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EL VIACRUCIS VENEZOLANO

Roberto Mansilla Blanco*

Venezuela vuelve a generar atención internacional. Los comicios presidenciales del pasado 28 de julio (28J) implicaron un nuevo episodio de la interminable crisis política venezolana. El Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró ganador al presidente Nicolás Maduro. Inmediatamente, la oposición, liderada en la tarjeta electoral por Edmundo González Urrutia pero políticamente por María Corina Machado, denunció un masivo fraude, instando a la autoridad electoral a mostrar los actas definitivas del escrutinio, hasta ahora infructuosamente.

A consecuencia, el país caribeño y sudamericano ha registrado diversas protestas en las calles que dejaron decenas de muertes ante la represión por parte de las autoridades policiales. Este 17 de agosto, la oposición convocó masivas protestas contra Maduro en más de 300 ciudades a escala mundial. La comunidad internacional viene movilizándose para intentar alcanzar un acuerdo entre las partes que implique una solución postelectoral.

Brasil, Colombia y México impulsan una mediación toda vez piden a Maduro la entrega de los actas para garantizar la transparencia electoral. Varios países a nivel hemisférico pero también en Europa (España entre ellos) exigen igualmente la presentación de las actas; algunos de ellos reconociendo la victoria opositora, otros evitando pronunciarse expresamente. El reconocimiento presidencial de Maduro viene de sus tradicionales aliados, especialmente Rusia, China, Cuba, Corea del Norte, Nicaragua e Irán.

Existen algunos indicios que pueden apreciar la posibilidad de que, esta vez, los factores de poder que influyen en la crisis venezolana estén dispuestos a aceptar una transición pactada. El más importante de estos indicios puede identificarse en el hecho de que gobiernos de izquierdas que tradicionalmente han establecido una mayor predisposición a mantener relaciones con Maduro (Lula en Brasil y Gustavo Petro en Colombia) sean precisamente ahora los que estén impulsando una mediación toda vez desconocen los resultados hasta no se presenten los actas.

Estos gobiernos presionan a Maduro para entregar las actas como condición prácticamente inalterable para encontrar una salida y verificar la transparencia electoral. En el caso de Lula, incluso llegó a reprender al mandatario venezolano («debe aprender también a perder») tras las controvertidas declaraciones previas de Maduro de que en Venezuela se daría «un baño de sangre y una guerra civil» en caso de derrota electoral el 28J. Críticas similares las realizó también el presidente chileno Gabriel Boric.

No obstante, Lula, probablemente el interlocutor más eficaz a la hora de garantizar la posibilidad de éxito de la mediación, también recela de las pretensiones de la oposición venezolana y de las pruebas de actas electorales que aparentemente tienen en sus manos. El mandatario brasileño debe manejar difíciles equilibrios para la obtención de consensos.

Cabe destacar que estos países (Brasil, Colombia, México y Chile) son los que han recibido la mayor afluencia de emigrantes y refugiados venezolanos en los últimos años. La posibilidad de registrarse una nueva oleada de refugiados en caso de que Maduro y sus aliados si atrincheren obstinadamente en el poder supondría ampliar una crisis hemisférica que viene causando preocupación precisamente desde que Maduro llegó al poder en 2013. Por tanto, la mediación implica también una medida preventiva orientada a evitar esta eventual salida de venezolanos que huyen de la crisis económica y de la represión.

Dependiendo de la óptica política e ideológica hay quien quiere ver en Caracas una reproducción del levantamiento popular estilo Maidán similar a los acontecidos en Ucrania en los inviernos de 2003/04 y 2013/14. Esos contextos determinaron la caída de líderes políticos que, como en el caso de Maduro, estaban dentro de las esferas de influencia rusa. Otros fijan la mirada en una reproducción de la surrealista presidencia interina de Juan Guaidó (2019-2021), que en su momento contó con importantes apoyos internacionales (EEUU, Europa) pero que evidenció su esterilidad de poder interna. En ambos casos el foco está establecido en torno a los intereses de Washington en Venezuela y cuál será su capacidad efectiva para propiciar una transición, en caso de ser posible.

Precisamente los recientes acontecimientos dentro del contexto de la guerra ucraniana pueden complicar esos intereses rusos en Venezuela. La reciente ofensiva militar ucraniana en territorio ruso, en este caso en torno a la localidad de Kursk, y los combates en el frente militar en Donbás determinan para Moscú imperativos estratégicos de mayor urgencia (un posible enfrentamiento directo con la OTAN) que pueden eventualmente limitar la tradicional asistencia del Kremlin a Maduro, sin que esto signifique degradar su apoyo en los foros internacionales. Misma perspectiva puede observarse con respecto a China, que vuelve a tener una implicación económica dentro de Venezuela tras algunos de cierto distanciamiento. De este modo, mantener obstinadamente a Maduro en el poder ante una masiva protesta y presión internacional sin atender otras iniciativas que impliquen abordar consensos puede terminar resultando demasiado costoso y contraproducente para los intereses de Moscú y Beijing.

Mirando en perspectiva geopolítica global, la implicación estadounidense en torno a la crisis venezolana (con miras también a los comicios presidenciales de noviembre próximo en EEUU, particularmente en torno al voto hispano) y los avatares del conflicto ucraniano, en el que antes de la reciente ofensiva de las tropas ucranianas en territorio ruso se estaban estableciendo algunas iniciativas de negociación impulsadas por Hungría y China, son aspectos que pueden ejercer algún tipo de influencia, más indirecta, en lo relativo a la mediación hemisférica en Venezuela y las intenciones de Washington (con apoyo de aliados como Ucrania e Israel) en sus expectativas de neutralizar a aliados de Maduro como Rusia e Irán (en este último caso tras el reciente asesinato en Teherán del líder de Hamás Ismail Haniye), obligándolos a mantener la atención estrictamente en sus esferas de influencia geográficamente más inmediatas.

La administración de Joseph Biden intenta así retomar la iniciativa apoyando tácitamente la ofensiva ucraniana en Rusia, tal y como reconoció expresamente el general ucraniano Oleksander Syrskyi, quien llegó a declarar que «consulta directamente» con Washington en torno a la ofensiva militar en territorio ruso.

En todo caso, en una atmósfera tan incierta como la venezolana, cualquier nivel de análisis no deja de entrar en el terreno de la especulación. Otros actores de poder también entran en juego. Destacan aquí el establishment militar y las nuevas oligarquías económicas establecidas en Venezuela durante estos años de «chavismo-madurismo» y que ejercen un importante nivel de influencia en las decisiones tanto de Maduro cómo de la oposición.

No obstante, la justicia internacional (Corte Penal Internacional) así como las sanciones de EEUU y de la UE también ocupan su protagonismo por sus investigaciones contra altos cargos del gobierno de Maduro y de las Fuerzas Armadas por presuntos delitos de crímenes de lesa humanidad cometidos durante las protestas de 2017.

Desenredar este difícil rompecabezas supone una clave de poder a tener en cuenta en este terreno sinuoso e impredecible de la mediación y negociación y ante las posibilidades, aún embrionarias, de una transición pactada o de una «huida hacia adelante» por parte de Maduro en su intención de atrincherarse a toda costa en el poder.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

 

Este artículo fue originalmente publicado en idioma gallego en Novas do Eixo Atlántico (https://www.novasdoeixoatlantico.com/o-viacrucis-venezolano-roberto-mansilla-blanco/)

UNA “PUÑALADA TRAPERA”* QUE VEÍAMOS VENIR.

