¿RESOLUCIÓN DIPLOMÁTICA O MILITAR? LA DISPUTA POR EL CONTROL Y MANEJO DEL NILO AZUL.

Ehsan Sherbi*

Imagen: Embajada de la República Democrática Federal de Etiopía en Australia.

La Gran Represa Etíope del Renacimiento, situada en la región de Benishangul-Gumuz, se erige sobre el afluente del Nilo Azul. Junto al cauce del Nilo Blanco, constituyen un sistema fluvial complejo de carácter internacional que abastece de agua a 10 países.

Egipto y Sudán, que se ubican en la cuenca baja y dependen insustituiblemente de las cuotas hídricas anuales del Nilo, aseveran que la ausencia de un acuerdo formal con Etiopía no garantizará el abastecimiento a ambos países. La segunda etapa del llenado de 13,500 millones de metros cúbicos amplifica las tensiones entre los tres países que, durante una década, han llevado a cabo numerosas instancias de negociaciones fallidas.

Nodos estratégicos que emergen de la disputa por la Gran Represa del Renacimiento Etíope (GERD[1])

La disputa por GERD invita a analizar temas puramente estratégicos que incorporan variables fundamentales en los niveles medioambientales, políticos, económicos y militares en un contexto real. Entre las más sustantivas podemos enumerar las siguientes:

1- La agenda de desarrollo continental revela intereses contrapuestos en la utilización y dominio de los recursos hídricos que requieren marcos jurídicos más claros y modernos para su resolución; 2- En el caso de Egipto y Etiopía se observa la puja por el liderazgo político y económico en África Oriental para los próximos 30 años, en esta circunstancia, el agua se torna una variable de poder decisivo en lo económico, lo político y lo militar;3- Estados Unidos, China y Rusia se incorporan como actores obligados a mantener su influencia en un contexto de alianzas cruzadas con los gobiernos de la cuenca del Nilo y el cuerno de África, en el caso de GERD, China ha financiado gran parte de las obras; 4- La represa del Nilo Azul añade una sinuosa complejidad ya que Etiopía pretende convertirse en un proveedor protagónico del sector energético y, a su vez, Egipto y Sudan deben sostener el acceso al agua para la expansión de la frontera agrícola. Con el fin de mejorar los indicadores de seguridad y soberanía alimentaria para 150 millones de seres humanos; 5- En el plano diplomático, no hubo avances en los acuerdos y notoriamente Etiopia ha sido esquiva a consagrar compromisos tripartitos con Egipto y Sudán; 6- La Seguridad Hídrica se instala con más fuerza como asunto a abordar multidimensionalmente en los aspectos climáticos, energéticos, económicos, tecnológicos, demográficos y de seguridad humana; 7- En el último tramo temporal de 2021, todos los mandatarios han incluido o declarado públicamente que todas las opciones están sobre la mesa (lo que supone una manifestación tácita de un potencial conflicto armado en caso de que la diplomacia fracase).

Etiopía en sus interiores complejos

Etiopía se encuentra en un momento crítico debido a la inestabilidad interna que ha promovido una pérdida progresiva del consenso político y  monopolio de la fuerza del gobierno federal del Premier Abiy Ahmed. La debilidad institucional ha motivado la reaparición de disputas limítrofes por tierras fértiles y otros recursos naturales en la mayoría de las 10 regiones del país, ampliado por diferencias étnicas, culturales y religiosas.

Las próximas elecciones de Junio de 2021 han provocado brotes de violencia que arrastran un trasfondo complejo para sostener el poder en el país y los controles territoriales en las regiones. En los últimos meses se destacan: la crisis en la región de Tigray (motivado por Abiy Ahmed para neutralizar al partido político TPLF); atentados y enfrentamientos entre la etnia oromia y amhara[2]; ataques entre las etnias afar y somalí (motivado por disputas de la administración territorial en las áreas de Hawuk y Gewane, originada por la notable agricultura de subsistencia nacional), y enfrentamientos con propósitos separatistas en el territorio de la etnia de Bani Shangul-Gumuz (donde se emplaza GERD).

