piernas es imperioso. Siempre debe vestir de civil, llevar credenciales y dinero. En un bolso-mochila deberá llevar un mini botiquín de primeros auxilios y nada comprometedor.

Si el reportero es veraz y ético, todos sus informes serán creíbles y estarán en los diarios; es la única forma para que los hechos no queden en el olvido. Si Ud. hace buen uso de su sentido común y tiene algo de suerte, los consejos leídos podrán hacerlo regresar salvo a casa.

La experiencia indica que éste es un trabajo donde la vida de la persona está en riesgo las 24 hs. y es muy traumatizante. Son testigos del horror, no es para personas sensibles y si uno tiene consideración por la vida humana, los recuerdos vividos lo perseguirán hasta el último de sus días.

Las fotos del incidente armado de Lago del Desierto, el 6 de noviembre de 1965 entre Chile y Argentina, fue documentado de manera muy profesional por un corresponsal de guerra de la revista argentina “Gente y la actualidad” que acompañó a los efectivos de la GNA. Fue una acertada decisión de la superioridad.

 

Más información sobre fotografía amateur en revista TIEMPO GNA Nº 06. 

* Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA nº 69, abril de 2022.

EL DESARROLLO DEL CIBERESPACIO BÉLICO EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Parte 5)

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Dr StClaire en Pixabay 

En diciembre de 2021 la Marina de los Estados Unidos anunció la autorización de un acuerdo de transacción adicional con Advanced Technology International (ATI) para administrar la segunda parte del Programa de Investigación de Guerra de la Información (IWRP 2). Como parte de la gestión del consorcio de las actividades de IWRP 2, ATI proporcionará el mecanismo para que el Comando de Sistemas de Guerra de Información Naval (NAVWAR) llegue a una amplia gama de contratistas de defensa tradicionales y no tradicionales en diversas áreas de la tecnología de guerra de la información para abordar desafíos específicos de tecnología de la información a través de la creación de prototipos (es decir, la creación de un prototipo, el primer ejemplo de un producto que una empresa pretende desarrollar posteriormente).

IWRP 2 incluirá todas las principales áreas de aplicación relacionadas con la guerra de la información, incluida la guerra cibernética; computación en la nube; ciencia y análisis de datos; comunicaciones aseguradas; herramientas de recursos empresariales; autonomía; movilidad; mando y control asegurados; potencia de fuego integrada; conciencia del espacio de batalla; ingeniería de sistemas basada en modelos; fabricación bajo demanda; DevSecOps (Operaciones de Seguridad de Desarrollo) e IA/Machine Learning.

En febrero de 2022, el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos emitió un comunicado informando que buscaba desarrollar una herramienta de inteligencia para analizar la información pública sobre amenazas en línea. El anuncio establece que el Cuerpo de Marines está modernizando sus fuerzas y composición para prepararse mejor para las operaciones en el dominio de la información y tratando de mantenerse al día con los adversarios que utilizan grandes cantidades de información compartida públicamente a través de la recopilación de inteligencia, así como la información y las operaciones cibernéticas para obtener una ventaja. El Cuerpo de Marines actualmente utiliza un sistema llamado Plataforma de Inteligencia Integrada, que proporciona inteligencia de código abierto y una imagen operativa común de la red al medir rápidamente conjuntos de datos, identificar tendencias ocultas y generar operaciones de control dirigidas.

El Cuerpo de Marines espera que el nuevo sistema gestione la planificación y dirección, la recopilación y el procesamiento, la producción y la difusión de información abierta y la inteligencia de código abierto antes mencionada. Las funcionalidades específicas deseadas de la plataforma incluyen: atribución; Análisis perimetral; Inteligencia de Amenazas Comerciales; Descubrimiento de selección geoespacial; Análisis de gráficos; Vigilancia de la Dark Web; Redes Sociales/Análisis de Medios; Orquestación y Difusión de Inteligencia; Minería de Datos de Información Abierta; Campo de batalla consciente; todos con capacidades distribuibles. La plataforma no está diseñada para contrarrestar directamente estas capacidades, pero proporcionará análisis e inteligencia cibernética para reducir la efectividad de las operaciones enemigas. El sistema también debe seguir la Arquitectura Conjunta de Guerra Cibernética (JCWA) del Comando Cibernético de los Estados Unidos.

Otra tarea clave es el establecimiento de un ecosistema militar de investigación y desarrollo para proporcionar soporte de software flexible. A medida que el ejército de los Estados Unidos depende cada vez más del software para la automatización y la toma de decisiones operativas y la ejecución, existe una necesidad urgente de mejorar la capacidad de producir rápidamente software seguro y resistente para mantener una gran ventaja competitiva de poder. Con miras a cambiar la situación actual de gran dependencia de los contratistas y mejorar las capacidades de contingencia y movilización de emergencia en tiempos de guerra, el ejército de los Estados Unidos ha comenzado a centrarse en el desarrollo de equipos de software internos y el uso de programadores internos para construir más rápidamente las capacidades de ejecución de misiones.