Heriberto J. Auel

“La hipocresía es el colmo de las maldades”.

Molière. 1662 – 1673

 

 

  1. A diez días de la presentación de candidatos en la interna de “Cambiemos”.
  2. … ¿Que veíamos venir?: “Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto”.

 

1. A diez días de la presentación de candidatos en la interna de “Cambiemos”.

 

Y…ocurrió un imponderable**. Lo que la racionalidad de la conducción de “Cambiemos” no hizo —en forma oportuna— para “sincerar” la representación homogénea de la coalición, lo “forzó” la situación y lo hicieron mandantes “externos” —el Foro de San Pablo (FSP), la Open Society Foundation y la Internacional Socialista— a través de su quinta columna infiltrada. No sabemos si la Coalición apartará o no a sus “palomitas”, pero todo se ha transparentado.

Los citados mandantes habrían ordenado a sus mandatarios —Carrió, Morales, Larreta y Lousteau— “patear el hormiguero”, inconsultamente, por variadas razones —que nadie desconoce— y que pasamos a enumerarno sin antes dejar de señalar que a la primera de los nombrados, máxima ególatra, la frase de Molière le cae de medida—:

Causal 1: tener conocimiento que el FSP pierde en la elección primaria —con los estalinistas titulares kk o con sus infiltrados socialdemócratas en Cambiemos— y con ello la posibilidad de continuar impidiendo las reformas estructurales, indispensables para abandonar el curso impuesto por la caótica gestión actual —dependiente del castrocomunismo—.

Causal 2: intentar facilitar el ingreso al ballotage de la enclenque candidatura presidencial kk —hasta hoy relegada al tercer puesto en las mediciones de opinión— y con ello posibilitar un número de bancas —en ambas Cámaras Legislativas— que puedan continuar evitando los “cambios estructurales” que permitan torcer el rumbo.

Causa 3: intentar evitar la eventual recuperación institucional del Estado Nacional,  reteniendo la Política de Derechos Humanos —Juicios de lesa— y la legislación de Inseguridad Nacional, facilitando así las operaciones de la “contraofensiva revolucionaria del castro comunismo aliado al globalismo internacional, con el sostén del narcoterrorismo”.

Causa 4: intentar retener la presencia de las “quintas columnas encubiertas” en las coaliciones y partidos “conservadores”, devaluando la actitud de los “halcones” al relacionarlas con “la sangre en las calles”, el “terrorismo de Estado” y “las dictaduras”.

Causa 5: intentar salvar la inversión —política— millonaria del castro comunismo en petro y narco dólares— en la Argentina, a través de la creación de una nueva narrativa —falacia política o relato— que sostenga —luego de las elecciones— el statu—quo en curso, bajo el falso discurso de la “unidad” y de una “nueva mayoría” que permita evitar —en el Congreso Nacional— una futura y eventual mayoría —por la sumatoria de votos “halcones” y “libertarios”— en los recintos.

Causa 6: retener suficiente presencia en el gobierno argentino —a partir del 2024— que impida la gobernabilidad de “la derecha” —como ya lo hicieron en el “1er. Tiempo” de Macri— de cualquier modo, teniendo en cuenta las graves y crecientes crisis internas de los gobiernos de Lula, Petro, Boric, Arce y Ortega, adscriptos al castro comunismo. La pérdida eventual de alguna variante de control del FSP, en el poder en la Argentina, actuaría como acelerador de las graves crisis del castrochavismo en la región.

Pasadas las 72 horas del hecho político electoral “trapero” y a pesar de que hemos dicho “que nadie desconoce sus causas superficiales”, no ha existido en los medios —hasta hoy— una sola cita políticamente incorrecta” de analistas y periodistas especializados que hayan descubierto que en la presentación de candidatos para la elección primaria de Cambiemos existió una audaz maniobra ilegítima que puso en superficie a los infiltrados “revolucionarios castro chavistas”, que conocemos como meros progres de izquierda. Del “tabú revolucionario” no se habla.

La “puñalada trapera” —hasta hoy— falló y los velos cayeron aquí, en Buenos Aires, tal como ocurriera en Brasil hace unos días cuando Lula pretendió rescatar —en reserva— en una reunión internacional, al “demócrata respetuoso de los DD.HH.” Maduro y el charrúa Lacalle Pou lo desnudó públicamente, mostrando así la verdadera identidad del veterano cofundador del FSP.

Sabemos que Schiaretti no ingresará a Cambiemos antes de las elecciones internas y que luego ya no tendrá ningún interés en hacerlo, pues su problema cordobés —después del 14 de junio— ya estará resuelto y él seguirá votando con los kk, como siempre lo hizo. Larreta se dará cuenta que su encendida defensa del “rejunte” solo sirvió para radiografiarlo como “cuerpo extraño” en su partido: es un progre de derecha —digno discípulo de Antonio Gramsci—.

Así se lo comprueba por su permanente y nefasta actividad contracultural en la CABA. Luego de semejante “parricidio”, “Geniol” debería mudarse de partido y convivir con sus pares de izquierda. Además, luego de mostrar su crasa ignorancia en asuntos belígeros, al decir que la Argentina “no tiene hipótesis de conflictos” y proponer “que el Ejército reemplace a la Gendarmería en las fronteras y la Gendarmería las Policías”, debería ser retirado de su postulación a la Presidencia de la República. ¡Vaya estratega civil!!…

Pichetto mostró de nuevo sus “lapsus” de olfato político —como ya lo mostrara en la cuestión de los fueros de “Ella”. O bien sus viejos sentimientos partidarios están nublando su razón política. Con un discurso que lo ha colocado —desde que lo convocara Macri— a la derecha de Patricia, se alineó sorpresivamente con los cuatro traperos enmascarados que habitan en sus antípodas ideológicas y que —en el lance— no lograron el apoyo ni de sus secretarias. ¿Qué hace allí el veterano Senador, como una mosca en la leche?

Carrió, parafraseando a Aníbal —el nuestro, no el cartaginés— confirmó su egolatría y su capacidad de daño y —además— su condición de señora despechada y resentida. Atacó gratuitamente a Mauricio —que siempre la respetó— y a Patricia, que nunca blasonó —como ella— de ser una suprema virtuosa, posicionándose en el Olimpo de los Estadistas. Su interpretación del “concepto orden” —hoy inexistente— no es otra cosa que la versión platónica, idílica e idealizada del pacifista*** que inexorablemente lleva siempre a la violencia. Patricia aplica su sentido de la realidad, Lilita el de su soberbia y el de su ideología.

En su mensaje trapero ignoró a la necesaria disuasión frente a las amenazas presentes y nos recordó a Séneca —que el siglo I d. C.— decía: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra”. Ella que se horroriza por un eventual futuro derramamiento de sangre de agresores o delincuentes, es la irresponsable causante y sostén de la actual situación de absoluta inseguridad e indefensión nacional, con creciente número de muertos a diario que deberíamos cargar en su cuenta y en la de sus pares.