Cabe destacar que la región más golpeada por la violencia es la de Tigray, donde se han enfrentado las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (gobierno) con el partido TPLF, generando centenares de muertos y el éxodo de aproximadamente 200,000 civiles. Con la particularidad que elementos de las fuerzas eritreas han participado dentro del territorio etíope para combatir al TPLF, ejecutando numerosas masacres de civiles en los focos de combate más álgidos (el secretario Antony Blinken de Estados Unidos presiona al gobierno etíope para que las fuerzas eritreas abandonen dicho territorio). En este contexto, la Etnia amhara ha operado activamente para recuperar territorios en disputa que habían sido agenciados antaño durante el paso del TPLF por el gobierno federal.

El consejo de Seguridad de la ONU ha declarado formalmente, y por primera vez, su preocupación por las denuncias de violación y abuso de los derechos humanos en la región[3]. La escalada de violencia en Tigray no es reciente. Kirby explica lo siguiente: «Las tensiones persistieron en 2020, que se suponía sería un año electoral, hasta que Abiy (con la aprobación del Parlamento) pospuso las elecciones, citando la pandemia de coronavirus como excusa. Los críticos de Abiy, incluidos los del TPLF, lo acusaron de una toma del poder antidemocrática. La región de Tigray celebró elecciones de todos modos en septiembre en un acto de desafío. Pero el gobierno de Abiy consideró ilegales esas elecciones»[4].

Para el caso de la etnia oromia la situación no es diferente; durante el año 2018 se inició una amnistía a grupos armados, considerados por el gobierno de Abiy Ahmed por «fuera de la categoría de terroristas», como el Frente de Liberación de Oromo (OLF), Patriotic GINBOT 7 (PG7), Frente Nacional de Liberación de Ogaden (ONLF), Movimiento de Fuerzas Democráticas de Amhara (ADFM) y el Movimiento Democrático Popular de Tigray (TPDM). Durante el proceso, el OLF no se integró al acuerdo de desarme, desmovilización y reintegración, por lo que sostienen su intransigencia contra Abiy Ahmed. Por el contrario, otros grupos mutaron a movimientos y partidos políticos para insertarse al proceso de reinstitucionalización.

El aumento de las protestas y enfrentamientos internos en Etiopia vienen causando mayores dificultades para la consolidación de una estabilidad económica a corto plazo. El analista Mbuyamba sostiene que «Los inversores se han vuelto más cautelosos como resultado de los disturbios sociales desde que el primer ministro Abiy Ahmed intentó introducir reformas económicas orientadas al mercado»[5].

La construcción de la represa GERD, que tiene un costo aproximado de 5.000 millones de dólares, se inserta como plan estratégico para Abiy Ahmed, que lo proyecta política y económicamente a nivel regional, aunque también las diferentes etnias opositoras se incorporaron a la crisis para buscar beneficios en la cambiante estructura de poder interno. 

Alteración del flujo del río Nilo: aprensiones axiomáticas de Egipto y Sudán frente a la posición etíope

Egipto y Sudán han edificado una alianza diplomática de envergadura debido a la disputa sobre GERD. Ambas partes han dejado en claro que las negociaciones fueron dañadas porque Etiopía no tiene intención de ceder y ha tomado una actitud totalmente unilateral desde el inicio de la disputa. Ambos gobiernos evidencian que durante 10 años no hubo avances y Etiopía utilizó las oportunidades de negociación «para ganar tiempo en el avance de las obras de GERD» a pesar que El Cairo y Jartum nunca se opusieron a su construcción, sino a los tiempos de llenado del lago artificial para no perjudicar el flujo del cauce de Nilo Azul.

El gobierno egipcio ha sido determinante con su posición frente a la crisis; el presidente Abdel Fatah El Sisi ha declarado explícitamente en una conferencia que «Egipto no permitirá que disminuya una sola gota de agua de la que les corresponde». Como también, ha expresado que «todas las opciones están abiertas para resolver la crisis». Por otro lado, numerosos funcionarios y políticos de renombre han sentenciado que «jamás en 7000 años Egipto se enfrentó a una situación tan apremiante para la supervivencia del país».