Mientras que los expertos en software de la industria continúan apoyando el trabajo interno del ejército de los Estados Unidos, cada uno de los componentes de red que sirven al Comando Cibernético de los Estados Unidos organiza equipos de programadores, ingenieros y desarrolladores de herramientas. Estas personas construyen prototipos rápidos y nuevas soluciones; ampliar las plataformas existentes; llevar a cabo investigaciones de vulnerabilidades y análisis de malware; probar y evaluar software; apoyar las operaciones de la Fuerza de Misión Cibernética; y proporcionar una amplia gama de sus servicios en el ciberespacio y la experiencia de vulnerabilidad. Estos servicios continúan obteniendo el apoyo de los contratistas para los esfuerzos por construir plataformas más grandes, pero también reconocen la necesidad urgente de que su personal realice las funciones relacionadas con la misión de manera más oportuna.

El Comando Cibernético de los Estados Unidos está tratando de asegurar una mayor cantidad de desarrolladores para proporcionar apoyo directo a una variedad de equipos cibernéticos, que incluyen: equipos de misiones de combate que realizan las operaciones cibernéticas más ofensivas en nombre de los Comandos; el compromiso con los Estados para defender a los equipos que operan en misiones transnacionales; y el envío de equipos cibernéticos para ejecutar operaciones cibernéticas y de radiofrecuencia terrestres con un enfoque táctico para apoyar a los comandantes terrestres.

El Comando Cibernético del Ejército dijo que los constructores internos de software y herramientas eran más flexibles y tenían la experiencia para proporcionar a los comandantes más opciones que en el pasado, lo que permitía al Comando depender menos de la industria para cumplir su misión. La inteligencia se instruye de manera más efectiva en manos de los desarrolladores, que pueden probar las capacidades en entornos relevantes para la misión que pueden ser difíciles para los socios externos.

El Comando Cibernético Naval de los Estados Unidos proporcionó a los desarrolladores los requisitos para que el Comando de Sistemas Navales del Mar determinara cómo los adversarios podrían socavar los sistemas a bordo, y en una semana los desarrolladores identificaron posibles vulnerabilidades cibernéticas y recomendaron correcciones y correcciones. El Comando Cibernético Naval de los Estados Unidos dijo que la fuerza laboral cibernética de la Marina ya había crecido y estaba madura, pero no era fácilmente replicable en el proceso de adquisición. Si bien los contratistas brindan apoyo crítico en todo el Departamento de Defensa, el ritmo operativo y la integración efectiva requieren que los empleados del gobierno lideren y hagan esfuerzos en este sentido. El personal operativo ha demostrado su capacidad para identificar brechas de capacidad durante las operaciones, desarrollar soluciones y entregar capacidades, cambiando las soluciones operativas en menos de 24 horas.

El Comando Cibernético Naval de los Estados Unidos declaró que la industria era un socio importante, ya que proporcionaba experiencia y escalas de experiencia procesable que no se pueden generar dentro de la Marina. Sin embargo, un proceso de desarrollo rápido y ágil que va desde la generación/modificación de requisitos hasta las pruebas y la aceptación requiere la integración con elementos operativos internos con una estrecha sincronización. Si todo el desarrollo de capacidades se subcontratara a la industria, el Comando Cibernético Naval de los Estados Unidos perdería la capacidad de sentar las bases para el desarrollo profesional y el crecimiento de los empleados del gobierno en posiciones técnicas y de liderazgo más avanzadas.

El Cuerpo de Marines combina desarrolladores, analistas y combatientes para lograr los mejores resultados de la misión, enfatizando que no existe una relación fija entre los desarrolladores y los combatientes, sino más bien una flexibilidad de aplicabilidad.

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos lleva a cabo sus propios proyectos de desarrollo de software relacionados con su conjunto de misiones cibernéticas, como es el caso de la 67ª Fuerza Aérea del Ala-16 del Ciberespacio (con sede en San Antonio-Lackland), que está probando el enfoque de «fábrica de software como servicio», alquilando áreas comerciales para fábricas de software para proporcionar herramientas de desarrollo cibernético para reforzar y fortalecer posibles misiones. El comandante coronel Jeffrey A. Phillips dijo que el 90º Escuadrón de Operaciones Cibernéticas, y parte del 318º Grupo de Operaciones del Ciberespacio, constituía una unidad centrada en el desarrollo de estas capacidades. El Equipo de Protección Cibernética (CPT) y el Equipo de Misión de Combate (CMT) trabajan en estrecha colaboración para determinar las capacidades que necesitan. La 67ª Ala del Ciberespacio se ha alejado del desarrollo de software en cascada …

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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