La supina ignorancia —de esta blonda pacifista— en los temas centrales de Seguridad Nacional, la llevó en el pasado reciente a ANULAR —desde el poder Legislativo— las leyes de Pacificación Nacional y a reabrir el “estado de guerra civil contrarrevolucionario”, hoy en acto, que retiene al Nüremberg criollo “sine die” desde hace décadas— mientras que, con una hipocresía —“colmo de maldades”—  sin igual, les manifiesta a los militares retirados su solidaridad con nuestros centenares de ancianos prisioneros políticos, juzgados con el Código Penal, siendo veteranos soldados de combates que se ganaron y de una guerra que argentinos “traidores a la Patria” declararon perdida, creando al citado Nüremberg “sine die”, en el que los derrotados juzgan a las FF.AA. argentinas victoriosas, tergiversando al concepto de “lesa humanidad”, al Art 18 de la Constitución Nacional y a todos los principios del Derecho Penal. Allí es donde revistan las “palomas” que empuñaron —en estos días— el puñal trapero.

 

  1. … ¿Que veíamos venir?: “Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto”.

Sabíamos —pues sobraban los indicios— “que no se quedarán quietos” —nunca lo hicieron— y que Macri no tropezaría dos veces con la misma piedra —lo publicó en dos libros— y Milei “gritó” a los cuatro vientos: “No ingreso a la Coalición Cambiemos mientras allí revisten los kk de buenos modales”, los socialdemócratas o “comunistas vegetarianos”, infiltrados. Es decir: se sabía que había aliados que no lo eran, se sabía quiénes eran y que en algún momento actuarían. 

Los comunistas rústicos —carnívoros o estalinistas— bajo el rubro “Frente de Todos” y con licencia peronista, están en el Gobierno —que bien podríamos llamar desgobierno— dándole continuidad a la “invasión del 59/60”. Nuestros sucesivos ensayos mensuales de los últimos años lo advertían, al señalar que somos un país en “doble posguerra”, que transita dos “estados de guerra” y que en los últimos 20 años los kk han llevado a un nivel de decadencia moral y socioeconómico desastroso, desconocido en nuestra historia.

Nuestra dirigencia se forma en las universidades colonizadas por la intelectualidad marxistoide. No debe extrañarnos entonces que —sin saberlo— razone con parámetros exclusivamente relacionados con la “dialéctica materialista”, entendiendo que la raíz de nuestros problemas de arrastre está en la economía. El diagnóstico errado, agrava a la enfermedad. Allí está la clave por la que los recurrentes ciclos decadentes se repiten desde principios del siglo XX y son cada vez más dramáticos.

No tenemos economía por carencia de sostén político y no tenemos una Gran Política por carencias culturales. Nuestra Identidad está licuada. El relativismo moral nos lleva a la corrupción de las personas y estas a la ausencia de Ética Social y Política, a la podredumbre institucional, a la ausencia de credibilidad/confianza y del Buen Vivir.

Decíamos hace pocos días, el 24 de mayo de 2023 (1):

“Las coaliciones y los partidos —infiltrados por “la progresía globalista”— que no logren sincerar —con homogeneidad— a su conducción, antes de las elecciones, carecerán mañana de gobernabilidad frente a la descomposición cultural preexistente, la creciente inseguridad “revolucionaria” y el narcoterrorismo rampante —sostén financiero y logístico del sigiloso castrocomunismo—. La constante aproximación a las fechas programadas para las “primarias” muestran —cada vez con mayor claridad— la toma de posiciones —en el ámbito político y en los medios— para llevar a las urnas a los mandantes  con relatos y argumentos totalmente ajenos a la verdad, por parte de los infiltrados. Las actitudes y decisiones de los candidatos frente a los hechos que ocurren diariamente así lo comprueban y sería dramático que quienes miran, no vean y que los que oyen, no escuchen”. En el mismo ensayo señalábamos: “el FSP no dejará de actuar” y así ocurrió:

El FSP habría apelado —a solo días de las primarias— a su reserva encubierta y “quemó las naves” ordenando “patear el hormiguero”. El sorpresivo hecho se ejecutó con una “puñalada trapera” a plena luz del día, y con ello:

    • se perdió el sigilo de los infiltrados progres encubiertos, de derecha e izquierda,
    • los cuatro ejecutores —1ra línea de la política de DDHH— quedaron con las manos “manchadas” y con alguna tropa en dispersión y/o deserción,
    • el electorado percibió el hecho trapero como una “traición”, que tendrá ineludibles consecuencias electorales, por efecto “boomerang”,
    • por “ser del palo”, Geniol —émulo de Marco Bruto— carga con la tacha periodística de “parricida y filicida”. Debiera prever su exilio partidario, si pierde la interna.
    • La coalición JxC está quebrada, pero por el “timing”, siguen aparentemente “unidos”.

A pesar de lo descripto, la gran prensa derrama litros de tinta y horas de TV, transitando la orilla de la boca del mate, sin encontrar el agujero. Tanta “corrección política” debe tener sus relevantes motivos, pero no salimos de la noche si “de eso no se habla”. El “puñal trapero” —clavado por la progresía dependiente del FSP entre los omóplatos de los halcones— abrió una herida que no sanará por largo tiempo y las “manos traperas”, manchadas, están a la vista del electorado.

Con este hecho político se terminó el “entrismo encubierto” en el siglo XXI. Aun así, sepamos que “la revolución llegó para quedarse” y que el neo-marxismo vegetariano —ahora en superficie— rechazado por las nuevas mayorías de derecha, deberá acercarse con sus pares del castro comunismo, con el que comparte desde  hace años el comando revolucionario iberoamericano, desde el FSP. Es el camino que le queda: “unidos” o “juntos”, pero con las otras viejas izquierdas las “carnívoras-estalinistas”. Ello ya ocurrió en Brasil, cuando Cardoso concurre con el PT en las últimas elecciones presidenciales. Dios nos ayude para que el soberano asuma la realidad de nuestra situación cuando vaya a las urnas, el cuarto domingo de octubre de 2023.

A continuación citaremos “cómo lo veíamos venir” en los últimos tiempos:

 

Diciembre de 2021: “Es el castro-comunismo…estúpidos”:

En la misma fecha en que el FSP y Ella operaban en Plaza de Mayo, el “International Institute for Democracy” y la “Fundación Internacional para la Libertad” desarrollaban en Florida —EE.UU.— un Seminario para repasar la situación institucional del subcontinente. El Premio Nobel Mario Vargas Llosa sintetizó su exposición diciendo: “Todo el continente está amenazado”. Si bien los presentes eran académicos de las Ciencias Sociales y políticos, desde un punto de vista estratégico hubo totales coincidencias conceptuales entre las exposiciones —todas referidas a la continuidad del proceso revolucionario en curso— y nuestros ensayos del IEEBA. Si a los argentinos nos quedaba alguna duda acerca de que nuestro gobierno nos ausentó del mundo y de la región, en este seminario, que congregó a numerosas personalidades de primer nivel internacional y particularmente regional, la Argentina no fue considerada. Nadie la representó ni se planteó su situación. Solo el boliviano Dr. Sánchez Berzaín —director ejecutivo de la casa— citó al pasar a nuestro país, en el cierre del seminario: “el castrochavismo no es otra cosa que el castrismo del siglo XX, aggiornado al siglo XXI… creando gobiernos para dictatoriales en países como Argentina, Méjico y Perú, donde los presidentes responden a ese sistema dictatorial transnacional”. Fue el único expositor que se aproximó así al concepto de “revolución castro comunista”. A la idea polemológica. A la visión estratégica del drama continental.