El líder del Consejo Soberano de Sudán Abdel Fattah Burhan ha revelado enérgicamente que «no desea la guerra, pero que su país está preparado para responder a los desafíos en la protección de su soberanía». Como también, ha dicho que «quiere llegar a un acuerdo razonable y legal», cuestión que «ha negado el gobierno de Abiy Ahmed», según afirmó el militar sudanés en numerosas entrevistas televisivas.

La obturación diplomática se focaliza en que Etiopia rechaza los acuerdos de 1929 (entre Egipto y Reino Unido) y 1959 (Egipto y Sudán), el primero porque afirma que es de la era colonial y el segundo porque no estuvo incluido como estado soberano. Sumado a lo anterior, se explicita una tendencia negativa a las propuestas de ambos países hacia todos los cuestionamientos de orden técnico.

Desde los ministerios de Recursos Hídricos y Riego de Egipto y Sudán han explicado que «si bien, el objetivo principal de GERD es generar electricidad, durante la época de sequía el flujo del agua mermaría y el funcionamiento normal de la presa tendría como efecto colateral la disminución de las cuotas hídricas hacia ambos países». Es por ello, que el foco de un futuro acuerdo formal se centraría en establecer las reglas para administrar el agua en esos periodos de sequía. Vale recordar que, además de las temporadas de déficit de lluvias de corto plazo, cada 100 años el rio Nilo presenta sequias que duran 5 años ininterrumpidamente.

También han apuntado que «la agricultura en ambos países es vital para la generación y sostenimiento de millones de familias». Las cuales riegan sus cultivos a través de canales, muchos de ellos, milenarios. En el caso de Egipto, país donde culmina el curso del rio con desembocaduras en el mar Mediterráneo, posee una cuota de 55,500 millones de metros cúbicos anuales (establecido según el acuerdo del año 1959) y representan alrededor del 80% de sus recursos hídricos, que se originan mayoritariamente fuera del país[6]. Expertos egipcios han marcado que la construcción de GERD impone una disminución de la resiliencia de la Represa de Asuán, tanto en épocas de sequía como de precipitaciones.

En el plano de la seguridad, han deslizado que la disminución del flujo de agua desencadenaría conflictos internos e incrementaría la inmigración ilegal hacia otros países en un escenario futuro de corto plazo. Como contrapartida política, Egipto declaró que expandirá su zona agrícola en un proyecto llamado «Nuevo Delta», una obra que ha sido presentada formalmente a inicios del segundo trimestre de 2021 y se articula con todos los planes existentes de agricultura con diferentes metodologías de riego, incluido el sistema por pivote. 

La encrucijada: dinámica de los últimos encuentros diplomáticos y declaraciones políticas traspuestas

Haciendo un conciso recorrido temporal, en estos últimos seis años hubo instancias de negociación que no consumaron progresos palpables. A modo de apuntación y glosa, pueden enumerarse: el acuerdo tripartito de 2015, la reunión de Washington en 2020 —donde no se lograron acordar los puntos críticos de la disputa— a pesar de las rondas técnicas establecidas. Como corolario, la reunión motorizada por la Unión Africana de Kinshasa en 2021 mostró la dificultad de demarcar un consenso tripartito.

Posteriormente, en una reunión del Consejo Nacional de Seguridad realizada el 24 de abril de 2021 Etiopía anunció formalmente el inicio de la segunda etapa del llenado de GERD en el mes de junio y que no dará marcha atrás en su decisión. Egipto y Sudán declararon en numerosas oportunidades que, de no existir un acuerdo formal, no habrá garantías para el futuro en la distribución equitativa del agua. Asimismo, han exteriorizado que Etiopía toma constantemente decisiones unilaterales sobre un rio internacional y que ponen a Sudán y Egipto en un alto riesgo, asegurando que es erróneo el precepto difundido en medios de comunicación de que «el agua del Nilo Azul es potestad de Etiopía» y puede administrarlo de manera autónoma.