 

Febrero de 2022: “Absoluta prioridad en el año 23: la recuperación del Estado Institucional”.

Desde 1983, hasta hoy, la revolución explota intensamente sus éxitos estratégicos de posguerra. Habiendo transcurrido cuatro décadas de explotación de sus éxitos estratégicos, ¡¿cómo es posible que nuestra dirigencia política no lo vea?! Nos hemos preguntado —reiteradamente— ¿Es ignorancia, miopía o “compromiso”? ¿Le temen a la “revolución castro-comunista”? ¿O simpatizan con ella? ¿Tienen conciencia de que somos un país en doble posguerra y con dos estados de guerra activos? ¿Tienen como enemigo al neoliberalismo? ¿O aún están atascados en los odios del pasado? Al respecto, el periodismo “converso” —feroz enemigo de la corrupción— cuando debe citar hoy al enemigo terrorista revolucionario, retiene el antiguo discurso aprendido en los ´80, plagado de palabras simbólicas: “dictadura”, “represores”, “desaparecidos”, etc.… ¿No les llama la atención que los derechos humanos estén en manos comunistas en nuestra Patria? ¿No se apercibieron que el Nüremberg argentino cumple cuarenta años y aún continúa…? Compatriotas dirigentes: ¿No les parece que hay que despertar? “Civitas filia temporis” ¿Uds. no oyen a los clarines que llaman a reunión?… ¿o creen que el “golpe institucional” del 1º de febrero de 2022 —del Ejecutivo y del Legislativo— contra la SCJ, fue por los motivos que se aducen? Las falacias oficiales hace mucho tiempo que no son creíbles ni viables. Por ello vale la pena insistir —una vez más— en la concientización de la verdad a través de una breve síntesis de la situación estratégica que algunos miran y no ven —o no quieren ver—. Es insoslayable salir de la confusión, cuanto antes.

 

Febrero de 2022: “La recuperación del núcleo duro del Estado Nacional: las FF.AA. argentinas.”

Hay fuertes indicios que ha llegado el tiempo de reaccionar luego de cuatro décadas de falacias revolucionarias que han manipulado el cerebro de la ciudadanía. No se puede mentir “todo el tiempo”, pues la realidad siempre estará presente y la niebla —naturalmente— se ha despejado. El indicio central de la reacción han sido las elecciones legislativas. El 70% del electorado ha dicho ¡basta! Contamos con casi dos años para organizar la salida de la larga noche castro-comunista, sin olvidar que “¡Zapatero, a tus zapatos!”, también llegó la hora de exigir idoneidad. Miles de muertos inocentes testimonian el drama provocado por el resentimiento, el odio de argentinos extraviados y caraduras ignorantes que aceptan cargos para los que no están capacitados. La confusión de los dirigentes siempre ha llevado al fracaso de sus pueblos.

 

Marzo de 2022: “El choque de las culturas en el 2022.”

Desde nuestro punto de vista, dirigentes occidentales culturalmente —poco formados— han cometido graves errores de apreciación geopolítica y han acometido decisiones políticas y estratégicas totalmente equivocadas e inoportunas. Quienes hayan estudiado los recientes discursos del ex KGB son conscientes del desprecio que siente —el tirano presidente ruso— por una Europa que abandonó su identidad fundacional como núcleo fundador del Occidente Cristiano. El Estado de Bienestar y la 4ta Internacional en los sesenta y la progresía amoral de los ochenta, llevaron a una Europa —autodestruida en sus guerras civiles— a la actual situación de impotencia frente a los desafíos de la hora. Ya el 28 de noviembre de 2007, en el Nro. 1039 de Libertad Digital, los europeos demostraban ser conscientes de su situación, que trasladaron a su apéndice iberoamericano.

 

9 de junio de 2022: “Soberanía e Identidad Nacional en el actual contexto mundial: visión geopolítica del desarrollo”.

La transculturación —la relativización de valores— nos ha acarreado inmoralidad pública y privada, licuación de las instituciones, irradiación de desconfianza y de incredulidad. A su vez, la resistencia frente a la “supremacía” de las civilizaciones victoriosas, nos ha llevado a la citada anomia social, a la parálisis política, al retroceso económico y a la percepción de un futuro caótico y violento. Aparece aquí con fuerza la tesis de Ernest Nolte cuando plantea la dimensión del actual conflicto transversal planetario, provocado por el llamado “progresismo revolucionario”. La crisis iberoamericana es de origen esencialmente cultural y político y su consecuencia es económica—financiera y socialmente conflictiva. Por último: en nuestra querida Patria Argentina no tendremos desarrollo nacional mientras mantengamos los “estados de guerra” que ignominiosamente soportamos desde 1983. La pacificación nacional debe llegar en 2023 con un futuro gobierno que debería entender que la etiología de nuestra crisis-decadencia es cultural y política, a pesar que todas las miradas estén puestas hoy en la economía, en la inflación y en la pobreza, consecuencias de aquellas causas primeras Es necesario atacar a esas causas. Es imprescindible sincerar las coaliciones de gobierno. “No es la sociedad en la que se vive la que os salva, sino la manera de vivir… Adán se pierde en el Paraíso y Lot se salva en Sodoma”.

 

Septiembre de 2022. “Los militares, los sacerdotes, los políticos y los magistrados en la creación y consolidación de la Nación y del Estado”.

Sabemos que “llegaron para quedarse” y que no tienen límites, pues fueron y son terroristas, hoy disfrazados de corderos. También sabemos que tienen aliados al otro lado de la grieta. Son los que conviven —mimetizados— con quienes defendemos nuestra identidad, nuestra Constitución y a la República. Los hemos llamado siempre “quintacolumnistas”, fácilmente localizables. Son “las palomas” que hablan de “igualitarismo”, de “globalismo”, de “multilateralismo”, de “mundialismo” o de “progresismo”. Son los moderados políticos “light”. Los “transversales”.

Estos últimos son mucho más peligrosos —aunque herbívoros presentables— que los abiertamente “revolucionarios estalinistas” —carnívoros indecorosos— del antiguo “entrismo” en los partidos tradicionales, hoy ya inexistentes. Se han incorporado al “Foro de San Pablo”, al “Grupo de Puebla” y revistan en los nuevos gobiernos regionales establecidos con posterioridad al lanzamiento de la última contraofensiva revolucionaria —24 de julio 2019— (6). Mayoritariamente son socialdemócratas. Otros no pasan de ser “condottieris” criollos. Con alguna indulgencia el periodismo los cita como “palomas”. Objetivamente son —simplemente— “colaboracionistas del castro-chavismo” que las crisis y la acción ponen en evidencia ante el soberano. El encubrimiento ya no es válido y el sigilo se ha quebrado. Llegó la hora de la realidad, pues los velos han caído. Las coaliciones deben higienizarse. La escoria debe lanzarse por la borda e incorporar a aquellos que “respetan a la ley” y que no han renegado de su ser hispano, criollo, católico.

 

20 de julio de 2022. “La amenaza híbrida en la quinta campaña”.

La “quinta campaña revolucionaria” tiene por delante un significativo agravamiento como etapa sanitaria. Se avecina una etapa económica caótica que desembocaría en un profundo estado de necesidad generalizado. Necesariamente conduciría a una situación de sangrienta inseguridad, con inexorables y serias consecuencias en la subsiguiente etapa política. Esta objetiva y conflictiva situación ¿es consecuencia de la pandemia o está  fogoneada desde el instituto patria? En el mismo ensayo describíamos así a las sucesivas campañas que —sin solución de continuidad— se adaptaron siempre a las cambiantes situaciones internacionales y propias:

1ra. Campaña: 1959/1974: desarrollo de la “doctrina foquista” del Che. Fracasa.

2da. Campaña: 1974/1983: terrorismo revolucionario urbano. Fracasa.

3ra. Campaña: 1983/1989: Decreto 158/83. Se judicializa la política —guerra—. Éxito Revolucionario.

4ta. Campaña: 1989/1998: Atq RIMec 3-Amnistías-Derogación del Punto Final. Limbo.

5ta Campaña: 1998/2020: Los kk en el “chavismo”. Vicentín. Declinación kk.

6ta. Campaña: 2020/2022: Ataque kk al remanente Poder Judicial, que se agravará a partir de la solicitud de sentencia en la causa “Vialidad”. Se percibe una “reacción por impotencia” en la gestualidad  y en los dislates discursivos de la Cte. revolucionaria.

7ma. Campaña: 2022/…Se inicia con la reciente solicitud de sentencia de los Fiscales de la causa “Vialidad”. Jaque a la reina. La revolución —conducida desde el Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla y la CELAC— ha iniciado el apoyo internacional de Ella, ignorando sus delitos de corrupción. Los kk inician las preliminares de una “probable insurgencia” —a iniciar antes o al tiempo de la próxima sentencia—. Se abre un período de movilización permanente, desórdenes urbanos y agitación prerrevolucionaria ocasionada por una minoría interna, con los viejos objetivos de los ´70, pero con una actualizada instrumentación híbrida de sus maniobras. La incomprensión de lo ocurrido al débil Piñera —octubre de 2019— frente a la acción insurgente revolucionaria que llevó a Chile a la situación actual, puede repetirse en Buenos Aires. ¡¡¡Por ello nos preocupan las confrontaciones internas del PRO!!!.

 

1º de febrero de 2023. “La “Celac”, la “Unasur” y el “Consejo de Defensa Sudamericano”.

La oposición política —que ya está en campaña electoral— no toca este tema central —“la revolución”—. Hace más de un año que, mes a mes, venimos repitiendo que deben eliminarse en las futuras coaliciones de gobierno a los socialdemócratas infiltrados. Ellos están presentes en el Foro de San Pablo y con mayor influencia desde el regreso de Lula al Planalto. Son quintas columnas que impiden la gobernabilidad y los imprescindibles cambios estructurales en nuestros cuasi fallidos Estados Nacionales. El FSP ya ha organizado “la caldera y el pistón”, pero carece de “vapor”. ¿Lo entenderán así los verdaderos opositores? … En ese mismo febrero de 2023 se nos solicitó una recensión sobre un trabajo coordinado por el Dr. Barcia: “El resurgir de la Argentina”, en él afirmábamos: Pero quienes nos ocupamos de la “Seguridad Nacional” notamos la ausencia de un ensayo desarrollado por un Polemólogo y/o Estratega para que, con idoneidad, nuestros candidatos tomen aunque fuere un elemental conocimiento de los reales riesgos y amenazas estratégicas propias, en el siglo XXI, logren la urgente “pacificación” de la Argentina y dejen de “dormir con el enemigo”.

 

Abril de 2023. “El futuro de la Argentina exige el sinceramiento de su sistema de representación”.  Vencida en combate, la “revolución castro-comunista” se enmascaró con sigilo.

Vivimos días agitados por las circunstancias socioeconómicas que nos afligen. Ello va en desmedro de la reflexión profunda sobre los temas axiales que permitirían revertir a la crisis-decadencia argentina y repensar el futuro. Fijar los objetivos del largo plazo. Esta carencia acarrea un inconveniente central: en los próximos comicios no buscaremos al pensador-estadista, sino que nos aturdimos con el anecdotario del escándalo diario y —probablemente— solo aparecerán candidatos de vuelo bajo, alquimistas que resuelven todo en lo inmediato, sin un pensar a la “Nueva Argentina Posindustrial”. No se está planteando un destino geopolítico y consecuentemente no se despiertan grandes esperanzas que movilicen a la ciudadanía. El espanto emotivo —la bronca— llama al “cambio” de rumbo, pero sería imprescindible que la razón política sea la que mueva a la voluntad colectiva. En nuestros ensayos mensuales —desde hace años— venimos insistiendo en la necesidad de “higienizar a la política partidaria” y “purgar a las coaliciones”, infiltradas por el “entrismo castro-comunista”, la “Cuarta Internacional”, la “socialdemocracia gramsciana” y las fuerzas sigilosas del “globalismo” —actuando a veces asociadas— que impidieron e impiden la gobernabilidad de los regímenes de centro, centro-derecha y derecha, que enfrentaron y enfrentan la ciclópea tarea de reconstrucción del Estado Institucional y de la Gran Política para una Iberoamérica arrasada —a lo largo de más de medio siglo— por la revolución estalinista fracasada, encubierta en los años 2000 con los trotskismos nacional-populistas. Y… como lo expresáramos en el título de este ensayo, esos enmascaramientos nos dicen que “la hipocresía es el colmo de las maldades”. Decíamos ayer… 14 de diciembre de 2022, en nuestro ensayo titulado “La Argentina rumbo al “estado de naturaleza”: la inconsciente irresponsabilidad o el compromiso de nuestros dirigentes políticos de la oposición real deben abandonar su espacio de confort y su corrección política. Como lo han hecho los fiscales y jueces de la causa Vialidad —en su correspondiente ámbito— deberán en el suyo y a la brevedad asumir sus responsabilidades con coraje y llamar a las cosas por su nombre. No es hora para los Isidorito Cañones… ni para los cobardes. Lo único que NO hará el enemigo, es quedarse quieto.

 

15 de marzo de 2023. “La Argentina en marzo de 2023: bien orejano, mostrenco y en la estacada”.

La Nación quedó indefensa. El espejismo legislativo ya ha chocado con la realidad: ¿Qué haremos —en un año electoral— con nuestras palomitas, que quieren dialogar y acordar con el narcoterrorismo revolucionario? ¿Los votaremos? Porque dicen ser los dialoguistas, los moderados, los verdaderos demócratas? ….

 

9 de junio de 2022. “Globalismo, soberanía de los Estados e identidades nacionales”. 

En nuestra querida Patria Argentina no tendremos desarrollo nacional mientras mantengamos los “estados de guerra” que ignominiosamente soportamos desde 1983. La pacificación nacional debe llegar en 2023 con un futuro gobierno que debería entender que la etiología de nuestra crisis-decadencia es cultural y política, a pesar que todas las miradas estén puestas hoy en la economía, en la inflación y en la pobreza, consecuencias de aquellas causas primeras. Es necesario atacar a esas causas. Es imprescindible sincerar las coaliciones de gobierno.

“No es la sociedad en la que se vive la que os salva, sino la manera de vivir… Adán se pierde en el Paraíso y Lot se salva en Sodoma”. San Juan Crisóstomo (347/467 d. C.).