Paralelamente, la ministra de Relaciones Exteriores de Sudán Mariam Al-Sadiq Al-Mahdi indicó el 20 de abril de 2021 que «Etiopía amenaza la seguridad nacional de Sudán con su intención iniciar el segundo llenado de GERD».

Por otro lado, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto Sameh Shoukry ha realizado, luego de la reunión de Kinshasa, visitas a diferentes países de la cuenca del Nilo y Estados claves en el continente africano. El alto funcionario ha dicho «No puede haber negociaciones interminables o negociaciones por venir, con una parte que continúe tomando medidas unilaterales. De lo contrario, el asunto se convierte en un problema y no conduce a nada más que imponer la voluntad a dos partes y exponer a su gente a riesgos existenciales». En otro orden, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. egipcias Teniente General Mohamed Farid también ha concluido una agenda de visitas de cooperación militar en la región en países como Burundi y Sudán.

La estrategia multinivel egipcia recae en intentar incidir en todas las instancias diplomáticas, incluso en la Asamblea General de Naciones Unidas, al Secretario General y al Consejo de Seguridad tratando de explicar que «la posición unilateral de Etiopía impacta en la estabilidad y seguridad de la región».

Un factor llamativo es la incorporación de Emiratos Árabes como mediador para encontrar soluciones diplomáticas sobre la represa. El Sheikh Mohammed bin Zayed Al-Nahyan se encuentra realizando viajes y diálogos para buscar una solución ya que posee buenas relaciones con los tres países.

Estados Unidos, Rusia y China no han declarado una posición específica sobre la cuestión, a pesar del llamamiento al dialogo, aunque los intereses de las tres potencias se encuentran inmersos en el continente. Debe recordarse que gran parte de la infraestructura de Etiopía está siendo financiada por China. En el caso de Rusia, y luego de haber construido la base naval en Sudán, se proyecta una nueva estrategia en África, por lo que a Estados Unidos le compete reestructurar sus objetivos en la región frente al avance de ambos adversarios.

 

* Especialista en Seguridad Internacional, Geopolítica y Estrategia. Licenciado en Ciencia Política, con especialización en Administración Pública, por la Universidad Nacional de Rosario. Obtuvo el título de posgrado de Magister en Defensa Nacional de la Escuela de Defensa Nacional Argentina (UNDEF). Ha cursado la Maestría en Gestión de la Ciencia, La tecnología y la Innovación en la Universidad Nacional de General Sarmiento. Conforma el Comité Nacional de la Cámara Argentina de Profesionales en Seguridad integrada (CAPSI), siendo el coordinador de cooperación Internacional.

 

Referencias

[1] Acrónimo en inglés.

[2] Edmund Blair (Sala de prensa Nairobi). “Death toll from mid-April ethnic clashes in Ethiopia may be 200, official says”. Swissinfo, 25/04/2021, https://www.swissinfo.ch/eng/death-toll-from-mid-april-ethnic-clashes-in-ethiopia-may-be-200–official-says/46563974

[3] Redacción NIUS. “El Consejo de Seguridad y EEUU muestran ‘preocupación’ por la situación en Tigray”. NIUSDIARIO, 23/04/2021, https://www.niusdiario.es/internacional/africa/consejo-seguridad-muestran-preocupacion-situacion_18_3127170011.html

[4] Kirby, Jen. “‘Dying by blood or by hunger’: The war in Ethiopia’s Tigray region, explained. A humanitarian and political crisis, with no clear resolution”. Vox, 24/04/2021, https://www.vox.com/22370629/ethiopia-tigray-eritrea-amhara-war-ethnic-cleansing

[5] Mbuyamba, Lievin. “African sovereign debt: sorting the wheat from the chaff. Business Day”. BusinessDay, 25/04/2021, https://www.businesslive.co.za/bd/opinion/2021-04-25-african-sovereign-debt-sorting-the-wheat-from-the-chaff/

[6] Frenken, K.Y Faurès, J.M. “Irrigation potential in Africa: A basin approach”. FAO Land and Water Bulletin, 1997, 4. Roma: FAO Land and Water Development Division, ISBN 92-5-103966-6.