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Citas y aclaraciones

*. Puñalada trapera:herida, lesión o desgarrón grande, hechos con un puñal, un cuchillo o algo semejante” y “traición, jugarreta, mala pasada”. Existen dos teorías acerca del origen de la expresión: en la primera, un Trapera hiere a un Aranda. Este se refugia en una Iglesia justo en el momento de la consagración y en plena celebración de la eucaristía, asestó la puñalada definitiva, acabando con el malherido Aranda. En la segunda teoría estas familias comienzan a arreglar sus diferencias, cuando llega de visita a Úbeda un importante Obispo. Uno de los Trapera ofrece a uno de los Aranda recibir ambos al citado Obispo, por el bien de la ciudad, pero al ver que Aranda tomaba protagonismo —en un ataque de ira— asesta una puñalada mortal —por la espalda— a Aranda, cuando iban a despedir al Obispo.

**. Imponderable: que sucede de manera inesperada e inevitable y que tiene consecuencias que no se pueden conocer o precisar.

***. Pacifista: es toda corriente de pensamiento y acción que aspira a hacer posible las condiciones para que la ausencia de guerra sea un estado permanente de las relaciones humanas, tanto entre los Estados, naciones y pueblos, como entre las personas. Siempre obtienen un resultado opuesto.

 

(1). H. J. Auel. “¿Reencontrará —la dirigencia occidental— el sendero de la Paz Westfaliana en el siglo XXI?”. IEEBA, 24 de mayo de 2023, www.ieeba.org. En SAEEG: https://saeeg.org/index.php/2023/06/20/reencontrara-la-dirigencia-occidental-el-sendero-de-la-paz-westfaliana-en-el-siglo-xxi/

GEOPOLITICA DEL TRÁFICO DE COCAÍNA EN SUDAMÉRICA

Jorge Eduardo Lenard Vives*

Imagen: El Orden Mundial.
Geopolítica y crimen organizado

Según una de sus definiciones tradicionales, la geopolítica es la disciplina que estudia los efectos de la geografía física y humana sobre la política y las relaciones internacionales con la finalidad de entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de las variables geográficas. Si bien originalmente el análisis tuvo como protagonistas a los estados- nación, adscribe en la actualidad a un concepto ampliado en el que la materia incursiona en un ámbito donde, si bien persiste el Estado como “protagonista descollante del sistema internacional”, también existen “otros actores de naturaleza no estatal que incrementan día a día su importancia”[1].

Estos actores no estatales con influencia transnacional son de distinto tipo. Entre ellos se encuentran los “actores no gubernamentales violentos”, que incluyen las bandas de crimen organizado. Fue así que a fines del siglo XX y principios del XXI, se gestó en algunos ambientes académicos el término “geopolítica del crimen” para referirse a la aplicación de las principios geopolíticos al estudio de la influencia de las organizaciones delictivas supraestatales[2].

En Sudamérica la presencia del crimen transnacional organizado relacionado con el narcotráfico es un factor de peso en las relaciones entre los países de la región y condiciona no sólo su política interna sino incluso su política exterior. El examen del caso particular del comercio ilegal de cocaína, al tratarse de una substancia derivada de una planta que por sus características sólo crece en esta parte del mundo, permite aplicar las premisas de la geopolítica en el marco del concepto de “micro-geopolítica”[3]. Es decir, considerar un objeto de análisis muy acotado y específico a efectos de estudiar en profundidad sus implicancias, sin dejar de reconocer que, a caballo de esta modalidad delictiva, se montan muchas otras criminalidades que aprovechan la “infraestructura” establecida.

Tres factores del estudio geopolítico

La geopolítica tradicional considera en sus investigaciones, entre muchos otros, tres factores del ambiente geográfico de particular importancia: los recursos naturales de un país (que pueden ser objeto de la codicia de otro estado; y, por lo tanto, obliga a defenderlos), las características de las fronteras que separan los países (restringiendo o facilitando el avance de un estado sobre otro) y las líneas de comunicaciones (es decir, las vías por las cuales se canaliza el comercio, pero también, en caso de conflicto, las tropas invasoras).

Ahora bien, asimilando esos tres factores de análisis al caso del crimen transnacional organizado vinculado con el narcotráfico, puede inferirse la siguiente relación: el primer concepto, los sectores donde se ubican los “recursos naturales” de un país, se corresponde con las “zonas de producción” de los estupefacientes; en tanto las “líneas de comunicación” se asemejan a las “rutas del narcotráfico”. Por otro lado, el concepto de fronteras mantiene su contenido; pero lo que en la geopolítica tradicional significa una línea de vigilancia que facilita el control del comercio y del movimiento migratorio, para las organizaciones delictivas implica una barrera a vulnerar. En cierto sentido, parecería que esta extrapolación de conceptos entre ambas visiones de la disciplina se hace cambiando el signo de su consideración y aquello que para la geopolítica tradicional es un aspecto positivo se transforma en negativo cuando se consideran las actividades de los nuevos actores transnacionales.

Aplicar estos términos a la realidad del tráfico de cocaína en Sudamérica permitirá elaborar algunas conclusiones que resaltan la función predictiva de la geopolítica y, por ende, su importante tarea como auxiliar en la adopción de decisiones políticas tendientes a solucionar la actual situación anómala.

Zonas de producción

Según UNODC (la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Crimen) en el Reporte Mundial de Drogas del año 2022[4], las únicas zonas productoras de cocaína del mundo se localizan en Sudamérica y son las siguientes:

En Colombia, el sector norte (departamentos de Choco norte, Córdoba, Antioquía, Bolívar y Norte de Santander) y el sector sur (departamentos de Choco sur, Valle, Cauca Nariño, Caquetá, Meta, Guaviare) y Putumayo). Cabe señalar, aun cuando no sea objeto de esta nota, que en este país existen importantes zonas productoras de marihuana, en especial en su variante “creepy”.

En el Perú, el sector norte (departamentos de Putumayo y Bajo Amazonas); el sector centro (departamentos y sectores de Alto Huallaga, Alto Chicana, Marañón, Aguaytia, Contama, Calleria y Pichis-Palcazu – Pachitea); y el sector sur (el VRAEM —Valle de los Río Apurimac, Ene y Mantaro— y departamentos y sectores de La Convención – Lares, Kosñipata, San Gaban e Inambari Tambopata).

En Bolivia existen dos sectores principales, el ubicado en los Yungas de La Paz (departamento de La Paz) y el ubicado en el Chapare o zona de los Trópicos de Cochabamba (departamento de Cochabamba y parte del departamento de Santa Cruz).

El informe de la UNODC dice a modo de resumen que para el año 2020 las áreas de cultivo mantuvieron una superficie similar a la del año anterior (234.200 hectáreas), dado que si bien decreció la superficie cultivada en Colombia, se incrementaron los cultivos ubicados en Bolivia y Perú. Sin embargo, pese a esa estabilidad en los cultivos, aumentó de un año para otro la producción estimada de cocaína (1.982 toneladas, 11 % más que el año 2021), lo que puede atribuirse a diversos factores como la aplicación de mejores tecnologías agrícolas y fabriles.

Fronteras permeables

En general, salvo algunas excepciones, los países sudamericanos presentan límites extensos. Estas grandes distancias perjudican la vigilancia permanente de las fronteras, lo que ha llevado a varios países a emplear fuerzas militares en su custodia (Brasil, Bolivia; incluso la Argentina con dispositivos como el del “Escudo Norte”).