 

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RUSIA REAPARECE EN ÁFRICA

Giancarlo Elia Valori*

Las relaciones entre Rusia y África son de larga data y siempre se han caracterizado por su versatilidad. Iban desde la ayuda humanitaria del zar Nicolás II hasta el Imperio etíope en su lucha contra Italia (finales del siglo XIX), para apoyar la liberación de Portugal de Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y São Tomé y Príncipe (finales de los años 60-70).

En la segunda mitad del siglo XX, ingenieros y especialistas soviéticos participaron activamente en la implementación de una serie de grandes proyectos industriales en muchos países africanos. Se construyeron centrales eléctricas (presa de Asuán), plantas metalúrgicas, mineras y de procesamiento, refinerías de petróleo, empresas que fabricaban maquinaria y otros artículos importantes de la economía nacional.

¿Cómo piensa Rusia desarrollar la cooperación económica con los países africanos y qué rumbo puede seguir esta asociación en un futuro próximo?

Hoy en día, África es el líder mundial en términos de crecimiento del consumo. La agricultura, la industria química y agrotecnológica, las industrias de refinación de petróleo y extractivas, la energía y las tecnologías nucleares con fines pacíficos se están desarrollando rápidamente en África. La mayoría de los países están interesados en el desarrollo de infraestructuras y la demanda de automóviles y equipos especiales está creciendo. Las empresas rusas tienen algo que ofrecer en cada uno de estos sectores.

Un continente con una población de 1.400 millones de habitantes es comparable a China. Dentro de 15-20 años, África determinará el marco demográfico mundial e influirá significativamente en la escala de la demanda mundial de los consumidores.

Rusia, que está significativamente limitada en la dirección occidental de la actividad económica extranjera como resultado de las sanciones, está buscando nuevos mercados para sus productos, principalmente para las exportaciones. Es obvio que será prácticamente imposible para Rusia resolver estos problemas sin África.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha señalado que África sigue siendo una de las prioridades de la política exterior rusa. En un futuro próximo, sin duda es posible garantizar el crecimiento gradual de los lazos comerciales y económicos entre Rusia y los países africanos. Esto significa aumentar el número de proyectos conjuntos mutuamente beneficiosos en los campos de la energía, la agricultura, el uso de subsuelos, el desarrollo de infraestructuras, la alta tecnología y la formación del personal.

Al mismo tiempo, cabe recordar que los 54 países africanos representan el 27,98% de los escaños en las Naciones Unidas, y el apoyo político de un número tan grande de países también es extremadamente importante para Rusia.

Rusia se ha desarrollado tradicionalmente y sigue desarrollando relaciones con el Magreb y los países del sur de África. Cuatro países del norte de África, a saber, Egipto, Argelia, Marruecos y Túnez, así como la República de Sudáfrica representan más del 70% de todo el comercio con África. Si añadimos Sudán y Nigeria, el comercio ruso con África alcanza el 85%.

Además, muchos países de la región subsahariana se están desarrollando rápidamente y registran tasas de crecimiento económico muy altas. También tienen recursos naturales y económicos que podrían ser de interés para Rusia.

Una de las principales tareas de las instituciones rusas en este sentido es catalizar el comercio con los países africanos negros: hay planes de abrir agencias u oficinas de representación allí, a las que pueden acudir empresarios y ciudadanos locales si están interesados en los contactos económicos o el diálogo con sus homólogos rusos.

En 2019, la facturación del comercio exterior de Rusia con los países africanos ascendió a 16.800 millones de dólares estadounidenses, y las exportaciones a países africanos consideraron maquinaria, equipos y vehículos, productos alimenticios, productos agrícolas y productos minerales.

El resto del comercio consistía en metales, productos químicos, caucho, madera, productos de papel y minerales preciosos. África todavía se caracteriza por una amplia base de recursos de diamantes y perspectivas de nuevos descubrimientos de metales raros, lo que explica el interés de Rusia en el desarrollo potencial en esta región.