En el subcontinente existen dos fronteras apoyadas en obstáculos naturales que dificultan su vulneración. Una de ellas es la frontera entre Argentina y Chile, con la presencia de la cordillera de los Andes, y la otra la frontera de Brasil con sus vecinos del oeste, cubierta por el Amazonas. Esa densa selva que complica el establecimiento de líneas de comunicación terrestre de una costa a la otra del subcontinente, contribuye a aislar las zonas productoras de droga, ubicadas en los contrafuertes andinos cercanos al Pacífico, del litoral Atlántico donde se localizan los puertos de salida.

Pero además de la permeabilidad ocasionada por la significativa extensión, una de las principales debilidades de las fronteras sudamericanas es la gran cantidad de trifinios o puntos tripartitos que muestra. Estos lugares, al presentar una jurisdicción política dividida, facilitan la pérdida de control de los movimientos de personas y mercancías. No todos estos puntos tienen igual significancia geopolítica para el crimen, por supuesto. Si bien a lo largo de las distintas fronteras se reconocen trece trifinios, se destaca por su complejidad la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Aun así, no debe descartarse el resto de estos puntos como sectores a los que se debe prestar especial atención al vigilar los límites fronterizos.

Cabe aclarar que las fronteras consecutivas en sentido norte – sur de los países ubicados en la franja oeste de Sudamérica, desde Venezuela hasta la Argentina, si bien presentan algunos accidentes topo e hidrográficos que otorgan ciertas posibilidades de aislamiento entre las distintas jurisdicciones; en general revelan una uniformidad de ambientes naturales que facilita el tránsito de uno a otro.

Rutas de la droga

La salida de cocaína en forma directa desde las zonas productoras hacia los principales mercados mundiales se hace por mar desde los puertos comerciales, generalmente por medio de cargas ocultas en contenedores (más del 90 % del tráfico de cocaína sudamericana es por este medio[5]); o desde la costa no vigilada, recurriendo a lanchas rápidas e incluso sumergibles rudimentarios. También se emplea el medio aéreo; ya sea mediante aviones privados que pueden partir de pistas clandestinas, como de vuelos comerciales que despegan desde aeropuertos internacionales. Sin embargo, este tráfico canalizado desde los países donde se localizan las zonas de cultivo y producción, en muchos casos es riesgoso para la organización delictiva porque el espacio en cuestión está muy controlado por las diferentes autoridades que tienen injerencia sobre el tema. Por ello, las organizaciones buscan alternativas menos controladas.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que las zonas productoras están recostadas mayormente sobre el océano Pacífico, con puertos próximos ubicados sobre esa zona marítima o, a lo sumo, con puertos localizados sobre la costa del Caribe, puntos más aptos para comunicarse con la América Central y la América del Norte (aun cuando algunas de esas instalaciones también son usadas para canalizar el tráfico hacia Europa). Pero los puertos ubicados sobre la misma costa del océano Atlántico, que facilitan la navegación directa hacia los mercados europeos, están alejados de las zonas productoras y, en gran parte del continente, como se vio, parcialmente aislados de esas zonas por la selva amazónica.

Es por ello que, aprovechando las fronteras porosas, el narcotráfico busca llegar a países que cuenten una geografía abierta, libre de obstáculos naturales, una importante infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria, un extenso litoral marítimo sobre el Atlántico y una significativa actividad industrial y de comercio exterior. De tal manera, terminan en la Argentina y en la zona sur del Brasil. Por ello son dos países elegidos para sacar fuera de la región una parte importante de la producción de cocaína, debiendo señalarse que, según UNODC[6i], los puertos de Brasil son los principalmente empleados para esta actividad.

De tal manera, con el tiempo se plasmó una suerte de autopista panamericana de las drogas, que, siguiendo la dirección norte – sur por el oeste del continente, une Colombia con la Patagonia. Y, desde cada puerto que toca, vincula esta ruta con el mundo. Tiene diversas bifurcaciones que van llevando a los distintos lugares de salida. Paralela a la ruta terrestre, que es complementada también con algunos tramos cubiertos por medios aéreos, en la parte sur del subcontinente la trocha se monta sobre otra facilidad de transporte que es fluvial: la Hidrovía.

Crimen organizado desorganizado

Paradójicamente, la condición inicial que dio lugar al estudio geopolítico de las actividades delictivas, es decir, la existencia de organizaciones criminales con capacidad para dirigir y ejecutar sus actividades en distintos países bajo un mando único, tiene sus particularidades en Sudamérica. Como señala Pablo Uribe Ruan “…la palabra crimen organizado no representa la realidad empírica de la mayoría de las organizaciones criminales en América Latina. En esta región, por el contrario, el crimen está constituido por grupos, casi siempre, desorganizados, fragmentados e inestables, que constituyen difusas redes que van desde México hasta Argentina”[7].

En la primera etapa del proceso, el cultivo de la coca, intervendrían campesinos independientes o a lo sumo nucleados en clanes familiares, que venden la materia prima a las organizaciones productoras de cocaína. Las bandas “fabricantes”, además de elaborar el estupefaciente, tendrían responsabilidad en iniciar la cadena del narcotráfico al ofrecerla a bandas de narcomenudeo locales o al contrabandear su producto hacia países vecinos. Allí sería recibido para su distribución por otra banda local de similar nivel, quien a su vez la vendería a otros narco-minoristas para su distribución local. Esto no implica una unidad de comando en toda la cadena comercial sino que probablemente se formalice en base a una serie de acuerdos entre organizaciones menores mediante los contactos de sus integrantes. Por supuesto, cabe la posibilidad de que la banda de un país desplace integrantes a otro país para que organice o controle una determinada operación ilegal. A veces, este desplazamiento sería asistemático; como podría ser el caso que describe Norberto Emmerich sobre el surgimiento de bandas de narcotráfico en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina[8], y en otros casos podría deberse a un plan concebido para que la banda tome un carácter supraestatal.

Sin embargo, para sacar la droga del subcontinente por medio marítimo (o aéreo), es probable que intervengan bandas trasnacionales de distinta importancia que, luego de adquirir el estupefaciente a las bandas productoras, se hagan cargo de llevarlo hacia los puertos de salida, su acondicionamiento para el transporte, el transporte marítimo y su recepción en los puertos de destino (o una similar secuencia en el modo aéreo).

Otras organizaciones implicadas en el comercio ilegal de drogas son las que dan seguridad a las zonas productoras y a las “instalaciones fabriles”, con mayor o menor participación en el posterior tráfico del estupefaciente. Las más importantes de estas organizaciones provienen de los elementos remanentes de las guerrillas que operaban, u operan, en las zonas productoras.

La información periodística respecto a todas estas organizaciones es difusa y debe ser analizada con detalle. Existe en general una tentación a transformar en mega-bandas organizaciones que a lo mejor sólo tienen el papel de narco-minoristas; o de encontrar relaciones orgánicas permanentes en situaciones que son sólo contactos esporádicos o puntuales. Por ello, apenas a modo informativo, se mencionarán las distintas bandas que han tenido más difusión periodística.