Por el contrario, en 2019 los productos alimenticios y agrícolas representaron la mayoría de las importaciones rusas (56,8%). Al mismo tiempo, la mayor parte del comercio de Rusia con los países africanos en 2019 se materializó debido a transacciones comerciales mutuas con Egipto (37,2%), Argelia (20,2%), Marruecos (7,6%), la República de Sudáfrica (6,6%), Senegal (4,3%), Túnez (3,9%), Nigeria (2,5%), Togo (2,4%), Sudán (1,6%) y Costa de Marfil (1,6%).

Entre enero y septiembre de 2020, debido a la propagación de la infección por coronavirus, la facturación comercial ruso-africana disminuyó un 20,5% en comparación con el mismo período de 2019 y ascendió a 8.900 millones de dólares.

Hoy, Rusia está dispuesta a actuar como socio de todos los países africanos en varios sectores. Estos incluyen proyectos para suministrar los últimos equipos rusos para empresas metalúrgicas y mineras, así como el desarrollo de un sistema de transporte y logística, incluyendo no sólo el suministro de material rodante para ferrocarriles, aviones y helicópteros de diversas clases y propósitos, sino también sistemas de control y seguridad para las respectivas líneas de transporte. Rusia también está interesada en participar en la creación de infraestructura energética en los países africanos —capacidades de petróleo, gas y generación, incluida la energía hidroeléctrica y nuclear—, así como en garantizar la seguridad alimentaria, desarrollar un sistema de salud y suministrar medicamentos.

Rusia no ofrece contratos individuales de exportación, sino proyectos que incluyen tanto el suministro de productos como su mantenimiento, así como capacitación para especialistas, y una posible transferencia de tecnología y localización parcial. Esto permite a los países africanos desarrollar su experiencia en una variedad de industrias.

África es actualmente uno de los mercados de ventas que atrae inversiones a largo plazo para empresas nacionales. En los últimos años, los países africanos han dado un gran salto adelante en la creación de las condiciones para el comercio en desarrollo y un clima de inversión favorable.

Las áreas y nichos prometedores para los exportadores rusos a África son el suministro de equipos de automoción terminados, así como accesorios y piezas de repuesto para maquinaria; la construcción y modernización de la infraestructura ferroviaria, y el suministro de equipos de refinación de petróleo. Al mismo tiempo, los proveedores rusos de maquinaria agrícola y los principales fabricantes de automóviles ya están trabajando en los mercados africanos.

Los proyectos de mantenimiento y modernización de las centrales eléctricas, para la producción y el transporte de petróleo, así como para la disposición de instalaciones para las industrias química y minera en África se han desarrollado con éxito. El suministro de productos agrícolas y alimentarios desempeña un papel importante en las exportaciones. Los proyectos en nuevas direcciones, como la tecnología moderna, las ciudades “inteligentes”, la educación y la salud, están empezando a desarrollarse proactivamente.

En la actualidad, los países clave en la promoción de las exportaciones sin recursos son Egipto, que representa más de un tercio del volumen de negocios comercial ruso-africano, la República de Sudáfrica, Zambia, Angola, Argelia, Nigeria y Kenia.

Desde una perspectiva estratégica, el desarrollo sostenible de los países africanos se asociará, entre otras cosas, con el pleno uso del potencial de inversión, atrayendo a empresas interesadas en ejecutar proyectos en su territorio.

La calidad de los productos de las empresas rusas cumple con los estándares internacionales. Por lo tanto, muchos líderes africanos están interesados en proyectos relacionados con la construcción de aeropuertos, centrales hidroeléctricas, escuelas y universidades, así como en el campo cultural.

Al mismo tiempo, no sólo los países de Europa occidental, los Estados Unidos y China, sino también la India, Turquía, así como los Estados del Golfo Pérsico, el Japón, la República de Corea, Israel y Brasil están mostrando un creciente interés en desarrollar relaciones con los países africanos. Por lo tanto, estas actividades de las principales potencias del mundo conducen inevitablemente a un aumento significativo de la competencia en prácticamente cada una de estas áreas. Uno de los mayores proyectos de la empresa estatal rusa Rosatom en África es la construcción de la central nuclear de Al-Dabaa en Egipto. Rosatom State Atomiс Energy Corporation es una empresa estatal rusa de energía nuclear con más de 360 empresas.

Sin embargo, esta no es la única área de interés para la empresa en la región. Rosatom, en particular, desarrolla la cooperación no energética no sólo en el sector nuclear, sino que también ofrece varias opciones para la investigación básica llave en mano, la medicina y las facilidades radiológicas.

Una de estas instalaciones es el Centro de Ciencia y Tecnología Nuclear (CNST). Rosatom ya participa proactivamente en el proyecto de construcción del CNST en Zambia. El Centro incluye un reactor de investigación, un centro de irradiación multiusos, un centro de medicina nuclear y varios laboratorios, una plataforma moderna para una amplia gama de investigación científica y aplicaciones prácticas de tecnologías nucleares.

La empresa también ve potencial en la formación del personal y proporciona una serie de becas y programas educativos. Durante los últimos cinco años ha habido un programa estatal de becas para estudiantes que deseen dominar especializaciones nucleares y de ingeniería en las principales universidades de Rusia. Cada año, a petición de Rosatom, las cuotas se asignan a representantes de países africanos.

Además, las tecnologías digitales, la inteligencia artificial y la ciberseguridad —de las que los rusos son maestros— se están desarrollando rápidamente en África. Los africanos están interesados en las tecnologías de la información rusas, en primer lugar en los servicios gubernamentales rusos, como los programas de recaudación de impuestos, las tecnologías en la nube y todo lo relacionado con los sistemas de pago en línea.

África está mostrando especial interés en los proyectos agrícolas. En particular, los países africanos están aumentando su producción de cereales y la demanda de fertilizantes está creciendo. Por lo tanto, en los últimos cinco años el volumen de consumo de fertilizantes en los países africanos ha crecido entre un 4% y un 5% anual, mientras que la media mundial es del 1,5%-2%. Hay enormes perspectivas para el mercado africano: el consumo de nitrógeno y fertilizantes fosforosos en la región es actualmente de cinco a siete veces menor que la media mundial, mientras que el consumo de potasa es entre nueve y once veces menor que la media mundial.

En los primeros nueve meses de 2020, a pesar de la pandemia, los suministros de fertilizantes de la compañía superaron los indicadores del año anterior y alcanzaron las 445.000 toneladas. En los próximos cinco años, se está considerando la posibilidad de aumentar la oferta de productos ecológicamente estándar a África, una contribución importante para garantizar la seguridad alimentaria en África, que el continente tuvo hasta la década de 1960 y luego perdió debido al neocolonialismo. Con un desarrollo gradual y sistemático del potencial de mercado, es totalmente posible que las empresas rusas tomen posiciones de liderazgo, redirijan volúmenes y prioridades de mercados más distantes y otros.

La primera Conferencia Rusia-África se celebró en Sochi los días 23 y 24 de octubre de 2019 y contó con la participación de 54 representantes africanos y con 43 Jefes de Estado. En la Cumbre, Putin hizo hincapié en que la cooperación entre las partes era de larga data y a largo plazo – y militar, añadiríamos. El nuevo punto de apoyo a la Marina rusa está en Sudán: el Tratado del 8 de diciembre de 2020, y el atraque de la fragata Almirante Grigorovic el 28 de febrero de 2021 en Puerto Sudán lo prueban.

La reaparición de Rusia en África se encuentra en pleno apogeo.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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DE LA PREDICCIÓN DE TOCQUEVILLE AL CONSEJO DE KISSINGER

Agustín Saavedra Weise*

Alexis de Tocqueville, Joe Biden, Henry Kissinger

Alexis de Tocqueville (1805-1859) pronosticó en su obra “La Democracia en América” que, de unirse, Rusia y Estados Unidos dominarían al mundo. Las cosas sucedieron en principio al revés. Basta citar años de enfrentamiento entre la Unión Soviética y Estados Unidos durante casi medio siglo de guerra fría. Derrumbada la Unión Soviética en 1991, 27 años después casi estuvo a punto de hacerse realidad la profecía del célebre galo en 2018 durante la cumbre de Helsinki entre Vladimir Putin y Donald Trump.