En Colombia se cita al “Cartel del Golfo” como principal actor local; el que incluso ha sido mencionado con cierta presencia en países vecinos. Se refiere además la existencia de elementos remanentes de las FARC y el ELN relacionados con la producción y el tráfico del estupefaciente. En Perú no se destaca una organización específica, ya que en general la producción y comercialización primaria sería realizada por “clanes familiares”. También se menciona en este país la presencia de elementos remanentes de Sendero Luminoso. En Bolivia tampoco se mencionan bandas locales de importancia pero se refiere la presencia de representantes de algunas organizaciones transnacionales que intervienen en el mercado local.

Al considerar aquellos países en los que no hay zonas productoras pero sí rutas de tránsito, se detecta la presencia de bandas delictivas locales, como podría ser el “Tren de Aragua” en Venezuela, a la que se le adjudica cierta influencia internacional, y bandas menores al estilo de “Los choneros” o “Los lagartos” en Ecuador. Tampoco se refiere la presencia de bandas locales importantes en Argentina y Uruguay; en tanto en Brasil se señala la presencia del Primer Comando de la Capital y del Comando “Vermelho”, a los que se le otorga posibilidades de cierto alcance internacional. Por otro lado, en Paraguay, si bien no se identifican bandas locales de significación, es conveniente señalar la existencia de zonas de cultivo de marihuana en los departamentos de Amambay y Concepción (la principal zona de cultivo en Sudamérica). Aunque tal estupefaciente no es objeto de este trabajo, las asociaciones criminales relacionadas con su comercio ilegal pueden intervenir en el tráfico de cocaína, empleando las mismas rutas.

Con respecto a organizaciones de verdadera significación transnacional y sustantivos recursos, existen indicios de que la Ndrangheta y otras organizaciones mafiosas del viejo continente, podrían estar a cargo del tráfico hacia Europa. Asimismo, se habla de la presencia de organizaciones mexicanas en la región; y es lógico arriesgar que los carteles mexicanos más importantes (Cartel de Sinaloa y Cartel del Noreste) controlen las rutas de tráfico hacia América Central y del Norte, lo que no haría impensable la presencia de representantes de tales organizaciones en los países que tienen los puntos de salida hacia esos destinos extra-continentales. También grupos con experiencia en el comercio ilícito de estupefacientes provenientes de Colombia, Perú y Bolivia podrían encontrarse en otros países de la región; relacionadas con operaciones mayormente dedicadas a la exportación fuera del subcontinente o a la distribución interna.

Otras organizaciones que tendrían presencia en al menos tres países (Brasil, Paraguay y Bolivia) controlando las rutas del narcotráfico serían los “comandos” brasileños. Sin embargo, como vuelve a decir Uribe Ruan, “Hay grandes nombres como el Cártel de Sinaloa en México o el Comando Vermelho en Brasil, pero no son tan claras las conexiones entre estos grupos con los distintos nodos en la cadena de producción, transporte, comercialización y venta de estupefacientes u otros bienes ilícitos”[9] De todas maneras, como ya se manifestó anteriormente, puede considerarse habitual la presencia de referentes del narcotráfico de un país para organizar una operación en otro; sin que ello implique en todos los casos un asentamiento permanente de la organización a la que pertenece.

Parecería que el esquema adoptado por el narcotráfico se aproxima más al de organizaciones tipo “unión transitoria de empresas” entre las distintas bandas afectadas a los diferentes momentos específicos del narcotráfico. Esta característica, más que una debilidad de las organizaciones criminales, es una fortaleza, ya que les permite una flexibilidad y una segmentación que dificulta el seguimiento de la red completa. A su vez, demuestra una importante vulnerabilidad por parte de las autoridades locales, ya que implicaría que la permeabilidad de las fronteras es tal que permite a bandas locales, de un peso relativo, superarlas en forma clandestina con relativa facilidad.

Imagen: El Orden Mundial.

Resumiendo

Las características geográficas de América del Sur son las únicas del mundo que permiten el cultivo de la planta de coca, base de la producción de cocaína. Favoreciendo el comercio ilegal del estupefaciente, a esa circunstancia se unen las rigurosas condiciones físicas, orográficas, hidrográficas y de vegetación que dificultan el acceso a las zonas de producción y su consecuente control.

Por su posición geográfica, por las características de su territorio, por su infraestructura de transporte y por su extenso litoral atlántico, la Argentina es para las bandas transnacionales de crimen organizado un punto conveniente de salida de la droga hacia los mercados internacionales. Este tema plantea un serio dilema para la política de seguridad interior de la República.

La relación entre zonas productoras y los puntos de salida extra-continentales obliga a consolidar una firme relación de los estados afectados, a fin de promover una acción conjunta para atacar el problema. Por eso es importante una visión geopolítica del problema y no perderse en la maraña de organizaciones que circunstancialmente operan los distintos momentos del proceso. Mientras subsista el cultivo y la necesidad de exportarla fuera del subcontinente, seguirá planteado el problema. Los protagonistas sólo cambiarán de nombre y, como la legendaria hidra, cortada una cabeza en su lugar crecerán dos.

Por supuesto, resulta fundamental la persecución de las organizaciones de narcotráfico, ya que es el principal medio en la actualidad para enfrenar este terrible flagelo. Pero también se debería apuntar a los dos extremos de la cadena. Por un lado, a reducir el consumo. UNODC aprecia que la cantidad de consumidores en el mundo es de 21.000.000 de personas. Según esta oficina, esa cifra representa el 0,4 % de la población mundial entre 15 / 64 años; pero ese guarismo sería inferior si se compara con la población global, estimada en 7.837.000.000 de habitantes: 0,26 %. Por otro lado, a restringir la producción y aislarla físicamente de los lugares de tránsito y salida. Encarar el problema como un tema geopolítico de alcance internacional y no considerarlo sólo como un problema doméstico de cada país, permitiría imaginar soluciones más eficaces.

Imagen: El Orden Mundial.

* Licenciado en estrategia y organización. Autor de varios artículos sobre geopolítica y estrategia.

 

Referencias

[1] Bartolomé, Mariano. La seguridad internacional post 11-S. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 2006, p. 61.

[2] Ejemplo de ello son los libros de Gayraud, Jean-François, El G9 de las mafias en el mundo – Geopolítica del crimen organizado (Barcelona: Tendencias Editores, 2007); Glenny, Misha, Mc Mafia – El crimen sin fronteras (Buenos Aires: Ediciones Destino, B 2008); Emmerich Norberto, Geopolítica del narcotráfico en América Latina (Toluca: Instituto de Administración Pública del Estado de México, 2015).

[3] Carbajal Glass, Fausto. “Spaces of Influence, Power and Violence: The Micro-Geopolitics of Organised Crime”. Strategic Hub for Organised Crime Research (SHOC), Royal United Services Institute (RUSI), https://shoc.rusi.org/blog/spaces-of-influence-power-and-violence-the-micro-geopolitics-of-organised-crime/.

[4] UNODC, World DrugReport 2022 (United Nations publication, 2022).

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Uribe Ruan, Pablo. “El crimen en América Latina: desorden, fragmentación y transnacionalidad”. Real Instituto Elcano, https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/el-crimen-en-america-latina-desorden-fragmentacion-y-transnacionalidad/.

[8] Emmerich, Norberto. Op. cit., p 94.

[9] Uribe Ruan, Pablo. Op. cit.

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