El encuentro en la capital finlandesa —más allá de las personalidades de ambos líderes o de las críticas que se les puedan hacer— fue de importancia. La idea era cambiar un absurdo estado de cosas. Una psicosis por parte de medios y políticos norteamericanos acerca de las presuntas interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 fue objeto de innumerables comentarios y exageraciones, especialmente por parte de los demócratas, entonces en la oposición, hoy en el poder vía Joe Biden.

Aunque la mayoría de los políticos estadounidenses reconocidos como “liberales” parloteaban acerca de la paz, paradójicamente se rasgaron las vestiduras ante una prueba palpable de paz entre las dos principales potencias nucleares del mundo. Aunque disminuida, dada su enorme extensión territorial, recursos naturales y su capacidad de influencia en vastas zonas de Eurasia, Rusia no es poca cosa; obligadamente debe ser tomada en cuenta a nivel planetario y 30.000 ojivas nucleares la respaldan.

Durante la citada cumbre la histeria de medios y de políticos estadounidenses fue lamentable. No entendieron (o no quisieron entender) la posibilidad concreta de una alianza ruso-americana capaz de generarnos un mundo mejor. Aquí se anotó un poroto Donald Trump. En fin, el proceso quedó en pañales y no se pudo cumplir la predicción del francés Tocqueville. Apartada Rusia de su acercamiento con Estados Unidos, buscó refugio —y lo encontró rápidamente— en una alianza con la República Popular China. Los dos herederos de Gengis Khan ahora marchan juntos frente a un Estados Unidos que viene perdiendo liderazgo en lo económico, aunque aún es superpotencia suprema en lo militar.

Hoy en 2021 los neoliberales estadounidenses siguen con su histeria anti rusa sin medir consecuencias ni atar cabos en forma racional; lo han impulsado a Biden para que tome medidas duras contra Moscú y lo propio están haciendo con sus socios de la alianza atlántica. El complejo industrial-militar se frota las manos ante estas perspectivas de nuevos conflictos.

A todo esto, pocas semanas atrás el célebre Henry Kissinger (97 años) advirtió dramáticamente sobre la necesidad de aceptar un nuevo sistema internacional en lugar de continuar impulsando tensiones que podrían conducir a una situación similar a la de las vísperas de la Primera Guerra Mundial. Durante un seminario a distancia, el legendario ex Secretario de Estado apoyó públicamente la gestación de un equilibrio entre las fuerzas globales existentes: expresó que Estados Unidos tendrá que llegar a un entendimiento con China sobre un nuevo orden mundial para evitar así el riesgo de conflictos perennes tipo 1914, pues si uno de ellos se saliera de control, vendrá el desastre. Kissinger enfatizó la importancia de tener relaciones cooperativas entre Beijing y Washington. Al mismo tiempo, sugirió se amainen las acciones antirrusas. Reiteró que en el mundo actual la paz y la prosperidad planetarias dependen de un entendimiento entre Estados Unidos y la República Popular China.

La idea acerca de que Estados Unidos debería dejar de imponer su voluntad y procurar consensos, no será fácilmente aceptada en Washington. Esto está atestiguado por la aguda retórica que Joe Biden lanzó últimamente contra Vladimir Putin y Xi Jinping. El poder económico de China no significa automáticamente que será superior en todo a Estados Unidos, pero sí será un formidable rival, más peligroso ahora por estar aliado con Rusia. Mayor razón para lograr un entendimiento bipartito y hasta tripartito, si se incluye a Rusia. Hemos quedado lejos de Tocqueville, pero aún es posible lograr la paz mundial en marcos de entendimientos constructivos siempre que Washington, Beijing y Moscú procedan tal como lo sugiere Kissinger.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com 

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, https://eldeber.com.bo/opinion/de-la-prediccion-de-tocqueville-al-consejo-de-kissinger_229361